El continuum compromiso-distanciamiento y la trampa de doble enlace: una luz sobre las competencias cognitiva y de acción

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Descripción

El continuum compromiso-distanciamiento y la trampa de doble enlace: una luz sobre las competencias cognitiva y de acción Universidad Nacional de Colombia J. Monterroza Morelo

En su ensayo “Compromiso y distanciamiento”, Norbert Elias plantea la noción de un continuum entre un alto grado y un bajo grado de compromiso, recibiendo este último el nombre de distanciamiento, y en su ensayo “Los pescadores en el Mälestrom”,1 plantea el concepto de trampa de doble enlace (ejemplificada con el cuento de E. A. Poe Descenso al Mäelstrom y la situación crítica de la Guerra Fría, que comporta el riesgo de aniquilación nuclear de la humanidad, contemporánea al ensayo). Así pues, a partir del citado texto de Elias, se busca echar una mirada sobre los conceptos de continuum compromisodistanciamiento y la trampa de doble enlace. El continuum compromiso-distanciamiento se refiere al grado de respuesta emocional ante una situación o, más bien, un plano de la vida humana (individual o grupal) asociado a la participación del mundo con el propio yo. Así, en un niño con el grado más alto posible de participación, es decir, de no-formación de límites psíquicos entre su propio yo y el mundo de su horizonte experimental,2 tendremos a su vez el más alto grado posible de compromiso con todos los planos de la vida humana, grado que llamaremos “absoluto”. Dicho grado de respuesta emocional, al influir en todo el proceso psíquico del que participa, condiciona la creación de conocimientos a partir de la experiencia: mientras el grado de la respuesta emocional ante un plano de la vida sea alto, los conocimientos construidos por el humano sobre el mundo que lo rodea (que constituye su experiencia y, en ese sentido, su vida) irán dirigidos en mayor grado a la satisfacción emocional del sujeto. Es a partir de este grado “absoluto” de compromiso de que parte el continuum compromiso-distanciamiento, que se

1

Norbert Elias, Compromiso y distanciamiento (Barcelona: Ediciones Península, 1990). Para una investigación al respecto, ver Daniel Stern, El mundo interpersonal del infante: una perspectiva desde el psicoanálisis y la psicología del desarrollo (Barcelona: Ediciones Paidós, 1985) 2

presenta como un proceso de reducción del grado de compromiso, siendo esto último lo que designa Elias mediante el término “distanciamiento”. Más adelante seguiré el planteamiento de Elias de este continuum como resultado observable de un desarroll histórico asociado al desarrollo de la “estructura de la personalidad”. Por el momento sigo la idea de que los conocimientos construidos en situaciones

fuertemente

influidas

por

respuestas

emocionales

tienden

a

la

satisfacciónemocional de la unidad cognoscente.3 En vista de que la acción, cualquiera que sea, es planeada por los seres humanos con ayuda del conocimiento disponible (y este es siempre socialmente disponible), un proceso de construcción de conocimientos altamente influido por la satisfacción emocional es susceptible de tener consecuencias sobre la capacidad del humano en cuestión para manejarse sobre el mundo. La manera en que se entiende el mundo en sociedades primitivas, en el formato de relaciones sociales ego-alter en un mundo lleno de espíritus agentes con voluntades afines o contrincantes (en otras palabras, voluntades referidas al propio yo) guarda relación con esto; la forma en que estas sociedades hacen parte del proceso es de importancia, y la abordaré más adelante. Como sea, el punto neurálgico está en que la construcción de conocimientos emocionalmente satisfactorios comporta una consecuencia observable en varios procesos humanos: al estar un individuo o un grupo altamente comprometido con un plano de la vida experimenta este una respuesta emocional, sin importar si se trata de pánico o satisfacción, alegría o tristeza, etc.; así, pues, el conocimiento de dicha situación y, por ende, la acción llevada a cabo al respecto de dicha situación está altamente influenciada emocionalmente, por lo que la eficacia de la acción y la exactitud del conocimiento no aparecen con mucha fuerza en el horizonte de objetivos del actor; es decir, el conocimiento construido es solo en bajo grado acorde a la realidad, y por tanto la acción basada sobre dicho conocimiento es altamente 3

