El camino ecuménico de Jesús en Marcos

June 15, 2017 | Autor: Gustavo Delgadillo | Categoría: Historical Jesus, ECUMENISMO
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Descripción

El camino ecuménico de Jesús en Marcos Gustavo Delgadillo “El futuro del ecumenismo no me interesa en lo más mínimo, si no lleva a pensar, en primer lugar, en el futuro del ser humano y a trabajar a favor de ese futuro.” George Casalis

El horizonte ecuménico del Antiguo y Nuevo Testamentos convergen en la vida de Jesús de Nazaret; y es que el Dios ecuménico es revelado en la praxis de Jesús, que poseía un sentido ecuménico. En este escrito, a través del relato1 marcano y en relación a las escrituras hebreas, intento resaltar las dimensiones ecuménicas en el caminar del Nazareno, dimensiones que se podrían sintetizar en una frase: hacer de este mundo, la casa –oikos – de todos.

1. El Dios ecuménico de la Biblia hebrea El término tevél –mundo– aparece en la Biblia hebrea en Is 13:112, donde la Septuaginta la traduce como oikoumené en el sentido de población humana, así también en Is 18:3, 27:6, 34:1; Sal 9:1, 24:1, 96:13, 98:9 y Am 9:73. Este rastro de interés universal por toda la población humana como parte de los planes de Dios, nos comunica que Dios no es exclusivo de ninguna cultura, sino tras esa aparente exclusividad judía busca alcanzar a los otros pueblos. Oikoumené tiene fundamentalmente una dimensión universal. Aquella dimensión universal la vemos relatada ya, en la historia de Abraham. Bendecir a todas las familias de la tierra (Gn 12:3), a través del nómada (caminante, errante, inmigrante) Abraham, no era una mera mención sino una muestra de la presencia de Dios en la historia de la humanidad; de manera humilde y dialogante el 1

Nuestro acercamiento a Marcos, es en su mundo narrativo. Por lo tanto, como relato que es, la referencia a personas, lugares y sucesos se refieren al mundo narrativo del relato, excepto cuando se puede identificar como información auxiliar a partir de nuestro conocimiento de la cultura del siglo I. Como narración que es pone el acento en comportamientos, no en ideas, conceptos o doctrinas. Y es que, la narración busca involucrar y comprometer al lector u oyente. Ver al respecto: David Rhoads – Donald Michie, Marcos como relato. Introducción a la narrativa de un Evangelio. Sígueme, Salamanca, 2002. 2 La palabra tevél pocas veces es sinónima de olám, que también se refiere al mundo, pero en el sentido espacial y temporal como aparece en 2 S 22:16. 3 Oikoumené también aparece refiriéndose a la población humana en su totalidad en los libros de Job, Proverbios, Lamentaciones, Nahum, Crónicas, Jeremías.

