“El desarrollo de la arquitectura en México”

Ensayo sobre el discurso leído por Nicolás Mariscal en la 5ta sesión del Congreso Científico Nacional, México 1901 “El desarrollo de la arquitectura en México” Por: Israel Carrión Vizcaya

Facultad de Arquitectura, UNAM Historia S.XIX Mayo, 2016

“¿Existe, o debería existir hoy una arquitectura mexicana? […] ¿Debe haber diferencias y particularidad en la arquitectura, de acuerdo al lugar donde se construyen? El problema de fondo es la identidad: la identidad de nuestro tiempo. […] Porque si volteamos hacía atrás […] podemos obtener casi siempre con facilidad la información, a través de sus formas, sobre el origen geográfico y cultural de las mismas” 1

Alejandro Zoh n

Existe una diferencia de poco más de 60 años entre la critica que el arquitecto Alejandro Zohn hace en su artículo “Arquitectura e identidad (una perspectiva vista desde México)” y el discurso leído por el joven arquitecto de principios de sigo XX y sin embargo ambos afrontan, aunque con diferentes visiones y argumentos la misma problemática. El hombre, desde sus orígenes, ha tenido la necesidad de expresar tanto sus ideas como sus sentimientos. Somos seres objetivo-subjetivo, cualitativo-cuantitativos. Y en esta constante búsqueda por satisfacer nuestra necesidad natural de expresión, es donde en palabras de Nicolás Mariscal, “se siembra instintivamente la simiente, la búsqueda de lo bello” 2 Siempre ha sido un tema complicado de delimitar el hablar de la belleza y el buen gusto en los campos del arte y en materia de arquitectura. Decenas de arquitectos disgregan al cuestionarse los conceptos y términos, sin ser capaces de establecer un significado general. Para Nicolás Mariscal, el origen del arte se da justamente en esta búsqueda de lo bello, suscitando la emoción de quien lo contempla; En su discurso presentado ante el Congreso Científico, Mariscal refleja perfectamente en una frase el sentimiento general de toda una época: “La forma será artística con tal que posea un conjunto de cualidades […] deben de ocasionar en el alma […] emoción estética, cualidades que una experiencia de centurias han tornado en principios”3 Vemos que durante gran parte del siglo XIX y principios del XX se atendieron a estos “principios” para juzgar la producción arquitectónica y por consiguiente de lo considerado como bello y bien hecho. Así a principios de siglo vemos a Mariscal haciendo una fuerte postulación frente a los referentes teóricos y de producción arquitectónica, mismos que a finales de siglo fueron puestos a revisión crítica por otro gran teórico de la arquitectura. José Villagrán García. Villagrán podría representar, como Mariscal a principios de siglo, la voz del pensamiento teórico del momento, siendo su principal promotor dentro de la Escuela de Arquitectura.

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Zohn Alejandro, Arquitectura e identidad. (México, Gustavo Gili, 1990), 263. Mariscal, Nicolás, Arquitectura, arte y ciencia. (México, Instituto Nacional de Bellas Artes, 2003) 1 3 Ibid p 2 2

