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May 18, 2017 | Autor: E. Fernandez Sanchez | Categoría: Zoology, Zoologia, Zoologia De Mamíferos, Zoologia de vertebrados
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Descripción

EL CASTOR EN ESPAÑA: ESPECIE AUTÓCTONA IBÉRICA

EUGENIO FERNÁNDEZ SÁNCHEZ Club de Fauna – Sociedad Geográfica Española. C/ General Ibáñez de Ibero, 3, 28005 Madrid. Email para correspondencia: [email protected]

INTRODUCCIÓN El objeto de este trabajo es clarificar la presencia histórica del castor en la Península Ibérica, con el fin de que no se le considere una especie invasora susceptible de ser exterminada, sino una especie autóctona susceptible de ser recuperada y protegida, como reza la Directiva Hábitats y que las autoridades autonómicas y estatales españolas sigan la senda marcada por 26 estados que han protegido y recuperado esta especie, aumentando así el valor de la biodiversidad europea. El castor europeo (Castor fiber Linneo 1752) es un Roedor perteneciente al suborden Esciuromorfos, familia Castóridos. Se trata del mayor roedor de Europa. Su aspecto es rechoncho, compacto, y con una inconfundible cola aplastada y ancha, que le ayuda a desplazarse por el agua. Su aspecto físico, su tamaño y sus hábitos acuáticos hacen que difícilmente pueda ser confundido con otro animal. En efecto, el castor vive en entornos acuáticos, ríos y lagos, donde encuentra alimento y construye sus refugios. Son bien conocidas sus habilidades constructivas: levanta diques y realiza canales para crear lagos artificiales que sirven de protección a sus madrigueras. Se reconocen nueve subespecies de castor europeo (Gabrys & Wázna, 2003), pero este dato se halla en continua revisión, como sucede muy frecuentemente cuando se trata de subespecies de mamíferos. Históricamente, el castor se distribuía por casi todo el Paleártico: desde las Islas Británicas y la Península Ibérica, en el Oeste, hasta China y Mongolia, al Este, a través de los bosques caducifolios y de coníferas. Usando los valles fluviales, se extendió por toda la tundra siberiana, y hasta las estepas del Sur de su zona de distribución (Haley & Rosell, 2002). Perseguido y cazado por su piel, muy apreciada, y por el castóreo, una sustancia que segrega por unas glándulas situadas junto a los testículos, que se ha usado en Farmacopea hasta comienzos del siglo XX (Real Academia de Farmacia, com. Pers.), la población de castor declinó inexorablemente hasta unos 1.200 individuos en ocho poblaciones relictas, aisladas entre sí a principios del siglo XX. (Haley & Rosell, 2002). A partir de ese momento, las diversas autoridades nacionales protegieron legalmente lo que quedaba del castor como, por ejemplo, en Francia en 1909 (Steinmetz, 2014), y comenzaron a realizarse traslocaciones de individuos para reintroducirlo en lugares de donde habían desaparecido previamente. Las primeras traslocaciones fueron internacionales: de Noruega (donde había una población relicta) a Suecia (donde había sido exterminado) en 1922

