El debate presidencial Nixon – Kennedy y su enseñanza para los abogados de hoy

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El debate presidencial Nixon – Kennedy y su enseñanza para los abogados de hoy.

Alejandro BATISTA Abogado. Especialista en Derecho de Alta Tecnología

27 de septiembre de 2016, el día después del primero de los debates presidenciales entre Hillary Clinton y Donald Trump de cara a la crucial elección del 8 de noviembre de 2016. No en vano ha sido un debate record, con más de 80 millones de espectadores.

Mientras todos los medios hablan de ello y tratan de analizar cuál de los candidatos obtuvo mejores resultados, vino a nuestra mente el histórico debate entre Richard Nixon y John F. Kennedy en 1960, y además lo relacionamos inmediatamente con los abogados. Veamos por qué apareció esta rara conexión.

Aquel debate “original”. El debate entre Nixon y Kennedy, el día 26 de septiembre de 1960 tuvo como particularidad, la de ser el primero en televisarse. En épocas donde el seguimiento en tiempo real, el trending topic, y el análisis de búsquedas en Google, dictan el paso del debate, incluso durante su propio desarrollo; se nos antoja un viaje a la prehistoria, hablar de un debate que por primera vez podía ser visto por televisión.

Pero lo cierto es que lo siguieron 70 millones de personas en Estados Unidos y en el mundo. Para tener una idea de lo que esa cifra implicó para la época, podemos compararla con los 60 millones de televidentes que siguieron en 2012, ya en pleno auge de la televisión, el debate entre Barack Obama y Mitt Romney. Es decir 10 millones de personas más, medio siglo antes, cuando no todos los hogares contaban con un aparato de TV.

...el debate entre Nixon y Kennedy en 1960 fue seguido por 70 millones de personas, esto es 10 millones más de las que vieron 50 años más tarde el debate Obama - Romney...

Pero todo tiene un principio, y en lo que hace a esta estrecha relación entre los medios con la televisión como máximo referente y la política, ese principio podemos ubicarlo en aquella noche de Chicago hace más de (o apenas, según se mire!) 56 años. Según las crónicas de aquel entonces, sucedió algo muy particular. Aquellas personas que siguieron el debate a través de la radio, llegaron a la conclusión que quien había sacado ventaja era el aspirante republicano y vicepresidente de Dwight Eisenhower, Richard Nixon. ...al día siguiente del debate, quienes lo escucharon por radio habían percibido como ganador a Nixon, pero quienes lo vieron por televisión, le adjudicaban la victoria a Kennedy... Sin embargo, para los que lo observaron en televisión, el ganador –tal y como sucedería finalmente con las elecciones—fue el Senador por Massachusetts John F. Kennedy. Entre las explicaciones que se dieron a esta diferencia de percepción, estuvo el tipo de desenvolvimiento que cada uno de ellos tuvo frente a la cámara, su forma de actuar, e incluso detalles como el bronceado que lucía el joven Kennedy, y el hecho de haber utilizado maquillaje

para la ocasión en contraste con Nixon. Este último lució en general incómodo, sudoroso con el calor de las lámparas, y dando una imagen de cierto nerviosismo.

El aprendizaje para la política y para los abogados. Se dice que el propio Nixon reconoció luego esta situación recomendando confiar “…plenamente en vuestro productor de televisión, dejadle que os ponga maquillaje incluso si lo odiáis, que os diga como sentaros, cuales son vuestros mejores ángulos o qué hacer con vuestro cabello. A mí me desanima, detesto hacerlo, pero habiendo sido derrotado una vez por no hacerlo, nunca volví a cometer el mismo error.” Lo cierto es que ese debate puso en foco de cualquier político de allí en más, la importancia de entender el medio de comunicación, sus códigos, sus ventajas y desventajas. Nadie lo resumiría mejor que el profesor canadiense Marshall McLuhan[1], cuando al describir la “Aldea global” de intercomunicación electrónica, que estaba emergiendo fines de esa misma década del 60 afirmó “El medio es el mensaje”. El auto de la “Galaxia Guttemberg”, diferenciaba entre medios fríos y medios cálidos, y entendía que los medios son una extensión de nuestra propia persona. No cabe duda que aquella noche de 1960, fue Kennedy quien mejor interpretó y aprovechó las posibilidades del nuevo medio.

Abogados = Lenguaje + Comunicación. Para los abogados el lenguaje es indudablemente nuestra herramienta de trabajo. Del buen o mal uso que hagamos de él, tanto de manera escrita como oral, dependerá la suerte de nuestras expresiones y posiciones. Sea que estemos llevando a cabo nuestra tarea en instancias judiciales (demanda, contestación, alegatos, etc.) como no contenciosas (dictámenes, informes, asesoramiento, etc.). No se trata, por cierto, de una simple comunicación o lo que Austin denomina "acto locutivo", pues los abogados (y más aún los Jueces) con nuestro lenguaje buscamos generar “hechos con palabras”, lograr un cambio en la realidad. Podemos tomar aquí el concepto de “acción comunicativa” de la que habla Habermas[2] quien hace notar el peso que adquiere la potencia del signo lingüístico en la interacción social. A pesar de la gran relevancia que ostenta el lenguaje y la comunicación en el ámbito legal, --que recordemos también tiene como actor principal a la ciudadanía destinataria de las normas--, su estudio no ha merecido en general mayor dedicación. Así lo entiende el Profesor Carlos Maria Cárcova, cuando señala “…Dado que el derecho puede concebirse como la más importante estructura de comunicación y de interacción social del mundo que nace con la modernidad, parece claro que entender su específica forma de organización, su carácter textual y no textual, la manera en que operan al interior del discurso que le es propio, las nociones de código, mensaje, recepción, demandan estudios de semiótica general y de semiótica jurídica, tal como tempranamente lo advirtiera Luis Warat. La complejidad de esta problemática, al mismo tiempo filosófica, epistémica y disciplinaria, también recusa la posibilidad de una traducibilidad pacífica, ineludible y transparente de los textos normativos.”[3]

