El diálogo como mediación hermenéutica en la educación

October 8, 2017 | Autor: E. Molino | Categoría: Philosophy, Education, Dialogue, Martin Buber, Educación, Filosofía, Dialogo, Filosofía, Dialogo
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Descripción

XVIII Jornadas sobre la Enseñanza de la Filosofía: Enseñar Filosofía. Enfoques y propuestas 12, 13 y 14 de mayo de 2011 - Coloquio Internacional

Proyecto Ubacyt F 073

El diálogo como mediación hermenéutica en la educación Eduardo Gabriel Molino Instituto de Educación Superior Nº 1 “A. M. de Justo” [email protected]

Resumen La presente exposición se ubica en el marco de una experiencia pedagógica realizada en los últimos tres años en diversos ámbitos de la formación de profesores. Se ha propuesto el esquema del pensamiento antropológico de Martín Buber, en particular en torno a sus nociones vinculadas con la ‘relación Yo-Tú’ y el ‘diálogo’. Lo relativo al diálogo como propensión humana, se puede considerar como capacidad para la construcción social y política, como medio fundamental para la recepción, transmisión y enriquecimiento de la cultura y, en este contexto, como elemento constitutivo de la dinámica pedagógica. Esto considerado hasta aquí, en la concepción buberiana corresponde al ámbito de la experiencia ‘Yo-Eso’ La alteridad respecto al mundo y a los otros sujetos, permite que cada persona pueda establecer con ellos un tipo de relación exclusivamente humana, que Buber ha denominado con el binomio ‘Yo-Tú’, puerta de acceso para un planteo ontológico.

Presupuestos. Puntos de partida. Toda persona al pararse frente a lo que lo circunda realiza una cierta aprehensión de ello. Se trata de un sujeto que advierte en torno a sí una realidad que está dada. Sea que su atención se dirija hacia el mundo de las cosas o hacia otra persona semejante a sí, en todos los casos tiene lugar un proceso de comprensión de la realidad. Este es el punto de partida de este breve trabajo, cuestionar lo relativo al proceso de comprensión humana, en particular en el contexto de la educación, ya que cae de maduro que esta se ocupa, en algún sentido, de aquel. Dado que el problema es el proceso de comprensión humana, resulta pertinente ubicar el mismo bajo una perspectiva hermenéutica. Desde ella se advierte la complejidad del proceso en el cual, quien comprende lo hace desde un propio horizonte de comprensión y lo comprendido, por su alteridad, es poseedor de un horizonte histórico propio, del cual cualquier cognoscente puede advertir aspectos parciales, pero nunca su totalidad. Se pondrá aquí la atención en un doble aspecto. Por un lado cualquier persona advierte el mundo de las cosas que lo rodean. La puerta de acceso al mundo circundante son los sentidos, ellos vinculan con el entorno, de modo que la percepción sensible del mundo es

