El debate Friedman – Simon sobre el realismo de los supuestos en economía y sus implicaciones para la elaboración de modelos de elección racional

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Descripción

El debate Friedman – Simon sobre el realismo de los supuestos en economía y sus implicaciones para la elaboración de modelos de elección racional

Josafat Iván Hernández Cervantes Estudiante del doctorado en Filosofía de la Ciencia de la UNAM

Abstract: En este escrito se analiza el debate que hubo entre varios economistas y filósofos de la ciencia a mediados del siglo XX entorno al realismo de los supuestos de los modelos de la economía. Según Milton Friedman, no importa que los supuestos que se usen para elaborar modelos sean falsos. El criterio central que debe usarse para juzgar un modelo es si sus predicciones son exitosas o no. Ante eso, Herbert Simon respondió de manera crítica, reivindicando la importancia del “realismo de los supuestos” dado que la teoría estándar no puede predecir las conductas de los agentes reales que no son perfectamente racionales. Por el contrario, estos tienen capacidades cognitivas limitadas que les impiden realizar los cómputos requeridos por los modelos neoclásicos. En este escrito se sugiere que Simon formuló una pregunta de investigación que no se podía responder desde los modelos tradicionales de elección racional que le llevó a crear una nueva idealización sobre el agente racional. En este escrito se hace una relectura instrumenalista no-friedmaniana de ambos autores, y al final se reivindica una posición pluralista en la elaboración de modelos, señalando que ambos modelos usan diferentes idealizaciones que buscan responder diferentes preguntas de investigación.

Palabras clave: supuestos como si, racionalidad acotada, utilidad esperada, tipos ideales, entendimiento

Abstract: In this paper it is analized the debate that happened in the middle of the XX century among several economists and philosophers of science about the realism of assumptions in economic models. 1

According to Milton Friedman, it doesn´t matter whether the assumptions used to make models are false. The central criterion that it should be used to judge a model is whether their predictions are sucessfull. In contrast, Herbert Simon had a critical stance. He considered that the realism of assumptions is important because of the real agents lack of “full rationality”. The agents have limited cognitive capacities which do not allow them to make the computs required by the neoclassical models. In this paper it is claimed that Simon formulated a research question that it could not been answered from the traditional models of rational choice. This lead him create a new idealization about the rational agent. In the paper it is made an alternative non-friedmanist instrumentalist reading of both authors. At the end of the paper it is defended a pluralist stance in model making, which assert that both models use different idealizations that answer different research questions.

Key words: as if assumptions, bounded rationality, expected utility, ideal types, understanding

Introducción El agente racional se suele representar en algunos modelos como si tuviera racionalidad perfecta, fuera omniciente, careciera de emociones y siempre buscara maximizar su utilidad. En otros modelos se cuestiona el caracter severamente idealizado de esta noción y se propone una modelización alternativa con “supuestos más realistas”, donde el agente tiene capacidades limitadas de memoria, de procesamiento de información y de cómputo. También la información es limitada. Sin embargo, ambas nociones no son una representación literal de los agentes racionales que viven en el mundo y que mediante sus interacciones dan lugar a los hechos económicos.

Esto plantea las siguientes preguntas: ¿Puede decirse que la noción de agente con racionalidad acotada es más realista que la noción de agente que postula la economía neoclásica? ¿No se trata sólo de otra 2

manera de idealizar al agente racional? En este escrito trataré de responder estas preguntas por medio de una comparación entre el modelo de utilidad esperada (en la versión de Milton Friedman) y el modelo satisfaccionista de Simon. Argumentaré en favor de la idea de que la noción de agente racional de Simon no es más “realista” (o des-idealizada) que la noción de Friedman, sino que esta es sólo otra manera de idealizar al agente racional. Dichas idealizaciones (las de Simon y Friedman) responden a diferentes preguntas de investigación.

Para ello procederé como sigue. En las primeras dos partes abordaré una discusión metodológica de gran importancia que hubo entre economistas a mediados del siglo XX: el problema del “realismo de los supuestos”. Inicio con este tema porque en esta discusión participaron algunos economistas Premios Nobel que “idealizaron” al agente racional de distinta forma: Milton Friedman y Herbert Simon. Lo que se discutía de fondo tenía que ver con la legitimidad a la crítica del “realismo” de los supuestos (sobre si importa o no que los supuestos “correspondan” con la realidad, sobre si las “ideas falsas” nos sirven para explicar fenómenos en economía). Este tema es importante porque sirve para introducir en el marco de discusión metodológica de la economía el tema de idealizaciones: sobre si son o no explicativas las idealizaciones en economía.

Después de mostrar que Friedman y Simon tienen ideas epistemológicas muy diferentes sobre lo que es un buen modelo teórico (el primero parece acercarce a una postura instrumentalista mientras que el segundo parece acercarse a una postura realista) pasaré, en una tercera sección, a analizar dos modelos de elección distintos que idealizan de distinta forma a los agentes: el modelo de utilidad esperada y el modelo satisfaccionista. Trataré de mostrar que estos modelos responden a distintas preguntas de investigación. En una cuarta parte desarrollaré una postura instrumentalista no-friedmaniana que trate de dar cuenta del poder explicativo de las diversas idealizaciones sobre el agente racional arriba 3

señaladas. Aquí retomaré la obra del economista y sociólogo alemán, Max Weber, sobre tipos ideales. Esto para mostrar cómo es que diversas idealizaciones nos sirven para entender diversos aspectos de las conductas de los agentes. Esto nos lleva a la tesis que quiero defender en este escrito: que diversas idealizaciones sobre agente racional nos sirven para entender algunos aspectos particulares de las conductas de los agentes y nos sirven para responder diversas preguntas de investigación. Finalmente expondré las conclusiones del capítulo.

1. La defensa del uso de supuestos irreales de Friedman En la década de los cincuenta del siglo XX tuvo lugar una fuerte controversia entorno a lo que Milton Friedman llamó “el problema del realismo de los supuestos”. Este problema tenía que ver con las críticas a los supuestos de "competencia perfecta" (Robinson y Chamberlin) y "racionalidad ilimitada" (Simon) que usaban los economistas neoclásicos para hacer modelos teóricos. Se decía que tales supuestos eran irreales pues carecían de apoyo empírico. Por tanto, no eran buenas aproximaciones para estudiar los hechos económicos.

Como alternativa a la economía neoclásica surgieron dos proyectos que fueron creando modelos con “supuestos más realistas”: el proyecto de racionalidad acotada de Herbert Simon y el de competencia imperfecta de la economista postkeynesiana Joan Robinson.

Ante las críticas y alternativas arriba señaladas, el economista neoclásico Milton Friedman escribió un conocido ensayo llamado “The methodology of positive economics”, publicado en 1953. En ese ensayo Friedman se centró en defender los modelos neoclásicos que usan “supuestos falsos” de las críticas realistas. En su defensa este autor rechazó la idea de que el criterio del realismo de los supuestos sea relevante para evaluar si un modelo es correcto o no. Veamos esto con más detalle. 4

1.1 Supuestos como si y la crítica al criterio del “realismo de los supuestos” Para Friedman la economía es una ciencia que puede dividirse en economía positiva y normativa. La economía positiva es aquella que trata sobre “lo que es”, mientras que la economía normativa trata de “lo que debería ser”. La economía positiva sería descriptiva mientras que la normativa sería preescriptiva.

Para Friedman la manera de describir hechos tiene que ver con el uso de hipótesis que se usan para predecirlos. Si la hipótesis es coherente con los hechos, entonces se acepta. Sino, entonces se debe rechazar.

