El comercio en la Edad Media y su papel en el origen del capital

September 8, 2017 | Autor: J. Pulpillo Lopez | Categoría: History
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Descripción

EL COMERCIO EN LA EDAD MEDIA: Su papel en el origen del capital

ENERO DE 2015 JAIRO PULPILLO LÓPEZ Economía y Sociedad en la Edad Media

Jairo Pulpillo López

«La circulación de mercancías es el punto de arranque del capital. La producción de mercancías y su circulación desarrollada, o sea, el comercio, forman las premisas históricas en que surge el capital.» Karl Marx.

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ÍNDICE

1. Antecedentes: El comercio del Mediterráneo hasta revolución comercial. 2. La revolución comercial: - El desarrollo de las ciudades y la desigual difusión del comercio. - El mercader itinerante. Mercados y ferias. - El mercader sedentario y las mejoras en los métodos: seguros, letra de cambio, contabilidad, categorías de mercaderes. 3. La organización del comercio: desde el comercio ambulante (1300 d.C.) a la hegemonía italiana en los siglos XIV y XV. 4. Papel social del mercader. 5. Conclusión: El comercio en la transición del feudalismo al capitalismo.

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INTRODUCCIÓN: El presente trabajo trata de abarcar la complejidad del comercio en la Edad Media y su papel allanando el camino al futuro capitalismo, con sus elementos precapitalistas. Desde sus inicios tras la caída de Roma, con el descenso del comercio a larga distancia y el aumento del comercio interior, la disminución de la moneda y el aumento del trueque o el comercio de los regalos a la revolución comercial y la mejora en las técnicas, la sustitución del mercader itinerante, su sedentarización, y su desarrollo como clase propia en el sistema predominante

–con sus consecuencias económicas y sociales- hasta el estudio del comercio italiano, hanseático e inglés. Todo desde una óptica materialista en la que el autor, influido mayormente por el trabajo de Le Goff, ve al mercader como un hombre que comienza a realizar una apropiación primitiva de capital, a establecer diferencias de clase o a privatizar los medios de producción y a ejercer el monopolio de la violencia, la política y la economía. El objetivo principal de la obra, como reza la frase que encabeza el trabajo, es el de

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demostrar que el comercio es el punto de arranque del capital. 1. Antecedentes: El comercio del Mediterráneo antes de la revolución comercial.

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ara entender que sucede con el comercio, sus consecuencias más directas en el proceso histórico, hay que echar la vista atrás: a la tardoantigüedad y la Alta Edad Media. Como es de sobra conocido, en el siglo V las invasiones germánicas ya han acabado con el Imperio Romano de Occidente. Se ha intentado establecer la creencia de que estas invasiones suponen una ruptura entre un mundo de esplendor y otro de oscuridad. Autores como Le Goff o Henri Pirenne, entre otros, han demostrado con un valioso trabajo, que esto es completamente falso. El último, afirma en Las ciudades de la Edad Media que el establecimiento de los germanos no responde a un intento de anular el Imperio, sino de disfrutarlo1.

el comercio, sosteniendo que sería la aparición y extensión del Islam la que supondría la ruptura de la dinámica comercial. En una tesis continuista el autor francés expone por tanto que la navegación por el Mediterráneo sigue manteniendo el intercambio de productos manufacturados o naturales: tejidos de Constantinopla, de Edessa, especias de Siria, vinos de la Galia y de Italia, etc. Desde la predicación de Mahoma en el siglo VII hasta el siglo IX la expansión del Islam era ya un hecho constatado desde la península arábiga a la península ibérica, siendo el mar Mediterráneo una barrera entre dos mundos. Mientras tanto, en el Occidente europeo se perfilaba el reino franco, y después el Imperio Carolingio, postulándose como antagónicos al mundo islámico. Suponiendo este contexto la ruptura no solo con el comercio, sino con el mundo antiguo2.

Pirenne expone desde una teoría prearqueológica que ni la decadencia de Occidente desde el siglo III ni las invasiones germánicas se plasmaron en

Chris Wickham realiza una crítica no solo a Pirenne sino también a sus continuadores. Expone que las ideas se fundan en dos defectos graves. El primero es que hacía hincapié en el comercio a larga distancia entre Oriente y Occidente, que siempre fue marginal puesto que las principales líneas de comercio son por el interior o entre regiones vecinas. Y segundo, que se refiere en su mayoría a artículos de lujo. Para Wickham, por tanto, Pirenne erró al decir que los árabes cerraron el Mediterráneo ya que el tráfico naval se había reducido ya bastante en la parte occidental del Mediterráneo antes de la llegada de los árabes3.

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Sobre la continuidad del comercio tras la caída de Roma se ha generado una amplia bibliografía, por un lado Pirenne y sus seguidores siguiendo una postura tendente a la continuidad, por otro, podemos situar a autores como Chris Wickham, que expone que el comercio en el Mediterráneo occidental ya venía decayendo.

PIRENNE, Henri. Las ciudades en la Edad Media. Alianza editorial. Madrid, 1975. Pg. 10.

PIRENNE, Henri. Las ciudades en la Edad Media… Pp. 7-27. 3 WICKHAM, Chris. El legado de Roma. Una historia de Europa de 400 a 1000.

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El comercio en el Mediterráneo fue perdiendo complejidad a lo largo de los siglos VI y VII, estando solo documentada una ruta importante de larga distancia en el Mediterráneo (la ruta partía de Roma, rodeando el sur de Italia y atravesando el Egeo hasta Constantinopla). En el interior de Europa las principales vías comerciales seguían siendo los ríos más destacados: el Rin, el Sena y el Mosa, y menos el Ródano. Sin embargo, esta disminución del comercio a larga distancia fue marginal en un periodo en el que se intensificó más la compra-venta en el interior de las regiones.4 El comercio, en este período, está caracterizado por la disminución de la moneda. Los estados sucesores del Imperio romano simplificaron mucho la cuestión monetaria, y también descendió la disponibilidad de oro, que apenas se extraía ya. Por tanto, la principal herramienta para comercial sería el trueque. Las monedas constituían solo estándares de valor y ofrecían vías prácticas para acaparar riqueza, pero no suponen la herramienta principal del comercio. Por otro lado, el comercio se caracterizaba también por el intercambio de regalos.5 2. La revolución comercial. La revolución comercial ha sido brillantemente estudiada por Jacques Le Goff en su obra Mercaderes y banqueros en la Edad Media (Oikos-tau, 1991). Así, para el autor francés la revolución comercial surgida entre los siglos XI y Pasado y presente. Barcelona, 2009. Pp. 290-291. 4 WICKHAM, Chris. El legado de Roma… Pp. 293-294. 5 Íbid. Pp. 295-297.

