“El descubrimiento del Templo Mayor bajo las casas virreinales de la Condesa de Peñalva”

June 7, 2017 | Autor: G. Sánchez Reyes | Categoría: Templo Mayor de Tenochtitlan, Colonial Mexico City
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Descripción

100 años del templo mayor historia de un descubrimiento

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGíA E HISTORIA 2014

Índice

9

Coordinación general: Lourdes Cué Ávalos Coordinación editorial: Héctor Toledano Diseño: Natalia Rojas Nieto Edición y corrección: Pilar Tapia Primera edición: 2014 D.R. © Instituto Nacional de Antropología e Historia Córdoba 45, Colonia Roma, 06700, México, D.F. ISBN: 978-607-484-531-0 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de los titulares de los derechos de esta edición. Hecho e impreso en México

Presentaciones

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Introducción

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Manuel Gamio y las excavaciones en las calles de Santa Teresa

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Manuel Gamio: el hombre, el intelectual y... el abuelo

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Manuel Gamio: el antropólogo

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En torno a la ubicación del Templo Mayor

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Eduardo Matos Moctezuma Carlos Javier González González Ángeles González Gamio

Eduardo Matos Moctezuma

Carlos Javier González González

El descubrimiento del Templo Mayor bajo las casas virreinales de la condesa de Peñalva Gabriela Sánchez Reyes

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Y Gamio tenía razón…

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Bibliografía

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Créditos institucionales

Eduardo Matos Moctezuma

El descubrimiento del Templo Mayor bajo las casas virreinales de la condesa de Peñalva Gabriela Sánchez Reyes

Tratar de explicar una ciudad es mucho más complejo que definirla como un conjunto de edificios, calles, casas o densidad poblacional, sobre todo si se intenta recuperar al-

gunos pasajes de su vida. Los fragmentos de historia que se buscarán en esta ocasión corresponden al cruce de las calles de Seminario y República de Guatemala que antes

fueron conocidas como Relox y Santa Teresa la Antigua, donde en 1914 Manuel Gamio, entonces Inspector y Conservador de Monumentos Arqueológicos de la República,1

identificó el sitio donde estaban ocultos los vestigios del Templo Mayor. Tan importante descubrimiento fue publicado como “Los vestigios prehispánicos de la segunda calle

de Santa Teresa” ­(Gamio, 1990: 273-280), y así se iniciaría la transformación urbana de

la calle de Seminario.

Al revisar los documentos relativos a las excavaciones que realizaron en ese tramo

a partir de 1900 Leopoldo Batres, primero, y después Gamio, llama la atención que en sus informes precisaron que era posible localizar los restos arquitectónicos a una profundidad máxima de cuatro metros desde el nivel de la calle, es decir, un poco más que la 1

Cargo que ejerció de 1913 a 1916.

Candelero localizado en las excavaciones del predio de Ajaracas que representa a un mulato.

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Gabriela Sánchez Reyes

El descubrimiento del Templo Mayor bajo las casas virreinales de la condesa de Peñalva

CATEDRAL

ATRIO

DEL CARMEN REPÚBLICA DE GUATEMALA (2a. de Santa Teresa)

(Indio Triste)

(Escalerillas)

(Monte Alegre)

LIC. VERDAD (Cda. de Santa Teresa)

REP. DE BRASIL

REPÚBLICA DE GUATEMALA

JUSTO SIERRA

SEMINARIO

MONTE DE PIEDAD

DONCELES

CALLE REP. DE ARGENTINA (1ra. de Seminario)

N

MONEDA

Superposición vista en planta que muestra las manzanas y nomenclatura antigua sobre las calles de Seminario y República de Guatemala y el levantamiento arquitectónico del estado actual del Templo Mayor obtenido con la tecnología escáner láser.

profundidad de una sepultura. Eso significaba que era posible conocer, sin demasiado esfuerzo, aquel pasado que permanecía oculto bajo los edificios virreinales; por eso sólo fue nece­sario aprovechar la excavación que se hizo durante la cimentación de un edificio de la zona, para localizar los restos materiales del recinto ceremonial de Tenochtitlan. A pesar de la importancia del área, por estar ubicada a un costado de la Catedral y tan pró­ xima a la Plaza Mayor, su historia urbana había permanecido en el olvido. Por fortuna los le­ gajos resguardados en los archivos históricos revelan distintos aspectos para reconstruir no sólo la historia de un inmueble específico, con los nombres de sus propietarios o etapas constructivas, sino también comprender los cambios

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efectuados en la calle. Se puede decir que se conoce lo ocurrido a partir de la fundación de Tenochtitlan en 1321 hasta el momento de la llegada de los españoles en 1521. Sin embargo, falta conocer con más detalle lo ocurrido sobre el antiguo recinto ceremonial desde la Conquista (una vez que Alonso García Bravo trazara la Ciudad de México), hasta 1914, puesto que han quedado en el olvido los nombres de sus ha­ bitantes. En cuanto a las obras que se construyeron y de las cuales aún se conservan algunas, están catalogadas como inmuebles históricos. Algunos tienen hoy un uso comercial, otros son recintos culturales o con carácter religioso, como la Catedral Metropolitana. Para realizar este recorrido hacia el origen del trazo de la ciudad virreinal es importante

El trazo de la gran Tenochtitlan, con sus edificios, calzadas y canales, se modificaría; las batallas habrían dejado en estado ruinoso la soberbia arquitectura y de los escombros paulatinamente surgiría una nueva ciudad. Es bien sabido que

