El concepto Indio

July 22, 2017 | Autor: Lia Luci | Categoría: Sociolingüística
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Descripción

Las implicancias semánticas y sociolingüísticas del concepto indio Por Lía Huerta Catalán

Introducción A temprana edad, al tiempo que comenzamos a leer nuestras primeras palabras ya somos introducidos en uso del concepto “indio”. La vocal i la aprendemos comúnmente dibujando y coloreando la cara de un indio sonriente con plumas en la cabeza. En ese momento son pocos los profesores que se cuestionan las implicancias cognitivas de ese inocente ejercicio. El uso de esta palabra genera diversas reacciones y para alguien que es aludido por ella puede significar un insulto o una provocación en cuanto sus límites no se encuentran claros y tienen que ver con un estereotipo que con un gentilicio en el sentido “puro” de la palabra. El objetivo de este trabajo es justamente problematizar el uso de este concepto, reflejando en lo posible las estructuras de poder y los factores históricos que arrastra su uso, su evolución y su estado actual. Para lograrlo utilizaré dos textos de base para el análisis semántico y lingüístico de la palabra, estos son Semántica de María Teresa Espinal para el análisis formal de la palabra y Lingüística Cognitiva de Iraide Ibarretxe y Javier Valenzuela que presenta la estructura Marco para explicar los procesos cognitivos involucrados. Dado que este es un concepto que nace en un momento bien determinado, el análisis histórico y antropológico es fundamental y para ello me basaré en tres textos que tratan la cuestión: El concepto indio en América de Guillermo Bonfill Batalla; ¿Indios para quién? Historia de una palabra, de Sybille de Pury-Toumi y Apuntes de lingüística antropológica de Margot Bigot. Finalmente para abordar la sistematización

del fenómeno desde la teoría

sociolingüística voy a basarme en el libro de Francisco Moreno Fernádez, Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje. Este trabajo se estructurará en dos partes. En la primera de ellas vamos a abordar la definición formal del concepto indio a la vez que entregaremos algunos datos de la evolución del significado a través de los siglos. En la segunda parte del trabajo abordaremos algunas

teorías semánticas y sociolingüísticas que nos permiten abordar el uso y la permanencia del concepto en el habla hispana.

Dificultades para una definición

El principio básico de disciplinas como la lingüística cognitiva o de la sociolingüística es la importancia del contexto social en los procesos del habla. Más aún la sociolingüística nace para abordar la forma en que la premisa cada lengua es una visión del mundo se hace posible. Dado que la lengua es un elemento vivo que evoluciona con las sociedades esta puede constituir un reflejo de las actitudes sociales y culturales de la realidad que nombra, en este caso la actitud social frente a la realidad indio. Sybille de Puri en el primer capítulo de “De palabras y maravillas” lo expresa de la siguiente forma: “la historia de las variaciones de los significados y connotaciones de una palabra puede proporcionarnos información acerca de la evolución de la actitud de una comunidad lingüística ante una realidad que interpreta”. (De Puri, 27) Adentrándonos en materia partiremos por entregar íntegramente la definición que el diccionario de la Real Academia de la lengua española da de indio de la siguiente manera: indio1, dia. 1. adj. Natural de la India. U. t. c. s. 2. adj. Perteneciente o relativo a este país de Asia. 3. adj. Se dice del indígena de América, o sea de las Indias Occidentales, al que hoy se considera como descendiente de aquel sin mezcla de otra raza. U. t. c. s. 4. adj. Perteneciente o relativo a estos indios. Traje indio. Lengua india. 5. adj. despect. Guat. y Nic. inculto (‖ de modales rústicos). 6. m. Cuba. Sol. EL indio. indio de carga.