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“cielo y la tierra se oirán mutuamente”4; por lo tanto es posible que todo pueblo, raza, lengua y nación se encuentren con Dios en algún punto de su caminar. Esta promesa perdura históricamente y es renovada a Isaac (Gn 26:2-4), a Jacob (Gn 28:12-14, 35:1112) y a José e hijos (Gn 48:3-4, 15-16), enfatizando siempre el ser de bendición a los otros pueblos. El ecumenismo de Dios se desarrolla en la –única– historia5 de la humanidad donde se busca incluir a las familias de la tierra dentro de una familia mayor. Aquella promesa de inclusión la vemos desarrollándose primigeniamente en la “sociedad alternativa”6 del Éxodo. Frente a las ciudades-estado de Canaán y los imperios circundantes se espera que esta nueva sociedad permanezca abierta a los que no son israelitas (Ex 12:38; Nm 11:4), puesto que está llamada a no oprimir al extranjero (Ex 23:9) y a proveer un lugar de refugio para los esclavos que huyeran de otras naciones (Dt 23:15-16). Es en la vida de la sociedad israelita que Dios expresaría su proyecto inclusivo; los lineamientos que posibilitan ese proyecto están expresados en la Ley que Dios mismo les proporcionó, Ley que fue provista a Israel para la convivencia intra-extra comunitaria. Así pues, el ecumenismo de Dios se manifiesta en un plano praxico. Esta preocupación por los otros –pueblos– la vemos arraigada desde el proceso de formación del Pueblo de Dios como nación (Ex 22:21-27, 23:1-9; Dt 10:18-19, 15: 15, 24:17-21, 27:19; 1 R 8:41-42), y recorre la historia de este pueblo aún en los momentos más críticos y de mayor incertidumbre (Is 42:6-7, 49:6, 66:19-21; Zac 8:13). La preocupación por el otro forma parte de la ética social del Antiguo Testamento – preocupación no exclusiva de Israel7– que fue uno de los medios por el cual: Algunos habitantes de Canaán pudieran haber sido ganados para la causa de Israel mediante un proceso de conversión religiosa y política. La familia de la prostituta Rajab de Jericó puede ser un ejemplo (Jos 6:22-25), y también puede serlo otro grupo asociado con la ciudad de Betel (Jue 1:22-26)…algunos han sostenido que no hubo conquista alguna en sentido físico, sino que el cambio Gustavo Gutiérrez, El Dios de la vida. CEP – Instituto Bartolomé de las Casas, Lima, 2004, p.84. Como dice Antonio González: “…solamente hay una historia, la historia profana, a la cual Dios hace historia de la salvación desde las primicias ya presentes del Reino.” En http://www.praxeologia.org/guti.html consultado el 14/05/2008. 6 Antonio Gonzáles, Teología de la praxis evangélica. Ensayo de una teología fundamental. Sal Terrae, Santander, 1999, pp. 205-211. 7 “La preocupación por las personas desamparadas no fue algo exclusivo del AT. En las leyes de UrNammu se lee la siguiente lista de méritos del rey: El huérfano no fue entregado al rico ni la viuda al poderoso, el poseedor de un solo siclo no fue entregado al poseedor de una mina”: John Drane, Introducción al Antiguo Testamento. CLIE, Barcelona, 2004, pp. 300-301. 4 5

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por el que la población cananea paso a ser israelita fue el resultado de una especie de revolución social8.

Es de remarcar que el ecumenismo de Dios comunica, también, una dimensión ética. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo Israel no fue fiel a su vocación y “cuando deja de ser bendición a los demás, Jehová los denuncia (Zac 8:13; Jer 4:4, 26:6) y promete un nuevo Pueblo que sí será de bendición entre las naciones (Zac 2:11, 8:13; Ez 6:23). Entonces las demás naciones participaran también en la vocación del pueblo de Dios (Is 19:24-25).”9 Esta acción liberadora –futura– por parte de Dios es depositada en un descendiente del rey David (Is 11:1-10). En este sentido el ecumenismo de Dios contiene una dimensión escatológica. Así, en el devenir narrativo de la historia bíblica encontramos rastros de la aspiración continua de Yahvé de hacer de la humanidad su Pueblo (universal), un pueblo donde en su vida diaria (praxica) las relaciones humanas se tornen óptimas cada día (inclusiva), donde la preocupación y la respuesta concreta por el desfavorecido y su entorno sean primordiales (ética). Todo ello confluirá de manera concreta y paradigmática en los actos de Jesús de Nazaret (escatológica).

2. El ecumenismo de Jesús10 en Marcos El horizonte ecuménico de Jesús guardó sintonía con el espíritu ecuménico de los escritos veterotestamentarios. Es en el caminar de Jesús, en su relacionamiento, en su convivencia, en su praxis11, donde vemos señales de un ecumenismo auténtico. Este énfasis lo vemos en el relato del Evangelio de Marcos donde Jesús es presentado como un hombre de praxis.