Hernán Cortés partió hacia Coyoacán, de manera que la ciudad fuera aseada, y durante dicha estancia realizó las primeras sesiones del cabildo del Ayuntamiento y ahí permaneció hasta principios de 1522. Uno de los temas fundamentales que atendió Cortés fue el otorgamiento de los primeros solares a los conquistadores y a los nuevos pobladores; sin embargo, no quedó testimonio documental de las sesiones y de los acuerdos celebrados, lo que dificulta comprender el nacimiento de la ciudad. De acuerdo con el cabildo, los propietarios de un solar tenían la obligación de edificarlo o, en el caso de tener una huerta, sembrarla, para lo cual contaban con un plazo no mayor a seis meses o máximo un año. En caso de no hacerlo así, debían al menos cercar su propiedad con la intención de que la ciudad fuera ennoblecida y estuviera bien edificada (Mier y Terán, 2005: 121). Para el caso de las calles que hoy se cono­ cen como Seminario y República de Guatemala, es necesario comprender que éstas al parecer fueron trazadas de manera más formal a partir de 1524. Si bien no se cuenta con muchos detalles sobre la urbanización de esa zona, cabe pensar que durante poco menos de tres años los vestigios del recinto ceremonial del Templo Mayor aún se encontraban en pie. Al parecer uno de los primeros edificios relevantes en ese tramo fue el primer convento franciscano. Uno de los primeros interesados en señalar este asun­to fue Lucas Alamán quien, en su obra Di­ sertaciones sobre la historia de la República Mexi­ cana (Alamán, 1969: 116-117 y 195-197), 3 anotó que dicho convento se habría fundado entre las calles de Santa Teresa, Guatemala, el Carmen y Argentina, justo donde se levantaba el doble templo de Huitzilopochtli y Tláloc.

2 Archivo General de la Nación (agn), Civil, vol. 197, exp. 3.

3 Esta discusión se encuentra en la Séptima y Octava disertaciones.

tener presente que la nomenclatura de las calles se ha modificado con el paso del tiempo. Así, la actual calle de Seminario en un plano fechado en 1596 es identificada como San Sebastián (Toussaint et al., 1938: 31), con el tiempo cambiaría y para 1632 ya era conocida como del Relox2 o primera de Relox. En 1689 se edificó el Colegio Seminario y, por tratarse de la construcción más importante en ese tramo después de la Catedral, se cambió la nomenclatura por la de Seminario, ya que el Sagrario Metropo­ litano fue inaugurado años después, en 1768. Esta calle se extendía hacia el norte desde este punto, por lo que se nombraron de la segunda a la sexta del Relox, que después se llamarían segunda a sexta de Seminario. Durante el gobierno de Venustiano Carranza y en honor de su hermano Jesús, recibió brevemente este nombre (Macedo, 1988: 14) y hacia 1917 mudó al actual. En cuanto a República de Guatemala, en el tramo oriente, tuvo varias designaciones durante el siglo xvi: las Atarazanas, Bergantines o San Francisco el Viejo. Durante el siglo xvii el nombre se modificaría en dos secciones: a partir de la calle de Seminario hacia el poniente se llamaría Escalerillas y al oriente sería conocido, a partir de 1616, como Santa Teresa, dado que en la calle contigua se edificó el convento de Santa Teresa la Antigua de las carmelitas descalzas. Los primeros propietarios de un solar

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JUSTO SIERRA

DONCELES 1

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REP. DE GUATEMALA

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CATEDRAL

SEMINARIO

REP. DE BRASIL

N

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MONEDA

CASAS NUEVAS DE CORTÉS

LA CORREGIDORA

Convento de San Francisco 1 Luis Méndez, 1527 2 Francisco de Montesinos, 1525 3 Gil González de B., 1527 4 Antonio Villanueva, 1527 5 Diego de Soria, 1529 6 Andrés de Barrian, 1529 7 Alonso de Ávila, 2 de mayo de 1525 8 Bernardo de Albornoz, 1529

9 Juan Pellez, 1529 10 Delgadillo, 1529 11 Meneses, 1524. Villanueva, 1527 12 Francisco Maldonado, 1525 13 Cristóbal de Ojeda, 1524 14 Pedro del Castillo, 1527 15 Juan de la Torre, 1527 16 A. de Aguilar, 1527 17 Hernando Alonso, 1524

18 H. de Sesma, 1533 19 M. de Castro Verde, 1533 20 Pedro de Maya, 1524 21 P. G. de Trujillo, 1527 22 Juan de Burgos, 1524 23 Martín López, 1529 24 Diego de Soria, 1529

Repartición de solares entre 1524 y 1527 en las actuales calles de Seminario y República de Guatemala.

Plaza Mayor de México, 1596.

Sin embargo, la estancia de los franciscanos fue breve, puesto que para mayo de 1525 (Muriel, 1978: 6), el síndico del convento lo puso a la venta en cuarenta pesos, puesto que los frailes preferían mudarse fuera de la traza de la ciudad para atender a la población indígena y estar

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más cerca de ella. En esta compra-venta el ­interesado fue el contador real Rodrigo de ­A lbornoz, diligencia que se formalizó para ­evitar un litigio en el futuro. De la calle Santa Teresa también se ha identificado a los propietarios de los solares (Valero,

1991 y 1991a; Álvarez, 1945-1946; Porras, 1988), tal es el caso del que perteneció a Alonso de Ávila, quien el 2 de mayo de 1525 solicitó uno situado junto al convento franciscano ­(Muriel, 1978: 3). Para 1527 se otorgaron a Hernando Alonso, Pedro de Maya, Pedro González de Trujillo y, en la acera de enfrente, a Francisco Maldonado, Pedro del Castillo, Alonso de Aguilar, el padre Meneses, Cristóbal de Ojeda y Juan de la Torre. En 1533 a Hernando de Sesma y M. de Castro Verde (Valero, 1991a). Llama la atención que algunos dueños en esa manzana fueran miembros del Ayuntamiento,

como Andrés de Barrios y Gil González de ­Benavides, padre de los hermanos Gil González de Ávila y Alonso de Ávila, quienes fueron decapitados el 3 de agosto de 1566, por formar parte de la conjura del marqués del Valle, don Martín Cortés, hijo de Hernán Cortés. Una constante que presentó la posesión de solares durante el siglo xvi es que en poco tiempo comenzaron a venderse, por lo que durante ese lapso pudieron haber cambiado de pro­pietarios quizá en dos o tres ocasiones y los detalles de las transacciones se han perdido. El segundo propietario de la esquina de Semi-