1 Alejandro A. Cerletti y Ana Claudia Couló (compiladores)

ISBN 978-987-1785-88-9

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ineludiblemente privada. 1 Sin embargo los estímulos recibidos dan lugar, mediante el intrigante acceso humano al ámbito del concepto a que, por medio del lenguaje, podamos aprehender esa realidad. En tanto conceptos, los objetos percibidos, se los puede ubicar en la trama de una estructura cognitiva. Este es un tema de capital importancia para la psicología cognitiva e indirectamente para la pedagogía. El otro aspecto a considerar es el concerniente al encuentro con otro sujeto. Ya no se trata de advertir las notas de un objeto, sino que se está frente a un Tú, alguien con quien existe una paridad y puede haber cierta reciprocidad. Nuevamente aquí la mediación por la cual se puede expresar el vínculo con el otro es el lenguaje. Si bien, ciertamente, puede tratarse del lenguaje desde su perspectiva conceptual -como se señaló antes al tratar con objetos-, en este caso también el lenguaje es el que permite establecer el diálogo y este es algo exclusivamente interpersonal. Ocurre que cuando se encuentran dos personas y cambian impresiones, hay en cierto modo dos mundos, dos visiones del mundo y dos forjadores de mundo que se confrontan. 2 Aportes de Martín Buber. Este modo diferenciado de aprehender la realidad, ya se trate de objetos o de sujetos, está íntimamente relacionado con uno de los presupuestos básicos de la antropología filosófica de Marín Buber. Él entiende que el ser humano dispone de dos protopalabras que lo configuran gnoseológica y ontológicamente. En cuanto experiencia, el mundo pertenece a la palabra primordial Yo-Eso. 3 […] La palabra primordial Yo-Tú establece el mundo de relación. 4 El ámbito del Yo-Eso, corresponde al plano de la experiencia que un sujeto posee del mundo en que vive. Prevalece aquí la vinculación sujeto-objeto y, por tanto, el predominio cognitivo y conceptual sobre el objeto. La mayoría de las teorías aplicadas a los procesos de enseñanzaaprendizaje, hacen pié en esta dimensión cognitiva de la vida humana. En cambio, el mismo Buber afirma que “Cuando colocado en presencia de un hombre que es mi Tú, le digo la palabra fundamental Yo-Tú, él no es ya una cosa entre las cosas, ni se compone de cosas”. 5 Bajo la perspectiva buberiana, cuando la advertencia de un Tú capta la atención de un sujeto, trascendiendo la aprensión meramente objetivante, se está en el plano de la relación. Una relación Yo-Tú que no tiene lugar en ninguno de ellos en particular, sino 1

Gadamer. H-G. La incapacidad para el diálogo. En: Verdad y Método II. Sígueme. Salamanca, 1998. Pág. 206 Idem. Pág. 205 3 Buber, Martín. Yo – Tú. Nueva Visión. Buenos Aires, 1994. Pág. 9. En ocasiones se puede traducir como YoEllo, o bien, Yo-Eso. Aquí se adopta la segunda por estimarse más elocuente. 4 Ibidem 5 Buber, Martín. Yo – Tú. Pág. 11 2

2 Alejandro A. Cerletti y Ana Claudia Couló (compiladores)

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“entre” ambos, trascendiendo lo meramente cognitivo y abriéndose hacia el plano ontológico. Buber enfatiza que se trata de una apertura que afecta profundamente al sujeto, en un proceso que acaece en un presente fugaz, porque naturalmente el ser humano tiende a reducir la experiencia ontológica en cognitiva, de modo que en el mundo en que vivimos todo Tú se torna invariablemente en Eso. 6 En este ámbito de la relación Yo-Tú lo que se ha abierto es el espacio de lo interhumano. Con la esfera de lo interhumano me refiero a los eventos actuales entre seres humanos, ya sean eventos plenamente recíprocos, ya sean aquellos que directamente resultan apropiados para elevarlos o completarlos hasta la reciprocidad. Pues la participación de ambos compañeros es indispensable por principio. La esfera de lo interhumano es la del uno frente al otro; a su despliegue, lo llamamos “lo dialógico”. 7

Entonces retomando la cuestión inicial si lo que se está repensando son los modos de acceder a la realidad, además del plano de la experiencia, para la cual los sentidos y el lenguaje posibilitan el abordaje cognitivo, ha de advertirse que la mediación dialógica es capaz de la apertura al planteo ontológico. Por lo general, la gente no habla realmente entre sí, sino que cada uno se dirige al otro hablándole en verdad a una instancia ficticia, cuya existencia se agota en escuchar. 8 Pero el punto de partida consiste en advertir que el Otro en tanto que Tú, con quien se puede entrar en diálogo, es un sujeto que, desde su propia disposición cognitiva y existencial, capta el mundo circundante bajo ciertas categorías universales –comunes con las propias- pero también, bajo una perspectiva absolutamente singular –y diversa de la propia-. Estos matices singulares y privados del que cada sujeto es poseedor, constituyen el punto de partida de un diálogo potencial, cuya riqueza, ningún interlocutor puede presuponer por anticipado. De modo que el principal presupuesto para el surgimiento del diálogo genuino es que cada uno piense a su compañero como ese –y justamente como ese- ser humano particular. 9 Y por tanto acepto a esa persona, un portador personal de convicciones, en la forma en que es, pues de esa forma de ser surgen sus convicciones.10 Aquí, la brevedad de este trabajo, impide en realizar mayores consideraciones respecto a la dinámica propia del diálogo, sin embargo al menos es oportuno señalar que, cuando el diálogo es auténtico, quienes participan de él pueden acordar acerca de un punto de inicio del mismo, pero es imposible saber el destino a que han de llegar. El “contenido”, que trasciende 6

