EL DESARROLLO DE COMUNIDADES DE TANGO QUEER: EL CASO DE MADRID (2013

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EL DESARROLLO DE COMUNIDADES DE TANGO QUEER: EL CASO DE MADRID (2013). En 2010 escribí un artículo sobre qué me parecía que era el tango queer y cuál era nuestro objetivo en el tango queer. En ese momento, entendía que el tango queer tenía un triple objetivo: permitir a todas las personas ocupar indistintamente los roles de baile, rompiendo el código de género de la milonga; abrir los espacios de tango al colectivo LGTBIQ, y por último, cambiar, a la larga, la forma de bailar en que existe una persona de dirige la coreografía a otra manera de bailar en que ambas personas intervienen en la creación coreográfica hasta el punto que llega un momento en que se sincronizan, perdiendo la impresión subjetiva de ser llevada o llevar. Así pues, los objetivos eran: -desestabilizar el código de género de la milonga. -abrir los espacios de tango a personas no heterosexuales. (ambos se materializarían como “la creación de una comunidad de tango queer”). -transformar el código de género del baile mediante la transformación de la técnica del tango. El objetivo principal del presente artículo es evaluar cómo se han desarrollado estos tres objetivos en los tres años siguientes. Encontraremos que para evaluarlo deberemos reflexionar sobre qué entendemos como tango queer, y más específicamente qué entendemos como “queer” y como “sexualidad en el tango”. Factores que contextualizan el crecimiento de las comunidades de tango queer: Hay que decir que lo que actual y usualmente se llama tango queer tuvo su primer hito con la creación del festival de tango queer de Hamburgo en el año 2000. Actualmente, tenemos festivales y milongas queer estables en varias ciudades de Alemania, Argentina, Austria, Holanda, Suecia, Dinamarca, Francia, Italia, España, Turquía, México, Estados Unidos, etc... Al principio llamé a esta comunicación algo así como: “creación de comunidades de tango queer: un movimiento en expansión” a la luz de la creación de milongas, festivales, comunidades virtuales, contactos y viajes de un grupo cada vez mayor de personas que se identifican a sí mismas como bailarinas de tango queer o como bailarinas queer de tango. El crecimiento de este movimiento es innegable, y se debe a: Factores inespecíficos: - El crecimiento de las prácticas de bailes de pareja que se están dando en los últimos años en, al menos, toda Europa y Estados Unidos. No sólo el tango, sino antes que él el paquete de bailes a los que se denomina como “bailes latinos” y “bailes de salón”, especialmente la salsa, el rock de los cincuenta y más recientemente diversas formas de swing (charleston, Lindy Hop) además de otros bailes que están creciendo mucho en los últimos años como la kizomba (de origen angoleño). No es objetivo de este artículo examinar la dinámica y las razones por las que los bailes de pareja están ganando adepts en los últimos años, pero sin duda pueden apuntarse diversas razones relacionadas con cuestiones de género y sexualidad.

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- El crecimiento de la visibilidad y autoorganización de las comunidades LGTBIQ en algunas zonas del planeta, especialmente allí donde su actividad, gracias a la consecución de ciertos derechos políticos y visibilidad mediática, ha permitido la organización de actividades lúdicas diversificadas. Factores que son específicos del tango: Una de las principales razones de la extensión del tango a nivel mundial, además de la diáspora de argentinos provocada desde los años 70, primero por la Junta Militar, junto con la posibilidad de viajar a Buenos Aires desde Europa y Estados Unidos por el favorable cambio de divisas, favorecido por la desindustrialización menemista con su cota tras el corralito en 2001, ha sido, como lo es seguramente para todas las variantes de lo que llamamos música popular, la posibilidad de compartir información, archivos de música y video y contactos a través de Internet. En el primer encuentro de Tango Differente en Ponderosa, Alemania, en julio de 2012, tuve la oportunidad de hablar de ello con una de las fundadoras del tango queer en Hamburgo, Ute Walter. Ute me comentó que cuando empezaron a bailar tango a finales de los años 80, no conocían las grandes orquestas y la historia del tango: “Bailábamos Piazzola porque teníamos un CD”.