XIII en la cristiandad está relacionada con ciertos fenómenos: El final de las invasiones y la sustitución de los combates por intercambios pacíficos con las poblaciones invasoras, que eran grandes centros de producción y consumo (entre otros productos contaban con cereales, pieles, esclavos y metales preciosos), así como de los pillajes e incursiones, generó un ambiente de paz relativo que favoreció a la economía, puesto que las rutas eran menos peligrosas. Henri Pirenne, al referirse a la cristiandad medieval del siglo X habla de una sociedad optimista que sienta las bases del siglo XI: Europa recuperó la confianza y dejo de temer las incursiones convirtiéndose la paz en una necesidad fundamental. La Iglesia intenta purificarse tras los abusos y liberarse de la servidumbre a la que le someten los emperadores, reanimada por la reforma cluniacense. Este entusiasmo arroja a los fieles a las Cruzadas demostrando la fe y la energía que existe en la época. Además, las grandes tasas de fecundidad permitieron trabajar tierras hasta entonces improductivas.6 La mejora de las condiciones de alimentación y de la esperanza de vida, con su respectiva reducción de la mortalidad, produjeron una expansión demográfica que proporcionó consumidores, productores y mano de obra7. A este respecto, Roberto S. López expone que el crecimiento demográfico constituyó el pilar básico del progreso agrícola, atribuyéndole a este progreso agrícola el protagonismo como base 6

PIRENNE, Henri: Las ciudades en la Edad Media… Pp. 53-56. 7 LE GOFF, Jacques. Mercaderes y banqueros en la Edad Media. Oikos-tau. Barcelona, 1991. Pg. 13.

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fundamental de la revolución comercial. Afirma, a la vez que le atribuye al señorío rural el protagonismo de la revolución comercial, que mientras los campesinos trabajaban para su propia subsistencia y la de los señores las demás actividades económicas se mantuvieron marginadas, pero que el aumento de excedente permitió que la gente se ocupase de otras actividades – administrativas, religiosas o culturales– que sacaron a las ciudades del agujero en el que se encontraban.8 Otro factor fundamental será el desarrollo de las ciudades. En estas ciudades prima la función económica y el desarrollo del comercio está sin duda ligado a ellas y causado por ellas, siendo también el lugar de nacimiento del mercader medieval.9 -

El desarrollo de las ciudades y la desigual difusión del comercio.

A Henri Pirenne, aunque actualmente pueda ser objeto de crítica y desfase10, le corresponde el honor de ser el principal autor para acometer una generalización acerca del desarrollo de las ciudades. Para él las ciudades son resultado del renacimiento del comercio. Utilizando sus ideas juntamente con las de Jacques Le Goff nos encontramos con una 8

LÓPEZ, Roberto S. La revolución comercial en la Europa Medieval. El Albir. Barcelona, 1981. Pg. 93. 9 LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg, 14. 10 De hecho, ya hemos realizado una a su obra siguiendo las actuales tesis de Chris Wickham en el primer apartado. 11 PIRENNE, Henri: Las ciudades en la Edad Media… Pg. 87. 12 VAN WERVEKE, H. “El auge de las ciudades”. En POSTAN, M. M., RICH,

situación de reciprocidad en el desarrollo de las ciudades y del comercio. Ambos ámbitos son causa y consecuencia de ellos mismos. El desarrollo de la vida urbana va siempre ligado al del comercio y la industria. La ciudad sobrevive mediante la importación de productos alimenticios y la exportación de productos manufacturados, es decir, se establece entre la ciudad y sus alrededores una relación de servicios permanente.11 Hay ciudades que funcionan como consumidoras, por ejemplo la Roma Imperial, pero generalmente también producen12, como la Constantinopla Bizantina.13 Además, las ciudades se multiplican conforme al progreso del comercio, todas nacen a lo largo y ancho de las rutas del comercio. Primero las encontramos en los ríos y en las costas y conforme se desarrolla el comercio vemos su expansión hacia el interior.14 Así nos encontramos con los dos principales centros donde se desarrolló el renacimiento comercial: Venecia y la Italia meridional y la costa flamenca. La principal causa de esto se debe al contacto que mantuvieron con el comercio extranjero.15

E.E. Y MILLER, Edward. Organización y política económica en la Edad Media. Vol. III. En POSTAN, M. M. y HABAKKUR H. J. Historia económica de Europa. Editorial revista de derecho privado. Madrid, 1972. Pg.3. 13 PIRENNE, Henri: Las ciudades en la Edad Media…. Pg. 57. 14 Íbid. Pg. 88. 15 Íbid. Pg. 56.

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Cuando se funda Venecia la península itálica pertenecía al Imperio Bizantino (siglos V y VI), por lo que orbitó en torno a Constantinopla y creció bajo su influencia heredando comercio, espíritu de negocios y organización política y administrativa entre otras cuestiones. Para el siglo XI Venecia había crecido de una forma espectacular promoviendo también el crecimiento de las regiones vecinas. Con ellas realizaba intercambios necesarios para su crecimiento, se aprovisionaba de alimentos para consumo o exportación y trato de crear un mercado para los productos orientales. Contagió la actividad a Pavía a través del Po, comerció libremente por la península gracias al permiso de los emperadores germánicos y obtuvo el monopolio del transporte de todos los productos que llegasen a su puerto. En el siglo X se incorpora a la vida comercial Lombardía y el comercio se extiende por los alrededores de Pavía desarrollándose un espíritu de empresa y de industria. Por otra parte, el sur de la península pertenecía al Imperio Bizantino siendo emplazamientos de gran actividad comercial también y una vez acabada la dominación musulmana del Mediterráneo y abierta la navegación occidental entrarán en conflicto con Venecia. Todo esto deja clara una cuestión: Italia estaba en la cabeza del renacimiento económico. Allí, expone Pirenne, las ciudades crecían con rapidez, permitiéndoles la fertilidad del suelo una expansión ilimitada mientras que la facilidad de accesos favorecía el comercio, y este, a su vez, la industria. La recuperación urbana se expandió hasta la Toscana por el sur y por el norte

se abrieron nuevas rutas a través de los Alpes. Siguiendo los cursos de los ríos la expansión llega hasta el Danubio, el Rhin y el Ródano, incluso a París.16

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Íbid. Pg. 56-62.

Comercio e industria están también íntimamente ligados en el desarrollo de la importancia de los Países Bajos como centro económico. Los Países Bajos, caracterizados por los ríos que atraviesan sus territorios (Rhin, Mosa y Escalda) pronto fueron deseo de las invasiones normandas que colonizaron, junto con los daneses, los reinos anglosajones, llegando a fundar Normandía. Esto reorientó la actividad de los escandinavos que abandonaron la guerra para dedicarse al comercio en el siglo X, uniendo la corriente comercial desde Bizancio hasta el mar del Norte, pasando por Kiev y Novgorod, es decir, al igual que Venecia, restauraron el comercio Occidente-Oriente. La navegación escandinava hizo renacer la costa flamenca, ya de por sí bien situada para el comercio. Además, desde la desaparición de un puerto como Duurstede Brujas vio incrementada su importancia, al igual que Flandes, cuya industria de paños de lana junto con el comercio le proporcionaron un crecimiento económico que no tuvo parangón. El comercio de los Países Bajos funcionó en el norte de Francia, con Inglaterra, con emplazamientos cercanos a Brujas como Gante, Ypres o Lille, o a lo largo de los ríos Mosa, Escalda y Rhin.17

Íbid. Pp. 63-67.

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Inglaterra, Normandía, Flandes, la Champagne, comarcas del Mosa y de la Baja Renania. Por tanto, nos encontramos con dos tipos de comerciantes, el italiano y el hanseático, que van a buscar mercancías de la industria textil a los mercados y a las ferias, siendo en la primera fase del comercio mercaderes itinerantes.19 -

Mapa general del comercio medieval. Vía: https://socialesjaranda.wikispaces.com/1.1.1.+La+transi ci%C3%B3n+del+feudalismo+al+capitalismo.

