El chisme y las representaciones sociales de género y sexualidad. Un estudio entre estudiantes adolescentes de la Universidad Autónoma Chapingo, México

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Descripción

Nº 22 · 2006 · Artículo 31 · http://hdl.handle.net/10481/7111

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El ch is m e y las re p re s e n tacio n e s s o ciale s d e gé n e ro y s e xu alid ad . U n e s tu d io e n tre e s tu d ian te s ad o le s ce n te s d e la U n ive rs id ad Au tó n o m a Ch ap in go , Mé xico Go s s ip an d s o cial re p re s e n tatio n s o f ge n d e r an d s e xu ality. A s tu d y o f te e n age r s tu d e n ts at th e U n ive rs id ad Au tó n o m a d e Ch ap in go , Me xico María Eu ge n ia Ch áve z Are llan o Doctora en Antropología. Profesora -investigadora de la Universidad Autónom a Chapingo, México. m arigen_ [email protected]

Ve ró n ica Vázqu e z García Doctora en Sociología. Investigadora titular del Colegio de Posgraduados. México. [email protected] .m x

Au re lia d e la Ro s a Re galad o Colegio de Posgraduados. México. [email protected] x

RESU MEN

Este docum ento es resultado parcial de una investigación realizada con estudiantes adolescentes que cursan el nivel m edio superior en una institución educativa, la Universidad Autónom a Chapingo (UACH), que se ocupa de la form ación de ingenieros agrónom os. El núm ero de estudiantes varones es prácticam ente tres veces superior al de las m ujeres y am bos conviven en las actividades escolares de tiem po com pleto. El objeto del trabajo se centra en conocer el papel que juega el chism e entre esta población, así com o las representaciones sociales que, a través de él, se tienen sobre los roles de género y sexualidad. Analizam os diversos aspectos en torno a los efectos del chism e, las relaciones de poder y la violencia que supone esta práctica en la vida cotidiana de los estudiantes. ABSTRACT

This paper is the result of a research perform ed am ong teenager senior students at the Universidad Autónom a Chapingo (UACH). This is an agricultural college where the num ber of m ale students is three tim es higher that of fem ale students and both girls and boys spend m ost of the day together since they are full-tim e students and live in the dorm itories of the cam pus. The m ain objective of this paper is to ascertain the roll of gossip am ong these students, as well as the social representations they have about gender and sexuality. We analyse several aspects about gossip effects, power relationships, and violence which result from this practice in the every day life of the students. PALABRAS CLAVE | KEYW ORD S

chism e | representación social | género | sexualidad | estudiantes | México | gossip | social representation | gender | sexuality | students

In tro d u cció n Los enfoques lingüísticos y antropológicos que se han ocupado del chism e, han centrado su atención fundam entalm ente en los aspectos discursivos y el aspecto funcional dentro de los grupos socio culturales analizados (Besnier 1989; Hall 1993; Gluckm ann 1963 y 1968; Paine 1967; Wilson 1974; Goldsm ith 1989; Ghosh 1996). De m anera general podem os señalar que sobresalen los argum entos que giran en torno a la com petencia lingüística de quien genera el chism e, así com o de su posición social o grado de detención de poder en su círculo social. El chism e es identificado com o una acción que juega un papel central en el m antenim iento de los grupos, ya que actúa com o elem ento central de com unicación a través del cual fluyen los sentidos com partidos de los m iem bros de un grupo. Visto desde la perspectiva

funcional, el chism e perm ite, a través de esos flujos, no solam ente un intercam bio fortuito de ideas, sino una regulación de acciones y valores que clasifican desde una perspectiva m oralizante las intenciones y las conductas de quienes participan en esta práctica. Indudablem ente, el chism e, com o toda acción social debe ser analizado en su contexto socio cultural y su dim ensión correspondiente con el carácter social que tiene. Es decir, de acuerdo con la literatura revisada, es posible afirm ar que, aunque con diversos m atices, el chism e es un evento que se presenta prácticam ente en todo tipo de culturas y sociedades, com o lo señalan los trabajos antropológicos que se han ocupado de él com o objeto de estudio. De la m ism a m anera, el chism e se percibe com o un fenóm eno que, aunque usualm ente se considera potencialm ente peligroso, es algo prácticam ente inevitable o una práctica profundam ente arraigada a las form as cotidianas de com unicación. En este sentido, el chism e sobresale com o una práctica social cuyo sentido se encuentra en el significado que esta acción tiene para los m iem bros de un grupo social (Weber 1971). El chism e perm ite identificar una acción que, de acuerdo con Weber (1971), m uestra una serie de regularidades visibles que responden a un cierto orden hegem ónico que le autoriza sancionar las conductas que sobrepasan lo establecido, pero que tam bién genera, en relación con ese m ism o orden, conflictos y respuestas diversas. De m anera general, las evidencias sobre el chism e indican que pese a que esta actividad se define com o una cuestión tonta, disparatada u ociosa, siem pre juega un papel im portante en la interacción de los m iem bros de los grupos, ya sea com o parám etro de com portam iento o com o iniciador de conflictos o rupturas al interior de los grupos sociales involucrados. Estas regularidades visibles, se objetivan en la percepción que la gente tiene acerca del sentido y significado del chism e. En el caso de los estudiantes que conform aron nuestro universo de estudio, resultó interesante que prevalece en ellos la idea de que el chism e es una conducta dañina que debe ser corregida debido a los efectos negativos que puede traer; pero al m ism o tiem po, com o lo señala Goldsm ith (1898), se le considera una actividad inocua e incluso positiva en la m edida que puede contribuir con el m anejo de conflictos y que surge, com o parte de la convivencia y la ociosidad en el espacio escolar. Esto perm ite ver que en su definición y en su práctica está presente una am bigüedad que finalm ente coloca al chim e com o una práctica cotidiana de función com unicativa m uy im portante. El éxito de la pervivencia de una cultura o de los diversos grupos sociales, está en concordancia con los logros que los procesos de socialización han tenido sobre los individuos. Esto supone una internalización de significados socialm ente com partidos que lleva a una com prensión a través de m ensajes explícitos o im plícitos que dan sentido a la com unicación de los individuos (Berger y Luckm ann 1991). Muchos códigos de com unicación, son creados con propósitos específicos de intercam bio y m uchas veces son tom ados del lenguaje com ún, pero con sentidos ocultos que a veces sólo pueden ser identificados por los m iem bros de cierta "com unidad" que los utiliza con fines de intercam bio. Muchos de estos códigos, en el caso del chism e, pueden tener connotaciones subterráneas que aluden a diversos aspectos de la conducta de los otros, especialm ente si se hace referencia a lo sexual. En su análisis sobre La invención de lo cotidiano, De Certeau (1999: 24-25) señala que: Cuando se trata de una alusión sexual, el registro lingüístico cam bia inm ediatam ente: se habla en torno al sexo, de m anera lejana, a través de una m anipulación m uy fina, sutil, del lenguaje, cuya función ya no es dilucidar, sino "dar a entender" (…) El habla sobre sexo es, de cierta m anera, la intrusión de la turbulencia en la claridad del lenguaje cotidiano… Esto últim o se m uestra a través de los testim onios escritos y orales que los estudiantes proporcionaron y en los cuales se destacan juicios y referencias hacia los com portam ientos de los otros en relación con la form a de vestir, de su desem peño académ ico o de la reputación y conductas sexuales, especialm ente cuando se m encionan adjetivos que contienen sentidos diversos para hom bres o m ujeres, com o cuando se señala a alguien por ser fácil, en cuyo caso, el adjetivo connota sentidos opuestos para hom bres y m ujeres.