Elias señala que esta forma de ver al sujeto sin desvincular sus ámbitos psíquicos de conocimiento y sentimiento permite entender mejor el proceso de formación de las estructuras históricas de la personalidad; y que hace falta dicha forma de ver al sujeto en las teorías del conocimiento, que en el estado actual parecen ignorar las consecuencias que tendría una teoría del pensamiento o una revisión de la historia sobre ellas. Así, Elias formula una crítica convincente dirigida a la superación del concepto moderno de sujeto cognoscente entendido principalmente como individuo puro y racional: es imposible una teoría realista del conocimiento o del pensamiento, en fin, del sujeto, sin recuperar para la formación de esta a los sujetos históricos mediante el replanteamiento de categorías como “razón” o “individuo” que parecen desvincular ámbitos específicos de la vida humana en su conjunto y esconden tras sí el hecho, observable y bastante bien constituido, de que el humano “es un proceso”

susceptible de resultar ineficaz sobre el plano de la vida humana en cuestión: ergo, la situación en dicho plano de la vida no cambia mucho, por lo que la respuesta emocional ante dicho plano de la vida tampoco cambia, prolongando la inexactitud e ineficacia en un proceso cíclico de tendencia ad infinitum

No obstante, hemos escapado a la trampa de doble enlace, por lo menos en lo referente al ámbito natural. Elias expone detalladamente la adquisición de un conocimiento cada vez más acorde a la realidad en el ámbito físico-químico y biológico, y lo hace como fenómeno asociado a un proceso de distanciamiento de dicho ámbito de la vida, por lo menos en ciertos circuitos. Dicho proceso de distanciamiento ha conllevado la posibilidad, fácilmente comprobable, de controlar más y mejor el mundo natural y de llevar a cabo planes sobre este con un cada vez mayor control de las consecuencias de dichos planes y un mayor nivel de efectividad en la consecución de objetivos, y ello basado en la adquisición de conocimientos de un alto nivel de exactitud del mundo natural. Esto nos trae a colación un problema central: ¿cómo fue posible que, pese a la tendencia ad infinitum de la trampa de doble enlace, aparecieran actores suficientemente distanciamdos como para saltar fuera de la trampa? En cualquier respuesta realista a semejante pregunta debe aparecer una salvedad que permite visualizar una resolución del problema: ¡Dichos

actores surgieron históricamente en situaciones históricas específicas! O, más bien, dentro del proceso histórico. Y aquí entra una noción central para Elias: el rastreo de un cambio histórico de la “estructura de la personalidad”, de la psique. Heinz Werner4 pone la “estructura de la personalidad” en términos que no dan lugar a duda de su carácter organizacional. Cuando se habla de “estructura de la personalidad”, no se habla de la simple agregación de las características individuables observables de esta: se habla del todo internamente diferenciado, de manera que cuando se habla de una de estas partes individuables, se habla en realidad de una parte del todo imbuida en una masa de relaciones de interdependencia funcional con otras partes individuables (esta terminología es de Elias) que juegan un papel importante en su configuración como parte individual, relaciones que se pierden de vista mediante el abordaje de una parte individual sin tener en cuenta el hecho de que dicha parte es solo fracción de una unidad internamente diferenciada en mayor o menor grado. Está en juego, pues, un concepto de psique o personalidad: 1, organizacional, es decir, que permita la representación de las características relacionales y de las partes individuales en un todo internamente diferenciado que llamamos psique; 2, inestable, que da lugar a posibilidades evolutivas de la misma unidad, es decir, una psiqueproceso más que psique-cosa; y 3, en desarrollo, es decir, que su cambio, del que apenas hablamos, presenta una dirección específica, discernible y rastreable en varios sentidos5: se presenta, de hecho, en niveles organizacionales cada vez más estables cuyas partes asumen funciones cada vez más diferenciadas, jerarquizadas y centralizadas. La novedad que tenemos con Elias es simple: estamos ante el cambio histórico (posibilidad que sin duda aparece abierta con Werner) de dicha estructura de la personalidad. Elias dedica amplios apartados y una que otra nota al pie a explicar la posibilidad abierta por Lévy-Bruhl al respecto. Lucien Lévy-Bruhl6, de hecho, se ocupa sistemáticamente de la descripción en el nivel fenomenológico de la mentalidad primitiva. Lo que resulta de sus investigaciones es una mentalidad caracterizada por explicaciones del mundo en el formato de acciones intencionadas con un alto grado de desfogue emocional. El texto citado está 4

