El arquetipo de los gemelos y su pervivencia en la narrativa española contemporánea

Share Embed


Descripción

COL LA NA DI TES TI E STUDI ISPANICI III · STUDI ISPANICI

COL LA NA DI TES TI E STUDI ISPANICI III · STUDI ISPANICI Dirección: Loreto Busquets, Università Cattolica del Sacro Cuore, Milán · Consejo de Redacción: Andrea Battistini, Università di Bologna · Guillermo Carnero, Universidad de Alicante · Maxime Chevalier, Université de Bordeaux · Luis Alberto de Cuenca, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid · †Alan Deyermond, Queen Mary and Westfield College, Londres · Antonio Domínguez Leiva, Université du Québec à Montréal · Teodosio Fernández, Universidad Autónoma, Madrid · †Claudio Guillén, Harvard University · Robin Lefere, Université Libre de Bruxelles · José Manuel López de Abiada, Universität Bern · Alberto Martino, Universität Wien · Blas Matamoro, Escritor, Madrid · †Margherita Morreale, Università degli Studi di Padova · Melchora Romanos, Universidad de Buenos Aires · Marco Santoro, Università degli Studi di Roma “La Sapienza” · María del Carmen Simón Palmer, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid · Lía Schwartz, The City University of New York · Gonzalo Sobejano, Columbia University, Nueva York · Christoph Strosetzki, Westfälische Wilhelms Universität Münster. Fondata da Guido Mancini e diretta da Loreto Busquets, la Collana di testi e studi ispanici si articola in: Sezione i · Testi critici Sezione ii · Saggi Sezione iii · «Studi ispanici» Sezione iv · Ricerche bibliografiche (dir.: L. Busquets, A. Martino, M. Santoro) Sezione v · Studi e testi di letteratura religiosa del cinque-seicento * «Studi ispanici» is an International Peer Reviewed Journal. The eContents are Archived with Clocks and Portico.

ST U D I I S PA NIC I XL · 20 1 5

PIS A · ROMA FABR IZIO SE R R A EDITORE MMXV

Amministrazione e abbonamenti Fabrizio Serra editore Casella postale n. @, succursale n. 8, I 56@23 Pisa, tel. +39 050542332, fax +39 050574888, [email protected] I prezzi ufficiali di abbonamento cartaceo e/o Online sono consultabili presso il sito Internet della casa editrice www.libraweb.net. Print and/or Online official subscription rates are available at Publisher’s web-site www.libraweb.net I pagamenti possono essere effettuati tramite versamento su c.c.p. n. @7@54550 o tramite carta di credito (American Express, Visa, Eurocard, Mastercard) Uffici di Pisa: Via Santa Bibbiana 28, I 56@27 Pisa, tel. +39 050542332, fax +39 050574888, [email protected] Uffici di Roma: Via Carlo Emanuele I 48, I 00@85 Roma, tel. +39 0670493456, fax +39 0670476605, [email protected] Autorizzazione del Tribunale di Pisa n. 7 del @980 Direttore responsabile: Fabrizio Serra A norma del codice civile italiano, è vietata la riproduzione, totale o parziale (compresi estratti, ecc.), di questa pubblicazione in qualsiasi forma e versione (comprese bozze, ecc.), originale o derivata, e con qualsiasi mezzo a stampa o internet (compresi siti web personali e istituzionali, academia.edu, ecc.), elettronico, digitale, meccanico, per mezzo di fotocopie, pdf, microfilm, film, scanner o altro, senza il permesso scritto della casa editrice. Under Italian civil law this publication cannot be reproduced, wholly or in part (included offprints, etc.), in any form (included proofs, etc.), original or derived, or by any means: print, internet (included personal and institutional web sites, academia.edu, etc.), electronic, digital, mechanical, including photocopy, pdf, microfilm, film, scanner or any other medium, without permission in writing from the publisher. Proprietà riservata · All rights reserved © Copyright 20@5 by Fabrizio Serra editore, Pisa · Roma. Fabrizio Serra editore incorporates the Imprints Accademia editoriale, Edizioni dell’Ateneo, Fabrizio Serra editore, Giardini editori e stampatori in Pisa, Gruppo editoriale internazionale and Istituti editoriali e poligrafici internazionali. Stampato in Italia · Printed in Italy www.libraweb.net issn 0585-492x e-issn @7@4-@588

la LITERATURA HISPáNICA a la luz del psicoanálisis Número coordinado por José Calvo González Catedrático de Filosofía del Derecho · Universidad de Málaga

