El dolmen de Katillotxu V (Mundaka, Bizkaia): arquitectura y secuencia estratigráfica de un monumento megalítico decorado

July 4, 2017 | Autor: J. Quintana | Categoría: Prehistoric Archaeology, Megalithic Monuments, Megalithic Art, Cantabrian Region
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Descripción

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EL DOLMEN DE KATILLOTXU V (MUNDAKA, BIZKAIA): ARQUITECTURA Y SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DE UN MONUMENTO MEGALÍTICO DECORADO. Juan Carlos López Quintana1, Amagoia Guenaga Lizasu1 Palabras clave: Megalitismo, Dolmen, Arte Megalítico, Neolítico, Calcolítico, Katillotxu, Urdaibai.

1. El Conjunto Megalítico de Katillotxu (Mundaka, Bizkaia): situación geográfica e historiografía de las investigaciones. El Conjunto Megalítico de Katillotxu se sitúa sobre el cordal epónimo, en la margen occidental de la cuenca de Urdaibai, característico valle litoral cantábrico vertebrado por el río Oka y su desembocadura, y localizado en el Noreste de la provincia de Bizkaia (figura 1). Esta unidad geográfica (Urdaibai), con una superficie de 230 km2, acoge una variedad de paisajes de gran riqueza en recursos, desde el litoral y estuarino hasta los de campiña atlántica y montaña, que alcanza sus mayores cotas en el cordal de Oiz (809 metros en Astoagana). El cordal de Katillotxu es una alineación montañosa en forma de loma, de 4 kilómetros de longitud y altitud máxima de 337,23 m en el punto geodésico de Katillotxu. Con una orientación aproximada SE-NW, se extiende por los municipios de Busturia, Sukarrieta, Mundaka y Bermeo. A pesar de su escasa altitud, Katillotxu tiene una posición estratégica sobre la desembocadura de la ría de Mundaka y sobre el barranco de Artigas-Bermeo. El emplazamiento de los dólmenes de Katillotxu muestra una alta visibilidad dentro de la parte septentrional de la cuenca hidrográfica del río Oka. Así, desde el cordal de Katillotxu son perfectamente visibles los dólmenes de Añabusti y Sollubeko Iturria, además de una buena parte de los asentamientos al aire libre del área de Sollube (Sollube Txikerra, Pareko Landa, Goienzabal, Garbola, Añetu, Añabusti, Zabale, etc.). A nivel geológico, se asienta sobre un substrato de areniscas y lutitas del Albiense superior-Cenomaniense inferior, englobado en la Formación Deba o Flysch Negro Norpirenaico.

Figura 1: Situación de Katillotxu V sobre mapa de Euskal Herria y modelo digital de elevaciones de Urdaibai.

AGIRI Arkeologia Kultura Elkartea-Asociación Cultural de Arqueología AGIRI. Apartado 208 - 48300 Gernika-Lumo. E-mail: [email protected] 1

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Sobre el cordal de Katillotxu se dispone un conjunto arqueológico compuesto por cinco dólmenes y dos asentamientos al aire libre de cronología Neolítico avanzado-Calcolítico (c. 5500-3800 BP) (figura 2). Los dólmenes de Katillotxu I, Katillotxu II y Pakatene, éste último situado en un rellano de la ladera Sur de la loma, fueron descubiertos en 1989 por miembros de AGIRI Arkeologia Kultura Elkartea, en el marco de un programa de prospección sistemática del área de Sollube (López Quintana et al. 1989; López Quintana 2002a). El asentamiento al aire libre de Katillotxu III fue documentado en 1993 por E. Sanpedro Layuno y M.J. Guillem Fabra, y al año siguiente se registra el yacimiento lítico de superficie de Katillotxu IV (AGIRI 1994) (López Quintana 2002a). Los dólmenes de Katillotxu V y Katillotxu VI fueron reconocidos el 22 de enero de 2002 por miembros de AGIRI Elkartea, tras las labores de desbroce y escarificado de la vertiente occidental del cordal (López Quintana 2002a). Por último, en las campañas 2007-2009 se han catalogado nuevas localizaciones con materiales líticos de superficie.

Figura 2: Emplazamiento del conjunto megalítico de Katillotxu (desde Atxarre), con la localización de dólmenes y asentamientos (con recuadro).

En el año 2004 iniciamos un proyecto de investigación (“Estudio paleoambiental, conservación y puesta en valor del Patrimonio Megalítico de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai”), centrado en el estudio arqueológico y paleoambiental del mencionado conjunto megalítico, y adjudicado en la convocatoria 2003-2005 de la Cátedra UNESCO de investigación en Urdaibai (Gobierno Vasco – UPV/EHU). A través de este proyecto, se intervino en el dolmen de Katillotxu I (campañas de 2004 y 2005), donde en 2005 se dieron por concluidos los procesos de excavación, conservación (restitución y consolidación de la superficie excavada) y puesta en valor del monumento megalítico (López Quintana y Guenaga 2005 y 2006). Este programa de investigación, en función de los resultados obtenidos, fue ampliado y complementado con un segundo proyecto concedido en la convocatoria 2004-2006 de la Cátedra UNESCO, titulado “Medio Ambiente y poblamiento en el Neolítico de Urdaibai. Conservación y puesta en valor científica de la estación megalítica de Katillotxu (Mundaka)”. Entre 2006 y 2008 se actuó en el dolmen de Katillotxu V, compartiendo la financiación de los trabajos de campo y estudios multidisciplinares el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia y el Patronato de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai (López Quintana et al., 2007, 2008, 2009, en prensa; Bueno et al. 2009). De esta manera, el programa integraba el estudio pluridisciplinar, la conservación y la puesta en valor del Conjunto Megalítico de Katillotxu, seleccionado éste por (1) su potencial arqueológico (hábitat y megalitos compartiendo un mismo espacio); (2) las garantías que ofrecía para su puesta en valor (ubicación en un área que se pretendía impulsar como itinerario paisajístico y cultural, GR-98); y (3) la titularidad pública de los terrenos que hacían viable la ejecución del proyecto en su integridad. Un aspecto destacado de este proyecto de investigación ha sido la conjunción de la Arqueología y la Conservación-Restauración con el fin de consolidar y conservar los recursos patrimoniales intervenidos arqueológicamente. Una vez concluida la excavación arqueológica, se acometió la reintegración de las superficies excavadas y los estudios para la conservación de los monumentos de Katillotxu I y Katillotxu V. En este sentido, presentamos un novedoso estudio (Edeso et al. 2009), orientado a conocer la incidencia de los procesos naturales sobre yacimientos excavados, con el objeto de proponer posibles medidas correctoras de conservación. Finalmente, durante el año 2009 se ha acometido la puesta en valor de

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la estación megalítica de Katillotxu, dentro de un proyecto financiado por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco. Se ha elaborado una ruta dolménica, que transcurre sobre el itinerario GR-98, en la que se pueden visitar las primeras manifestaciones arquitectónicas de Urdaibai y la reconstrucción del paisaje propio del Holoceno avanzado (figura 3).

Figura 3: Panorámica del Conjunto Monumental de Katillotxu, una vez finalizado el proyecto de puesta en valor y difusión (2009).

El proyecto general en los monumentos de Katillotxu I y katillotxu V ha reunido a un equipo pluridisciplinar formado por: J.C. López Quintana y A. Guenaga Lizasu (Dirección y coordinación del proyecto arqueológico); P. Bueno y R. de Balbín (Arte Megalítico); M. Ruiz Alonso y L. Zapata (Arqueobotánica); A. Tarriño (Litología del sílex); S. Domínguez Bella (Petrología adornos); I. Yusta (Análisis químicos de sedimentos); J.M. Edeso (Estudios de erosión); E. Iriarte y M. Monge-Ganuzas (Litología arenisca); P. Areso y A. Uriz (Sedimentología); M.J. Iriarte (Palinología); Beta Analytic Inc. (Radiocarbonometría); Inertek, S.L. (Escaneado y representación 3D); Gizalan (Topografía). En cuanto a la protección legal de los dólmenes de Katillotxu, en el año 2009, por DECRETO 25/2009, de 3 de febrero, del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, el Conjunto Megalítico de Katillotxu fue calificado como Bien Cultural, con la categoría de Conjunto Monumental, dentro de la Estación Megalítica de Sollube.

2. El Megalitismo en el País Vasco atlántico: un breve repaso historiográfico. Los estudios sistemáticos sobre el Megalitismo en el País Vasco atlántico comienzan a principios del siglo XX a través de las labores de prospección y excavación desarrolladas por el equipo compuesto por J.M. de Barandiaran, T. de Aranzadi y E. de Eguren2, pioneros en los estudios de la Prehistoria vasca. Así, descubren y estudian numerosas estaciones dolménicas en el País Vasco peninsular, destacando las estaciones de Aralar, Aizkorri, Ataun-Burunda, Altzania, Elosua-Plazentzi y Belabieta en la provincia de Gipuzkoa (Aranzadi, Barandiaran y Eguren 1918, 1919, 1920, 1921,1922, 1923 y 1924); y las estaciones de Gorbea, Oiz y Kalamua en la provincia de Bizkaia (Barandiaran 1924, 1946 y 1954). La catalogación de los primeros dólmenes del entorno de Urdaibai se produce en esta misma época: en la estación de Oiz, J.M. de Barandiaran descubre los dólmenes de Iturzurigana (1922), Probazelaiburua 2 (1922) y Estrakinburuko Barrutia (1936); en el cordal de Kalamua descubre y excava, en equipo con T. de Aranzadi, los dólmenes de Diruzulo y Olaburu (1934) (Barandiaran 1954).

La primera noticia megalítica en la vertiente atlántica del País Vasco se debe a R. Adán de Yarza, quien descubre en 1879 el dolmen de Jentillarri, en el Aralar guipuzcoano, que será excavado en 1917 por T. de Aranzadi, J.M. de Barandiaran y E. de Eguren. J. de Iturralde y Suit será, con aportaciones de F. de Huarte, el descubridor del Megalitismo del Aralar navarro, entre 1894 y 1895. En 1916, J.M. de Barandiaran identificó nueve dólmenes en el Aralar guipuzcoano, hallazgo a partir del cual se agrupa el equipo compuesto por T. de Aranzadi, J.M. de Barandiaran y E. de Eguren. 2

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Entre 1963 y 1965, J.M. Apellániz, dentro de su proyecto de investigación sobre los grupos prehistóricos con cerámica del País Vasco meridional (Apellániz 1973 y 1975), interviene 1) en Gipuzkoa, en colaboración con J. Altuna, en las estaciones megalíticas de Aralar, Onyi-Mandoegi, Andatza y SatuiArrolamendi, esta última junto a J. Rodríguez Ondarra; 2) y en Bizkaia, en las estaciones megalíticas de Armañón, Aizko y Eretza. En los últimos 30 años, los estudios sobre el Megalitismo vasco-cantábrico han experimentado un notable progreso, destacando el desarrollo de programas estables de investigación en diferentes áreas de Gipuzkoa y Bizkaia. En Gipuzkoa se viene trabajando, desde 1981 hasta la actualidad, en las estaciones megalíticas de Murumendi, Aralar y Ataun-Burunda (Mujika 1993, 1994 y 2009; Mujika y Armendariz 1991). En Bizkaia, se ha intervenido en las estaciones megalíticas de Aizko, desde 1979 hasta 1997 (Gorrotxategi y Yarritu 1990; Gorrotxategi 1994; Yarritu y Gorrotxategi 1995a); Artxanda, entre 19891992 y 1998-2000 (Martín y Zubizarreta 1991; Zubizarreta 1995; Gorrotxategi 2001); Gorbeia, entre 2001 y 2008 (López Quintana 2002b, 2003, 2005 y 2009; López Quintana y Guenaga 2007); y Sollube-Katillotxu, entre 2004 y 2008 (López Quintana y Guenaga 2005 y 2006; López Quintana et al. 2007, 2008, 2009 y en prensa). En estas tres últimas décadas debe subrayarse el avance científico derivado de la coordinación de equipos pluridisciplinares, con la aplicación de análisis radiométricos, estudios paleoecológicos, de determinación de recursos abióticos, etc. De esta manera, se ha producido una renovación en el conocimiento del fenómeno megalítico y de los grupos de agricultores y ganaderos que los construyeron, subrayando varios aspectos: 1. La certificación, a través de las dataciones radiocarbónicas, de una cronología neolítica (c. 53004700 BP) para las primeras manifestaciones megalíticas del País Vasco. De 68 dataciones C14 que se presentan en este volumen para el Megalitismo de Gipuzkoa y Bizkaia (Mujika 2009), una docena se sitúan entre 5300 y 4700 BP. 2. La identificación, no sin problemas, de una secuencia de utilización de los sepulcros dolménicos y la individualización de los principales ajuares asociados a cada una de sus fases (Mujika 2009). 3. La caracterización de la arquitectura megalítica como una manifestación polimórfica, determinada por la existencia de relaciones interregionales y por la disponibilidad de recursos litológicos susceptibles de ser utilizados como material de construcción. 4. La contextualización del Megalitismo como testimonio constructivo funerario y simbólico de sociedades agropecuarias en plena expansión económica y demográfica. 5. Se incorporan nuevas perspectivas en torno al significado del Megalitismo que, de forma complementaria al argumento sepulcral, defienden la existencia de una serie de causas entrelazadas entre las que cabe citar las económico-territoriales, las simbólico-rituales y las de orden social. A pesar de este notorio avance en el conocimiento del Megalitismo y de su contexto arqueológico y paisajístico, se hace necesario el impulso de programas de investigación pluridisciplinares a desarrollar en estaciones megalíticas donde los datos arqueológicos y paleobotánicos de los dólmenes puedan ser contrastados con los procedentes de contextos de hábitat.