Heinz Werner, Psicología comparada del desarrollo mental (Buenos Aires: Ediciones Paidós, 1965). Tomasello, por ejemplo, afirma la existencia autónoma de desarrollos filogenéticos, sociogenéticos y ontogenéticos. Así: Michael Tomasello, Los orígenes culturales de la cognición humana (Buenos Aires: Amorrortu Editores, 2003). 6 Lucien Lévy-Bruhl, La mentalidad primitiva (Buenos Aires: La Pléyade, 1972). 5

plagado de ejemplos al respecto. Como fuere, la cosa es la siguiente: tenemos un grado que llamamos “absoluto” de compromiso, paralelo a un grado también muy alto (llamémosle también “absoluto”) de participación, es decir, indiferenciación entre el propio yo y el mundo experimentado. Así empieza el niño el proceso de distanciamiento y diferenciación del mundo, desde un polo absoluto. El proceso se pone en movimiento, en muy buena parte, debido a las exigencias planteadas por el mundo exterior, que no permiten la supervivencia del niño humano sin la intervención de otros seres humanos. Sin embargo, las exigencias que plantea al niño esta intervención de otros seres humanos varían de sociedad a sociedad. En sociedades primitivas, el proceso de ontogénesis (surgimiento de la estructura de la personalidad) del niño se estabiliza tempranamente, en comparación con sociedades modernas. El creciente sujeto en una sociedad primitiva consolida una estructura de la personalidad en la cual el propio yo existe indiferenciado psíquicamente de la experiencia que obtiene del mundo, por lo que le es muy difícil distanciarse mucho del mundo. Así, aunque el grado de compromiso del sujeto en una sociedad primitiva no es “absoluto”, puesto que el niño ha puesto en movimiento su proceso de ontogénesis, sí es mucho más cercano a este polo en el continuum compromiso-distanciamiento que el grado de compromiso de sociedades cuya ontogénesis se estabiliza más tardíamente, entre ellas la moderna. Así, pues, el primitivo cae en una trampa de doble enlace con respecto al mundo o, más que caer, el estado primitivo de las competencias cognitiva y de acción se caracteriza por estar inmerso en lo que llamamos trampa de doble enlace: la trampa de doble enlace se presenta como el punto de partida de un proceso histórico de distanciamiento. Esto es perfectamente comprobable mediante: 1, lo altamente satisfactorios que resultan para el primitivo sus explicaciones del mundo, normalmente egocéntricas e intencionadas, y 2, lo altamente ineficaces que resultan los mecanismos de acción sobre el mundo de que dispone el primitivo, altamente mágicos y referidos a la omnipotencia del deseo y el pensamiento (por seguir la terminología freudiana). El asunto ofrece expectativas de resolución cuando se vuelve al concepto de estructura de la personalidad como proceso más que como cosa. La mentalidad primitiva de Lucien LévyBruhl, en este sentido, no describe un estadio estático de la evolución humana en espera del

impulso exterior que la transporte abruptamente a un estadio siguiente, cualquiera que sea; describe, más bien, la forma que toma una fase más o menos uniforme del proceso histórico que, sin embargo, abre posibilidades en una dirección específica, y podemos plantear que dicha dirección es, básicamente, hacia una mayor diferenciación y jerarquización de funciones y estabilización de estructuras cada vez más complejas. Sea como fuere, el mundo humano (el de más alto nivel de integración, por lo menos) se revela cambiante en tanto inestable,7 y la sociedad primitiva (con el nivel de compromiso y la trampa de doble enlace que conlleva) como estadio previo en una sucesión y a su vez condición de posibilidad de un posterior alto grado de distanciamiento que conllevaría al escape de la trampa de doble enlace.

