El despertar de los vencidos: Aproximación fenomenológica al \"Cementerio más hermoso de Chile\" de Christian Formoso

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Descripción

"Universidad de magallanes "
"El despertar de los vencidos "
"Un aproximación fenomenológica al "Cementerio más hermoso de Chile" de"
"Christian Formoso. "
" "
"Pablo Cifuentes Vladilo "
"29/06/2010 "




" "




Índice



Índice 2

Introducción. 3

Marco teórico. 4

a) Fenomenología. 4

b) Crítica fenomenológica. 5

c) Vivos que hablan de muertos. 6

El cementerio más hermoso de Chile: El despertar de los vencidos. 8

1. Construcción del espacio cementerio. 8

2. Los muertos de la historia. 11

3. De muertos segregados: los vencidos de la actualidad. 13

Conclusiones 16

Bibliografía 17





Introducción.



La actualidad inmersa en un contexto de incertidumbre da lugar a un
sinnúmero de vertientes que nutren lo que conocemos como realidad. De esta
manera el mundo se vuelve difuso y parece desmoronarse lo que podría
entenderse como una consciencia unificada de la existencia. Es inestable
todo pensamiento y por lo tanto se relativiza todo lo conocido.

En este contexto, parece razonable acudir a la literatura como una forma de
acceder a la forma en que se está pensando el mundo, entendiendo que en
ella se plasma la vivencia del sujeto autor, quien desde su perspectiva
reconstruye la realidad.

Es lo que se pretende hacer con la obra "El cementerio más hermoso de
chile", donde el poeta Christian Formoso, desprendiéndose de las vestiduras
de lo construido, sacudiéndose la historia contada, procede a hacer una
revisión de la historia del espacio patagónico con el fin de rearmar la
realidad ya no desde la perspectiva oficial, sino valiéndose de las voces
de aquellos caídos al otro lado de la moneda, las voces de los vencidos.

Por lo anterior es que a través de una revisión de los textos de Christian
Formoso se espera poder desentrañar un fragmento de consciencia, al menos
un ligero atisbo de cómo se piensa y se reconstruye el imaginario
histórico, esperando encontrar en las voces de los vencidos un intento de
trascendencia y reivindicación; un ajusticiamiento de los rincones
polvorientos a los que el discurso oficial ha negado la voz.



Marco teórico.



a) Fenomenología.

El concepto de fenomenología surge como una corriente filosófica acuñada
por Husserl, como una reacción frente al panorama de incertidumbre
existente en el mundo occidental luego de la segunda guerra mundial. Este
conflicto bélico significó, además de todas las muertes y destrucción
material, la fragmentación de los sistemas hegemónicos mediante los cuales
se concebía el mundo. La guerra significó evidenciar el fracaso de los
modelos que sustentaban la realidad y que parecían apuntar a la constante
evolución de la humanidad. De esta manera cayó también el positivismo
imperante en la intelectualidad y que era transversal a las ciencias, como
a la filosofía y, por ende, se manifestaba en las artes. Al desplomarse las
certezas y los cimientos del pensamiento moderno y quedar el hombre sumido
en una preocupante relativización de la realidad, surge la necesidad de
desarrollar un sistema de pensamiento que más que buscar estructuras
objetivas y determinantes, sea acorde con la subjetividad.

Es así como surge la Fenomenología que desde la filosofía nos propone una
nueva forma de considerar la realidad y el conocimiento que de ella
tenemos.

Desde el punto de vista fenomenológico, la realidad no son los objetos
concretos en sí mismos, sino que la realidad se erige como una construcción
subjetiva que se desprende de la percepción que de esos objetos tenemos. El
mundo no ES en sí mismo, sino que es la consciencia que tenemos de él.
"Puede considerarse a los objetos no como cosas en sí mismas, sino como
cosas supuestas (o "pretendidas") por la consciencia". (Eagleton, 1988:
74). De esta manera entonces, el mundo es construido mediante la
experiencia que se tiene y como es vivido, por lo tanto, el objeto ya no es
en sí mismo, sino de cómo lo vivimos y como lo pensamos, de ahí que la
realidad sea entendida como fenómeno.





b) Crítica fenomenológica.