ÍNDICE la LITERATURA HISPáNICA a la luz del psicoanálisis Anne J. Cruz, Violence repeated: Zayas, the Pleasure Principle, and beyond Eric C. Graf, La antropología subversiva de Freud y la alegoría cínica de Cer vantes: Moisés y la religión monoteísta y La novela y coloquio de los perros Francisco LaRubia-Prado, María del Carmen Lara Nieto, Psico análisis y violencia en La vida es sueño Carmen Pereira-Muro, Razón y locura en Un loco hace ciento de Ma ría Rosa Gálvez: la “otra” modernidad de la Ilustración española Isabel Paraíso, Una lectura psicodinámica de La Sombra, de Galdós Celia Fernández Prieto, José Ma Valls Blanco, Ana Ozores y Fermín de Pas: patología de un encuentro Carlos Feal, Autoficciones de Unamuno Gonzalo Navajas, La narración como psicohistoria Giovanni Sias, La psicanalisi dopo José Ortega y Gasset Antonio Domínguez Leiva, Dalí y el “Affaire Dulita”: escándalos del ona nismo paranoico-crítico Vicente Luis Mora, El arquetipo de los gemelos y su pervivencia en la na rrativa española contemporánea Andrés Zamora, Juegos siniestros, travesuras psicoanalíticas y literatura. El desorden de tu nombre de Juan José Millás Sara Molpeceres Arnáiz, De estatuas, cadáveres y autómatas: el mito de la mujer artificial en Pilar Pedraza Clara Janés, Rugido y el eclipse

@@ 23 43 57 73 93 @@5 @3@ @47 @77 @95 223 237 253

* Martín Sorbille, La (a)temporalidad de lo inconsciente en El matadero de Echevarría Andrea Ostrov, Reflexión y refracción. El lugar de la escritura en algunos cuentos de Silvina Ocampo Luis Montiel, El alma y los dioses. Una lectura arquetipal de la narrativa de Ernesto Sábato Amadeo López, Sentimiento de culpa y catarsis en novelas de las dictadu ras del Cono Sur en la década del 70 Kim Euisuk, «La Mujer no existe»: trampas de la fantasía masculina en Los cuadernos de don Rigoberto y Travesuras de la niña mala de Mario Var gas Llosa Jorgelina Corbatta, Notas sobre Creatividad y Psicoanálisis en Cristina Peri Rossi Beatriz L. Botero, El Yo ideal y el Ideal del yo en Cobro de sangre de Mario Mendoza

263 28@ 297 3@5 337 347 357

10

índice

Sarah Martín, The show must go on... A partir de El fin de la locura de Jorge Volpi

369

Los números de la Revista correspondientes a los años 20@6, 20@7 y 20@8 estarán dedicados a los siguientes temas: La ficcionalización de la Historia en la literatura hispánica (20@6), La literatura y la cultura rusas en la literatura hispánica (20@7) y Presencia de la literatura angloamericana en la literatura hispánica (20@8).

EL ARQUETIPO DE LOS GEMELOS Y SU PERVIVENCIA EN LA NARRATIVA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA Vicente Luis Mora Universidad de Málaga

El hermano es un semejante demasiado semejante y la primera aparición de lo extraño en la infancia. Bernard Brusset @  

Los gemelos tienen las cabezas rapadas y los dientes partidos. Mario Montalbetti 2  

