El Conservatorio J. Guadalupe Velázquez y la Escuela Diocesana de Música Sagrada: cuatro etapas

June 3, 2017 | Autor: Miguel Ángel Cruz | Categoría: History of Queretaro, Música, Historia Educación Musical, Conservatorio De Música
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Descripción

Catálogo Cien años de arte en Querétaro

Música

Índice Música

Presentación Miguel Ángel Cruz Pérez

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El Conservatorio J. Guadalupe Velázquez y la Escuela Diocesana de Música Sagrada: cuatro etapas Miguel Ángel Cruz Pérez

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Archivo Agustín González de la Escuela de Música Sacra y el Conservatorio de Querétaro David Saavedra Vega

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La Banda de Música de Gobierno del Estado de Querétaro Aurelio Olvera Montaño

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La importancia de la Filarmónica en el estado de Querétaro José Guadalupe Flores

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Compositores e intérpretes contemporáneos en Querétaro (1985-2010) José Rafael Blengio Pinto

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Escuela de Laudería del INBAL Festivales Claudia Nevares

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Lista de integrantes de la Banda de Música de Querétaro 99 Relación de músicos de la Orquesta Filarmónica de Querétaro 103 Colaboradores

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Índice Onomástico Agradecimientos

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Presentación Miguel Ángel Cruz Pérez

Con la música vive y lucha una razón del mundo antes que la sordera y la indiferencia la consuman. José Rafael Blengio Pinto

Hablar de los últimos cien años de la historia musical del estado, es una tarea más que extensa. Dada la vastedad del tema, queremos dar sólo una pequeña muestra de lo que ha sido, así como presentar algunos elementos y personajes importantes de esta historia. Un ejemplo es la Escuela de Música Sacra de Querétaro, que fue un importante centro de influencia y de creación para otras instituciones musicales del país. En nuestra ciudad, la formación académica de un músico nunca estuvo restringida ni a los sectores privilegiados, ni a recintos privados, sino que fue abierta para todos. Gracias a esta escuela, la música siempre fue un elemento guía en la educación de personas que buscaban convertirse en seres útiles a la sociedad. Además de esta institución, tenemos otras que construyeron su propia identidad y su misión, pero todas se basaron en un elemento común: inculcar 6

la responsabilidad artística en los alumnos. Muchas escuelas, además, se plantearon reforzar junto con la preparación musical otros conocimientos, ya que los alumnos estudiaban además de música, la instrucción primaria, secundaria o preparatoria y algún oficio dentro de los internados en donde se alojaban. Como ejemplo de este modelo educativo tenemos a la Banda Infantil de Música del Hospicio Vergara y a la agrupación de la Escuela de Música Sagrada. De estos institutos se desprendieron músicos que al llegar a la mayoría de edad fueron organistas y maestros de capilla de otras entidades o bien se integraron a conjuntos importantes del país como la Banda de la Policía de la Ciudad de México y la Banda de Música del Estado de Querétaro. Algunos egresados de estas instituciones tomaron la iniciativa y en algunas ocasiones comenzaron sus propios proyectos y crearon orquestas y bandas de música que acercaron a la población a la creación y producción musical. 7

Armonio ubicado en el museo del Conservatorio. Foto: María Cristina Maldonado Luna.

Sin embargo, no todos los músicos hubieran podido llevar a cabo sus ideales sin el apoyo de ciertos personajes de la historia queretana, como Fernando Loyola y Fernández de Jáuregui, un gran promotor y benefactor que identificaba a aquellos jóvenes que poseían talento, sin importar su condición socioeconómica y los apoyaba con recursos que les permitieran continuar sus estudios musicales.

de la música. En la actualidad, muchos de sus integrantes, forman también a quienes buscan desarrollarse como instrumentistas o bien recibir una instrucción musical más sólida. La filarmónica ha sido también el origen de obras de compositores residentes en Querétaro, así como de arreglos orquestales que buscan ser compartidos, y que han dado continuidad a nuestra historia musical.

A lo largo de la historia, la integración popular a la música se ha dado a distintos niveles y entre personas de diversos oficios. Cabe recordar el ejemplo de los taxistas que fueron convocados por don Fernando en el Museo Regional para estudiar música y aprovechar el interminable e improductivo tiempo en espera de usuarios del transporte.