3. El dolmen de Katillotxu I. El dolmen de Katillotxu I fue excavado durante los años 2004 y 2005 bajo la dirección de J.C. López Quintana y A. Guenaga. Los trabajos arqueológicos se ciñeron a la cámara funeraria y a los sectores Sur y Este del túmulo (figura 4), por lo que se ha reservado la mayor parte del monumento para investigaciones futuras. Finalmente, el monumento fue reintegrado y cubierto de tierra para garantizar su conservación. El sepulcro megalítico de Katillotxu I presenta unas medidas de 18 metros de diámetro por 0,90 metros de altura. La cámara funeraria conserva 8 losas de su estructura, habiendo sido alterada durante la Guerra Civil y en fechas más recientes, por el laboreo agrícola y ganadero. Sin embargo, es posible definir, de forma aproximada, una cámara de planta rectangular-poligonal, orientada de Norte a Sur, y con unas medidas de 2,5 m de longitud por 1,5 m de anchura (figura 5). La totalidad del monumento, túmulo y cámara sepulcral, se construyó esencialmente a base de bloques de arenisca, mostrando una estructura interna bien organizada. La cámara sepulcral está delimitada en todo su perímetro por una corona de grandes bloques en posición subvertical. En el sector Sur, aparece un gran bloque prismático Illunzar, 7, 2007-2009, 87-125

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vertical, que refuerza la presión ejercida por las losas camerales. El túmulo, en las zonas mejor conservadas, se organiza a base de losas colocadas en posición subhorizontal, imbricadas entre sí y con una ligera inclinación hacia el centro del monumento (figura 4).

Figura 4: Panorámica de la excavación de Katillotxu I: cámara sepulcral y corte estratigráfico Sur.

Figura 5: Cámara sepulcral de Katillotxu I (incluyendo la reconstrucción de la planta). Se aprecia la fosa (F-Sn), reutilización del sepulcro durante la Edad del Bronce.

El monumento de Katillotxu I no ha conservado restos humanos por la acidez del suelo, siendo excepcional la localización de restos óseos en los dólmenes vizcaínos3. Sin embargo, el ajuar funerario recuperado es importante, en función de la reducida superficie excavada. La industria lítica tallada se compone básicamente de armaduras geométricas (triángulos y trapecios) (figura 6), láminas retocadas y láminas simples, siendo más esporádicas las puntas foliáceas. Entre los pulimentos, se registra un hacha de sílex que combina las técnicas de talla y pulimento (figura 7). Los adornos reúnen una buena colección de cuentas de collar de diferentes tipos (discoidales, bitroncocónicas, de tonelete…), sobre materias primas diversas, actualmente en estudio. Se han inventariado, además, varios fragmentos de recipientes cerámicos lisos, sin decoración, en pastas a cocción mixta.

En el territorio de Bizkaia, hasta el presente, sólo han proporcionado restos humanos los dólmenes de Campas de la Choza (Orduña), Mendigana (Areatza-Bilaro) y Errekatxuetako Atxa (Zeanuri), los dos últimos en el Parque Natural de Gorbeia (Apellániz et al. 1973; López Quintana 2002b y 2005; López Quintana y Guenaga 2007). En Campas de la Choza se describen cinco cráneos humanos alineados bajo la losa de cabecera. En el caso de Mendigana, se trata de una exigua muestra, muy alterada, de la que se obtuvo una datación de la Edad del Bronce. El monumento de Errekatxuetako Atxa, sobre un substrato calizo, ha aportado un inventario de 11.311 registros pertenecientes a huesos humanos, de los cuales 957 son piezas dentarias. En general, los restos óseos muestran un alto grado de fragmentación, habiéndose preservado en mejores condiciones las piezas dentarias y los huesos pequeños y compactos (falanges, tarsos…). 3

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Figuras 6-7: Geométricos y hacha pulimentada en sílex de Katillotxu I.

Una datación C14-AMS sobre muestra de madera carbonizada de Quercus subg. Quercus, recogida en la base del monumento, sitúa las primeras fases de uso del sepulcro en un momento final del Neolítico, en 3640-3380 cal. BC (4760 ± 40 BP). Sin embargo, existen evidencias que permiten retrasar el momento de construcción de Katillotxu I al comienzo del IV Milenio cal. BC. En la Edad del Bronce, el monumento de Katillotxu I fue reutilizado mediante la excavación de una potente fosa (F-Sn) en el interior de la cámara funeraria (figura 5). Dentro del relleno de esta fosa se recuperaron diversos fragmentos de un recipiente cerámico liso y restos de madera carbonizada, habiendo datado una muestra de Quercus subg. Quercus en 1450-1300 cal. BC (3110 ± 40 BP). Quizá se pueda atribuir a este episodio de reutilización de Katillotxu I una cuenta globular de pasta vítrea azul. El dolmen de Mendigana, en Gorbeia, muestra una secuencia de uso comparable a la de Katillotxu I (López Quintana 2002b y 2005; Ruiz Alonso et al., en prensa). La parte inferior de la cámara procuró un conjunto de geométricos que señalan una primera fase de uso sepulcral en el Neolítico. En el tramo intermedio (semitalla 7) se recogió un pequeño lote de restos óseos humanos, en muy mal estado de conservación, entre los cuales se identifican 3 fragmentos óseos y 3 piezas dentarias, pertenecientes a un individuo infantil (C. Albisu y F. Etxeberria, Inédito). Una muestra de estos huesos fue datada por C14-AMS en 1880-1530 cal. BC (3.400 ± 40 BP, GrA-26547), testimoniando una fase de reutilización del sepulcro durante la Edad del Bronce. Además, se enviaron a datar, también por C14-AMS, sendas muestras de la parte superior e inferior de la cámara4: la muestra del tramo inferior (semitalla 9), sobre un resto de madera carbonizada de Quercus subg. Quercus, aportó un resultado de 1490-1310 cal. BC (3.130 ± 40 BP, Beta-173896); del tramo superior (semitalla 6), sobre un fragmento de pericarpio de avellana, se obtuvo una fechación de 750-390 cal. BC (2.390 ± 40 BP, Beta-173895). La divergencia entre las dataciones absolutas y el registro estratigráfico y tipológico de Mendigana reitera la problemática de los monumentos megalíticos, tanto para establecer de forma minuciosa las secuencias de uso (Mujika 2009) como para determinar los contextos paleoambientales (López de Calle et al. 2001; Ruiz Alonso et al., en prensa). No obstante, en el caso de Mendigana, la datación AMS del resto humano ratificaría esa fase de uso sepulcral durante la Edad del Bronce. Nº muestra

Cuadro Sector

Nivel Semitalla

Datación C14 convencional (Años BP)

Datación calibrada (2 Sigma Cal BC)

Referencia laboratorio

KTI-1

5F.2

Bsac.08

4760 + 40 BP

3640-3500 3430-3380

Beta-259125

KTI-2

9F-9G

F-Snc.13

3110 + 40 BP

1450-1300

Beta-259126

Tabla 1: Dataciones C14 AMS (sobre carbón) del dolmen de Katillotxu I. Se señala el nº de muestra, el contexto (cuadro-sector y nivel-semitalla), la datación C14 convencional en años BP, la datación calibrada en años BC (con un 95% de confianza, = 2 sigmas) y la referencia de muestra del laboratorio.

Una cuarta muestra se orientó a datar una fosa (F-Bsln), contigua a la cámara, que seccionaba el sector oriental del túmulo, aportando una fecha de 1240-1420 cal. AD (670±70 BP, Beta-173894). La datación, por el método convencional, se practicó sobre una muestra que incluía carbones de diferentes taxones vegetales, por lo que se considera no válida. 4

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4. El dolmen de Katillotxu V. La excavación arqueológica del dolmen de Katillotxu V se llevó a cabo entre los años 2006 y 2008, dirigida por J.C. López Quintana y A. Guenaga. La parte superficial del monumento se ha excavado en extensión, habiendo preservado la mayor parte del núcleo interno como testigo para futuras investigaciones. Tras los trabajos arqueológicos, la cámara sepulcral fue reconstruida y reintegradas las zonas afectadas por la excavación arqueológica, con el objeto de garantizar la conservación y estabilidad del monumento.

Figura 8: Situación de Katillotxu V sobre modelo digital 3D de Urdaibai (margen occidental).

4.1. Objetivos. El proyecto de actuación en Katillotxu V forma parte de un proyecto más general titulado “La transición al Neolítico en el Cantábrico oriental: hábitat y megalitos en las áreas de Urdaibai y Gorbeia”. Los objetivos de la actuación arqueológica en Katillotxu V han sido: 1. Determinación del modelo de ocupación del territorio de los primeros agricultores y ganaderos en la cuenca del río Oka. 2. Reconstrucción paleoambiental de Urdaibai durante el Holoceno medio. 3. Calificación de la potencialidad de recursos ambientales (bióticos y petrológicos) disponibles en el entorno de Urdaibai. Estudio de la procedencia del sílex y de los materiales de construcción: identificación de las áreas de captación. 4. Estudio del código simbólico reflejado en la decoración de Katillotxu V. Rastreo sistemático del potencial gráfico del monumento. 5. Escaneado y representación 3D. 6. Estudio integral y coordinado del registro arqueológico recuperado. 7. Aplicación de medidas de conservación. Comportamiento y dinámica erosiva en yacimientos excavados y reintegrados. 8. Puesta en valor científica y divulgación del Conjunto Monumental de Katillotxu. Creación de un itinerario megalítico (señalización del área, paneles de interpretación, programas de mano,…).

4.2. Superficie excavada. Inicialmente, la excavación arqueológica del dolmen de Katillotxu V se planificó mediante la intervención en la cámara sepulcral y en dos cortes estratigráficos (uno, diametral, E-W; y el otro, radial, N-S) (figura 9). Esta superficie se consideró suficiente para obtener una visión arqueológica, arquitectónica, estratigráfica y paleoambiental del monumento, sin excavarlo en extensión. La finalidad de este enfoque metodológico, aplicado en los monumentos de Mendigana, Katillotxu I y Errekatxuetako Atxa, es mantener una buena parte de la cubierta vegetal (herbácea) como elemento protector ante los procesos erosivos. Sin embargo, la localización de testimonios de arte megalítico en la Iª campaña (2006) nos llevó a reorientar este planteamiento y a programar la excavación en extensión del monumento.

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Figura 9: Katillotxu V. Superficie excavada en la I campaña (2006).

Recapitulando las tres campañas de excavación realizadas en Katillotxu V (2006-2008), exponemos la superficie excavada en cada una de ellas: - Iª campaña (2006): abarcó un total de 24 m2, de los cuales 6 m2 correspondían a la cámara funeraria, y 18 m2 al túmulo, concretados a través de dos cortes estratigráficos. El corte estratigráfico frontal seccionaba diametralmente el monumento de Este a Oeste, y el sagital ocupaba un radio de 4 m en el sector Sur del túmulo (4 m2). - IIª campaña (2007): se amplía la superficie de excavación en 60 m2, ocupando un total de 84 m2. La excavación en profundidad del área cameral y de su perímetro exterior se desarrolla sobre 12 m2, mientras que la intervención en el túmulo ocupa finalmente, incluyendo las campañas de 2006 y 2007, 72 m2, correspondientes a la mitad Sur del monumento. - IIIª campaña (2008): se amplía la superficie de excavación en 49 m2, correspondientes al sector Norte del megalito. Finalmente, la superficie intervenida en Katillotxu V durante las tres campañas ocupa un área total de 133 m2. El área cameral se excava en profundidad hasta alcanzar el substrato litológico, en una superficie de 12 m2. En síntesis, la actuación arqueológica en Katillotxu V afectó a las siguientes áreas: - La cámara sepulcral y su perímetro exterior se excavaron hasta alcanzar el substrato litológico, en una superficie de 12 m2. - Un corte estratigráfico frontal, de 10 m de longitud por 1 m de anchura, se practicó en el sector Oeste de la banda 4, llegando a la roca madre. - El resto del monumento se excavó hasta descubrir la coraza pétrea tumular, siendo la superficie total intervenida en el dolmen de 133 m2.