1. m. indio que en las Indias Occidentales conducía de una parte a otra las cargas, supliendo la carencia de otros medios de transporte. ~ sangley. 1. m. y f. sangley. caer de indio. 1. loc. verb. R. Dom. Caer en un engaño por ingenuo. hacer el ~. 1. loc. verb. coloq. Divertirse o divertir a los demás con travesuras o bromas. 2. loc. verb. coloq. Hacer algo desacertado y perjudicial para quien lo hace. Hice el indio al prestarle las cinco mil pesetas que me pidió. ¿somos indios? 1. expr. coloq. U. para reconvenir a alguien cuando quiere engañar o cree que no le entienden lo que dice. subírsele a alguien el ~. 1. loc. verb. Am. montar en cólera. (RAE, Recurso web) Varios son los puntos que llaman la atención de estas acepciones. De manera de estructurar las reflexiones que estas despiertan, comenzaremos a abordarlas en el mismo orden en que son presentadas por la RAE. El primer elemento que se menciona es quizás el más transparente y lógico del término. Indio es el gentilicio de las personas naturales de la India, país de Asia y a pesar de que la comunidad india no Hindú (religión) ha conquistado el derecho a ser denominados de esta forma para hacer distinción de su origen independiente de la religión que profesen, no es la interpretación más difundida en los países de habla hispana en donde indio tiene que ver más bien con la tercera acepción del término, indígena de las Indias occidentales (…), con lo cual aterrizamos al momento histórico donde se gesta el error geográfico que da origen al error

lingüístico, pero también al momento en que esa denominación de “otredad” surge en el mundo hispanohablante. “El indio nace cuando Colón toma posesión de la Isla Hispaniola a nombre de los Reyes Católicos. Antes del descubrimiento europeo la población del Continente Americano estaba formada por una gran cantidad de sociedades diferentes, cada una con su propia identidad, que se hallaban en distintos grados de desarrollo evolutivo, desde las altas civilizaciones de Mesoamérica y los Andes, hasta las bandas recolectoras de floresta amazónica” (Bofill, 110)

Casi la totalidad de acepciones que la RAE entrega posteriormente hacen mención a esta interpretación y si somos sólo un poco más agudos podemos darnos cuenta que no se tratan de usos en que se conciba al indio como a un par, sino más bien se trata de acepciones caricaturescas o despectivas de un personaje, acepciones que hablan de un estereotipo del individuo que definen. A la estructura de poder que implica esta definición y de todas las implicancias que de ella se desprenden regresaré más adelante. A esta dificultad se suman otras que dicen relación con la complejidad del fenómeno que trata de abordar. Cuando se habla de indio se hace mención a los habitantes originarios de América, tan heterogéneos como podrían ser los habitantes del continente europeo. Esta dificultad ha promovido la unificación por medio de factores que se consideran comunes y que pasaremos a analizar a continuación. El primero de ellos es, como lo señala la RAE, la raza. Este es un factor que lleva siglos considerándose y que incluso puede considerarse obsoleto dado el alto grado de “mestizaje” de la población americana. En épocas pasadas han existido sesudos intentos de caracterizar biológicamente al indio, sólo por nombrar algunos tenemos a los conocidos relatos de viajes de Alexander Von Humboldt quién en su Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España no solamente sistematiza las características corporales y biológicas de los aborígenes de distintas latitudes del continente, como la escasez de bello, las diferencias en la estatura, los tonos de la piel en relación a la ubicación respectiva al ecuador, sino también caracteriza conductas sociales tomando como criterio la cosmovisión europea. Al respecto y solo como ejemplo, Humboldt dice de la costumbre de los indios de beber aguardiente: “Debe esperarse que este mal disminuirá al paso que la civilización haga progresos entre una casta de hombres cuya rusticidad los acerca por así decirlo a los animales”. (Humboldt, 163)