@. Estrategia metodológica @. @. Planteamiento

A

ntes de establecer la pervivencia de un mitema concreto en la narrativa española actual, utilizando la mitocrítica y algunas ideas provenientes del psicoanálisis, debemos aclarar metodológicamente cómo los elementos inconscientes aquí empleados se utilizarán casi siempre como argumentos de refuerzo, pues los conscientes, a nuestro juicio, podrían sustentar casi por completo nuestro propósito investigador. Y optamos por esta opción apoyándonos en el hecho de que Carl G. Jung defendiera la posibilidad de un entendimiento consciente de los arquetipos culturales, como luego veremos. El psicoanálisis en general y su aplicación a los estudios literarios en particular están cuestionados desde hace mucho. Los problemas metodológicos, asumidos por el propio Jung debido a la nebulosidad de la materia psíquica, 3 y señalados hasta el hartazgo por filósofos de la ciencia 4 (y no sólo ellos; Ortega y Gasset ya publicó en @9@@ un ensayo titulado Psicoanálisis, ciencia problemática), así como los excesos llevados a cabo en los años ochenta y noventa por cierta crítica poslaca 



@   Bernard Brusset, El vínculo fraterno y el psicoanálisis, «Revista de Psicoanálisis», Buenos Aires, 44, @987, n. 2. 2   Mario Montalbetti, Fin desierto [@995], en Lejos de mí decirles, Cáceres, Ediciones Liliputienses, 20@4, p. @28. 3   En especial Carl Gustav Jung, Acerca de la crítica al psicoanálisis, en Obras escogidas, Barcelona, rba, 2006, i, p. 39@. 4   Están en contra de la categorización científica del psicoanálisis, por sustentar una postura científica empirista, Bunge (La investigación científica), Ciorfi (Freud y la idea de pseudociencia), Lehrman, Hook, Kennedy, Blumenberg y muchos otros. En contra, Castilla del Pino en su Introducción a la psiquiatría [@978], sostiene que el psicoanálisis es «la única teoría que articula conducta y motivación intrasubjetiva» (Carlos Castilla del Pino, Problemas generales. Psico(pato)logía, Madrid, Alianza Universidad, @993, i, p. 72).

196

vicente luis mora

niana, han generado un clima general de resistencia y animadversión al enfoque. En mi modesta opinión, el psicoanálisis aplicado a las obras estéticas puede recuperar de dos maneras el prestigio perdido: utilizarse con mesura y prudencia, como han recomendado autores como Frederic Crews o Castilla del Pino, @ o legitimarse a través de la búsqueda de un razonable encuentro con la ciencia, asumiendo lo dudoso de su lugar y aprovechando los resquicios plausibles que la ciencia actual, sobre todo la neurociencia, ofrece para su reintegración parcial dentro de un esquema serio y argumentable de trabajo, en estrecha colaboración con la genética y la antropología. Todo ello sin olvidar que tampoco la propia crítica literaria tradicional ha sido jamás una ciencia, 2 ni podrá serlo.  



@. 2. Neurociencia e inconsciente [...] cada día nuestros cuerpos toman 4.000 decisiones de las que no sabemos nada. Richard Jackson 3  

Comencemos por abrir el arco neuro-inconsciente de trabajo. Durante finales del xx y principios del xxi hemos asistido, en palabras de Marco Roth, a la progresiva imposición de una visión que identifica mente con cerebro, sin dejar resquicios. Fue una imposición paulatina, que comenzaba en los ensayos de autores como Daniel Dennett y Steven Pinker y que rápida y taxativamente hizo suya alguna prensa influyente como «The New York Times». 4 Algunos autores, ante el reduccionismo de esta visión, han optado por emplear las expresiones mente extendida (D. Dennett, Kinds of Mind, @996), cognición distribuida 5 o exocerebro 6 para poder ampliar un poco los límites de lo entendible por “mente” sin quebrar esa línea dominante de pensamiento.  