Desde esta misma perspectiva, si se pretende acceder a una obra literaria,
deberemos entender la obra misma como un objeto de carácter fenomenológico,
es decir, comprender que la obra no opera como cosa en sí misma, no posee
una esencia objetiva, no es la mímesis calcada de la realidad, puesto que
como se ha dicho tal realidad no existe, sino que se trata de
construcciones subjetivas basadas en la experiencia que se tiene con la
esencia misma de las cosas.

Pr lo tanto, en la obra literaria no debiésemos considerar el mundo
exterior a ella (autor, contexto de producción, etc.) sino que debemos
concentrarnos en la obra misma entendida como un producto de la consciencia
subjetiva de quien la escribe, es su experiencia fenomenológica la que
queda plasmada y, por ende, es a través de su propio prisma que construye
las imágenes que se nos presentan. Como dice Terry Eagleton:

"El texto queda reducido a ejemplificación o encarnación de la
consciencia del autor".

Y agrega más adelante:

"El 'mundo' de una obra literaria no es una realidad objetiva, sino lo
que en alemán se denomina Lebenswelt, realidad realmente organizada y
experimentada por un sujeto individual" (Eagleton, 1988: 78)

Por lo anterior, la crítica fenomenológica debe intentar desprenderse de
todo prejuicio y predilección, en pos de lograr sumergirse puramente en lo
entregado por el texto, de manera que sea posible, al menos intentar,
adentrarse en la consciencia del autor, teniendo para ello como claves las
pistar puramente textuales.

Para la crítica fenomenológica es fundamental que el crítico se desprenda
de sus convicciones personales al momento de abordar la obra, puesto que lo
que se espera no es poder emitir juicios valóricos, morales, ideológico-
políticos, culturales, etc., sino que lo que realmente interesa es
descubrir qué es lo que siente el autor frente a lo que vive y por qué
escribe tal o cual cosa.



c) Vivos que hablan de muertos.

Al margen del enfoque que pretende tener este trabajo, parece pertinente
hacer una pequeña revisión de lo que la crítica ha dicho sobre el poemario
de Formoso "El cementerio más hermoso de Chile". Para esto contamos
esencialmente con reseñas de tres estudiosos chilenos: Alejandro Lavquén,
Juan Mihovilovic y Eugenia Brito. A través de las señas que ellos dan sobre
el texto se pretende realizar una aproximación que permita anticipar el
contenido simbólico presente en el poemario.

Parece apropiado destacar el hecho de que los tres estudiosos que se han
mencionado anteriormente, poseen miradas que en gran medida convergen sobre
la idea de un texto fundado sobre la muerte y la derrota, así como prestan
especial atención en la acción de revivir las voces de ultratumba, que
pasan a conformar un coro polifónico que habla de sus tragedias y
naufragios. Asimismo se repara en la oportuna operación metafórica de
convertir el espacio figurado en un cementerio, lo que da mayor fuerza
trágica a los versos de Formoso.

Se remiten a continuación algunos fragmentos de crítica que han servido
como orientación al análisis que a continuación se realiza.



Alejandro Lavquén:

"El autor, acude a las lápidas, a notas de prensa, a cartas halladas
en desvencijados baúles, tomando sus voces y asumiendo la historia
muerta que se niega a morir. Habla desde la marginalidad, desde muchas
marginalidades e injusticias. Resucita a los muertos y les da voz"
(Levquén)

Eugenia Brito:

"(…) la manera de dar cuenta de una existencia diezmada, de muertos que
conversan como en Pedro Páramo entre los parques de sus casas, donde fueran
exterminados; entre los sitios de tormento, en que fueran diezmados o entre
los múltiples laberintos de la Patagonia, donde han sido desaparecidos,
perdidos, borrados.

Entonces el texto pareciera obedecer al trabajo de establecer un archivo de
lo que falta, y para ello se recurre a inscripciones en lápidas, a
escrituras en que lo más importante es lo omitido, generando la necesidad
de reelaborar y corregir la "historia oficial" (Brito)

Juan Mihovilovic:

"Allá, sobre las crestas incorpóreas de las olas avanzan insomnes
el Malborough y la Esperanza, son barquichuelos con un papel ganado a la
historia: vienen a dejar su huella póstuma, su herencia, su testamento y el
futuro sobre las quietas miradas de los indígenas de pronto moribundos."
(Mihovilovic)

"El cementerio más hermoso de Chile abierto como un tajo sanguinolento en
medio de la placidez ciudadana, de sus seculares progresos provincianos, de
la llamada economía liberal que nos aprieta la garganta"


El cementerio más hermoso de Chile: El despertar de los vencidos.