La consideración lingüística es el segundo factor unificante y que a menudo es usado para la sistematización de los datos censales de la población indígena de un país, sin embargo este factor también resulta insuficiente para lograr una categoría consistente. Las políticas educacionales de los países, en contadas ocasiones consideran programas educativos en las lenguas originarias locales, con lo cual muchas personas que se consideran pertenecientes a alguna etnia originaria, no pueden hablar sus propias lenguas por falta de contacto con ellas. Al contrario en países como Paraguay donde el guaraní es la segunda lengua oficial, a mediados del siglo pasado el 80% de la población tenía competencias en ese idioma, sin embargo menos del 3% de la población era considerada indígena. (Bofill, 106) El tercer factor que suele considerarse en la definición de indio es la cultura. Esto es más que nunca cuestionado al considerar el grado de globalización que presentan las naciones del mundo. Hoy la mayor parte de la población mundial participa de la mezcla de factores de culturas europeas y estadounidenses, la llamada cultura popular que es un paradigma a imitar para el resto del mundo. Esta consideración, si se plantea de esta forma, genera un grupo (indios) que para considerarse como tal debiera marginalizarse del paradigma global. De los criterios de categorización analizados se desprende que una definición de indio no puede fundamentarse en las particularidades de un solo grupo dado la heterogeneidad de estos que contrasta con la unidad del concepto. Bofill plantea que el factor supraétnico que les une es el hecho de ser objeto de la colonización: siendo entonces colonizado la interpretación que más se ajusta al concepto indio. Esta nueva acepción implicaría dos cosas inherentes al concepto: la inexistencia del concepto con anterioridad a la llegada del agente colonizador y la existencia de dos actores; el colonizador y el colonizado. En el orden colonial el indio es el vencido, el colonizado. Todos los dominados, real o potencialmente son indios: los indios: los incas y los piles, los labradores y los cazadores; lo nómadas y los sedentarios (…)los que ya están sojuzgados y los que habitan más allá de la frontera colonial, siempre en expansión; los próximos, los conocidos sólo por referencias y los que apenas se imaginan o intuyen . De una sola vez y al mismo tiempo, todos los habitantes del mundo americano precolonial entran en la historia europea ocupando un mismo sitio y designados con un mismo término (…) (Bofill, 112)

Historia del concepto Es sabido que cuando Colón llegó a América pensó haber llegado a las indias occidentales y haber encontrado por este medio una vía alternativa para llegar a las riquezas del oriente, lo que llenaba de ilusiones a comerciantes, empresarios y finalmente a los Reyes de

España. “De allí nació la denominación de indio con la que se designó desde entonces, en Europa a los habitantes de nuestra América. Indiani dijeron los italianos, indiens los franceses; Indians los ingleses.” (Fernández Chiti. Web) En 1987 un grupo de estudiantes de Lingüística General de la Facultad de Letras de Aix-en-Provence, rastrearon en los diccionarios franceses, españoles e ingleses publicados entre los siglos XVII y XX todas las apariciones de la palabra indio. El resultado sirvió a Sybille de Puri para confeccionar una breve historia del uso de la palabra, que se encuentra en el primer capítulo de su libro De Palabras y Maravillas. La problemática del uso de este concepto, como ya hemos visto sobrepasa el mal entendido geográfico. Lo que es interesante de abordar al respecto son las implicancias que para los hablantes ha llegado a desarrollar este elemento léxico, su evolución y las razones que lo han llevado a mantenerse firme en el vocabulario por más de cinco siglos a pesar de la conciencia del error geográfico. Durante los primeros años de la colonización el término fue alternado con el uso de naturales término que con los años cae en desuso. Para nombrar la proporción del origen de las personas (pureza de raza) el idioma fue capaz de crear al menos dieciséis expresiones diferentes entre las que destacan mestizo (hijo de español e india), mulato (hijo de español y negra), castizo (hijo de mestizo y española), morisco (hijo de mulato y española), chino (hijo de morisco y española), saltapatrás (hijo de chino y español) entre otros. De la revisión de los diccionarios se desprende la constancia con que, entre los siglos XVII y XVIII, la palabra indio fue eliminada de los diccionarios franceses y españoles al parecer deliberadamente, a pesar de aparecer en las ediciones de fines del siglo XVI, incluido el español de Nebrija de 1592. Lo deliberado de esta exclusión queda en evidencia con la presencia de indio en las definiciones que el diccionario de Furetiere, el gran clásico del siglo XVII da de antropófago, bárbaro y salvaje.(De Puri, WEB) Bárbaro consigna etimológicamente al que habla una lengua inteligible, habiéndose extendido su significado al sentido de “no cristiano”. Richelet proporciona la explicación de su uso para la definición de indio en su diccionario de 1728: Decimos de los salvajes del Canadá y de las islas que son bárbaros pero decimos también hablando de los turcos y de otros pueblos que no son cristianos, los bárbaros. Entendemos por esa palabra infieles, mahometanos o idólatras, y se les da el

