El dialogismo modelador en las interfaces digitales

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Descripción



LAKOFF, Goerge y JOHNSON, Mark. Metáforas de la vida cotidiana. Cátedra Teorema, p. 39.
LEV, Manovich. El lenguaje de los nuevos medios de comunicación – Cap., ¿Qué son los nuevos medios?
SCOLARI, Carlos. Hipermediaciones – Cap. 8, Hacia una teoría de las hipermediaciones.
ARFUCH, Leonor. Identidades, Sujetos y Subjetividades. Problemáticas de la identidad. Prometeo Libros.
PELTA, Raquel. Diseñar hoy. Temas contemporáneos de diseño gráfico (1998-2003). Paidós Ibérica.









El dialogismo modelador en las interfaces digitales




















"Mutaciones del Diseño: planteo problemático de variabilidad con relación al contexto" - UBACyT N°20020120100189BA


Directora: Arq. Dora Giordano.
Codirector: Arq. Mgter. Homero Pellicer
Pasante: Mayra Scalisi


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Introducción

El presente trabajo se realiza en el marco de una pasantía de la carrera de Diseño Gráfico en el UBACyT N°20020120100189BA, titulado: "Mutaciones del Diseño: planteo problemático de variabilidad con relación al contexto" Directora: Arq. Dora Giordano. Codirector: Arq. Mgter. Homero Pellicer. En el mismo, se propone reflexionar sobre la construcción espacial y temporal en el diseño de las interfaces digitales, y la consecuente modelación de la subjetividad como un conflicto constitutivo.

