El arte como vector de una memoria transgeneracional

October 2, 2017 | Autor: Morgane Clavel | Categoría: Education, Collective Memory, Franquismo
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Descripción

Clavel Morgane, LLCE2, Art et politique


El arte como vector de una memoria transgeneracional


Introducción



El trabajo seleccionado se titula "Los Caminos de la Memoria", una
película documental realizada en 2011 por José Luis Peñafuerte, cineasta
belga, nacido en 1973, como resultado de la ola de inmigración de los
republicanos españoles. Esta película trata de un tema de actualidad muy
sensible en España: "el deber de memoria". Este documental interroga España
sobre uno de sus periodos más "oscuro": la Guerra Civil y los años de
dictadura de Francisco Franco. Esta película aborda el tema de la memoria
personal y colectiva.

España, trata de encontrar una identidad nacional que necesariamente
requiere una reconciliación con su historia.

Ahora este país debe posicionarse sobre la cuestión de la memoria: ¿Es el
reconocimiento histórico suficiente para restablecer el vínculo social?
¿Las atrocidades cometidas durante la dictadura de Francisco Franco deben
ser reparadas, a través del derecho penal? ¿En qué medidas y con qué
objetivos, el cineasta mostró la transmisión de la memoria a las nuevas
generaciones?

En este contexto político, económico y social, que actualmente divide
España en esta cuestión, José Luis Peñafuerte al hacer su película,
cuestiona la memoria histórica y sobre todo el deber de memoria.

En el análisis de sus películas, dos líneas de pensamiento emergen: el
proceso de la reparación de la memoria histórica, así como su transmisión a
la juventud.


La restauración de la memoria íntima y colectiva



José Luis Peñafuerte dirige su cámara a donde se establece
el enlace entre el pasado y el presente, la memoria y el olvido, espacios
en dos ocasiones que se encuentran, se cruzan y se chocan.

Este trabajo de la película mantiene las huellas de los recuerdos, de la
intimidad. José Luis Peñafuerte, como Robert Capa, supieron capturar el
dolor evocado, en la cara de la gente.

No solo da voz a las víctimas del franquismo, sino también a los actores
que ahora están tratando de "dar memoria" a los olvidados del pasado.

José Luis Peñafuerte deseaba, a través de su obra, "levantar el velo sobre
los 40 años de dictadura en la que 400.000 personas fueron encarceladas, a
veces torturadas, 100.000 personas fueron condenadas a trabajos forzados,
60.000 personas ejecutadas."

Un largo período de amnesia que no ha podido "cerrar las heridas de la
vida."

El trabajo de José Luis Peñafuerte trae de alguna manera esta "reparación
de heridas, sufrimiento", la "reparación" de la memoria íntima esencial
para el restablecimiento de los vínculos sociales.

José Luis Peñafuerte saca a luz esta tragedia colectiva, los desaparecidos
(entre 135.000 y 150.000), sin historia, sin memoria, sin rostro,
mantenidos en el olvido durante 35 años. Gracias a la Ley de Memoria
Histórica aprobada en 2007, los que estaban en el olvido fueron finalmente
reconocidos como víctimas, un estatuó necesario para reparar la historia
sangrienta de España. Es una hermosa narración polifónica, tanto por la
multitud de voces que expresan su sufrimiento (el poeta, Marcos Ana,
escribió sus poemas en la cárcel) como por las caras de esas mujeres
doloridas: lo que queda oculto, enterrado debajo de la tierra, pendidos
entre miles de huesos, y la grúa que aparece en su obra como la alegoría de
la memoria cubierta. Mientras la excavación, ella volvió a ver siluetas,
fantasmas que surgen del pasado para liberarlos de sus cadenas, su injusta
condena y recuperar la dignidad. Estos lugares tienen sentido como la
prisión donde cientos de víctimas de la crueldad del régimen fueron
encerrados, torturados y asesinados. El arte puede ser el portador de estos
recuerdos íntimos. Un espectáculo de dolor como la obra de Pablo Ruiz
Picasso, Guernica. La memoria debe ser "restaurada" por la reparación,
antes de ser "transmitida". "Se necesitan portadores de memoria para
transmitir la esperanza, mejorando el ser humano y así evitar el odio,
valorar las diferencias contra el mal" expresa Francine Mayran, psiquiatra
y pintor.


