El debate eugenésico: una visión de la modernidad en Colombia

Revisra de Anrropología y Arqueoiogía 9fI-ZJ:jl5.I59

24/4/07

Zandra Pedraza Gómez Depanamento de Antropología, Universidad de Los Andes

"La evolución mental de los pueblos es muy lenta. y la educación, siendo, como es, un poderoso medio de la vida social, no es el factor primero en la evolución de los sociedades humarias; ella no puede sino crear un hábito, no hace sino organizar lo que la herencia ha fmnsmiiido en bloque':(Debierre. en Jiménez López 192Oa).

La eugenesia es un movimiento que representa la inclinación de las ciencias a creer en el perfeccionamiento de la especie humana por la vía biológica. La idea es un vástago de la formulación de las leyes de la herencia, del darwinismo y de la fe en que alterando la naturaleza física del ser humano es posible mejorar su naturaleza moral e intelectual. De la eugenesia se alimentaron los ideales higiénicos de todos los proyectos que acogieron la ciencia con miras a mejorar las condiciones de vida, cosa que ocurrió en todos los países que desde mediados del siglo XIX fueron receptores de las ideas de Morel, Lombroso y Krafft-Ebing. En Colombia, La medicina inició su avance desde finales del siglo XM y con su expansión se propagó también la idea de la generación contenida en los principios eugenésicos. Los descubrimientos de la microbioIogía, la creencia en que los caracteres adquiridos podían ser heredados y la imposición de la higiene alimentaron la convicción de que cada generación desmejoraba su 1La preparaci6n de este arriculo fue financiada par el Instituto Colombiano de Anrropología.

8' naturaleza biológica a raíz del efecto de factores ambientales condiciones de vida insalubres, mermando las posibilidades d progreso. El momento culminante de este ideario se alcanzó e Colombia en 1920, cuando se hizo un debate público sobre degeneración de la raza colombiana y el papel que le cabía a 1 ciencias en la lucha contra este flagelo que se interponía al desarTo] del país. En lo que sigue haré un análisis hermenéutico del discurso eugenésico2. E1 debate giró en torno a la idea de la raza, cuyo campo semántico es, como veremos, bastante amplio, pero guarda siempre un vínculo con lo que las ciencias de la época entendieron e imaginaron por el cuerpo, los alcances y Las necesidades que le atribuyeron, y las posibilidades que consideraron para crearlo o transformarlo y con él al ser humano, concretamente al ciudadano y a la burguesía. Las preguntas ligadas a esta apreciación de la raza y el cuerpo, revierten en la formulación de una antropología de la modernidad, de un acercamiento histórico-aniropológico a la cultura de la experiencia modema en Colombia. Me he concentrado en resaltar la elaboración discursiva de los significados fundados en el cuerpo, en comprender las estructuras semánticas erigidas para imprimirle un sentido a este último y en determinar la extensión de dichas lucubraciones en lo que hace a la concepción antropológica de la época. El debate eugenésico consistió esencialmente en un fenómeno discursivo que quiso imprimirles un sentido preciso al cuerpo y a su participación en el proceso de modernización. La histoncidad de los interrogantes que se encuentran en la base se estas inquietudes -su visión del pueblo colombiano, las formas de encauzar sus recursos y las posibilidades de hacedo con un uso particular del cuerpo- es muestra clara de que este debate contiene componentes centrales de la modernidad, si queda convenido que el El Corpus lo componen primordialmente iaSnueve conferencias que apaecierOnpublicadas por Luis L6pez de Mesa en la Biblioteca de Cultura el 12 de ocmbre de 1@0 bajo el título Los problemas de lo raza en Colombia. Las conferencias. dictadas e r y l Teatro Municipal, &eron convocadas por la Asamblea de Estudiantes de BogotLen reacción a la denuncia hecha por Miguel liménez López en su memona presentada al. .~ Tercer Congreso Médico Colombiano en 1918: "Algunos signos de degeneraci6n ~ o l e c t i v a e nColombia y en los países dmilares". Las tesis contenidas en csia confeyncia fueron sostenidas por Jimenez López en su lección inaugural de la cátedra de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de Bogorá en agosto de 1916. La convocatoria estudiantil fue atendida por el misma Iiménez Upez en caliQd de psiquiatra, por Luis Ldpez de Mesa. psicólogo, quien dictó la segunda y terceras conferencias; por Caliito Torres Umafia. fisiólogo; Jorge Bejarano, higienista presentó la quinta y sexta. y por Simón Araujo, institutor. El libro no incluye las conferencias dicradas por Lleras y Escallón.

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que ha jugado el cuerpo en este devenir, tal es mi parecer, está el meollo de lo que la constituye. Guardadas todas las distancias respecto a los procesos epicéntricos y a pesar de los desequilibrios g]obales de la modernización, el individuo moderno es aquel que cuestiona su historia y piensa, imagina y acomete su propia constitución y transformación, y lo hace en buena parte en el cuerpo, el cuerpo y mediante el cuerpo. Una antropología de la luodernidad no puede pasar por lo alto lo que afecta uno de los principales motivos de reconocimiento subjetivo y cultural, y uno de 10s más prolíficos escenarios de la elaboración simbólica que ha dispuesto la imaginación moderna: el cuerpo no es concebible como hecho objetivo, sino, ante todo, como un campo de elaboración discursiva que no cabe interpretar más que a la luz de los temores. los conocimientos, los intereses y la imaginación de cada época. En los años veinte se consolidaron en el país los discursos de la modernidad y el debate eugenésico trasluce un momento culminante de esta experiencia. El énfasis recae aquí, en concordancia con Beman (19881, en 1a.fomación de la subjetividad modema, en "...el intento que realizan hombres y mujeres modernos por convertirse a la vez en sujetos y objetos de la modernización, asumir el control del mundo moderno y hacer de él su hogar". Perfeccionar dicha subjetividad y al individuo capaz de vivir esta experiencia sería plasmar la modernidad; es esta pretensión la que aclara la explosión del interés por el cuerpo expresada por los movimientos eugenésicos. Desafortunadamente, este siglo de la luz iluminó el cuerpo desde el ángulo de sus carencias. La inspección cercana y minuciosa que comenzó a adelantar la higiene llevó a concluir que, por lo que atañía a los habitantes, se trataba en realidad de individuos en proceso de degeneración o , en el mejor d: los casos, amenazados por él. Así lo prociamó, en 1916, Miguel Jiménez López, icaugurando oficialmente la modernidad, dándole carta de ciudadanía a la preocupación por el cuerpo como fuente de salud, conocimiento y moral, e invirtiendo el orden ontológico: sin un cuerpo limpio y sano, sin sentidos despiertos y educados, sin una sensibilidad cultivada, se haría imposible el verdadero avance intelectual y menos aún el desarrollo moral requerido por el país. Con esta imagen de la catástrofe, de una catástrofe emanada de los cuerpos mismos de los habitantes pero también susceptible de ser conjurada por su intermedio, quedó asentado el imaginario de la modernidad. Con el nuevo siglo vino el reconocimiento del cuerpo en cuanto componente básico de la persona y sobre todo en cuanto requisito indispensable del progreso: sería improbable la formación de la burguesía, de los trabajadores y los ciudadanos que las nuevas circunstancias tornaban necesarios, si