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Placa que recuerda la participación de los hermanos Gil González de Ávila y Alonso de Ávila en la conjura de Martín Cortés. Zona Arqueológica del Templo Mayor.

nario y República de Argentina lo proporciona un documento fechado en 1613 relativo a un pleito que era seguido por el comerciante y vecino de México Francisco Pacho (Sanchiz et al., 2006) sobre unas casas que iban “del Relox, de las casas reales a San Sebastián y por la otra parte la calle que va del hospital de San Lázaro”.4 El remate de la propiedad se concretó en favor de Martín López Erenchun,5 quien se presentó en nombre y con poder de Agustín Zavala,6 Archivo Histórico del Distrito Federal (ahdf), Beneficencia. Obra pía de la condesa de Peñalba, vol. 417, f. 8v. 5 Martín López Erenchun pertenecía a una destacada familia asociada con el cargo de balanzario de la Casa de Moneda, que tuvieron de 1611 a 1653, es decir, vinculado con los comerciantes y mineros de plata (Zavala y Schell Hoberman, 1991: 86). 6 Agustín de Zavala fue uno de los descubridores de las minas del cerro de San Pedro en San Luis Potosí y después se avecindó en Zacatecas, donde amasó una gran fortuna. Véanse Sanchiz (1996, vol. 5: 309-330) y Porras (1982: 241). 4

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v­ ecino y minero del Real de Pánuco de Zacatecas y su mujer Catalina de Castilla y Sosa. La finca se remató en 57 mil pesos y comprendía ocho casas y seis tiendas y se escrituró el 10 de mayo de 1618,7 aunque apenas 30 años después se pondría nuevamente a la venta. La familia Beltrán de Alzate

Al comenzar el siglo xvii algunas familias forjarían sus fortunas gracias a la adquisición de fincas urbanas; tal fue el caso de los mayorazgos, una institución que permitió la conservación e incremento de las propiedades (Sánchez, 2013: 40-83). En otros casos, los comerciantes, a pesar de no tener ningún título nobiliario, obtuvieron 7 ahdf, Beneficencia. Obra pía de la condesa de Peñalba, vol. 417, f. 8v.

su riqueza a través de la compra de inmuebles y su arrendamiento. Un buen ejemplo de esto es la familia Beltrán de Alzate, conformada por Francisco Esteban Beltrán, mercader de cacao y caballero de la orden de Santiago y Luisa de Esquivel y ­Alzate (Rubio Mañé, 1955: 278; Sigaut, 2002: 274). La pareja engendró seis hijos, dos de ellos varones, que eligieron la vida religiosa en distintas órdenes; uno fue fray Tomás Beltrán de la Orden de Predicadores y, el otro, en el clero secular, el canónigo Simón Beltrán de Alzate. De las cuatro mujeres, tres fueron las religiosas: Beatriz de San Ildefonso, Luisa de San Simón y Francisca de la Purificación, que profesaron en el convento de San Jerónimo; y doña Margarita Beltrán y Alzate, la única que contrajo nupcias. Los Beltrán de Alzate poseían unas casas principales en la calle de San Juan en las cercanías del convento de San Francisco,8 que contaban con dos accesorias.9 En 1642 esta familia adquirió otra propiedad, localizada en las calles del Relox a un costado de la Catedral Metropolitana, conformada por varias casas y que había sido puesta a la venta por el general Agustín Zavala. La escritura de venta se otorgó el 26 de agosto de dicho año, por la cantidad de 51 mil pesos, misma que fue ratificada notarialmente el 13 de septiembre en la ciudad de Zacatecas.10 De acuerdo con un documento fechado en 1656, esta propiedad11 comenzaría a ser referida como ubicada en la esquina de “la calle de Santa Teresa a la esquina que está enfrente de dicho Convento y está en el zaguán de ellas”. Todo parece indicar que en una de las casas residió doña Margarita, el caagn, Bienes Nacionales, vol. 1396, exp. 11. Esta casa la adquirieron antes de 1643 y la vendieron en 1697. agn, Bienes Nacionales, vol. 1396, exp. 11, f. 186. 10 ahdf, Beneficencia. Obra pía de la condesa de Peñalba, vol. 417, f. 9v. 11 agn, Inquisición, vol. 567, exp. 1, f. 17 v. 8 9

nónigo Simón, el capellán Francisco Ortuño y un esclavo.12 De los seis hijos del matrimonio, dos de ellos destacarían: el canónigo Simón Esteban de Alzate (1616-1671) que ingresó en 1651 al cabildo de la Catedral Metropolitana, donde se convirtió en uno de los miembros más respetados y permaneció en dicha institución hasta el momento de su muerte (Pérez Puente, 2006: 85). La única de las hijas que no profesó en un convento fue doña Margarita, que pasó a ser conocida como la condesa de Peñalva. Poco se sabe sobre su vida, salvo que tuvo dos matri­ monios. El primero se celebró el 10 de marzo de 1628 con Manuel Casasano,13 un rico heredero de la hacienda de San Pedro en Cuautla, Morelos, cuando ambos eran muy jóvenes.14 Sin embargo poco duró la relación, ya que diez años después, el 16 de mayo de 1639, falleció el marido estando en la villa de Tacubaya.15 De esta unión sólo procrearon a Manuel Casasano, quien tenía dos años y un mes en ese momento, por lo que ella quedó como tutora del menor y en poder de todos sus bienes.16 No pasaría mucho tiempo antes de que volviera a contraer nupcias, ya que dos años después, el 12 de febre­ ro de 1641,17 se casó en la parroquia de la Santa Veracruz con don García de Valdés y Osorio Dóriga y Tineo, conde de Marcel de Peñalva y vizconde de San Pedro Mártir de la Vega del Rey, caballero de Santiago, con quien procreó a agn, Inquisición, vol. 567, exp. 1, f. 3v. Hijo de Gonzalo Casasano, natural de la villa de Pareja, España, quien pasó a México hacia 1590; vecino de la villa de Amilpas en Oaxtepec, fue dueño de una hacienda azu­ carera. agn , Matrimonios, vol.64, exp. 35, fs. 121-123v. Zavala y Schell Hoberman (1991: 100, 236). 14 agn, Indiferente Virreinal, caja 0868, exp. 12. 15 agn, Tribunal Superior de Justicia, caja 4, exp.106, f. 1. 16 agn, Tribunal Superior de Justicia, caja 4, exp.106, fs. 1-5. 17 Family search, https://familysearch.org/pal:/MM9.1.1/ N8BM-3C7, Número de lote o batch: M61903-1. Identificador de referencia: 2:147Q7L0. 12 13

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Simone Stephan Beltrán de Alzate, Laudatio funebris ad regias augustissimae Elysabetae, hispaniarum reginae, exequias, 1645.