A medida que ha sido posible tener más datos e información de cómo y qué se baila en Buenos Aires, se ha ido valorando más y más la práctica ortodoxa del tango (es decir, como se hace en Argentina y Uruguay, por más que allí también el tango haya sufrido un resurgimiento y por lo tanto no se pueda entender como una práctica estrictamente ortodoxa). Pero esta valoración de lo que se está gestando como ortodoxia del tango baile, a la vez abre los caminos de las prácticas conscientemente heterodoxas y de las fusiones. Una primera aproximación al concepto de tango queer: El tango queer se interpreta principalmente como una práctica heterodoxa por su ruptura del código de género de la milonga, pero a la vez puede ser intensamente ortodoxa o heterodoxa en la práctica del código de género del baile. Es decir, el tango queer puede o no romper con los roles de baile. Lo más usual es que no lo haga. Romper los roles de baile sería una fase posterior, la ruptura del código de género del baile en tanto que código kinético. Casi siempre que hablamos de tango queer nos referimos a un tango en que existen personas bailando roles que no son los asignados a su aspecto de género en la escena tradicional del tango, o bien adicionalmente a ello al intercambio de los roles del baile, al conocimiento del baile en ambos roles. Tango queer entre la descodificación y la recodificación. Código de género de la milonga y código de género del baile son las expresiones que utilicé en el artículo precedente a éste para referirme a las normas no escritas que rigen en la práctica del tango como baile social y en la práctica del tango como baile de pareja. Dentro del código de género del baile, podemos distinguir dos elementos: quiénes son los sujetos que ocupan las dos posiciones de baile que se dan por supuestas en el tango tradicional (mujer y hombre), y cómo se produce la dinámica del movimiento (si hay dos roles o hay una ruptura de la kinética tradicional del tango). Así pues, las expresiones código de género de la milonga y código de género del baile sintetizan los objetivos que tuve en mi artículo de 2010. El objetivo general de toda forma de tango 2

queer es la descodificación del tango. Me refiero a “recodificación” como el proceso que ocurriría en el caso de que el tango queer se convirtiera en la norma. El tango se recodificaría con unas normas de género diferentes. Qué hicimos durante esos tres años: Este artículo ha tenido finalmente como propósito describir el proceso local de creación de una comunidad de tango queer, sus dificultades, sus logros y sus fracasos. Las reflexiones teóricas que se desprenden de ese proceso y finalmente algunas proyecciones sobre qué hacer en el futuro para continuar esta labor por el camino deseado. En nuestro caso, la voluntad de crear una comunidad de tango queer en Madrid nació del encuentro entre dos personas, Carol y yo, Olaya, ambas relacionadas relacionadas con el ambiente de los movimientos sociales en Madrid y familiarizadas con el discurso de la teoría y prácticas queer. Ambas bailamos tango y cuando nos juntamos estábamos empezando el proceso de tratar de ser igualmente competentes en ambos roles definidos de baile. Así, comenzamos en 2010 a impartir talleres básicos para todas las personas que quisieran, gratuitos, en Centros Sociales Okupados y en encuentros y fiestas queer/antipatriarcales. Al principio, aportábamos mucho discurso en estos talleres. Hablábamos de cómo la práctica del tango en ambos roles podía abrir una reflexión sobre la incorporación de los roles de género y de cómo la subversión de esos roles podía ser una práctica desestabilizadora de dichos roles (el código de género del baile). También hablábamos de cómo practicar tango desde dicha ruptura en los espacios de tango tradicional supondría una ruptura del código de género de la milonga, esperando que algún día las personas que acudían a estos talleres se incorporarían de alguna manera a la escena tradicional del tango. Sin embargo nunca llegamos a incorporar seriamente la idea de la ruptura del código kinético del baile, ya que para nosotras mismas era aún muy pronto para poder