4.3. Metodología de excavación. La estrategia de excavación fue regulada por el método de coordenadas cartesianas, con control tridimensional de las evidencias arqueológicas (Laplace 1971). La cuadriculación del dolmen se ha establecido en base a una línea 0 horizontal (inscrita en su plano 0), que genera, por paralelas y perpendiculares a un metro de distancia, la división de ese plano de referencia en una cuadrícula de cuadros de 1 metro de lado. En esta cuadrícula la línea Norte-Sur corresponde al eje sagital, y la Este-Oeste al eje frontal, denominando con números las bandas frontales y con letras las sagitales. Cada cuadro se designa con una sigla (número + letra) y se subdivide en cuatro cuadrantes de 50 cm de lado para el control topográfico de los hallazgos. La cuadrícula utilizada en Katillotxu V ha sido una prolongación de la cuadriculación de Katillotxu I (ocupando Katillotxu V las bandas sagitales Y a M). El plano 0 de registro de profundidades (z) ha sido también el mismo que se utilizó en la excavación de Katillotxu I, establecido en un ángulo del punto geodésico de la cima de Katillotxu. El levantamiento del relleno se ha ejecutado en semitallas de 5 cm de espesor (excepto la capa superficial, en tallas de 10 cm). Para ello se ha seguido metódicamente el buzamiento de cada capa, llevando un registro riguroso de las profundidades, que se anotan en la ficha de registro estratigráfico de cada cuadro. El sedimento se criba en su totalidad con cedazo metálico de 2 milímetros de luz, tomando una serie de muestras durante el proceso de excavación: C14, Sedimentología, Palinología, etc. En todos los sectores y estructuras estratigráficas examinadas se procesa una parte del sedimento excavado (un Illunzar, 7, 2007-2009, 87-125

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30% como mínimo): (1) flotación para el estudio de macrorrestos vegetales carbonizados; y (2) análisis granulométrico, desde la metodología de la Estratigrafía Analítica, para la caracterización provisional de componentes sedimentológicos, realizado por el equipo de arqueólogos durante el transcurso de la excavación. El monumento y sus partes se analizan desde los principios de la Estratigrafía Analítica (Laplace 1971; Sáenz de Buruaga 1996; Sáenz de Buruaga y otros 1998), definiendo los caracteres de la fracción fina, media y gruesa, la coloración de la matriz, el grado de compacidad del sedimento y la presencia de elementos paletnológicos. Katillotxu V es el cuarto monumento megalítico, tras Mendigana, Katillotxu I y Errekatxuetako Atxa, cuyo estudio estratigráfico y estructural es abordado desde el marco teórico de la Estratigrafía Analítica.

4.4. Equipo investigador. La intervención arqueológica en Katillotxu V se planeó, desde el comienzo, como un proyecto pluridisciplinar integrado, en el que han participado 14 especialidades. La excavación ha sido dirigida por J.C. López Quintana, actuando como codirectora la conservadora A. Guenaga Lizasu, quien coordinó asimismo las tareas de reintegración y conservación del monumento. Los trabajos de campo y laboratorio (excavación; análisis granulométrico; flotación y lavado de sedimentos; lavado y consolidación del material arqueológico) han sido realizados por arqueólogos, en su mayor parte miembros de AGIRI Arkeologia Elkartea: J.C. Zallo Uskola, A. Gorriño Gaintza, R. García Iglesias, M. Gómez Bravo, M. Marín Tamayo, I. Retolaza Arrieta, R. Rodríguez Calleja y A. Arrese. Por su parte, el equipo pluridisciplinar del proyecto ha reunido a 18 investigadores, articulados en 4 áreas de trabajo: 1. Arquitectura, estratigrafía y equipamiento industrial. - J.C. López Quintana (AGIRI Elkartea-Círculo de Estratigrafía Analítica): Arquitectura y Estratigrafía. - J.C. López Quintana (AGIRI-CEA) y A. Guenaga (AGIRI-CEA): Industria lítica. - P. Bueno y R. de Balbín (Universidad de Alcalá de Henares): Arte megalítico. - S. Delgado Raack (Universidad Autónoma de Barcelona-AGIRI): Cantos y plaquetas. - I. Yusta (UPV-EHU): Química y Mineralogía de sedimentos. 2. Explotación de recursos bióticos y petrológicos. - M. Ruiz Alonso (CSIC) y L. Zapata (UPV-EHU): Antracología y Carpología. - A. Tarriño Vinagre (CENIEH-Burgos): Procedencia de los sílex. - E. Iriarte (CSIC) y M. Monge-Ganuzas (UBEBT): Petrología de los materiales de construcción. 3. Paleoambiente. - M. J. Iriarte (UPV-EHU): Palinología. - P. Areso y A. Uriz (ARANZADI): Sedimentología. 4. Dataciones C14, conservación y técnicas de documentación gráfica. - Beta Analytic Inc.: Dataciones C14. - J.M. Edeso (UPV-EHU): Aplicaciones GIS y estudio erosión. - E. Alonso (INERTEK, S.L.): Escaneado y representación 3D. - J. García Urrutia (GIZALAN): Topografía.

4.5. Desarrollo del programa de investigación. El proyecto de excavación arqueológica y estudio pluridisciplinar del monumento megalítico de Katillotxu V se ha desarrollado entre los años 2006 y 2010. El trabajo de campo se acometió en tres campañas: en la Iª campaña (2006) se invirtieron un total de 36 jornadas de trabajo (del 10 de julio al 19 de agosto); la IIª (2007) ocupó 33 días laborables (del 25 de junio al 1 de agosto); la IIIª campaña (2008) se dio por concluida tras 40 jornadas de trabajo (entre el 3 de junio y el 28 de julio). El estudio pluridisciplinar y la integración de los datos resultantes se han completado durante los años 2009 y 2010. P. Bueno y R. de Balbín participaron en el rastreo gráfico del monumento durante las tres campañas: los días 10 y 11 de agosto de 2006; el 16 de julio de 2007 (figura 10); y los días 27 y 28 de junio de 2008. Una primera aproximación a la decoración de Katillotxu V fue realizada por M. García Diez el 29 de julio de 2006. Las muestras de sedimento para análisis químico y mineralógico fueron remitidas a I. Yusta (al Dpto. de Mineralogía y Petrología de la UPV-EHU) el día 30 de marzo de 2007, enviando una segunda serie el 15 de febrero de 2010. Los restos antracológicos, tanto los recuperados durante la excavación como los procedentes de la flotación, fueron entregados a M. Ruiz Alonso y L. Zapata (laboratorio de

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J.C. López Quintana, A. Guenaga Lizasu

Arqueobotánica del Área de Prehistoria de la UPV-EHU), tras la finalización de cada campaña. La toma de muestras de los materiales de construcción del dolmen (areniscas) y de las posibles fuentes de aprovisionamiento se llevó a cabo el 28 de julio de 2006, por parte de M. Monge-Ganuzas. Los muestreos palinológico y sedimentológico, por M.J. Iriarte y A. Uriz respectivamente, fueron realizados el 26 de junio de 2008 (figuras 11 y 12). El escaneado 3D de la cámara sepulcral de Katillotxu V, por E. Alonso y J. Candaudap, se efectuó los días 28 y 30 de julio de 2006 (figura 13). El proceso de tomas fotográficas para la elaboración de la ortofoto del monumento se practicó, por E. Alonso, el 1 de julio de 2008. El seguimiento y la toma de datos para la evaluación de la tasa erosiva y la dinámica hidro-geomorfológica del yacimiento, por J.M. Edeso, se prolongaron desde octubre de 2008 hasta septiembre de 2009 (participando en la recogida de muestras de las parcelas A. Guenaga, J.C. Zallo y J.C. López Quintana). Los resultados del estudio pluridisciplinar fueron presentados de forma preliminar en las XIX Jornadas de Arqueología de Urdaibai (El Conjunto Monumental de Katillotxu (Mundaka): una mirada al Megalitismo cantábrico), organizadas por AGIRI Arkeologia Elkartea y celebradas en el Centro de la Biodiversidad de Euskadi (Torre Madariaga, Busturia) los días 26 y 27 de noviembre de 2009. Esta propuesta de difusión, planteada como un seminario abierto, sirvió, complementariamente, para poner en común e integrar los resultados del estudio pluridisciplinar de Katillotxu V y el proyecto de conservación y difusión del Conjunto Megalítico de Katillotxu. Finalmente, los trabajos que aquí ofrecemos se recibieron a lo largo del mes de febrero de 2010.

Figuras 10-13: Revisión de componentes gráficos, muestreos palinológico y sedimentológico y escaneado 3D de la cámara sepulcral de Katillotxu V.

4.6. Las dataciones por C14. Las dataciones C14-AMS se han realizado en el laboratorio Beta Analytic Inc. (Miami, Florida). Por el momento, disponemos de dos fechas (tabla 2), obtenidas sobre madera carbonizada, el único material susceptible de ser datado en Katillotxu V. Las muestras fueron remitidas a Beta Analytic Inc. el 24 de abril de 2009, recibiendo los resultados el 22 de mayo de 2009.

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La selección de muestras para el análisis radiométrico de Katillotxu V fue ciertamente complicada, por diferentes razones. En primer lugar, en el interior de la cámara no había restos humanos y el registro antracológico revelaba ciertas incertidumbres en cuanto a su contexto de orígen5. Por otra parte, dentro del suelo infratumular, parcialmente eliminado por la construcción de Katillotxu V, era difícil individualizar muestras que verdaderamente correspondieran al momento de construcción del dolmen o a una fase inmediatamente anterior. Los diferentes períodos de uso y construcción del contiguo monumento de Katillotxu I podían, con gran probabilidad, estar representados en el paleosuelo de Katillotxu V. Además, la instalación del núcleo terroso, presente tanto en el túmulo como en el interior de la cámara, podría haber incorporado restos de madera carbonizada de muy diferentes contextos. De esta manera, el único elemento arqueológico datable, y asociado con seguridad a la construcción y uso del sepulcro, era una leve placa de hogar (Smk-h1) situada sobre la cámara y asociada al episodio de clausura de la misma (figura 14). De forma adicional, enviamos también un carbón procedente de la parte inferior del núcleo terroso (semitalla 10). La descripción de las muestras enviadas es la siguiente: - KTV-1: Fragmento de madera carbonizada de Quercus subg. Quercus, recuperada en el cuadro 8Q-cuadrante 1, hogar Smk-h1, semitalla 6, con un resultado de 3000-2880 cal. BC (4290 ± 40 BP, Beta259127). - KTV-2: Fragmento de madera carbonizada de Quercus subg. Quercus, recuperada en el cuadro 8Rcuadrante 1, nivel Smk+Sac (núcleo terroso), semiFigura 14: Fotografía con la situación talla 10, con un resultado de 4050-3960 cal. BC (5200 del hogar Smk-h1, contexto de la muestra KTV-1. ± 40 BP, Beta-259128). Nº muestra

Cuadro Sector

Nivel Semitalla

Datación C14 convencional(Años BP)

Datación calibrada (2 Sigma Cal BC)

Referencia laboratorio

KTV-1

8Q.1

Smk-h1.06

4290 + 40 BP

3000-2990 2930-2880

Beta-259127

KTV-2

8R.1

Smk+Sac.10

5200 + 40 BP

4050-3960

Beta-259128

Tabla 2: Dataciones C14 AMS (sobre carbón) del dolmen de Katillotxu V. Se señala el nº de muestra, el contexto (cuadro-sector y nivel-semitalla), la datación C14 convencional en años BP, la datación calibrada en años BC (con un 95% de confianza, = 2 sigmas) y la referencia de muestra del laboratorio.

4.7. Estratigrafía. La estratigrafía del dolmen de Katillotxu V se compone, de techo a muro, de un nivel superficial (unidad Bslnt), coraza pétrea (unidades Bsln y Bsmk), núcleo o relleno interno de tierra de origen antrópico (unidad Smk+Sac) y suelo infratumular (unidad Sac) (figuras 17 y 18). 1) Nivel Superficial. - Unidad estratigráfica Bslnt. Estructura estratigráfica de 5-10 cm de potencia, caracterizada por el predominio de los componentes gruesos, sobre matriz areno-limosa de tonalidad gris oscura (negruzca en húmedo), suelta. La fracción gruesa se compone de bloques aristados de arenisca, de formas tabulares y tamaños decimétricos. Muestra rasgos de inestabilidad estratigráfica en su desarrollo topográfico: zonas donde la matriz tiene más importancia que la fracción bloque (Slnbt); y áreas con ausencia de componentes gruesos (Slnt). Corresponde a la parte más superficial del dolmen, en la que aflora localmente el tramo superior de la coraza tumular.