Sin embargo dice Friedman que ahí donde se puede formular una hipótesis se pueden formular muchas más. Él se pregunta ¿Cómo elegir entre ellas? Él considera que una hipótesis debe juzgarse principalmente por sus capacidades predictivas y en segundo plano por su simpleza y “fecundidad” 1. Sin embargo, en economía hay un criterio que se usa y que a Friedman le interesa criticar: el criterio del “realismo de sus supuestos”.

Friedman formula de la siguiente forma el criterio del realismo de los supuestos: un modelo es válido si sus supuestos “corresponden” con la realidad. Si los supuestos son falsos, o sea, si no corresponden con la realidad, entonces las implicaciones del modelo se rechazan. Friedman atribuye el uso de este

1 Al respecto dice lo siguiente: “(....) to suppose that hypotheses have not only “implications” but also “assumptions” and that the conformity of these “assumptions” to “reality” is a test of the validity of the hypothesis different from or additional to the test by implications. This widely held view is fundamentally wrong and productive of much mischief. Far from providing an easier means for sifting vslid from invalida hypotheses, it only confueses the issue, promotes misunderstanding about the significance of empirical evidence for economic theory , produce a misdirection of much intellectual effort devoted to the development of positive economics, and impedes the attainment of consensus on tentative hypotheses in positive economics. (Friedman, (2009 [1953]):14)”

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criterio a los economístas heterodoxos que critican a los modelos neoclásicos por ser “irreales” (tal es el caso de la economista Joan Robinson).

Aunque Friedman no lo dice explícitamente, podemos ver claramente que el criterio del “realismo de los supuestos” asume una noción correspondentista de la verdad: un enunciado es verdadero si este corresponde con los hechos. Si este no corresponde con los hechos, entonces, como dice Friedman, se considera que un supuesto es “falso”.

Friedman señala que en economía, como en física y biología, se usan supuestos irreales, falsos, para facilitar la manipulación matemática y así lograr formular hipótesis con capacidad predictiva. Si bien Friedman no formula claramente la noción de “supuesto como si”, podría decir que este supuesto es aquel enunciado deliberadamente falso que representa los hechos reales como si tuvieran características irreales. Esto se hace con la finalidad de hacer representaciones simplificadas de la realidad para facilitar la manipulación matemática.

Friedman prefiere hablar de “aproximaciones suficientemente buenas” en vez de “suposiciones realistas”. Una aproximación es suficientemente buena cuando logra abstraer lo esencial de un fenómeno para hacer predicciones exactas y exitosas. En el caso de la economía, la teoría neoclásica de la competencia perfecta sería exitosa si esta logra predecir el movimiento de los precios a pesar de que use “supuestos falsos”. Tales supuestos son los siguientes: los agentes tienen racionalidad ilimitada, hay infinito número de oferentes y demandantes, no hay monopolios ni oligopolios, ningún agente individual tiene el poder para alterar los precios de manera unilateral, no hay costos de transacción, no hay barreras a la entrada y salida de oferentes, no hay costos de transporte y los bienes y servicios que se compran y venden en el mercado son homogéneos (no están diferenciados). 6

Para Friedman esta teoría sería una aproximación suficientemente buena si predice el movimiento de los precios, a pesar del evidente irrealismo de sus supuestos. Esto justifica el modelo de competencia perfecta frente a otros modelos “más realistas” como el de “competencia monopolística” y “competencia imperfecta” de Robinson que cuestionan dichos supuestos y los sustituyen por otros “más realistas”.

Las ideas de Friedman también se pueden usar para defender los modelos neoclásicos de utilidad esperada de críticas como las de Simon (que veremos más adelante). Pasemos ahora a mostrar algunos ejemplos del uso de supuestos como si en física y biología que Friedman usó para darle más fuerza a su postura.

1.2 El uso de supuestos como si en física clásica y biología Milton Friedman tomó como ejemplo la ley de la caída de los cuerpos de la física clásica para mostrar cómo en la física se han desarrollado teorías exitosas por medio del uso de “supuestos falsos”. Un ejemplo de esto es el supuesto del vacío. En la física hay modelos donde se representa la caída de los cuerpos como si estos cayeran en el vacío y sirven para hacer predicciones exitosas sobre objetos reales del mundo.

Friedman señala que en física las hipótesis y las teorías no son probadas por medio del realismo de sus supuestos. Por el contrario, estas son probadas por el éxito (o no) de las predicciones que se constrastan con la experiencia. En física, señala Friedman, las fórmulas matemáticas no son aceptadas porque realmente “vivamos en el vacío”, sino porque la fórmula funciona bien para hacer predicciones con

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objetos reales de nuestro mundo. Sin embargo el problema es especificar bajo qué condiciones esta fórmula funciona bien (o mal).

Friedman considera que si en física esta manera de modelizar es exitosa, en economía también debería serlo2. Ese autor reconoce que si bien es cierto que en las ciencias sociales no se pueden hacer “experimentos controlados” como en física para poder corroborar teorías, esta imposibilidad no representa una diferencia básica de la economía con respecto a las ciencias físicas. Friedman dice que incluso en la física no se pueden hacer siempre experimentos completamente controlados. Hay ciencias como la astronomía donde no es posible experimentar. No obstante esto, según Friedman, la diferencia entre los experimentos controlados y la experiencia no controlada es sólo una cuestión de grado, no de cualidad3.

En el caso de la biología Friedman (2009 [1953]) señala que se puede suponer que las hojas de los árboles actuan como si estuvieran maximizando su utilidad al moverse hacia la luz solar. Esto ayudaría a predecir la densidad de las hojas, de tal modo que las hojas más cercanas a la luz solar son más densas que las más lejanas. No es que las hojas sean literalmente “agentes maximizadores de utilidad”, que sean conscientes y que hagan cálculos. El punto es que se puede suponer que las hojas actuan como si fueran tales agentes para poder representarlos en los modelos y con ello hacer predicciones.

2 Tengamos en consdieración aquí que Milton Friedman antes de ser econoimsta fue físico. Para él era muy fácil hacer esta extrapolación de métodos de la física a la economía, más aún si consideramos que a mediados del siglo XX inició la enorme matematización de la economía gracias a la axiomatización hecha por Paul Samuelson. En esta época era muy fácil caer en la tentación de importar métodos de la física, porque esta era una “ciencia exitosa” y porque la economía estaba en un proceso radical de matematización, ver a Phillip Mirowski, 2012). 3 Friedman (2009 [1953]: 10) dice lo siguiente: “The inability to conduct so-called “control experiments” does not, in my view, reflect a basic difference between the social and physical sciences both because it is not pecular to the social sciences -witness astronomy- and because the distintion between a controlled experiment and uncontrolled experience is at best one of degree. No experiment can be completely controlled, and every experience is partly controlled, in the sense that some disturbing influences are relatively constant in the course of it.”

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Sin embargo, Friedman reconoce que los supuestos usados en los modelos son relevantes para decirnos en qué contextos las predicciones de los modelos se pueden aplicar. Este punto, según Friedman, es una fuente importante que alimenta la idea de que el “realismo de los supuestos” es un problema serio. Ante eso Friedman señala que una cosa es reconocer los contextos bajos los cuales las ecuaciones funcionan bien y otra muy distinta es ya invalidar toda hipótesis emanada de esos modelos. Esto él lo ve en física así: la forma del objeto lanzado es relevante (no es igual lanzar una bola de acero que una hoja de papel extendida, dado que habrá fricción con el aire), pero eso no invalida el uso del supuesto del vacío, donde en muchos otros casos el supuesto funciona para hacer predicciones.

Una vez planteados los ejemplos de la física y la biología Friedman pasa a la economía, para argumentar en favor de la idea de que el uso de supuestos como si en la economía está justificado. Veamos sus ejemplos.

1.3 Ejemplos del uso de supuestos como si en economía Friedman retomó un ejemplo que él formuló junto con Leonard Savage (uno de los teóricos más importantes de la teoría bayesiana de la probabilidad y de los modelos de utilidad esperada) para ejemplificar cómo su propuesta se aplica a la economía: la predicción de los tiros de un jugador experto de billar.