Kommenterad [LHC1]:

nombre de bárbaros por civilizados que sean, por la idea que tenemos de que son almas feroces. (De Puri, WEB)

Furetiere, en otra entrada del mismo diccionario añade referente a sauvage: “Casi toda América está poblada de salvajes. La mayoría de los salvajes son antropófagos. Los salvajes andan desnudos y son peludos, están cubiertos de pelos”. Para De Puri y dada la evidente escasez de bello de los indios, esta concepción solo se podría explicar por una confusión entre el hombre y el animal calificados de salvajes, con todas las connotaciones de seres crueles y ariscos que puede traer esta asociación. A partir de esta misma asociación podría haber surgido la relación de indio con antropófagos y caníbales. Con la llegada del siglo de las luces la concepción de indio cambia sin que esto se relacione con un mayor conocimiento de la realidad que designa el término sino más bien se aceptan nuevas ideas “revolucionarias” e ilustradas que se abren a la existencia del “buen salvaje” mientras el miedo se va desvaneciendo, sin que la idea de bestia haya desaparecido del imaginario colectivo europeo. La definición de la RAE hace mención a la expresión española - ¿somos indios?- para decir que otro piensa que no comprendemos lo que dice. Se hace alusión a los indios que se toman por bárbaros o difíciles de persuadir. En otras palabras: “¿Me crees tan tonto?”, en otros países se utiliza con el mismo sentido en expresiones como “Tan indio no soy” que quiere decir “tan estúpido no soy”. Además de considerar al indio como un tonto, hoy en los países latinoamericanos se infantiliza a menudo a los indígenas donde es común escuchar “el indiecito” o “el indito”. A diferencia del sentido común que se le da al uso de diminutivos, en este caso no se utiliza de cariño, sino como una forma de marcar una cierta superioridad o paternidad en relación a éste.

Una mirada desde la teoría. En este segundo momento, el trabajo se orientará a analizar de qué forma disciplinas como la Semántica y la Sociolingüística pueden abordar el fenómeno antes mencionado. Situándonos en las categorías semánticas formales, podemos partir diciendo que Indio es una categoría léxica y no una categoría funcional de la oración pues codifica un concepto (Espinal, 61). Así indio es un nombre común que contribuye a la explicatura en una

oración y transmite una información lingüística que identifica una actitud proposicional por parte del hablante y que este demanda del oyente cierta actitud respecto al contenido oracional. En cuanto a la relación entre indio y otras palabras y viendo el significado como algo externo, pienso valerme exclusivamente de la sistematización que propone J Thier para quien las palabras tienen significado según las relaciones con otras palabras del mismo campo léxico, definiendo este último como un determinado conjunto cerrado de unidades léxicas que cubre una determinada área conceptual en un sistema lingüístico (Espinal, 72). Así podemos situar indio dentro del siguiente del campo léxico (existen varios) Campo léxico de: Razas de América colonial Español Criollo Mestizo Mulato Indio Negro. Por otro lado tenemos que el campo semántico o dominio semántico es un segmento de la realidad caracterizado por una propiedad semántica o rasgo conceptual común. “Por un lado su significado se puede descomponer en rasgos conceptuales y por otro, tiene asociado uno o varios campos léxicos, conjuntos de lexemas que estructuran un campo semántico según consideremos este campo sincrónica o diacrónicamente.” (Espinal, 72) El campo semántico de indio puede equivaler a las etnias locales aunque por determinantes que motivan este trabajo no equivalen necesariamente al mismo significado. Campo semántico de Indio Cholo Mapuche Maya Azteca