Las penetraciones en el interior de la Europa Occidental supusieron una transformación: El comercio y la industria ejercerán influencia sobre la agricultura, puesto que estos productos ya no solo estarán dedicados a la subsistencia sino que servirán como objetos de cambio o materias primas, rompiendo las estructuras del sistema señorial. El campo se orientará hacia las ciudades y estas se revitalizan y repueblan y constituyen una relación recíproca de intercambio con el campo.18 Por tanto, somos conscientes de que la intensidad de la revolución comercial tiene un desarrollo desigual. Le Goff habla de tres grandes focos en los que tiende a concentrarse la actividad comercial de Europa: en Italia, y en menor grado en Provenza y en España y la otra en el norte de Alemania, la tercera se corresponde a la Europa industrial, la Europa del noroeste: sudeste de 18

Íbid. Pp. 67-68. LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 14-15. 20 COSTA, María Eugenia. “Contexto histórico de los cambios sociales y 19

El mercader itinerante. Mercados y ferias.

En las primeras fases de esta revolución comercial el comerciante fue itinerante, trasladándose por vías terrestres, fluviales o marítimas con sus productos para venderlos en ferias como las de la Champagne20. Estas rutas no estaban libres de obstáculos. En primer lugar obstáculos naturales. Las grandes rutas norte-sur tenían que franquear los Pirineos y los Alpes, además, la mayoría de calzadas de la antigüedad habían desaparecido y las que subsistían eran bastante rudimentarias. La carretera medieval se nutre en su mayoría de campos y colinas. En segundo lugar, las deficiencias en el transporte. Pese a que se acometen mejoras, como por ejemplo en el perfeccionamiento del enganche de los animales de tiro, estas no servían por aquellos caminos que no estuviesen empedrados. A esto hay que añadir la inseguridad por los pillajes y las tasas, derechos y peajes cobrados por los señores, las ciudades, los municipios o al pasar un puente, lo que incrementaba el

culturales en la Baja Edad Media y Renacimiento.” Apunte para uso interno de la Cátedra de Historia de las Artes Visuales II. La Plata, 2001.Pg. 3.

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valor de los productos hasta en un 150%.21 Aunque los mercaderes también ofrecían respuestas a estas dificultades. Por ejemplo, los mercaderes que acudían a las ferias de la Champagne viajaban reunidos en caravanas armadas. Estas caravanas se formaban en una fecha establecida bajo el mando de un mayor o mayordomo con ayudantes.22 Las vías fluviales están más solicitadas por el comerciante existiendo tres redes fundamentales: el norte de Italia, con el Po y sus afluentes, se constituye como la mayor vía de navegación. La vía del Ródano prolongada hasta el Mosela y el Mosa, el gran eje de comercio norte-sur del siglo XIV y los ríos flamencos. Estos a partir del siglo XII se completan con una red artificial de canales y de presasesclusas.23 Aunque el medio más destacado es el transporte por mar, a pesar de las grandes dificultades que podía originar la piratería o los naufragios. Pese a las limitaciones aun presentes (poca capacidad de las naves y lentitud) asistimos a mejoras que ayudan a la mejoría de este transporte. A partir del siglo XIII tenemos invenciones como el timón de codaste, la vela latina, la 21

LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 15-16. 22 ROOVER, de R. “La organización del comercio”. En POSTAN, M. M., RICH, E.E. Y MILLER, Edward. Organización y política económica en la Edad Media. Vol. III. En POSTAN, M. M. y HABAKKUR H. J. Historia económica de Europa. Editorial revista de derecho privado. Madrid, 1972. Pg. 60. 23 LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 17. 24 Íbid. Pp. 17-19.

brújula o los adelantos en cartografía, aunque todavía para el siglo XV el ciclo completo de un mercader veneciano dura dos años, como expone Le Goff.24 Para combatir o evitar las amenazas de los piratas o corsarios las naves medievales viajaban en convoy o compañía, además, las repúblicas italianas, por ejemplo, pactaron tratados de amistad y comercio con las potencias que bordeaban el Mediterráneo.25 Roberto López nos deja una idea de la importancia que pudo llegar a alcanzar este tipo de transporte: genoveses y venecianos hasta Mongolia a través de las Indias (por ejemplo, Marco Polo) o el tránsito del Atlántico Norte por castellanos, portugueses, alemanes, italianos, etc.26 En el siglo XIII la gran meta de estos mercaderes eran las ferias de la Champagne. A finales del siglo XII y primera mitad del XIII las ferias de la Champagne fueron el centro de la actividad económica de Europa.27 Verlinden, en el capítulo dedicado a las ferias de la Champagne y Flandes en Historia económica de Europa nos expone este fenómeno: Las seis ferias que formaron el ciclo se celebraban en cuatro ciudades de las regiones de la Champagne y Brie. Dos de ellas tenían lugar en Troyes (verano e ROOVER, de R. “La organización del comercio…Pg. 74. 26 LÓPEZ, Roberto S. La revolución comercial… Pp. 166-170. 27 VERLINDEN, O. “Mercados y ferias”. En POSTAN, M. M., RICH, E.E. Y MILLER, Edward. Organización y política económica en la Edad Media. Vol. III. En POSTAN, M. M. y HABAKKUR H. J. Historia económica de Europa. Editorial revista de derecho privado. Madrid, 1972. Pg. 165-166. 25

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invierno), otras dos se celebraban en Brie (mayo y otoño), en Lagny y Bar-surAube, atrayendo visitantes de todas partes. Mercaderes de todas las regiones de Francia, de Italia, de Flandes, España, Alemania, Suiza, Saboya, etc acudían para comerciar con mercancías de todo tipo: sedas de Lucca, cueros de España, Pisa, Africa y Provenza; pieles de Alemania; lienzos y ropa blanca de la Champagne y Alemania; especias, cera o azúcar entre otros woird-le-poids procedentes de Italia u otros productos como el algodón, cereales y vino. Aunque el comercio más destacado era el de paños y tejidos.28 Así nos encontramos con unas ferias que proporcionan a la región un dinamismo extraordinario. La Champagne durante los meses que duran las ferias tiene unas ciudades con una animación extraordinaria. Le Goff utiliza unas letras del trovero Bertrand de Bar-sur-Aube para ejemplificar esto: «Empiezan los marchantes a mercadear Los productos que han traído para vender (…) Llenan la ciudad de vida y quehacer. Desbordan la ciudad, y en el prado Mesas y tenderetes han instalado»29

Los mercaderes hacen largos viajes para llegar a esas ciudades y se alojan al principio en barracones que construyen ellos mismos y más tarde alquilando casas. Al final acabaran por tener casas especiales de piedra para combatir los

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Íbid. Pg. 158-159. LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 20. 30 Íbid. Pg. 21. 31 VERLINDEN, O. “Mercados y ferias...” Pg. 161. 29

incendios y con grande sótanos para guardar las mercancías.30 Los mercaderes y habitantes disfrutarán pronto de grandes exenciones y privilegios gracias a las políticas liberales de los condes de la Champagne. Existen salvoconductos como el que prometió en 1209 Felipe Augusto a los mercaderes. En 1222 el conde de la Champagne permitió a los mercaderes de Siena realizar transacciones bancarias. En 1425 los mercaderes romanos, toscanos, lombardos y provenzales fueron exentos de la jurisdicción de los alcaides de la feria y tenían derecho a tener su propia justicia.31 Existen así mismo exenciones de tallas y “toltas” a los burgueses a cambio de un impuesto fijo redimible, los peajes y los derechos feudales son abolidos o limitados…32 Cabe decir que los señores de las ferias fueron al principio los Condes de la Champagne y más tarde los reyes de Francia. Las exenciones y privilegios dados a los mercaderes no eran en vano puesto que ellos tenían grandes intereses también: de las ferias obtenían considerables rentas (tasas sobre las residencias y las casetas de los mercaderes; portazgos de entrada y salida; impuestos sobre las ventas y las compras; sobre los pesos y medidas; y percepciones por salvoconductos y por justicia sobre italianos y judíos).33 A principios del siglo XV las ferias comienzan a declinar. R. H. Bautier ve dos causas principales de esta 32

LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 21. 33 VERLINDEN, O. “Mercados y ferias...” Pg. 159.