Friedman, (2009 [1953]) señala que el jugador experto de billar puede ser representado en los modelos como si este hiciera cálculos que tomaran en cuenta la fuerza con que golpea la bola de billar, el ángulo, conociera la geometría analítica, etc. Él dice que sería absurdo creer que el jugador de billar experto literalmente está haciendo todos estos cálculos antes de tirar. Sin embargo, este supuesto se puede usar con toda confianza porque el agente, al ser jugador experto, hace los mejores tiros posibles. 9

Esto nos permite predecir sus tiros. Así, si nosotros queremos predecir los tiros de este jugador, podemos representarlo en el modelo como si tuviera una racionalidad perfecta4.

Para Friedman el punto clave no es si una teoría nos da o no una imágen más o menos realista sobre los hechos. Para este autor el punto es “la conformidad con la experiencia de las implicaciones de la teoría”, es decir, que sus predicciones sean correctas5.

Hasta aquí hemos visto que Friedman defiende una idea de que los “supuestos falsos” nos sirven para hacer cálculos matemáticos para así poder llegar a predicciones exitosas. Sin embargo Friedman no considera que tales “supuestos falsos” nos sirven para explicar o entender nexos causales que dan lugar a la ocurrencia de fenómenos particulares. A Friedman sólo le interesa que las predicciones del modelo sean exitosas.

Lo anterior le sirve a Friedman para defender el modelo de competencia perfecta. Él dice que es verdad que las empresas no son sólo “maximizadoras de utilidad”. Sin embargo se puede suponer que estas actuan como si lo fueran. Y como en el mercado existe una “selección natural”, donde no todas las 4 Al respecto dice lo siguiente: “(...) Consider the problem of predictiong the shots made by an expert billiard player. It seems not at all unreasonable that excellent predictions would be yielded by the hypothesis that the billiard player made his shots as if he knew the complicated mathematical formulas that would give the optimum directions of travel, could estimate accurately by eye the angles, etc., describing the location of the balls, could make lightning calculations from the formulas, and could then make the balls travel in the direction indicated by the formulas. Our confidence in this hypothesis is not based on the belief that billiard players, even expert ones, can or do go through the process described; it derives rather from the belief that unless in some way or other they were capable of reaching essentially the same result, they would not in fact be expert billiard players” Friedman (2009 [1953]: 21) 5 Al respecto Friedman (2009 [1953]: 37-38) dice lo siguiente: “”Marshall´s apparatus turned out to be most useful for problems in which a group of firms is affected by common stimuli, and in which the firms can be trated as if they were perfect competitors. This is the source of the misconception that Marshall “assumed” perfect competition in some descriptive sense. It would be highly desirable to have a more general theory than Marshall´s, one that would cover at the same time both those cases in which differentiation of product or fewness of numbers makes an essential difference and those in which it does not. Such a theory would enable us to handle problems wen now cannot and, in addition, facilitate determination of the range of circumstances iunder which the simpler thery can be regarded as a good enouh approaximation. To perform this function, the more general theory must have content and substance; it must have implications susceptible to empirical contradiction and of substantive interest and importante”

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empresas sobreviven a la competencia, se puede suponer que sólo las empresas maximizadoras de utilidad son las que sobreviven y se mantienen haciendo negocios 6. Mediante las simplificaciones del modelo de competencia perfecta se pueden predecir los precios. Por lo tanto, para Friedman es innecesario substituir la competencia perfecta por la competencia imperfecta y monopolística (Friedman, 2009 [1953]).

Friedman también podría haber dicho que no es necesario substituir la teoría estándard de la elección racional por la propuesta de racionalidad acotada de Simon (que veremos más adelante). Esto es más claro aún si consideramos que Friedman también había hecho aportes a los modelos de utilidad esperada (junto con Savage, el padre del bayesianismo). Seguramente Friedman podría haber reconocido que ningún agente real tiene las capacidades de computo necesarias para poder satisfacer todos los axiomas de la teoría estándar. Sin embargo, si se quiere predecir conductas maximizadoras de utilidad, se puede asumir que los agentes actuan como si los satisfacieran para poderlos representar en un modelo matemático.

2. La crítica de Simon a Friedman La postura de Friedman es muy polémica dentro de la economía. No todos los economistas están de acuerdo con él porque hay diversas formas de entender a la cientificidad de la economía. No todos los economistas ven a la física clásica como el ejemplo a seguir. Algunos economistas consideran que la economía es una ciencia esencialmente histórica (donde su método difiere de manera radical de las ciencias naturales). Otros consideran que la biología debería ser el paradigma de cientificidad a seguir. 6 Fridman (2009 [1953]: 22) dice lo siguiente: “Confidence in the maximization-of-returns hypothesis is justified by evidence of a very different character. This evidence is in part similar to that adduced on behalf of the billard-player hypothesis -unless the behavior consistent with the maximization of returns, it seems unlikely that they would remain in business for long (...) The process of “natural selection” thus helps to validate the hypothesis -or, rather, given natural selection, acceptance of the hypothesis can be based largely on the judment that it summarizes appropriately the conditions for survival”

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A resumidas cuentas: el instrumentalismo de Friedman no genera consenso dentro de los economistas. En este apartado tan sólo revisaré una crítica formulada por un autor que considero clave en el tema de si son o no explicativas las idealizaciones de agente racional en economía: la crítica Herbert Simon (Premio Nobel de Economía de 1978).

2.1 La falacia lógica de Friedman Herbert Simon en un texto llamado Testability and aproximation expone su crítica a las ideas epistemológicas de Friedman. Simon retoma de Paul Samuelson (1962) la crítica a nivel lógico de lo que Samuelson llamó burlonamente: el resbalón de F, F-twist. Simon prefiere llamar a este error de Friedman el “principio de irrealidad”.

El “principio de irrealidad” lo formula Simon como sigue: no importa si las premisas de las cuales se deriva una implicación (una predicción) son falsas (o irreales), lo que importa es que las predicciones sean consistentes con los hechos, y si las predicciones son plausibles, entonces los supuestos a partir de los cuales se derivó la predicción también lo son.

Simon (2008 [1962]) da un ejemplo de esto: se tienen las proposiciones X (los empresarios desean maximizar ganancias) y Y (los empresarios pueden y hacen cálculos que identifican el curso de acción que maximiza ganancias) y la conclusión Z (los precios y las cantidades que son observados están en los niveles que maximizan los beneficios de la empresa en el mercado).

Para Friedman, según Simon (2008 [1962]), no importa si X o Y son falsos mientras Z sea verdad. Nagel y Samuelson han mostrado que usar la validez de Z para apoyar X y Y, o apoyar las consecuencias de X y Y que no se siguen de Z es una “falacia lógica” (conocida como “afirmación del 12

consecuente”). Esto significa que para Nagel, Samuelson y Simon, la postura de Friedman es lógicamente falaz.

Este punto es clave porque para los críticos de Friedman el uso de supuestos falsos no tiene poder explicativo alguno. Aquí podemos ver claramente una noción proposicional de lo que sería “explicar” en economía: sólo las premisas “verdaderas” o “realistas” tendrían poder explicativo. En esta noción proposicional, de filosofía tradicional, las “premisas falsas” no tendrían poder explicativo porque de ellas no se puede desprender una conclusión verdadera. Pretenderlo sería, como diría Aristóteles (1995), un sofisma.