El interior de la cámara de KTV se rellenó de tierra, con un sedimento prácticamente similar al del núcleo terroso del monumento. 5

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J.C. López Quintana, A. Guenaga Lizasu

2) Coraza pétrea. - Unidad estratigráfica Bsln. Nivel de 10-15 cm de espesor, caracterizado por la preponderancia de la fracción gruesa (bloques aristados de arenisca, de formas tabulares y tamaños decimétricos), sobre matriz areno-limosa de coloración gris oscura. Muestra rasgos sedimentológicos similares a la unidad suprayacente Bslnt, aunque en Bsln los componentes finos y gruesos aparecen más cohesionados. Equivale a la parte superior de la coraza pétrea. Al igual que Bslnt, manifiesta rasgos de inestabilidad estratigráfica: zonas con predominio de la matriz areno-limosa (Sln); y áreas con presencia discreta de componentes de fracción gruesa (Slnb). - Unidad estratigráfica Bsmk. Estructura estratigráfica de 15-30 cm de grosor, definida por la importancia de los bloques (de litología arenisca, bordes aristados y formas tabulares de tamaños decimétricos) dentro de una matriz arenosa de color marrón y compacta. Corresponde al tramo inferior de la coraza pétrea tumular y su singularidad sedimentológica (en granulometría, coloración y compacidad) estaría determinada por la evolución del propio suelo, desde una acumulación antrópica a un Cambisol dístrico/oleico (Edeso et al. 2009). Se advierten situaciones de inestabilidad estratigráfica horizontal, en base a la importancia de la fracción bloque: Smk para las zonas con ausencia de bloques; y Smbk para las circunstancias de predominio de la matriz arenosa sobre la fracción gruesa. En el cuadrante 1 del cuadro 8Q (nivel Smk, semitalla 6), sobre los ortostatos 5 y 5b de la cámara sepulcral, se identifican los restos de un pequeño hogar, denominado Smk-h1. Se define por una concentración de carbones dentro de un sedimento levemente rubefactado, de coloración negruzca. La parte inferior del hogar ocupa el techo de la semitalla 7 (en torno al vértice de los cuadros 8Q y 6R), y está formada por una placa más compacta, rubefactada, con un clasto termo-alterado en su base. Este hogar dispone de estudio antracológico, de análisis de composición química y mineralógica y se ha fechado en 3000-2880 cal. BC, correspondiente a la fase de clausura del dolmen de Katillotxu V. En el perfil frontal del monumento (bandas 4/6), la coraza pétrea (unidades Bsln y Bsmk) es más potente en la mitad Este, coincidiendo en ese tramo con una reducción del núcleo terroso (figura 18). 3) Núcleo terroso. - Unidad estratigráfica Smk + Sac. Infrayaciendo al nivel Bsmk, y con un desarrollo topográfico ajustado a la superficie del monumento megalítico, se asienta una estructura estratigráfica que comparte los caracteres básicos de la unidad Smk (matriz arenosa de tonalidad marrón compacta, con escasa representación de los componentes gruesos), incorporando de forma gradual tonalidades amarillas y negruzcas procedentes de la alteración del substrato litológico (areniscas y lutitas). El nivel Smk+Sac es un relleno de tierra de aporte antrópico, que conforma el núcleo interno del monumento, y que se recubre superficialmente de la coraza pétrea. Muestra una sección lenticular, con una potencia máxima de 60 cm, siendo más grueso en la mitad Oeste. Esta disposición disimétrica del relleno de tierra responde posiblemente a una finalidad constructiva, de adaptar el volumen tumular a la ligera pendiente natural del terreno.

Figuras 15 y 16: Detalle de sedimentos carbonosos (Smk-c) en los cuadros 6Q y 8Q.

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En el seno de la unidad Smk+Sac, se reconocen algunos sectores (principalmente los cuadros 6Q y 8Q) con abundantes carbones e intensa coloración negruzca (definidos como Smk-c) (figuras 15 y 16), interpretados inicialmente como hogueras practicadas durante la colocación del núcleo terroso (López Quintana et al. 2007). Sin embargo, las analíticas efectuadas (química, mineralógica y radiométrica) permiten proponer que el contenido antracológico de Smk-c procede de fuegos de origen no determinado anteriores a la construcción de Katillotxu V, habiendo sido removilizados con la colocación del núcleo terroso. La datación obtenida en la semitalla 10 de Smk+Sac (cuadro 8R-cte 1), 4050-3960 cal. BC, podría pertenecer a los episodios de preparación y construcción del contiguo monumento de Katillotxu I, con fase neolítica bien concretada. 4) Suelo infratumular. - Unidad estratigráfica Sac. Unidad estratigráfica de 15-25 cm de potencia, concretada por un sedimento arenoso de tonalidad amarilla con clastos de arenisca descompuestos. Corresponde al suelo infratumular, el cual fue rebajado durante las labores de limpieza y acondicionamiento previas a la implantación de Katillotxu V. Esta excavación del suelo afectó sobre todo al interior de la cámara, donde Sac se reduce hasta los 5 cm de espesor. Dentro de la unidad Sac se identifican dos fosas (F1-Snk y F2-Snk) que seccionan el nivel, perforando la roca madre en 15 cm. F1-Snk es una fosa de planta subcircular, situada entre los cuadros 6P (cuadrante 4) y 8P (cuadrante 2), de 50 cm de diámetro y 25 cm de profundidad. Muestra un relleno de sedimento arenoso negro compacto, con un contenido antracológico formado por 8 fragmentos de madera carbonizada de roble (Ruiz Alonso y Zapata 2009). Se interpreta como la fosa de implantación del ortostato 7 del sepulcro. F2-Snk es una zanja alargada, ligeramente arqueada, de 150 cm de longitud por 40-50 cm de anchura y 20-25 cm de profundidad, ubicada entre los cuadros 8Q y 8P. El relleno está constituido por matriz arenosa de color negro compacta y se identifican carbones de roble, abedul, brezos y leguminosas (Ruiz Alonso y Zapata 2009). Se explica Figura 17: Matrix analítica como la zanja de implantación de los orde la estratigrafía de Katillotxu V. tostatos 8 y 9 de la cámara.

Muestras del perfil 4T/6T Muestra

Nivel

Arenas

Gruesas

Medias

Finas

M4

Bsmk

52

3

26

71

M3

Smk+Sac

55

4

28

68

M2

Smk+Sac

38

3

27

70

M1

Sac

56

3

27

70

Muestras del perfil 4X/6X M8

Smk

37

6

24

70

M7

Smk+Sac

37

4

24

73

M6

Sac

37

4

25

71

M5

Sac

39

18

24

58

Tabla 3: Porcentajes de arenas en las muestras del estudio sedimentológico (Areso y Uriz 2009).

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Figura 18: Corte estratigráfico frontal (bandas 4/6) de Katillotxu V.

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4.8. Arquitectura. Katillotxu V es una estructura hemisférica sin depresión central, de 12 metros de diámetro por 0,75 m de altura, con cámara de planta rectangular alargada, de tendencia trapezoidal. Los procesos sedimentarios han actuado de forma más acentuada en el perímetro exterior, reduciendo, en superficie, las medidas reales del monumento, que incluso planteó alguna duda para su catalogación como estructura megalítica. Esta circunstancia ha hecho que el sepulcro de Katillotxu V haya pasado inadvertido a lo largo de la historia, habiéndose conservado en condiciones realmente extraordinarias. - La cámara. La Iª campaña de excavación en Katillotxu V (2006) ofreció una visión parcial del recinto funerario, mostrando una cámara cistoide, de planta trapezoidal, de 1,20 m de longitud por 0,60 m de anchura, orientada a 130º SE (López Quintana et al. 2007, 128). Esencialmente, la cámara se componía de 5 ortostatos, en buen estado de conservación, con la estela 1 hincada al interior (figura 19).

Figura 19: Planta de la cámara de Katillotxu V, con los ortostatos numerados, según la acotación de la Iª campaña (2006).

Figura 20: Imagen de la cámara tras la IIª campaña (2007). En primer plano, se señalan los bloques que prolongan la estructura hacia el SE.

En 2007, la ampliación de la superficie excavada en profundidad en el área cameral permitió identificar una serie de grandes bloques que prolongaban la estructura trapezoidal hacia el SE (figura 20). La disposición subhorizontal de estos bloques, por derrumbe, dificultaba la caracterización precisa de la tipología de la cámara. Una reconstrucción ideal de la estructura (restaurando la posición vertical de los bloques) propone una cámara de planta rectangular alargada (figura 21): - Por una parte, la estructura en ruina integra una serie de bloques de similar formato y tamaño que los que componen la estructura trapezoidal identificada en 2006. Se advierte una selección de bloques con unas características comunes, exclusivas del recinto sepulcral dolménico. - La prolongación documentada en 2007 muestra la misma orientación (NW-SE) que el recinto trapezoidal de 2006. En la campaña final de excavación (2008) se desmontó la cámara, certificando una estructura de planta rectangular alargada, orientada al SE, de 2,20 m de longitud por 0,80 m de anchura (figura 21). Los bloques del sector SE (ortostatos 7-9 y 11-12)

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aparecen derrumbados, posiblemente durante el proceso de construcción del monumento, habiendo desplazado al ortostato 5 hacia el interior del sepulcro. La posición de los ortostatos 5, 9 y 12 aporta esa tendencia trapezoidal del recinto.

Figura 21: Cámara sepulcral de Katillotxu V. Fotografía, planta de la cámara con las losas numeradas (alzado de los ortostatos 1, 2 y 6) y reconstrucción de la planta.

La propuesta de explicación del proceso constructivo de Katillotxu V se basa en el análisis estratigráfico de sus componentes. Para ello, hemos representado, sobre la matrix analítica de la estratigrafía, la posición estratigráfica precisa de cada uno de los ortostatos de la cámara, desde la base (punta de la flecha) al extremo superior (recuadro numerado) (figura 24). Este sistema ya se había ensayado en el dolmen de Mendigana, en Gorbeia, como recurso gráfico de la Estratigrafía Analítica (López Quintana 2002b, 28 y 33). Una vez seleccionado el emplazamiento de Katillotxu V, la primera acción constatada fue limpiar y rebajar el suelo original en la parte central del enclave. Los ortostatos 1, 2 y 6 fueron introducidos en pequeñas zanjas excavadas en la roca madre arenisca. La losa de cabecera u ortostato 2, pieza clave en la arquitectura cameral (portadora del grabado de la punta Palmela), sería la primera pieza implantada, sobre una ajustada zanja que perfora la arenisca 18 cm (figura 22). Probablemente, los ortostatos 7, 8 y 9 estuvieron hincados en la roca madre, en las zanjas F1-Snk y F2-Snk, aunque, tras su derrumbe, quedaron incluidos dentro del núcleo terroso (la base del ortostato 9 en el suelo infratumular). A continuación, se instalaron las losas 5, 10 y 12, introducidas en el suelo infratumular. Esta operación tuvo que realizarse de forma complementaria a la instalación del núcleo terroso del monumento, que actuaría como elemento de contención de las losas, y, sin el cual, evidentemente, no podrían haber-

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EL DOLMEN DE KATILLOTXU V (MUNDAKA, BIZKAIA): ARQUITECTURA Y SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DE UN MONUMENTO MEGALÍTICO DECORADO

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se mantenido enhiestas. En torno a este momento, debió colocarse la estela 2, localizada en posición vertical en el punto de unión de los ortostatos 1 y 2, explicada como pieza fundacional del monumento (Bueno y Balbín 2009). Los ortostatos 3, 4, 5b y 11 fueron asentados dentro del núcleo terroso del monumento, sin atravesarlo, y, de hecho, quedaron tapados por él, aportando una prueba más de la rápida construcción y clausura del monumento de Katillotxu V. Un dato interesante, sobre el que volveremos más adelante, es el ortostato decorado 5b que, por su posición, con el motivo grabado en la parte inferior, podría Figura 22: Detalle del espacio sepulcral, una vez ser una pieza reutilizada en Katillotxu V. desmontada la cámara (2008). Se aprecia la zanja El siguiente episodio detectado, y posiblemente de implantación del ortostato 2, y las losas 1 y 6, ejecutado en un corto período de tiempo, es el sellatodavía verticales. do de la cámara con relleno de tierra, colocando al interior la estela 1 en posición vertical, acaso como señalización del cierre de la cámara. Paralelamente, sobre los ortostatos 5 y 5b, se enciende un pequeño fuego (Smk-h1), datado en 3000-2880 cal. BC. La aparición de la estela 1 en neta posición vertical en el interior de la cámara (figura 23) es un testimonio irrefutable del excepcional estado de conservación de Katillotxu V, lo que ha facilitado la interpretación del proceso constructivo del monumento.

Figura 23: Cámara sepulcral de Katillotxu V, con la posición de la estela 1 y el hogar Smk-h1.