incorporarlo. En cuanto al público, siempre fue, con algunas excepciones, muy cambiante, por lo que era muy difícil lograr formar una tanguera queer. De entre esas excepciones, acudían personas con motivaciones muy diferentes entre si. Y algunas, que permanecieron durante un tiempo considerable, se terminaron desenganchando por razones diferentes. Esta primera iniciativa duró seis meses, estuvo caracterizada por un fuerte componente de discurso y se disolvió después de ese tiempo por varias razones, quizá la más importante a vista de pájaro el hecho de que tanto Carol como yo sentíamos que teníamos que formarnos mejor en la práctica del tango en ambos roles para poder transmitirla a otras personas. En septiembre de 2009, un año antes de que Carol y yo comenzáramos con los talleres de tango queer en el CSO Casablanca, nació una iniciativa que a la larga también ha tenido impacto en la creación de una comunidad de tango queer en Madrid, la Milonga del Hondo Bajo Fondo en el CSA Patio Maravillas. En el Patio no existía, en principio, una voluntad de hacer “tango queer”, sino más bien la de hacer tango popular al alcance de todas las personas, sin la mediación de dinero y con el propósito de que las personas pudieran bailar cómodamente sin la presión competitiva que a veces se genera en las milongas al uso. No obstante, y dado que tanto Carol como yo teníamos una relación estrecha con las personas que organizaban la milonga del Patio, además de que, al crear un espacio de comodidad e informalidad, se propiciaban de suyo las prácticas de tango queer en la milonga del Hondo Bajo Fondo, a lo largo de los años siguientes se ha incorporado totalmente la idea del cambio de rol en las clases que se ofrecen en este espacio, y por lo tanto, es muy corriente que se den cambios de rol en su milonga. 3

En 2011, con Carol residiendo en Berlín y organizando allí también un taller de tango queer en la casa de mujeres Lohomule, yo continué los talleres gratuitos en el CSO Casablanca. En esta fase, que se alargó desde septiembre de 2011 a septiembre de 2012 (con un paréntesis veraniego), los talleres se caracterizaron por centrarse cada vez más en la práctica del baile en ambos roles, perdiendo la carga teórica que solíamos agregarle el curso anterior. Durante esta etapa algunas personas se consolidaron en los talleres. Uno de los chicos que acudían, paralelamente hacía quedadas con un grupo de amigos gays para enseñarles básicos en ambos roles. También en esta etapa acudieron muchas personas que, aunque encantadas con los talleres, no podían pasar a formar parte de una comunidad local estable, ya que no tenían su residencia fija en Madrid. También acudían personas que estaban interesadas en aprender ambos roles, pero con el objetivo de practicar otra metodología para formarse en su rol asignado. También acudieron personas que formaban parte del ambiente del tango tradicional, y que gustando de practicar el otro rol en este espacio, no lo llevaban a las otras milongas. Esta etapa acabó abruptamente con el desalojo del CSO Casablanca. Inmediatamente después encontré un local, la asociación cultural Embajadores con Provisiones, muy adecuado para celebrar en él una milonga queer semanal. Aunque las clases deberían ser pagas, ya que era necesario colaborar con el mantenimiento del espacio, era posible celebrar una milonga queer gratuita, que se llamó La Traviesa. La milonga La Traviesa ha funcionado semanalmente de septiembre a junio de 2012. La Traviesa ha constituido el laboratorio donde se han puesto a prueba los resultados del trabajo realizado los dos años anteriores, con sus éxitos y sus fracasos. El público ha estado formado por personas que acudieron a los talleres de Casablanca, por personas que acuden a la Milonga del Hondo Bajo Fondo y por personas que acuden a las milongas tradicionales y que se han animado a acercarse. La milonga ha tenido que ser interrumpida por problemas con la vecindad. Estamos a la espera de la insonorización del local. También durante estos años hemos tenido contactos con otras personas que practican tango queer en otras partes del globo a través de Internet. Facebook