Inca Aymara Para aterrizar estas relaciones y hacerlas más didácticas podemos resumir que los “campos semánticos se fundamentan en relaciones de sentido, mientras que los campos léxicos agrupan las unidades léxicas que en el sistema de una lengua lexicalizan dichas relaciones de sentido”. (Espinal 75) El concepto Indio se obtiene del contraste binario donde por varias décadas el indio fue “una bestia sin alma” o como se explicó anteriormente sin entendimiento, así la relación puede ser: Humano – animal. A partir de esa relación binaria tenemos que del campo léxico se puede inferir que los humanos más inteligentes son los blancos o españoles y que los que están más alejados de la humanidad (entendimiento) son los indios y los negros. A partir de ese razonamiento se pueden explicar expresiones actuales como: - ¿Somos indios?, o bien¡Juan anda con la indiá! (indiada: mal genio y perdida de razón). Con el pasar de los años, esta relación oposición cerrada ha ido dando paso a una relación algo más abierta, a una gradación, donde es posible escuchar expresiones: “¡Este hombre tan indio no es!” u otras que hacen mención al mayor o menor grado de adaptación al modelo nacional (civilización) que los individuos muestren. La dificultad para sistematizar formalmente este concepto es evidente en cuanto hablamos de un concepto cuya esencia es ser un marcador social. Es por eso que me valdré de las consideraciones de la lingüística cognitiva que concibe el lenguaje como un fenómeno integrado dentro de las capacidades cognitivas humanas, planteando además que todo concepto necesita ser contextualizado en una estructura coherente de conocimiento, la que se basa en nuestra experiencia humana y que incluye como factor determinante el proceso de socialización como lugar en donde se configura el lenguaje. Es sabido que cada vocablo se halla cargado, esto es, que aparte de su significado propiamente dicho, posee también un sentido, que va más allá del significado mismo revelado por la etimología y el uso lingüístico. En efecto, al hablar de indio, desde hace siglos, ya nadie piensa en lo más mínimo en la India, ni siente que se alude a ella.( Fernández Chiti WEB)

De esta forma llegamos a la Teoría de la semántica de los marcos iniciada por Charles Fillmore según la cual “para caracterizar de manera apropiada el significado de los elementos lingüísticos, como por ejemplo, las palabras, debemos primero conocer las

estructuras conceptuales subyacentes en las que se basan y que les proporcionan un contexto mínimo e imprescindible para su comprensión” (Ibarretxe, 31) Más aun, Fillmore agrega que en los casos en que se presentan confusiones en torno al significado de la palabra, como en el caso de indio, se trataría de un problema de comprensión de los objetos reales o bien de las realidades asociadas a una determinada cultura y no precisamente a hechos meramente lingüísticos. Es aquí donde surge el concepto de marco como organizador de esa experiencia, podríamos decir como un cajón donde guardamos una serie de elementos cognitivos relacionados con el tema, o como también se dice los conocimientos enciclopédicos a los que recurrimos para interpretar un mensaje que invoca el elemento léxico. En el caso de la categoría indio: la palabra indio se define según la Rae como “indígena de América, o sea de las Indias Occidentales, al que hoy se considera como descendiente de aquel sin mezcla de otra raza”. Podemos entender la motivación de la categoría representada con el siguiente marco prototipo: un mundo donde el continente llamado América tiene distintas etnias que lo habitan y entre ellas las etnias originarias. En este mundo se entiende que las otras etnias han llegado a partir de un momento histórico y se han sumado a la población, lo que permite que hoy la población no sea como fue antes de la llegada de las otras etnias. En esta definición también se entiende que existen individuos que no se han mezclado con las nuevas etnias, que pueden o no tener una cultura o lengua propia y que son ellos los denominados indios. Se entiende que en este mundo los indios son un grupo de la sociedad. Sin embargo en la categoría INDIO, no se muestra ninguna especificación de rasgos físicos, ni de status cultural y/o socioeconómico porque esa información forma parte del conocimiento del marco por parte del hablante, conocimiento que por lo demás depende mucho de la cercanía del hablante con esta realidad pero que en general se encuentra afectada por un estereotipo que pasaremos a analizar. Debemos mencionar aquí el esfuerzo de la semántica de los marcos para entender las razones que puede tener una comunidad para crear y mantener una categoría representada por la unidad léxica, donde aclarando y presentando dicha razón se puede llegar a explicar el significado de la misma. Aventurando con una breve explicación, dado la extensión de este trabajo, se puede decir que indio corresponde a una categoría social que los españoles instauraron en los primeros años de la colonia y que tendría mucho que ver con la cosmovisión con que ellos cargaban. Se trata de un mundo donde el centro es Europa, lugar desde donde se