- El túmulo. La estructuración y dimensiones del túmulo de Katillotxu V no quedaron bien reflejadas tras la Iª campaña de excavación, que se ciñó a la cámara y cortes estratigráficos frontal y sagital (López Quintana et al. 2007) (figura 25). La excavación en extensión de la coraza tumular, concluida en 2008, permitió constatar un túmulo de 12 metros de diámetro, organizado en cinco anillos o franjas, de conservación desigual, con los siguientes rasgos (figuras 26 y 28): 1. Un primer anillo, contiguo a la cámara funeraria, con bloques en posición subhorizontal (en torno a 30º). En este primer anillo se advierte una selección de bloques de tamaño medio-grande y de formatos tabulares. Aparece bien conservado en los sectores Oeste y Sur. 2. La segunda franja se compone de bloques de tamaño medio y pequeño, sin organización aparente. No hay una selección de tamaños ni formas en los componentes pétreos. 3. En la parte central se concreta un tercer anillo, muy bien conservado en el sector Sur del monu-

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Figura 24: Matrix analítica de Katillotxu V, con la posición estratigráfica de los ortostatos de la cámara.

mento, formado por bloques en posición subvertical (en torno a 45º), imbricados y orientados hacia el centro del monumento. 4. El cuarto anillo está formado por una línea intermitente de pequeños bloques verticales, a modo de peristalito. Los testigos identificados se sitúan entre 5 y 5,70 metros del centro del monumento, y disponen, en ocasiones, de una singular estructura de bloques en ángulo (se han identificado 4, en los cuadros 8V-8W, 14T-16T, 18R y 14O-16O), acaso utilizadas como calzos de los testigos (figuras 27 y 28). 5. Por último, en los sectores Oeste y Sur del monumento se observa un área más exterior constituida por bloques grandes en posición prácticamente horizontal (figura 28). Los bloques muestran tamaños y formatos regulares, revelando una selección del material utilizado. Los componentes estructurales (bloques y sedimento) están, en general, bien cohesionados, mostrando una masa tumular en buen estado de conservación (figura 26). Como excepción, en torno a las bandas R/S/T y 3/5/7, aparece un área de planta subcircular, de 2,5 m de diámetro, donde faltan los componentes pétreos de la coraza. Para aclarar esta irregularidad de la estructura, se practicó un sonFigura 25: Arquitectura de KTV, descrita deo estratigráfico en el cuadro 5S, llegando hasta en la Iª campaña (2006) la roca madre. Se determina una alteración que ha eliminado los bloques superficiales de la coraza, sin afectar al núcleo terroso, concluyendo que se trata de alguna labor extractiva efectuada posiblemente en fecha reciente. En la parte superficial del cuadro 5S se recupera 1 fragmento proximal de punta foliácea (semitalla 2) y 1 lasca (semitalla 3). Como conclusión, los monumentos de Katillotxu I y Katillotxu V, de diferente cronología y prácticamente yuxtapuestos, presentan notables diferencias en sus arquitecturas. Mientras que Katillotxu I es un megalito construido esencialmente a base de componentes pétreos, el volumen y monumentalidad de Katillotxu V se consigue mediante un núcleo terroso recubierto por una coraza pétrea. La imagen final de KTV es un monumento de piedra, construido posiblemente con una menor inversión de trabajo.

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Figura 26: Estructura tumular de Katillotxu V, en la IIIª campaña de excavación (2008).

Figura 27: Estructuras angulares en los cuadros 8V-8W, 14T-16T, 18R y 14O-16O.

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Figura 28: Planta de la coraza pétrea de Katillotxu V (nivel Bsln, semitalla 2b). En color, la cámara sepulcral (naranja); anillo intermitente de bloques verticales (verde); anillo exterior de bloques horizontales (rosa); superficie excavada hasta la roca madre (beige).

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4.9. Los materiales arqueológicos. La excavación arqueológica de Katillotxu V ha procurado un inventario compuesto por 214 registros, de los cuales 115 corresponden a la industria lítica tallada, 86 a las muestras arqueobotánicas (46 recuperadas en la excavación y 40 procedentes de la flotación de sedimentos) y los 13 restantes son materiales diversos (ocres, cantos, cartuchería…).

4.9.1. Inventario del material arqueológico. El inventario del material arqueológico se presenta por unidades estratigráficas y estructurales: 1) nivel superficial (unidad Bslnt); 2) coraza pétrea (unidades Bsln y Bsmk); 3) núcleo terroso (unidad Smk+Sac); y 4) suelo infratumular (unidad Sac). Dentro de cada unidad, el efectivo lítico se ha ordenado por utensilios retocados (47)6, núcleos y avivados (6) y productos brutos de talla (63). La materia prima predominante es el sílex (94,78%), apareciendo de forma marginal el cristal de roca (5,22%). Los objetos retocados se han clasificado según la Tipología Analítica de G. Laplace, de acuerdo a su grille de 1986 (Laplace 1987, 16-21), definiendo el tipo primario e incluyendo el tipo de soporte. Los núcleos se han clasificado a partir de la lista expuesta por G. Laplace en 1972 (Laplace 1972, 98-99) y los avivados en base a la sistematización propuesta por A. Sáenz de Buruaga en el estudio de la industria lítica de la cueva de Gatzarria (Sáenz de Buruaga 1991, 44-49). Finalmente, los productos brutos de talla se presentan, de acuerdo a criterios tecno-tipométricos, en láminas, laminitas, lascas y microrrestos (evidencias cuya dimensión mayor es inferior a 10 mm). - Nivel superficial (unidad Bslnt y tramo superior Bsln). 1. Industria lítica tallada. a) Útiles retocados. Raspadores (3): 1 raspador frontal sobre cuña de avivado plano-abrupto (KTV.5U.183.1); y 2 raspadores frontales carenados, uno sobre lasca cortical (KTV.6W.5), y el otro en cristal de roca (KTV.8N.1). Denticulados (8): 3 muescas laterales sobre lasca cortical (KTV.4N.1; KTV.4R.2; KTV.6P.143.1), la tercera de retoque marginal; y 5 raederas denticuladas laterales, tres sobre lámina (KTV.2U.189.1; KTV.12W.2-3; KTV.3N.155.1), una sobre laminita (KTV.10U.2) y la última sobre lasca cortical (KTV.5V.198.1). Abruptos (3): 1 abrupto espina sobre lasca (KTV.6W.1); y 2 abruptos denticulados sobre lasca (KTV.7T.176.1; KTV.12P.1), el segundo de retoque marginal. Truncaduras (3): 2 truncaduras oblicuas, una sobre lámina (KTV.10U.3), y la otra sobre laminita (KTV.16S.2); y 1 truncaFigura 29: Material lítico de KTV: lámina cortical recuperada en el dura parcial sobre lámina (KTV.12W.1). interior de la cámara (1); geométricos (2-4); foliácea (5); laminitas Puntas de dorso (2): 1 punta de dorso de dorso truncadas (6-7); lámina de dorso-buril (8); buril (9). curvo, probable fragmento de bipunta de dorso segmentoide (KTV.12T.206.1)

En este recuento debemos tener en cuenta que el útil compuesto KTV.1R.1, un único registro en el inventario, computa como 2 objetos retocados. 6

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(figs. 29.4 y 30d.3); 1 punta de dorso total continua, posible fragmento de geométrico en sílex evaporítico del Ebro (KTV.6W.2) (fig. 30d.4). Láminas de dorso (3): 1 lámina de doble dorso continuo simple (KTV.10O.1) (fig. 30b.9); y 2 láminas de dorso continuo simple (KTV.12O.1: fig. 30b.10; KTV.10U.1), la segunda de retoque marginal. Bipuntas de dorso (2): 1 bipunta de dorso trapezoidal en probable sílex evaporítico del Ebro (KTV.14Q.1) (figs. 29.2 y 30d.1); y 1 bipunta de dorso triangular microlítica (KTV.7O.1) (figs. 29.3 y 30d.5). Puntas de dorso truncadas (1): 1 punta de dorso truncada angulosa abierta, probable fragmento de triángulo (KTV.14S.2) (fig. 30d.2). Láminas de dorso truncadas (1): 1 lámina de dorso truncada abierta (KTV.8O.149.1) (fig. 30b.8). Foliáceos (1): 1 punta foliácea de base apuntada, de retoque plano invasor bifacial, posiblemente en sílex evaporítico del Ebro (KTV.5S.176.1) (figs. 29.5 y 30c). Buriles (1): 1 buril de paños latero-transversales sobre lámina (KTV.16P.1) (figs. 29.9 y 30b.2). Ecaillés (4): 1 ecaillé mixto latero-transversal sobre lasca (KTV.10R.1); 2 ecaillés-raedera sobre lasca (KTV.1N.1; KTV.16S.3); y 1 ecaillé-raedera en cristal de roca (KTV.6R.1). Tipos compuestos (1): 1 lámina de dorso-buril lateral sobre retoque transversal (KTV.1R.1) (figs. 29.8 y 30b.1). b) Núcleos y Avivados. Núcleos (2): 1 núcleo de tendencia prismática en cristal de roca (KTV.18R.1); y 1 núcleo sumario de lascas (KTV.4Y.2). Avivados (3): 2 cuñas de avivado abrupto, una sobre lámina (KTV.7T.184.2), y la otra sobre lasca (KTV.5Q.1); y 1 avivado plano sobre lasca cortical (KTV.14S.184.1). c) Productos brutos de talla. Láminas (2): 2 láminas (KTV.8W.211.1; KTV.12Q.1), la segunda cortical. Laminitas (8): 8 laminitas (KTV.16S.228.1; KTV.4R.1; KTV.6M.1; KTV.4Q.1; KTV.8N.2; KTV.3W.199.2; KTV.14S.3; KTV.10Q.1) Lascas (19): 13 lascas simples (KTV.10T.1; KTV.16P.218.2; KTV.8P.1; KTV.1N.2; KTV.2N.1; KTV.3W.1; KTV.16O.2; KTV.8N.3; KTV.16P.3; KTV.6M.2; KTV.4X.1; KTV.4U.1; KTV.8U.1); 1 lasca de decalotado (KTV.6Ñ.162.1); 4 lascas corticales (KTV.12R.1; KTV.7R.180.1; KTV.7P.159.1; KTV.16O.1); y 1 lasca en cristal de roca (KTV.4S.1). Microrrestos (19): 19 microrrestos (KT5.2W.1; KTV.12Ñ.1; KTV.4M.1; KTV.4Y.1; KTV.6W.3-4; KTV.6U.182.1; KTV.14U.1; KTV.8Ñ.1; KTV.5Q.2-3; KTV.7O.2; KTV.12R.2; KTV.6M.3; KTV.4R.3; KTV.12Ñ.2; KTV.7U.1; KTV.8R.2; KTV.6N.2). 2. Otros materiales (8): 2 ocres (KTV.10W.233.1; KTV.3Q.1); 2 cantos rodados (KTV.4M.2; KTV.4Ñ.1); 1 muestra mineral no determinada (KTV.8R.1); 1 proyectil o bala (KTV.3S.161.1); y 2 vainas de cartucho (KTV.1Ñ.1; KTV.6N.1). - Coraza pétrea (unidades Bsln y Bsmk). 1. Industria lítica tallada. a) Útiles retocados. Denticulados (1): 1 raedera denticulada lateral sobre lasca (KTV.4Y.238.7). Láminas de dorso truncadas (1): 1 lámina de dorso truncada abierta (KTV.4X.2) (fig. 30b.4). Ecaillés (1): 1 ecaillé-raedera marginal sobre lasca espesa cortical (KTV.4N.161.2). b) Productos brutos de talla. Láminas (1): 1 lámina cortical (KTV.4R.6). Lascas (5): 5 lascas (KTV.16R.1; KTV.5S.2; KTV.6Q.1; KT5.4N.5; KTV.4T.1). Informes (1): 1 informe (KTV.4Y.3). 2. Otros materiales (3): 1 ocre (KTV.6R.8); 1 plaqueta de arenisca (KTV.16V.265.1); y 1 varilla de hierro moderna (KTV.4Y.238.6). - Núcleo terroso (unidad Smk+Sac). 1. Industria lítica tallada. a) Útiles retocados. Puntas de dorso (1): 1 punta de dorso total angulosa (KTV.4Q.2) (fig. 30b.3). Láminas de dorso truncadas (1): 1 lámina de doble dorso truncada oclusa (KTV.4R.8) (figs. 29.6 y 30b.5). Ecaillés (2): 2 ecaillés-raedera en cristal de roca (KTV.8R.9; KTV.4S.202.4).

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EL DOLMEN DE KATILLOTXU V (MUNDAKA, BIZKAIA): ARQUITECTURA Y SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DE UN MONUMENTO MEGALÍTICO DECORADO

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b) Avivados. Avivados (1): 1 cuña de avivado abrupto sobre lasca (KTV.4R.7). c) Productos brutos de talla. Láminas (2): 1 lámina cortical con avivado abrupto distal, de 79 mm de longitud, en probable sílex evaporítico del Ebro (KTV.6R.192.4) (figs. 29.1 y 30a); 1 lámina cortical (KTV.6S.209.2). Laminitas (1): 1 laminita (KTV.4U.2). Lascas (1): 1 lasca (KTV.8S.210.3). Microrrestos (1): 1 microrresto (KTV.6S.3). 2. Otros materiales (2): 2 ocres (KTV.4R.10-11). - Suelo infratumular (unidad Sac). 1. Industria lítica tallada. a) Útiles retocados. Denticulados (4): 2 muescas laterales sobre lámina cortical (KTV.8S.232.5; KTV.8R.8), la segunda de ellas de retoque marginal; y 2 raederas denticuladas laterales marginales, la primera sobre lámina (KTV.8P.6) y la otra sobre laminita (KTV.6S.229.5). Láminas de dorso truncadas (2): 2 láminas de dorso truncadas oclusas (KTV.8S.226.6) (figs. 29.7 y 30b.6); (KTV.8S.229.7) (fig. 30b.7). b) Productos brutos de talla. Láminas (1): 1 lámina (KTV.6S.6). Laminitas (2): 2 laminitas (KTV.8Q.13; KTV.8S.4).

Raspador (G)

3

0

Núcleo terroso 0

Denticulado (D)

8

1

0

4

GRUPO TIPOLÓGICO

Capa sup.

Coraza

Suelo infratum. 0

Abrupto (A)

3

0

0

0

Truncadura (T)

3

0

0

0

Punta de dorso (PD)

2

0

1

0

Lámina de dorso (LD)

4

0

0

0

Bipunta de dorso (BPD)

2

0

0

0

Punta de dorso truncada (PDT)

1

0

0

0

Lámina de dorso truncada (LDT)

1

1

1

2

Foliáceo (F)

1

0

0

0

Buril (B)

2

0

0

0

Ecaillé (E)

4

1

2

0

Total

34

3

4

6

Tabla 4: Repartición de los útiles retocados, por grupos tipológicos, en las 4 unidades estratigráficas y estructurales.