Para Simon la postura de Friedman simplemente carece de lógica porque pretender “explicar” un suceso a partir de premisas falsas es una falacia lógica. Aquí podemos ver un elemento común de Simon con el positivismo lógico. Simon parece asumir algo parecido a una noción de explicación hempeliana donde el explanans (la generalización y las condiciones iniciales) tendrían que ser verdaderas para poder derivar al explanandum (el hecho particular a explicar) (Hempel, 1965). En este marco filosófico no se podría explicar un hecho particular a partir de un explanans “falso”.

2.2 Supuestos con apoyo empírico Además de la dificultad lógica arriba señalada, Simon vió otra, igualmente vinculada con una noción tradicional de filosofía: si es que Z es una teoría válida esto debe ser porque se sigue de que X y Y son supuestos empíricamente válidos. Sin embargo Simon sostiene que en este caso existe una amplia evidencia para mostrar que X y Y son falsas. O sea, las empresas no son maximizadoras de utilidad ni tampoco pueden hacer cálculos para trazar un curso de acción que los lleve a maximizar su utilidad.

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Por lo tanto Simon (2008 [1962]) llamó a trabajar en favor de remplazar las proposiciones falsas X y Y por otras proposiciones verdaderas para así construír una nueva teoría del mercado.

Simon (2008 [1962]) también criticó el argumento de Friedman de que si en física se usan supuestos irreales (como Galileo cuando postuló el “vacío perfecto” para formular su ley de la caída de los cuerpos) entonces en economía también se tiene derecho para usar supuestos irreales (como la “competencia perfecta”). Esto quiere decir que en física se estaría aplicando el “principio de irrealidad”. Sin embargo, Simon (2008 [1962]) dice que Galileo no es culpable de usar ese principio. Lo que en realidad ocurrió, según Simon, es que el científico italiano se interesó por la conducta de los cuerpos en el vacío perfecto porque el mundo real a veces se aproxima suficientemente a ello. Esto hace que el postulado del vacío perfecto sea interesante y útil7. Vemos aquí que Simon tiene un supuesto de “similaridad” o algún tipo de morfismo entre el sistema representado en el modelo y el sistema real representado. Parece ser que Simon también asume una noción de verosimilitud. Sobre esto diré algo más adelante.

Esta interpretación de Simon sobre Galileo converge con la caracterización que han hecho varios historiadores y filósofos de la ciencia sobre el científico italiano (McMullin, 1985; Coniglione, 2004). El punto es que Galileo no sólo estaba interesado en el éxito predictivo de sus modelos, como sugiere Friedman, sino en llegar a una concepción “verdadera” del mundo que fuera mejor que la física aristotélica. En Galileo las idealizaciones (o supuestos como si) tienen el papel de aislar tendencias que interesa estudiar. Tales tendencias serian para Galileo verdaderas, a pesar de que sean contrafácticas. Esto es así porque Galileo, en realidad, era un platónico que creía que la estructura del mundo era 7 Al respecto Simon (2008 [1962]): 181) dice lo siguiente: “I am not satisfied with the answers to Friedman´s argument that he has as much right as the physicists to make unreal assumptions. Was Galileo also guilty of using the invalid principle of unreality? I think not. I think the was interested in behavior in perfect vacuums not because there aren´t any in the real world, but because the real world sometimes sufficiently approximates them to make their postulation interesting”.

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matemática. Esto muestra que Friedman tenía un desconocimiento muy serio de la historia de la ciencia que se evidencia en su interpretación poco afortunada sobre la física clásica. De ahí que usar a la física clásica del siglo XVI como modelo de cientificidad de la economía del siglo XX sea algo poco justificado.

2.3 La alternativa realista de Simon Simon propone como alternativa metodológica al “principio de irrealidad” de Friedman el “principio de la continuidad de la aproximación” que afirma que si las condiciones del mundo real se aproximan suficientemente bien a los presupuestos de un tipo ideal (como el vacío perfecto), las derivaciones de estos supuestos serán aproximadamente correctas. Así, Simon (2008 [1962]) afirma que las premisas irreales no son una virtud de la teoría científica, sino que son, por el contrario, un mal necesario, una concesión a las capacidades finitas de computo que se hace más tolerable por el principio de la continuidad de la aproximación8.

Es claro que ni Herbert Simon ni Friedman plantearon explícitamente sus posiciones en los términos de las discusiones actuales de la filosofía de la ciencia sobre modelos e idealizaciones. No obstante, estos economistas hablaron del uso de premisas irreales para hacer modelos en economía. Esto se podría entender, desde la literatura actual sobre idealizaciones como una operación mental que involucra una “distorsión” de algunos aspectos de la realidad que interesan aislar y representar de una manera más simplificada que sirva para facilitar el tratamiento matemático y conceptual (Nowak, 1980; Weisberg, 2010). Podemos considerar que los principios de “irrealidad” (defendida por Friedman) y de “continuidad de la aproximación” (defendida por Simon) dan entrada al empleo de diversos tipos de 8 Al respecto Herbert Simon (2008 [1962]): 181) dice lo siguiente: “Unreality of premises is not a virtue in scientific theory; it is a necessary evil -a concession to the finite computing capacity of the scientist that is made tolerable by the principle of continuity of approximation”.

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idealización para hacer modelos. Esto se ejemplifica en sus diversas maneras de idealizar al agente racional: los modelos de utilidad esperada (Friedman y Savage) y el satisfaccionista (Simon). Pasemos a revisar estos modelos de manera breve.

3. Modelos que idealizan de manera distinta al agente racional En esta sección revizaremos dos modelos de elección racional que idealizan de manera distinta al agente racional: el modelo de utilidad esperada y el modelo satisfaccionista. Estos dos modelos son coherentes con las posturas epistemológicas divergentes tanto de Friedman como de Simon. Friedman defendió y usó modelos de utilidad esperada que usaban explícitamente “supuestos como si”, mientras que Simon desarrolló modelos satisfaccionistas que rechazaban supuestos falsos y, en su lugar, asumían “supuestos realistas”.

3.1 El agente toma decisiones como si maximizara su utilidad esperada El modelo de utilidad esperada es una versión del modelo estándar de elección racional adaptado para tomar decisiones en contexto de riesgo e incertidumbre. Sus axiomas son los siguientes:

1. Completitud: El agente tiene una lista de preferencias completa y perfectamente ordenada que le permite tomar una decisión entre dos o más opciones.

2. Transitividad: Si prefiere a A sobre B y B sobre C, entonces si es racional debe preferir A sobre C

3. Independencia: Las preferencias de los agentes son independientes de su interacción con otros agentes.

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4. Continuidad: Cuando hay tres opciones y el agente prefiere A sobre B y B sobre C entonces debe haber cualquier combinación de A y C en el cual el agente es indiferente entre esa mezcla y la lotería B. Las preferencias son “continuas”, así se pueden representar las preferencias en funciones matemáticas continuas.

Si el agente satisface estos axiomas entonces se dice que es racional. En esta teoría se diferencía entre actos, estados en el mundo y resultados para poder modelar al agente racional y las situaciones de elección que este enfrenta.

El modelo de utilidad esperada se define de la siguiente forma: EU (A) = ∑ PA (o) U (o) o∈O Donde O es el conjunto de resultados, PA (o) es la probabilidad del resultado o condicional sobre A, y U (o) es la utilidad de o.

Veamos un ejemplo sencillo que retomo de Rachel Briggs (2013) para ilustrar este modelo: llevar o no un paraguas. Supongamos que una persona está preparándose para salir de su casa. Está nublado y no sabe si va a llover o no. El problema de elección es el siguiente: ¿Esa persona debe llevar el paraguas? Los estados posibles son llueve o no llueve. Los actos son llevar o no un paraguas y los resultados de las acciones se resumen en el siguiente cuadro.