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decadencia en la industrialización de Italia y en el cambio en el mercado de metales preciosos. La industria de las telas de Milán y Florencia competía con la de Flandes, donde la industria textil urbana perdió terreno ante la rural. Al mismo tiempo que las ferias las compañías italianas decayeron igualmente. Por otro lado, la sustitución del oro por la plata provocó fluctuaciones en los mercados de metales preciosos. Las compañías que se adaptaron a esto se establecieron en París y no en las ferias.34 Por su parte, Le Goff expone que a pesar de las muchas causas buscadas, como la inseguridad en Francia con la Guerra de los Cien Años o el desarrollo de la industria italiana como expone Bautier, el declive principal se debe a una transformación profunda en las estructuras comerciales que da nacimiento a un nuevo tipo de mercader: el mercader sedentario.35 -

El mercader sedentario y las mejoras en los métodos: seguros, letra de cambio, contabilidad, categorías de mercaderes.

El incremento del comercio trajo consigo la sedentarización de los mercaderes debido principalmente a que el volumen de las mercancías dificultaba el continuo traslado interregional. Se establecieron por tanto en lugares estratégicos y

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Íbid. Pg. 167. LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 22. 36 COSTA, María Eugenia. Contexto histórico de los cambios sociales y culturales… Pg. 3. 35

formaron compañías 36 comerciales. Según Le Goff: «En todas partes donde existe, el gran mercader-banquero sedentario reina ahora sobre todo un conjunto, los hilos del cual tira desde su oficina, su palacio o su casa. En el extranjero le obedece todo un ejército de contables, de comisionados, de representantes y de empleados: los “factores”»37

El mercader, con la ampliación y diversificación de sus negocios busca capitales fuera de sus propios recursos, surgiendo así el problema del crédito, que estudiaremos más adelante. Así mismo existen asociaciones a través de las cuales el mercader extiende su red de negocios.38 a) Contratos y asociaciones. R. de Roover nos expone de una forma muy clara los tipos de contratos de asociación que existen en este momento. Los contratos más típicos, nos dice, son los de commenda y societas maris, aunque también existen commendam per terram.39Los contratos para el comercio terrestre son mejor estudiados por Le Goff, que nos habla de dos tipos fundamentales: la compagnia y la societas terrae. En el primero los contratantes están más vinculados entre sí y comparten beneficios, pérdidas y riesgos y en el segundo es el prestamista el que asume riesgos de pérdidas, aunque las ganancias se comparten a la mitad.40

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LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 38. 38 Íbid. Pg. 23. 39 ROOVER, de R. “La organización del comercio...” Pg. 60-61. 40 LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 24-25.

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Volviendo a los contratos de commenda y societas maris, R. de Roover explica que suponen una cooperación entre un socio que viajaba, el tractator y otro inversor que permanecía en tierra, el stans. Este financiaba completamente la operación de la commenda y el socio viajaba sin aportar ningún capital, pero ponía de su parte el riesgo y los peligros que pudiera provocar el viaje. Como recompensa, el tractator recibía ¼ parte de las ganancias y el stans el resto. En la societas maris los beneficios se repartían por igual, pero el tractator aportaba un tercio del capital y el stans el resto. Aunque en realidad no se diferenciaba mucho un tipo de contrato de otro más allá del nombre.41 Hay diferentes tipos de commenda, en unos casos el tractator quedaba libre para obtener beneficios del modo que considerara conveniente y en otros estaba obligado a traer mercancías determinadas. Así mismo, en Génova era corriente que un mercader que emprendía un viaje concluyera un cierto número de contratos de commenda y de societas con varias personas de diferente condición social o en otros casos con un solo stans. Existían las commenda recíprocas. A la mayoría de tractator les movían las ganas de viajar y acumular riesgos para ganar el suficiente capital como para ser stans.42 Roberto López añade que la commenda sería algo así como el precedente de nuestras compañías por acciones, cuya responsabilidad es limitad y que atraen inversores sin tener que rendir cuentas detalladas a los accionistas.43 ROOVER, de R. “La organización del comercio...” Pg. 61. 42 Íbid. Pg. 62. 41

Junto a estos existía además el préstamo marítimo, que se usó para financiar las especulaciones comerciales a través de los mares. La devolución del préstamo estaba condicionada por la feliz llegada de un navío o por el resultado feliz de un viaje. Es decir, lo que le diferencia de los otros es que aquí quien asume la inversión de fondos asume el riesgo marítimo. Había tres clases de préstamos marítimos: -

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Ordinario o foemus nauticum: estaba asegurado por una obligación general sobre el patrimonio del deudor. Respondentia: tanto el préstamo como los intereses debían pagarse aunque desapareciera la nave con tal de que el cargamento quedase a salvo.44 Préstamo de la gruesa: Se hacía para equipar una nave o atender las posibles reparaciones hechas en puerto extranjero y se aseguraba su pago con el casco, aparejo y enseres.

Alrededor de ciertos mercaderes, de determinadas familias o de algunos grupos se desarrollaron las “compañías”. Las más celebres son las florentinas, los Peruzzi, los Bardi o los Médicis. Estas sociedades se basan en contratos que comprometen a los contratantes para una operación comercial o para una duración limitada pero finalmente acaban siendo los jefes de unos organismos estables. En los siglos XIII y XIV estas casas

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LÓPEZ, Roberto S. La revolución comercial... Pg. 122. 44 Íbid. Pg. 65-67.

