El \'ars erotica\' de Fray Melchor de la Serna

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Descripción

El ars erotica de Fray Melchor de la Serna Steven Hutchinson University o/ Wisconsin-Madison

[El gobernador Sancho Panza] puso gravísimas penas a los que cantasen cantares lascivos y descompuestos, ni de noche ni de día. (Don Quijote II,51) sí, que mejor gobernará el timón de una nave el que hubiere sido marinero, que no el que sale de las escuelas de la tierra para ser piloto: la esperiencia en todas las cosas es la mejor maestra de las artes; y así, mejor te fuera entrar esperimentada en

la compañía de tu esposo que rústica e inculta. (Los trabajos de Persiles y Sigismunda T,14) Si algooo en este pueblo es yñorante del arte de el amor, mi verso lea y, leído, podrá luego ser amante discreto, y alcanzar lo que desea. Con arte buelve atrás y va adelante la nave, a bela y remo, en la marea; y el carro militar corre con ella,

y el que quisiere amar deve tenella. (Zorita nº5) De esta manera, en el códice 961 de la Biblioteca Real de Madrid, empieza el Ars amatoria de Ovidio traducida completa en octavas reales por fray Melchor de la Serna, texto seguido nada menos que por su traducción de los Remedia amoris del poeta latino. Este "flaire Benito y predicador en Valladolid", como lo llama el cartapacio, aparece una y otra vez en distintos manuscritos corno autor de una amplia gama de poemas eróticos, entre ellos la magnífica colección titulada Jardín de Venus y buen número de 11 novelas en verso" tal corno el célebre Sueño de la viuda de Aragón. Gracias en gran parte a las labores de José Labrador Herraiz y Ralph DiFranco (con Ángel Zorita y Lori Bernard en algunas ediciones), vamos conociendo cada vez más el impresionante repertorio de este singular poeta . No es, ni mucho menos, la primera vez en las letras españolas que se percibe una gran afinidad entre el erotólogo latino y un escritor español. De hecho, desde el Arcipreste de Hita hasta Lope y Quevedo son numerosos los autores en cuyas

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obras se aprecia una considerable impronta de los carmina amoris de Ovidio .

Si el persoriaje rabelaisiano Panurgo pudo pcr paronomasia dividir

Más concretamente, se nota la presencia de Ovidio en ese especial y a veces reñido ámbito humanista de Salamanca de la última parte del siglo XVI . En .el caso de fray Melchor la simpatía es palpable -una alegría a años luz de todo

alegremente la palabra confesser en dos -con fesser- con sentido blasfemosamente erótico, los cambios a partir del Concilio de Trento en la práctica d~ la confesión, en la que había que declarar ya no el mero acto sexual

moralismo que celebra el placer corporal con finura y ludisrno, una urbanitas con respecto a todo lo erótico, libre de las ideologías del amor y del pecado. A él se debe la primera traducción completa al castellano del Ars amatoria, hacia 1580

sino los movimientos más sutiles del pensamiento con respecto al deseo erótico, resultaron sin duda en una nueva seriedad, una conciencia y un saber orientado

-y esto en plena época postridentina de censura moral hacia la obra amatoria de

Ovidio además de las traducciones de los Remedia y de la elegía 1,5 de los Amores. En sus propias composiciones el fraile no sólo invoca a Ovidio sino que incluso llega a adoptar esa persona que asume Ovidio como praeceptor amoris:

enseña un arte erótico que en ciertos aspectos clave coincide con ese arte de amar del que tanto se jacta Ovidio. Seguramente Fray Melchor no estaba solo en sus gustos respecto al arte de amar: otros nombres se barajan junto con al suyo como posibles autores de algunas poesías eróticas, y el hecho de que sus poemas aparezcan en tantas colecciones privadas revela cuando menos una admiración por este escritor. Ya desde el importante ensayo de José Luis Gotor (1980) se conoce a Fray Melchor como poeta "ovidiano". Sin embargo, queda por precisar hasta qué punto y de qué maneras lo es, y más generalmente cuál sería el estatus de un ars erotica en la España del último tercio del XVI. En este ensayo me propongo esbozar algunas respuestas con respecto a estas dos cuestiones. En el primer volumen de su Historia de la sexualidad, Michel Foucault escribe: Ha habido históricamente dos grandes procedimientos para producir la verdad del sexo. Por un lado, las sociedades -fueron numerosas: China, Japón, India, Roma, las sociedades árabes musulmanas- que se dotaron de un ars erotica. En el arte erótico, la verdad es extraída del placer mismo, tomado como práctica y recogido como experiencia; el placer no es tomado en cuenta en relación con una ley absoluta de lo permitido y lo prohibido ni con un criterio de utilidad, sino que, primero y ante todo en relación consigo mismo, debe ser conocido como placer, por lo tanto según su intensidad, su calidad específica, su duración, sus reverberaciones en el cuerpo y el alma. Más aun: ese saber debe ser revertido sobre la práctica sexual, para trabajarla desde el interior y amplificar sus efectos. [... ] Nuestra civilización, a primera vista al menos, no posee ningún ars erotica. Como desquite, es sin duda la única en practicar una scientia sexualis. O mejor: en haber desarrollado durante siglos, para decir la verdad del sexo, procedimientos que en lo esencial corresponden a una forma de saber rigurosamente opuesta al arte de las iniciaciones y al secreto magistral: se trata de la confesión. (72-73)