Tabla 1. Problema de elección de un agente sobre si llevar o no un paraguas

Llevar el paraguas 17

Llueve (P = 0.6)

No llueve (P = 0.4)

Agobiado y seco (U = 5)

Agobiado y seco (U = 5)

No llevar el paraguas

Mojado (U = 0)

Cómodo y seco (U = 10)

Aquí, la utilidad esperada de llevar el paraguas sería: UE (llevar) = (0.6)(5)+(0.4)(5)= 5 UE (no llevar) = (0.6)(0)+(0.4)(10) = 4

Como la utilidad esperada de llevar el paraguas es mayor que la de no llevarlo, entonces la teoría de la utilidad esperada nos dice que la mejor decisión es llevar el paraguas, donde el resultado será estar seco (a pesar de estar agobiado por llevar el paraguas).

Cuando se trata de situaciones de riesgo se calculan probabilidades usando frecuencias (probabilidad objetiva). Cuando se trata de situaciones de incertidumbre se usan métodos bayesianos (probabilidad subjetiva). También hay modelos de elección racional que se usan para tomar decisiones en condiciones de incertidumbre severa (toma de decisiones cuando hay ignorancia de variables).

Este modelo, retomando las nociones metodológicas de Friedman, modela al agente racional como si este cumpliera con los axiomas de completitud, transitividad, independencia y continuidad. Se modela al agente como si este buscara maximizar su utilidad9, para ello, se dice que este agente puede decidir como si hiciera calculos probabilísticos precisos, incluso usando ecuaciones bayesianas sumamente complejas que está actualizando constantemente (Friedman y Savage, 1952).

9 En su defensa de los modelos de utilidad esperada Friedman y Savage (1952: 473) dicen lo siguiente: The hypothesis that individuals choose among alternatives involving risk as if they were seeking to maximize the expected value of some quantity, which has been called utility, is intended to be a scientific hypothesis enabling correct predictions to be made about individual behavior. It should be accepted tentatively, of course, as all scientific hypotheses are- if it leads to "correct" predictions usually, or more frequently than any equally useful alternative; it should be rejected if its predictions are generally contradicted by observation.

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Sobre la crítica a la falta de realismo del agente racional que se postula en los modelos de utilidad esperada Friedman y Savage (1948: 298) dicen lo siguiente:

“The hypothesis does not assert that individuals explicitly or consciously calculate and compare expected utilities. Indeed, it is not at all clear what such an assertion would mean or how it could be tested. The hypothesis asserts rather that, in making a particular class of decisions, individuals behave as if they calculated and compared expected utility and as if they knew the odds. The validity of this assertion does not depend on whether individuals know the precise odds, much less on whether they say that they calculate and compare expected utilities or think that they do, or whether it appears to others that they do, or whether psychologists can uncover any evidence that they do, but solely on whether it yields sufficiently accurate predictions about the class of decisions with which the hypothesis deals. Stated differently, the test by results is the only possible method of determining whether the as if statement is or is not a sufficiently good approximation to reality for the purpose at hand” (las cursivas son mías).

De lo anterior podemos ver cómo Savage y Friedman aceptan que la noción de agente racional que ellos postulan es “irreal”. Sin embargo, esto no es problema para ellos porque el modelo se debe juzgar no porque sea o no “realista” sino porque ayuda a predecir cierto tipo de decisiones de los agentes. Aquí, una “buena aproximación” sería aquella que predice los resultados de la elección en cierto tipo de contextos. Este punto es importante porque, aunque no lo hagan explícito, el modelo puede que no sirva para predecir conductas en otros contextos (sobre esto hablaré en la siguiente sección cuando trate el modelo de Simon).

El agente racional que se representa en estos modelos es alguien frío y calculador, omniciente, que posee capacidades infinitas de cálculo, memoria y de procesamiento de información. Sería un personaje ficticio que parecería una máquina (un slot machine como lo llama Mary Morgan 2012, o un cyborg como lo llama Mirowski, 2002). 19

Para el Premio Nobel de Economía de 2002, Daniel Kahneman (2011), así como para los economistas de las conductas Thaler y Sunstein (2008) los agentes racionales tradicionales arriba descritos son “Econs”: agentes ficticios de la economía que viven en mundos igualmente ficticios. Esto lo hacen para diferenciarlos de los “humanos”, las personas reales, de carne y hueso, que no son ni pueden ser tan racionales. Si tuvieramos que usar una caricatura para representar a los agentes racionales, Thaler y Sunstein (2008) señalan que los “econs” se parecen más al señor Spock de viaje a las estrellas, mientras que los humanos se parecen más a Homero Simpson.

La finalidad de este tipo de modelos tradicionales de elección, como vemos con el ejemplo del paraguas, es predecir cuál decisión tomará el agente dado cierto contexto que se define por los posibles estados en el mundo, actos posibles y los resultados que se obtendrán.

Me parece que el modelo de utilidad esperada nos sirve para entender las conductas de los agentes racionales situados en determinados contextos competitivos e individualistas. Considerese el caso de un político corrupto que roba dinero público para enriquecerse a sí mismo. Este político está en dura competencia con otros políticos para acceder al poder y con ello enriquecerse. También hay un cálculo no formal de probabilidades donde se hace el análisis sobre si puede o no ser enjuciado. Incluso toma en cuenta el tema de sus costos políticos. En este sentido, el modelo de utilidad esperada, al estudiar las conductas de los agentes racionales a partir de incentivos, nos diría que un político corrupto tiene el incentivo de robar (pues es un agente individualista maximizador de utilidad). También nos diría que si la probabilidad de ser enjuiciado por actos de corrupción es mayor que la de no ser enjuiciado, entonces el político podría seguir con su proceso de enriquecimiento ilícito.

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En este contexto, me parece que el modelo de utilidad esperada sirve para entender la conducta de agentes reales que, en realidad, no son “perfectamente racionales” (como los políticos corruptos). Si estos actúan en contextos de impunidad, seguirán actuando en favor de sus propios intereses. Sino hubiera impunidad, sus incentivos se verían completamente alterados.

Veamos a continuación una forma distinta de idealizar al agente racional que, me parece, responde preguntas distintas a los modelos de utilidad esperada: el modelo satisfaccionista de Simon.

3.2 El modelo satisfaccionista de Simon Herbert Simon (1955, 1956) partió de una serie de críticas a los modelos tradicionales de elección racional. Primero consideró que ningún agente real, de carne y hueso, puede cumplir con los requisitos cognitivos para cumplir con los axiomas de la teoría de la elección racional. Tales requisitos son tener capacidad de cómputo infinito, memoria infinita y de conocer perfectamente toda la información de las implicaciones de cada una de las opciones que el agente tiene a su disposicion (Simon, 1955).

Para Simon estas capacidades cognitivas no son infinitas, están limitadas. Además de ello, Simon también consideró el hecho de que los agentes se ven presionados por el ambiente para tomar decisiones en un tiempo límitado (Simon, 1955). Ello les impide procesar toda la información de la mejor manera posible.

Los elementos arriba señalados llevaron a Simon a decir que los modelos tradicionales de elección racional eran más normativos que descriptivos. Esto es así porque los modelos tradicionales hablan más sobre cómo los agentes racionales deberían tomar decisiones, en vez de describir cómo es que los

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agentes de hecho toman sus decisiones. Así pues Simon (1955, 1956) se planteó la elaboración de una propuesta alternativa: el modelo satisfaccionista.

En el modelo satisfaccionista Simon asume que el agente busca satisfacer ciertos niveles de aspiración. Mientras más altos sean los niveles de aspiración, más difícil será encontrar una opción que satisfaga dicho nivel. Mientras más bajo sea, más fácil será encontrar alguna opción que le satisfaga. Esto significa que, para Simon (1955), el agente racional no es maximizador de utilidad, no busca tomar “decisiones óptimas”. Sólo busca tomar decisiones suficientemente buenas (good enough). Esto lo lleva a decir que, en su modelo, no hay una única solución que sea considerada como “la óptima” porque en su modelo hay muchas soluciones “satisfactorias”. Así, los agentes en vez de buscar tomar “la mejor decisión” buscan tomar decisiones viables. Esta idea se representa en la siguiente figura.