4.9.2. Valoración de la industria lítica. Las valoraciones sobre la serie lítica recuperada en Katillotxu V son cualitativas, basadas en criterios tipológicos, y tienen como objeto debatir sobre el contexto de origen de estos materiales y sus posibles relaciones con el monumento de Katillotxu V. Una primera apreciación, teniendo en cuenta el tipo de yacimiento que abordamos, es la heterogeneidad del conjunto lítico de Katillotxu V, habiendo determinado 12 grupos tipológicos sobre un total de 47 objetos retocados. Entre los grupos tipológicos reconocidos, los foliáceos, las puntas de dorso truncadas y las bipuntas de dorso (estos dos últimos formando parte de la familia de los geométricos) son elementos propios de contextos megalíticos, así como otras piezas de substrato (raspadores, denticulados, truncaduras…). Sin embargo, aparecen algunas categorías que desentonan con el ajuar megalítico, como por ejemplo los buriles, las láminas de dorso y las láminas de dorso truncadas. En el estudio de la industria lítica de los dólmenes del País Vasco meridional, por A. Cava, sobre un efectivo de 489 útiles, no existe ningún buril (Cava 1984, 96-97), lo cual es coherente con la progresiva regresión del porcentaje de buriles a partir esencialmente del Epipaleolítico. Tampoco se menciona ninguna lámina de dorso, y, entre los 76 geométricos estudiados, sólo aparece 1 segmento

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de círculo (Cava 1984, 99). En las excavaciones recientes, con dispositivos más finos de cribado, sí se refieren elementos de dorso, como por ejemplo en Hirumugarrieta 2 (Zubizarreta 1995), La Boheriza 2 (Yarritu y Gorrotxategi 1995b), La Cabaña 4 (Yarritu y Gorrotxategi 1999) y Errekatxuetako Atxa (López Quintana y Guenaga 2007), aunque aparecen de modo testimonial, siendo una categoría muy marginal. En Katillotxu V, por el contrario, las láminas de dorso (LD + LDT) son un grupo bien representado, con 9 piezas (7,83%), de las que 5 son láminas de dorso truncadas (fig. 30b).

Figura 30: Material lítico de Katillotxu V: lámina cortical recuperada en el interior de la cámara (30a); buriles y dorsos (30b); fragmento proximal de punta foliácea de base apuntada (30c); geométricos y fragmentos de probables geométricos (30d).

Estas valoraciones tipológicas nos han llevado a plantear la hipótesis de una ocupación premegalítica del cordal de Katillotxu, probablemente referible al Epipaleolítico microlaminar (López Quintana et al., 2007, 2008 y 2009). Una propuesta que se refuerza ante el incremento de testimonios de hábitats premegalíticos dentro de las estaciones dolménicas cantábricas, como serían los ejemplos de Ataun-Burunda (Artegieta), Jaizkibel (abrigo J3), Sollube (Pareko Landa), Gorbeia (Sustrigi), Hayas-Alto Guriezo (Hayas), Picos de Europa (La Calvera) y Sierra Plana de la Borbolla (Túmulo 24) (Mujika 2010; Iriarte et al. 2005; López Quintana 2003 y 2005; Serna y Villar 1997; Diez Castillo 1997; Arias et al. 1999). Desde el punto de vista estratigráfico, en Katillotxu V se han determinado cuatro contextos con contenido arqueológico. El material que podemos asociar con cierta seguridad al uso sepulcral del monumento se limita a una lámina de sílex localizada en el interior de la cámara sepulcral (fig. 30a), donde no

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hay ninguna evidencia estratigráfica de remociones o saqueos. Un segundo contexto procede del nivel superficial y coraza pétrea (unidades Bslnt y Bsln), donde se concentra el 83,48 % del registro lítico inventariado (96 registros), material en posición secundaria como resultado de la acción combinada de los procesos de erosión7 y del laboreo agrícola y forestal. Otros dos lotes, mucho más marginales, proceden del núcleo terroso (unidad Smk+Sac) y del suelo infratumular (unidad Sac), con un 8,7% y 7,83% respectivamente. En el primer caso (Smk+Sac) se trataría de materiales aportados durante la colocación del núcleo terroso del monumento, fuera de su contexto original; en el segundo caso (Sac) corresponderían a materiales dispersos situados en el suelo infratumular, en una posición estratigráfica más estable. Algunos grupos tipológicos identificados en Katillotxu V permiten plantear las siguientes consideraciones de carácter crono-cultural: 1) la punta foliácea (frag.) sería asignable al Calcolítico o, quizá mejor, al Calcolítico-Edad del Bronce (fig. 30c); 2) el lote de geométricos recuperado (1 trapecio, 1 triángulo microlítico y 3 fragmentos de probables geométricos) (fig. 30d) muestra gran similitud, a nivel tecno-tipológico y de materias primas, con el conjunto de geométricos de la fase neolítica de Katillotxu I; 3) los grupos de las láminas de dorso (LD + LDT) y los buriles, uno de éstos formando un útil compuesto (lámina de dorso-buril lateral sobre retoque transversal), son elementos raros en contextos megalíticos (fig. 30b). Estos materiales podrían indicar una fase premegalítica, quizá del Epipaleolítico microlaminar. Como conclusión, la mayor parte de los materiales recuperados en Katillotxu V aparecen en posición secundaria, pudiendo haber intervenido los procesos naturales (la erosión y desmantelamiento del suelo) y también los antrópicos (en época prehistórica, la excavación-preparación del suelo del monumento y aporte de tierras para la instalación del núcleo terroso; y en fechas recientes, el laboreo agrícola y forestal). En esta combinación de procesos se pudieron removilizar materiales tanto del contiguo dolmen de Katillotxu I (y de los rastros que dejaron sus constructores en el entorno) como de ocupaciones previas al evento megalítico. La pequeña muestra recuperada en el suelo infratumular podría disponer de un contexto estratigráfico más estable, siendo un lote más coherente a nivel tipológico y de materias primas (sílex Flysch patinado con córtex marino).

4.10. Los componentes decorados y su contexto estratigráfico. La aportación más relevante de Katillotxu V ha sido el hallazgo de un conjunto de 8 piezas decoradas, que aparecen en contexto y organizadas en dos espacios del monumento: la cámara y el túmulo (figura 31) (Bueno et al. 2009; López Quintana et al., en prensa). Los dos primeros elementos decorados (ortostato 2 y estela 1) fueron reconocidos durante la Iª campaña de excavación (2006) por el equipo de arqueólogos, y poco después confirmados por M. García Diez (UPV-EHU) y por P. Bueno y R. de Balbín (Universidad de Alcalá de Henares), siendo estos dos últimos quienes han realizado el estudio sistemático del conjunto. En este apartado detallamos el contexto estratigráfico de las 8 piezas decoradas, abarcando el estudio en profundidad los especialistas en arte prehistórico P. Bueno y R. de Balbín (Bueno y Balbín 2009). La disposición estratigráfica de los componentes decorados de la cámara se ha representado Figura 31: Organización de los temas sobre la matrix analítica del monumento, decorados en Katillotxu V.

De hecho, en la cima de Katillotxu, que carece de suelo, se han recuperado materiales líticos sobre la roca madre, que aflora en una buena parte de la elevación. 7

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indicando la posición de cada pieza desde la base (punta de la flecha) al extremo superior (recuadro numerado) (figura 32).

Figura 32: Matrix analítica con la posición estratigráfica de las losas decoradas.

4.10.1. Elementos decorados de la cámara sepulcral. Siguiendo el estudio de la decoración de Katillotxu V (Bueno y Balbín 2009), se han diferenciado dos tipos de soportes: los ortostatos del contenedor funerario y las piezas exentas que se introdujeron en el sepulcro (estas últimas se han denominado estelas). En la primera publicación que aborda el programa gráfico completo de Katillotxu V, las piezas decoradas de la cámara se enumeran del 1 al 4 por el orden de identificación: las dos primeras en la campaña de 2006 y las otras dos en la de 2008 (Bueno et al. 2009, 901). 1. Ortostato 2 o losa de cabecera (nº 1 en el inventario de piezas decoradas). El ortostato 2 es la losa de cabecera o frontal de la cámara. Esta orientado al SE y ocupa los cuadrantes 1 y 4 del cuadro 6R. Se ha conservado en posición vertical, fijado en una pequeña zanja excavada en la roca madre (figura 32), de 18 cm de profundidad (figuras 22 y 33). En el proceso de construcción de la cámara, el ortostato 2 fue la primera losa implantada, anterior a la instalación del núcleo terroso, y es, sin duda, una pieza clave en la arquitectura cameral y en la organización simbólica del monumento. Posee una forma rectangular, con unas medidas de 90 cm de altura, 67 cm de anchura máxima y 12 cm de grosor, y el motivo principal grabado es un arma, conseguida por piqueteado y abrasión, además de otros motivos complementarios (Bueno y Balbín 2009). El arma referida es una punta pedunculada de hoja foliácea, que se asemeja de forma explícita a la tipología de las Puntas Palmela.

Figura 33: Posición del ortostato 2, y calco según Bueno et al. 2009.

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2. Ortostato 5b (nº 4 en el inventario de piezas decoradas). En la campaña de 2008 se reconoció, durante el proceso de desmonte de la cámara, otro soporte decorado dentro del lateral Sur, el ortostato 5b, de 65 cm de altura, 22 cm de anchura y 10 cm de grosor. Se localiza entre los cuadrantes 1 y 4 del cuadro 8Q, en posición subhorizontal, prácticamente en contacto con el ortostato 5 (figura 34). A nivel estratigráfico, está inserto en el núcleo terroso del monumento, cubierto por él e infrapuesto al hogar Smk-h1, datado en 3000-2880 cal. BC (figura 32). Muestra el motivo grabado, un tema concéntrico de tendencia triangular, en la parte inferior (hacia el suelo), y la totalidad del ortostato quedó cubierto por el núcleo terroso, pudiendo corresponder a una pieza reutilizada.

Figura 34: Posición del ortostato 5b, con la decoración en la parte inferior, y calco según Bueno et al. 2009.

3. Estela 1 (nº 2 en el inventario de piezas decoradas). La estela 1 se ubica en el sector Sur de la cámara, paralela al ortostato 1 y próxima al ortostato 2, ocupando los cuadrantes 3 y 4 del cuadro 6R. Apareció clavada, en posición vertical neta, sobre un relleno de tierra que sella el interior de la cámara y cuyos rasgos sedimentológicos son prácticamente idénticos al núcleo terroso del monumento (unidad Smk + Sac) (figura 35). Es la pieza que más sobresale en la cámara (10 cm por encima de la losa de cabecera), alcanzando la capa superficial del yacimiento (figura 32). La parte superior de la estela 1 quedó visible tras la clausura del monumento, quizá como hito señalizador del sepulcro. La fractura de su extremo superior, de aspecto reciente, apunta en esta dirección, teniendo como probable origen el laboreo agrícola. Tiene unas medidas de 75 cm de longitud por 41 cm de anchura y 10 cm de grosor. Muestra una forma romboidal, con una concavidad de la zona superior, delimitada por un reborde de tendencia oval, muy regular y obtenido por piqueteado fino. En su interior, finas líneas incisas se organizan en bandas paralelas, al menos cinco. Posiblemente se trata también de una estela anterior, reutilizada en KTV. Su posición estratigráfica evidencia la fase de clausura del monumento, habiendo sido clavada cuando el interior de la cámara estaba colmatado de tierra (figura 35). La posición vertical en que se ha conservado es un argumento sólido del carácter intacto del recinto sepulcral.

Figura 35: Posición de la estela 1, hincada en el relleno de la cámara, y calco según Bueno et al. 2009.

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4. Estela 2 (nº 3 en el inventario de piezas decoradas). La estela 2 se sitúa en el sector Sur de la cámara, en el cuadrante 3 del cuadro 6R, acentuando la importancia de este sector del sepulcro de Katillotxu V. En efecto, en el cuadro 6R se concentran tres de las cuatro piezas decoradas de la cámara: la losa de cabecera y las estelas 1 y 2. La estela 2 fue identificada en la campaña de 2008 por el equipo de arqueólogos y su situación topográfica y estratigráfica hizo contemplarla como un componente simbólico. En posición vertical, apoyada en el ortostato 1 (figura 36), estaba asentada directamente sobre la roca madre (figura 32), casi en conexión con la estela 1, aunque infrapuesta a ésta a nivel estratigráfico. Esta circunstancia ha llevado a entenderla como pieza fundacional del monumento (Bueno y Balbín 2009). Posee unas dimensiones de 18 cm de altura, 20 cm de anchura y 4 cm de grosor.

Figura 36: Posición de la estela 2, bajo la losa de cabecera. En la imagen, se observa la disposición estratigráfica de la losa de cabecera, clavada en la roca madre.