1. Construcción del espacio cementerio.

Antes de ingresar de lleno al texto, es necesario detenernos en la
construcción simbólica que da nombre a la obra, es necesario detenernos en
la construcción del espacio cementerio.

Si nos remitimos a cualquier diccionario o enciclopedia es posible
encontrarse con definiciones que en su mayoría hacen referencia a un
espacio físico en el cual se depositan los restos mortales de personas. En
el caso del diccionario de la Real Academia Española (RAE), en su versión
en línea, dicta:

"Terreno, generalmente cercado, destinado a enterrar cadáveres." (DRAE)

Con esto, entonces, es posible ver, al hablar de un territorio generalmente
cercado, que se realiza de inmediato una delimitación espacial, es decir,
cuando se habla del cementerio más hermoso de chile, estamos aludiendo a
que no se habla de una generalidad, sino que se quiere hablar de las
particularidades de este espacio delimitado que en las páginas podremos
identificar como la Patagonia, específicamente la región de Magallanes. Son
muchas las pistas que nos permiten hacer esta asociación, puesto que en los
mismos títulos de los poemas encontramos alusiones directas al espacio
magallánico, como en "La lágrima de Kooch que dio origen al cementerio más
hermoso de Chile" o "Notificación y juramento de Sarmiento, que vuelve a
Puerto de Hambre a 'Guardar estos reynos antes que los enemigos los
tomen'". Incluso en el mismo contenido tempranamente nos vamos encontrando
con hitos de la historia regional como la toma de posesión del estrecho, el
exterminio indígena, sumado a una constante enumeración de topónimos
claramente identificables para reconocimiento de la región en cuestión.

Una vez delimitado el alcance geográfico, es necesario comprender la
operación simbólica que se realiza al momento de identificar este espacio
con un cementerio. Por qué no una estancia, por qué no un fundo, centro
comercial, cancha de fútbol o casa de orates. Por qué nada de eso y sí un
cementerio. Un acercamiento a esto puede ser la que nos entrega la misma
Eugenia Brito en su texto "Una aproximación a un texto inmenso",
conferencia pronunciada en la presentación de "El cementerio más hermoso de
Chile" al sentenciar:

"Una de las metáforas más productivas del texto de Formoso es la
inversión de lugar por "cementerio". Como otros grandes escritores
latinoamericanos, él ocupa el nicho, como casa o como espacio
territorial que significa la habitación, la práctica del espacio (…).
En Chile, como en otros lugares de América del Sur, esa habitación fue
signada por la precariedad, la despertenencia." (Brito)

Se erige entonces el espacio cementerio como el punto final de una serie de
derroteros funestos, un museo de fracasos, que sobrepasa la historia y se
enclava en la consciencia austral como el destino, trágico e ineludible,
que vive ligado a las tierras del sur.

"Un grupo es un cementerio nacido blanco entre huesos, seco y
amamantado sin leche. Al reverso hay una inscripción, el destino
dicen, el paasto cargado de semillas y de besos (…)" (Formoso, 2008)

De este modo, el cementerio pasa a constituirse como el hogar de los
vencidos (siguiendo la metáfora, muertos), el lugar donde se respira
fatalidad que ya no es sólo muerte, sino que son derrotas históricas, son
dolores culturales, son segregaciones y pérdidas de todo tipo, y de ahí
surge la necesidad de abrir las tumbas de los que no descansan en paz y
convertir al poeta en un profeta necrófago que se nutre de las voces
silenciosas para re-construir la historia, esta vez desde el nicho. Este
proceso de revalidación del discurso podemos focalizarnos en dos espectros:
los vencidos por la historia y los vencidos por la sociedad actual.



2. Los muertos de la historia.

Hablar de los muertos de la historia es hablar de las batallas perdidas,
aquellas derrotas que son parte del pasado y cuyo alcance ya no puede ser
revertido pues ya forma parte de los pasajes enterrados. Sin embargo,
Christian Formoso no se contenta con lo callado y realiza una evocación a
los caídos para llenar con sus voces inhumadas los vacíos que quedan entre
el legado de hazañas y triunfos, para llenar los vacíos de las historias no
contadas.