en términos de lo peligroso y lo prohibido. De acuerdo con Foucault, Francisco Vázquez García y Andrés Moreno Mengíbar han demostrado ampliamente que se produjo en el siglo XVI español una proliferación de discursos sexuales desde el derecho, el estado, las alianzas de clase, la medicina, la literatura devocional y el confesionario mismo, con propósito de controlar las prácticas sexuales. Al lado de tanto discurso y tanta "ciencia", la poesía erótica seria poco más que un susurro, pero es en esta poesía donde creo que mejor se puede vislumbrar un arte erótico. Si casi toda la obra de Fray Melchor es de índole erótica, queda algo reducido el componente "artístico" (en el sentido de tekhne) de este erotismo. Muchos poeµias se contentan con señalar que se llega al coito sin decir cómo: el qué ya supone poner una pica en Flandes a través de una transgresión sexual. Muchos y muchas en estos poemas gozan impunemente de los placeres de la carne fuera del matrimonio, y eso ya es algo. Hay una buena cantidad de regocijados chistes sobre el adulterio y los cuernos, la impotencia, el tamaño grande o pequeño de los órganos sexuales, el sexo prematrimonial, las viudas alegres, los frailes rijosos, las monjas y sus fantasías eróticas, las muchachas que se desnudan, los rústicos que se juntan carnalmente, etc. Abunda además, como se sabe, una ingeniosidad en todo tipo de doub/e-entendre sexual, desde los enigmas hasta las letrillas ambiguas. Sin embargo, por sugerentes que sean, estos fenómenos en sí no apuntan a un arte erótico como tal. Aquellas sociedades que, según F oucault, practican un arte erótico no ofrecen un modelo único. Efectivamente, hay contrastes significativos entre las narraciones o manuales eróticos de un país y otro, de una época y otra, de manera que podemos prescindir de los falsos clichés sobre la supuesta uniformidad "oriental" en asuntos sexuales. Del mismo modo, los textos eróticos griegos en su mayor parte discrepan mucho de los latinos de Catulo, Tibulo, Propercio y Ovidio, que a su vez revelan un abismo de diferencias con respecto a manuales tales como ese fascinante texto que Luce López-Baralt ha llamado el Kama Sutra español, el cual seguirá de cerca sus fuentes árabes 8• Dadas las muy diversas modalidades de arte erótico que hay, obviamente hace falta comparar unos

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modelos con otros para identificar sus posibles parentescos, y en el caso de Fray

burla continuamente del sexo conyugal corno faltd de arte, pasión y placer. Los

Melchor no cabe duda de que es Ovidio quien proporciona la inspiración y

maridos más inquietos (que también los hay demasiado quietos) buscan el sexo

materia principal -modelo que el poeta salmantino adapta libremente a sus

fuera de casa porque ya poseen a sus mujeres y con ellas no suele haber juegos

propios gustos y fines.

de desear y dejarse desear: "No busca éste mujer, que ya la tiene. I Busca el

A grandes rasgos elArs amatoria se centra en el amor sexual sobre todo como

trabajo dulce de buscalla, /que es lo que enciende al hombre el apetito" (Alzieu

juego de seducción y no corno ars futueri. Se recordará que en los primeros dos

nº 17, vv. 12-14). 12 Y precisamente por esto se dan consejos a las casadas en

libros se aconseja a los hombres sobre cómo iniciar y cómo mantener una relación sexual-amorosa, y en el tercer libro se aconseja a las mujeres con

varios poemas del Jardín, de modo que el lecho matrimonial no se excluirá del "arte" del fraile. Pero en el marco extramatrimonial, y a diferencia de Ovidio,

respecto a los juegos de su conducta amorosa. Quedándose más bien fuera de la

Fray Melchor ofrece pocos consejos sobre los comportamientos de seducción, y

puerta del dormitorio, el arte ovidiano supone un apasionado placer sexual tanto

menos aun sobre el mantenimiento de una relación erótica. Y no obstante insiste

para la mujer como para el hombre, pero en efecto dice muy poco sobre las

una y otra vez en la importancia del "arte". Si elude casi todo lo que Ovidio

técnicas sexuales:

presenta como el arte de amar, ¿en qué consistirá este arte erótico de Fray Melchor? ¿Hay realmente un 11 arte 11 aquí?

He aquí que un lecho delator acoge a dos amantes: párate, Musa, ante las puertas cerradas del tálamo. Espontáneamente, sin tu presencia, se dirán las más que conocidas palabras y la mano izquierda no yacerá inerte en el lecho; los dedos encontrarán algo que hacer en las partes aquellas en las que ocultamente Amor tinta sus dardos. [ ... ] Cuando hayas encontrado el lugar que a la mujer le gusta que le toquen, que no te impida tocárselo el pudor. Verás sus ojos brillando con trémulo fulgor como el sol muchas veces refulge en el agua cristalina; seguirán los ayes, seguirá un cariñoso munnullo y los dulces gemidos y las palabras apropiadas al juego. Pero no te dejes atrás a tu dueña usando velas mayores ni adelante ella su carrera. Apresuraos a la meta los dos a una: entonces será pleno el placer cuando a la par yacen vencidos la mujer y el hombre. (II,703-28)9

Los preceptos del maestro conducirán y reconducirán a los amantes al lecho, pero una vez allí cada cual sabrá lo que tiene que hacer sin necesidad de arte.