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Desarrollo

Cada época histórica trae consigo la necesidad de generar nuevas tecnologías, las cuales a su vez configuran las subjetividades de quienes protagonizan ese momento histórico. Con la crisis de las concepciones universalistas modernas, el fin de las lógicas duales - propias de definiciones esencialistas – se evidenció en diferentes dominios académicos como son las ciencias de la comunicación, la psicopedagogía, y el diseño, materia proyectual rectora que articula a las anteriores en el presente trabajo. Esta desfragmentación ya provocada por los medios masivos tendrá su apogeo en la posmodernidad con el desarrollo de las interfaces digitales, que ponen de relieve la particularidad de la perspectiva posmoderna: la dinámica constitutiva.
Las interfaces no serán, entonces, más que una excusa para dar cuenta que tal cómo afirma Marshall McLuhan "Primero modelamos nuestros instrumentos, después ellos nos modelan a nosotros". De ésta forma la posmodernidad se corre del eje de una propuesta alternativa a un paradigma anterior, para proponer a la contradicción conflictiva como un espacio de cambio concreto.
Las herramientas tecnológicas median nuestra experiencia concreta y por lo tanto influyen en la percepción subjetiva del tiempo y el espacio. El sistema de significación hegemónico de una época se determina en base a estas experiencias fundantes. Desde una postura materialista, los conceptos de distancia, lejanía, rapidez fluctúan su significación en base a la experimentación mediada del individuo con la realidad. Esta mediación vuelve a las herramientas tecnológicas útiles simbólicos que en la medida que modifiquen la realidad varían su significación, y por lo tanto la subjetividad del usuario sobre la misma.
Las experiencias fundantes de tiempo y espacio se verán afectadas, entonces, desde el envío de cartas, pasando por la conexión DHS, hasta el doble tilde de whatsapp, que acciona como inyección de ansiedad a un usuario con exceso de presente. Lo distinguible de éstas tres alternativas de mensajería es la "movilidad" concepto estrechamente vinculado al concepto de "espacio" por la que se desvincula el lugar físico del simbólico. El remitente de la carta me brinda la información donde vive el autor de la misma, la conexión DHS proviene de un aparato electrónico de instalación física: el teléfono y por lo tanto un lugar estable, pero ¿qué sucede con las aplicaciones para teléfonos celulares con internet 3g? La posición dónde el autor del mensaje se encuentre comienza a formar parte de una ficcionalización, una narratividad. Uno está dónde quiera estar, puede incluso navegar los lugares, visitar el interior de museos, tomar la vista aérea de su propia casa. Todo gracias a Internet. Las posiciones simbólicas de los usuarios desarticulan las comunidades de espacios geográficos para que, gracias a Skype, pueda encontrarme con otro fanático del Punk de Rumania.
Esta estructura histórica de la mensajería puede reproducirse en una esfera aún más pequeña como es la navegación de un sitio. Con el fin de las webs 2.0 la comunicación bidireccional se desplazó por las interacciones múltiples de asentamientos virtuales comunitarios. Durante las interacciones bidireccionales, el usuario interactuaba con la plataforma, con el desarrollo de las interfaces la plataforma se genera en tanto la interacción del usuario se lleve a cabo. Esta misma lógica se repite en el código de programación que reemplaza las estáticas tablas por "dibs" que contienen las estructuras blandas de mayor dinamismo.