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comerciales están muy centralizadas y tienen en la cabeza a uno o varios mercaderes con su conjunto de sucursales. En el siglo XV se descentralizan, como es el caso de los Médicis. A su nivel se desarrollan monopolios que Jacques Le Goff nombra como cartels. Estos intentan establecer monopolios y para ello reunían a comerciantes y artesanos. Uno de los más famosos está motivado por el comercio del alumbre.45

Uno de estos métodos desarrollados será el método de los seguros. El sistema de seguros no se desarrolló antes del 1300.49 El término securitas, que en un principio haría referencia a un salvoconducto, se refiere a un tipo de contrato de seguro por el cual los mercaderes confían mercancías a alguien que se compromete a entregar las mercancías, a cambio de una suma en concepto de securitas. No será hasta los siglos XIV y XV cuando se divulgarán.50

Estos contratos implicaban operaciones de crédito, lo que implicó necesariamente el desarrollo de la banca. Aunque las casas de préstamo no estaban bien vistas aún puesto que la usura estaba condenada por la Iglesia. La banca de depósitos era más honorable debido a que derivaba del cambio monetario. En definitiva, el crédito a gran escala constituía la base de los contratos establecidos entre los mercaderes dedicados al comercio al por mayor y a larga distancia.46

Otro adelanto en la técnica es la letra de cambio, tratada por Le Goff en Mercaderes y banqueros siguiendo los estudios de R. de Roover. Primero sitúa el éxito de la letra de cambio en el marco de la evolución monetaria. Antes del siglo XIII la economía cerrada y la escasa amplitud de los intercambios internacionales reducen el protagonismo de la moneda europea, siendo protagonistas las extranjeras en el comercio internacional y manteniéndose, pese a los intentos de retorno al patrón oro en época carolingia el patrón plata. El siglo XIII y la revolución comercial traen consigo la reanudación del patrón oro en Occidente, pasando a ser el problema del cambio protagonista. Hay que tener en cuenta que existen dos patrones paralelos entonces: el oro y la plata; que el precio de los metales preciosos experimenta un alza en los siglos XIV y XV, así como el hambre del oro; el valor de las monedas está en manos de los gobiernos y existen

b) La mejora de los métodos: los seguros, la letra de cambio y contabilidad La extensión de los negocios a partir del siglo XIII produjo una evolución en los métodos y en las técnicas para disminuir los riesgos. Existían préstamos marítimos, ventas fingidas o se dividían y repartían los riesgos en partes, también llamadas locas.47 Estas partes se podían vender, hipotecar, dar en commenda o ingresar en el capital de una asociación.48 45

LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros... Pp. 25-28. 46 LÓPEZ, Roberto S. La revolución comercial... Pp. 123-124. 47 ROOVER, de R. “La organización del comercio...” Pp. 70-71.

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LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros... Pg. 31. 49 ROOVER, de R. “La organización del comercio...” Pp. 70-71. 50 LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros... Pp. 31-32.

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fluctuaciones en los ciclos económicos, aunque el mercader no es consciente.51 Siguiendo la definición de R. de Roover, la letra de cambio era un convenio por el que el donante proporcionaba una suma al tomador y a cambio recibía un compromiso pagadero a plazo en otro lugar y otra moneda, generando una operación de crédito y de cambio vinculadas. Andrés Moreno Nieto define, apoyado en Zorrilla Arena, Santiago y José Silvestre Méndez, la letra de cambio como: «aquel documento que contiene una promesa de pago, garantizada, solidariamente por el librador, aceptante y demás personas que firmen el documento, el librador es quien gira la letra, la redacta y señala la cantidad que haya que pagar, fecha que se libra y persona cuyo favor se libra, el monto recibido será en un lugar y moneda distinto al del inicio de la acción»52.

Respondía, expone Le Goff, a cuatro deseos del mercader ofreciéndole cuatro posibilidades: Un medio de pago de una operación comercial, un medio de transferencia de fondos, una fuente de crédito y un beneficio financiero.53 El desarrollo de estos métodos trae consigo una mejoría también en la técnica de la contabilidad. La teneduría de los libros comerciales se vuelve más escrupulosa, los métodos más simples y la lectura más fácil. Son de una gran complejidad y podemos encontrar 51

Ibid. Pp. 32-34. 52 MORENO NIETO, Andrés. Estrategias de la banca y las casas comerciales italianas en la baja Edad Media: La letra de cambio y el crédito. https://www.academia.edu/4216328/Estrate gias_de_la_banca_y_las_casas_comerciales _italianas_en_la_baja_Edad_Media_La_letr a_de_cambio_y_el_cr%C3%A9dito (Sin más referencias). Pg. 7.

numerosos registros: libros de las sucursales, de compras, de ventas, de materias primas, de depósitos a terceros…54 Lanero, por ejemplo, nos expone que en el caso de los libros de los mercaderes venecianos de principios del siglo XV encontramos la contabilidad de operaciones, que muestra la pérdida o la ganancia de cada inversión o negocio de forma individualizada.55 Siguiendo los avances, pues, pronto se hace necesario establecer presupuestos. Todas las grandes firmas van a contar con un doble juego de registros para las cuentas abiertas a sus corresponsales en el extranjero: compto nostro y compto vostro, equivalentes a nuestras cuentas corrientes y que hacen que las liquidaciones por compensación sean más fáciles. Pero quizás lo más importante es que se desarrolla una contabilidad por partida doble, que se ha denominado como “revolución de la contabilidad”. Esto ha sido estudiado por Juan J. Lanero, que nos habla del papel que desempeñó la contabilidad en la génesis del capitalismo. En su trabajo concluye, tras un gran análisis, que «el desarrollo de la partida doble fue, a la vez, causa y efecto de la transición de los mercaderes itinerantes a sedentarios. La expansión del comercio y del número de inversiones en las que un mercader podía estar inmerso a un mismo tiempo creó la necesidad de una 53

LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros... Pg. 36. 54 Ibid. Pg. 37. 55 LANERO FERNÁNDEZ, Juan J. Las relaciones causales recíprocas del binomio Partida Doble-desarrollo de Occidente: La Teneduría de Libros de los mercaderes medievales. Pecvnia, 10 (2010), pp. 265297.

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Jairo Pulpillo López integración y un ordenamiento que, en cierto modo, la partida doble exigía, concitaba y propagaba. Y como pasa con el binomio de mejores técnicas en la navegación y expansión del mercado, las relaciones causales son recíprocas. Así, un comercio más amplio demandaba un sistema gerencial mejor; ese buen sistema gerencial fue un factor decisivo en el incremento comercial. Y, en efecto, eso es lo que sucedió.»56

Nos encontramos ante unas transformaciones profundas, el mercader flamenco que iba a las ferias de la Champagne ya no tiene que desplazarse gracias a las galeras que llegan a Brujas a cargar mercancías, los mercaderes italianos se han instalado en Flandes, y el mercader flamenco se ha convertido pues en un intermediario, un agente. Nos dice Le Goff que estos avances y transformaciones acarrean también una especialización en los mercaderes, que se categorizan en: Los lombardos o cahorsinos: prestamistas a corto plazo cuyos clientes son de baja y mediana condición; Los cambistas: Al aire libre, en su banco o mesa, facilitan operaciones a sus clientes cumpliendo dos funciones: cambio de monedas y comercio de metales preciosos. A la larga se convierten en banqueros, añadiendo a sus antiguas funciones las de aceptación de depósitos y reinversiones para préstamos; Y en la cima, los mercaderesbanqueros, que llevan a cabo una actividad financiera múltiple: comercio de las letras de cambio, operaciones de crédito, aceptación de depósitos, práctica de los seguros y participación en varias sociedades. Muchas veces son también

56

Íbid. Pg. 294.

productores, industriales. Un ejemplo son los Médicis en Florencia.57

3. La organización del comercio: -

Desde el comercio ambulante (1300 d.C.) a la hegemonía italiana en los siglos XIV y XV.