constituye una plataforma fundamental para la comunicación de las comunidades de tango queer a nivel mundial, si bien es cierto que no da pistas sobre su dimensión y peculiaridades. Abrimos también un blog que nos ha servido en ocasiones para que algunas personas que vienen de fuera lleguen a nuestras actividades, y otras para recibir feedback de otras personas que practican tango queer. También a través de internet tuve conocimiento (porque encontré un cartel) de la existencia de una iniciativa de tango queer en Madrid ya en el año 2005, pero recientemente he conocido a las personas que la iniciaron y he sabido que ésta no llegó a realizarse. A nivel estatal, es muy destacable que, de forma independiente y simultánea, hayan aparecido espacios de tango queer, cada uno desde su perspectiva y con diferentes medios, en tres ciudades del Estado: Madrid, Barcelona y Valencia. Estas actividades nos hemos conectado gracias a Facebook y tenemos un grupo de facebook “Tango Queer España”. En Barcelona el tango queer está siendo promocionado por varones gays y en Valencia se dan las clases en el Col.lectiu Lambda, por lo que en ambas ciudades podemos considerar que el tango queer se está creando en torno a la comunidad LGTBIQ, cosa que no es tan clara en Madrid. Hasta el momento sin embargo no hemos tenido contactos muy intensos. Ha existido la voluntad de intentar crear algo parecido a un festival nacional, pero por el momento parece un poco pronto para poder llevar a cabo con éxito esa iniciativa. En el futuro esperamos poder intensificar nuestras relaciones.

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Además de las prácticas de tango queer, también han aparecido prácticas de baile entre personas del mismo sexo en muchos otros bailes. La celebración de campeonatos de baile entre personas del mismo género desde hace tres ediciones en el Estado español es prueba de ello. En Madrid existen clases de bailes latinos y de salón específicamente dirigidas al público LGTBIQ. Evaluando la realización de objetivos. 1. Desestabilizar el código de género de la milonga. El código de género de la milonga en Madrid es en general un código fuertemente heterosexual y heterosexualizante. Sin embargo, es posible encontrar algunas mujeres que suelen llevar y algunos eventos de baile entre hombres jóvenes reconocidos como buenos bailarines. Desde que comenzamos con la práctica autonombrada como tal del tango queer ¿hemos notado algún cambio en el código de género de la milonga tradicional en Madrid? Desde un punto de vista, sí, pues es cierto que algunas personas han pasado de manifestar recelo a estas prácticas a aceptarlas con naturalidad. Sin embargo, desde otro punto de vista, no, porque a menudo se aceptan siempre que aparezcan descargadas de sexualidad en todo el sentido del término (tanto como prácticas que desafían el código heterosexista del baile “lo hago para conocer el otro rol” como prácticas que están descargadas de toda connotación sexual “lo hago porque me divierte”). Por lo tanto, las prácticas de tango queer son asumidas casi siempre que son descargadas de toda connotación política. Y de hecho, para muchas personas que saben bailar ambos roles así es. Son bailarines de tango queer o son bailarinas de tango que tienen prácticas queer pero que no las leen como tales (incluso a nivel profesional como pueden ser Vito y Claudio). Ésto, en un contexto en que el tango queer fuera al menos el 40% de las prácticas totales de tango, podría ser considerado parte del éxito de dichas prácticas. Sin embargo, no es el caso. Consideramos que la despolitización de las prácticas de tango queer supone su desactivación como prácticas que tienen la capacidad de transformar el código de la milonga y del baile. Acabamos de considerar que las prácticas de tango queer pierden su capacidad transformadora cuando, para ser aceptables, adoptan las siguientes actitudes: - “lo hago para conocer el otro rol”: asumen el código heterosexista del baile. Bailar en el rol socialmente definido como del género contrario es efectivamente bailar un baile que no me pertenece. - “lo hago porque me divierte”: renuncian