Renacen así, por ejemplo, los lamentos de navegantes de embarcaciones
siniestradas en el Estrecho de Magallanes, navegantes que no son historia,
que no son recuerdo, ni héroes ni fundadores, simplemente son muertos
olvidados y sepultados en el fondo del cementerio, sin bombos ni platillos,
sin nombres de calles ni placas conmemorativas, son los lamentos de las
agonías olvidadas.

"¿Qué más? ¿qué significaba, entonces, la derrota?
¿qué, ese movimiento
la luz perversa de la que nadie se deshizo?
¿qué mano escondida trazaba el derrotero? ¿qué alianza
con el sol, qué instrumento
dominaba las estrellas para pagar tan altamente
el costo de fondear en este puerto?"

(Formoso, 2008: 46)

Y de esta misma forma se hace cargo de grandes tragedias, de las grandes
pérdidas de la historia de la Patagonia que pasarán por el exterminio
indígena, por masacres a obreros, por torturas y muertes de presos
políticos. En la voz y en el tono, muchas veces irónico, de Formoso se deja
entrever su insatisfacción con el discurso oficial, su repudio a los hechos
y empatía con el dolor padecido y no reparado, ni siquiera recordado y
jamás defendido.

Encontramos, como muestra de esto, la visión que hace el poeta de la isla
Dawson, en el poema "Isla Dawson, muerte devuelta". En él, además, incluye
dos epígrafes, uno de Aristóteles España y otro de Juan Pablo Riveros, que
permiten evidenciar la doble connotación que posee la mentada isla, al
haber sido dos veces cementerio, haber sido dos veces un lugar de muerte.
Los mencionados epígrafes dicen así:

"Marchado
cerca de las doce de la noche del once de septiembre
de mil novecientos setenta y tres en Isla Dawson."

(Aristóteles España)

Y:

"También campo de concentración
de Onas y Alacalufes"

(Juan Pablo Riveros)

Más adelante el poema dirá:

"(…) De altos poderes, humanas llamas de la noche
de contorno, de fosa, de huesa aterida
quedó sembrada esta isla
porque jugó el corazón de niño terror
su boca fusil, su bala buen día
tragando palabras hasta que nade nadie
hasta hacer llover, que nadie duerma ni muerda.

Mientras todos hablan bajo la tierra
su boca dice que tiene dos lenguas
que en ambas dice dolor
de la misma manera
mas muerte, no. (…)"

(Formoso, 2008: 135)

En la tarea misma de reivindicar a los débiles, a las víctimas de la
historia, encontramos la satirización con los personajes que el discurso
oficial considera héroes, se ironiza el tema de los pioneros y forjadores
dejando como precedente a la construcción de la realidad austral el más
completo absurdo, hasta el punto en que los fundadores, respetables hombres
de la historia, se ven inmersos en un reality show, como una irreverencia y
un descrédito manifiesto.

"(…) El premio final será una gran tumba
con vista el Estrecho, y visitas
de turistas al sepulcro, amarradas
a todos los paquetes
promocionales de la Patagonia.

Se suma a esto el nombre de alguna calle
y la conmemoración del ardor de la pareja
bautizando con su nombre un concurso
de poemas a la reina del invierno (…)"

(Formoso, 2008: 145)

Estas mismas sátiras se vuelven más conretas al avanzar, cuando nos
encontramos con una murga en el carnaval en que artistas disfrazados de
pioneros simulan fusilar a los obreros y cortar orejas a los indígenas.



3. De muertos segregados: los vencidos de la actualidad.

Parece ser que todo este recorrido por distintos rincones de la historia
del cementerio más hermoso van a desembocar en una dura y pesimista mirada
de la sociedad moderna, como una forma de confirmar que toda una historia
de derrota sólo ha conducido a más derrotas, con otros nombres, con otras
formas, pero derrotas en fin, de manera que ya no basta sólo con levantar a
los viejos vencidos, de empolvados sepulcros, sino que se hace necesario
también levantar a los muertos en vida, muertos transeúntes, muertos vivos,
de carne y hueso que son tan perdedores como los anteriores, entre los que
encontramos a los vulnerables, a los entes marginales, a los que se
esconden debajo de la alfombra del marmóreo cementerio, los que no caben en
el recuento oficial. Encontraremos así habitantes de tomas, nómades
urbanos, testimonios poblacionales, entre otros.