Para este apartado seguiremos las tesis de R. de Roover, que nos proponen la organización del comercio desde el comercio ambulante a la hegemonía italiana de los siglos XIV y XV. El autor avisa de que la falta de fuentes provoca que apenas se conozca nada de la organización del comercio antes del siglo XII, pero aun así desarrolla un gran análisis que nos servirá de guía para complementar lo ya expuesto. Antes del siglo XII los mercaderes no tenían asignado un lugar en el marco de la sociedad feudal, sus actividades eran consideradas como algo pecaminoso en un contexto marcado por la doctrina de la Iglesia católica, cuestión que analizaremos más adelante. Para protegerse de los riesgos más graves que exigía su profesión se agruparon en grupos y fraternidades, en gremios. Por otra parte, los mercaderes eran a menudo propietarios de las naves y navegantes. Debían poseer aparte de una gran fortaleza física una fibra moral y ciertos conocimientos intelectuales para llevar a cabo su trabajo. Estos mercaderes acudían a las ferias y también establecían contratos de commenda. En estos tiempos, además, la dirección principal

57

LE GOFF: Mercaderes y banqueros… Pp. 39-42.

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del viaje estaba en manos de los propios mercaderes.58 La política comercial tenía como objetivo conseguir un trato preferente y esforzarse por un control del comercio del transporte. Así, las ciudades marítimas italianas se pusieron al servicio de los cruzados para obtener a cambio privilegios comerciales y permiso para establecer “colonias” en los puertos de Palestina y Siria. También en Túnez o Alejandría, aunque más reducidos.59 Por tanto, nos encontramos, como venimos argumentando en el trabajo, con un comercio que despega, que se desarrolla y que se expande. Los siglos XII y XIII son testigos directos de este viaje, así como del desarrollo de un factor fundamental que vendrá a alterar las estructuras establecidas en el devenir de los siguientes siglos. Hablamos de la Banca. Este desarrollo hunde sus raíces en Bizancio y en sus precedentes en Roma y Grecia. Los primeros documentos que nos hablan de la Banca son los protocolos notariales de Génova del siglo XII. Los cambistas recibían el nombre de bancherius. Hacia el 1200 los henoveses nos dicen que los banqueros ya no se limitaban al cambio sino que forman compañías, aceptan depósitos a plazo, extienden el crédito y participan en empresas comerciales por el mar. La fuente que más detalle ofrece es una serie de declaraciones de Guillermo Cassinese. Prueban que era común entre los mercaderes tener cuentas en los Bancos y hacer pagos mediante transferencias en vez de con dinero. Los ROOVER, de R. “La organización del comercio...” Pp. 57-74. 58

banqueros concedían también créditos a los clientes para permitirles liquidar sus cuentas y los acuerdos entre Bancos hacían posible la transferencia de fondos aun habiendo monedas diferentes entre deudor y acreedor. El procedimiento no queda tan claro, aunque el autor nos dice que no se usaban cheques, sino que se daban ordenes de transferencia verbalmente y redactadas por el banquero al dictado. Los protocolos notariales nos muestran que los cambistas genoveses, o banqueros, hacían ocasionalmente adelantos de dinero bajo la promesa de pagar en otro país. Existía un procedimiento denominado instrumentum ex causa cambii que suponía esta transacción de crédito y cambio, el prototipo de la letra de cambio.60 Las ferias fueron fundamentales durante el siglo XIII, fueron el gran mercado internacional del dinero. Las ferias, al igual que los mercaderes itinerantes fueron progresivamente desapareciendo, como expusimos anteriormente. Desde el siglo XIII las compañías de Piacenza y de Siena empezaron a establecer factores permanentes en Génova, Marsella, Brujas, París e incluso Inglaterra. Al final del siglo XIII las compañías italianas en lugar de enviar delegados a las ferias de la Champagne abrían sucursales en los alrededores de París, Brujas y Londres. Esto es uno de los paradigmas de la nueva tendencia que se estaba dando en el comercio. Los mercaderes habían aprendido a realizar negocios por correspondencia en lugar de tener contacto personal, esto aumentaba el papeleo, lo que les ligaba 59 60

Íbid. Pp. 74-75. Íbid. Pp. 82-83.

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más aun a una oficina fija. Todos estos cambios ya estudiados (letras de cambios, seguros, contabilidad…) van ligados al auge de las compañías italianas y sus sucursales en el extranjero. Las compañías mercantiles y bancarias italianas tuvieron sucursales o corresponsalías en todos los centros principales de Europa occidental. Compañías como los Peruzzi (que en

Comercio en Europa hacia el 1450. Vía: https://socialesjaranda.wikispaces.com/1.1.1.+L a+transici%C3%B3n+del+feudalismo+al+capi talismo 1310 tenían un capital inmenso), los Acciaiuoli o los Bardi fueron de las más fuertes, aunque su organización (eran una sola entidad legal y comprendían la casa central en Florencia y las sucursales fuera de ella) rígida se mostró débil y quebraron un poco antes de que comenzara la Peste Negra. Tras esto, las

61

Íbid. Pp. 87-98.

compañías evolucionaron hacia otras formas más flexibles y mejor protegidas contra las caídas, destacando una entre todas las demás: la Banca de los Médicis.61 Esta casa fue fundada en 1397 cuando Giovanni di Bicci de’Médici se estableció como casa rival en asociación con miembros de la familia Bardi. Al principio solo tuvieron dos oficinas, una en Florencia y la otra en Roma, pero tras la muerte de Giovanni, con su hijo Cósimo, se produjo una gran expansión. Tenían sucursales en Brujas, Pisa, Londres, Avignon y Milán, llegando a ser incluso banqueros de los Papas. Esta compañía, a diferencia de los Peruzzi, estaba formada por varias sociedades que constituían entidades separadas legalmente, pero bajo el control de una misma familia, como una especie de “holding”. En su cenit el conjunto entero estaba compuesto de la Banca de Florencia, todas las sucursales de Italia y del extranjero y tres establecimientos manufactureros dentro de los muros de la ciudad. El impulso de los Médicis y su Banca trajo consigo también la contabilidad por partida doble, ya estudiada, y que significó, siguiendo a Wener Sombart, la introducción del comienzo de la empresa capitalista, puesto que la obtención de beneficios se vislumbraba como principio orientador de la actividad económica.62

En el siglo XV se producen unos giros en las políticas de las autoridades públicas. Ante la corrupción de los cambistas y las quiebras de los Bancos. En los Países Bajos, por ejemplo, se abolió la Banca, en Venecia también se eliminó la Banca 62

Íbid. Pp. 98-116.

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privada. Otra característica de estos tiempos es que el mercader sedentario está informado de las condiciones del mercado y de los negocios en otras plazas, la importancia de las noticias sobre esto es que los especuladores obtenían grandes beneficios, aunque con unos métodos poco escrupulosos: difundían falsos rumores o retenían informes. Para los siglos XIV y XV también encontramos colonias italianas en Brujas o Londres, siguiendo el estilo de las ya establecidas en Oriente.63 -

El comercio hanseático e inglés

Los otros focos de comercio en la Edad Media son el hanseático y el inglés. El hanseático es muy distinto del italiano, aunque existe una analogía: ambos estuvieron dominados por los mercaderes de una sola nación. Italianos en un caso, alemanes en otro. Las ciudades hanseáticas estaban unidas en una sola Liga, cuya influencia en el Báltico fue más fuerte que la italiana en el Mediterráneo. Su política consistió en conservar el control sobre el comercio del Báltico contra cualquier intruso, incluso si otros métodos fallaban, usando la fuerza. Una diferencia entre el comercio hanseático y el italiano es que este último tenía un gran número de focos de comercio, mientras que el primero se extendía a lo largo de un solo eje, con el centro en Lübeck. Desde aquí se extendían dos brazos, una hacia el Oeste (Brujas, Londres) y otro al Este (Riga, más allá de Novgorod). Había otro brote hacia Bergen, en Noruega. Esta disposición permitía a los comerciantes mantenerse con una mecánica más primitiva que los italianos. La vida 63