al carácter sexual del tango. Refuerzan por tanto la estructura de la milonga según la cual el tango refuerza y constituye algún tipo de ritual heterosexual. Una cuestión que no podemos dejar pasar: ¿Es el tango una práctica de baile esencialmente conectada con la sexualidad? Esta cuestión aparece aquí porque acabamos de ver que las prácticas queer son aceptadas normalmente cuando se asume que están descargadas de una connotación sexual, lo cual implica que las prácticas heterosexuales de tango implican dicha connotación. Así pues, la generalización del tango queer o bien implicaría la pérdida de esa connotación sexual en toda práctica de tango (lo cual no tiene por qué ser deseado por las comunidades queer de tango) o bien la práctica de tango queer debe reivindicar la connotación sexual para poder ser considerada una práctica de tango 5

queer. Será necesario sacar conclusiones a cerca de qué entendemos que es esta connotación sexual y cuál es su importancia, porque ciertamente ésta es la cuestión que define las diferentes maneras de entender el tango queer. 2. Abrir los espacios de tango a personas no heterosexuales. Tanto los talleres de Casablanca como la milonga La Traviesa han tratado de ser espacios especialmente dirigidos a la comunidad LGTBI. Sin embargo, hay que reconocer que el éxito en este sentido ha sido más que relativo. Hay algunas personas abiertamente gays y no heterosexuales que acuden a estos espacios regularmente, así como hay personas abiertamente heterosexuales que acuden a su vez. Aunque es palpable que existe la conciencia de que estos espacios están pensados para el intercambio de rol y que dicho intercambio implica dejar de presuponer la heterosexualidad de quienes acuden a la milonga y del propio código de la milonga, es cierto que la visibilidad de la comunidad LGTBI en ellos tiende a la baja. Las razones: · No hemos conseguido un grupo grande constante de personas que se autoidentifican como LGTBIQ. El tango es un baile que requiere paciencia y dedicación. Eso implica que para conseguir una sola persona tanguera es necesario invertir años de trabajo. De entre las personas que tienen ese tesón por aprender tango, algunas no son heterosexuales y otras sí. Cuando las personas vienen buscando una actividad gay-friendly es fácil que se desenganchen pronto, pues el tango no responde a ese patrón de consumo. Lo que estamos ofreciendo estos años es principalmente aprender tango simultáneamente en ambos roles. Así pues, las personas que más han insistido en permanecer en la comunidad lo han hecho por diferentes motivaciones individuales, de las cuales la sexualidad es solamente un elemento. A pesar de que algunos chicos gays y chicas lesbianas son asiduas a la milonga y los talleres, no se crea un grupo lo suficientemente compacto y amplio como para animar a otras a agregarse. · Entender el tango queer de diferentes maneras: para algunas de las personas que no se consideran heterosexuales de la milonga, el tango queer son cosas diferentes. - Para algunas, el tango queer es tango gay. Estas personas entienden la palabra “queer” como sinónimo de gay, siendo el tango queer el baile entre personas del mismo sexo/género. - Para otras personas no heterosexuales de la milonga, el tango queer es tango con intercambio de roles, desexualizando la práctica del tango en general, o bien sexualizando la práctica del tango en general. - Para otras personas heterosexuales que vienen a la milonga, el tango queer es también tango con intercambio de roles, esencialmente desexualizado. Conclusiones a los puntos 1 y 2: respecto a la creación de una comunidad de tango queer. Entre la Milonga del Hondo Bajo Fondo y la milonga La Traviesa podemos decir que hemos creado una cierta comunidad de tango queer, pero esta comunidad no puede entenderse a si misma como tal. Porque el sentido que cada persona le da a la expresión “tango queer” es diferente. En principio, las diferencias de sentido no deberían ser un obstáculo para que existiera, de facto, una comunidad de tango queer, pero las diferencias son lo suficientemente importantes como para considerarse incompatibilidades.