(Haley & Rosell, 2002). Y también se realizaron traslocaciones dentro de cada estado: en Francia se realizaron más de 20 traslocaciones desde 1960 (Steinmetz, 2014). La Directiva Hábitats, de la Unión Europea, considera al castor “especie prioritaria”. Como resultado, en el año 2002 se estimaba una población de castores de 593.000 ejemplares (Steinmetz, 2014), distribuidos en 26 países (Haley & Rosell, 2002). Están previstas más reintroducciones de castores en estados donde han sido exterminados en el pasado. En marzo de 2003, se descubren indicios de la presencia de castores en España: tala de árboles, restos de forrajeo, pisadas, madrigueras, toboganes, excrementos y marcas de castóreo en el curso bajo del río Aragón (Navarra) y el sector contiguo del Río Ebro, entre Navarra y La Rioja (Ceña, 2004). Posteriores averiguaciones llevaron a la conclusión de que se trataba de una suelta clandestina de 18 castores provenientes de Baviera (Alemania), por parte de un grupo animalista de origen e identidad desconocidos. (Ceña, 2004). Desde entonces, se ha constatado la presencia de la especie en La Rioja, Navarra, Álava y Aragón. En el año 2007, las autoridades riojanas, en primer lugar, y las navarras y aragonesas, después, elaboran un plan para el exterminio del castor, solicitando la autorización de Bruselas, y procediendo a un discreto exterminio evitando cuidadosamente que trascendiera a la opinión pública. Se da el caso de que el castor europeo no ha sido incluido en el Catálogo Nacional de Especies Exóticas. (Quercus Nº 311 – Enero 2012). A pesar de este plan de exterminio del castor, aparentemente no se ha conseguido su erradicación, pero no ha trascendido el estado actual de la especie en España, su distribución y si se encuentra en expansión o en reducción.

MATERIAL Y MÉTODOS Para clarificar la presencia del castor europeo en la Península Ibérica, se ha considerado únicamente el periodo Holoceno (desde hace 11.700 años), obviando los registros fósiles anteriores. Se han prestado especial atención a las citas de la presencia del castor en los últimos 5.000 años. La razón estriba en que, si se pretende la revisión legal del estatus del castor en España, se ha de demostrar su presencia en tiempos recientes para que se pueda considerar una especie autóctona. Una vez acotado el marco temporal, se ha procedido a la identificación de fuentes documentales, para su revisión. Se han considerado dos tipos de fuentes documentales: Fuentes directas. Se han considerado como “Fuentes directas”, documentos originales referidos a una época determinada de la que son contemporáneos: Bestiarios, Tratados de Historia Natural, Libros de Montería, y Diccionarios Geográfico-estadísticos. También, dado el interés en Farmacopea del castóreo segregado por el castor, se han consultado revistas y tratados farmacológicos, en tanto en cuanto proporcionan información sobre el castor, referida a la época de cada revista.

Fuentes indirectas. Se han considerado como “Fuentes indirectas”, trabajos realizados en los siglos XX y XXI referentes a indicios de fauna hallados en excavaciones arqueológicas en diversos lugares de España, siempre referidas a la época indicada. En este trabajo se han considerado únicamente los dos tipos de fuentes indicadas anteriormente, completas y digitalizadas, y las conclusiones a las que se llega están basadas exclusivamente en el análisis de dichas fuentes documentales. RESULTADOS Si bien se han localizado restos fósiles de Castor fiber en la Península Ibérica datados en el periodo Pleistoceno, no son objeto de este trabajo dado el interés por localizar indicios de la presencia del castor en tiempos holocenos. A continuación se describen las fuentes donde he localizado referencias a dicha presencia del castor: Fuentes indirectas Corina LIESAU VON LETTOW-VORBECK. El Soto de Medinilla: faunas de mamíferos de la Edad del Hierro en el Valle del Duero (Valladolid, España). ARCHAEOFAUNA- Revista de la Asociación Española de Arqueozoología. Vol. 7. Octubre 1998. Este número monográfico es de particular interés porque, en este trabajo, la autora no sólo describe las faunas encontradas en una serie de yacimientos de la Edad del Hierro en el Valle del Duero, sino que también realiza un resumen de todos los hallazgos de Castor fiber en la Península Ibérica, situándolos en sus respectivos yacimientos. Las referencias concretas de Castor fiber aparecidas en este trabajo son las siguientes:   