En este docum ento analizam os los resultados de un trabajo de investigación que se realizó entre estudiantes adolescentes de bachillerato de la Universidad Autónom a Chapingo. Partim os de que el chism e es una práctica que repercute de m aneras diversas en las interacciones entre estos estudiantes, quienes, por la peculiaridad de la institución de referencia, se ven en la necesidad de convivencia intensa en tiem po y actividades dentro del cam pus, ya que la m ayoría de ellos viven en los dorm itorios de la universidad. Por otro lado, la condición de adolescentes de los sujetos estudiados, supone una etapa im portante de la socialización en la cual las personas están pasando por un proceso definitorio de identidad genérica y de afirm ación o cuestionam iento de valores y norm as; situaciones que tienen lugar en un am biente de convivencia y com unicación perm anentes. Por otra parte, nos interesa analizar el chism e a partir de las representaciones sociales, en tanto que lo concebim os com o una práctica que objetiva, a través de la oralidad, una concepción específica de ser hom bre y de ser m ujer en un contexto en el cual dom inan los m odelos m asculinos de ser y actuar. El chism e, en todo caso y en relación con el uso de las form as de expresión turbulentas, aparece com o una práctica trasgresora en sí m ism a en tanto que se perm ite incluir en su discurso el registro de la trasgresión a que alude (De Certeau 1999), es decir, se perm ite incluir los com portam ientos y actos censurados por quienes elaboran y com parten el chism e. Re p re s e n tacio n e s s o ciale s , s e n tid o co m ú n y ch is m e La percepción y conocim iento que los sujetos tienen de su realidad inm ediata, es producto de un aprendizaje social que se va sedim entando a lo largo de su vida, especialm ente en las prim eras etapas o durante experiencias eventuales de significación extraordinaria (Berger y Luckm ann 1991), de m anera que la form a por excelencia en que un individuo se convierte en ser social, es ese proceso a través del cual se interiorizan las form as que rigen tanto sus actos individuales, com o sus acciones sociales. Dentro de la teoría social existen varios acercam ientos que explican estos procesos de internalización del m undo social en los individuos: la perspectiva clásica de Durkheim (1970 ) define a la socialización com o un proceso de aprendizaje que determ ina la prim era fase de conform ación y establecim iento de norm as y reglas a seguir en sociedad; Bourdieu (1988), por ejem plo, partiendo de un análisis poco heterodoxo de la teoría social, retom a el concepto de hábitus para entender algunos com portam ientos culturales y de clase; la sociología del conocim iento de Berger y Luckm ann, nutrida de Durkheim , Weber y algunas posiciones m arxistas, analiza el papel que el conocim iento de sentido com ún juega en la definición de la identidad así com o de la institucionalización y legitim ación de las form as de ser y hacer en sociedad. Cualquiera de estos ejercicios teóricos ha llam ado profundam ente la atención sobre el conocim iento de sentido com ún y la im portancia que éste tiene en el análisis de las acciones sociales y de la realidad. Teóricam ente, el conocim iento de sentido com ún resulta esencial com o objeto de las ciencias sociales y hum anas toda vez que, entender cóm o se construye y cóm o se sedim enta en las personas y los grupos sociales, resulta indispensable para la com prensión de las interacciones sociales y las diversas prácticas que se dan al interior de los grupos. De m anera general, es posible aseverar que la teoría de las representaciones sociales parte de que el sentido com ún es una form a de conocim iento social que ha sido elaborado en colectivo y que perm ite organizar significativam ente la realidad de la que los sujetos form an parte (Abric 20 0 1). Y si bien estam os de acuerdo con Bruner (1986: 6) que hay una brecha notable entre "la vida com o es vivida (la realidad), la vida com o es experim entada (la experiencia) y com o es contada (expresión)", tam bién es cierto que reconocem os que "todo acto hum ano esta im pregnado con significado [el cual] surge cuando tratam os de conjugar lo que la cultura y el lenguaje han cristalizado del pasado con lo que sentim os, deseam os y pensam os sobre nuestro presente" (Turner 1986: 33). Directam ente rescatada de la psicología social de Moscovici (1986), se han realizado reflexiones teóricas y estudios em píricos que intentan desentrañar diversos significados sociales que los m iem bros de un grupo, población o sociedad tienen respecto de su concepto de m undo y las prácticas correspondientes en sus

vidas cotidianas (Abric 20 0 1; J odelet 1986: Falm bert 20 0 1). La particularidad de la disciplina no obsta, sin em bargo, a abordar un objeto específico de estudio, com o las relaciones de género o el chism e, ya que antropológica y sociológicam ente se da una convergencia epistem ológica que busca la com prensión del sentido de las acciones. Considerando el interés de la teoría de las representaciones sociales sobre el sentido com ún y sobre las conversaciones cotidianas y reflexionando sobre una extensa gam a de posibilidades contenidas en los procesos de com unicación fundam entados en la oralidad, ¿por qué no elegir los chism es y los rum ores com o objeto privilegiado de investigación ? (Araujo 20 0 5: 71). El análisis con base en las representaciones sociales posibilita pasar de un nivel escuetam ente explicativo causal de las acciones hum anas a un nivel de com prensión del sentido de esas acciones. Es decir, intentam os identificar por qué se actúa de tal m anera y no de otra en un contexto específico, basándonos en las declaraciones escritas y orales de un grupo de jóvenes estudiantes que a través de la palabra perm iten acercarnos a su form a de ver, entender y experim entar su m undo inm ediato. De acuerdo con lo anterior, las representaciones sociales pueden identificarse com o una herram ienta de interpretación de la realidad y nunca com o la realidad m ism a, toda vez que están cargadas de significados socialm ente atribuidos que los individuos elaboran m entalm ente a partir del sentido com partido en un grupo. De esta m anera, de acuerdo con Abric (20 0 1: 13) asum im os que: La representación funciona com o un sistem a de interpretación de la realidad que rige las relaciones de los individuos con su entorno físico y social, ya que determ inará sus com portam ientos y sus prácticas. Es una guía para la acción , orienta las acciones y las relaciones sociales. Es un sistem a de pre-decodificación de la realidad puesto que determ ina un conjunto de anticipaciones y expectativas. Al ser la representación , la esencia de la com unicación y la cultura hum anas (Goody 1999), entonces, una representación social puede perm itir un conocim iento de las elaboraciones subjetivas que com parten las personas porque ellas dem uestran las visiones del m undo que los sujetos han construido en su vida social. Los expertos en representaciones sociales tam bién señalan que éstas tienen dos niveles: el nivel cognitivo y el nivel social (Abric 20 0 1) o el nivel m ental y público (Sperber 1996). El prim ero -cognitivo o m entaltiene que ver con la cristalización que una representación social supone de un conocim iento social y culturalm ente com partido y que existe en la m ente sujeto a los procesos cognitivos de cada individuo; el segundo -social o público-, es ese conocim iento expresado en prácticas cotidianas a través del habla o de creencias y, que establece el m edio de com unicación entre los m iem bros de un grupo social o cultural. De esta m anera, ya sea cognitiva, interna, pública o colectiva, las representaciones sociales son, com o ya lo señalam os, una posibilidad de análisis interpretativo de la realidad. Las representaciones internas significan, a m enudo, aquello a lo que nos referim os com o la expresión del pensam iento, habitualm ente m ediante palabras expresadas oralm ente o por escrito (Goody 1999: 49). El chism e, com o práctica y objetivación de conocim ientos socialm ente com partidos y expresados a partir del sentido com ún, resulta un objeto im portante para las representaciones sociales ya que, en el caso de esta investigación, nos ha perm itido identificar un sistem a de creencias com partidas en torno a los roles de género y las conductas socialm ente aceptadas y no aceptadas. Com o señalam os al inicio de este docum ento, esta práctica ha sido estudiada desde diversas disciplinas, especialm ente com o un elem ento de com unicación e intercam bio de sentidos y significados culturales que perm iten reconocer, cuestionar y reafirm ar, según sea el caso, las reglas sociales de convivencia, exclusión, rechazo o aceptación y adem ás, com o elem ento que sugiere un ejercicio de poder a partir de la com petencia lingüística por parte de quien lo genera o inicia.

