El decrecimiento: una salida al estancamiento sistémico (Huffington Post)

September 8, 2017 | Autor: Federico Demaria | Categoría: Economia, Sociología, Economia Ecológica, Ecologia Política, Decrecimiento, Huffington Post
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Descripción

El decrecimiento: una salida al estancamiento sistémico

Huffington Post - Publicado: 18/01/2015 10:00
Hace poco, The Economist acusaba a los líderes de Podemos de sostener
propuestas chifladas como el decrecimiento. Pero curiosamente, Podemos no
ha sido el único: el consejero de Territorio y Sostenibilidad de Cataluña,
Santi Vila, también ha lanzado el debate sobre el decrecimiento en el
Parlamento Catalán. ¿Pero qué entendemos por decrecimiento? Este artículo
esboza una explicación basada en el libro de recién publicación:
Decrecimiento: Un Vocabulario para una Nueva Era (Icaria, 2015) .

En estos tiempos en que muchos intelectuales, políticos y economistas nos
dicen que nada de lo que ellos consideran fundamental puede ser
cuestionado, el decrecimiento es un término provocador que pone en
discusión el falso consenso de que necesitamos crecimiento económico. El
crecimiento tiene un precio, es alto, y no merece la pena. Tenemos que
poner en el centro de la política la redistribución y la democracia real.
Queremos prosperidad sin crecimiento, y se puede, ¡podemos!

El decrecimiento no ha de entenderse literalmente. Con él defendemos la
hipótesis de que es posible vivir mejor con una vida más sencilla y en
común, mediante otro tipo de sociedad y economía centradas en la
redistribución de los recursos, la sostenibilidad de la vida y del medio
ambiente y una democracia real. La propuesta no es reducir el PIB -no hay
nada peor que una sociedad dependiente del crecimiento donde no hay
crecimiento- sino generar nuevas preguntas y buscar alternativas a la
sociedad que tenemos hoy en día basada en un sistema económico capitalista.



© Bárbara Castro

Si la recesión es menos de lo mismo, el decrecimiento es simplemente
diferente. Propone abandonar la obsesión por el crecimiento económico, que
beneficia a unos pocos y arruina a la mayoría. Como alternativa, podemos
tratar de alcanzar políticas públicas y estilos de vida que contribuyan al
bienestar de las personas, la justicia social y la sostenibilidad
ecológica.

El crecimiento ha fracasado en la consecución de estos objetivos. Las
investigaciones demuestran que no está relacionado con el bienestar de las
personas. En cambio, se puede tener prosperidad sin crecimiento.

El crecimiento, que debería significar progreso y bienestar, tiene muchas
consecuencias indeseables. De hecho, el crecimiento económico siempre tiene
unos costes, y estos ya son mayores que los beneficios. Incluso antes de la
crisis, había sacrificios. La burbuja inmobiliaria ha destrozado nuestro
territorio, y ahora nos encontramos con 5 millones de casas vacías y más de
200.000 personas desahuciadas y endeudadas. Hoy en día se están pidiendo
aún más sacrificios a las ciudadanas y ciudadanos españoles. Pensemos en
los recortes, la reforma laboral o la disminución de los salarios (que
llaman eufemísticamente "aumentar la competitividad del país"). Todo esto
se justifica con relanzar el crecimiento. Nos dicen que ahora hay
recuperación, pero ninguno de nosotros está notando algún tipo de
beneficio. Mariano Rajoy ha admitido que "la recuperación no ha llegado a
todos por igual". La verdad es que solo ha llegado a los poderosos, como
los banqueros. La crisis será historia solo cuando se acabe con el paro y
la desigualdad.

Decrecimiento no significa menos bienestar. Si no se puede salir del
estancamiento sistémico en el cual vivimos con crecimiento, ¿que es lo que
podemos hacer? España es una economía madura y es poco probable que pueda
volver a crecer al 3-4% como antes. De hecho, la burbuja inmobiliaria
demuestra que ha sido necesario endeudarse para crecer. Ahora tenemos que
crecer para pagar la deuda, lo cual deriva en una lógica perversa.
Necesitamos salir de este círculo vicioso.

La cuestión central no es generar más riqueza, sino redistribuir la que
tenemos. De hecho, España es el país de la OCDE donde, con la crisis, más
han aumentado las desigualdades económicas. Es necesario revertir esta
tendencia. Una prioridad, por ejemplo, sería afrontar el paro con medidas
como la reducción de la jornada laboral, el reparto del trabajo y una renta
básica ciudadana.

Hasta poco hubiéramos podido pensar que era difícil convencer a los
Gobiernos de la necesidad de no seguir creciendo. Sin embargo, los
Gobiernos se cambian con las elecciones. Hay una efervescencia política en
España que es prometedora. Hay partidos como Equo o las CUP que hablan de
decrecimiento desde hace tiempo, o como Podemos, que ha criticado la
obsesión por el crecimiento económico. Por otra parte, cada vez son más las
personas que se pronuncian de manera individual o en colectivos sociales
contra el crecimiento ilimitado y sus consecuencias.

Y también hay investigadores y académicos estudiando y elaborando
alternativas, como los tres mil participantes de la cuarta conferencia
internacional sobre decrecimiento. Nuestro colectivo Research & Degrowth,
ha realizado 10 propuestas de políticas públicas a favor de una prosperidad
sin crecimiento y que pueden facilitar una transición hacia el
decrecimiento. Entre ellas, están abolir el PIB como indicador de progreso
económico, establecer límites ambientales, implantar una renta básica y una
renta máxima, reestructurar y eliminar parte de la deuda, optimizar el uso
del parque inmobiliario, limitar la publicidad, trasformar el sistema
fiscal o eliminar ayudas a actividades contaminantes para destinarlas a
otras sostenibles.

En Decrecimiento: Un Vocabulario para una Nueva Era, el libro que acabamos
de publicar en inglés y que Icaria publicará en castellano, tratamos estos
análisis y propuestas con más detalle. Con él pretendemos contribuir a
generar debate social y movilizar a los actores públicos y privados para
conseguir una sociedad económicamente más justa, solidaria y respetuosa con
el medio ambiente.

Algunos tachan el decrecimiento de utópico. En realidad, la verdadera
utopía, en el sentido de falta de realismo, es pensar que podemos seguir
con un crecimiento económico infinito en un mundo finito. Hemos comprobado
ya que el crecimiento tiene un coste muy elevado que afecta a pilares
básicos de nuestra vida. No solo es imposible, tampoco es necesario ni
deseable. Ya lo dijo en 1977 André Gorz, fundador de la ecología política y
el primero en utilizar la palabra decrecimiento: "La falta de realismo
consiste en imaginar que el crecimiento económico todavía puede dar lugar a
un mayor bienestar humano". Ha llegado el momento de hacerle caso.


Fuente: http://www.huffingtonpost.es/federico-demaria/el-decrecimiento-
una_b_6485822.html?utm_hp_ref=spain&ir=Spain&utm_medium=referral&utm_source=
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