En tanto espacio, las profundidades de distancia entre la página principal y el contenido deseado o buscado se establece por la cantidad de clics que separan al usuario del mismo. Siendo la "home" una categoría rectora de información subordinada por decisión consiente del programador – diseñador, mientras el usuario navega el interno del sitio el mismo tan sólo responde a la muestra de datos predefinidos para esa única interacción. Por lo tanto, la arquitectura de la información en tiempos 2.0 era estática, el usuario puede interactuar sin modificar el contenido. Pero ¿acaso no es en sí misma la navegación un tipo de modificación? Esta interacción por demás naturalizada quizás ya no sirva para ejemplificar lo que sí puede determinar opciones de chat, like, comentar, compartir, reenviar, etc. La particularidad que se presenta en éstos sitios, no ingenuamente llamado redes, es la inmediatez con la que presentan sus interacciones en la pantalla principal, haciendo visible una interacción horizontal de múltiples posibilidades. Lo ajustado de un diseño inmediato para una interacción inmediata se determina por la necesidad que tienen éstas acciones de ser atravesadas temporalmente en el espacio.
Mihalache determinará "un sitio web no es simplemente un punto en el espacio, sino una síntesis temporal – espacial que podemos llamar "lugar. Un lugar es un espacio más su experiencia […]". (2002:297)
Por lo tanto, las interacciones temporales reformularán el diseño de sitios y sus alternativas de navegación, así como la configuración de "lugares" sin datos estancos. De ésta forma, vemos la home de distintas redes como Facebook, Twitter o Instagram, como también la de aquellos medios masivos que tienen su reversión digital (y que, aprovechándose de los beneficios atemporales de un soporte digital, precisan de una continuo flujo de información vinculado con el tiempo real) utilizando mapa de navegación horizontales, es decir, volcando la mayor parte de sus interacciones en la "home". Esto modifica la cuantificación espacial del sitio, en el que antes se realizaba por profundidad, es decir, de manera vertical (home – interna 1 – interna 2) y a mayor cantidad de clics que lo distanciaba de la página principal "home" se determinaba la "lejanía" de la información entre el usuario. La variación de éste tipo de acceso no sólo se debe a la agrupación variables de acciones sino al rol cooperativo que tiene el usuario en las nuevas plataformas.
El diseño de la estética reconoce estos cambios y los traduce por una inclinación por el diseño "flat". Los grandes y robustos botones, el excesivo uso de sombras, las animaciones de entrada, la estática página central fija, se deja de lado para comenzar a crear páginas que ponderan el contenido, dando a la identidad de la misma un carácter de soporte más bien minimalista, de botones chatos, . Por su parte los movimientos y la concepción espacial sufrirán modificaciones causales de nuevos lenguajes de programación como el HTML 5. Éste lenguaje de full screen, viene a reemplazar en gran medida las pesadas animaciones que antes se realizaban en Flash. y trajo consigo una resignificación del "scroll" como acción del usuario. Las pantallas se presentan como autónomas y se levantan unas a otras como páginas que el usuario maneja en un movimiento rotativo pero de permanencia en la página principal. Esto hace de todas las páginas, las páginas centrales. En caso de no atravesar el sitio mediante ése tipo de navegación, los links funcionan por derivación a la información que se encuentra en mismo escenario espacial aunque más arriba o abajo. Esto determina en gran parte el quiebre de una navegación en profundidad por una navegación que, tal como el diseño estético en auge lo indica, podríamos denominar de la misma forma "flat", ya que nunca se sale de la superficie.
Estas distintas navegaciones presentadas hasta aquí no son sino reflejo de concepciones-mundo que el sujeto posmoderno configura mediante su sistema conceptual.
Lakoff y Johnson en su libro "Metáforas de la vida cotidiana" dirán al respecto: Los conceptos que rigen nuestro pensamiento no son simplemente asunto del intelecto. Rigen también nuestro funcionamiento cotidiano, hasta los detalles más mundanos. Nuestros conceptos estructuran lo que percibimos, como nos movemos en el mundo, la manera en que nos relacionamos con otras personas. Así que nuestro sistema conceptual desempeña un papel central en la definición de nuestras realidades cotidianas. Si estamos en lo cierto al sugerir que nuestro sistema conceptual es en gran medida metafórico, la manera en que pensamos, lo que experimentamos y lo que hacemos cada día también es en gran medida cosa de metáforas.