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Ibíd., pp.75-79. Arturo Piedra, ed., Haciendo teología en América Latina. Juan Stam un teólogo del camino. Vol. 2, LAM - Visión Mundial - FTL - UBL, San José, 2005, p. 53. 10 Hablamos de Jesús desde el universo narrativo de Marcos, en ese universo podemos percibir una “geografía teológica” como propuesta de seguimiento a la comunidad marcana, donde Jesús viaja más allá de Galilea al territorio gentil. Primero va a la región de las Diez Ciudades cruzando el lago de Galilea, donde exorciza la “legión” de demonios. Entonces, va al territorio de Tiro, se encuentra a la mujer sirofenicia, pasa por Sidón de vuelta hacia las Diez Ciudades y da de comer a cuatro mil gentiles en el desierto. Después viaja a las aldeas de Cesárea de Filipo. Así, Marcos describe a Jesús llevando la soberanía de Dios incluso a otros territorios, anunciando un tiempo en que los discípulos proclamarán la buena noticia a todas las naciones gentiles. 11 Hablo de praxis en su sentido integral (theoría y poíesis) –teoría y actos– libre de las unilateralidades de la tradición filosófica, tanto aristotélica (donde la praxis incluía la teoría como su forma suprema) como marxista (donde la praxis era ante todo la actividad productiva y transformadora del mundo). Sobre el tema de la praxis ver el capítulo segundo de: Antonio Gonzáles, Teología de la praxis evangélica. Ensayo de una teología fundamental, pp. 71-111. 9

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En la narración de Marcos, Jesús es el caminante, cuyo camino fue anunciado por el bautista (1:2-3), recorrido por Jesús hasta sus últimas consecuencias –la cruz– (8:27, 9:33-34, 10:32, 15:24-37), y en el que luego de resucitar prosigue en ese camino (16:7). La metáfora del camino está enraizada en la estructura del mismo Evangelio, donde los escenarios se sitúan geográficamente, Galilea (1-8) y Jerusalén (8-16).12 La “geografía teológica”13 de Marcos nos comunica que el camino de Jesús no tiene fronteras, pues vemos a Jesús constantemente visitando tierras paganas (5:1-20, 7:2437, 8:1-10), donde exorciza, sana y da de comer en abundancia. Ese cruce de fronteras, de la religión al paganismo, nos revela el interés del narrador por derribar los problemas de exclusión, existentes en la comunidad marcana. La vocación de Jesús es para toda la población humana (universal). Marcos nos presenta a un Jesús “no solitario (aislado del mundo), ni tampoco un elitista sino un hombre de grupo.”14 Es un Jesús rodeado de gente: discípulos (1:16-20), discípulas (15:40-41, 16:1-8), multitudes (3:7-8, 6:30-44), ya sean judíos (7:1-4) o gentiles (8:1-13). Esta predilección de Jesús por el grupo lo vemos delimitado por algunas imágenes marcanas como son: la imagen de la mesa15 y la imagen de una familia nueva, ambas arraigadas profundamente en la cultura judía. Mr 2:15 dice que: “…Jesús estaba reclinado (comiendo) a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se reclinaron (synanekeinto) con él…”, se recostaron a comer juntos, actitud que apunta hacia la superación de las antiguas diferencias, de los grupos divididos. Marcos nos ofrece en torno a la mesa de Jesús reconciliación, y por lo tanto inclusión. Jesús dice en Mr 3:35 que: “Quien cumpla la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.” De esta manera surge una nueva familia que: “No es unida por lazos de sangre ni intereses económicos (…) No es una familia estructurada jerárquicamente (…) No ha de estar dirigida por letrados que guíen a gente ignorante (…) Nadie está sobre los demás. Nadie es señor de nadie. No hay rangos ni clases (…) No hay lugar para los intermediarios. Todos y todas tienen acceso directo e inmediato a Jesús y a Dios, el Padre de todos (…) Así imagina Jesús a su familia de seguidores: un grupo de hermanos y hermanas que le siguen para acoger y difundir la compasión de Dios en el mundo.”16