Idem Pág. 17 Buber, M. Elementos de lo interhumano. En: Buber, M. Yo-Tú y otros ensayos. Lilmod, Buenos Aires, 2006. Pág 191. 8 Idem. Pág 195 9 Idem. Pág 196 10 Buber, M. Elementos de lo interhumano. Pág 196 7

3 Alejandro A. Cerletti y Ana Claudia Couló (compiladores)

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incluso las palabras, no pertenece a ninguno de los interlocutores, toma cierta autonomía. A través de él se des-oculta aquello que, al concluir, deja a ambos enriquecidos. Buber también nos advierte que esta actitud fundamental mía puede verse rechazada y la dialógica puede quedar en germen. Pero si la reciprocidad resulta, lo interhumano florece en el diálogo auténtico.11 De la vida cotidiana a la educación. Frente a todo esto se puede plantear entonces la cuestión en torno a si la educación ha de contentarse con proponer lo concerniente al plano de la experiencia Yo-Eso, o también puede asumir como propio el ámbito de la relación Yo-Tú. Si la respuesta a este planteo se inclina por incluir ambos aspectos, entonces habrá de tomar un relieve particular la singularidad de cada uno, docentes y estudiantes, en donde el diálogo habrá de resultar el modo de relación especial entre ellos. Pero además, la apertura al diálogo, requerirá una adecuada consideración hermenéutica. Este último punto reclama un detenimiento particular. Aquí interesa una doble advertencia. Ya se señaló más arriba que, en términos gadamerianos, plantearse el problema de la comprensión implica advertir que ella está condicionada por el horizonte de comprensión del sujeto y por el propio horizonte histórico de aquella porción de la realidad que se ha de considerar. Pero también, en el contexto del diálogo, ha de advertirse que un prerrequisito hermenéutico fundamental consiste en estar dispuesto a “dejarse decir” por el interlocutor aquellos “aspectos de verdad” que le son propios y, hacer el esfuerzo personal por concederles un punto de relación con la propia preconcepción relativa a la cuestión. Solamente a partir de una disposición de este tenor, es posible un acercamiento cognitivo en donde pueda germinar la relación Yo-Tú. Es posible que se pueda plantear aquí que, entre el docente y el dicente, existe una asimetría que da lugar a la diferenciación de los roles, sin embargo lo que nivela y hace absolutamente simétrica la relación educativa es la común dimensión humana. El problema educativo antes que un problema técnico –en el sentido pedagógico- es una cuestión de encuentro humano. De ahí que quepa la advertencia de Buber, cuando afirma que el educador al que me refiero vive en un mundo de individuos, del que una cierta parte está ocasionalmente encomendada a su cuidado. 12 11 12