°Cabe

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Un soneto-muy posiblemente de la pluma del fraile-que precede a los 136

Sonnets anonymes recogidos por Foulché-Delbosc, parece quitarle importancia al aspecto preceptivo de los poemas que le siguen en el manuscrito correspondiente, 13 ya que advierte en el segundo cuarteto: más mentiras veréis que no verdades que en este cartapacio están difusas, para el lector prudente sin excusas, mas para el necio todo es necedades.

Pero en los tercetos sí afirma que los poemas pueden ser de provecho directo para los amantes:

destacar también que a pesar de las severas leyes del emperador Augusto contra esa suprema diversión de la clase alta romana-el adulterio---, el arte de Ovidio se concibe en un contexto de relaciones extramatrimoniales (aunque quizás no siempre adúlteras como tal), lo cual, como bien se sabe, sirvió como pretexto para desterrar al poeta. Su arte de amar se nutre alegremente de lo prohibido y lo clandestino en los márgenes de la ley y de los códigos morales. El poeta en los

Amores declara que los deleites prohibidos son mucho más dulces, y así aquél que se opone al adulterio de su mujer se delata a sí mismo como provinciano e ignorante de las costumbres de Roma. Afirma además que una mujer no puede ser a la vez hermosa y casta (III,4,31-32, 37-42). Regocijándose también en lo ilícito de relaciones,extramatrimoniales entre hombre y mujer, o alguna vez entre dos mujeres, 11 la poesía de Fray Melchor se

Aquí el discreto y sabio haga a su gusto con su prudencia un ramo de las flores, y el que fuere galán y enamorado tome lo que le venga más al gusto para poder servir a sus amores y con ello alcanzar lo deseado. (328-29)

En vista de esta última afirmación, existe la posibilidad de que la frase "más mentiras veréis que verdades" sea, a la vez que un guiño a los discretos, una aparente concesión a los lectores caracterizados en un poema introductorio del Jardín de Venus como 11 escrupulosos gruñidores 11 • 14

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En cambio, este último poema declara sin ambages que el librillo del Jardín

se dirige únicamente a los discretos, y que presenta, además de "mil gracias

Cabe sospechar que, incluso dentro del ámbito confidencial del discurso

derramadas", un precioso saber erótico que puede servir de guía en la práctica de

erótico, las declaradas intenciones sean una excusa para contar pecadillos

los amores. Se trataría, en suma, de una especie de gustoso manual erótico cuyo

gozosos. ¿Se trata aquí de deleitar aprovechando o simplemente de deleitar, de

acento cae más en el cómo que en el qué. Curiosamente, el poeta tiene la galantería de dirigir su palabra consejera más que nada a las mujeres -a las

dar

representaciones que celebran el acto sexual y la belleza femenina con toda su

discretas, desde luego, y no a las "mohínas indiscretas 11 • Ecos hay aquí del tercer

variedad sin la más núnima preocupación por enseñar nada. Y donde hay

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libro del Ars dirigido a las mujeres, y pese a una anacrónica tendencia hoy en

11

gusto"? En muchos poemas el poeta evidentemente se recrea en

consejos eróticos, ¿no serán más bien cosas que ya sabe cualquier amante

día de suponer que toda literatura erótica escrita por hombres se dirige en efecto

discreto y discreta? A pesar de esta duda (que por cierto podría achacarse a veces

a un público masculino, en el caso de Fray Melchor no veo por qué excluir a las

al mismo Ovidio), me inclino a creer que una lectura del Jardín y de unos

mujeres como receptoras de su divertida obra. En este poema introductorio

cuantos poemas más sí corrobora la intención explícita de enseñar el erotismo al

obsérvese cómo el praeceptor amoris se dirige a los destinatarios y sobre todo

estilo de los textos de Ovidio, si bien con distinto énfasis. Chistes y pecadillos

a las destinatarias acerca de la utilidad de los consejos en la cama 16

:

graciosos hay, pero también se revela toda una estética del sexo y una práctica orientada hacia el máximo disfrute de los amantes e incluso de los casados. Saber

Quien no sabe de amor y sus efectos no se entremeta y calle lo que viere que aquí no hablamos sino con discretos. Cualquiera que lo es, o serlo quiere, temá licencia de mirar mis flores y dellas escoger las que quisiere. Mas los escrupulosos gruñidores no quiero ni consiento que las vean, que no son para necios los amores. Las dueñas y doncellas que desean, aunque no sean hermosas, ser amadas, perpetuamente este mi libro lean. Y las que de hermosura son dotadas, porque no basta sola la hermosura, aquí hallarán mil gracias derramadas. Aquí no hay enigmas ni figura, rodeos, cincunloquios, indiretas, sino la claridad destinta y pura. Espero contentar a las discretas; y si alguna huyere de mis flores, será de las mohínas indiscretas. Si no, muéstrenos ella otras mejores, o, a lo menos, confiese si en la cama contenta quedaría con peores. Concluyo con decirle que se llama Jardín de Venus este mi librillo en el cual no hallarán sola una rama que no tenga de gusto algún poquillo.

mucho en esta temática vale mucho más que saber poco. 11 ¿Qué os falta?" se le pregunta a una mujer desnuda delante del espejo: 11Uno que sea en amor viejo", co~testa