@   Frederick Crews relaciona la teoría de Freud con la falsación popperiana en Frederick Crews, Letter to the Editor, «New York Times Review of Books», 23, 5 de febrero de @976, p. 34. Véase también Carlos Castilla del Pino, Aspectos epistemológicos de la crítica psicoanalítica, epílogo a Anne Clancier, Psicoanálisis, literatura, crítica, Madrid, Cátedra, @976, pp. 283-309, p. 295. 2   Cf. Gillo Dorfles, Símbolo, comunicación y consumo, Barcelona, Lumen, @975, 2ª ed., pp. 90-9@, Peter Szondi, Estudios sobre Hölderlin, Barcelona, Destino, @992, p. @5, y Terry Eagleton, El acontecimiento de la literatura, Barcelona, Península, 20@3, p. 43. 3   Richard Jackson, «Incompletud», en Resonancia, Madrid, Kriller7@, 20@4, pp. 37-38. 4   Marco Roth, Rise of the Neuronovel. A specter is haunting the contemporary novel, «n + @», @4 de septiembre de 2009, http://nplusonemag.com/rise-neuronovel. Cf. el reciente artículo de E. Caitlin, V. Mahy, Louis J. Moses, Jennifer H. Pfeifer, How and where: Theory-of-mind in the brain, «Developmental Cognitive Neuroscience», 20@4, n. 9, pp. 68-8@. 5   «Hollan, Hutchins y Kirsh [...] parten de la deslocalización de la cognición fuera de los límites del cerebro y el individuo, y su extensión hacia procesos más amplios, que incluyen el cuerpo, el lenguaje y los artefactos tecnológicos» (Ismael Apud, ¿La mente se extiende a través de los artefactos? Algunas cuestiones sobre el concepto de cognición distribuida aplicado a la interacción mente-tecnología, «Revista de Filosofía», 39, 20@4, n. @, pp. @37-@6@, p. @4@). 6   «El exocerebro es un sistema simbólico de sustitución de circuitos cerebrales [...] constituido esencialmente por el habla, las formas no discursivas de comunicación [...] y las memorias artificiales exteriores» (Roger Bartra, Cerebro y libertad. Ensayo sobre la moral, el juego y el determinismo, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 20@3, pp. 70-7@).

197

el arquetipo de los gemelos

Incluso así, sin abandonar los manuales de neurobiología y, por tanto, sin salir de la estricta ciencia, se pueden encontrar fenómenos interesantes a la hora de establecer esa – extraña – posibilidad de convivencia de lo científico con lo irracional y mítico, una línea de trabajo que anunciaba el propio Freud cuando decía que «habremos de recordar que todas nuestras provisionalidades psicológicas habrán de ser adscritas alguna vez a sustratos orgánicos», @ idea que repetiría en Más allá del principio del placer (@920). Por ejemplo, sabemos gracias al neurocientífico David Eagleman que gran parte de nuestro trabajo neuronal es puro inconsciente:  

Lo primero que aprendemos al estudiar nuestros propios circuitos es una lección muy simple: casi todo lo que hacemos, pensamos y sentimos no está bajo nuestro control consciente. Los inmensos laberintos neuronales aplican sus propios programas. El tú consciente – ese yo que poco a poco vuelve a la vida cuando se despierta por la mañana – es el fragmento más pequeño de lo que ocurre en tu cerebro. [...] Él actúa por su cuenta. 2  

Eagleman cita en otro momento de su trabajo a Descartes, quien ya había sospechado que no toda la actividad cerebral es accesible (por ejemplo, sólo podemos llegar a pocas partes de nuestra memoria), e ideas similares ha planteado Thomas Metzinger en Being No One (2003) y The Ego-Tunnel (2009). También Cristof Koch y Ray Jackendoff han reflexionado sobre la relación entre la consciencia cerebral y el inconsciente, 3 y para António Damásio es claro que los procesos conscientes y no-conscientes coexisten y que la mayor parte de la actividad diaria es inconsciente. 4 Otro ejemplo: al recorrer otros manuales científicos, con el fin de esclarecer la percepción cerebral de la imagen, me encontré con un inesperado punto de engarce con la mitocrítica junguiana, planteando la posibilidad de arquetipos visuales no inconscientes. Por ejemplo, leyendo al neuroquímico y descubridor de las propiedades de algunas proteínas que actúan sobre el cerebro, Jean-Pierre Changeux, nos topamos con lo que él llama la síntesis consciente por la que el cerebro, al ver una obra de arte, ejecuta un complejo grupo de trabajos que unen contemplación exterior y exploración interior. Changeux apunta que  