Norbert Elias hace, en “Los pescadores en el Mäelstrom”, una aserción que comporta consecuencias incluso prácticas para el mundo que tenemos al frente hoy en día: aunque en el ámbito natural la estructura de la personalidad moderna ha logrado un distanciamiento tal que es posible llevar a cabo cálculos predictivos con sorprendente exactitud con consecuencias para los planes de acción sobre la naturaleza (más eficientes), esto ha resultado hasta ahora imposible para el ámbito social de la vida humana. Los seres humanos no hemos podido controlar ni cognitivamente ni en la práctica las situaciones en que nos ponemos en relación con nosotros mismos, los seres humanos, y ello en un proceso en que las relaciones de interdependencia crecen aceleradamente. Las consecuencias prácticas de ello son alarmantes, pero a la vez abren posibilidades de evolución, objetos de reflexión de este corto segmento: el control humano sobre la naturaleza le ha permitido a este desarrollar técnicas y procedimientos por medio de los cuales domeña las amenazas que comporta la naturaleza para sí mismo, pero al mismo tiempo aumenta el potencial de riesgo que comporta para los demás seres humanos. Ejemplo de esto es la bomba atómica y sus diversos usos estratégicos. Esta situación de 7

Esta posibilidad, referida a todos los niveles de integración del mundo, es abierta por Norbert Elias en un ensayo que se publicó inacabado en Compromiso…, titulado “Reflexiones en torno a la gran evolución. Dos fragmentos”, y guarda parecidos interesantes con el concepto “lógica procesual” tal cual es formulado por Günter Dux en Teoría histórico-genética de la cultura: la lógica procesual en el cambio (Bogotá D.C.: Ediciones Aurora, 2012).

inseguridad de los seres humanos respecto de sí mismos que surge con el aumento del dominio de la naturaleza y el aumento de la masa de relaciones entre sí conlleva a una nueva trampa de doble enlace, aún no superada. Ninguno de los grupos de seres humanos involucrados en una situación crítica de orden nuclear o de orden ambiental,8 por ejemplo, puede evitarla unilateralmente, debido a que 1, el proceso no depende de ellos solos, y 2, intentar unilateralmente deponer las armas o reducir la actividad industrial dañina para el ambiente pone al grupo que lo haga en desventaja frente a los demás grupos en un juego de poder. La solución, que se hace reflexiva ante la conciencia del distanciamiento logrado frente a la naturaleza, comporta el distanciamiento frente a los procesos del ámbito social de la vida humana. Dicho distanciamiento, posible y tal vez intencionadamente dirigible, se hace urgente ante la situación actual, que amenaza doblemente, tanto por medio del estallido de un conflicto nuclear como por medio de las consecuencias de la alteración acelerada e irreversible del clima de la Tierra, con la aniquilación de la humanidad, por lo menos en su forma moderna, actual.

8

Al tiempo que el mundo sigue con atención las tensiones entre diferentes potencias alrededor de Ucrania, Siria e Iraq, los representantes de la mayoría de países se reúnen en París en un nuevo intento por detener el proceso de emisión de gases de efecto invernadero que resulta del proceso social de producción industrial y que amenaza con alterar aceleradamente el equilibrio climático de la tierra. No obstante, el procedimiento seguido, realmente muy parecido al inefectivo acuerdo de Kyoto, presenta problemas: es, en realidad, una reunión entre políticos más interesados por sostener su posición de poder desde una perspectiva muy comprometida que en poder en aplicación planes realistas desde una perspectiva más bien distanciada. Para un acercamiento al tema desde una perspectiva más distanciada ver The Economist, London: “Clear Thinking Needed – Special Report: Climate Change”, Noviembre 28 de 2015.

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