Y en tanto la metáfora es la experimentación de una cosa en términos de otra, la configuración del sentido en las interfaces será – al igual que en la vida – inagotable. Dichos autores retomarán grandes ejes metafóricos espaciales y temporales modernos, entre los que encontramos "Más es arriba, menos es abajo" La evidencia de nuestro sistema conceptual encuentra lugar en el cuestionamiento de las metáforas. Pero llevando esto a las interfaces que éste trabajo se propone analizar. Tal como desarrollamos anteriormente, lo que dimos a llamar "navegación flat" rompe con ésta dinámica de arriba y abajo para que mostrarse como un eterno "aquí". Tal como en la rueda del mouse que se produce el scroll, en las pantallas se visualizan contenidos en rotativo y ya no con una linealidad vertical que exigía navegación de profundidad. Así es como la animación cobra sentido con la navegación interactiva.
Además del tipo de navegación, el lenguaje de programación y el diseño, el espacio hipermediático se verá atravesado por la arquitectura de la información. El carácter rizomático de las interfaces favorece a la absorción de diferentes pantallas a una única pantalla simbólica que luego es "levantada" por diferentes dispositivos. Este procedimiento se produce por lo que Carlos Scolari llama traducción de las modernas tecnologías mediáticas a los medios actuales.
"En un movimiento paralelo, asistimos al auge modernas tecnologías mediáticas que permiten guardar imágenes, secuencias de imágenes, sonido y texto, por medio de diferentes formas materiales: placas fotográficas, películas, discos, etc. (…) La traducción de todos los medios actuales en datos numéricos a los que se accede por medio de ordenadores. Y el resultado son nuevos medios: gráficos, imágenes en movimiento, sonidos, formas, espacios y textos que se han vuelto computables, es decir, que se componen pura y llanamente de otro conjunto de datos informáticos"
Pero los espacios no son comportamientos estancos, sino que forman parte de la trama de reenvíos, contaminaciones, típico de las hipermediaciones.
Esta traducción de datos a un lenguaje único no delimita las diferencias entre los medios masivos y los medios digitales, sino que las presenta – en términos bajtineanos- bajo un diálogo continuo. Los espacios no son compartimentos estancos, sino que por el flujo de información y la interacción y producción sobre dichos contenidos se establece una permanente reconfiguración. Los medios digitales, por lo tanto, se desarrollan como interfaces /lugares de interacción/ que absorben e integran contenidos recopilados por los medios masivos modernos. La polifonía pone de relieve la otredad del lenguaje - inclusive cuando no se esté dirigiéndose a alguien – que refuerza el carácter intertextual y configura el espacio de la hipermediación, es decir, el lugar del intercambio activo entre el usuario y el dispositivo.
Éste diálogo fundante y continuo de las nuevas interfaces; que permite el acceso inmediato, permanente, el almacenamiento y la distribución, trae aparejado la resignificación de conceptos duales como lo público y lo privado, lo universal y lo particular. "El concepto de audiencia elaborado por teorías de comunicación en masa pierde su vigencia es una consumo asincrónico y el intercambio de muchos a muchos."
Se vuelve necesario la deconstrucción de los núcleos fundantes y determinantes, descentrar los relatos hegemónicos, y por lo tanto las cristalizaciones conceptuales, las polarizaciones articuladas entre conceptos polarizados. No hay opuestos sino extensiones del campo significante de los que se van apropiando en un libre juego dependiendo de contextos temporales y espaciales. Mientras los hipertextos transfieren el poder del autor al lector, ahora los nuevos formatos participativos definitivamente destruyen la idea de autor y lector. La producción y el consumo se subsumen en una concepción dinámica de un proceso en constante articulación en un campo de fuerza abierto.