4.10.2. Dispositivo gráfico exterior, sobre el túmulo. En la parte exterior del monumento aparecen 4 piezas antropomorfas de tamaño pequeño, entre 15 y 30 cm de longitud máxima (KTV-S1, KTV-S2, KTV-S3 y KTV-S4) (figura 37): todas ellas han aparecido en el sector SW del monumento, sobre la coraza tumular. De ellas, sólo una (KTV-S3) tiene un contexto preciso de aparición: cuadro 6V, cuadrante 4; nivel Bsln, semitalla 2b. El resto pasaron desapercibidas ante los arqueólogos, siendo identificadas por P. Bueno y R. de Balbín entre los bloques extraídos del sector SW del monumento. En cuanto a su tipología, muestran una relación con todo el conjunto de estelitas y cantos documentados en áreas abiertas de monumentos megalíticos de la Península Ibérica (Bueno y Balbín 2009).

Figura 37: Calco de las 4 piezas del dispositivo gráfico exterior, según Bueno et al. 2009.

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5. Reintegración y conservación del monumento. La superficie afectada por la actuación arqueológica ha sido reintegrada metódicamente, reproduciendo de forma básica los sistemas constructivos certificados en la excavación del monumento megalítico de Katillotxu V (imbricación de bloques en posición subhorizontal, alternancia de bloques y tierra para la cohesión de la estructura reintegrada…). Este sistema ha procurado resultados muy efectivos en la cubrición del dolmen de Katillotxu I (2005) y en la actualidad realizamos un seguimiento mensual del proceso de estabilización de las superficies reintegradas en Katillotxu V. La cámara sepulcral fue desmontada en su totalidad con el objeto de certificar la posición estratigráfica de sus componentes arquitectónicos y, en definitiva, de documentar el proceso constructivo del monumento. Por tanto, fue necesario restaurar la cámara sepulcral, devolviendo la posición original de los ortostatos, de acuerdo a la documentación recuperada en el proceso de excavación. Únicamente, se han dejado los huecos de las piezas decoradas, extraídas para su estudio y posterior depósito en el Arkeologi Museoa de Bilbao (Ortostatos 2 y 5b, y estelas camerales 1 y 2). La opción de cubrir el dolmen se basa en criterios de conservación. No cabe duda de que la presentación del megalito con la superficie excavada (la cámara sepulcral visible, los motivos gráficos in situ, la coraza pétrea en superficie…) sería un gran atractivo para la puesta en valor científica del monumento. Sin embargo, esta imagen arqueológica del dolmen duraría muy poco tiempo, y así lo corrobora el estudio que presentamos sobre la dinámica erosiva en Katillotxu V (Edeso et al. 2009). Por ello, se ha optado por la reintegración del monumento con sus componentes originales (piedras y tierra), restituyendo la imagen del monumento con anterioridad a la excavación arqueológica. La visión arqueológica del dolmen la transmitimos a través de la documentación gráfica y fotográfica incluida en los paneles de interpretación y en los programas de mano editados dentro del programa de difusión del Conjunto Monumental de Katillotxu.

Figura 38: Proceso de restitución de la superficie excavada en Katillotxu V.

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6. El dolmen de Katillotxu V: secuencia de uso y cronología. 6.1. El entorno paisajístico. La reconstrucción paisajística del cordal de Katillotxu procede de la documentación paleobotánica (palinológica y antracológica) recuperada en los monumentos de Katillotxu I y Katillotxu V. A pesar de los problemas que presentan este tipo de yacimientos para la caracterización paleoambiental (López de Calle et al. 2001; Ruiz Alonso et al., en prensa), las secuencias paleobotánicas de Katillotxu I y Katillotxu V son coherentes con el registro paisajístico disponible en el área de Urdaibai (Iriarte 2009). Katillotxu I refleja, en torno a 3640-3380 cal. BC, un paisaje abierto en el que el estrato arbóreo (3040%) se compone de avellano, aliso, haya, abedul, roble, etc. En Katillotxu V, si tenemos en cuenta la columna palinológica tomada en el centro de la estructura (perfil 4T/6T), los valores del polen arbóreo son similares en los 3 contextos muestreados (suelo infratumular, núcleo terroso y coraza pétrea), entre el 35 y el 40%. No obstante, los taxones arbóreos muestran algunas variaciones en la secuencia, fundamentalmente por el descenso del avellano (de muro a techo), paralelo al incremento del aliso y del pino y, en menor medida, del roble (Iriarte 2009). En la columna muestreada en la parte exterior del monumento (perfil 4X/6X), el registro del suelo infratumular revela el porcentaje más alto de polen arbóreo de la secuencia (>36%), certificándose los valores más bajos (< 20%) en su parte superior. Y, por el contrario, se constata un descenso del pino y del aliso, de muro a techo, complementario a un ligero incremento del avellano (Iriarte 2009). Por nuestra parte, y a pesar de la inestabilidad del contenido polínico del núcleo terroso, consideramos más segura, para la caracterización de la secuencia del monumento, la columna del perfil 4T/6T. En síntesis, el registro polínico de los dólmenes de Katillotxu I y Katillotxu V muestra un paisaje abierto con una importante representación de los brezos. La cubierta arbórea está formada principalmente por un bosque caducifolio mixto de roble, avellano y haya. La presencia de juncáceas, ranunculáceas y liliáceas refiere un humedal en el entorno, que acaso corresponda a un área encharcada que actualmente se conserva en la parte baja de la ladera occidental de Katillotxu. El hogar Smk-h1, asociado a la fase de clausura del sepulcro, ha aportado un reducido número de carbones entre los que predomina el roble, apareciendo de forma testimonial el abedul y las leguminosas. Se constata, pues, el uso y posiblemente también la selección de la madera de roble como combustible por parte de los constructores de Katillotxu V (Ruiz y Zapata 2009). El resto de carbones, localizados de forma dispersa en los diferentes contextos del monumento (suelo infratumular, núcleo terroso y coraza pétrea), reproducen la preponderancia del roble, seguido del abedul y avellano, y, entre los arbustos, destacan los brezos y leguminosas. No obstante, es muy complicado determinar el origen de estos restos dispersos. En el caso de los carbones del suelo infratumular y núcleo terroso, pudieran corresponder a hogueras domésticas anteriores a la construcción de Katillotxu V, a fuegos practicados para deforestar el entorno de la necrópolis, a fuegos naturales, etc. Los datos paleobotánicos de Katillotxu V revelan un paisaje abierto, posiblemente como consecuencia de una antropización (deforestación) del entorno de la necrópolis (Iriarte 2009). La presencia de polen de cereal en el núcleo terroso de Katillotxu V testimonia prácticas agrícolas en esta área geográfica, anteriores a la construcción8, aunque no en el entorno inmediato del monumento.

6.2. La ocupación humana del cordal de Katillotxu. En el cordal de Katillotxu existen evidencias de hábitat contemporáneas a la necrópolis megalítica. Los materiales líticos de superficie del yacimiento de Katillotxu III, situado a 700 metros al Sur de los monumentos de Katillotxu I y V, y a 200 metros del dolmen de Katillotxu II, apuntan en esa dirección. No obstante, la ocupación del cordal de Katillotxu parece remontarse a época premegalítica. Un argumento en este sentido es la significación de algunos grupos tipológicos recuperados en Katillotxu V, francamente raros en contextos megalíticos, como las laminitas de dorso (LD), las laminitas de dorso truncadas (LDT) y los buriles (B). Curiosamente, estos materiales se concentran en la parte superficial del monumento como consecuencia de la acción combinada de procesos naturales (erosión y progresivo desmantelamiento del suelo de la cima de Katillotxu) y antrópicos (laboreo agrícola y forestal).

En la cueva de Kobaederra (Kortezubi, Bizkaia), dentro de la cuenca hidrográfica del Oka, está bien constatada la presencia de cereales cultivados desde 4360-3990 cal. BC (Zapata et al. 1997; Arias et al. 1999). 8

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La propuesta de asignar esta colección, no sin reservas, a una fase epipaleolítica dispone, además del argumento tipológico, de un número cada vez mayor de paralelos a lo largo de la cornisa cantábrica, que evidencian la continuidad en los territorios de explotación entre los últimos cazadores-recolectores y los grupos megalíticos. En la estación megalítica de Ataun-Burunda (Gipuzkoa), el asentamiento al aire libre de Artegieta, con un registro lítico rico en muescas y denticulados, se ha datado en 8055 ± 50 BP, dentro del Epipaleolítico avanzado (Mujika 2010). El abrigo J3, en el entorno de la estación megalítica de Jaizkibel (Gipuzkoa), con niveles de habitación y una inhumación en un contexto de conchero, ofrece dataciones de 8300 ± 50, 8190 ± 100 y 7780 ± 130 BP (Iriarte et al. 2005). El asentamiento al aire libre de Pareko Landa, dentro de la estación megalítica de Sollube (Bizkaia), muestra una secuencia estratigráfica del Epipaleolítico microlaminar, Mesolítico geométrico (con dos horizontes de ocupación datados respectivamente en 7510 ± 100 y 6650 ± 130 BP) y Neolítico antiguo (López Quintana 2000 y 2005). En el área montañosa de Gorbeia, el asentamiento al aire libre de Sustrigi (Bizkaia) (López Quintana 2003), situado a 200 metros del dolmen de Mendigana, ha procurado una serie de 4 dataciones C14 (inéditas), que sitúan la ocupación entre c. 9400 y 8800 BP. En la estación megalítica de Guriezo-Hayas, en la zona oriental de Cantabria, se ha excavado un yacimiento de habitación al aire libre, en torno al menhir de Hayas, datado en 8440 ± 130 BP (Serna y Villar 1997). En el entorno del conjunto megalítico de Peña Oviedo (occidente de Cantabria), el abrigo de La Calvera, a 1120 metros sobre el nivel del mar, aporta dos dataciones (8950 ± 50 y 8640 ± 50 BP) para el tramo intermedio de su secuencia estratigráfica (Diez Castillo 2005). Un ejemplo más occidental es el del túmulo número 24 de la Sierra Plana de la Borbolla (Asturias) cuyo paleosuelo acoge un nivel mesolítico con industria en cuarcita datado en 6830 ± 55 BP (Arias et al. 1999). Estos ejemplos, entre otros, confirman la presencia del substrato mesolítico en los emplazamientos megalíticos.

6.3. Secuencia de construcción y clausura del dolmen de Katillotxu V. La construcción del dolmen de Katillotxu V comienza, como hemos detallado en el capítulo 4.8 (arquitectura), con la colocación de los ortostatos 1, 2 y 6 en pequeñas zanjas excavadas en la roca madre. Los ortostatos 7, 8 y 9 pudieron estar inicialmente hincados en la roca madre, sobre las zanjas F1-Snk y F2-Snk, aunque, tras su derrumbe, quedaron incluidos dentro del núcleo terroso (la base del ortostato 9 en el suelo infratumular). La importancia del ortostato 2 o losa de cabecera es primordial en la arquitectura y en la organización simbólica del monumento. El resto de losas de la cámara se colocaron de forma complementaria y paralela al núcleo terroso, apuntaladas, de hecho, por el propio núcleo de tierra (Katillotxu V no dispone de una estructura pétrea de sujeción de la cámara). La estela 2, situada en la base de la cámara, bajo la losa de cabecera, quedó rápidamente cubierta por el relleno de tierra de la cámara y se interpreta como una estela de fundación del monumento (Bueno et al. 2009; Bueno y Balbín 2009). El estado de conservación de la cámara funeraria de Katillotxu V muestra un contraste entre los sectores oriental y occidental. La parte oriental aparece derrumbada y quedó sellada por el núcleo terroso y coraza pétrea. Por su parte, el sector Oeste se ha conservado en muy buenas condiciones, con los ortostatos prácticamente en su posición original. En este sector, dentro del cuadro 6R, se concentran tres de los cuatro componentes decorados de la cámara: ortostato 2 y estelas 1 y 2. Se ha considerado, y reflexionado en profundidad, la posibilidad de una segunda fase de acondicionamiento del sector occidental del sepulcro, pero no hemos encontrado ninguna evidencia, ni radiométrica ni estratigráfica ni arqueológica, que permita sostener dicha hipótesis. Según nuestra propuesta, la situación de derrumbe del sector oriental se produce en el propio proceso constructivo del monumento, destacando y jerarquizando finalmente el sector occidental de la cámara. El núcleo terroso9 de Katillotxu V muestra una potencia máxima de 0,60 m y su perfil es disimétrico en el corte frontal (Este-Oeste), siendo más potente en la mitad Oeste (figura 18). Esta disposición del relleno interno de tierra responde probablemente a una finalidad constructiva, de adaptar el volumen tumular a la pendiente natural del terreno. Durante la excavación arqueológica del núcleo terroso, se identificaron algunos tramos de sedimentos carbonosos de tonalidad negruzca (Smk-c), definidos inicialmente como hogueras asociadas a la construcción del monumento. El análisis químico y mineraló-

Los dólmenes con núcleo de tierra interno son habituales en la zona occidental de Bizkaia, Cantabria y Asturias (Yarritu y Gorrotxategi 1995b; Serna 1997; Blas Cortina 1995 y 1997). En el País Vasco, a excepción del área occidental de Bizkaia y la estación de Katillotxu V, la mayor parte de los túmulos dolménicos se construyen con bloques de piedra (Mujika 2009). 9