Idem. Pág 199 Buber, M. Elementos de lo interhumano. Pág 200

4 Alejandro A. Cerletti y Ana Claudia Couló (compiladores)

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Para este autor la educación es básicamente una tarea de “alumbramiento” y por ello afirma que el educador que alumbra cree en el poder originario que se ha esparcido y se esparce en todos los seres humanos para crecer en cada uno con forma propia. 13 Lo que permite entonces enfatizar que, si el diálogo tiene un papel prominente en la educación, también lo tendrá el intento por favorecer que cada persona pueda desarrollar plenamente su singular existencia. Conclusiones. Cuestiones abiertas. Si la tarea educativa se constituye a partir del diálogo, se trata de una actividad cuya potencialidad es insospechada. Su gravísima dificultad radica en que, en muchas ocasiones, los docentes llegan a ella teniendo demasiado claro qué es lo que tienen que decir. En este apartado final se quiere enfatizar a modo de conclusión, solamente algún concepto, ya que el resto es preferible que quede planteado como cuestiones abiertas. Se asume el hecho de que la conversación deja siempre una huella en nosotros. 14 En este sentido la conversación con el otro, sus objeciones o su aprobación, su comprensión y también sus malentendidos son una especie de ampliación de nuestra individualidad y una piedra de toque del posible acuerdo al que la razón nos invita. 15 Todo itinerario formativo, desde la escuela inicial hasta la formación superior, ha de ser, cada una a su modo, una invitación a la indagación. En ciertos momentos se sumirá en el ámbito de lo lúdico, más adelante en el de la razón. En muchas ocasiones explorará el mundo circundante, también las relaciones interpersonales en el contexto socio-político y, hasta llegará en algún caso, a la introspección personal. Más allá de las circunstancias, lo cierto es que siempre se estará frente a “una” percepción de alguna de esas realidades que ha sido posible aprehender desde el propio horizonte de comprensión. El diálogo, como pieza fundamental en el proceso educativo, será quien haga posible que hayamos encontrado en el otro algo que no habíamos encontrado aún en nuestra experiencia del mundo 16 Se podrían enumerar múltiples factores que imposibilitan el diálogo en el contexto educativo. A nivel del aula, entre el docente y los estudiantes. A nivel profesional, entre los mismos

13

Idem. Pág 201 Gadamer. Op. cit. Pág 206 15 Ibidem. 16 Ibidem. 14

5 Alejandro A. Cerletti y Ana Claudia Couló (compiladores)

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educadores. Sin embargo se puede suscribir la afirmación de Gadamer: El hacerse capaz de entrar en diálogo a pesar de todo es, a mi juicio, la verdadera humanidad del hombre. 17 El diálogo, además de la palabra, implica todas las actitudes y, en muchas ocasiones, estas últimas tienen más valor que las primeras. De modo que la actitud dialógica, en sentido amplio, puede entenderse como la impostación que un educador asume frente a su propia práctica profesional. En este sentido cabe la afirmación de Buber, cuando dice que: Sobre la totalidad del alumno sólo puede ejercer verdadera influencia la totalidad del educador, su íntegra y espontánea existencia.18 O en otros términos que, desde el punto de vista pedagógico, lo fructífero no es la intención pedagógica que se tiene, sino el encuentro pedagógico que se produce. 19

Referencias y lecturas sugeridas: Buber, Martín. Yo y Tú. Nueva Visión. Buenos Aires, 1994. -----------------. Yo y Tú y otros ensayos. Lilmod. Buenos Aires,2006. -----------------. Diálogo. Elementos de lo interhumano. Distancia originaria y relación. Riopiedras. Barcelona, 1997. Gadamer, Hans-Georg. La incapacidad para el diálogo. En: Verdad y método. Tomo II. Sígueme. Salamanca, 1998. Pág. 203-210 ---------------------------. La educación es educarse. Paidós. Madrid, 2000. Molino, Eduardo Gabriel. El diálogo como actitud pedagógica. Paulinas. Buenos Aires, 2010.

17

Idem. Pág 209 Buber, M. Sobre la educación del carácter. En: Buber, M. Yo-Tú y otros ensayos. Lilmod, Buenos Aires, 2006. Pág 211 19 Idem. Pág. 213 18

6 Alejandro A. Cerletti y Ana Claudia Couló (compiladores)

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