Efectivam ente, el chism e puede contener todos los elem entos funcionales señalados y una eficacia real sobre el control de conductas y m antenim iento de jerarquías (Gluckm ann 1963), pero sobretodo, es una m anera óptim a para conocer las expresiones m ás espontáneas del sentido com ún que fluyen horizontal y verticalm ente entre los m iem bros de un grupo, com unidad o cultura. En este caso, en el que interesa conocer las relaciones entre estudiantes adolescentes de am bos sexos, es pertinente señalar que el chism e y los rum ores ejercen en esta población una presión particular, debido a que es una etapa de conform ación identitaria que exige figuras en quien confiar por m edio de la aceptación y condescendencia (Erikson 1992). Com o resultado de la convivencia forzosa de tiem po com pleto entre adolescentes, el chism e se vuelve, com o señalam os arriba, una form a de ejercicio de poder que sanciona m oralm ente los com portam ientos y los califica a través de parám etros estereotipados de conductas buenas y m alas, aceptadas y no aceptadas, m ediante los juicios de los m ism os adolescentes, los cuales expresan las representaciones sociales propias de su m undo inm ediato. Generalm ente, los chism es en Chapingo giran en torno a las representaciones sociales de género: apariencia, reputación sexual, em barazos, noviazgos, alcoholism o, desem peño académ ico y en m enor m edida asuntos de carácter político institucional (Vázquez et al. 20 0 6). Los autores que lo han estudiado caracterizan al chism e com o un fenóm eno cultural y social, pero sobre todo, a partir de las experiencias y definiciones propias de los actores, se ha podido señalar com o una acción ociosa, que se realiza para hablar de otros en su ausencia con el fin de degradarles o sancionar sus conductas, que puede contener tam bién una intención de venganza o de sacar provecho de una situación determ inada. Se realiza generalm ente entre personas que tienen una relación cercana y supone, en m uchos casos, una form a de pertenencia grupal. En sum a, es una plática evaluativa de los ausentes (Goldsm ith 1989; (Gluckm ann 1963; Hall 1993; Besnier 1989). Por últim o, es preciso señalar que hem os caracterizado al chism e com o una práctica en el sentido de un acción que se realiza com o parte de un hacer cotidiano por m edio del cual los sujetos ponen en acción artim añas, en este caso, de com unicación e interacción para sortear la convivencia diaria y la adaptación al am biente escolar que les rodea (De Certeau 1999). Me to d o lo gía El planteam iento de esta investigación partió de una concepción interpretativa com prensiva de los eventos sociales, por lo que fue fundam ental acudir a una serie de técnicas tanto de corte cuantitativo com o cualitativo que perm itieran tener un acercam iento am plio y lo m ás riguroso posible al fenóm eno de nuestro interés. Por esta razón, decidim os trabajar con la generación de segundo año de la Preparatoria Agrícola, ya que estos estudiantes han pasado un año y m edio en la institución, tiem po en el cual han adquirido una serie de experiencias suficientes, personales y de grupo para tener un arraigo m ás o m enos fuerte en la institución y un conocim iento profundo de las prácticas académ icas y de convivencia. Esta población de estudiantes (2do. Año) constituyó el universo de estudio. La generación estaba conform ada por 18 grupos y un total de 655 estudiantes, 247 m ujeres y 40 8 hom bres, cuyo prom edio de edad fue 16 años. El trabajo de recopilación de datos e inform ación se llevó a cabo en tres etapas: En la prim era se diseñó y aplicó un cuestionario escrito, corto, de preguntas cerradas y abiertas para poder identificar la percepción general de los estudiantes sobre la existencia, causas y tipos de chism es m ás recurrentes y la razón por la cuál ellos suponían que se daban. Este cuestionario se aplicó a 180 estudiantes de seis grupos: 58 m ujeres y 122 hom bres. En la segunda etapa, se aplicó a 212 estudiantes de seis grupos m ás, otro cuestionario elaborado a partir del análisis de las respuestas obtenidas en el prim er instrum ento y en el que se intentó profundizar en el

concepto del chism e, las intenciones y efectos que este traía en su vida diaria. Este cuestionario incluyó XX reactivos, algunos de los cuales fueron preguntas abiertas. En este caso fueron 99 m ujeres y 113 hom bres. La tercera etapa, consistió en la realización de cuatro grupos focales, con el fin de discutir algunos de los resultados obtenidos en los instrum entos anteriores y conocer su percepción sobre aspectos tales com o, el tipo de chism es que se dan, quienes tienen m ayor proclividad al chism e, las intenciones de los chism es, los efectos de éste y sus percepciones en relación con su propio género o el género opuesto, entre otros. Los dos prim eros grupos focales se realizaron con hom bres y m ujeres por separado y los dos últim os fueron de participación m ixta, es decir, hom bres y m ujeres com partieron las discusiones. En esta tercera etapa participaron 66 estudiantes: 24 m ujeres y 42 hom bres. El núm ero de estudiantes que participaron en total, al contestar los cuestionario y en los grupos focales, fue de 458 estudiantes, que corresponden al 69.9% del total de la generación elegida, en la cual resultaron 181 m ujeres y 277 hom bres. Las respuestas cerradas de am bos cuestionarios, se capturaron en una base de datos sim ple a partir de la cual obtuvim os sum atorias y porcentajes de los datos generales de los estudiantes y de sus respuestas en relación con el tem a tratado. Las respuestas abiertas de los cuestionarios, así com o las discusiones surgidas de los grupos focales, se transcribieron com pletas con objeto de un análisis cualitativo. So bre la U n ive rs id ad Au tó n o m a Ch ap in go ( U ACH ) La UACH es una institución pública de educación m edia y superior que orienta su actividad académ ica de docencia e investigación a la form ación de ingenieros agrónom os en diversas especialidades. Se localiza en el oriente del Estado de México, entidad del centro del país. Una de sus características sobresalientes es que la m ayoría de sus estudiantes gozan de apoyo económ ico para la realización de sus estudios a través de dos tipos de becas: el prim er tipo consiste en que algunos estudiantes viven en el internado de la universidad y su com plem ento de beca es una cantidad en efectivo que les perm ite sostener gastos personales; el otro tipo de beca es para aquéllos que viven fuera de la institución y su beca es com pleta. Am bos, tipos de estudiantes gozan de servicio de com edor en la escuela y otros apoyos académ icos com o fotocopias y lavandería. Hay un grupo m enor de estudiantes que por su clasificación socio económ ica, es decir, que com probaron tener posibilidades m ateriales de sostener sus estudios, no gozan de ningún tipo de beca. La UACH tiene una cobertura nacional en el sentido de que su convocatoria se difunde en toda la república y recibe estudiantes de todas partes del país, privilegiando a los de escasos recursos y buen aprovecham iento. Sin em bargo, en los últim os siete años, ha prevalecido la población estudiantil del Estado de México, que es la zona de influencia de la UACH, así com o la de algunos estados del centro y sur. De acuerdo con una clasificación propuesta por Avila (1993) (1), las regiones Centro y Sur conform an, en 20 0 5, 92% del total de la población estudiantil, distribuida así: 10 16 estudiantes del centro, 519 del sur y, únicam ente 128 del norte. Tradicionalm ente, la agronom ía se ha considerado una profesión m asculina, es decir, para hom bres, cosa que a pesar de la apertura y aum ento en el núm ero de m ujeres que han ingresado en los últim os años a la UACH, sigue prevaleciendo en el im aginario de la gente y, por supuesto se refleja, en el núm ero de m ujeres que han ingresado a realizar estudios de agronom ía en esta universidad. Durante las cinco últim as prom ociones de ingreso, el prom edio de aspirantes m ujeres aceptadas ha sido de 46,8 %, lo cual no supone necesariam ente que haya habido un increm ento sostenido en el ingreso fem enino, pues éste fluctúa año con año. En este contexto, altam ente m asculinizado, las relaciones entre hom bres y m ujeres son m uy com plejas y han generado eventos de agresión física y diversos tipos de violencia entre estudiantes. Eventos a los