irradia el conocimiento y la religión verdadera. En esa lógica cualquier cosmovisión distinta a la europea es “inferior” y es necesario marcarlo a través de la lengua. Surge en ese momento el campo léxico donde se inscribe indio y en donde se valida la relación de poder que ejerce el blanco sobre el resto de los grupos étnicos. Antes mostré la relación binaria donde ve la oposición humano - animal que se aplicaba a la relación entre blanco e indio y en donde también se genera la relación inteligente – tonto entre blanco e indio. Esta asociación se continúa haciendo en muchos países donde también se infantiliza al indígena pues se mantiene con esto la estructura de poder donde el blanco (a estas alturas todos los que no son indios o negros) se encuentra por encima del indio o del negro. La necesidad de hacer funcionar el sistema de relaciones de poder colonial creó el concepto indio y durante los siguientes siglos el mismo concepto ha continuado reforzando un sistema de poder donde los indígenas pertenecen a clases marginales, ya sean rurales o urbanas. En las últimas décadas ha existido una tendencia a reemplazar el término indio por indígena o pueblos originarios dentro del discurso formal. Para la RAE “indígena es un individuo originario del país el que se trata”, sin hacer alusión al origen americano. A pesar de esta tendencia, se puede decir que en el habla cotidiana este término no ha tenido mayor repercusión, conservándose el término indio para esta realidad.

Indio como una actitud lingüística Las implicancias ideológicas y culturales del concepto indio me obligan a adentrarme en su significado social. Para eso y ya con un pequeño acercamiento desde la semántica y la lingüística cognitiva, presentaré algunas miradas que resultan de la aplicación de los principios de la sociolingüística y en especial aquellas que se relacionan con las actitudes lingüísticas. Es necesario también destacar acá que la noción de actitud lingüística en este apartado puede ser aplicada tanto a la lengua indígena como también al individuo que materializa el concepto indio. Los fenómenos sociales implican para los hablantes tomar algún tipo de postura ante ellas, posturas que se reflejan en los usos lingüísticos y que se denominan actitudes lingüísticas. El estudio de estas tiene una gran importancia para conocer más profundamente los procesos que la lengua vive dentro de las sociedades, procesos de variación o de cambio lingüístico entre otros.