(Alzieu nº 6, v. 5). Y del mismo modo el 11 yo 11 del poema sigu~ente

prefiere la dama experimentada a la doncella (cf. Ovidio, Amores II, 4, 45-46 y sobre todo Ars amatoria II, 675-80 y 693-702): El vulgo comúnmente se aficiona a la que sabe que es doncella y moza porque ansí le parece al que la goza que le coge Ja flor de su persona. Yo, para mí, más quiero una matrona que con mil arteficios se remoza, y, por gozar de aquel que la retoza, una hora de la noche no perdona. La doncella no hace de su parte, cuando la gozan, cosa que aproveche, ni se menea, ni da dulces besos. Mas la otra lo hace de tal arte, y amores os dirá, que en miel y leche convierte las medulas de los huesos. (Alzieu nº 7) 17 "Mil arteficios", "tal arte": la amante experta sabe gozar y hacer gozar. El énfasis no está en el mero hecho sexual sino en el arte que sabe convertir el acto sexual con sus preludios, interludios y postludios en fuente de intenso placer mutuo y en esencial experiencia vital. El poema sobre Venus y Adonis comienza

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en pleno fragor amoroso con los dos amantes enajenados, los ojos en blanco, envueltos en sudor y fundidos en un abrazo, y termina con lo que parece ser una eyaculación precoz, dejándonos sin saber si la propia Venus ha acabado satisfecha o no. Es un poema casi cinematográfico que comienza en el mismo coito y termina irónicamente cuando el acto sexual acaba abruptamente por la inexperiencia del joven: Adonis, cuando vio llegado el punto de echar con dulce fin cosas aparte, dijo: «No ceses, diosa, anda, señora, no dejes de mene ... », y no dijo «arte», que el aliento y la voz le faltó junto, y el dulce juego feneció a la hora. (Alzieu nº 13) 18 Aparte de la silepsis en la palabra "feneció 1, la escisión de la palabra 1

"menearte" en "mene" y "arte" señala, en el momento extático, el arte de esta diosa del amor vuelta a lo humano. Lo que le falta al muchacho es esa palabra que no llega a pronunciar, "arte", palabra entera que también es media palabra que falta para completar el verbo e incluir el pronombre referente a su compañera. Otros poemas que utilizan un recurso parecido en el que el orgasmo impide que se acabe la ftase 19 tendrán su propia gracia pero no captan el feliz sentido lúdico de "mene" y "arte". Pero la glosa que sigue al soneto en el Jardín de Venus sí anticipa explícitamente la idea del arte erótico en una estrofa: Ahógase en el gozo. No sabe, hermosa diosa, acompañarte, que al fin, como era mozo, sabía menos del arte de echar con dulce.fin cosas aparte. (Alzieu nº 14, vv. 46-50)

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después. En efecto, éste es el tema y mensaje -con alguna variante- de buen número de poemas del Jardin de Venus, 22 varios de los cuales aconsejan explícitamente a la mujer a que no se entregue a su marido o amante con demasiada facilidad. Sólo así se puede llegar a un gozo pleno y mutuo, el verdadero fin de este "arte". En este sentido me parece muy significativo que de todas las elegías de los Amores el fraile haya traducido la 1, 5,23 donde la seductora y seducible Corina entra en el dormitorio y se resiste hasta quedar exquisitamente desnuda, uniéndose apasionadamente con su amante. ¿No es ésta más o menos la situación modélica de varios poemas de Fray Melchor? Observemos, por ejemplo, el primer cuarteto de dos sonetos del Jardín: Aquel cogerla a oscuras a la dama y echarla, luego, mano a la camisa, y aquel su resistir y mucha risa, y aquel pidiros miréis su fama; (Alzieu nº 15) Aquel llegar de presto y abrazalla, aquel ponerse a fuerzas él y ella, aquel cruzar sus piernas con las della, y aquel poder él más y derriballa; (Alzieu nº 24) Pero si la elegía de Ovidio empieza con una hermosa descripción del ambiente y acaba con reticencia sobre el acto sexual C'Cetera quis nescit?", o traducido por el fraile, 11 Lo demás, ¿quién lo ignora?"), a Fray Melchor, cuando escribe su poesía original, le interesa menos el ambiente y más el acto sexual mismo, como se ve más adelante en este último soneto: aquel tomar la lanza y embocalla,

Además del obvio fin de gozar, ¿en qué consiste este arte erótico? Algunos

y aquel porfiar dél hasta metella,

poemas del Jardín esbozan detalladamente Jos pasos desde el inicio del encuentro

aquel jugar de lomos y caderas,

erótico hasta el orgasmo. Todo parece girar en tomo al juego erótico en el que la mujer se hace de rogar, 20 y el hombre excita a la mujer y acelera el momentum

que se dicen los dos, apresurados,

sexual. Como señala un poema paradigmático de este arte, a diferencia de la costumbre de los casados,"primero"es hacer esto y lo otro, y 11después viene el deleite de gozalla 11 , porque "Han de ser los contentos deseados; si no, no dan contento ni valen nada" (Alzieu nº 5). 21 Sin ese primero queda muy pobre el

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y las palabras blandas y amorosas

aquel volver y andar de mil maneras, y hacer en este paso otras mil cosas

pierden con sus mujeres los casados. (Alzieu nº 24, vv. 7-14)