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Será necesario llegar a conclusiones sobre cuáles son esas incompatibilidades y cuál es su importancia. De esta manera, el artículo terminará por evaluar la cuestión que en principio debería ser la inicial: qué se entiende como tango queer. 3. Transformar el código de género del baile mediante la transformación de la técnica del tango. Este objetivo no cae, en principio, dentro del objetivo “crear una comunidad de tango queer”, sino dentro de la definición de tango queer como una práctica de baile que desafía no ya quién ocupa los roles de género del baile sino la existencia de dichos roles al nivel de la kinética del movimiento. Es por lo tanto un objetivo técnico. No obstante, entra dentro de las prácticas de tango queer mundiales el tratar de pensar dinámicas de movimiento que desafíen los roles de quien lleva y quien se deja conducir. En Madrid no hemos alcanzado este nivel. Para ello sería necesario poseer una comunidad estable de personas que desean intencionalmente investigar los límites técnicos de estas prácticas, para lo cual es necesario previamente ser bastante competente en la práctica de los roles tradicionales. Hasta el momento, hemos implementado el cambio de rol con cambio de abrazo, pero no el cambio de rol sin cambio de abrazo. Personalmente he incursionado en el cambio de rol sin cambio de abrazo (o iniciativa compartida, como parece ser que lo llama Soledad Nani) en Londres durante unos cursos con la bailarina queer sueca de tango Charlotte Rivero, y con otras personas en Londres que habían tomado cursos con Mariano Garcés y Mariana Docampo. Pero no he tenido la oportunidad de desarrollar estas prácticas en Madrid al carecer de una pareja estable. Aún considero que para investigarlas con ls alumnas sería necesario primero tener una trayectoria personal y que las alumnas tengan dominio del baile con intercambio de roles. No obstante, reflexionar sobre las posibilidades de transformación de la técnica de género del baile de tango permite visibilizar algunas cuestiones que serán decisivas en el futuro de las comunidades de tango queer (pero que no tenemos la oportunidad de tratar en este artículo) y que tienen que ver con el significado profundo que la práctica del tango implica con respecto a las prácticas de género: “qué es” el tango queer para quien lo practica. Algunas de las cuestiones que se desprenden de la reflexión sobre la posibilidad de transformar la técnica de género del baile de tango son: - Aprender a llevar y dejarse llevar implica el entrenamiento en cierta conducta psíco-física. Esta conducta termina por dar forma a la estructura del tango baile. - Dicha conducta no es ajena a la estratificación de roles y a aprender como natural la práctica de los privilegios y sumisiones asociados a ellos, a pesar de que el tango queer ofrezca la posibilidad de aprender ambas partes del binomio. - La bailarina de tango queer tiene más libertad en la práctica de tango en tanto que tiene mayor conocimiento acumulado de lo que bailar tango es. Sin embargo... - Cuanto más tango se aprende más difícil resulta desprenderse de dicha estructura. Conclusiones sobre la evaluación de la realización de objetivos: Hemos abierto dos cuestiones (el tango como un baile sexualmente connotado y la incorporación de los roles heterosexistas del tango en el proceso de aprendizaje del baile de tango). que será necesario tener en cuenta para pensar por qué creemos que existen diferencias suficientemente importantes entre quienes manifiestan prácticas queer de tango en Madrid como para considerar que no existe una comunidad de tango queer en Madrid, a pesar de existir clases de 7

tango queer, una milonga que se autodenomina queer, personas que bailan tango con personas de su mismo género y personas que bailan indistintamente ambos roles. Dichas diferencias son tan grandes como para resultar incompatibles entre si. Estas dos cuestiones nos dan la clave para interpretar la incompatibilidad como tal, y también podrían servir para pensar caminos para superarla: - ¿Es el tango un baile esencialmente conectado con la sexualidad? Esta cuestión es la que podemos barruntar en este artículo, pues nos da claves sobre las diferentes maneras de entender el tango queer. - Cuanto más tango se aprende más difícil resulta desprenderse de la estructura heterosexista del tango baile. Esta cuestión es la