cuales, tanto hom bres com o m ujeres se enfrentan en la cotidianidad escolar a partir de sus propios recursos personales y culturales adquiridos por m edio de sus experiencias de vida. Las re p re s e n tacio n e s s o ciale s d e gé n e ro , la s e xu alid ad y e l ch is m e La institucionalización de los com portam ientos que restringen las acciones hum anas, por lo general dejan espacios que siem pre han de generar conductas soterradas, m arginales, que term inan siendo clasificadas dentro de lo anóm ico o que se asocian con lo m alo y lo que no se debe hacer. El ejercicio de la sexualidad es un tem a sobre el que abundan los juicios m orales y es sobre ella que m uchas de las representaciones ancladas en la sociedad se m anifiestan en la visión del m undo de los sujetos en cuestión. La sexualidad, com o cualquier otra acción, es una construcción social que responde a una serie de elem entos culturales, económ icos e incluso políticos, que ha de reflejar una concepción de m undo, de vida e incluso de m uerte. Está inm ersa en una cosm ovisión y, com o tal, corresponde con una serie de disposiciones de ánim o, de estilos m orales y estéticos, reflejando -al igual que otras m anifestaciones hum anas- caracteres y calidad de vida (Geertz 1987). Las prácticas de la sexualidad son, en sí m ism as, una cristalización de valores. Si pensam os en la sexualidad, siguiendo a Foucault (1987), com o una invención de la sociedad m oderna para controlar a las poblaciones en el espacio y el tiem po, quizá resulte m enos com plicado com prender el sentido social que el concepto connota en la actualidad, especialm ente en relación con los prejuicios que le son propios. La sexualidad es inherente a los seres hum anos y, las m anifestaciones o prácticas que sobre ella resultan corresponden a situaciones culturales específicas. De acuerdo con Foucault (1987), antes de que las sociedades occidentales entraran en la m odernidad, las prácticas sexuales sim plem ente no eran un tem a relevante para la sociedad. La sexualidad entra en escena pública, de acuerdo con este autor, con la aparición del estado m oderno y sus instituciones, las cuales se consolidan para garantizar el control de su gente y separan lo bueno de lo m alo, lo digno de lo indigno, lo sano de lo enferm o. Aparece entonces lo que Giddens (1998) llam a el secuestro de la sexualidad que queda, al m enos desde la esfera pública, irrem ediablem ente conectada con la reproducción y, en consecuencia, con los roles de género. El reconocim iento de la sexualidad com o construcción social es im portante porque m ás allá de la naturaleza biológica de los seres com o entes sexuados, es posible sostener que de una u otra m anera la m ayor parte de las experiencias hum anas están m ediadas por la socialización de que han sido objeto. Sin dejar de lado la experiencia cognitiva particular, es im portante subrayar que el hecho de que éstas form en parte de lo público, son tam bién objeto de su representación colectiva y quedan sujetas a sanción. Esta proclividad evaluadora de los com portam ientos de los dem ás queda m ostrada en el estudio realizado, cuando resulta que los principales tem as sobre los que se chism ea tienen que ver con la apariencia física, los com portam ientos sexuales, los noviazgos, em barazos, abortos, orientación sexual y otros m enos socorridos, pero que se dan en relación estrecha con los papeles genéricos socialm ente esperados, tales com o que las m ujeres cuidan m ás la apariencia tanto por gusto com o por presión social, o el hecho de justificar la existencia de com portam ientos diferenciados para chicos y para chicas. Esta construcción de roles refleja de m anera clara los estereotipos de género que perm iten señalar por qué una m ujer es bien o m al vista y un hom bre es o no respetado com o tal. La m asculinidad y la fem inidad se han erigido com o parám etros excluyentes que no perm iten m edias tintas, ni conductas am biguas, de tal suerte que la organización social del com portam iento sexual y de género son fácilm ente expresados e identificables para una diversidad de conductas, tal com o lo confirm an algunos testim onios (2) de los y las estudiantes: Es la naturaleza, el hom bre es un anim al polígam o, m as de un 90 % de los anim ales son

polígam os entonces el hom bre por naturaleza busca m as aunque hay hom bres que llegan a controlar sus im pulsos y los que no, los que inm ediatam ente andan buscando algo m ás. [Los hom bres] son infieles por naturaleza. Hay grupos de dom inancia (sic) por m achos, o sea norm alm ente las m ujeres tienden a irse o con el m ás fuerte o con el que tiene ciertas cosas que les agradan, a esta edad he visto que m uy pocas se fijan en los talentos o en las cualidades, hay m uchas que dicen m ira que fuerte está y a esta edad (...) es cuando se presenta el m ayor índice de em barazos porque se van con el m as fuerte… Parte de la personalidad tiene que ver con la personalidad de dom inio… …bueno yo pienso que depende de la m entalidad del hom bre porque a veces buscam os algo estable y pues querem os algo serio y no necesariam ente porque esté bonita nada m ás (GFH). Yo pienso que tam bién los hom bres buscan que la m ujer sea m uy fem enina, la m ayoría lo busca, puede ser que una chava no sea m uy bonita, pero si es una que se arregla a la m oda, usa zapatos altos y usa falda, se viste a la m oda o así aunque no está tan bonita es m uy seguida por hom bres, en cam bio una m ujer que a la m ejor es bonita físicam ente, pero no se arregla m ucho, los hom bres ni siquiera la voltean a ver… … he visto que m uchas veces el term ino de am or se m al interpreta porque hay chicas que tienes una relación en donde no hay golpes ni violencia pero si hay lágrim as y tú m uchas veces quieres a tu pareja y no te fijas si esa persona m erece que lo quieras. Y m encionaban lo de los vaqueros, por lo general son m uy seguidos los vaqueros por las m ujeres, bueno no a todas pero sí a la m ayoría les gustan los vaqueros, entonces eso tiene que ver con la educación que les están dando en sus casas, no se que tengan los vaqueros pero así es… (GFM). Creo que hay cierto índice de rechazo a los gays porque hay personas que dicen: tú hazte para allá, creo que eso no debería de ser (GFM). Lo que sí veo de parte de nosotros los hom bres, que hacia los gays no es un rechazo total, sim plem ente es: tú no te m etes conm igo, yo no m e m eto contigo, digam os, es así com o m antener distancia: tú por allá y yo por acá. Bueno hay veces que (los gays) te llegan directam ente, com o en el viaje y entonces la m ayoría actuam os agresivam ente pero son m ás m andados, peor que una chava. Yo creo que si van a buscar, tanto las m ujeres com o los hom bres algo serio, no van a buscar una m ujer que sea fácil sino, aunque sea contradictorio, buscan una persona que les cueste para que de esa m anera tengan cierta seguridad para inm iscuir sentim ientos personales, igual las m ujeres (GFH). Sobresale de estas citas la representación que se tiene de lo que deben ser las m ujeres y los hom bres. Una m ujer debe ser fem enina en su apariencia: vestir de acuerdo con su sexo para llam ar la atención y ser seguida por los m uchachos. Una chica tam bién debe ser de difícil acceso para quien desea tener una relación seria, por tanto, las chicas que han tenido m uchos novios o que conviven con am igos, pueden ser asediadas y populares, pero no contem pladas para una relación seria. Por otro lado, el concepto de ser hom bre o de m asculinidad tienen que ver con conductas sexuales m ás disipadas y con la idea de que un hom bre significa fuerza física y aspecto rudo, com o el caso de los estudiantes norteños, llam ados "vaqueros", quienes por su vestim enta y actitud ejercen un atractivo especial entre las m ujeres. De esta m anera, es posible aseverar que el ejercicio de la sexualidad, su control y sus m anifestaciones están necesariam ente ligadas a la construcción social de los roles de género, cuya internalización se m anifiesta abiertam ente a través de las expresiones e intercam bios de sentido com ún, derivados de la experiencia de los adolescentes. Conductas com o el consum o de drogas o alcohol son m ás propias de los hom bres que de las m ujeres y de acuerdo con los datos obtenidos, ocupan el m ism o nivel de im portancia com o chism e sobre am bos. Sin em bargo, podríam os señalar que, de m anera general, existe una referencia constante al tipo de conductas asociadas al género, de tal m anera que podríam os esquem atizar algunos estereotipos de la siguiente

m anera: Re p re s e n tacio n e s s o bre las co n d u ctas d e m u je re s y h o m bre s Conductas deseables