@   Sigmund Freud, Introducción al narcisismo, en Introducción al narcisismo y otros ensayos, Madrid, Alianza, @973, p. @3. 2   David Eagleman, Incógnito. Las vidas secretas del cerebro, Barcelona, Anagrama, 20@3, p. @2. 3   «Obviamente, la mente computacional de Jackendoff no coincide en todo punto con el sustrato oculto de nuestros comportamientos conscientes tal como lo presenta Freud, pero tiene en común el hecho de tener a la vez estructura lógica y ser inconsciente» (Víctor Gómez Pin, Entre lobos y autómatas. La causa del hombre, Madrid, Espasa Calpe, 2006, p. 280). David Deutsch propuso en @985 que el cerebro no era un ordenador normal, pero quizá podría funcionar como una computadora cuántica (David Deutsch, Quantum theory, the Church-Turing principle and the universal quantum computer, «Proceedings of the Royal Society of London», @985, n. 400, pp. 97-@@7. Para los críticos “intracraneales”, como Dror y Harnad, sin embargo, actos como respirar no son cognitivos aunque sean mentales (Ismael Apud, op. cit., pp. @5@-@52). 4   António Damásio, Y el cerebro creó al hombre, Barcelona, Destino, 20@0, p. 62; véase también p. @0@. Stanislas Dehaene ha demostrado esos procesos inconscientes, como la detección de los morfemas en el proceso de lectura (Stanislas Dehaene, Reading in the Brain. The Science and Evolution of a Human Invention, Nueva York, Viking, 2009, p. 24).

198

vicente luis mora

la obra de arte puede concebirse como “modelo subjetivo y coherente de la realidad”, que estaría a medio camino entre visiones internas y percepciones externas, en cierto modo, un “sueño compartido” [...]. Esta facultad de despertar que manifiesta la obra de arte hace intervenir, entre otras cosas, la evocación selectiva de recuerdos autobiográficos y sistemas simbólicos, de representaciones culturales en su contexto histórico. @  

Quizá en otro lugar hablemos de las posibilidades psicoanalíticas de ese “sueño compartido”, pero centrémonos ahora en los “sistemas simbólicos” aludidos por Changeux. Porque ahí está el motivo de que Aby Warburg pudiese establecer su pathosformel y su atlas de imágenes, o de que Jung pudiera establecer arquetipos a través de emblemas y mantras visuales, o de que podamos leer la proporción áurea que une a un amonites, un huracán, la Gioconda, o algún poema visual de Apollinaire por no dejar la materia literaria. Una línea similar de trabajo ha mantenido el premio Nobel de Medicina Eric R. Kandel, al examinar las emociones inconscientes que produce el arte a la luz de los avances neurobiológicos. 2 Ésta no es la única dirección de trabajo, por supuesto. Slavoj Zµiz¬ek ha llevado a cabo en The Parallax View (2006) una compleja lectura de los trabajos de los neurocientíficos más prestigiosos, intentando buscar una vía plausible de convivencia de lo orgánico y lo psicoanalítico a través de la teoría de las emociones y de la brecha ontológica entre lo neuronal y lo significante. Aunque no siempre estamos de acuerdo con sus postulados, sí coincidimos en su aserción de que «si el psicoanálisis ha de sobrevivir y preservar su lugar clave, hay que encontrarle un lugar dentro de las mismas neurociencias, empezando por sus inherentes vacíos e imposibilidades». 3 Utilizaremos alguna de sus hipótesis más adelante, al abordar una de las novelas propuestas como modelo gemelar.  