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Aunque coinciden los dos poetas, se podría decir que el arte de Fray Melchor, menos amplio y menos pudoroso, comienza donde el de Ovidio acaba. En suma, pueden leerse el Jardín y varios poemas más corno un ars amandi o un qrs futueri compuesto de manera que se regocija en lo mismo que aconseja. Como el "yo" poético de Ovidio, el de Fray Melchor se proyecta como muy versado en los amores. Su conocimiento erótico procedería de una amplísima experiencia que autoriza todos los preceptos ofrecidos por este autoproclamado maestro del "arte". Un amigo le cuenta por extenso sus problemas de amor y el fraile contesta, estableciendo primero sus credenciales: "Avnque no soy muy sabio, la experientia / que tengo desta scientia / me descubre las tramas, I melindres y ar[r]umacos de las damas" (Labrador [2001] nº 92, vv. 115-18). Pero además de basarse en su experiencia, al dar su sentencia al final invoca directamente la autoridad de su modelo latino: "Ovidio no consiente dar vn beso /sin que luego tras eso/ se pase a lo que resta. / [... ] / Ansí que mi consejo ba zifrado /en que s[e]áis osado[ ... ]" (vv. 169-76). E igual que Ovidio en los Amores (II, 4) se muestra captivado por todas las manifestaciones de la belleza femenina en Roma, en varios poemas de Fray Melchor el 11 yo" declara, como lo dice en un soneto del Jardín, "Ninguna mujer hay que yo no quiera" (Alzieu nº 4). 24 De hecho, hay en Fray Melchor todo un subgénero de "gustos" que merecería un estudio aparte, 25 y donde incluso figura un poema juguetón titulado "Disgustos" (Labrador [1997] pp. 124-27) en el que contradice todo lo que ha afirmado en "Gustos 11 • Además de la variada estética demostrada en estos poemas, lo que quiero destacar es la hiperbólica imagen de sí mismo que proyecta el poeta corno hombre alegre, enamorado, experimentado, tanto que podría "usurpar" el oficio de Amor y abrasar el mundo con su fuego amoroso ("Gustos", vv. 1-12). Sorprende también que una versión del Jardín acabe con un jocoso soneto atribuido directamente al fraile donde se describe a sí mismo -"fray Benito"- visitando un pueblo: "Mas tal maña se dio, calla callando, / en medio las solteras y casadas /que a muy pocas dejó sin hijo o nieto" (Labrador [1997] p. 98). 26 Aunque corresponde en algo a otros muchos poemas de Ja época que se refieren a frailes rijosos, quizás esta autoirnagen no sea del todo ficticia: juzgando por unos sonetos anónimos del ambiente estudiantil salmantino que satirizan a Fray Melchor (Gotor 156), parece que se veía a éste como todo un personaje. Conviene insistir aun más en la coincidencia entre Ovidio y Fray Melchor con respecto a la atracción erótica femenina en toda su variedad ya que esta actitud estética y lúdica influye en su "arte". De la obra de los dos se desprende que el

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yo 11 adora a las rriujeres, es decir, a las mujeres reales dz carne. Ovidio afirma: "non est certa meos quae forma invitet amores- / centum sunt causae, cur ego semper amem" (11,4); y enumera muchos tipos, a menudo opuestos, que le enamoran. ~n el poema "Gustos", Fray Melchortraduce las categorías de Ovidio a las de su propia época y cultura, pasando por los distintos estados e incluyendo sendas estrofas a 22 categorías más -en once pares de contrarios- de mujeres gustosas, exceptuando sólo a "la monja y la pintada" .27 Aquí también se trasluce a cada paso que el arte erótico con sus placeres informa los gustos, y otra vez es la mujer experimentada -como última categoría- la que más gusto parece prometer: Pues si es la muger en días algo entrada, ésta es la que me agrada, porque en el dulze oficio tiene tanta espirenya y exer9i9io que la sobra de hedad muy bien se excusa el arte y los primores que alJí usa. (vv. 193-98) Fray Melchor emplea distintos registros para evocar la atracción femenina desde los "Gustos genéricos" -que incluye categorías tales como vieja, tuerta, boba, corcovada, etc., además de otras más convencionales- hasta la exquisita "Canción en favor de las damas" 28 y (por supuesto con mirada masculina) la "Descripción de una dama que se estaba bañando" que se despliega en nada menos que 54 octavas reales (Labrador [1997] pp. 118-21, 157 y 148-54, respectivamente). Y no ha de extrañar que en este último y otros poemas no tiene pelos en la pluma al referirse al sexo femenino porque, como explica en una facecia que invoca el principio del justo medio, "En fin ha de tener en todo el medio, /pues lo mejor de todo es lo del medio." (Alzieu nº 2)29 . Si bien dedica 60 versos del Sueño de la viuda Aragón elogiando, en boca de la viuda, al "miembro genital" masculino como "padre vnibersal" que "das contento a las mugeres /y en ti se cifran todos sus plazeres" (Labrador [1989] nº 32, vv. 157-216), esto debe entenderse en términos de complementaridad sexual: en el mundo de Fray Melchor mujer y hombre confluyen y se realizan en su unión, y ninguno vale sin el otro. Así han de entenderse, creo, unos cuantos poemas que celebran con cierta serenidad el puro gozo de la unión erótica30 y verdadero fin del ars erotica del poeta, quien insiste en la importancia de su "arte" a la vez que reconoce, como lo hace Ovidio, que el ejercicio del sexo en busca del placer engendra el arte erótico sin tener que recurrir a preceptos del maestro: éste es un

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arte que hasta se ríe de sí mismo y de todo lo demás. Así, por ejemplo, se afirma en el Sueño de la viuda de Aragón en el contexto de los amores entre Teodora