Conductas no deseables

MUJ ERES

Fem inidad Cuidado de la apariencia física Orden Recato sexual

Libertad sexual Agresión Alcoholism o

HOMBRES

Fortaleza Agresión Libertad sexual

Carácter débil Hom osexualism o

Es preciso acotar que respecto al alcoholism o y la hom osexualidad hay una cierta tolerancia por parte de am bos sexos en el siguiente sentido: En el caso de las m ujeres, aunque se pronunciaron reiteradam ente porque no les gusta que sus am igos o novios sean "borrachos", reconocen que no les m olesta de todo que consum an alcohol en fiestas o por diversión. Por otro lado, los hom bres suelen ser m enos severos con las conductas hom osexuales entre las m ujeres que entre hom bres. Si bien pudim os identificar algunas burlas o críticas a los com portam ientos poco fem eninos de algunas com pañeras, tam bién expresaron que hasta les causa "ternura" ver que las m ujeres se abracen o tom en de las m anos, lo cual no significa que acepten de buena gana que ellas sean hom osexuales, tal com o lo verem os m ás adelante. Acá por ejem plo, por cultura ya, se ve m al o se cataloga com o que se ve m al que las m ujeres tom en porque se supone que el hom bre sí se ve bien tom ando, bueno así se tiene catalogado. …bueno que una chava se tom e una copa, dos, tres, no es m alo siem pre y cuando se sepa controlar porque hay ocasiones que pues nos excedem os a nuestras capacidades de tom ar alcohol, siento que ahí está lo m alo, en los excesos. Dado que estam os en una sociedad con m achism o vigente se ve m al que una m ujer haga cosas de hom bres com o fum ar, tom ar inclusive… Yo si lo veo m al porque casi nunca he visto una m ujer tom ada, m uy rara la vez, pero eso de verlas de acá para allá, sería feo, bueno los hom bres tam bién nos vem os m al, pero pues una m ujer m ás (GFH). Lo m ás negativo para nosotras es que un chavo tom e, no nos gustan los borrachos. Com o todo, no les vam os a decir que no tom en pero que sean m oderados, que no anden todos perdidos de borrachos, no si les gusta tom ar, pero poco (GHM). En el m arco general de una sociedad y una cultura escolar altam ente m asculinizadas, los efectos que causan los chism es en torno a los tem as que los estudiantes declararon com o preferidos, son analizados en la parte siguiente. So bre e l d añ o qu e cau s an lo s ch is m e s De acuerdo con la experiencia de los estudiantes que participaron en este ejercicio de investigación, la m ayoría de ellos considera que los chism es son acciones que repercuten negativam ente en la vida escolar y personal de quien se ve involucrado en ellos. En conjunto, los alum nos tienen una percepción clara sobre el daño que se causa con los chism es, resulta interesante destacar que, aunque con poca diferencia, el núm ero de m ujeres que opinan que sí se daña con los chism es, es ligeram ente m enor que el núm ero de hom bres que opinan sobre lo m ism o. Esta situación puede ser concordante con la idea declarada por parte de las m ujeres al señalar que

resuelven los problem as a partir de las aclaraciones verbales. Esta últim a idea, sobre el hecho de que se resuelven los problem as generados por los chism es o rum ores después de aclarados, queda poco soportada en el m om ento en que los testim onios obtenidos m ediante los grupos de discusión nos perm iten identificar que no se da exactam ente de esa m anera. La m ayoría de las m ujeres aceptaron que, aunque intentan aclarar las cosas, esto no resulta en una verdadera solución del conflicto, sino que la m ayoría de las veces y en el m ejor de los casos, dejan de ser objeto de rum ores, burlas o agresiones, pero pierden la relación con sus am igas o am igos. Sí, dijeron que yo hablé m al de unos com pañeros y ellos se enojaron y m e dejaron de hablar… … dijeron que yo hablaba de una am iga, por lo tanto, rom pim os nuestra am istad. … las com pañeras del salón ya no m e hablan bien y eso m e afecta porque siento que ya nadie confía en m í y no es justo… … a m i am iga le dijeron algo que yo nunca había hecho, pero ella lo creyó y perdí su am istad. Sí, pues m is com pañeros m e dejaron de hablar porque pensaban que andaba de sexo servidora y por supuesto que no era cierto. … yo quería andar con un chavo pero su am igo le dijo que yo ya m e había acostado con él, cosa que era falsa, así que el chico m e dejó de hablar y ni tan siquiera m e dejó explicarle qué onda con su am igo (TMC1). Paradójicam ente, la respuesta directa a la pregunta de que si les ha afectado algún chism e de m anera personal, es afirm ativa por parte de am bos sexos, con una ligeram ente m ayor diferencia para las m ujeres (59,6%) sobre los hom bres (49,6%). Adem ás, el daño que sigue al hecho de haber sido objeto de un chism e parece que sí deja una secuela m ayor en las m ujeres que en los hom bres ya que, debido a la representación estereotipada que se tiene de los m odelos de fem inidad y m asculinidad, com o de las acciones deseables y aceptadas para cada caso, las m ujeres son m ucho m ás vulnerables ante las críticas y juicios de sus com pañeras y com pañeros en general. Yo creo que si afectan [los chism es] porque las m ujeres tienden m as a ser difam adas, los hom bres com o quiera les da igual lo que digan hasta cierto punto. Las m ujeres se ven m as afectadas que los hom bres y m as aquí en Chapingo pues com o son pocas, casi todas son conocidas y si ya se conocen y em piezan a salir chism es de ellas pues com o que las fichan ¿no? Y entonces eso si les afecta porque entonces las personas las van a tratar diferente. Yo creo que a todos afecta de una u otra m anera, hay un im pacto psicológico, pero, pues en la secundaria era otro tipo de vida, pero en esa época era un poco m as inm aduro, nos im portaba m ucho lo que decían de uno y los rum ores y ahorita pues ya no tanto (GFH). Muchas veces hasta entre las m ism as m ujeres se andan diciendo cosas, dicen esa es bien fácil nada m as porque la ven platicando un día con su novio y ya por eso eres fácil y tam bién hay chicas que tienden a juzgar a las dem ás y se sabe que no son com o ellas dicen y a veces, la m ism a persona que está diciendo algo de otra puede ser que llegue m ucho m ás lejos de lo que está criticando o sea peor de aquella a quien le inventa cosas (GFM). Inventaron haberm e visto haciendo cosas indecentes en la vía pública con un m uchacho, se habló de m ás y quienes lo supieron, tuvieron una im agen m uy equivocada de sobre m í (TMC1). Sí, tuve un novio y resulta que cuando term inam os parecía una cualquiera, sólo por tener m uchos am igos o cuando salí de Chapingo con para acom pañar a un grupo de futbol y dijeron que m e había ido sólo para estar con ellos y todo el grupo lo sabía pero se lo dijeron a m i novio (TMC1).