El trabajo de transmisión intergeneracional



La transmisión de la memoria no se hace sólo por la apertura de fosas,
actos simbólicos y concretos, permitiendo a las familias de las víctimas,
entregar a sus parientes, un entierro. "Si estas familias no podían
enterrar a las víctimas, pueden hacerlo ahora".

También es traer todos los fragmentos (como un rompecabezas) de esta
memoria, siempre menospreciada. Y es transmitir a la juventud, ya que
"negar la historia es arriesgarse a repetirla". "El recuerdo de España, la
memoria histórica, colectiva, es una memoria terrible", y sin embargo es
necesario enseñar a la juventud los valores de la democracia por lo que
"nunca más" producirá atrocidades y barbaridades.

España tiene un "problema de memoria histórica". Sin embargo, entre las
generaciones más jóvenes, algunos deciden cuestionar el pasado, a través de
los ancianos. Como es el caso de la joven Clara, en la aula del liceo, en
la película, que expresa el hecho que es difícil hablar de lo ocurrido con
sus padres o abuelos. "La memoria de los nietos es diferente de los
protagonistas del evento." Como un teatro, los "actores" se ven inmersos en
una tragedia, que no podían ser recauchutados. La generación más joven, que
puede poner en duda el pasado, gracias al distanciamiento de los
acontecimientos. No, sólo dentro de la familia, sino también la escuela
puede ser un lugar de transmisión. Durante el franquismo, en las escuelas,
los niños estaban alimentados con informaciones de propaganda. Ahora,
algunos trabajadores de la educación han decidido enfrentar "ese pasado
terrible" para "dejar un legado limpio a la sociedad de hoy". Es decir,
educar a los jóvenes de hoy sobre su pasado, con la colaboración de
testigos, artistas tales como Marcos Ana. Los educadores se dieron la
misión de desarrollar el cuestionamiento crítico de los acontecimientos con
la juventud.

Les dejan la elección de su "opinión personal, pero es obvio que no podemos
decir que se ha olvidado."

Al consultar eventos y actores de esta « tragedia », « la memoria y la
historia se vuelven ámbitos de acción política ».

"A través de libros, actos, murales, monumentos se ha buscado afirmar una
memoria publica que transmita esta condena a las nuevas generaciones."

Joaquim Prats agrega que "una de las tareas principales de la educacion
(ciudadana) es mantener viva la memoria sobre la historia".

El arte puede ser utilizado como un medio para fomentar la generación más
joven a la apropiación de esta memoria colectiva y también individual.

La escena de la película ilustra adecuadamente este fenómeno.

Un grupo de niños, acompañados por un guía, se sientan frente a la obra de
Pablo Ruiz Picasso, Guernica, al interior del museo del Prado en Madrid.

El guía explica el simbolismo de los diversos actores de la escena: un
hombre que yacía en el suelo, un niño sin vida. Pablo Ruiz Picasso
emprendió la creación de esta obra para resaltar las atrocidades cometidas
durante la guerra y el dolor.

Uno de los niños interviene y concluye la escena con una frase elocuente:

"Creo que lo que Picasso quería expresar es que nadie gana la guerra,
porque en mirando esta imagen, nos damos cuenta del sufrimiento sin haberlo
vivido."

El arte evoca, sin descontextualizar, materializa los hechos.

El arte es lenguaje y es ante todo una emoción.

Antes de analizar la obra, el niño "percibe", "siente", la obra, la
gravedad de los hechos históricos. « Por acción, reacción, u omisión el
pasado pesa sobre nosotros como un espectro ». Quizás, el arte puede ser el
reflejo del espectro…


Conclusión



"Los humanos somos todos portadores de un nombre, de una historia
singular, situada en la historia de un país, de una región, de una
civilización. Somos sus depositarios, sus transmisores, somos sus
pasadores" como lo expresa Jacques Hassoun.

Este debate sobre los hechos históricos, la amnesia colectiva, las
cuestiones de identidad relacionadas con el contexto de la España actual
(después de la transición) no son cuestiones que pertenecen a un pueblo
preciso, un espacio/tiempo específico. Este debate debe ser visto en su
pluralidad. El arte (así que la memoria) es a la vez universal,
intergeneracional e intemporal.
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