Notas

-vuelta desde hace tiempo en hombre- y la otra criada Medulina (Labrador

l. Cf. las siguientes palabras de don Quijote en las que alude a Ovidio: "porque lícito es al poeta escribir contra la invidia, y decir en sus versos mal de los invidiosos, y así de los otros vicios, con que no señale persona alguna; pero hay poetas que a trueco de decir una malicia, se pondrán a peligro que los destierren a las islas de Ponto. Si el poeta fuere casto en sus costumbres, lo será también en sus versos; la pluma es lengua del alma: cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos" (Don Quijote 1,16). 2. Quiero agradecer a J. Ignacio Diez Fernández y a José Labrador Herraiz su generosa ayuda en las etapas inicial y final de este estudio. Además, las ediciones y estudios de ambos (y de los colaboradores del grupo de Cleveland) han dado mucha lucidez al poco conocido campo de la poesía erótica española del siglo XVI. 3. Como es sabido, Alzieu, Jammes y Lissorgues publicaron en su Poesía erótica del Siglo de Oro la versión del Jardín (como anónimo) que se encuentra en el ms. 263 de la Biblioteca Classense de Rávena. Ya en 1899 R. FoulchéwDelbosc, basándose en

[1989] nº32) : Y bueltas a abra9arse más de veras, sobre tres otras quatro caminaron, sin Teodora perder las estriberas que la gana y el deseo las a1';:aron. Ni la otra el jugar de las caderas, que el gran deleyte y gozo le enseñaron, que no ay necesidad de otro maestro para el más torpe yngenio y más siniestro. (vv. 409-16)

En los tiempos de Fray Melchor no es poco que el discurso sobre el sexo tenga como propósito un refinamiento e intensificación del placer sexual, y esto

para ambos compañeros sexuales. Si esta poesía apenas profundiza en las distintas pasiones amorosas que no sean estrictamente eróticas, sí celebra el erotismo en toda su vitalidad y frescura sin caer en las trampas de una moral asfixiante. Desde luego no se puede postular la existencia de un ars erotica más generalizada a partir de la obra de este poeta "ovidiano'', pero la amplia difusión de sus textos en aquellas curiosas colecciones -junto con poesías de autores más consagrados- nos deja entrever algo de las prácticas de la poesía y las actitudes hacia el erotismo en una época dominada por otros tipos de discurso sobre el sexo y el amor, y nos invita a comparar las muy diversas manifestaciones de erotismo en los Siglos de Oro.

Jos mss. 3913 y 3915 de la Biblioteca Nacional de Madrid, había publicado buen número de estos poemas, también bajo el anonimato, en los 136 Sonnets anonymes. Otra versión interesante del Jardín la publican José Labrador, Ralph DiFranco y Lori Bemard en su apéndice al volumen dedicado al Manuscrito Fuente/sol (ms. de Palacio Ilw9?3), donde figuran muchos más poemas del fraile, algunos larguísimos, 14 de los cuales (según indican) no aparecen en ningún otro manuscrito. 4. En su reciente edición del códice 22.028 de la Biblioteca Nacional de Madrid (Poesías de Fray Melchor de la Serna y otros poetas del siglo XVI, 2001, p. lvi), anuncian la próxima aparición de su edición de la obra de Fray Melchor. Hasta que se conozca todo el corpus del poeta, todo estudio (como el presente) tendrá necesariamente un carácter provisional. 5. Véase la trayectoria que traza Juan Luis Arcaz Pozo en su introducción al Arte de amar y los Remedios de amor. 6. Véanse, por ejemplo, los estudios de Gotor; de Arcaz Pozo y Cristóbal López; y de Cristóbal López. Cf. también el poema de Cristóbal de Tamariz titulado 11 Nobela de

un estudiante" (Labrador [1989] nº 113). 7. Gotor (146-47) matiza la naturaleza de esta censura. Véase también la introducción de Arcaz Pozo al Arte de amar y los Remedios de amor, 32; y Arcaz Pozo

y Cristóbal 186. 8. Los lTatados médicos tales como el Speculum alfoderi (del siglo XV) revelan algunas características de un ars erotica en cuanto manuales orientados en parte hacia la práctica del coitus (posturas sexuales, técnicas para excitar el deseo y aumentar el placer tanto en el hombre como en la mujer, etc.). 9. Cito por la traducción de Juan Luis Arcaz Pozo. 1O. Cf. Ars amatoria lll,769-ff, pasaje que comienza, según la traducción de Fray Melchor, "Vergüenza é de enseñarte lo restante, I mas dize Benus que esto es lo ynportante 11 (Zorita nº 7, vv. 791 w92); y Remedia 357w61, traducido así por el fraile, "Lo que en medio del juego delicado I se á de guardar, es vien que agora scriva, I y aunque algo calle yo de avergonzado,/ de aquello que dixere se peryiba" (Zorita nº 8, vv. 353-56).