Fernando de Valdés Beltrán 18 y a García de ­Valdés y Beltrán, segundo conde de Marcel de Peñalva. Algunos años después, el 27 de marzo de 1649, el marido fue designado por el rey ­Felipe IV como gobernador de Yucatán, cargo que asumió el 19 de octubre de 1650;19 su gestión enfrentaría situaciones adversas y murió asesinado el primero de agosto de 1652. Una vez fallecidos los padres, la propiedad de la familia pasaría a manos del ilustre ca­nónigo Simón Esteban, según quedó asentado en su testamento, escrito casi todo de su puño y letra. Este importante documento lo redactó el 4 de marzo de 1670 y lo guardó en el buró de su recámara, sin embargo, falleció antes de p ­ oderlo 18 Family search, https://familysearch.org/pal:/MM9.1.1/ N8BM-3C7. Número de lote o batch: C61958-4.m. Número de microfilm de Family search: 35171. https://familysearch.org/pal:/MM9.1.1/JHPS-MZB. 19 Su presencia fue tan controvertida que incluso ha inspirado la novela de Eduardo Tello Solís (1998: 14, 42).

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formalizar ante un escribano.20 Esta situación seguramente le causaría problemas a su hermana Margarita, por estar involucrados algunos bienes y derechos. Ante tal situación ella solicitó al entonces virrey y arzobispo fray Payo Enríquez de Rivera que autorizara su ­validación, puesto que el documento había sido escrito por el canónigo. Afortunadamente su petición fue aceptada en un auto o resolución judicial el 21 de marzo de 1670,21 siendo de­signada como heDebido a que el testamento no se formalizó ante un notario público no existe copia del mismo en el archivo histórico de notarías. Según los testimonios, estuvo resguardado en el Archivo de la Catedral, sin embargo, no ha sido posible localizarlo. Lo que sí queda claro es que era muy extenso, puesto que en los traslados se cita, por ejemplo, que lo referente a la casa en la calle del Relox se encontraba en la cláusula número 80, o bien se precisó que los títulos de propiedad se encontraban entre las fojas 156 a 186 del original. agn, Consolidación, vol.6, exp.1. f. 32v. ahdf, Beneficencia. Obra pía de la condesa de Peñalba, vol. 417, exp. 1, fs. 1-8. 21 agn, Consolidación, vol.6, exp.1. f. 34v. 20

Anónimo. Mapa de la ciudad de México, ca. 1760.

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Estas dos escultura de barro fueron localizadas durante las excavaciones de Templo Mayor. En la época del virreinato eran realizadas por los llamados coconeteros, que representaban a distintos personajes de la sociedad.

Firmas de la condesa de Peñalva, 1682 y del canónigo Simón Beltrán de Alzate, 1654.

redera universal y, en su ausen­cia, su sobrino Joaquín Valdés Osorio conde de Peñalva.22 En dicho testamento la propiedad fue descrita como “ocho pares de casas grandes principales con seis accesorias en la calle del Relox de esta ciudad, que vuelve al convento de Santa Teresa, y a la casa Arzobispal” (esquina de Seminario y Santa Teresa).23 En la época era común fundar algún tipo de obra pía24 sobre un 22 23

agn, Consolidación, vol.6, exp.1. f. 32v agn, Consolidación, vol.6, exp.1. f. 32v.

24 Una obra pía era fundada por un donador mediante su testamento y estaba orientada al sostenimiento de las instituciones eclesiásticas, así como al de instituciones caritativas. Había diferentes tipos, como las capellanías de misas, mediante las que el capellán estaba obligado a decir cierto número de misas en memoria del donante a cambio de una remuneración. Para financiarlas era necesario un capital donado o los réditos de la inversión.

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bien inmueble para garantizar su permanencia, lo que se tradujo en muchos casos en el arrendamiento de las casas, aprovechando las accesorias, entresuelos y demás habitaciones; así lo hizo el canónigo Simón Beltrán de Alzate con dicha propiedad. Las casas de la obra pía de la condesa de Peñalva

Como parte de las responsabilidades que adquirió el cabildo de la Catedral por ser el responsable de la obra pía de Simón Beltrán de Alzate estaba asignar un administrador, que en realidad era un canónigo que formaba parte del cabildo, con la misión de recolectar las rentas de las viviendas y llevar el registro de los ingre-

sos, así como de los gastos de las reparaciones.25 Los pagos realizados por los arreglos de las casas dan cuenta, además, de lo avejentadas que estaban. Uno de sus administradores, el canónigo Antonio de Gama y Sosa, efectuó entre 1698 y 1702 diversas composturas que detalló en unas “Memorias de obra”,26 en las que intervino el maestro de arquitectura Juan Antonio de la Cruz y Rojas.27 Al revisar estos libros se pueden conocer algunas características de las casas. Por ejemplo, el 7 de noviembre de 1705 Aún se conservan algunos de los libros de los administradores en el archivo catedralicio, los documentos comprenden desde 1670 hasta 1765 y luego hay un salto hasta 1834. Véase Mazín (1999: 795). 26 agn, Bienes Nacionales, vol. 392, exp. 3. 27 Sobre la obra de este arquitecto, véase González Franco y Reyes y Cabaña (1994, 1: 136). 25

fueron descritas de la siguiente forma: cinco casas altas, cuatro bajas, otras cuatro casas, una tienda en la otra esquina con casilla, un cuarto entresolado,28 una accesoria y una casa grande. De lo anterior es posible advertir que las casas en realidad eran construcciones bastante irregulares, por lo que cabe pensar que sus rentas también variaban. Para la segunda mitad del siglo xviii, muchas casas de la ciudad presentaban deterioro, incluso algunas de las que fueron propiedad de mayorazgos o de familias nobles se encontraban en estado ruinoso; por eso la Junta de Policía del Ayuntamiento se encargó de notificar Se denominaba entresolado un tipo de casa apenas elevada del piso por algunos escalones. Véase Gonzalbo (2001: 105). 28