Es m uy feo cuando tratan de desacreditar o hacerle m ala fam a, a m í m e afecta m ucho cuando m e inventan chism es de faltarm e al respeto. Por ejem plo que yo ando con m i novio com o si ya fuéram os algo m ás, m i educación que m e dieron m is padres hace que m e afecten m ucho los com entarios de com o llevo m ucho tiem po ya m e dejo m anosear o m e quedo con él (TMC1). Tam bién depende de quién se diga y lo qué se diga. A m í en viaje de estudios se burlaban porque m e picó un m osco y se veía com o chupetón y decían: no, que tiene una novia en el pueblo y yo, pues le seguí la corriente, m e inflé el pecho y sí, com o que le das m ás im portancia al rum or, así que depende del rum or m ucho de lo que se diga y de quién, si hubieran dicho otra cosa, pues uno hasta se esconde, o sea depende el contexto en el que se encuentren los chism es (GFH). … puede ser que [a] las m ujeres tam bién les afecta un poco m as porque lo que se diga de ellas, o sea, los hom bres piensan así por rum ores o sea si sus am igos les dicen que ella es una golfa aunque no lo sea ellos van a pensar que es una golfa entonces dicen ah m ira que allá viene esa vieja, esa prostituta, esa puta, lo que sea y entonces la van a em pezar a rechazar en cam bio a una m ujer de rum ores de hom bres, no, ponga usted que sí nos im porta pero no tanto, es m ás fácil que una m ujer com pruebe si es cierto a que un hom bre com pruebe si es cierto lo que se dice de ella (GFM). La reputación sexual, la autoestim a y las relaciones personales son cuestiones que reiteradam ente preocupan a las y los estudiantes en relación con la im agen que proyectan o que se genera a partir de los chim es. A estos tres aspectos, los estudiantes les asignan la m ayor im portancia en relación con los efectos negativos del chism e. Y por tanto, el significado que cada uno de los daños tiene para m ujeres y para hom bres, es distinto. En el caso de las m ujeres, 81% de ellas señala en prim er lugar que el efecto m ás dañino recae sobre la reputación y el 61% lo consideran el daño m ás grave en segundo lugar. Si consideram os que uno de los aspectos que se toca perm anentem ente, ya sea de m anera directa o tangencial, es lo referente a la sexualidad, resulta explicable que suceda de esta m anera, en el entendido de que uno de los principales m ecanism os de control político, social y m oral se ejerce a través de la sexualidad (Foucault 1987). En el caso de los hom bres, 81% de ellos perciben que las relaciones con los dem ás, son lo que m ás se daña en prim er lugar y el 67% considera que es el segundo daño m ás im portante. Esto responde fundam entalm ente a que los com pañeros o com pañeras suelen dejarse llevar por rum ores, pero sobretodo, porque el daño se llega a convertir en resentim iento. Curiosam ente, la autoestim a es un aspecto que afecta m ás a los hom bres, aunque sólo 67% ellos la m encionan en tercer lugar: Me afectó a tal grado, que perdí a varios am igos, m e dolió y espero que la persona que m e difam ó no caiga en las m ism as circunstancias que yo. Muchos han inventado acciones falsas sobre m i, tam bién inventan cosas que nunca he dicho. Eso m e provoca frustraciones a m í m ism o y daña m i entorno social. Sí, afecta en la pérdida de algunos am igos… Me involucraban sexualm ente con un com pañero de m i ex grupo y pues dañó m i im agen frente a las m ujeres… Me inventaron que le andaba bajando la novia a un chavo […] cuando llegó el chavo y se enteró, pues m e quería golpear con todos sus am igos… Hay veces que los com pañeros se enteran de algo que tú no quieres que sepan y te em piezan a hacer burla y es cuando tu autoestim a baja y siente que ya no quieres seguir estudiando aquí y quieres regresar a tu lugar de origen. …llegué a perder la confianza con las personas y con algunos con quienes m e llevaba bien, se alejaron de m í y no m e hablan (THC1). Los jóvenes expresan y refuerzan el proceso de socialización que delinea los roles de género a través de la

aprobación y desaprobación del "cum plim iento" del rol socialm ente esperado y deseado, en este sentido, el chism e es un regulador de conductas individuales y de relaciones sociales. ¿Por qué? Porque provoca burlas y exclusiones, la gente se "cuida" de lo que los dem ás dicen o piensan. [Hay que hacerle] com o lo que hacen los políticos con sus chistecitos, no hacerles caso, lo que pasa es que el hom bre tiene una actitud m ás de valem adrism o, ¡no qué eso m e vale m adres! y los hom bres que llegan a tener problem as con esto es porque les afectó seriam ente no solo un m al entendido o un rum or m al infundado, es lo que pasa. Bueno, aquí yo quiero decir que si un hom bre dicen que es m ujeriego entre los hom bres no es chism e, a los hom bre no les im porta el chism e incluso llega a haber veces que casi casi se le ve com o un héroe, es en serio, parece de risa pero sí es la verdad, m uchos adm iram os al que anda con una y con otra (GFH). …y tam bién el tipo de chism e porque no es lo m ism o la palabra fácil, en hom bre es m ujeriego y en m ujer es otra cosa, entonces el m ism o chism e influye en form a diferente y eso trae cam bios o actitudes diferentes. Todos se influencian pero es diferente dependiendo tam bién de qué chism e influye m ás para que uno cam bie de form a de ser, de actitud, qué chism e es lo im portante. Es que depende de la relación que tú hayas tenido con esa persona, una chica o un m uchacho, porque por ejem plo, no sé si yo no m e llevo bien con una m uchacha ella a la m ejor su m anera de reacción es decir de m í: ¡ah! es bien fácil, pero a la m ejor lo dice así no m ás por no dejar o rencor, o porque el m uchacho que a ella le gusta a m i m e llegó ¿no? Y a m i tam bién m e gusta y algunas de las reacciones que tienes es decir eso entonces tú obviam ente ya sabes que com o dicen de qué m urieron los quem ados pues de ardor ¿no? Pues sí, es que así es, digam os que cuando viene ese com entario de otra persona que es im portante para ti pues te afecta m as porque uno se pregunta pues qué le hice o qué dije y te pones a pensar eso (GFM). Pero el chism e tam bién es un generador de conflictos en la m edida que puede dar lugar a reclam os, rupturas, desprestigio o exclusiones del círculo social inm ediato, com o es el caso del grupo de am igos en la escuela. Esta últim a situación puede causar que la víctim a del chism e se vea forzada a hacerse a un lado del grupo, ya sea por decisión propia o de otros o en su caso a adoptar distintos tipos de conducta para com placer a la com unidad. Co n d u ctas d e ad ap tació n y co n d u ctas d e re s is te n cia an te lo s ch is m e s . ¿Fin gir y ap are n tar ? La m ayoría de los estudiantes, tanto m ujeres com o hom bres, aunque reconocen que sí les afectó de alguna form a un chism e, declaran que no cam biaron su conducta a pesar de haberse visto involucrados. Poco m as de la m itad de las estudiantes dijeron que sí les afectó de m anera personal un chism e (59,6%), en tanto que únicam ente 49,6% de los estudiantes lo aceptó. Com parativam ente, con m ás frecuencia las m ujeres tienden a responder con un cam bio de conducta a diferencia de los hom bres: Mientras que 32,7% de hom bres aceptan haber cam biado después de un chism e, las m ujeres lo aceptan en 41,4%. Ya sea com o regulador y custodio de valores socialm ente aceptados o com o generador de conflictos, el chism e genera al m enos dos tipos de conductas: las de adaptación o las de resistencia. Las prim eras de ellas se refieren a las respuestas adoptadas por las víctim as del chism e para evitar ser juzgadas, rechazadas o para recuperar una im agen positiva. Las conductas de resistencia se refieren a las respuesta que ofrecen las víctim as del chism e a m anera de desafío, acentuando las conductas criticadas: form as de vestir, form as de hablar y en general actitudes retadoras ante el chism e. Con base en la inform ación proporcionada en los cuestionarios y los grupos de discusión, sobresale que hay una m ayor tendencia hacia un cam bio de com portam iento adaptativo con el objeto de ser señaladas

o señalados, pero tam bién sobresale que son las m ujeres quienes asum en con m ás frecuencia que han cam biado com o resultado de haberse visto involucradas en chism es e incluso con la intención de no ser criticadas, antes de ser víctim as de los rum ores: por tem or a que hablen, para ser aceptadas o com o m edida de corrección a com portam ientos probadam ente rechazados. De esta m anera, tenem os que entre los cam bios de com portam iento m ás recurrentes están los siguientes: MUJ ERES

HOMBRES

J untarm e sólo con m ujeres

Com portándom e m ás serio

Traté de com portarm e com o según tenía que ser

Contándom e la greña

Com encé a fum ar para ser aceptada

Dejé de ir a la biblioteca porque m e decían m atado

Cam bié m i form a de vestir

Reprim o m is com entarios

Me alejé de los hom bres

Me volví m ás callado

Medir m is palabras

Soy m ás discreto

Vistiéndom e y peinándom e com o la m ayoría

Tratando de hacer lo que en el contorno "chapinguero" es lo correcto

Mi apariencia

Aislándom e

Decidí actuar con m ás cuidado: "no hacer cosas "En boca cerrada no entran m oscas" buenas que parezcan m alas" Trato de ser m ás seria con todos y no les hablo Para convivir hay que identificarse y se im ita para no ser rechazado m ucho Me gusta com partir con los hom bres y luego decían que andaba con ellos, así que tuve que cerrarm e m ás, alejándom e de ellos. Me decían fresa, así que m e volví un poco m ás "fodonga" Fuente: Testim onios obtenidos en el cuestionario aplicado en la etapa 2.