Este nuevo panorama sobre la espacialidad de las interfaces traerá aparejado dos nuevas problemáticas: Por un lado, la "pérdida" del aura de los contenidos, y por el otro, y la condensación de los espacios digitales.
Con subsanación del autor y el usuario de contenidos en un nuevo usuario 3.0 que constituye la plataforma en tanto interactúa con ella, la direccionalidad lineal de los sitios llega a su fin y con ella los contenidos estancos. Debido a la fragmentación de pantallas de los distintos dispositivos, las hipermediaciones deben plantear interfaces, es decir, lugares de interacción que reúnan y codifiquen en un único código los metaproductos de los medios masivos de los cuales levanta diferentes informaciones. Los dispositivos, entonces, no serán más que prótesis que combinan las prácticas sociales con la preponderante característica de movilidad que presentan las interfaces digitales. Así, las noticias y relatos generados desde una cámara de celular se viralizan en las redes haciendo de las noticias registros subjetivos de los hechos. Con esto no quiere decir que las noticias de los medios masivos sean objetivas, sino, que hasta ésta tomas redireccionan la información siendo los propios usuarios 3.0 los que con sus dispositivos móviles reconstruyen las dinámicas televisivas, radiales y editoriales. Twitts, Posteos de Facebook, Videos y Fotografías en Instagram, hoy las redes desarticulan las modernas estructuras narrativas y complejizan vínculos de información. Ya que mientras más comunicamos, más nos informamos.
El diálogo propio que tienen las interfaces para con los medios masivos repercute en las esferas privadas modelando las perspectivas y subjetividades de los usuarios. Ésta dinámica de diálogo producido entre los medios digitales con los masivos es el mismo que produce entre el sujeto y las prácticas discursivas. "La identidad sería entonces no un conjunto de cualidades predeterminadas, sino una construcción nunca acabada, abierta a la temporalidad, a la contingencia, y posicionalidad relacional temporalmente fijada en el juego de las diferencias." A partir de esta redefinición dinámica del conflicto constitutivo es que se deja de ser, para devenir. Por lo tanto, la construcción del entendimiento tendrá lugar en la interacción activa de una usuario 3.0 que subsume las instancias de producción y consumo de información.
La ruptura del núcleo central al que Arfuch refiere no es sino la rearticulación de los medios tradicionales para con los medios digitales. Demostrando en sí que estos no son sino extensiones de un mismo campo que solo existe en tanto la interacción del usuario permanezca. En la ruptura de esta dicotomía ya presentada el principio de este trabajo, la posmodernidad es el primer episodio histórico que no plantea una alternativa de los hechos para, por primera vez en la historia, hacer del dialogismo un proceso de continuo cambio constitutivo.
Es por todo esto es que las características de eterna distribución, reproducción y accesibilidad de contenidos digitales trae consigo no así la perdida, aunque la reconsideración de la condición aurática a la que Benjamín refería. La época de la reproductibilidad ha finalizado, las imágenes que hoy se fragmentan en extensas pantallas de diferentes dispositivos, la llamada viralización, combina el ritmo acelerado con la reproducción con un mensaje massmedico sin autoría. "Una cosa tiene éxito y se divulga y muere en el momento. Hoy se perdió el sello subjetivo, marca de la conciencia moderna de la obra. "Todo es de todos, nada es de nadie" es la estética de las massmédiaticas, el sello de autor desaparece."
En la viralización los mensajes ganan o pierden significados dependiendo de la apropiación metafórica del usuario, el contexto, el momento de la reactivación del mensaje, y la narrativización de su propia identidad. Distintos discursos atraviesan los contenidos viralizados y aquellos que se viralizaron a lo largo de la historia, logrando la activación de contenidos por medio del cruce, de la metáfora. El usuario 3.0 se informa comunicando. Entonces, en tanto que en el mundo digital todo es original porque está atravesado por un nuevo discurso que reactiva al relato y lo vuelve copia perfecta, no se debe hablar de una pérdida del aura sino de un aura que no es en sí misma, sino que deviene en cada cruce.
Cuando consideramos ésta una de las problemáticas de la espacialidad de las interfaces nos referíamos a que la constitución de lo que Mihalache a determinado como "lugar" depende única y exclusivamente de ése diálogo, de ése cruce, ésa activación de los contenidos desde el discurso. Es decir, el lugar es en tanto hay un sujeto interactuando.
El encuentro entre ese lugar y una subjetividad generará un evento, o sea, una secuencia de movimientos significantes que reestructuran la narratividad constituyente y modela en tanto se desarrolla constituye la subjetividad del usuario.