Una potente muestra de esto se puede apreciar en el momento en que en el
libro se sentencia: "En basurales y focos de delincuencia/ aun esperan / la
llegada de / 'Nuestra Señora Esperanza'" (Formoso, 2008: 235)

Se retratan expresamente las condiciones en que se vive en las poblaciones
y lo burlescos que resultan los programas de mejoramiento de viviendas,
cosa que Formoso toma el tema de manera satírica y muestra deliberadamente
el "Programa 200 tumbas". La precariedad de los sectores marginales queda
de manifiesto cuando por ejemplo se nos enumeran los hechos delictuales en
estas tumbas que curiosamente llevan nombres de poblaciones puntarenenses.

"Tumba ríos patagónicos.

(…) Pasajes interiores: angostos
Terrenos ocupados por grupos
de jóvenes para beber
y drogarse, existencia
de basurales clandestinos
en los alrededores.

(…)

El 2005:

Hizo noticia
como escenario de dos
suicidios, 25
denuncias: seis
amenazas de atentado
a propiedad o persona, tres
robos. Portes de arma
blanca: dos. (…)"

(Formoso, 2008: 225)

Así se deja entrever la miseria, se degrada la sociedad al punto del
patetismo, mostrando no el esplendor, sino la gran derrota del sistema
operante, la derrota humana frente a un sistema en que lo único que ha
progresado son las cosas, los objetos. Esta precariedad se puede ver
claramente en los versos:

"El amor envenenado
ha hecho una casa sin puertas
dentro, hay una reunión de cabros hambrientos
o la reunión de viejos carniceros sin cuchillos"

(Formoso, 2008: 268)

Se trata de los vencidos que probablemente morirán en su condición de
tales, que nadie defenderá, estos que estando vivos se hayan tan enterrados
como aquellos de la historia de la derrota y por lo tanto, tan lejanas las
posibilidades de rescatarlos, porque no se salva u naufragio que ya se ha
hundido, no se salva un hombre enterrado. Y así es como pinta Formoso a
estas nuevas víctimas. Victimas que acaban suicidándose en el Parque María
Behety, colgados de los árboles como manzanas, o niños que mueren en la
calle inhalando productos de limpieza.

Así sigue el cementerio llenándose de muertos, sigue la tierra recibiendo
los despojos de los vencidos, mientras un niño, niño indígena, niño
náufrago, niño obrero, niño niño; continúa pidiendo la llegada de la
"Esperanza".





Conclusiones



1.- La construcción del espacio cementerio responde a una operación
metafórica que pretende identificar a la región de Magallanes como una
tierra fundada sobre la derrota y la muerte, como constantes ineludibles.

2.- Formoso levanta las voces de los vencidos llevando a cabo una
reivindicación histórica que a través de fragmentos apócrifos y
apropiaciones completa los espacios en blanco, las grandes omisiones del
discurso formal, de manera que se reescribe la historia y se propone de esa
manera una consciencia crítica del imaginario austral.

3.- Conocer el derrotero histórico de muertes y fracasos, se convierte en
un camino que lleva a conocer los cimientos de lo que es el cementerio
actualmente, cementerio que encontramos lleno de nuevos vencidos, víctimas
de la sociedad moderna, demostrando que el sino de los orígenes no ha
cambiado.

4.- Es posible encontrar entonces, a través de los versos de Christian
Formoso una consciencia fenomenológica de la historia y de la sociedad
actual, de manera que en el cementerio más hermoso de Chile nos encontramos
con una forma de pensar la realidad que no es la objetiva, no es el objeto
mismo, sino que es puramente una representación subjetiva que se filtra a
través del prisma del sujeto-poeta, lo cual se plasma en la construcción
literaria.














Bibliografía

Brito, E. (s.f.). Aproximación a un texto inmenso. Recuperado el Junio de
2010, de Letras.s5: http://www.letras.s5.com/cf020708.html

Eagleton, T. (1988). Una introducción a la teoría literaria. México, D.F. :
Fondo de Cultura Económica.

Formoso, C. (2008). El cementerio más hermoso de Chile. Santiago: Editorial
Cuarto Propio.

Levquén, A. (s.f.). El cementerio más hermoso de Chile. Recuperado el junio
de 2010, de Letras.s5: http://letras.s5.com/al020908.html

Mihovilovic, J. (s.f.). El cementerio más hermoso de Chile. Recuperado el
junio de 2010, de Letras.s5: http://www.letras.s5.com/jm050908.html
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