Figura 1: Recompensas parcialmente ordenadas

Fuente: Tomado de Simon (1955) 22

En la figura 1 se representan las “funciones simples de utilidad” de dos individuos V1 y V2. Estas se pueden representar de dos formas: a) con dos valores, a saber 1 y 0 (satisfactorio, no satisfactorio) ó b) con tres valores: 1, 0, -1 que simbolizan ganar, igual ó perder respectivamente. Las curvas K1 y K2 representan los niveles mínimos de aspiración de los agentes V1 y V2 respectivamente. En el caso de V2, todo lo que esté por encima de su curva K2 tendrá un valor de 1 (será satisfactorio). Mientras que todo lo que esté debajo de K2 tendrá un valor de 0 (será insatisfactorio). En el caso de V1, todo lo que esté a la derecha de K1 será satisfactorio, mientras que todo lo que esté a la izquierda de K2 será insatisfactorio.

El área sombreada representa todas las recompensas que satisfacen los niveles de aspiración de ambos individuos, mientras que el resto de las areas no sombreadas no satisfacen los niveles de aspiración de los dos a la vez. Pueden darse casos en donde el nivel de aspiración de un individuo se vea satisfecho, pero no los del otro.

Simon (1955) también asume que hay limitaciones temporales que presionan al agente en su proceso de toma de decisiones. En este contexto él se pregunta ¿Cómo es que el agente toma decisiones? La respuesta de Simon es que el agente busca identificar pistas o señales en los ambientes que lo llevará a satisfactores (como un organismo que al detectar ciertas señales sabe que llegará a ciertas fuentes de comida). Sin necesidad de procesar toda la información que tiene a su disposición, el agente simplemente confía en las pistas (o señales) que logra reconocer en el ambiente que le llevarán a satisfacer sus necesidades.

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Un ejemplo famoso que Simon (1955) usó para ilustrar su modelo satisfaccionista es el del vendedor de una casa. ¿Cómo decide el vendedor de una casa si aceptar o no las ofertas de los compradores? Simon señala que el vendedor de una casa puede fijar un precio, digamos 15 000 dólares. Cualquier comprador que le ofrezca una cantidad menor a eso será rechazado por el vendedor. Sin embargo, según Simon (1955), cualquier cantidad que esté por encima de 15 000 dolares será aceptada por el vendedor.

En este caso el agente no toma la mejor decisión posible, pues no compara nunca todas las ofertas de dinero que los compradores de casas ofrecen en el mercado. Simplemente se contenta con tomar una decisión “suficientemente buena” (good enough): cualquier precio que esté por encima de los 15 000. Aquí podemos ver claramente cómo Simon (1955) representa a los agentes racionales no como agentes que busquen maximizar su utilidad, sino como agentes que simplemente les interesa tomar “decisiones viables” (que satisfagan sus niveles de aspiración).

Lo anterior llevó a Simon (1956) a pensar en cómo los agentes toman sus decisiones. Él pensaba que el ambiente en que viven los agentes no sólo tiene “variables dadas” sino que también hay variables que el agente controla. El ambiente también es formado por el agente en la medida en que las distintas opciones que están a su disposición están acotadas por las acciones que este puede hacer (o no hacer) a partir de su constitución fisiológica (Simon, 1956). Por ejemplo, la velocidad con que puede moverse un organismo (sea una tortuga o una gacela) constriñe las diferentes opciones que constituyen su medio. De esta forma, Simon se interesa en estudiar cómo los ambientes en que se desenvuelven los humanos depende de sus capacidades cognitivas (de cómputo y de predicción). De ahí que, ya en los años noventa, Simon desarrollara su famosa metáfora de la tijera, donde las conductas humanas

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racionales son formadas por una tijera en donde una hoja representaría la estructura de los ambientes, mientras que la otra representaría las capacidades cognitivas del agente (Simon, 1990).

4. Problemas filosóficos con la crítica de Simon Si bien el trabajo de Simon es muy interesante y sugerente, veo que su crítica a los modelos con supuestos como si tiene dos problemas filosóficos importantes: a) sigue asumiendo la lógica tradicional como criterio central para saber qué es una buena explicación científica y b) su crítica a Friedman puede parecer realista ingenua. Veamos estas dos críticas con más detalle.

4.1 Simon asume una concepción de lógica tradicional Es verdad que Friedman no formuló bien el problema del realismo de los supuestos. Friedman se enfocó en señalar que los supuestos pueden ser “falsos”, pero no dijo en qué sentido lo son, tal y como le criticó Nagel (1963). No queda caro si son falsos porque no es una descripción exhaustiva de un fenómeno, porque son deliberadamente falsos ó poco probables dada la evidencia empírica ó porque son expresadas en términos de “casos puros” ó de “tipos ideales” (Nagel, 1963). Friedman, por seguir usando lenguaje proposicional para defender una postura instrumentalista (que el mismo no tenía clara) se expuso a las críticas severas de Simon, Samuelson y Nagel. En efecto, la postura de Friedman fue lógicamente falaz en este terreno.

Sin embargo Simon, cuando señala que la postura de Friedman es lógicamente falaz, está asumiendo una noción proposicional de la explicación científica (algo parecido al modelo hempeliano de explicación). En esta noción de explicación el punto es tratar de derivar conclusiones verdaderas a partir de premisas verdaderas. De premisas falsas sólo se obtendrían conclusiones falsas. En todo caso, se podrían tener conclusiones que no sean literalmente verdaderas. Habría sólo predicciones 25

aproximadas, pero no exactas.

El problema con esta visión es que falla en ver un componente pragmático clave que ha servido a Friedman (y a muchos de sus posteriores seguidores) para seguir haciendo sus modelos con “supuestos irreales”: que mientras la predicción funcione, no importa si las premisas son falsas o verdaderas. Es más, para un instrumentalista genuino, que un modelo sea falso o verdadero no es un problema, porque este es un instrumento. Uno puede alejarse de la “lógica de predicados” y asumir una lógica de las prácticas (Dewey, 1938), donde lo que importa no es la verdad o falsedad de un enunciado, sino su relevancia práctica para lograr objetivos específicos. La pregunta para el instrumentalista es ¿Cuál es la mejor herramienta para lograr alcanzar los objetivos de una tarea específica?

Friedman no desarrolló todas las implicaciones filosóficas que implica pensar en “supuestos como si”. Tales supuestos se entenderían actualmente como ficciones, donde no importa si nuestras premisas son verdaderas o falsas, eso no debe preocuparnos, sino más bien que la predicción funcione. Una postura más refinada de esto es la que sostiene el ficcionalista Roman Frigg (2010), quien señala que podemos aprender de un modelo científico del mismo modo en que podemos aprender de una novela de ciencia ficción: por medio del uso de imaginación y de pensamiento analógico. Los modelos, al igual que las novelas, no tratan sobre actores literalmente verdaderos, sino de meras ficciones que podemos usar para aprender moralejas.

Esta visión también ha influído en Daniel Kahneman (2011), quien admite que sus propios modelos sobre agente racional son ficciones. Él admite que la teoría de los dos sistemas (el sistema intuitivo y el racional) no son literalmente verdaderos. No tienen referentes reales (no están localizados en alguna parte del cerebro). Se trata de una metáfora que nos sirve para entender diversas conductas de los 26

agentes.