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11. Alzieu nº 30 y Foulché-Delbosc n" 46. También se dan otros casos, v.g., de dos hombres con una mujer (Alzieu nº 37, Foulché-Delbosc nº 29, Labrador [2001] nº 48), o de una mujer sola (Alzieunº 35, Foulché-Delbosc nº 36, Labrador [2001] nº 46). Por supuesto, no hay que olvidar el peculiar caso de las parejas que se forman entre las tres mujeres del Sueño de la viuda de Aragón (Labrador [1989] nº 32), una de las cuales se convierte oportunamente en hombre. Mercedes Alcalá Galán está preparando un estudio sobre el hermafroditismo en los Siglos de Oro en el que se ocupa de esta "novela en verso" de Fray Melchor. 12. Este poema también figura, entre otros sitios, en Labrador (2001) nº 57. 13. Es del ms. 3913 de la Biblioteca Nacional de Madrid. La mayoría de las primeras 40 poesías de la colección de Foulché-Delbosc corresponden a poemas incluidos en otros manuscritos bajo el título Jardín de Venus. 14. En el ms. 263 de la Biblioteca Classense de Rávena recogido por Alzieu et al. (nº 1), el Jardín de Venus comienza con este poema, que también aparece como poema inicial a todo el rus. 22.028 de la BN de Madrid (Labrador [2001] nº 1). 15. Cf. Ovidio, Remedia vv. 49-52. 16. Cf. el Cuento de las madexas de Fray Melchor de la Serna: "A las damas requiero que delante/ se quiten las que son scrupulosas, I guárdense de mi voz, no las encante; / mas las que, vltra de ser vellas y hermosas, I tienen el duhye smalte de discretas, I podrán prestar orejas amorosas". (Labrador [2001] nº 90) 17. Este poema también figura con ligeras variantes en Labrador ([2001), nº 60) y Foulché-Delbosc (nº 22). 18. Este poema y la glosa que le sigue están también en otros manuscritos, entre ellos Labrador (1997), suplemento nº 7 y 8. 19. En el primero de los citados por Alzieu et al., es Venus quien no puede decir "esfuerza": "Ella iba a decir: 'Mi bien, esfuerza', I perdió el sentir, faltó le la palabra, I y en el 'mi bien... ' quedó la lengua fría." (p. 21 ). En el segundo, también anónimo al parecer, un galán y una dama "hediendo" debajo de un olivo acaban así: "Y al derramar la esperma y regucijo,/ dijo el galán: 'Mi vida, pues acabo, I si puedes, di aceituna', y quedó mudo./ Ella, que sin compás menea el rabo,/' Acei ... , acei ... , acei ... , aceite' dijo, /que decir 'Aceituna' nunca pudo." 20. Cf. Ovidio, Ars amatoria III, 475-77. 21. Énfasis mío. Entre otros lugares, este poema figura también en Foulc_hé- Delbosc nº 7; y Labrador (2001) n' 51. 22. V.g., Alzieu n' 6 (Foulché-Delbosc nº 13); Alzieu n' 15 (Foulché-Delbosc nº 5 y Labrador [1997] p. 96); Alzieu nº 24 con su glosan' 25 (Foulché-Delbosc n' 6; Labrador [1997] pp. 96-98; Lara Garrido nº 409, donde el cancionero atribuye el soneto erróneamente a Góngora); Alzieunº 16 (Labrador [2001] nº 52); Alzieu nº 17 (Labrador [2001] nº 57); Alzieu nº 19 (Foulché-Delbosc nº 4); Alzieu nº 20 (Foulché-Delbosc nº 23 y Labrador [2001] nº 45). 23. Entre otros lugares, aparece en Labrador (1997) pp. 157-57 y Labrador (2001) nº 91. 24. También aparece este soneto en Labrador (1997) p. 94 y Labrador (2001) nº 62. 25. V.g., poemas bastante largos como 11 Gustos 11 o "Los gustos de amor" (Labrador [1994] nºl, Labrador [1997] pp. 121-24, Labrador [2001] nº 275) y "Gustos genéricos" (Labrador [1997] p. 118-21; cf. Alzieu pp. 180-83, donde los editores examinan textos análogos y citan algunas estrofas de este poema titulado "Gusto general 11 sacadas del

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ms. 3915 de la BN de Madrid). También es de interés la jocosa descripción de la belleza femenina en Labrador (1997), pp. 89-93, donde se afirma al final que pocas mujeres se conformarán al modelo: "Si no, pongan mi dechado, / desnudas, en su presencia/ y verán la diferencia I de lo vivo a lo pintado." 26. Cf. lo que dice en "Gustos genéricos 11 cuando llega a hablar de la doncella: "quiero más esta primicia I que el diezmo de mi parroquia" (Labrador [1997] p. 119). 27. Véase también la "Sátira contra las monjas 11 de Fray Melchor (Labrador [1997] pp. 139-46). 28. Este poema está en un registro 11 alto 11 , v.g., 11 [ ••• ] de tal manera/ deba el hombre servirla y estimarla I que el padre y madre deje por amarla". También es de interés aquí un díptico de poemas: la satírica "Carta de Cobos a las damas de pala¡;io" y la "Respuesta del fraile en nombre de las damas" (Labrador [1997] pp. 129-35). 29. Este poema también se encuentra en Labrador (1997) p. 89 (nº 1 del Jardín de Venus); y Labrador (2001) nº 2. 30. Me refiero, por ejemplo, a la "Respuesta de la cama", donde ésta dice, "Tanta es la gloria que el galán y dama, /en amorosos lazos enredados, / reciben en los gustos de Cupido, I que, sin ser yo persona, sino cama, I lo siento[ ... ]" (Alzieu nº 11, con variantes en Labrador [2001] nº 52); al bello soneto "Cuando en tus brazos, Filis, recogiéndome" (Alzieu nº 40, Labrador [2001] nº 61); al soneto "¡O dul¡;e noche! ¡O cama uenturoso!" (Labrador [2001) nº 56); o a los recuerdos de la viuda en el Sueño de la viuda de Aragón, vv. 25-52.

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la Biblioteca Real de Madrid. Cleveland, Cleveland State University, 1991.