Aunque no se ha visto ni apreciado en su totalidad, se debe reconocer a la música como elemento integrador de la sociedad, ya que ha jugado un papel importantísimo en el desarrollo cultural de los queretanos. Estudiar a los personajes, que por medio de la música han acercado a un número significativo de personas a su desarrollo personal, puede ayudarnos a reconocer cómo se ha formado nuestra identidad y nuestro sentido de pertenencia.

Gracias al esfuerzo de muchos queretanos surgió la que ahora es Facultad de Bellas Artes, antiguo Instituto de Bellas Artes. Las fuentes que respaldan parte de la investigación, que en torno a la historia de la música en Querétaro presentamos ahora, están contenidas en su mayoría en el archivo musical del conservatorio, recinto que resguarda material único en su tipo. Este archivo constituye un tesoro invaluable y desgraciadamente poco conocido, vital para el estudio de la estructura educativa musical y del desarrollo del arte en general.

Entrada al escenario del auditorio del Conservatorio J. Guadalupe Velázquez. Foto: María Cristina Maldonado Luna.

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Hay que mencionar también un elemento importante para el florecimiento de la cultura musical en nuestro estado: la creación de la Orquesta Filarmónica. Con ella se desarrollaron nuevos puntos de vista y perspectivas acerca

Mi agradecimiento especial a la generosidad de los hombres y mujeres que colaboraron con sus testimonios a la realización de este trabajo. A ellos, actores presenciales, les corresponde un crédito especial de este recorrido por nuestra historia. De igual manera quisiera también agradecer la cordialidad y la cooperación de músicos, autoridades musicales y culturales quienes facilitaron mi labor en la coordinación de este proyecto que ha sido, comenzando desde la revisión del material, un apasionante viaje y un descubrir la importancia de una de las más íntimas actividades humanas: la música. 9

El Conservatorio J. Guadalupe Velázquez y la Escuela Diocesana de Música Sagrada: cuatro etapas Miguel Ángel Cruz Pérez

Un detonador importante para el desarrollo de la música tanto en el estado, como a nivel nacional, fue la fundación de la Escuela de Música Sagrada en 1892. Desde su fundación, el desarrollo de esta institución ha pasado por cuatro etapas, mismas que desarrollaré a continuación.

Primera etapa: la llegada del padre Velázquez y de Agustín González Esta etapa comienza con la llegada del padre Velázquez y de Agustín González a Querétaro, una vez que concluyen sus estudios en Ratisbona en 1895. Aquí en la ciudad, se dan a la tarea de formar músicos para las celebraciones religiosas y a buscar con “ojo clínico”, a jóvenes de altas cualidades

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musicales, para invitarlos a que ingresaran a esta nueva institución (Loarca Castillo, 1997) y también para que se integraran en la formación del Orfeón de Querétaro, agrupación que fue la encargada de cantar en la inauguración del monumento a la Corregidora en 1910. La Escuela de Música Sacra se fundó el 18 de febrero de 1892 en el Templo de Teresitas. De esta fundación, De la Llata nos comenta: el obispo de la diócesis de Querétaro, señor don Rafael Sabás Camacho, fundó la Escuela Diocesana de Música Sacra y nombró como primer director al sacerdote y maestro don José Guadalupe Velázquez (De la Llata, 2009). En esta época los maestros Velázquez y González escribían composiciones polifónicas y también daban las clases de piano, órgano y de otras materias que integraban el plan de estudios.

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Patio del ex convento de Teresitas, ahora Conservatorio de Música J. Guadalupe Velázquez. Foto: María Cristina Maldonado Luna.

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El Orfeón de Querétaro en la inauguración del monumento a la señora Corregidora. Tomada del libro de J. Guadalupe Ramírez Álvarez, Doña María Josefa Ortiz de Domínguez, Ediciones Culturales del Estado de Querétaro, Querétaro, septiembre de 1975.