Pero no menos cierto es, que dada la tradición que arrastramos, especialmente en sistemas herederos del derecho romano continental, ese lenguaje y esa comunicación tiende a ser mayormente escrito. Pero eso está cambiando rápidamente. La tendencia generalizada hacia la oralidad y el juicio por jurados[4] hace que los abogados deban prestar atención a otros aspectos que no sólo refieren a las habilidades de oratoria, que ciertamente implican otras cualidades diferentes a la producción e interpretación del texto escrito; sino también a los que se engloba en la denominada “comunicación no verbal”.

...la tendencia generalizada lleva a que los abogados deban entender los fundamentos de la comunicación no verbal...

Se trata de elementos paralingüísticos es decir que se desarrollan más allá o de manera paralela a la comunicación verbal, y que no siempre resultan coherentes con lo verbalizado; pudiendo incluso en ocasiones, contradecir aquello que se quiere expresar con palabras. Entre los elementos paralingüísticos más importantes podemos mencionar, el tono y la inflexión de la voz, la postura corporal, los gestos, la mirada, etc. La relevancia de estos elementos no verbales surge de inmediato si pensamos que durante mucho tiempo, antes del desarrollo de la comunicación verbal, y muchísimo antes de la escritura, la comunicación paralingüística permitió la supervivencia de nuestra especie.

La tecnología como disparador de nuevas habilidades entre los operadores jurídicos. Todas estas consideraciones en realidad buscan contextualizar lo que a nuestro juicio representa un interesante desafío a la hora de ejercitar las habilidades comunicativas e interpretativas de Jueces y abogados.

Se trata de la experiencia de implementación de video audiencias que se lleva a cabo en el ámbito de la Justicia de la Provincia de Buenos Aires, que como experiencia piloto se aplica en los Juzgados 1, 5 y 14 de La Plata; y el 1 de Azul, utilizando “…un sistema informático desarrollado específicamente para este propósito en España, y que sirve para optimizar el registro de audiencias para

declaraciones testimoniales, absolución de posiciones o explicaciones por parte de auxiliares de justicia.”[5] A partir de este tipo de herramientas, todo el proceso cognitivo de valoración de la prueba testimonial por parte de los abogados y también de los Jueces, toma otro rumbo. No se trata ya de analizar interpretar y alegar o valorar lo que alguien interpretó y escribió sobre lo que fue la declaración de un testigo (acta) puesto que aun cuando pudiera ser sumamente fidedigna de lo expresado por el declarante, pierde absolutamente todos los elementos paralingüísticos ya mencionados.

...la grabación de audiencias, sin implicará un nuevo enfoque --y con habilidades-- en la interpretación tipo de pruebas hagan los abogados

dudas ello nuevas que de este y Jueces...

Ahora los operadores jurídicos deberán analizar audio y video, y de esa manera incorporar a su consideración tanto la faz verbal como la no verbal. Y esto cómo se ha señalado, demanda necesariamente otro tipo de formación y capacitación adicional. Desde luego no se pretende que cada letrado se convierta de la noche a la mañana en Paul Ekman[6], pero evidentemente contar con este tipo de habilidades cada vez más, puede hacer la diferencia entre ganar o perder un caso. Parafraseando a McLuhan podríamos decir que en este sentido “el medio es la prueba”. Habrá que ver a medida que estas iniciativas avancen, cuántos Nixons y cuántos Kennedys habrá entre los colegas.

Referencias [1] Ver más sobre McLuhan y sus ideas en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Marshall_McLuhan [2] Ver Habermas, Jürgen (1987). Teoría de la acción comunicativa [1981]. Taurus, Madrid [3] “¿Hay una traducción correcta de las normas?, Carlos María Cárcova. Revista Electrónica del Instituto de Investigaciones "Ambrosio L. Gioja" - Año III, Número 4, 2009. En www.derecho.uba.ar/revistagioja/ [4] Ver informe de los Juicios realizados en la provincia de Buenos Aires en el marco de la Ley 14.543 en: http://www.scba.gov.ar/juiciosporjurados/archivos/JuiciosRealizados.pdf y más información al respecto en: http://www.scba.gov.ar/planificacion/Novedadesvarias.asp?id=6&cat=37

[5] Ver más detalles en el siguiente artículo: http://www.eldia.com/justicia-enprimera/videograbacion-de-audiencias-83059 [6] Psicólogo Norteamericano que estudió la existencia de las microimpresiones universales que las personas no podemos controlar y pueden ayudar “detectar cuando una persona miente”. Sus estudios inspiraron la serie de televisión “Lie to me”. Ver en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Ekman

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