respuesta que provisionalmente podemos dar a por qué no hemos tenido la oportunidad de romper con el código de género del baile. La práctica del tango según roles de género establecidos se incorpora y hacerse competente en ambos roles es un camino que se alarga cuanto más se aprende. De esta manera, el tercer objetivo que nos pusimos en 2010 se aleja en lugar de acercarse, habiendo parecido más cercano al tener menos experiencia. Bailarinas queer de tango o bailarinas de tango queer: Cuando “queer” se identifica con gay. Lo “queer” como una identidad política. Para algunas de las personas que practican tango queer en Madrid, “tango queer” quiere decir tango para personas que no acuden a las milongas tradicionales porque en ellas no se sienten cómodas para bailar con otras personas de su mismo género. Ésto implica que para ellas el tango queer tiene que conservar el carácter sexual del tango. Es decir, el tango queer es esencialmente abrir espacios de tango en que la comunidad LGTBIQ pueda practicar el tango con toda la carga sexual que es reconocible en los espacios heterosexuales de tango. Desde este punto de vista, se trata de visibilidad antihomófoba y de creación de espacios antihomófobos para la práctica del tango. Así pues, se entiende lo “queer” del “tango queer” como una identidad política. Si para bailar tango queer la persona debe renunciar a la sexualidad del tango, considerará que lo que de hecho está haciendo es renunciar a un privilegio. Dicho privilegio es lo que marca la preponderancia heterosexista del tango. Cuando “queer” se identifica con ruptura de roles de género. Lo “queer” como el rechazo de la identidad de género. Sin embargo, para otras personas, el “tango queer” no tiene por qué implicar la creación de espacios separados de tango, o al menos ésta no es la cuestión que consideran principal. Para ellas, “tango queer” significa esencialmente tango con cambio de rol y la práctica del tango queer implica romper con algunos de los estereotipos del código de la milonga tradicional, como es aceptar el código heterosexista del baile y también, en algunos casos, la connotación sexual del tango como cierto tipo de ritual (hetero)sexual. En este caso, el interés principal no pasa tanto por reivindicar la práctica del tango tradicional desde roles de género no heterosexuales, creando espacios antihomófobos para la práctica del tango, cuanto por negar la importancia de todo rol de género para la práctica del tango en general. En este punto, caben dos posibilidades: o bien pensar que el “tango queer” implica romper con la concepción del tango como un ritual sexual, o bien pensar que implica la sexualización de toda combinación posible del baile de tango. En ambos casos, “tango queer” implica el rechazo de hacer de la identidad de género el ingrediente principal del baile de tango. 8

- En el caso de descargar de la connotación sexual al tango, no se entiende que dicha connotación constituya un privilegio de las prácticas heterosexuales del código de la milonga tradicional. - Si se desea conservar dicha connotación, el “tango queer” se pretende una práctica pansexual de tango tradicional. Incompatibilidades: Una comunidad de tango queer en Madrid implicaría que las diferencias en la forma de entender el tango queer de las personas que están involucradas con la idea del “tango queer” fueran lo suficientemente explícitas y comprensibles como para que todas ellas pudieran convivir con un objetivo común. Sin embargo, hemos visto que: - para quienes el “queer” en “tango queer” significa la reivindicación de una identidad política, a quienes llamamos “bailarins queer de tango”, el tango queer debe crear espacios específicos y debe conservar la connotación sexual del tango, pues ésta es considerada como un privilegio del código heterosexual de la milonga. - para quienes el “queer” en “tango queer” significa la práctica de tango más allá de roles de género establecidos, a quienes llamamos “bailarins de tango queer”, el tango queer crea de facto espacios diferentes pero que no tienen por qué ser específicos, y no tiene por qué esencialmente conservar la connotación sexual del tango, pues puede no considerarla un privilegio, sino una característica no esencial del tango que puede ser deseable o no. Estas visiones del tango queer no parecen compatibles. Pueden convivir, pero en principio: - Es difícil defender al mismo tiempo la reivindicación