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gico hizo descartar esta idea, debido a la baja representación de elementos indicadores de combustión. En ninguna de las muestras de sedimento analizadas está presente la calcita, mineral procedente de la carbonatación de cenizas en hogares, y el contenido en CaO es muy bajo (Yusta y López Quintana 2009). No obstante, era evidente la presencia de microfragmentos de carbón dentro de una parte de las muestras analizadas (M2, M3, M4 y M5) y también de pequeñas cantidades de maghemita, mineral relacionado con la combustión de madera a partir de oxi-hidróxidos de hierro del suelo (Yusta y López Quintana 2009). Finalmente, la datación C14 AMS de una muestra de Quercus subg. Quercus de la base del núcleo terroso, en 4050-3960 cal. BC, permite proponer que los sedimentos carbonosos Smk-c proceden de fuegos de origen no determinado anteriores a la construcción de Katillotxu V, habiendo sido removilizados con el aporte del núcleo terroso. La imagen final de Katillotxu V es un monumento de piedra, que se consigue recubriendo el núcleo de tierra con una coraza pétrea bien estructurada y que dispone de un peristalito intermitente de pequeños bloques en posición vertical, más evidente en la mitad Oeste, donde el núcleo terroso es más potente. La coraza pétrea es más gruesa en la mitad Este, allí donde el núcleo terroso se reduce en potencia (figura 18). El proceso constructivo de Katillotxu V culmina con la clausura de la cámara mediante un relleno de tierra, detectándose aquí el único evento arqueológico que ha podido ser datado mediante C14. Cuando la cámara está prácticamente colmatada de tierra, se coloca en posición vertical la estela 1 y se enciende un pequeño fuego (Smk-h1) sobre el ortostato 5, datado en 3000-2880 cal. BC. Y prácticamente en contacto con la estela 1 aparece la única pieza recuperada en el interior de la cámara (figura 39): 1 lámina cortical con avivado abrupto distal, de 79 mm de longitud (KTV.6R.192.4), en probable sílex evaporítico del Ebro. El hogar y la implantación de la estela 1, en contacto con la lámina de sílex, aparecen en el mismo horizonte estratigráfico y están asociados a la clausura del monumento. La parte superior de la estela 1 quedó visible tras la clausura del monumento, quizá como hito señalizador del sepulcro.

Figura 39: Localización de la lámina de sílex KTV.6R.192.4, junto a la estela 1.

Katillotxu V es un dolmen que se construye y clausura en un corto período de tiempo. Los argumentos que apoyan la formación rápida del monumento son los siguientes: - Los rasgos sedimentológicos del núcleo terroso tumular y del relleno de la cámara sepulcral, tanto en su tramo inferior como en el superior, son muy homogéneos. El análisis sedimentológico de las 4 muestras de la columna central del monumento (perfil 4T/6T), procedentes del suelo infratumular (M1), núcleo terroso (M2 y M3) y coraza pétrea (M4), aporta unos resultados prácticamente idénticos (Areso y Uriz 2009). La columna de la parte exterior del monumento muestra un contenido más alto en arcillas, posiblemente por la menor presencia de materiales de alteración de las areniscas. - No hay diferencias significativas en el contenido paleobotánico (palinológico y antracológico) de los diferentes contextos de Katillotxu V (suelo infratumular, núcleo terroso y coraza pétrea). La columna pa-

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linológica tomada en el centro del monumento (perfil 4T/6T) muestra valores similares en el contenido del polen arbóreo (>36%), aunque sí hay diferencias en la composición del estrato arbóreo. Por su parte, el estudio antracológico revela la ausencia de diferencias significativas en cuanto a los taxones y sus frecuencias relativas, planteando una posible formación sincrónica del monumento (Ruiz y Zapata 2009). - El análisis químico y mineralógico de los sedimentos de Katillotxu V (Yusta y López Quintana 2009), sobre muestras del núcleo terroso (M1 y M3) e interior de la cámara sepulcral (M2, M4, M5 y M6), indica una gran homogeneidad tanto en la mineralogía (cuarzo y filosilicatos del tipo illita) como en la composición química (SiO2 y Al2O3). - Por último, la parquedad del contenido arqueológico de Katillotxu V, excluyendo los materiales recuperados en las capas superficiales, parece también apuntar en la línea de un monumento de vida corta. Como contraste, el contiguo dolmen de Katillotxu I ha procurado, en función de la reducida superficie excavada, un buen repertorio de materiales líticos (tallados y pulimentados), cerámicos y de adorno, que se ajustan bien a un uso funerario prolongado. La información referente a la clausura intencional de monumentos megalíticos, sepulcros concebidos para un uso corto y clausura, está aumentando de forma considerable en la Península Ibérica, disponiendo de un mayor número de datos en Francia, Alemania y Dinamarca. En la mayor parte de los casos, el fuego es el protagonista en la clausura de estas tumbas colectivas. En Katillotxu V, sin embargo, la cámara se cierra mediante un relleno de tierra. En cuanto a la clausura con fuego, en la comunidad de Castilla y León se concentran una buena serie de ejemplos: el sepulcro de El Miradero, en Valladolid; Los Morcales y Gumiel de Izán, en Burgos; La Peña de La Abuela, El Túmulo de la Sima y La Tarayuela, en Soria, entre otros. La tumba de Los Morcales acoge 3 difuntos depositados de forma simultánea y, una vez quemada y arruinada, fue remonumentalizada mediante la construcción de un túmulo y la colocación de una estela/menhir en el centro del túmulo (Guerra et al. 2002). Los monumentos de El Miradero y La Peña de La Abuela, caracterizados como enterramientos diacrónicos de vida corta, testimonian asimismo episodios de clausura con fuego (Guerra et al. 2002; Delibes y Etxeberria 2002). En el caso del sepulcro de El Miradero, la fase de construcción se ha datado entre 3978 y 3816 cal. BC y el episodio de incendio-clausura se sitúa en c. 3600 BC (Delibes y Etxeberria 2002, 44-46). En un ámbito geográfico más próximo podemos citar, por su singularidad, el sepulcro de Tres Montes, en Las Bardenas Reales (Navarra), recinto hipogéico excavado en una colina que constituye un auténtico túmulo natural. Muestra un período de utilización relativamente breve y su destrucción vuelve a tener como protagonista el fuego (Andrés et al. 2002), disponiendo de cinco dataciones C14 comprendidas entre 4330 ± 110 y 4080 ± 100 BP (Sesma et al. 2009, 138). La utilización de rellenos de tierra en la clausura de sepulcros megalíticos, como es el caso de Katillotxu V, dispone de algún paralelo en la cornisa cantábrica: el túmulo de La Llaguna D (Asturias). Monumento de fase única, datada en 5135 ± 40 y 5110 ± 60 BP, con un núcleo sepulcral clausurado por la construcción de un gran túmulo (Blas Cortina 1995 y 1997). El trabajo sobre el sepulcro de Tres Montes (Andrés et al. 2002) recoge los ejemplos franceses de Le Paradis (Seine-et-Marne), monumento sellado con tierra y modificado con posterioridad, datado entre 2580 y 2530 BC; Moulin-des-Perrieres (Eureet-Loire), sepultura en fosa con testimonios de incineración de 25 individuos, que se recubren con una capa de arcillas rubefactadas, fechada en 4366-3773 cal. BC; el sepulcro en fosa de Essômes-sur-Marne, con una datación de 3580 ± 140 BP, en cuya clausura se utiliza un relleno de tierra y losas de piedra; el monumento en fosa de Le Prieuré (Oise) que se destruye con un intenso incendio, completado con la aportación de sedimentos y bloques de gres, etc. Katillotxu V es un monumento particular, con una corta fase de uso y consecutiva clausura datada en 3000-2880 cal. BC. Esta datación sella la decoración del ortostato 5b y también de la estela 2 y está asociada estratigráficamente a la estela 1 y posiblemente también a la decoración del ortostato 2 o losa de cabecera. Si admitimos que el arma representada en el otostato 2 es una punta Palmela, la fecha de inicios del III milenio cal. BC sería admisible, teniendo en cuenta que la datación se ha realizado sobre una muestra de vida larga (roble) que puede haber envejecido el resultado. La escasez de este tipo de puntas metálicas en nuestro ámbito geográfico, seis ejemplares en el País vasco peninsular (Alday 2005) y, sobre todo, la ausencia de contextos estratigráficos estables dificultan una evaluación más precisa de la cuestión. En el dolmen de Ithé 2 (Zuberoa), un contexto con cerámica campaniforme mixta y marítima y una punta Palmela se asocia a una datación de 4000 ± 110 BP (Ebrard 1993). En la cueva Pico Ramos (Bizkaia), la punta metálica caracterizada como una Palmela atípica apareció en superficie, aunque pertenece con seguridad a la mitad superior del paquete sepulcral, con sendas dataciones de 4210 ± 110 y 4100 ± 110 BP (Zapata 1995; Salgado y Zapata 1995).

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Figura 40: Ortofoto del monumento de Katillotxu V.

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El contenido simbólico de Katillotxu V, dentro de un programa gráfico integral (Bueno et al. 2009; Bueno y Balbín 2009), choca con la exigüedad del ajuar recuperado. Incluso, con anterioridad a la actuación arqueológica, mostraba una morfología atípica, que le ha hecho pasar desapercibido a lo largo de la historia, a juzgar por el extraordinario estado de conservación que presenta. La posición vertical de la estela 1 en el interior de la cámara es una prueba irrefutable del carácter intacto de este sepulcro. Y la gran incógnita que no podemos solucionar, por la acidez del substrato, es la referente al contenido funerario (antropológico) del monumento. De hecho, uno de los objetivos del análisis químico de los sedimentos de la cámara de Katillotxu V era la determinación de componentes químicos, como el fósforo, que pudieran certificar el carácter sepulcral del monumento. Los resultados revelan un bajo contenido de P2O5 en las seis muestras recogidas, que quizá tengan como causa los procesos de lavado y la acidez del suelo.

6.4. Secuencia funeraria de la necrópolis de Katillotxu. En el cordal de Katillotxu hemos determinado una secuencia funeraria de dos milenios, entre 36403380 y 1450-1300 cal. BC. La fase neolítica de Katillotxu I dispone, por el momento, de una datación procedente de la base del monumento, que la sitúa en 3640-3380 cal. BC. La fecha obtenida en el núcleo terroso de Katillotxu V, 4050-3960 cal. BC, podría encajar bien con la fase de construcción de Katillotxu I, si bien se trata de una muestra antracológica de origen no determinado, removilizada con la instalación del núcleo de tierra. Katillotxu V se construye y clausura en época calcolítica, situando la fase de cierre en 3000-2880 cal. BC. Complementariamente, Katillotxu I siguió en uso durante las fases iniciales del Calcolítico, a juzgar por la presencia puntual de alguna punta foliácea. Por último, en una fase avanzada de la Edad del Bronce (1450-1300 cal. BC), el dolmen de Katillotxu I fue reutilizado, excavando una fosa en el interior de la cámara, en cuyo relleno se recuperan diversos fragmentos de un recipiente cerámico liso y restos de madera carbonizada. Dos milenios de secuencia sepulcral con una importante limitación a la hora de explicar los rituales funerarios practicados: la ausencia de restos humanos. No obstante, el registro arqueológico conservado permite atisbar una evolución de los ritos sepulcrales durante esos dos milenios de secuencia. Una primera fase queda reflejada en Katillotxu I, tumba colectiva esencialmente neolítica cuyo ajuar apunta a un uso funerario prolongado. A este sepulcro le sucede en el Calcolítico un monumento de vida corta, ciertamente singular, parco en cuanto al contenido arqueológico, pero con una importante organización simbólica. Y, tras un hiato temporal, en la Edad del Bronce Katillotxu I es reutilizado mediante la excavación de una potente fosa en el interior de la cámara, posiblemente como contenedor funerario.

AGRADECIMIENTOS La excavación y estudio pluridisciplinar de los dólmenes de Katillotxu I y Katillotxu V (en Urdaibai) formaron parte del proyecto “Estudio paleoambiental, conservación y puesta en valor del Patrimonio Megalítico de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai”, dirigido por J.C. López Quintana y A. Guenaga, y financiado por la Cátedra UNESCO, Patronato de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai y el Dpto. de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia. Queremos agradecer, en primer lugar, a P. Bueno (Mimi) la lectura del capítulo 6 y los acertados comentarios al respecto; a L. Zapata, su ayuda en la identificación y selección de muestras antracológicas para las dataciones C14; a J.M. Edeso, la elaboración del modelo digital de elevaciones de Urdaibai (figura 1); a M. García Diez, la primera aproximación a la decoración del ortostato 2 de Katillotxu V; y a ese grupo de amigos siempre dispuestos a participar en las tareas de infraestructura, cubrición del dolmen, etc: Jokin Kabeio, Enrike Arzubiaga, Andoni Baldatika, Gotzon Aranzabal, Oscar Quintela, Etxahun Galparsoro, etc.

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EL DOLMEN DE KATILLOTXU V (MUNDAKA, BIZKAIA): ARQUITECTURA Y SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DE UN MONUMENTO MEGALÍTICO DECORADO

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