Fingir y aparentar, antes o después de verse involucrados en un chism e, es una m uestra clara de la presión social que se ejerce en la m ayoría de los estudiantes que prefieren sentirse parte del grupo y la com unidad chapinguera. Sin em bargo, existen algunas actitudes retadoras que surgen en el contexto de supervivencia en el ám bito escolar, tales com o reafirm ar una acción criticada de m anera que esto puede im plicar una aceptación forzosa de los dem ás o un aislam iento de quien es criticada o criticado, a pesar de saber que se siguen generando chism es. Algunas m ujeres señalan al respecto: Me hice m ás cínica, valem adres (TMC2). Por ejem plo en m i caso, siem pre m e han dicho que soy m arim acho por m i form a de vestir pero yo digo que no tiene nada que ver la form a de vestir; sim plem ente m e visto así porque yo he tenido problem as fam iliares de todo tipo, por eso es com o m e visto o sea no los tom o en cuenta porque yo estoy segura de m i sexo, m e vale lo que m e digan hasta cierto punto m e tom an com o antisocial por m i form a de ser o vestirm e o lo que sea pero yo digo que los cam bios se dan m as que nada por la form a de pensar de la persona; a m i m e sigue valiendo porque yo estoy segura de m i form a de ser, de m i sexo y de lo que sea… Por ejem plo, yo estoy en un equipo de football y hay chavas que nos llevam os re bien todas y dicen que las m ujeres som os m uy m arim achas y en los entrenam ientos pues nos acoplam os bien porque nos apreciam os y los chavos, porque hay equipo de los hom bres… pues una

chava, m i m ejor am iga yo siem pre estoy con ella y platicam os m ucho y su novio decía no es que prefieres estar con ella y nos em pezaron a decir que esas chavas del equipo que eran lesbianas y que yo andaba con m i am iga y entonces en frente de ellos nos abrazábam os m ás, no sé, para m olestarlos, pero no, los chavos seguían y m i am iga nunca tuvo problem as con su novio… es que todo se presta para que nos portáram os así com o de reto hacia ellos. Los hom bres em pezaron el chism e, los del equipo de foot de los hom bres (GFM). Aceptar o no aceptar una crítica surgida com o chism e sobre las preferencias sexuales es algo que responde directam ente con los estereotipos establecido y los roles de género socialm ente aceptados, com o lo dem uestran las declaraciones anteriores. Y aunque para las m ujeres estas críticas parecen m ejor afrontadas, en el caso de los hom bres, el hecho de que puedan ser etiquetados com o hom osexuales ejerce un efecto m ayor y la respuesta es m enos retadora Me alejé de una am istad m asculina, por tem or a que pensaran que había entre am bos algo m ás que am istad (THC2). El aban d o n o e s co lar co m o re s p u e s ta Resultó m uy difícil identificar hasta qué punto este tipo de agresión (chism es y rum ores), ha ocasionado que alguien deje la universidad, sin em bargo, los casos de los que tuvim os conocim iento a través de algunos testim onios, coinciden con el tipo de daños que ya se han m encionado, los cuales ejercieron presiones excesivas en quienes decidieron o se vieron forzados a abandonar la escuela. Entre los casos sobresalientes, tenem os los de chicos que a causa de sus preferencias sexuales no pudieron sobrellevar la presión; así com o casos de m ujeres cuyos padres no les perm itieron continuar a causa de chism es o rum ores fundados o infundados sobre su com portam iento sexual en Chapingo. En este sentido el efecto m ás im pactante es en realidad el conflicto que se genera a raíz de la sanción ejercida a través del chism e. En el cuestionario de la segunda etapa, tam bién preguntam os sí habían conocido a alguien que hubiera dejado la universidad a causa de algún chism e y las respuestas fueron las siguientes: Sobre m ujeres: - Porque a una chava le hicieron m ala reputación, pues ya que según tenía un buen de novios y la trataban de 'puta'… Por eso ya no soportó m ás y dejó la escuela. - A pues que él era hom osexual y todos lo m olestaban y com o ya no aguantaba se fue de la UACH. - Sobre un em barazo por una violación. - Por un chavo nada m as, que porque si habían fajado o no. - Que una chava tuvo relaciones sexuales con un m aestro para que la pasara. - Que se acostaba con un profe y su jefa la cachó, adem ás el profe la pasaba exenta en todo. - Era una m uchacha que era novia de un fitotécnico de 7º grado. Inventaron que ella había tenido relaciones con él y ella por pena quiso term inar con él pero las cosas se agravaron pues él la quería y com o ella le com unicó este chism e a sus padres, su herm ano agredió a su novio y ella por pena o tristeza o por ser obligada por sus padres (ciertam ente no lo sé) dejó Chapingo. - La discrim inaban por su físico. - Conocí una chava que decían que estaba em barazada, abortó, su novio la golpeaba, no era cierto y sus papás se la llevaron. - Una chava que la violaron y no era así y sus papas la sacaron y ya no volvió a entrar - Que se acostaba con profesores. Sobre hom bres: - Que era gay. - Un chavo que era hom osexual y se tuvo que ir. - Lo acusaron de tom ar m ucho alcohol, sus padres lo supieron y le causó depresión porque no se quería

ir de aquí. - Es gay, no quería que nos enteráram os pero cuando supo que nosotros ya sabíam os de pronto se dio de baja. - Se trato de un chavo, se em pezó a inventar que era hom osexual y todos em pezaron a burlarse de él hasta que dejó la universidad. Ch is m e y vio le n cia Las reacciones que las y los estudiantes tuvieron que afrontar cuando fueron objeto de chism es fueron principalm ente burlas y exclusiones, por lo que recibieron las sanciones correspondientes y trataron de solucionar el problem a, ya hablando, ya cam biando de actitud. Los hom bres sufrieron m ás de burlas (40 %) y las m ujeres perdieron sus am istades (195). Aunque un porcentaje im portante de estudiantes señalaron haber resuelto el problem a a través de su intento de aclararlo (38%), ésta podría ser una percepción im precisa ya que m uchas m ujeres aceptaron que, de cualquier m anera, no sostuvieron sus relaciones am istosas. Cuando la rigidez de los estereotipos resulta tan evidentem ente internalizada y se ve reforzada de m anera perm anente a través de actitudes profundam ente diferenciadas y excluyentes, la violencia no aparece com o un elem ento evidente ni im portante. La violencia, en el im aginario de m ucha gente está únicam ente asociada a los golpes. Sin em bargo, el ejercicio del poder acude a un sin núm ero de m ecanism os que sancionan de diversas form as. La violencia física es sólo una expresión objetiva de este poder que tom a form as extrem as de m anifestación con el objeto de ejercer el control. Uno de aspectos que m ayor control requiere una sociedad, donde el m odelo patriarcal y de m asculinidad hegem ónica son los pilares de su continuidad, es la sexualidad, la cual supone una vigilancia perm anente para su buen m anejo. Pero ese m anejo es diferenciado en el caso de m ujeres y de hom bres. Todas las sociedades ponen en práctica acciones instituidas a través de rituales que refuerzan la división sexual del trabajo y la jerarquía de los sexos, en cuya base, usualm ente se encuentran las m ujeres. Independientem ente de las posiciones sociales y económ icas alcanzadas por las m ujeres, el control sobre sus com portam ientos fem eninos es una realidad y corresponden a una parte del im aginario que no sólo define las creencias de los hom bres, sino que son com partidas, custodiadas y aun defendidas por las m ujeres. Com o señala Godelier (1986: 274): ...m ás allá de toda relación personal entre los individuos de am bos sexos (…) la sexualidad en toda sociedad se halla subordinada a las condiciones de reproducción de las relaciones sociales, que no les perteneces, y por ello se ve obligada a sostener con sus propios m edios un discurso que en lo esencial no proviene de ella y va m ucho m ás allá de ella, ya que justifica un orden social al que se debe som eter (...) Se im pone la tarea de en la sexualidad los efectos de subordinación a tales o cuales relaciones sociales, y sobre todo, lo que es evidente, en la reproducción de tales o cuales relaciones de parentesco. La form a en que cada sociedad garantiza esta reproducción de relaciones sociales es diversa, pero no m enos organizada. A través del control de la sexualidad se perpetúan estados de cosas que garantizan el dom inio de una vida social adecuada para su funcionam iento. Los m ecanism os de control m ás efectivos resultan ser aquéllos que no son físicam ente violentos y se instituyen por m edio de prácticas cotidianas que se distribuyen com o un conocim iento de sentido com ún que pone en escena sus form as m ás sutiles: com portam ientos adecuados. En este sentido es posible afirm ar que la violencia que no se ve, es la violencia m ás exitosa. La que surte efecto a nivel del control de uno m ism o y obedece lo establecido porque así debe ser. En el caso de los chism es com o reguladores y evaluadores de conductas, puede considerarse que esta práctica encierra una alta dosis de violencia sim bólica que som ete las voluntades y los deseos m ás íntim os. A su vez, el chism e provoca reacciones de los otros. Reacciones que pueden generar tam bién