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Ibíd., pp. 274-276. Jean Delorme, “El Evangelio según San Marcos.” Cuadernos Bíblicos 15-16, 1997, pp.13-15. 14 Xabier Pikaza, Pan, casa, palabra. La iglesia en Marcos, Sígueme, Salamanca, 1998, pp. 21-22. 15 Ibíd., pp.60-64 16 José Antonio Pagola, Jesús. Aproximación histórica. PPC, Madrid, 2008, pp.290-292. 13

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Así, las imágenes de la mesa y de una nueva familia se convierten en signos de inclusión fraterna, alrededor de Jesús. El relato de Mr 8:1-9 nos presenta a un Jesús conmovido por el hambre de la gente (en tierra extranjera), más no es una preocupación pasajera, pues el texto menciona el conocimiento de la situación, que Jesús, tiene de ellos (v.3), “este relato evoca el tiempo del desierto (Éxodo) y la provisión de parte de Dios”17; sin embargo lo más resaltante de esta narración es el acto (praxis) de Jesús de proveer soluciones inmediatas a problemas inmediatos, esto a través de la solidaridad de la propia gente allí presente y la participación de sus discípulos. Esta orientación diádica18 de Jesús era propia de su cultura; no podía ser indiferente al otro/a. Su ecumenismo tenía un sentido praxico y ético. En un contexto de desesperanza, por el rechazo y persecución que atravesaba la comunidad marcana (4:17, 10:30, 13:11-19), el relato de Marcos introduce un acontecimiento esperanzador y provocador que es, el reinado de Dios sobre la tierra, encarnado en Jesús de Nazaret. Mr 1:14-15 evoca a Is 52:7, donde dice: “¡Qué bellos son por los montes los pies del mensajero de buenas noticias, que anuncia la paz, que trae la dicha, que anuncia la salvación y dice a Sión: ‘Tu Dios es rey’!” Cuando Marcos habla del reinado de Dios: No estamos ante cualquier abstracción etérea, sino ante una buena noticia que nos habla de que Dios vuelve para reunir a su pueblo, para reinar sobre él, para liberarlo de los opresores y para convertirlo, bajo la soberanía de Dios, en una señal atractiva para todas las naciones.19

El reinado de Dios como acontecimiento y mensaje, es pues en Marcos una realización y signo de esperanza escatológica. También, el ecumenismo del Jesús de Marcos tiene un fuerte sentido de misión20, esto lo observamos en todo el relato. Jesús cruza constantemente los linderos geográficos y ofrece su mensaje de manera abierta, para todos (1:14-15), la universalidad de su mensaje-proyecto se expresa desde la necesidad de las personas a 17

Mercedes Navarro Puerto, Marcos. Verbo Divino, Estella, 2006, pp. 284-288. “Personalidad diádica. Término antropológico que se refiere a la gente orientada hacia los otros, que dependían de los demás para poder llegar a comprender quienes eran.”: Bruce Malina y Richard Rohrbagaugh, Los evangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo I. Comentario desde las ciencias sociales. Verbo Divino, Estella, 2002, pp. 376-378. 19 Antonio Gonzáles, Reinado de Dios e imperio. Ensayo de teología social. Sal Térrae, Santander, 2003, pp. 139-142. 20 “…actividad de Dios en la historia humana para rescatar a la humanidad de su deshumanización cultural, política, económica y social, así como de su alienación espiritual respecto a Dios”: Pablo Deiros, Diccionario Hispano-Americano de la Misión. Edición electrónica, 2006, p.297. 18