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a sus dueños que debían reedificarlas o repararlas para que no afectaran la ciudad (Sánchez 2013). Muchas de esas construcciones habían sido edificadas al finalizar el siglo xvi o al comenzar el xvii, es decir, tenían poco más de un centenar de años, tiempo durante el cual habrían resistido seguramente varias reparaciones, adaptaciones y el desgaste de los inquilinos que afectaba su estado de conservación. Por mencionar algunos ejemplos, están las casas del mayorazgo Nava Chávez (Sánchez 2009, 2011), que se reedificaron entre 1704 y 1707, lo mismo sucedió en 1741 con los descendientes del mayorazgo de Guerrero Dávila, que solicitaron permiso para componer sus casas.29 Si la noticia más antigua que tenemos de la propiedad de los Beltrán de Alzate es de 1613, significa que probablemente las casas fueron edificadas pocos años antes, por lo que tendrían más de cien años, lo que explica que tuvieran que ser reconstruidas, tarea que tuvo que enfrentar el cabildo catedralicio. Entre los libros de cuentas de los administradores se registró que “por el mes de octubre de 1722 se comenzaron a reedificar las casas de la obra pía de la señora condesa de Peñalba […] en cuya fábrica se gastaron 71 653 pesos”;30 lo que lleva a pensar que las obras finalizarían poco después; eso permitiría fecharlas hacia el primer tercio del siglo xviii. Queda la interrogante de saber cómo eran las casas reedificadas, pero gracias a un registro realizado apenas unos años después de concluidas las obras, es posible obtener una respuesta. Se trata de un libro de cuentas de los arrendamientos realizado por el bachiller don José de 29

agn, Vínculos y Mayorazgos, vol. 37, exp. 10.

Archivo Histórico de la Catedral de México (ahcm), Obra pía, legajo 16, f.3. Archivo Histórico del Arzobispado de México (aham), Caja 34, exp. 42, fs. 2. aham, Caja 53, exp. 1, fs. 112. 30

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la Peña y Sande, que comprende del primero de junio de 1731 a mayo de 1732, donde la propiedad se describe como “siete casas grandes con dos accesorias cada una”.31 La casa de la esquina de Seminario tenía cinco accesorias y una tienda con entresuelos, mientras que la contra esquina, en Santa Teresa, tres accesorias con tienda. Al analizar este registro es posible ver que el cabildo catedralicio aprovechó la oportunidad para mejorar la calidad y dimensiones de las casas y así aumentar el producto de las rentas de la obra pía de la condesa de Peñalva. Al comparar con el listado de 1705, cuando la finca tenía trece casas irregulares en altura y área, se aprecia que las reedificadas en 1722-1724 fueron siete casas grandes con una o dos accesorias, además de las dos esquinas con tiendas. Esta decisión no sólo mejoró las ganancias, sino que corrigió el aspecto de la calle, ya que se trataba de una arquitectura uniforme no sólo en su altura sino en los materiales constructivos, que ennoblecía a la ciudad. Cambio de propietarios en el siglo xix

Las casas de la familia Beltrán de Alzate cambiarían a partir del 23 de abril de 1805, cuando llegó la noticia de la aplicación de la Consolidación de Vales Reales, es decir, unos títulos de deuda pública (Von Wobeser, 2003). Esta medida fue aplicada en la metrópoli desde 1798 con la intención de que las instituciones eclesiásticas, como catedrales, parroquias, conventos, obras pías y cofradías, entre otras, “se desprendieran del dinero líquido y de los bienes raíces y capitales de inversión que poseían y los depositaran en la Tesorería Real” (Von Wobeser, 2006: 375). Uno de los grandes afectados fue la Catedral de México (Von Wobeser, 2006: 31

ahcm, Obra pía, libro 17, s/f.

Libro de cuentas de la obra pía de la condesa de Peñalva, que corre desde el primero de junio de 1747.

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Reconstrucción hipotética de la esquina de Santa Teresa y Seminario con las casas de la obra pía de la condesa de Peñalva. Modelo 3D.

392), porque para la institución significó la pérdida de más de la mitad de sus ganancias, a lo que habría que sumar que al ser tasados sus inmuebles para ponerse a la venta, fueron valuados en menor precio, disminuyendo de igual forma el producto de las rentas. Posteriormente el virrey José de Iturrigaray suspendió este decreto en 1808. Debido a estas disposiciones y por formar parte de las obras pías de la catedral, las casas de la condesa de Peñalva fueron valuadas para ponerlas a la venta.32 Con tal fin se asignaron dos arquitectos: como perito Antonio Velázquez, que representaba al diputado principal,33 y por parte del cabildo se presentó Manuel Tolsá, el primero de octubre de 1806,34 quien ade32 agn, Bienes Nacionales, vol. 1545, exp.6, 8, 10, 13, 14, 16, 19. 33 Antonio Velázquez fue el primer director de Arqui­ tectura de la Real Academia de San Carlos. González Franco (2004). 34 agn, Bienes Nacionales, vol. 1545, exp.10, fs. 3-3v.