com portam ientos violentos, físicos o psicológicos que hacen reaccionar a los que se saltan las norm as. Foucault (1981: 183) identifica m uy claram ente -aunque desde una perspectiva distinta a Godelier en su análisis de la sexualidad y los castigos- cóm o se im ponen los lím ites a las conductas no deseables a través de m ecanism os sutiles. En el taller, en la escuela, en el ejército, reina una verdadera m icropenalidad del tiem po (retrasos, ausencias, interrupciones de tareas), de la actividad (falta de atención, descuido, falta de celo), de la m anera de ser (descortesía, desobediencia), de la palabra (charla, insolencia), del cuerpo (actitudes "incorrectas", gestos im pertinentes, suciedad) de la sexualidad (falta de recato, indecencia). Al m ism o tiem po se utiliza, a título de castigos, una serie de procedim ientos sutiles, que van desde el castigo físico leve, a privaciones m enores y a pequeñas hum illaciones. Com o se anota arriba, entre las reacciones m ás violentas que identificam os son las que atentan contra la autoestim a y la seguridad de las víctim as del chism e, quienes se convierten en objeto de burlas o se ven segregados del círculo de am igos o com pañeros. Por esta razón, el cam bio de com portam iento obedece a la necesidad de ser aceptado o no criticado por com o se quiere ser, optando por ser com o se debe ser. El chism e provoca reacciones que tienen los tintes de "pequeñas hum illaciones" difíciles de ignorar. Co n clu s io n e s El trabajo realizado no se agota en las representaciones sociales, de hecho, ésta es sólo una parte de las m uchas vetas que aún hay por explorar en relación con el chism e com o objeto de investigación. Sin em bargo, es im portante señalar que en este caso, ha resultado un indicador m uy elocuente de lo que significan las relaciones de poder y el control sexual com o reguladores de los roles de género y m antenedores de la dom inación social. Así com o del papel central que juega en la com unicación intersubjetiva de los conocim ientos sociales. El chism e com o práctica social pone en escena, a través de la oralidad, quizá m ás que otras prácticas sociales, una serie de conceptos, valores y creencias com partidas que se anclan en la conciencia individual de cada uno de los m iem bros de una com unidad o una sociedad. Deja entrever, com o apunta Schütz (1974), la reciprocidad de perspectivas que identifica a la gente en una sociedad específica. Esta reciprocidad de perspectivas que perm ite la com unicación y com prensión del sentido de las acciones hum anas, se ve reflejada en los conceptos dom inantes de los roles de género. Las m ujeres y los hom bres juzgan y sancionan por igual las conductas que de una u otra parte se consideran inaceptables y, que en m uchas ocasiones, sólo es posible expresarlas de m anera oculta o indirectam ente a través de los chism es. La am bigüedad subyacente que califica a los chism es com o dañinos pero necesarios o divertidos, no deja fuera lo peligroso que éstos pueden ser para el buen funcionam iento de los grupos cercanos. Enfrentarse a los chism es o reconocer que se ha participado directa o indirectam ente en ellos, im plica necesariam ente la revisión acuciosa de los com portam ientos sociales propios y ajenos, para lo cual existe siem pre un parám etro de lo que se deber ser y de lo que los dem ás esperan de alguien. Si los chism es actúan com o reguladores e integradores, es precisam ente por su carácter evaluador que im pone la sanción de estar en boca de los conocidos, especialm ente de aquellos a quienes se les debe cierto respeto y condescendencia com o los padres, m aestros, novios, novias o com pañeros de escuela. El com portam iento sancionado por un chism e se refiere usualm ente a conductas agresoras a las buenas costum bres, especialm ente en lo que se refiere a la sexualidad. Este últim o, aspecto trasgresor de los m ecanism os de dom inación patriarcal, sobretodo si es ejercido librem ente por las m ujeres, exalta la perm isión m asculina de conductas que en las m ujeres resultan faltas de recato y arriesgan la posibilidad de ser tratadas con respeto, com o en el hecho de que un hom bre es bien visto por sus iguales cuando tiene m uchas am igas o m ujeres con quienes potencialm ente tendrá un encuentro sexual. No así las

m ujeres a quienes se prefieren difíciles para tener una relación seria. O al hecho de sobrevalorar los com portam ientos m achistas en detrim ento de todo aquello que pudiera poner en entredicho su m asculinidad. El chism e puede identificarse com o un acto de violencia que, sin im plicar agresión física, ejerce una presión m oral de m ayor peso, de la que no es fácil apartarse, ya que daña profundam ente la reputación, las relaciones personales y la autoestim a, especialm ente en la adolescencia, etapa durante la cual, se dan perm anentes cuestionam ientos de los valores aprendidos en las fases tem pranas de la socialización. La m ayoría de las chicas y chicos de esta institución escolar, convergen en un am biente nuevo al iniciar sus estudios en ella, porque m uchos dejan a sus fam ilias para vivir con los com pañeros en la escuela y son depositarios de una serie de significados culturales que, si bien son am pliam ente com partidos, tam bién están construidos sobre la base de experiencias m uy particulares. Su situación biográfica les proporciona herram ientas diversas para enfrentar la convivencia y afrontar las críticas y las sanciones consecuentes. Es esta parte de la experiencia particular, lo que hace que cada una de ellas y de ellos, pese a la hom ogeneidad de los conocim ientos de sentido com ún que com parten, pongan en práctica las artim añas o acciones que les perm itirán continuar su vida de m anera exitosa, en lo que se refiere a la convivencia e identificación de la com unidad escolar.

N o tas 1. Las regiones están conform adas de la siguiente m anera: centro: Aguascalientes, Estado de México, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, J alisco, Michoacán, Morelos, Tlaxcala, Puebla y Colim a; sur: Veracruz, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Quintana Roo, Cam peche y Yucatán. 2. En adelante, las referencias de los testim onio utilizados en este docum entos se clasifican de la siguiente m anera: TMC1: Testim onios escritos de m ujeres en el cuestionario de la prim era etapa. THC1: Testim onios escritos de hom bres en el cuestionario de la prim era etapa. TMC2: Testim onios escritos de m ujeres en el segundo cuestionario. THC2: Testim onios escritos de hom bres en el segundo cuestionario. GFM: Testim onios de m ujeres obtenidos en los grupos focales. GFH: Testim onios de hom bres obtenidos en los grupos focales.

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Publicado: 2006-12

Gazeta de Antropología

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