@. 3. El mito como inconsciente histórico arquetípico Los neurólogos han señalado que la activación de mecanismos neuronales reverbera estructuras profundas (incluidos recuerdos antiguos, sueños, etc.), que son “invitadas” por el cerebro a la ceremonia de la lectura, algo que avanzó el físico y médico Hermann von Helmholtz en su Handbuch der Physiologischen Optik (@867). El resultado es que el lectoespectador detecta otras estructuras en el texto, algunas conscientes, y otras no, por pertenecer, según Freud, a los mitos, a «restos deformados de los fantasmas del deseo de naciones enteras, los sueños seculares de la joven humanidad», 4 que es uno de los puntos conectables de la obra del vienés con los arquetipos junguianos. Mientras que las estructuras conscientes son legibles  

@   Jean-Pierre Changeux, Sobre lo verdadero, lo bello y el bien. Un nuevo enfoque neuronal, Buenos Aires, Katz, 20@0, p. @@4. 2   Eric R. Kandel, La era del inconsciente. La exploración del inconsciente en el arte, la mente y el cerebro, Barcelona, Paidós, 20@3, esp. pp. 380 y ss. En un sentido similar, Claude Lévi-Strauss, Mito y significado, Madrid, Alianza, 2008, pp. 26-27, estableciendo en la página 49 que será la ciencia la que determine lo que «es válido en el pensamiento mitológico». 3   Slavoj Zµi z¬ e k, Visión de paralaje, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 220 (énfasis del original). 4   Sigmund Freud, La creación literaria y el sueño diurno [@908], citado en Anne Clancier, op. cit., p. 44.

199

el arquetipo de los gemelos

con facilidad, como demostrasen Kandinsky, Panofsky, Arnheim o Gombrich, las segundas requieren de un estudio más detenido y profundo, capaz de detectar los símbolos y formas universales inconscientes sin caer en esoterismos (Changeux cita expresamente a Lévi-Strauss al apuntar que «la actividad creadora del artista recuerda el bricolaje de las primeras elaboraciones del pensamiento mítico» @). En cualquier caso, nos parece innegable que hay algo más en el momento del desciframiento del texto o la obra de arte pero, sobre todo, en su concepción:  

el narrador ha procesado siempre percibiendo, intuyendo, visualizando, escuchando, sintiendo kinestésicamente y transmitiendo por los cinco sentidos, incluyendo la evocación de un sentimiento o un aroma de campo, de bosque o de una persona, que le permiten crear la imagen o hipnosis necesarias para que el escucha o lector continúe en el estado propicio para llegar a la emoción, y así recibir el mensaje deseado. 2  

Algo similar apuntaba Gómez de Liaño cuando veía a la imaginación como el punto de engarce entre sentimiento y logos en esa «otra historia de la filosofía que incluye en su seno técnicas psicoexperimentales relacionadas con aspectos básicos de la vida que rebasan lo cognoscitivo». 3 En un tercer momento, Changeux apunta que el arte produce «una síntesis singular e inesperada de la razón y sus emociones». 4 Esta negociación entre el cerebro consciente y el inconsciente para permitir al ser humano manejarse en la realidad (y cumplir en ella sus necesidades artísticas) es la que nos abre también la puerta a similar consenso para trabajar conscientemente sobre las inmensas zonas de lo inconsciente en la creación. Pues no olvidemos que, para el propio Jung, los arquetipos tienen arraigo inconsciente pero existen, precisamente, por su parte consciente:  



El término “arquetipo” es con frecuencia entendido mal, como si significara ciertos motivos o imágenes mitológicos determinados. Pero estos no son más que representaciones conscientes; sería absurdo suponer que tales representaciones variables fueran hereditarias. El arquetipo es una tendencia a formar tales representaciones de un motivo, representaciones que pueden variar muchísimo en detalle sin perder su modelo básico. 5  

Y precisamente por ello y porque la mente no es una tabula rasa y tiene, según los neurobiólogos, prefiguraciones o pre-configuraciones universales, 6 podemos trabajar en este sentido. La cuestión, por tanto, es explicar las razones de la difusión de un arquetipo concreto, para sentar las bases mitocríticas con que estudiar una obra determinada.  