Para Villagrán, sus antecesores, y su marco teórico, reflejaban una constante lucha contra el formalismo académico, donde los argumentos históricos y analógicos eran no solo el mejor argumento para orientar las nuevas creaciones, sino donde se encontraba la esencia misma de la arquitectura. El movimiento contemporáneo, encabezado entonces por Villagrán buscaba una producción partiendo conscientemente del concepto arquitectura, y no de la obra dada como insuperable, y por lo tanto como único modelo. Es necesario no generalizar los pensamientos y teorías de la arquitectura de una época como finitos, delimitados a un tiempo especifico, entendiendo que la historia como la determinación de un momento por la sucesión de eventos que guían los rumbos determinados. Por eso, para entender un poco el pensamiento que Nicolás Mariscal defendía y que posteriormente Villagrán pondría en tela de juico habrá que analizar un poco más a fondo los acontecimientos que ayudaron a crear cada una de estas posturas frente al desarrollo de la arquitectura en México. Podemos dividir el siglo XIX en tres grandes tercios históricos con agentes principales distintos. En un primer tercio vemos a los arquitectos al servicio del Imperio, como ejemplo Francisco Tres Guerras y Lorenzo de Hidalga quienes procuraron a través de su labor ordenar los ideales del imperio para el fortalecimiento de su dominio. Es muy claro ver la influencia directa en la arquitectura y la formación de las ciudades a través de los cambios políticos y las reformas que el Imperio procuraba establecer en sus dominios. En un segundo tercio, vemos el auge de la academia, como medio por el cual se buscaba reforzar las ideas de creación de un Estado-Nación, si bien el actor principal detrás de estos movimientos era el gobierno de la Ciudad, es la academia la que toma el principal control en la escena de la producción de pensamiento y por lo tanto de su arquitectura. Finalmente en el último tercio, vemos finalmente un periodo constante de paz y la entrada de un nuevo actor en el desarrollo de la ciudad, el fomento constructivo que el fin de los conflictos bélicos permitió, fue aprovechado en mayor parte por el sector privado, vemos la gran extensión de la capital. Nicolás Mariscal creía que el problema del desarrollo en la arquitectura fueron las ideas de gestación nacionalista, que a su ver, alteraban el orden natural de las cosas. Durante el siglo XIX existía el prejuicio de que era ocioso ocuparse del arte en medio de las luchas y desgracias civiles, siendo menester atender otros ramos de mayor interés. El arte pasaba a un campo superfluo y su progreso solo se daría naturalmente en consecuencia de los demás adelantos. Y así como existió un Villagrán para Mariscal, años más tarde entra en escena un nuevo cambio dentro del pensamiento teórico a finales de siglo y preparando el cambio a un nuevo milenio.

“A trece años del fin del milenio, […] las soluciones que nos ofrecen las teorías arquitectónicas con origen en el “Mundo Desarrollado”, a saber “El funcionalismo-racionalista” […] no nos ofrecen hoy un apoyo alternativo realmente aplicable al crecimiento de la demanda espacial habitable; a las carencias acumuladas, en materia de vivienda, servicios e infraestructura; el deterioro involutivo del patrimonio construido y a las restricciones en materia de gasto social. Ante esta carencia teórica […] nos vemos obligados a construir, una teorización arquitectónica vinculada a la experimentación práctica coyuntural y a la investigación sistemática en materia de producción arquitectónica y urbana” 4 Vemos pues, la necesidad naciente, no considerada a fondo con anterioridad, de integrar loa avances científicos culturales y tecnológicos más avanzados por un lado con la cultura, situación y recursos reales que las mayorías necesitadas de nuestros países latinoamericanos tienen.

Con este postulado teórico regresamos a la cita de apertura de este ensayo. El problema de fondo en el desarrollo de la arquitectura mexicana, es un problema de identidad, problema que no siempre ha existido pero que con el tiempo hemos perdido, o agravado. ¿Qué rescatamos entonces del discurso de Nicolás Mariscal, para proponer o fomentar el correcto desarrollo de la arquitectura en nuestro país? Mariscal tenía muy en claro que los arquitectos debemos saber más cada día para cumplir con nuestra misión, formar en el público el buen gusto, el amor a las artes, lograr que se desvanezcan los prejuicios y los errores de la profesión. “Hay que legar a la época próxima venidera un testimonio eterno del actual periodo glorioso de nuestra historia y el arte es quien sólo puede hacerlo” El carácter imperecedero de las obras arquitectónicas son el testimonio de esa gloriosa época como la llamaba Mariscal y concluye: Dejémonos los arquitectos de lamentarnos del público y quedarnos de brazos cruzados en tanto que el público se lamenta de nuestra inacción.

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Gonzáles Lobo, Carlos. Por una arquitectura apropiada y apropiable. (México, Gustavo Gili, 1990) 114