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más de la descripción añadió un croquis de los terrenos con sus respectivas medidas. Estos documentos son valiosos por diversas razones, pero en particular porque son las únicas descripciones de las casas reedificadas con un plano en el que se especifican las medidas del fondo, frente, el área, el número de accesorias, patios y las diversas habitaciones que cada una tenía.35 De acuerdo con el testimonio de Tolsá, la casa marcada entonces con el número 9 de la ca­lle de Seminario medía 890.5 varas cuadradas superficiales, es decir 748.02 m2. En su frente tenía una accesoria y otra en la esquina y un 35 De las casas de la condesa de Peñalva sólo se hará mención de la número 9 de la calle del Seminario esquina con la de Santa Teresa por ser el predio en el que Manuel Gamio realizó la excavación que lo llevaría a localizar los vestigios del Templo Mayor en 1914. La idea de historiar cada una de las casas corresponde a una investigación que merece más detenimiento y rebasa los alcances de este texto.

Vestigios del zócalo, basa y fuste de la pilastra de una casa virreinal. Zona Arqueológica del Templo Mayor.

Estratigrafía en la que se aprecia material arquitectónico de casas virreinales. Zona Arqueológica del Templo Mayor.

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Aparejo del arco de alguna casa de la condesa de Peñalva, compuesto a base de piedra tezontle y cantera.

El descubrimiento del Templo Mayor bajo las casas virreinales de la condesa de Peñalva

Vista de la Plaza Mayor de México adornada para la estatua ecuestre del rey Carlos IV, que fue colocada el 19 de diciembre de 1796. México pintoresco: colección de las principales iglesias y de los edificios notables de la ciudad de México, 1857.

N

CALLE SANTA TERESA 9

1

2

7 6 5 4 3 2 1

CALLE DE SEMINARIO

5 7

1

3

4 5

8

3

CERRADA DE SANTA TERESA

Gabriela Sánchez Reyes

MONEDA

Recreación de la calle de Seminario, con el edificio del Colegio Seminario y las casas de la condesa de Peñalva en la esquina oriente. Modelo 3D. Ubicación de las casas de la condesa de Peñalva, con la numeración antigua en las calles de Seminario y Santa Teresa, que comprendían la mitad de la manzana.

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El descubrimiento del Templo Mayor bajo las casas virreinales de la condesa de Peñalva

Pilón de una fuente perteneciente a alguna propiedad de la condesa de Peñalva. Zona Arqueológica del Templo Mayor.

corredor de canes36 y bajo él dos piezas y caballeriza, pozo y pileta. En la fachada que daba a la calle de Santa Teresa había otra accesoria con escalera de madera que daba uso a dos piezas de

entresuelo. Había una segunda ac­cesoria con escalera y tres piezas y una más con cochera. Los pisos bajos estaban empedrados y las azoteas enladrilladas, mientras que las puertas y ventanas eran de cedro. Había 12 lumbreras, 18 balcones, dos rejas y un pasamanos de corredor, de hierro. La fábrica era de mampostería, que calificó como “obra antigua maltratada […] con varias cuarteaduras”. En su avalúo tomó en consideración tanto “el terreno por su situación, como la fábrica y según el estado en que se halla” y estimó su valor en 23 813 pesos. Las tres casas de la calle del Seminario fueron ofrecidas juntas y pregonadas en 1807. El comprador de la esquina fue Baltasar de Ca­sa­ nueva;37 aunque la propiedad se había valuado en 23 813 pesos, él ofreció 18 mil y fi­nalmente

36 Saliente arquitectónico en forma de viga o repisa que sostiene la parte voladiza de una cornisa.

Lucas Alamán menciona que Baltasar Casanueva era un comerciante español acaudalado. Véase Alamán (1942: 402).

Planta de la esquina de Seminario y Santa Teresa y Relox realizada el primero de octubre de 1806 por el arquitecto Manuel Tolsá e incluida en un avalúo de la propiedad.

entresuelo que se comunicaba con la casa número 8. Tenía además un zaguán, dos patios, una vivienda alta con antesala, estrado, sala, recámara, asistencia, cuatro recámaras, pasadizo, corredor cubierto, cocina, azotehuela, lugar común y una escalera de madera que subía a un cuarto que estaba en la azotea. En el segundo patio: un

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37

la compró por 19 mil pesos. La casa continuó siendo administrada por la Catedral y a partir de 1827 se anexó a otra obra pía, por lo que aparece registrada como la de “Casanova y Carballo” o bien como “obra pía de Casanova”.38 Poco tiempo después, en 1861, la obra piadosa que había fundado el canónigo Simón Beltrán de Alzate en 1670 pasó al ramo de Beneficencia y fue dirigida por el Ayuntamiento de la Ciudad de México hasta 1870.39 Llama la atención que aún en 1882 algunos descendientes de la familia solicitaron certificados para que constara su parentesco con la familia.40 Al avanzar el siglo xix las casas de la obra pía de la condesa de Peñalva se venderían por separado, por lo que cada una de las siete casas 38 39

ahdf, Beneficencias, vol. 415, exp. 52, f. 12v. ahdf, Beneficencias. Obra pía de la condesa de Peñal-

ba, vol. 415. 40

ahdf, Beneficencia en general, vol. 423, exp. 56.

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El descubrimiento del Templo Mayor bajo las casas virreinales de la condesa de Peñalva

Surtidor de una fuente virreinal en alguna de las casas de la obra pía de la condesa. Zona Arqueológica del Templo Mayor.

tendría una historia independiente, a lo que habría que agregar las afectaciones producto de las modificaciones propias de los cambios de época, las reparaciones, así como la ausencia de mantenimiento, lo que facilitaría la decadencia de su arquitectura. Para 1861 nuevamente la esquina de Seminario y Santa Teresa cambiaría de dueño, puesto que sería adjudicada a un distinguido tapatío, el abogado José Ramón Pacheco.41 La propiedad se escrituró el 9 de febrero de 1861 y fue incluida en su testamento, otorgado el 11 de abril de 1875;42 sin embargo, esta propiedad fue

de interés para el secretario de Hacienda, José Yves Limantour, ya que existen registros que desde 1859 reclamó habérsela adjudicado de manera legítima.43 Algunos años después, en 1875, la señora María Athenais Delorme de Pacheco tuvo que enfrentar al político, quien seguía reclamando la casa. Finalmente, aunque se desconocen los detalles, en 1905 la casa aparece registrada como propiedad de Limantour con un valor 60 mil pesos. Entre los inquilinos se encontraba, en el segundo piso, Roberto Gayol,44 en el primero

41 Fue cónsul en Burdeos, Francia, ministro de Justicia y Negocios Eclesiásticos y ministro de Relaciones Exteriores en 1847, durante el gobierno de Antonio López de Santa Anna. Su último cargo fue ministro plenipotenciario de México en Francia y agente confidencial ante los gobiernos de París y Londres. Fue autor de las honras fúnebres de Agustín de Iturbide. Pacheco (1849-1865). 42 ahdf, Beneficencias, vol. 415, exp. 52, f. 24.