Página 86: se enumeran 5 hallazgos de castor referidos a la Primera Edad del Hierro en el Soto de la Medinilla (Soto I). También se enumeran 2 hallazgos de castor referidos a la Segunda Edad del Hierro en el Soto de la Medinilla (Soto III). Página 89: en el párrafo numerado 3, se indica que el castor era una especie cazada eventualmente, y que se trata de la única especie hallada en las tres muestras de cada campaña de excavaciones. Página 111: Se presenta un análisis de los restos de castor hallados, concluyendo que dichos especímenes fueron cazados para aprovechar su carne y su piel. Por otro lado, se indica que también se ha hallado un ejemplar de castor en los niveles celtibéricos de La Era Alta (Valladolid). Reflexiona a continuación que debió ser una especie frecuente en las riberas del Duero y afluentes, ríos con biotopos favorables a esta especie para sus requerimientos de refugio y alimento, y avanzando la hipótesis de que su extinción estaría relacionada con la explotación de su carne, su piel y su castóreo. Página 112. En la Figura 55 se sitúan y resumen todos los hallazgos pleistocenos y holocenos del castor en la Península Ibérica. Los yacimientos históricos serían: de la Edad del Hierro: El Soto (Valladolid), Ucero (Soria), Era Alta (Valladolid) y Ronda (Málaga , yacimiento ibero). De época romana: Bílbilis (Zaragoza), y de la Edad Media (ss. IV – VI): Sant Pere de Gavá (Bajo Llobregat – Barcelona)

Fuentes directas ESTRABÓN. Libro III de “GEOGRAFÍA” Se ha consultado la edición traducida del latín por Juan López, “geógrafo pensionista de S.M., de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, y de las sociedades Vascongadas y de Asturias”, Madrid, 1787. Las referencias al castor en la Península Ibérica son las referencias históricas más conocidas para el castor: 

Páginas 218 – 219. “Producen los ríos castores [con nota aclaratoria de “tratarse de un animal anfibio, o de agua y tierra, según Dioscórides y Plinio”], pero en España no tienen la misma fuerza que en el Ponto; y aquí les es propia la virtud medicinal”

EL RESTAURADOR FARMACÉUTICO. Periódico oficial de la Sociedad Farmacéutica de Socorros Mutuos. Año Tercero. Madrid, 1847. 

Páginas 5 – 7. Artículo “Historia Natural: El Castor”. Debido al interés farmacológico de esta especie, se presenta un artículo sobre el castor citando datos de una “erudita francesa” llamada Julieta Antonia. En la página 5 se cita: “Aunque en muy corto número se halla en algunas partes de Europa, tales como España, Francia e Italia. Se encuentran también en el Norte, y aun en Grecia y Egipto”

DISCUSIÓN La principal conclusión que se desprende de las fuentes consultadas, y descritas en el epígrafe anterior, es que el castor europeo es una especie que ha vivido en la Península Ibérica en tiempos históricos. Por lo tanto, debe ser considerada como una especie autóctona que desapareció en algún momento. Ahora bien, se presentan dos preguntas. La primera es referida a la fiabilidad de las fuentes consultadas. Y la segunda se refiere a cuándo desapareció el castor de la Península Ibérica. Intentemos contestar ambas cuestiones, reconstruyendo la historia del castor en la Península Ibérica que se desprende de las fuentes citadas, y tratando de ver si nos llevan a un resultado coherente o incoherente. En cuanto a las fuentes indirectas, no cabe duda que las citas de yacimientos en el trabajo de Corina Liesau Von Lettow-Vorbeck son impecables e inequívocas: se cita el castor en la Península Ibérica hasta, al menos, el siglo V d.c. (época visigótica), en el Bajo Llobregat, en Barcelona. La cita de Estrabón, a pesar de ser indirecta (él no estuvo nunca en Iberia, sino que se basó en fuentes consultadas), parece fiable. El castor es una especie bien conocida (y explotada) desde la Antigüedad, y no parece que Estrabón haya confundido el castor con la nutria paleártica. Las referencias aclaratorias a Dioscórides y Plinio añaden verosimilitud a la idea de que se estaba citando correctamente al castor. En cuanto a la revista farmacéutica de 1847 citada, no tenemos ninguna información sobre el autor del artículo (firmado por iniciales), ni de la “erudita francesa” según la cual, se afirma, se están presentando datos del castor. No sabemos si eran naturalistas o si no lo eran. En principio, todo lo que se afirma en el artículo es correcto en cuanto a la biología del castor. A mediados del siglo XIX el castor era una especie muy bien conocida en Europa y Norteamérica, puesto que la industria peletera estaba en pleno auge en dicho siglo. Por otro