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las que se dirige más que desde su amplitud racial. Lo que unifica a todos los humanos es precisamente su pequeñez (publicanos y pecadores, leprosos y endemoniados, paralíticos, ciegos, sordos, hambrientos, mujeres oprimidas), todos los necesitados son hermanos. Ese sentido de misión es mencionado de manera pascual en el 16:15, de esta manera se comunica la necesidad de anunciar el evangelio a toda criatura, a toda la comunidad marcana.21 Así, el Jesús de Marcos tiene una vocación universal, donde los signos tales como el exorcismo, la sanidad, y el dar de comer en abundancia (praxis), enfatizan su interés de devolverles la dignidad a aquellos que se encuentran tanto en las periferias geográficas de aquel mundo, como también a aquellos que viven en las periferias de la vida (pobres, mujeres, niños, enfermos,…), esto a través de la redefinición de nuevos espacios como el familiar y el de la comensalidad, que reflejan espacios de inclusión. Inclusión que comunica algo de las consecuencias éticas del camino de Jesús. Camino que trasciende los tiempos (escatológico) y que se torna en el seguimiento de Jesús por parte de la comunidad marcana.

3. El ecumenismo como seguimiento de Jesús El Jesús de Marcos es ecuménico en el sentido que su proyecto buscaba que el mundo —oikos— sea la casa de todos (universal). Jesús llama a la liberación y transformación de su propio pueblo judío, acto que es interpretado por Marcos como la apertura de liberación y transformación de los demás pueblos, y que es comunicado de esa forma a su Comunidad. Hoy podemos decir junto a René Padilla que: “Ser cristiano ecuménico es ser un cristiano que concibe toda la oikoumene (la tierra habitada) como campo de la acción transformadora de Dios”22. En ello es necesario salir de nuestros ghetos, ya sean estos institucionales, dogmáticos, o existenciales. Es caminar hacia Galilea (Mr 16:7), es proseguir con el camino de Jesús, en horizonte abierto. En Jesús se ve la apertura de un Dios que busca incluir a todo ser humano en aquello que denomina el Reino de Dios. Inclusión que Marcos retrata desde la praxis de Jesús: en su relacionamiento cotidiano con los pobres (Mr 3: 7-12; 10: 13-16), la curación de los enfermos (1: 21-28; 2: 1-12; 7: 31-37), o compartir el pan de cada día (2: 13-17). Hoy tenemos que hablar de un seguimiento que se materialice ante los ojos Sobre el tema de “Marcos y la misión de la iglesia” ver: Guillermo Cook y Ricardo Foulkes, Comentario bíblico hispanoamericano: Marcos. Caribe, Miami, 1990, pp. 369-372. 22 René Padilla, “Misión integral: evangélica y ecuménica”. Misión 36, vol 10, n° 2, 1991, p. 4. 21

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de la sociedad que nos circunda, como dice James D. G. Dunn: “Un seguimiento que se quede absorto en el debate teórico y no se concrete en situaciones prácticas de la vida de cada día, (…) , se encuentra bastante alejado del seguimiento que quería Jesús”23. Aquí el proseguir hacia Galilea es reencontrase con aquellos pescadores (1:16-20), publicanos (2:13-17), endemoniados (5:1-20), mujeres (7:24-30; 14:3-9), enfermos (19:46-52), es volver hacia aquellos rostros postergados y excluidos de las sociedades posmodernas de hoy en día. Es tocarlos como él los toco, incluirlos, sanarlos, darles de comer, acompañarlos. El seguimiento tiene fuertes connotaciones éticas y sociales. El Jesús caminante, es una imagen que Marcos comunica –primariamente– a su comunidad con la intención de “seguirlo”. El hecho de volver a Galilea (16:7) también pasa por recorrer el camino de: la elección, el envío, las nuevas familias, las perplejidades, la acogida de los últimos, la renuncia a la riqueza, el poder del servicio, la cruz. En ese sentido de “búsqueda” podemos decir que seguir el camino de Jesús, es seguir un camino escatológico –de algo no acabado, de algo por venir– pues siempre esperamos algo más, una realización más plena, esperando volver a encontrarnos en Galilea.

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James D. G. Dunn, La llamada de Jesús al seguimiento. Sal Terrae, Santander, 2001, p. 194.

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