Íbid. Pp. 121-126.

urbana no estaba tan desarrollada, las sociedades apenas existían, la contabilidad era muy rudimentaria, la letra de cambio, en su versión formal, era desconocida…64 En el siglo XII habían colonizado las tierras eslavas más allá del Elba y para los siglos XIV y XV ciudades como Estocolmo o Riga todavía eran alemanas. De las sociedades ocasionales, las más típicas eran las Sendeve y las Wederlegginge. Las primeras se asemejaban la commenda y la segunda era un contrato limitado a una sola empresa u operación entre dos socios. Uno aportaba el capital y el otro dirigía el negocio y hacía los viajes. La institución más típica es la gegenseitige Ferngesellschaft o sociedad de agencia mutua. Un pacto no formal en el que un socio en una plaza y otro en otra diferente acordaban actuar como agente del otro y vender las recíprocas consignaciones en beneficio común. Cabe decir que este comercio también se fue haciendo sedentario, pero generalmente esta técnica no avanzó mucho. Los mercaderes hanseáticos itinerantes no eran residentes permanentes, se alojaban en posadas y hostales y confiaban en sus posaderos para los negocios. Esta figura es la del mesonero-corredor. Por último, cabe decir que los mercaderes hanseáticos se asociaban en “Hansa”. La Liga hanseática se transformó en un gremio de mercaderes en una confederación de ciudades. En los siglos XIV y XV sus cuatro establecimientos más importantes eran: St. Peter’s Court, en Novgorod; el Puente, en Bergen; el Steelyard, en

64

Íbid. Pp. 130-132.

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Londres, y el Mercader alemán, en Brujas.65 El comercio inglés es tratado también por R. de Roover, aunque de forma más resumida, dando solo ciertos aspectos de este. Afirma que hubo mercaderes ingleses que desarrollaron un amplio negocio, pero actuaban más con factores y aprendices. Las asociaciones fueron corrientes. Podemos distinguir entre las asociaciones ocasionales y las de naturaleza más permanente, en las que los socios operaban juntos con un capital común. Las naves, al igual que en el resto de Europa, eran propiedad de varios accionistas pero se concedían a un patrón. Este asumía el mando y la responsabilidad de su explotación. Había sociedades mutuas y muchos avances como la letra de cambio o la partida doble habían sido introducidas. Además, el comercio inglés está caracterizado por el control del comercio de explotación, las cortas distancias (estaba limitado en el siglo XIV y XV al Canal y a la Bahía de Vizcaya) y por la regulación de las compañías comerciantes. Aunque cada miembro comerciase por su cuenta debía cumplir unas condiciones impuestas por estas, que fijaba precios, cuotas y porciones en la capacidad de embarque. En el siglo XV encontramos dos compañías: la Fellowship of the Staple (Lana) y los Merchant Adventurers (paños y tejidos). Por razones políticas y fiscales, las compañías recibían un fuerte apoyo del gobierno inglés.66

gobierno inglés, como las Repúblicas italianas o la Liga hanseática tenían el objetivo de obtener el control del transporte comercial y conseguir conservar su posición privilegiada. Este objetivo, afirma, se conseguía por una organización comercial superior, por la fuerza, o combinando ambas.67 4. Papel social del mercader. Como dijimos anteriormente, el desarrollo del comercio y de las ciudades va de la mano. Conforme las ciudades se agrandaron, más numerosos fueron el comercio y la industria. Conforme se iban desarrollando también se fueron fortificando, convirtiéndose en burgos. De ahí que a sus habitantes, desde el siglo XI, se les denominara como burgueses.68 El poderío económico que van a desarrollar está estrechamente ligado al desarrollo de las ciudades. En estas establecen su ámbito de relaciones y acaban siendo el centro de su poder político y económico en el siglo XIII. ¿Cómo llegan los mercaderes a esta situación? A través de una serie de relaciones con las otras clases sociales: nobleza, artesanos, obreros, campesinos e Iglesia.69 Le Goff nos servirá de excelente guía para acercarnos a tales relaciones.

R. de Roover concluye este mapa general del comercio asegurando que tanto el

Con la nobleza debilitándose por el declive de la economía rural de tipo feudal nos encontramos dos tipos de situaciones, una parte de la nobleza que renuncia al comercio y otra que busca participar en él. Estos últimos emplean capitales o se dedican personalmente a los negocios. Además, afirma el

65

68

Íbid. Pp. 132-138. 66 Íbid. Pp. 144-147. 67 Íbid. Pg. 147.

PIRENNE, Henri: Las ciudades en la Edad Media... Pp. 87-99. 69 LE GOFF: Mercaderes y banqueros… Pg. 47.

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historiador francés siguiendo los estudios de André Sayous y Roberto López, al fundirse con la nueva clase mercantil dan lugar a una nueva aristocracia en la que se confunden los viejos feudales, los viejos funcionarios señoriales y reales y los nuevos ricos. La oposición entre la nueva clase mercantil burguesa y la vieja aristocracia se atenúa en los siglos XIV y XV bajo una doble evolución: La primera evolución tiende a apartar a la clase burguesa de las clases populares urbanas y la segunda arrastra a los ricos mercaderes a ingresar en la nobleza, generalmente a través del matrimonio. Fundamentalmente el proceso se resume en un ennoblecimiento del burgués y un aburguesamiento del noble. La evolución de la burguesía a este respecto entre los siglos XIII y XIV sigue los siguientes pasos: 1. Los burgueses se instalan en la ciudad e incrementan su riqueza. 2. Consiguen cargos municipales y participan en la dirección política de la ciudad. 3. Adquieren territorios feudales por compra o a través de matrimonio. 4. Se ennoblecen, las tierras se las otorgan los príncipes como recompensa a los servicios prestados. 5. Se les confiere una carta de nobleza. 6. Finalmente pueden acceder a la nobleza militar y convertirse en caballeros. Aunque las dos últimas fases solo la alcanzan una decena de familias.70

trabajo y la vivienda. La clase campesina sufrió también la dureza por parte de los mercaderes a partir de la crisis del siglo XIV. La actitud de la nueva clase burguesa se endurece debido a que aumenta el repliegue de los capitales mercantiles sobre la tierra, acelerándose a partir del siglo XIV la tendencia de los mercaderes en convertirse en rentistas.71 Con estos alicientes, la burguesía se constituye por tanto como clase propiamente dicha, con su espíritu de clase fundamentada en el dinero, sus negocios y su poder político. Esta clase recibe el nombre de patriciado. J. Lestocquoy la define como una clase social cuyos perfiles no han recibido una confirmación jurídica puesto que se trata de una fracción de la burguesía, generalmente la más rica pero sobre todo la más poderosa. Adquiere toda su amplitud en las ciudades en las que la industria y el gran comercio ofrecen posibilidades de enriquecimiento casi ilimitadas.72 H. Van Werveke lo define como «un estrato de la población urbana, socialmente coherente y bien acomodado, que tiende a organizarse a sí mismo, desde el punto de vista político, como una clase cerrada y privilegiada»73. Así mismo, realiza un

Las clases urbanas populares sufrieron más el proceso puesto que la nueva burguesía los sujeta con el poder económico y con el poder político. Como ejemplifica con el caso de Boinebroke, la nueva clase burguesa tiene el dinero, el

análisis bastante explicativo de esta nueva clase. Advierte que es imposible dar una imagen completa del patriciado por su considerable diversidad. Así, indica casos divergentes: En Italia el patriciado se distinguió porque su nobleza vivía en el campo y en las ciudades, mientras que en los países nórdicos solo en el primero. Por tanto, en el norte el elemento noble apenas cuenta

70

73

Íbid. Pp. 48-52. Íbid. Pp. 52-62. 72 Íbid. Pg. 61. 71

WERVEKE, Van H. “El auge de las ciudades...”. Pp.36-37.