de algunas identidades de género como identidad política y el rechazo de la identidad de género en general como el lugar desde el que dirigir una identidad política. - A su vez, es difícil articular al nivel de la experiencia psico-física que el tango constituye los bailes entre personas que consideran que el tango posee esencialmente una connotación sexual y personas que rechazan que ésto deba ser así. Cuestiones de fondo: Mi hipótesis es que estas diferencias/incompatibilidades tienen que ver con la manera como se interpreta la palabra “queer” en el Estado español para diferentes agentes implicados en los movimientos sociales relacionados con la sexualidad. “Queer” es una palabra totalmente ajena al vocabulario español, pero ha sido asumida con dos significados diferentes e incompatibles entre si por las personas que entienden el significado de “queer”. - Por el influjo anglosajón, “queer” se entiende a veces como sinónimo de “gay”. En este caso, lo “queer” se entiende como una forma no heterosexual de identidad de género/orientación sexual. Esta manera de entender lo queer está relacionada con el nacimiento y desarrollo de los movimientos sociales de (liberación sexual) la sexualidad en los años 80 y 90. En este caso, “queer” ha sido una palabra que se ha importado a posteriori desde el vocabulario anglosajón. Así, las bailarinxs queer de tango serían las personas que se definen como no heterosexuales o no cisexuales, y sus prácticas de tango queer se dirigen a la normalización de su visibilidad, la cual puede pasar además por la creación de espacios de socialización específicos. Desde esta 9

perspectiva, no es tan esencial el cambio de roles como la posibilidad de ocupar el rol que ha sido socialmente negado, o bien la posibilidad de bailar con parejas del mismo género o del género deseado (no hetero-cisexual). - También por el influjo anglosajón, “queer” se entiende a veces como “raro” o “fuera de la norma”, y suele referirse más intelectualmente a la teoría y prácticas queer. En este caso, “queer” está relacionado no sólo con cualquier práctica que desafíe las normas de género de ciertas conductas sexuales, sino también más específicamente con los movimientos sociales de (liberación sexual) la sexualidad que se definen en contra de la definición de normalización modelada por el movimiento LGTBIQ en los años 90. En el caso del tango, quienes bailan desde esta perspectiva, con menor o mayor especificidad, son bailarinxs de tango queer, y están especialmente interesadas en el intercambio de los roles de baile y quizás en la ruptura de los roles de baile. Para ellas, el tango queer puede ser practicado por todo el mundo, bailarinxs queer de tango o bailarinxs tradicionales de tango, y la práctica del tango queer no tiene por qué constituir una reivindicación de identidad de género, sino más bien el rechazo de remarcar la identidad de género como el objetivo del baile de tango. No obstante, aunque estas incompatibilidades son palpables en la comunidad de tango queer de Madrid, también es cierto que todxs comparten dos deseos: - romper el código de género del baile: el deseo de practicar el intercambio de roles. - romper el código de género de la milonga: el deseo de tener un espacio en que el intercambio de roles sea lo normal y aceptado socialmente. Así pues, todxs tenemos en común el deseo de descodificar y recodificar el tango, aunque algunas nos fijemos más en unos u otros elementos. Esperamos que en los próximos años podamos reforzar lo que comparten todas las personas que están interesadas en el tango queer e ir limando las incompatibilidades. Consideramos que la estrategia para lograrlo pasa por hacernos conscientes de los diferentes acercamientos que tenemos al tango y a lo “queer”. Desde mi punto de vista, es importante poder dar impulso a todos los diferentes acercamientos. Por lo tanto, es importante incluir a personas que entienden “queer” como una identidad política y a personas que lo entienden como prácticas desestabilizadoras de la identidad hegemónica. También es importante incluir a personas que no están en absoluto familiarizadas con el concepto “queer”, pero que desean bailar tango desde todas sus posibilidades.

Cuestiones que hemos dejado fuera por el momento: - Detenernos en las diferencias de género según rol, cosa que examinamos ya en el artículo de 2010.

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