lado, el aprovechamiento del castóreo hacía que fuese una especie de gran interés económico, por lo que sería normal que se tuviera información actualizada sobre la distribución del castor. Se hace referencia concreta de tres países de Europa Occidental: Francia, Italia y España, en los que “se encuentra”. La población francesa del Ródano fue una de las ocho poblaciones relictas que sobrevivió al siglo XIX, mientras que las poblaciones española e italiana ya habían desaparecido para entonces. Por tanto, de la lectura del artículo citado no se desprende ninguna incoherencia que haga dudar de las informaciones allí contenidas. ¿Cuál es, pues, la “historia” del castor en España? Del análisis de las fuentes consultadas, se desprenden los siguientes hechos: 1. El castor parece ser una especie relativamente abundante en la Antigüedad, en zonas fluviales del Centro – Norte de la Península: cuencas del Duero, del Ebro y del Llobregat. Son menos abundantes las citas en la zona mediterránea, lo que parece consistente con los requerimientos eurosiberianos de la especie. En el trabajo de Corina Liesau Von Lettow-Vorbeck se afirma que el castor es una de las cinco especies encontradas que se extingueron posteriormente de la Península Ibérica, y que se habían extinguido antes de la llegada de los romanos. Por tanto, parecería que la explotación de carne, piel y castóreo acabó con la especie muy pronto. 2. A partir del siglo V desaparecen las referencias a la presencia de castor en la Península Ibérica. La especie continúa siendo conocida, y debido a sus aprovechamientos económicos, el uso de la palabra en nuestro idioma no decae, si bien llama la atención la falta de topónimos e hidrónimos en nuestro territorio que hagan referencia al castor. En los Libros de Montería no se hace ninguna referencia al castor, y tampoco en diccionarios geográfico-estadísticos ni en toda la Edad Media ni en la Edad Moderna. 3. Súbitamente aparece una referencia en una revista farmacéutica en 1847. De la consulta de literatura farmacéutica posterior no se hace referencia a presencia alguna del castor en España. Se hace notar que el castóreo que a fines del siglo XIX se usaba en España era importado de Canadá y de Rusia, indicando que el precio subía cada vez más debido a la creciente escasez de castores. La principal conclusión que se extrae es que el castor no fue nunca una especie abundante en la Península Ibérica. Se trata de una especie de requerimientos eurosiberianos, y en la zona de influencia mediterránea, con sus sequías prolongadas y la irregularidad de sus cursos de agua, hacían difícil la presencia de grandes y sanas poblaciones de castores. La única posibilidad de presencia viable de castores en España sólo podía corresponder a los ríos más caudalosos del Norte, lo que es congruente con la presencia comprobada del castor en las cuencas del Duero y del Ebro. Las citas en Bilbilis (Jalón) y el Bajo Llobregat indican una amplia presencia en la cuenca del Ebro. Esta relativamente abundante población de castores (pero una abundancia relativa local), fue explotada por la carne, la piel y el castóreo hasta sus extinciones locales. Pero de la cita de 1847 se desprende que el castor no llegó a desaparecer por completo de España, si bien, y como se indica en el mismo artículo, en las zonas muy antropizadas, el castor no llega a formar grandes grupos familiares, y vive oculto en lo más inaccesible. Seguramente durante la Edad Media y Moderna, sobrevivieron escasos y muy dispersos grupos de castores, que no presentaban ya ningún interés económico. Por eso la especie era conocida en España a mediados del siglo XIX. Sin embargo, el pequeño número de ejemplares, unido a la más que segura dispersión y aislamiento genético de las exiguas poblaciones, y la progresiva