La actitud lingüística es una manifestación de la actitud social de los individuos, distinguida por centrarse y referirse específicamente tanto a la lengua como al uso que en ella se hace en sociedad (…) La actitud ante la lengua y su uso se convierte en especialmente atractiva cuando se aprecia en su justa magnitud el hecho de que las lenguas no sólo son portadoras de unas formas y unos atributos lingüísticos determinados, sino que también son capaces de trasmitir significados o connotaciones sociales, además de valores sentimentales. Las normas y marcas culturales de un grupo se trasmiten o enfatizan por medio de la lengua. (Moreno, 178)

De esta definición se desprende que las actitudes lingüísticas son constitutivas de la identidad del grupo y por consiguiente propias la búsqueda de una posición dentro de este. Así podemos decir del concepto indio que se trata de un reflejo del orden social que la cultura hispanoamericana ha concebido y dentro de la cual el indio está subordinado a los individuos de las etnias europeas. Derivado de esta estratificación se tiene también el casi nulo valor que se le otorga a las lenguas de estas etnias originarias. En definitiva ante esta actitud, nadie quiere ser indio. Margot Bigot en sus apuntes de lingüística antropológica indica que “en general el contexto dominante condiciona en los hablantes de lenguas dominadas representaciones desvalorizantes de sus lenguas” (153) y yo agregaría de la cultura en general, desarrollando conductas que los alejen de esa identidad (indio) para acercarse a la cultura dominante. Estas conductas incluyen el cambio de apellido, migración rural-urbana, alejamiento de la lengua materna etc. Durante los últimos años en los países cuyos grupos indígenas han desarrollado algún tipo de actividades de rebeldía a los estados nacionales, la actitud lingüística negativa se ha reforzado por los medios de comunicación que informan de acciones “terroristas” contra el orden establecido. Cabe hacer la distinción que son normalmente los grupos privilegiados de la sociedad, los más poderosos socioeconómicamente, los que dicen la pauta de las actitudes lingüísticas; por eso en los países de Latinoamérica, donde las brechas económicas son importantes, los usos propios de los grupos indígenas suelen marginalizarse, al igual que los mismos individuos que participan de esta realidad. Para abordar el tema de las actitudes lingüísticas es de mucha ayuda enumerar los componentes que diversos teóricos de una u otra forma les han asignado a éstas. En primer lugar está la valoración (componente afectivo), un saber o creencia (componente

cogniscitivo) y una conducta (componente conativo) que corresponde al comportamiento. Distintos autores han otorgado diferentes grados de importancia y distintas funciones a cada uno de estos elementos, pero en mayor o menor medida todas se encuentran presentes en las sistematizaciones descritas por Francisco Moreno. (180-182) Si nos basamos en estos tres elementos para analizar el término indio tenemos que la valoración de los hablantes corresponde al juicio de valor (positivo o negativo) que se le pueda dar a esta realidad o para simplificarlo el legitimar al indio como ciudadano par o bien rechazar su identidad. El saber o creencia se basa en la imagen mental que podamos haber construido en base a la información que en nuestro proceso de socialización hayamos recibido y asimilado. Tiene mucho que ver con el estereotipo de indio presente en las sociedades, por ejemplo la imagen de indio alcohólico, analfabeto, sucio o bien la imagen de madres indígenas cargando sus hijos y trabajando, poetas indígenas defiendo sus lenguas etc. Finalmente tenemos la conducta que se desarrolla en base a los dos elementos anteriores y que puede hacerse evidente en hechos concretos como ensalzar el idioma indígena o bien hacer uso de expresiones como ¿somos indios? No puedo dejar de aplicar en este trabajo las reflexiones que al pensar en mi concepto me trae la Teoría de los prototipos, según la cual un concepto concreto se define como un prototipo o caso típico de ese concepto: un prototipo sería un ejemplar idóneo, el mejor representante o caso central de una categoría, o al menos el más frecuentemente considerado como tal. Este concepto supone la existencia de ejemplares, casos o muestras de una categoría, que se ajustan más o menos a esa categoría (Moreno, 193)

Aparece aquí la imagen mental que desde pequeños construimos en base a una infinidad de información que recibimos a través de los distintos medios de socialización y en este caso referida de un grupo social con el que compartimos. Muchas veces esta información es contradictoria. El indio prototipo que construimos puede llegar a incorporar imágenes positivas a través de la relación de primera mano con esa sociedad o también a través de la relación que este prototipo pueda tener con personajes que nos causen admiración, como héroes de la historia nacional, sin embargo me atrevería a decir que el prototipo al cual recurrimos en primera instancia será el indio sonriente que siempre hemos evocado y que muy probablemente incluso tenga plumas en la cabeza.