Segunda etapa: don Agustín González al frente de la escuela (1895-1927) El 12 de octubre de 1895, a partir de la coronación de la Colegiata de la Virgen de Guadalupe, el padre Velázquez se integra como maestro de órgano en el Conservatorio Nacional, razón por la que tiene que repartir sus actividades entre Querétaro y la Ciudad de México, dejando la dirección de la Escuela de Música Sacra en manos de Agustín González. El Orfeón de Querétaro y las obras presentadas por este grupo en la coronación de la entonces Colegiata, hoy Basílica de Guadalupe, fueron de tal 14

calidad que lograron llamar la atención del presidente de la república, por lo que las autoridades del Conservatorio Nacional decidieron invitar al padre Velázquez a participar como maestro en dicha institución. El padre Velázquez viajó constantemente a la capital hasta 1915, año en el que regresó a Querétaro para establecerse definitivamente en la ciudad, hasta su muerte, el 18 de febrero de 1920. Posteriormente, en 1927 muere también Agustín González. Esta fue una época social y políticamente difícil para el país, aunque la escuela llegó a tener alumnos destacados como Julián Zúñiga (18931971) quien también dio clases en la Escuela de Música y fue organista de la Basílica de Guadalupe.

Fotos de personalidades del Conservatorio de Música J. Guadalupe Velázquez. El Museo. Foto: María Cristina Maldonado Luna.

Tercera etapa: La dirección de la escuela a cargo del padre Cirilo Conejo Roldán (1927) Después de que fallece Agustín González, la escuela queda a cargo de su discípulo el canónigo Cirilo Conejo Roldán, quien fundó el Conservatorio Libre de Música J. Guadalupe Velázquez el 18 de febrero de 1942, gracias al apoyo de Fernando Loyola Fernández de Jáuregui. Don Fernando es descrito por Gabriel Juárez León, ex alumno de la Escuela Diocesana de Música, en una entrevista realizada para esta investigación:

( Era) además de pianista y compositor, considerado por muchos de sus amigos como apóstol de la música, y el calificativo no estaba mal empleado, pues se dice que buscaba niños en los barrios de la ciudad, niños que tuvieran facultades para la música y los traía a la escuela del padre Conejo. En esta escuela del padre Conejo, como se le conocía entonces a la Escuela de Música Sacra, estudiaron varios músicos que aún siguen ejerciendo como maestros de capilla; un ejemplo es Gabriel Juárez, quien cuenta con composiciones para diversas actividades que abarcan todos los géneros: desde lo popular, con su Sonora y algunos villancicos, 15

Libro ubicado en la Biblioteca Conventual del Museo Regional. Foto: Gonzalo Alcocer.

hasta sus obras compuestas para el puesto de cantor de la catedral de ésta ciudad y del templo de San Francisco. Otro ejemplo que podemos mencionar es el de Felipe Ramírez, quien en Alemania realizó estudios en Canto Gregoriano, órgano y composición. También ha dado clase en la Escuela de Música Sacra y en la entonces Escuela 16

de Música de la UAQ. Actualmente Ramírez es el organista titular de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, investigador en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (CENIDIM) y profesor de improvisación de órgano en el Conservatorio Nacional de Música.

Fachada del Museo Regional, lugar al que don Fernando Loyola enviaba gente para estudiar música. Foto: María Cristina Maldonado Luna.

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Antiguo edificio del Conservatorio Libre de Música y Escuela de Música Sagrada, donde la Srita. Mercedes Castillo y el padre Cirilo Conejo Roldán hicieron una gran labor. En este edificio fallece el padre Cirilo Conejo el 22 de Enero de 1960. Foto: María Cristina Maldonado Luna.

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Fachada del auditorio Esperanza Cabrera donde se reunieron alumnos y estudiantes que iniciaron en lo que ahora es el Museo Regional, para formar el Instituto de Bellas Artes, hoy Facultad de Bellas Artes. Foto: María Cristina Maldonado Luna.

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Tercera etapa: el Conservatorio J. Guadalupe Velázquez y la Escuela Diocesana de Música Sagrada después del padre Cirilo Conejo Roldán El 22 de enero de 1960 muere Conejo Roldán. Durante los últimos años de su vida tuvo a su cargo la formación de varios músicos importantes como: Aurelio Olvera, Ezequiel Martínez, Gonzalo Aguirre Fuentes, J. Guadalupe Ramírez Herrera, Darío Sáenz, Juan Jaime Hernández, Felipe de Jesús Muñoz y el padre Raimundo Ledezma, quien asumió la dirección de la Escuela Diocesana de Música Sagrada y del Conservatorio a la muerte del padre Conejo, y que fue apoyado en el cuerpo docente de esta institución por maestros como Esperanza Cabrera y José García. Terminada la gestión del padre Ledezma, toma la dirección de la escuela Eduardo Loarca Castillo,