desaparición y degradación de sus hábitats, condujeron a la extinción definitiva de la especie en algún momento del último tercio del siglo XIX. CONCLUSIÓN Creemos que la reintroducción de especies debe llevarse siempre con estudios de viabilidad, epidemiológicos, con selección de hábitats favorables y contando con los intereses humanos de la zona seleccionada. Pero la verdad es que, en el caso del castor, nos encontramos con una población de reintroducida sin haber cumplido dichos requisitos, pero dado que creo haber demostrado que el castor es una especie autóctona, y no introducida, se presenta una ocasión de oro para recuperar una especie perdida de la fauna ibérica. Sugerimos que debería detenerse el actual plan de erradicación de la especie, y emplear el dinero que está costando, en estudiar el estado de las poblaciones actualmente existentes, realizando los controles veterinarios pertinentes, y procediendo a traslocar ejemplares a lugares adecuados para ellos, donde no pueda haber conflictos con intereses humanos. Conflictos, de todos modos, que en Europa prácticamente no se han descrito en ningún lugar. Según la Directiva Hábitats, el castor es una especie “prioritaria”, lo que implica la elaboración y ejecución de planes de gestión para la misma. Seguramente esta es la razón por la que se ha optado por un discreto exterminio antes de que la especie se “escape de las manos”. Se recuperaría así una especie notable de nuestra fauna, legando a las próximas generaciones una fauna más completa y fidedigna de lo que fue en el pasado.

BIBLIOGRAFÍA CEÑA, JUAN CARLOS et. Al. “Castor europeo en Navarra y La Rioja”. Galemys Nº 16, 2004. COLECTIVO ECOLOGISTA RIOJANO (CER). “Castor europeo: erradicarlo o aceptarlo, he ahí el dilema”. Revista Quercus Nº 311, Enero 2012. DEWAS, M. et. Al. “Recovery and status of native and introduced beavers Castor fiber and Castor canadensis in France and neighbouring countries”. Mammal Rev. 2012, Volume 42, No. 2, 144–165 EL RESTAURADOR FARMACÉUTICO. Periódico oficial de la Sociedad Farmacéutica de Socorros Mutuos. Año Tercero. Madrid, 1847. Biblioteca digital de la Real Academia de Farmacia. ESTRABÓN. Libro III de “GEOGRAFÍA”. Edición traducida del latín por Juan López, geógrafo pensionista de S.M., de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, y de las sociedades Vascongadas y de Asturias, Madrid, 1787 GABRYS, G. & WAZNA, A.” Subspecies of the European beaver Castor fiber Linnaeus, 1758”. Acta Theriologica 48 (4): 433–439, 2003 HALLEY, D.J. & ROSELL, F. “The beaver’s reconquest of Eurasia: status, population development and management of a conservation success”. Mammal Rev. 2002, Volume 32, No. 3, 153–178

KAUTENBURGER, R. & A. C. SANDER. “Population genetic structure in natural and reintroduced beaver (Castor fiber) populations in Central Europe”. Animal Biodiversity and Conservation 31.2 (2008) LIESAU VON LETTOW-VORBECK, CORINA. El Soto de Medinilla: faunas de mamíferos de la Edad del Hierro en el Valle del Duero (Valladolid, España). ARCHAEOFAUNA- Revista de la Asociación Española de Arqueozoología. Vol. 7. Octubre 1998. ROSELL, F. et. Al. “Ecological impact of beavers Castor fiber and Castor Canadensis and their ability to modify ecosystems”. Mammal Rev. 2005, Volume 35, No. 3&4, 248–276 STEINMETZ, JULIEN. “Beaver Castor fiber Linnaeus 1752, recovery and monitoring in France. Munibe monographs Nature Series 3 (2014), pp. 89 – 92.

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