43 La compañía de José Yves Limantour reclamaba 44 propiedades en la Ciudad de México, entre las que estaban la de Seminario 9 que hacía esquina con Santa Teresa 4. agn, Justicia, vol. 654, exp. 28 y agn, Justicia, vol. 655, exp. 16. 44 Roberto Gayol (1857-1936) fue ingeniero y tuvo una destacada carrera como político, también es conocido por haber estado a cargo de las obras del desagüe de la Ciudad de México.

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José Guadalupe Posada (grabador). Juego de mesa “La Oca”, 1919. Impresor: Vanegas Arroyo.

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el médico Ignacio Gayol y en las accesorias “C” y “D”, la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo, quien fue el impresor del grabador José Guadalupe Posada.45 El aspecto que tenía la calle de Seminario entre 1883 y 1884 se puede conocer a través de una fotografía de la autoría del estadounidense William Henry Jackson (1843-1942) que se conserva. Esta imagen, tomada desde la Catedral de México, es el único registro donde se ve la esquina de las calles de Seminario y la se­ gunda de Santa Teresa, con las tres casas de la condesa de Peñalva y el edificio del Colegio Seminario. En 1905 la casa contigua, marcada como Se­ minario número 8, era propiedad del abogado Ra­fael Dondé 46 con valor de 32 mil pesos, 47 este dato es importante como se verá a con­ tinua­ción. En 1912, de acuerdo con un Registro de Empadronamiento de las Fincas Urbanas de la Ciu­dad de México (Ávila, 1996: 135), la casa de la esquina marcada con el número 9 continuaba siendo propiedad de José Yves Limantour y la número 8 de Isabel Dondé,48 hermana del ­ingeniero Emilio y el abogado Rafael Dondé Preciat.49 Antonio Vanegas Arroyo (1850-1917) fue un importante impresor de hojas volantes. Las litografías indican en la parte inferior la dirección de la imprenta: Santa Teresa 1. Los registros de arrendamiento que se han conservado sobre la ubicación de su taller en dicho inmueble comprenden los años de 1905 a 1911. ahdf, Gobierno del Distrito, Fincas Urbanas cuartel 2°, Registros 1909-2019, años de 1911-1912, ­Registro 1916, 1911, Seminario 9. 46 Rafael Dondé (1832-1911) fue un destacado abogado, político y benefactor que instituyó la Fundación Rafael Dondé. Agradezco a la Fundación Dondé las atenciones al atender mi solicitud. Véase Fundación Rafael Dondé (2006). 47 ahdf, Gobierno del Distrito, Fincas Urbanas cuartel 2°, Registros 1418-1500, años de 1905-1908, Registro 1425, 1905, Seminario 9. 48 Pocas noticias he encontrado de Isabel Dondé, salvo que era propietaria de la casa número 4 de la tercera calle de San Agustín. Rafael vivió en San Agustín 9 y Emilio tenía su despacho en Donato Guerra y Paseo. 49 Hijos del matrimonio de José Nazario Dondé y Juana Preciat Buenfil, familia dedicada al comercio y la política. 45

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La esquina envejecida

Pocos son los detalles que se han localizado sobre el cambio de propietarios, pero entre septiembre de 1912 y septiembre de 1913 la propiedad de Seminario número 9, que hacía esquina con Santa Teresa número 1, pasó a formar parte de los bienes de la testamentaría de Rafael Dondé. En el momento de su muerte, ocurrida en 1911, se registraron “38 casas de producto en la Ciudad de México y los terrenos de la Reforma” que fueron valuados en más de un millón de pesos (Velasco, 1933). Los bienes fueron administrados por sus albaceas, los señores Luis Elguero y Francisco Olivera.50 Para ese momento la casa de Seminario se encontraba “en tal estado de destrucción” que amenazaba con desplomarse, por lo cual los albaceas tomaron la decisión de demolerla previa desocupación de los inquilinos. Los trabajos se iniciaron en septiembre bajo la supervisión del ingeniero Ig­na­ cio Gorozpe.51 Sin embargo, para abril de 1914, el director del Museo Nacional solicitó a los apo­derados de la testamentaría de Dondé su consentimiento para que Manuel Gamio emprendiera “excavaciones en el subsuelo de esa casa, en el que existieran vestigios de construcciones de tipo azteca”. Para ello se compro­ metieron a transportar los escombros, así como a pagar los salarios de algunos operarios. TamTuvieron trece hijos, cuatro mujeres y nueve varones, entre los que sobresalieron el abogado Rafael (1832-1911) por sus labores filantrópicas, y el ingeniero Emilio (1849-1905). 50 No fue posible identificar el año en que los hermanos Dondé adquirieron la casa. En el testamento de Rafael, redactado en 1905, no hace mención de sus propiedades, quizá por estar más interesado en dejar las bases de la fundación filantrópica. 51 El ingeniero Ignacio Gorozpe al parecer tuvo estrecha relación con los Dondé, ya que emparentaron ambas familias; otro detalle es que él se hizo cargo del diseño de la cripta familiar de los Dondé, localizada en el panteón de los arquitectos en el cerro del Tepeyac. Véase Arciniega (2010: 131).

William Henry Jackson, vista oriente de la esquina de las calles Seminario y Santa Teresa, en México desde Catedral, 1883-1884.

Vista actual desde el mismo punto.