Director: GERMÁN GULLÓN (Univ. de Amsterdam)

Diálogos Hispánicos

Consejo editorial: HARM DEN BOER (Univ. de Amsterdam) FERMÍN SIERRA MARTÍNEZ (Univ. de Amsterdam)

Consejo de Redacción: MAXIM KERKHOF (Univ. de Nijmegen) TUA BLESA (Univ. de Zaragoza) JAN LECHNER (Uni v. de Leiden) JAVIER HUERTA CALVO (Univ. Complutense) JOSÉ ROMERA CASTILLO (UNED, Madrid)

Número 24

Literatura y transgresión (En homenaje al profesor Manuel Ferrer Chivite) Edición de

Fermín Sierra Martínez

La correspondencia debe ser dirigida a cualquiera de los miembros del comité editorial o al secretario. 'Diálogos Hispánicos' Leerstoel Spaans Spuistraat 134 1012 VB Amsterdam Distribución a cargo de Editorial Rodopi

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Sumario Introducción: Manuel Ferrer Chivite: semblanza José Luis ALONSO HERNÁNDEZ: Carta al más allá. Javier HUERTA CALVO: Elogio del filólogo extravagante.

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Julián ACEBRÓN Rurz: Sobre la versión catalana del Fiare di virt:U, su autor y sus avatares (Francesc de Santcliment, la oficina tipográfica de Bote/ y unos incunables leridanos). Angel ALCALÁ: Don Quijote como actor o el "como si" de su locura. Hacia una lectura post-romántica. Mercedes ALCALÁ GALÁN: El discurso novelístico en proceso: algunos aspectos de la Retórica antigua ante los estudios cervantinos. Carlos ALVAR; José M. LUCÍA MEGIAS: Repertorio de traductores del siglo XV.· Segunda veintena. Y sla· CAMPBELL: Picaresca y reformismo: del Guzmán al Estebanillo. Anita F ABIANI: Las funciones diegéticas del espacio en La Celestina. Steven HUTCIDSON: El ars erotica de Fray Melchor de la Serna. Jacques JOSET: Los murmullos de las piedras. Juan Rulfo: texto e imagen. Francisco J. LOBERA SERRANO: Un Ars poetica o el texto libre del tiempo en Octavio Paz. José Manuel MARTÍN MORAN: De la improbable existencia de la nivola, género espiritual y desalmado. Javier PÉREZ ESCOHOTADO: Correspondencia y amor en el proceso inquisitorial contra Antonio de Medrana, alumbrado del reino de Toledo. Elena DI PINTO: Sancho el del Campillo: jácara y baile entremesado. Leopoldo PORRAS GRANERO: El modernismo: un movimiento muy poco moderno. Fermín SIERRA MARTÍNEZ: Peripecias de una comedia: Amantes y celosos, todos son locos. Joseph T. SNOW: Celestina en Europa 1500-1550.

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Jeremy S. SQUIRES: El olvido del ser en "Funes el memorioso", de Jorge Luis Borges. Harry WOHLMUTH: Fray Luis de Granada y el arte de la traducción: La carta dedicatoria a la reina de Portugal y las versiones castellanas de la Escala espiritual.

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Manuel Ferrer Chivite: semblanza biobibliográfica Manuel Ferrer Chivite nace el 13 octubre de 1929 en San Sebastián, en el barrio y la calle de San Bartolomé. De madre navarra, Joaquina, de Cintruénigo, y de padre aragonés, Ponciano, de Ababuj (Teruel), comienza sus estudios de secundaria bastante mayor, pero los termina en tres años, marchándose a Zaragoza a cursar las carreras de Filosofía y Letras y Derecho (de esta última le quedó una asignatura por terminar, pero él mismo se dijo que esa "se la pasaba"). En la ciudad aragonesa residió en el Colegio Mayor Cerbuna. Tras terminar sus estudios universitarios, partió a EE.UU.: "Se fue con una señora para darle clases de español, que debía estar inválida", según nos comenta un familiar suyo. Estudió y trabajó en la Universidad de Wisconsin (Madison),

donde se doctoraría, en 1968, con una tesis sobre Jorge Luis Borges, al que había entrevistado en Argentina con anterioridad. Trabajó también algunos años en Marquette University (Milwaukee Wisconsin) e impartió cursos de verano en Saltillo (Méjico). Después de su estancia en América, se traslada a Dublín donde ejerció la docencia durante más de veinte años y donde se jubiló a los 65. En la capital irlandesa combinó su dedicación a la enseñanza con su afición por el teatro, que lo llevó a dirigir varias obras: memorable fue su actuación en Los cuernos de don Friolera, que se representaría en Madison. Esta vis histriónica la aplicó también a su arte de conferenciante. En 1996 regresó a su San Sebastiáu natal, donde residía su familia. Pero su espíritu viajero le llevó a recorrer diferente~ puntos de la Península y del extranjero, unas veces para recorrer espacios del Pirineo -parque de Ordesa o la Navarra riojana-, otras para asistir a congresos, conferencias y actos académicos donde dejó constancia de su sabiduria y su buen humor. Era infatigable escritor de cartas, largas y pormenorizadas, que escribía a máquina y a dos colores, como forma de manifestar su interés y aprecio por el destinatario a quien se dirigía. Su obra de investigación es larga y variada: comprende tanto la literatura hispanoamericana (Borges, Rulfo ), como la literatura española, en la que destacan de modo especial sus estudios sobre la novela picaresca, en especial su edición critica de La Segvnda Parte de Lazarillo de Tormes: y de sus fortunas y

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