quien también contó con el apoyo de distinguidos profesores como Francisco Picón Becerra, Elías Vega, Eloísa Machado, Ezequiel Martínez y Aurelio Olvera Montaño, quien actualmente es el director de la Banda de Música de Gobierno del Estado. Esta etapa es también descrita por Gabriel Juárez León: Mercedes Castillo Castelazo, una gran mujer, mecenas del arte musical en nuestra ciudad y alumna del Mtro. Miramontes; apoyó la formación de la entonces academia José Guadalupe Velázquez en 1942 y también la consolidación de la Escuela Oficial de Música Sagrada. Así se unieron dos instituciones que funcionaron en un mismo edificio, en lo que antes que fue la casa de la señorita Castillo, estas dos instituciones quedaron separadas administrativamente y cada una tuvo objetivos bien definidos; hasta que el 22 de enero de 1960, tras la muerte de Cirilo Conejo y la de Arnulfo Miramontes, Loarca Castillo asumió la dirección de las dos.

Este maestro, obligado por los cambios propuestos por el Concilio Vaticano II, y que ya no favorecía los objetivos de la Escuela Oficial de Música Sagrada, supo con gran tino, organizar a dirigir a las escuelas hacia un nuevo rumbo. Posteriormente, después de que Loarca deja la dirección, el padre Benjamín Vega Robles, con la ayuda de Ezequiel Martínez como subdirector, continuó con la labor de director. Durante esta etapa se integraron músicos de la Orquesta Filarmónica de Querétaro como miembros de la plantilla docente; se fundó un ensamble de alientos, una orquesta de cámara y también se reactivó la sección musical infantil bajo la dirección de Érick Fernando Escandón Martínez. Como coordinador del área de Estudios Medio y Superior de la Escuela y el Conservatorio, se ha desempeñado Antonio Hernández Chavela, un egresado de esta institución y que como el padre Velázquez y Agustín González lo hicieran antes, también perfeccionó sus estudios en la escuela de Ratisbona. Entre los alumnos

distinguidos de esta época tenemos a José Francisco Álvarez, secretario de la Mesa Directiva de Organistas de México. Gracias a la gestión de Hernández Chavela, las actividades académicas se diversificaron en otras áreas y así: la enseñanza de instrumentos de arco quedó a cargo de César Quirarte Ruiz (Díaz R., 1976), mientras que: la clase de canto quedó a cargo de Alirio Campos Chanto, quien logró en ella formar el conjunto coral de nuestra Universidad (Díaz R., 1976). La labor de J. Guadalupe Velázquez y de Agustín González ha sido de gran importancia en Querétaro, gracias a ellos se formó todo un clima musical que persiste hasta nuestros días. En la actualidad se sigue impulsando la creación de villancicos y ejercicios técnicos de iniciación en el estudio del piano. El valorar el trabajo de estos dos fundadores es vital para entender el pasado y sus tradiciones, el presente musical y los caminos que han de seguirse en el desarrollo de nuevas corrientes musicales.

Antonio Hernández Chavela. Organista y coordinador de la licenciatura del Conservatorio. Foto: María Cristina Maldonado Luna.

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Orquesta Sinfónica Juvenil Silvestre Revueltas. Foto: Elena Baca.

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Talleres en el Conservatorio. Foto: Elena Baca.

El Conservatorio J. Guadalupe Velázquez, la Escuela Diocesana de Música Sagrada y posteriormente la Facultad de Bellas Artes de la UAQ, han sido instituciones que han tenido gran influencia en el desarrollo de la educación musical y en la composición de nuestro estado. Muchos han sido los profesores que han dejado su huella: Gabriel Juárez, Vicente López Velarde, Rafael Blengio Pinto, Felipe de las Casas (compositor y organista queretano cuya obra es relativamente conocida), Mauricio Beltrán (compositor), Ignacio Baca Lobera así como Francisco Núñez (compositor y promotor del bel canto) y Arnulfo Benítez, entre otros.