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Abogado Rafael Dondé (1832-1911), último propietario de las casas ubicadas en la esquina de Seminario y Santa Teresa.

Octaviano D’Alvimar, Vista de la Plaza Mayor de México, 1823. Óleo sobre tela.

bién se hizo mención de que el ingeniero Go­­ rozpe, encargado de la obra, había “determinado que la cimentación sea hecha a una profundidad de proximidad de 3.5 o 4 metros”.52 Ante esta situación la Dirección del Museo ­Nacional

“dispuso que se hicieran […] grandes exca­ vaciones para descubrir los monumentos ar­ queológicos que se dice existen allí”,53 por lo que los albaceas au­torizaron el inicio de los trabajos el 25 de abril.

Archivo Técnico de Monumentos Prehispánicos, Templo Mayor de Santa Teresa. DF. Zona Arqueológica de 1914. B/3411.32 8Z51-19/1, Legajo 1.

38, f.1.

52

142

53

agn, Instrucción Pública. Bellas Artes, caja 294, exp.

Para junio de 1917 los albaceas de la testamentaría, encabezados por el licenciado Francisco Olivera, reportaban que ya habían pasado tres años y que, debido al trabajo realizado, se había “impedido hasta ahora que la casa de referencia sea reedificada; y no se podrá hacer esto mientras tanto la Oficina referida no resuelva si es de conservarse o no lo allí descubierto y, si lo primero, la forma en que habrá de hacerse. A fin de que se pueda verificar dicha reedificación”.54 A pesar de que, “como digo, desde septiembre de 1913 la casa fue demolida (de la que sólo están en pie una accesoria y una bodega y esto porque quedan en los bajos de la casa contigua 54

agn, Instrucción Pública. Bellas Artes, caja 294, exp.

38, f.1.

número 4 de la misma calle constituyendo servidumbre)”.55 Debido a la relevancia de los hallazgos realizados por Manuel Gamio, los dueños del predio fueron indemnizados, aunque no existen muchos detalles sobre el proceso. El 27 de noviembre de 1924 el ingeniero Ignacio López Bancalari,56 en representación del gobierno federal, dio en calidad de permuta a la Sociedad Mercantil Gómez y Noriega,57 representada por su gerente Manuel Gómez, cuatro lotes a cambio de las propiedades 2 y 4 se la calle de Semi55 agn, Instrucción Pública. Bellas Artes, caja 294, exp. 38, f.1. 56 Destacado ingeniero que tuvo varios cargos. En 1917 fue director de Aguas de la Secretaría de Agricultura y Fomento. 57 agn, Archivo Histórico, caja 1673, tsjdf, Folio: 300012.

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Demolición de la antigua casa que perteneció a la obra pía de la condesa de Peñalva, septiembre de 1913.

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Vista de la calle de Seminario y 1ª. de Santa Teresa durante las excavaciones para la cimentación de un nuevo edificio que se pretendía reedificar.

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Panorámica de las calles de Seminario y República de Guatemala, espacio donde conviven diferentes épocas históricas de la ciudad de México.

años después pasaría a formar parte de los museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia al fundarse éste en 1939. Reflexiones finales

Excavación para la instalación de la fuente de fray Bartolomé de las Casas en la calle de Seminario, ca. 1923. Al fondo se ve la esquina de Seminario y Santa Teresa, con las dos casas de la condesa de Peñalva aún en pie.

nario, con un valor de 51 213.57 pesos.58 Tres años después el abogado Miguel S. Macedo, en su obra titulada Mi barrio, ensayo en el que cuenta anécdotas de la calle del Relox, hoy Seminario, consignó que en 1927 la propiedad Registro Público de la Propiedad. Acervos Registrales y Certificados, Libro Sección 1, Serie A, Tomo 52, Volumen 2, Foja 98, Partida 322. Agradezco al licenciado Antonio Arzave J.U.D. de Investigación Registral por su ayuda en la búsqueda de información sobre el inmueble. 58

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estaba ocupada por el gobierno federal “sin haberse pagado indemnización, a pesar de que la ocupación no parece destinada a terminar próximamente” (Macedo 1988: 30). De acuerdo con los registros que se han conservado, el sitio de la excavación de Manuel Gamio en las calles de Seminario y Santa Teresa fue llamado Zona Arqueológica del Templo Mayor de Tenochtitlan o bien Museo de Santa Teresa. Al ser propiedad federal, pocos

El registro de la transformación de la esquina de Seminario y la antigua calle de Santa Teresa ha comenzado a ser develada a partir de los documentos históricos. Así, los nombres de conquistadores, un comerciante, un canónigo de la Catedral, una condesa que enviudó en dos ocasiones y un abogado se hacen presentes para recuperar los espacios habitados y tomar posesión de la casa. También fue posible recrear el aspecto que tenía la fachada y saber que fue reedificada en 1722. Debido a una operación de compra venta fue descrita en 1806 por Manuel Tolsá, lo que permitió conocer sus distintas habitaciones y espacios. Pero el estado ruinoso que tenía la esquina en 1913 modificó la historia urbana de esas calles. La presencia de Manuel Gamio, quien apro-

vechó la excavación de la cimentación de un inmueble, permitió su exploración para confirmar la ubicación del Templo Mayor. Poco tiempo después, en 1922, redactaría un Proyecto de Ley para la Conservación de Mo­ ­numentos Arqueológicos, donde expuso sus ideas para los casos de excavaciones accidentales y expresó su preocupación por solicitar a los propietarios de las fincas que, en caso de reedificación, permitieran la exploración. En la actualidad, pensar en el investigación arqueológica en el Centro Histórico y en la zona del Templo Mayor puede parecer un asunto cotidiano, sin embargo, fue gracias a la labor realizada por Gamio en las calles de ­S e­mi­nario y Santa Teresa como se sentaron las bases de la arqueología mexicana, por tratarse de las primeras excavaciones estratigráficas en México (Matos Moctezuma, 1983: 6). Con el tiempo, tal labor sería el precedente para la creación del Proyecto de Templo Mayor, Arqueología Urbana y Salvamento Arqueológico.

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