Conclusiones Al concluir este trabajo, que no tuvo más intención que la de reflexionar acerca de un ejercicio lingüístico cotidiano, me viene a la mente el recuerdo de una tarde sentada en un tren que me llevaba de mochilera entre Barcelona y Sevilla. Un hombre sentado junto a su hija, justo frente a mí se preguntaba en voz alta, mientras yo descansaba sin dormir: -

“Y ésta, ¿de adonde será?, ¡Tiene cara de india!

Por primera vez entonces supe que me veía como india y que probablemente lo fuera. El orgullo me hizo abrir los ojos y contestar. -

“India, pero no de la India, soy chilena. Y usted ¿sabe dónde está Chile?

Como lo supuse, el hombre no supo la respuesta, y poco me importó. El concepto indio está fuertemente arraigado en el habla de las sociedades hispanohablantes, quienes han construido en torno a él una serie de discursos que han modelado un prototipo y estereotipo que ningún hablante del español como lengua materna puede desconocer. A pesar de algunos intentos de las clases intelectuales latinoamericanas, quienes han tratado de distintas formas de reemplazarlo por términos más neutros como indígenas o pueblos originarios, ha sido imposible erradicar su uso. En este sentido considero que el problema no recae en el vocablo en sí, sino más bien en las implicancias de poder que el término acarrea. La estructura social latinoamericana, ha creado la necesidad de este vocablo para marcar una estructura de clase que está muy lejos de cambiar. Mientras esta estructura no varíe, nuevos usos reemplazaran al término indio, pero no reemplazarán las implicancias que este ha tenido. La estructura social de nuestros países depende de la mantención de estos términos y de sus significados. Considero sí que es urgente la ampliación de las implicancias, lo que es posible a través de los usos en contextos positivos donde se remarque la riqueza de las culturas originarias. Este es el primer paso para una democratización del concepto.

En los próximos años quizás asistiremos a una ampliación del concepto donde se incorporen elementos positivos que hagan un poco más horizontal la estructura donde indio se inscribe; sin embargo esto requiere de esfuerzos extraordinarios de muchos estamentos de la sociedad, sobretodo de las instituciones educacionales que siguen reproduciendo hasta hoy los modelos de relaciones que en muchos casos se han heredado de los días de la colonia.

Bibliografía Bigot, Margot Apuntes de lingüística antropológica. Rosario: Centro Interdisciplinario de Ciencias Etnolingüísticas. Facultad de Humanidades y Artes de Universidad Nacional de Rosario. 2007 Bofill Batalla, Guillermo. El concepto de indio en América: una categoría de la situación colonial. Recurso WEB. http://descendantofgods.tripod.com/id145.html. Miércoles 5 de Noviembre de 2014. De Puri-Toumi, Sybille. De palabras y maravillas. Capítulo 1. ¿Indios para quién? Historia de una palabra. Recurso en la WEB http://books.openedition.org/cemca/1749 Espinal, María Teresa. Semántica. Madrid: Ediciones Akal S.A. 2014. Fernández Chiti, Jorge. La diferencia entre indio, indígena o aborígenes. Web, Miércoles 5 de Noviembre 2014 Humboldt, Alexander. Ensayo político sobre el reino de la Nueva-España . Recurso WEB traducido al español, por Don Vicente González Arnao. Ibarretxe, Iraide y Valenzuela Javier. Lingüística cognitiva. Madrid: Anthropos.2012 Moreno Fernández Francisco: Principios de sociología y sociología del lenguaje. Barcelona 2da edición. Ariel lingüística. 2005. RAE, Diccionario digital. Recurso Web http://lema.rae.es/drae/?val=indio

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