Bibliografía: De la Llata, M. M. (2009). ¡Querétaro!…templos, conventos, edificios y plazas de la ciudad. Santiago de Querétaro: Hidalgo Producciones Gráficas, S. A. de C. V. Díaz F. (1976). Historia de la Universidad de Querétaro. (Tercer volumen) México: Universidad Autónoma de Querétaro. Esteva A. (2011) Maestro Fernando Loyola y Fernández de Jáuregui, Apóstol de la música. Cuajimalpa, México. Haberl, F. X. (1898). Magister Choralis. Ratisbona: Casa Editorial de Federico Pustet. Juárez, G. (noviembre de 2011). Entrevista personal con Miguel Ángel Cruz Pérez (Entrevistador) Querétaro, México. Loarca E. (1997). Historia de la Escuela de Música Sacra y del Conservatorio José Guadalupe Velázquez de Santiago de Querétaro. Querétaro: Archivo Histórico del Estado de Querétaro. Sitios web consultados: http://www.orgmex.org/mesa.html#francisco> http://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_Ram%C3%ADrez_Ram%C3%ADrez> http://www.intratext.com/IXT/ESL0097/_PU.HTM

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Los talleres en el Conservatorio. Foto: Elena Baca.

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Agradecimientos

Antes que nada deseo agradecer al Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, a Laura Corvera por su apoyo y confianza; a Fernanda Álvarez por su guía y amable sonrisa ante tantas presiones; al doctor Augusto Isla por ser símbolo de cordialidad y trabajo colegiado; al licenciado Juan Antonio Isla; a la Banda del Estado de Querétaro, muy especialmente por las atenciones del maestro Aurelio Olvera y la disposición para ayudar de Arcelia Pacheco Ríos; al Conservatorio J. Guadalupe Velázquez por su apoyo; a Magdalena Zúñiga, al maestro Hernández Chavela por las facilidades y al padre Benjamín Vega por la guía y la amistad; al INAH por las facilidades prestadas para el desarrollo de mi trabajo, especialmente a David Saavedra Vega, encargado de la Biblioteca Conventual y por ser un promotor del acervo cultural; al la OFEQ, especialmente al maestro José Guadalupe Flores por mostrarme que el tiempo es valioso en la música, pero también en la amistad; a Sandra Hernández por su guía desinteresada en la historia de la Orquesta y en sus personajes; entre las instituciones dedicadas a la difusión de la música culta y de diversos géneros en Querétaro, merecen mención especial Radio Universidad de la UAQ, Radio Querétaro y el canal 6 de Televisión local; al contador Samuel Chávez Castro por su siempre presta ayuda y por mostrarme que los problemas los hacemos cuando no sabemos cuán sencillo es resolverlo; a Cuauhtémoc Juárez, por interceder por mí para lograr una entrevista que parecía no ser posible; a Gabriel Juárez, quien me inició en el estudio de la música del siglo XIX en Querétaro; a fray Octavio Luna Álvarez y a Dinorah Cornejo Herrera por hacer de una fotografía a un órgano, una experiencia de confianza, amistad y amor a la música, al igual que al padre Eulalio Gómez por compartir pláticas de libros y misas gregorianas; a todos los que me acompañaron demostrándome que el camino que elegí, la música, es el camino de la ayuda, la confianza y el deseo de superación; a los demás coordinadores con quienes compartí tanto; a Elena Baca por su bella visión de la música; a Gonzalo Alcocer por entender mi mundo y plasmarlo en una bellísima fotografía; a Lorraine Erbach, por mostrarme que el mundo de la música en Querétaro era más grande de lo que pensaba; a Ángel Esteva y a Lauro Ayala por su entusiasmo en la búsqueda de material histórico y por compartirlo conmigo; a Juan Carlos Cabadas por su enseñanza en las necesidades para hacer un libro; a Cristina Maldonado por su persistencia y excelente trabajo para lograr fotos casi imposibles de rescatar; a Fernando Corzantes por su apoyo en la recolección de material que no hubiese reunido de no ser por su ayuda desinteresada; a mi padre (q.e.p.d.) por transmitirme el amor a los libros, a mi hijo Ángel Gabriel por ser mi maestro y mi felicidad; a mi hermano por mostrar su entrega al aprender del arte; a mi madre por ser siempre mi guía y mi amiga; a mi abuelo Luis por ser ejemplo de carácter y determinación y a mi abuela Amparo (q.e.p.d.) por enseñarme que la delicadeza no está peleada con el carácter; a René Arenas por las discusiones e implicaciones de mis posturas históricas y por su acertada crítica a mi visión histórica. A todos ellos, y a lo que por razones de espacio no son nombrados en éste acercamiento a mi pasión por la música en Querétaro, gracias.

Miguel Ángel Cruz Pérez.

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