Esta es una limitación severa de Simon en su crítica a Friedman: que supuestos falsos pueden ser explicativos porque son metáforas que nos dicen algo sobre el mundo si logramos usarlas para intepretarlas. Esto invalida la necesidad de que haya “supuestos realistas” en los modelos económicos para que podamos aprender algo sobre los objetos que ellos representan. Pensar en supuestos “como si” equivale a pensar, según las posturas ficcionalistas contemporáneas, en metáforas y analogías que nos sirven para entender fenómenos concretos que se estudian. Así pues, decir que la postura friedmaniana es “lógicamente falaz” es hoy en día algo irrelevante.

4.2 El modelo satisfaccionista sigue siendo una idealización Simon mismo es consciente de que su modelo es una idealización en la medida en que él mismo señala que su modelo no implica que todos todos los seres humanos usan todo el tiempo las simplificaciones que él está proponiendo (que los agentes son “satisfaccionistas”). Sin embargo él si piensa que su modelo capta una tendencia general al decir que su modelo “corresponde con las conductas observadas de los seres humanos” (Simon, 1955).

A Simon también se le puede criticar por usar “premisas falsas” dado que los supuestos que él usa no son “descripciones exhaustivas” de su objeto de estudio. Por tanto su modelo no es verdadero porque como diría (Mäki, 2009) no incluye “toda la verdad”. Un ejemplo de esto es la noción muy pobre que tiene Simon sobre el ambiente. En el modelo de Simon las estructuras sociales no juegan ningún papel importante a la hora de acotar la racionalidad de los agentes (Bourdieu y Wacquant, 1992; Álvarez y Echeverría, 2008; Hernández, 2013). En ese sentido su noción de ambiente y de agente no son premisas totalmente verdaderas. No son literalmente reales. 27

Esto nos lleva a la idea de que incluso el agente satisfaccionista de Simon toma decisiones como si este usara reglas heurísticas de razonamiento. El agente toma decisiones como si usara heurísticas de razonamiento. No por esto el modelo está mal, sin embargo hay que ser consciente de que todos los modelos involucran idealizaciones. Por tanto, no son representaciones “literalmente verdaderas”.

Si los modelos de elección no son representaciones literales de los agentes ni de los ambientes en que estos viven ¿En qué sentido se puede decir que sean “aproximaciones”? Esto es muy problemático, pues queda claro que los modelos de utilidad esperada, al postular “econs” (como los llama Kahneman, Thaler y Sunstein) no se parecen a los agentes reales. Por otro lado, uno podría preguntar sobre el modelo de Simon ¿En qué sentido sería “similar” su modelo sobre agente racional a sus objetos de estudio (las empresas, el gobierno, los sindicatos)? ¿En qué sentido habría “verosimilitud”?

Podría decirse que el modelo de Simon incluye más “verdades” que los modelos de utilidad esperada. Sin embargo, la noción misma de verdad es problemática. ¿Se asume una noción correspondentista de la verdad (con todos los problemas que ello implica)? Si ello es así, entonces tenemos un problema: las nociones de heurística y niveles de satisfacción son, incluso en un sentido filosófico tradicional, términos teóricos. Estos términos no son observacionales. Tienen el mismo estatus que términos igualmente teóricos como “gravedad” o “electrón”. Son entidades teóricas que no podemos ver (Hacking, 2001 [1983]). En todo caso, se infiere que pueden existir (a partir de experimentos). Sin embargo decir que las heurísticas o los niveles de aspiración son entidades “verdaderas” porque correspondan con nuestras observaciones no puede sostenerse, sencillamente porque las heurísticas, o los niveles de aspiración, no las podemos ver. Lo que si se puede hacer es atribuirles poderes causales y de ahí manipularse (como el ejemplo de Hacking con los electrones, o los campos de fuerza). Podría 28

decirse que las heurísticas existen porque estas se explotan en diseños de gobernantes que tratan de dar “empujones” a los agentes para que estos tomen “buenas decisiones” (Thaler y sunstein, 2008).

Mi punto aquí no es reivindicar una postura realista, diciendo que Simon está mal por no ser suficientemente realista, sino que tal crítica realista nos desviaría del tema de las preguntas de investigación que los científicos buscan resolver con sus modelos. Lo que sugiero es que dependiendo de las preguntas que se busca resolver, se usan determinadas idealizaciones para responder de la mejor manera posible esas preguntas.

5. Una reinterpretación instrumentalista no-friedmaniana de la crítica de Simon Me parece que la crítica de Simon está motivada, más que por la falta de realismo de los supuestos, por el tipo de preguntas de investigación empírica que él se planteó. En vez de preguntarse qué decisión tomará el agente se preguntó ¿Cómo es que los agentes toman sus decisiones? Ello le llevó a preguntarse por el proceso de elección, no tanto por el producto de la elección. Esto se ve claramente en la distinción que él mismo estableció entre “racionalidad substantiva” y “racionalidad procedimental”, donde

“The former is concerned only with finding what action maximizes utility in the given situation, hence is concerned with analyzing the situation but not the decision maker [. . .]. Procedural rationality is concerned with how the decision maker generates alternatives of action and compares them. It necessarily rests on a theory of human cognition. (Simon, 1997: 18)

Así, para Simon, los modelos tradicionales de elección se centran en estudiar la situación donde el agente está situado, pero no estudian al agente, mientras que los modelos de racionalidad acotada que él propone se centran en estudiar el proceso de toma de decisiones del agente. Y esto debe sustentarse,

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según Simon, en una teoría de la cognición. Por eso sus modelos entran en lo que él llama “racionalidad procedimental”.

Esta distinción de Simon es retomada por Gigerenzer (2011) quien establece una distinción entre “modelos como si” y “modelos procedimentales”, donde los primeros serían los modelos tradicionales de elección, de utilidad esperada, mientras que los segundos serían los modelos de racionalidad acotada (tanto los del grupo ABC como los de Simon y Kahneman).

En los casos aquí mencionados podemos ver que la idealización de agente maximizador de utilidad sirve para estudiar el ambiente en que está situado un agente. Se pone énfasis, sobre todo, en los incentivos que motivan determinadas conductas. Esos modelos pueden responder preguntas tales como “¿Qué decisión tomará el agente dado tal ambiente?” (como el ejemplo del político corrupto situado en ambientes de impunidad, o una persona decidiendo si lleva o no un paraguas en épocas de lluvias). Pero esos modelos tradicionales no responden preguntas sobre cómo el agente toma sus decisiones. Es aquí donde me parece que se puede justificar de manera más fuerte la propuesta de Simon de modelar al agente racional de manera alternativa: nos sirve para responder preguntas significativas (Kitcher, 2001 [1993]) que los modelos tradicionales no pueden. Ello nos evita caer en el realismo ingenuo (la idea de que puede haber “supuestos realistas”) y se acepta que incluso el agente con racionalidad acotada es una idealización.

El sólo hecho de tratar de responder a estas preguntas justifica ya el cuestionamiento a los supuestos que se usan en modelos de elección. Si el supuesto de que el agente tiene racionalidad ilimitada no nos sirve para responder a la pregunta sobre cómo los agentes toman sus decisiones, entonces, la crítica al “realismo de los supuestos” se justifica. Pero en este caso, a pesar de que se haga un esfuerzo por dar 30

sustento empírico a los modelos de racionalidad acotada, debe tenerse en cuenta que estos siguen siendo idealizaciones. Ello no los hace modelos inútiles. Por el contrario, tienen poder explicativo. Veamos esto con más detalle.

5.1 Idealización con poder explicativo Si evitamos la idea de pensar la explicación como algo proposicional (como la crítica de Simon que tiene supuestos de filosofía tradicional), donde las teorías usadas tienen que ser verdaderas para poder derivar el hecho particular que se busca explicar, podemos llegar a una noción alternativa de explicación: la de verla como entendimiento. Hay algunos trabajos filosóficos contemporáneos que apuntan hacia esa dirección (Elgin, 2009; Martinez, 2013).