La segunda problemática de la espacialidad hipermediática es la condensación del espacio, característica que proviene del atravesamiento de la dimensión temporal. Lo que la posmodernidad viene a traer a cuentas frente a la unidireccionalidad y linealidad del concepto moderno del tiempo, se verá reflejado en la variabilidad y aceleración de una nueva temporalidad móvil, es decir, una temporalidad fragmentada y por lo tanto hipervinculada sin direccionalidad concreta.
Desde un enfoque comercial, si bien en una base constitutiva simbólica la imagen del consumidor y el productor de sentido dialogan en continuo, es la base del mercado capitalista la que desasocia los interfaces comerciales de cada uno de ellos. Así, mientras el consumidor está interesado en el valor de uso del producto y el productor está interesado en su valor de cambio. La incorporación del valor estético al valor de uso, denominado Styling en los años 60tas pone de manifiesto la durabilidad simbólica de los objetos y con ella evidencia el auge de los intangibles. Estas características no podían sino darse en un contexto posmoderno de desesperanza en el futuro, la ruptura de la idea de progreso, la búsqueda de la funcionalidad y el orden como resultado del positivismo histórico.
Las relaciones sociales de producción se ven profundamente afectadas por esta no ruptura, sino dialogismo entre paradigmas (que confluye en uno nuevo: la posmodernidad) y así como la línea de montaje industrializada repetía la concepción de linealidad del tiempo, las interfaces digitales atravesadas por un consumo simbólico reflejan la particularidad de una temporalidad discontinua y policrónica, la desfragmentación producida por los medios. La brevedad de la durabilidad y del contacto determina nuevos vínculos no sólo entre sujetos, sino entre el sujeto y la cosa, así como el sujeto y la idea de la cosa en sí misma. Siendo ésta instancia una configuración de la subjetividad en conflicto constante con la constitución de la realidad concreta.
Las mutaciones de la temporalidad en los denominados "lugares" afectan también a la diagramación y diseño de las plataformas, los llamados "accesos directos", los "atajos", las variables de navegación en un mismo sitio, metaforizan la accesibilidad rápida y la operatividad precisa de una percepción moldeada por una nueva temporalidad que dejó de ser estructural para convertirse en una experiencia dinámica.
El consumo hipermediático trae consigo la fragmentación y desarticulación del "vivo y en directo", el carácter performativo de la realidad ya no sólo se ve desarticulado por la mediación sino por la infinita cantidad de situaciones asincrónicas de consumo. Los conceptos de presencia y ausencia se ven resinificados por la temporalidad hipermediatica y con ellos el concepto de memoria. Concepto ambivalente que luego de la segunda guerra mundial y con la posmodernidad, se verá atravesado por la masividad y el consumo que las nuevas plataformas – responsables de la continua distribución, reproducción y accesibilidad de contenidos digitales – proponen. Bajo éstos términos Andres Huysser considerará al boom de la memoria en paralelo al boom del olvido. El acceso masivo de los medios digitales a la memoria traerá consigo un exceso de olvido, ya que no hay memoria por afuera de la memoria comercial y mediática. Por lo tanto, mientras más posibilidades de recordar tenemos, más miedo al olvido desarrollamos. La añoranza de la estabilidad del pasado frente a la dinámica de aceleración del presente, coopera con la desesperanza en el futuro y con un circuito de consumo en el que en tanto todo se torne obsoleto hay un presente al que no puedo alcanzar o, en términos del autor, un exceso de presente. Cómo ejemplo de esto último se encuentran las notificaciones de "recuerdos" que Facebook envía una vez al día a sus usuarios, lo que en primera medida toma a la interacción como "hecho" y en última a la notificación como un "recuerdo del recuerdo" en tanto le recuerda al usuario que recuerde. La notificación destruye el concepto de recuerdo ya que el recuerdo es inconcebible sin un presente por fuera de la memoria totalizadora, es decir en términos de Huysser, por fuera del marketing de la memoria.
Si la comunicación contemporánea no puede producirse sin el aporte de los propios usuarios esto arrastra transformaciones en las propias bases de los sistemas mediáticos y comunicacionales.
Así como para Huysser la única esperanza es la narrativización, la pluralidad de nuevas minorías afirmadas desde la diferencia para recomponer una memoria basada en la tradición viva. Así también se busca que las hipermediaciones constituyan en tanto colaboren con esa memoria, es decir, que se aborde lo es el objeto en sí mismo de la posmodernidad: el dialogismo constitutivo.


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Bibliografía

Arfuch, L. Diseño y comunicación; teorías y enfoques críticos. "Diseño y comunicación: notas sobre una divergencia", "El diseño en la trama de la cultura: una propuesta teórica". Buenos Aires: Paidós, 2013.

ARFUCH, L. Identidades, Sujetos y Subjetividades. "Problemáticas de la identidad". Prometeo Libros.

BAJTÍN, M. Estética de la creación verbal "El problema de los géneros discursivos". Siglo XXI Editores.

HUYSSEN, A., En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización. Cap. 1.

LAKOFF, G y JOHNSON, M. Metáforas de la vida cotidiana. "Los conceptos mediante los que vivimos". Cátedra Teorema, p. 39.

LEV, M. El lenguaje de los nuevos medios de comunicación. "¿Qué son los nuevos medios?"

MALOSETTI-COSTA, L., "Algunas reflexiones sobre el lugar de las imágenes en el ámbito escolar"

SCOLARI, C. Hipermediaciones – "Cap. 8, Hacia una teoría de las hipermediaciones"

PELTA, R. Diseñar hoy. Temas contemporáneos de diseño gráfico. Paidós Ibérica.




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