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con la composición del patriciado, mientras que en el sur de los Alpes es un elemento fundamental. Una segunda divergencia está relacionada con el grado de desarrollo de las ciudades, su extensión industrial y comercial. En este sentido, en aquellos centros de pequeño tamaño la clase dirigente está compuesta de propietarios rentistas mientras que en las grandes ciudades predomina el elemento mercantil.74 El apogeo del patriciado se sitúa en el siglo XIII.75 Mención aparte merece el comportamiento de la Iglesia con los mercaderes y viceversa. Al inicio y durante el desarrollo de la revolución comercial la Iglesia está vinculada al poder feudal, desarrollando por tanto una actitud de desprecio hacia el comercio normalmente amparada en la usura. Conforme avanza en el tiempo la revolución comercial la Iglesia va a modificar su actitud respecto a los mercaderes y es cada vez más favorable a adoptar en su seno a los mercaderes. Es evidente que le necesita por su dinero y actividades y el Papado no tarda en unir su poder al de los grandes banqueros italianos, y no tardó en justificar ideológicamente su actividad. No obstante, afirma Le Goff que lejos de haber representado un obstáculo para el desarrollo del capitalismo, la Iglesia le habría hecho un servicio puesto que la condena de la usura y de ciertas formas de préstamo con intereses llevó a los mercaderes a perfeccionar sus métodos, a recurrir a sutilidades. Por ejemplo, la 74

Íbid. Pg. 37. LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… Pg. 61. 76 Íbid. Pp. 99-103. 77 Íbid. Pp. 43-44. 75

letra de cambio encuentra su origen en el deseo de obedecer a la Iglesia sustituyendo una operación de crédito por una de cambio.76 5. Conclusión: El comercio en la transición del feudalismo al capitalismo. Todo lo estudiado hasta ahora nos muestra una evolución tanto económica como social. Enmarcados aun en un sistema de producción feudal, encontramos, en estos mercaderes, ciertos elementos que nos llevan a preguntarnos acerca de su papel en esta sociedad. Le Goff los considera como figuras precapitalistas argumentando que estos mercaderes actúan dentro de un marco feudal pero contribuyendo a su derrumbe. Los grandes mercaderes allanan el advenimiento al capitalismo.77 Al igual que Dobb, ve en este modo de producción y tras el auge del comercio una serie de elementos que se constituyen como un embrión de las relaciones de producción burguesas: acumulación primitiva de capital que inicia un proceso de diferenciación de clases78, que E. A. Kosminsky ve en la expropiación de la propiedad territorial a las clases rurales79, aceleraciones de la concentración de los medios de producción, o la transformación de obreros y campesinos en asalariados80, son un ejemplo de ello. Como expone Rodney Hilton en la introducción al debate sobre la transición 78

HILTON, Rodney et alii. La transición del feudalismo al capitalismo. Crítica. Barcelona, 1980. Pg. 235. 79 LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros… pg. 44. 80 Íbid. Pg. 44.

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del feudalismo al capitalismo en el que, entre otros, participan Maurice Dobb, Paul Sweezy o Eric Hobsbawm, los comerciantes italianos acumularon algunas de las mayores fortunas extrayéndolas, en su mayor parte, del tráfico de mercancías de elevado precio. También negociaban con dinero en metálico como banqueros. Sin embargo, pese a los indicios que nos puedan llevar a hablar de estos mercaderes como capitalistas, Hilton nos dice, al igual que Marx, que no son innovadores puesto que mantienen el capital en la esfera estricta de la circulación y no lo invierten jamás en la producción industrial o agrícola. Es decir, la revolución comercial no alteró ni un ápice el modo de producción feudal.81 No obstante, afirma más tarde, conforme la distribución de mercancías se vio liberada de trabas quedaron establecidas las condiciones previas necesarias para el ulterior desarrollo capitalista.82

La conclusión podemos extraerla de las ideas de Maurice Dobb, que expone que el comercio ejerció su influencia para derrumbar el feudalismo en la medida en que acentuó los conflictos internos del antiguo modo de producción.84

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El propio Marx nos sirve como guía al debate en cuestión. Como citamos al inicio del trabajo, afirma que «La circulación de mercancías es el punto de arranque del capital. La producción de mercancías y su circulación desarrollada, o sea, el comercio, forman las premisas históricas en que surge el capital.»83. Con

lo cual, el papel del comercio es fundamental para el devenir del capitalismo. Sin embargo, si seguimos las tesis marxistas, el capitalismo como tal no aparece hasta el siglo XVI. No podemos hablar de capitalismo en los períodos que abarcan la revolución comercial.

81

HILTON, Rodney et alii: La transición del feudalismo al capitalismo… Pp. 27-28. 82 Íbid. Pg. 32.

83 84

Ibid. Pg. 69. Ibid. Pg. 83.

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Bibliografía

COSTA, María Eugenia. “Contexto histórico de los cambios sociales y culturales en la Baja Edad Media y Renacimiento.” Apunte para uso interno de la Cátedra de Historia de las Artes Visuales II. La Plata, 2001. HILTON, Rodney et alii. La transición del feudalismo al capitalismo. Crítica. Barcelona, 1980. LANERO FERNÁNDEZ, Juan J. Las relaciones causales recíprocas del binomio Partida Doble-desarrollo de Occidente: La Teneduría de Libros de los mercaderes medievales. Pecvnia, 10 (2010), pp. 265-297. LE GOFF, Jacques. Mercaderes y banqueros en la Edad Media. Oikos-tau. Barcelona, 1991. LÓPEZ, Roberto S. La revolución comercial en la Europa Medieval. El Albir. Barcelona, 1981. MORENO NIETO, Andrés. Estrategias de la banca y las casas comerciales italianas en la baja Edad Media: La letra de cambio y el crédito. https://www.academia.edu/4216328/Estrategias_de_la_banca_y_las_casas_comerciales _italianas_en_la_baja_Edad_Media_La_letra_de_cambio_y_el_cr%C3%A9dito (Sin más referencias) POSTAN, M. M., RICH, E.E. Y MILLER, Edward. Organización y política económica en la Edad Media. Vol. III. En POSTAN, M. M. y HABAKKUR H. J. Historia económica de Europa. Editorial revista de derecho privado. Madrid, 1972. PIRENNE, Henri. Las ciudades en la Edad Media. Alianza editorial. Madrid, 1975. WICKHAM, Chris. El legado de Roma. Una historia de Europa de 400 a 1000. Pasado y presente. Barcelona, 2009.

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