El economista y sociólogo aleman, Max Weber (2009 [1904]) avanzó desde finales del siglo XIX en una noción instrumentalista que nos sirve para dar cuenta de la capacidad explicativa de ideas ficticias (ideas que no son literalmente verdaderas). En este punto el concepto clave de Weber (2009 [1904]) que podemos retomar es el de tipos ideales. Un tipo ideal es una imagen mental utópica cuyo referente material no existe. Tal imagen mental debe ser coherente (es decir, no debe tener contradicciones lógicas internas), para que sea relevante. Tal imagen mental se compara con la realidad para “medirla” en contraposición al tipo ideal. Esta comparación nos da, según Weber (2009 [1904]), una idea de cómo se han desarrollado algunas tendencias, nos ayuda a ser conscientes de la singularidad del objeto de estudio, y sobre todo nos sugiere hipótesis de investigación para buscar nexos causales. Así llegamos a un entendimiento del fenómeno al que ya le damos un sentido dentro de un marco teórico.

El tipo ideal, según Weber, no es una abstracción que se obtiene por medio de “inducción” (a la manera aristotélica tradicional, que consiste en una operación mental de “sustraer” esencias y “omitir” 31

accidentes). El tipo ideal es una invención, un instrumento teórico que se usa para estudiar hechos particulares. Tal instrumento nos sirve para interpretar el hecho particular y para establecer relaciones causales en el objeto de estudio. (Weber, 2009 [1904])

Max Weber (2009 [1904]) dice que no se puede juzgar un tipo ideal antes de usarlo en el estudio de un hecho. Este autor dice que la única manera de saber si un tipo ideal es fructífero o no es usándolo. Si el tipo ideal es útil para interpretar un fenómeno, si describe relaciones causales y si nos sugiere hipótesis de trabajo, entonces es fructífero, sino, entonces no lo es.

Esto es importante porque el tipo ideal nos sirve para entender, comprender, interpretar (verstehen) hechos particulares.

Así, podemos decir que tanto el modelo de utilidad esperada como el modelo satisfaccionista de Simon son tipos ideales que nos sirven para entender las conductas de los agentes racionales. Esos modelos nos sirven para darle sentido a hechos particulares, tales como la compra-venta de una casa, los tiros de un jugador experto de billar, los incentivos de un político corrupto o incluso decisiones sobre tomar o no un paraguas. A la luz de estos tipos ideales es que los hechos particulares más mundanos tienen sentido.

Debo decir, sin embargo, que los proyectos de racionalidad acotada, si bien buscan idealizar al agente racional de manera distinta a los modelos tradicionales de elección, si hay una pretensión de llegar a una noción de homo heurísticus (alternativa al homo economicus) por medio de procesos de abstracción aristotélicos. Sin embargo, tal y como señala Max Weber, esto no nos llevará a la formulación de “principios” o “leyes” porque, en la sociedad, todo está en constante transformación. 32

5.2 Los modelos de agente racional no se des-idealizan Como hemos visto en este escrito, no hay elementos claros para decir que el modelo de Simon es más realista que el modelo de elección racional. Este modelo, al contrario, sigue siendo una idealización. El hecho de “remover” supuestos idealizantes y sustituírlos por otros supuestos “más realistas” (supuestos con apoyo empírico) no nos lleva a una “des-idealización” del modelo de elección racional tradicional, sino más bien nos lleva a la elaboración de otro modelo totalmente distinto. Este nuevo modelo, si bien responde a otras preguntas, no es una representación literalmente verdadera de los agentes reales.

Lo que vemos, con la crítica de Simon, es que se llega a una nueva idealización sobre agente racional que representa una total innovación conceptual dentro de la economía y las ciencias sociales. Esto llevó a Simon a ser reconocido como uno de los más grandes economistas del siglo XX (se le otorgó el Premio Nobel de Economía en 1978 y el premio Turing por sus contribuciones a la Inteligencia Artificial). El proyecto de Simon generó nuevos programas de investigación que hoy en día se siguen desarrollando: la economía de las conductas y la racionalidad acotada del grupo ABC.

Conclusiones del capítulo A lo largo de este escrito vimos la discusión sobre el “realismo de los supuestos” donde participaron varios Premios Nobel de Economía como Friedman, Simon y Samuelson. También revisamos dos de los modelos de elección que ejemplifican a las discusiones de los economistas: el modelo de utilidad esperada y el modelo satisfaccionista de Simon. También vimos que la discusión sobre “supuestos como si” está ligada a lo que en la filosofía de la ciencia actualmente se llama “idealizaciones” y “ficciones”.

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Una primera conclusión es que todo modelo usa supuestos como si, incluso los modelos de Simon. A pesar de que Simon fue un feroz crítico de Friedman, en su modelo satisfaccionista también usó supuestos como si: el agente es “satisfaccionista”, busca tomar decisiones como si sólo se interesara en satisfacer niveles de aspiración, toma decisiones como si sólo reconociera pistas en el ambiente que lo lleva a resultados viables. El agente toma decisiones como si no le importara tomar la mejor decisión posible, como si sólo se conforma con decisiones good enough.

Una segunda conclusión tiene que ver con que es difícil sostener la distinción entre “supuestos realistas” y “supuestos como si” porque, al menos en Friedman y Simon, estos conceptos no son muy claros. No queda claro en qué sentido es “falso” un supuesto como si. Tampoco queda claro qué sería un supuesto realista. Simon diría que un supuesto es realista si tiene “apoyo empírico”. Friedman diría que son supuestos “que se corresponden con la realidad”. Sin embargo, como señala Mäki, un supuesto en sí mismo es “falso” porque omite algún rasgo de “toda la verdad” o porque “la distorsiona”. En este sentido es difícil ver al modelo de Simon como un modelo más realista que el de Friedman porque también omite algunos rasgos reales y porque distorsiona al agente racional (no todos los agentes reales son “satisfaccionistas”).

En este sentido, me parece que la crítica de Simon no favorece al realismo. Sin embargo su propuesta se puede reformular de manera instrumentalista: Simon buscó resolver preguntas que las idealizaciones tradicionales no podían. Simon se planteó una pregunta de investigación específica: ¿Cómo es que los agentes toman sus decisiones? Esta pregunta Simon no la pudo responder a partir de los modelos de utilidad esperada y ello le llevó a crear una nueva idealización del agente racional (el modelo satisfaccionista). Esta nueva idealización, como hemos visto en este escrito, le sirvió a Simon para impulsar todo un programa de investigación sumamente creativo que contribuyó a entender las 34

conductas de los agentes racionales de forma novedosa. Este programa ayudó a Simon a “abrir la caja negra de la cognición” para entender el proceso (no el resultado) de las elecciones de los agentes.

Una tercera conclusión es que los modelos de agente racional revisados en este capítulo (utilidad esperada y satisfaccionista) son distintas maneras de entender las conductas de los agentes racionales. También responden a diferentes preguntas de investigación. El modelo de utilidad esperada sirve para responder a la pregunta sobre qué decisión tomará el agente dado cierto ambiente con incentivos específicos, mientras que el modelo de Simon responde a la pregunta de cómo el agente toma sus decisiones. Los modelos de utilidad esperada se interesan más en los resultados de la elección, mientras que los modelos de racionalidad acotada se interesan más por los procesos de la elección.

Finalmente, señalo que mi propuesta apunta hacia un pluralismo a nivel metodológico, donde señalo que no hay un único modelo de elección que sea “el correcto”. Hay diversas preguntas que se pueden responder con diversas idealizaciones. Por ejemplo, los modelos de utilidad esperada no pueden responder a la pregunta sobre cómo los agentes toman sus decisiones. En cambio, el modelo satisfaccionista no puede responder a la pregunta sobre cuál es el incentivo que maximiza la utilidad del agente dado un ambiente competitivo e individualista.

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