  Citado en Jean-Pierre Changeux, op. cit., p. @@6.   Olivia de la Torre, Neurolingüística y literatura, «Razón y palabra», 2003, n. 33, http:// www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n33/odelatorre.html. 3   Ignacio López de Liaño, De espacios mentales, imágenes y razones, «Archipiélago», @998, 4 n. 33-35, pp. 5@-60, p. 52.   Jean-Pierre Changeux, op. cit., p. @@5. 5   Carl Gustav Jung, El hombre y sus símbolos, Barcelona, Paidós, @995, p. 67. En @943, en otro lugar, escribió: «Todo arquetipo es capaz de un desarrollo y diferenciación infinitos. Por tanto, es posible que esté más o menos desarrollado» (Carl Gustav Jung, Psicología y alquimia, Barcelona, Plaza & Janés, @977, p. 3@). 6   «Bajo la variación superficial entre las culturas puede haber unos mecanismos mentales universales. Una vez más, podemos utilizar el lenguaje como ejemplo paradigmático de conducta ilimitada» (Steven Pinker, La tabla rasa, Barcelona, Paidós, 2003, p. 69, énfasis del original). @

2

200

vicente luis mora @. 4. Psicoanálisis y mitocrítica

Si el psicoanálisis se niega a desaparecer de nuestro horizonte cultural es por dos motivos muy claros: el primero, porque los mitos no lo hacen (ni pueden hacerlo, son una forma superviviente por naturaleza); el segundo, porque el psicoanálisis constituye una visión sobre la importante parte irracional del hombre que no busca explicación trascendental ni nada más allá de sí mismo: es fundamentalmente humano, demasiado humano. Aunque, como señalase inteligentemente René Girard, la Poética de Aristóteles marcó una separación trascendental entre mito y tragedia, que separó a la literatura de lo mítico, @ es cierto que esa secular tendencia encontró fracturas en los tiempos modernos, quizá porque, como señala Lévi-Strauss, la finalidad del mito es suministrar un modelo lógico capaz de superar una contradicción. 2 Según Eagleton, «visto bajo esta óptica, los mitos son estrategias “buenas para pensar”, maquinarias premodernas para procesar antinomias y contradicciones. No es preciso suscribir de todo corazón esta teoría de la mitología para reconocer su valor para el análisis literario»; 3 o, como decía Conolly, «un mito nunca es totalmente inútil mientras quede un artista que crea en él», 4 y en el estudio de las dos novelas propuestas veremos hasta qué punto es cierto ese aserto del crítico inglés. Aunque el psicoanálisis no pueda ser visto como conocimiento científico, desde luego es ineludible como “saber” esencial en la cultura de la comunidad, según la distinción de Foucault en Las palabras y las cosas (@966), a la hora de valorar las ciencias humanas. Karl Kerényi hizo una distinción temprana que puede servirnos de ayuda para dar el paso a lo literario, cuando diferenció los mitos genuinos de los tecnificados. 5 Los primeros serían aquéllos que vienen por sí solos (mediante de los sueños y los arquetipos, por ejemplo, a través de lo que los neurocientíficos llaman cerebro reptiliano), mientras que los tecnificados serían aquellos evocados «intencionalmente por el hombre para conseguir determinados fines». 6 Su objetivo es hacer regresar al hombre al espacio onírico y del inconsciente, de una forma deliberada. Y creo que es un ejemplo perfecto de lo que hace la literatura que cobija al mito, lo cual nos permite entrar, mitocrítica mediante, en el análisis de esos textos donde el mitema ha sido “tecnificado”. En consecuencia, debemos fijar primero el mitema para analizarlo a posteriori en obras concretas.  











2. El mitema de los gemelos: de lo científico a lo irracional Cuando las reglas de la racionalidad científica demostrable no tienen aplicación completa, nos encontramos ante un grave problema metodológico. Y esto ocurre   René Girard, La violencia y lo sagrado, Barcelona, Anagrama, @983, p. 8@.   «[...] purpose of myth is to provide a logical model capable of overcoming a contradiction» (Claude Lévi-Strauss, The Structural Study of Myth, en Structural Anthropology, Nueva York, Basic Books, @963, i, pp. 206-23@, p. 224). 3   Terry Eagleton, El acontecimiento de la literatura, Barcelona, Península, 20@3, p. 238. 4   Cyril Conolly, La tumba inquieta, en Obra selecta, Barcelona, Lumen, 2005, p. 448. 5   Karl Kerényi, Dal mito genuino al mito tecnicizzato, en Atti del colloquio internazionale su “Tecnica e casistica”, Roma, Istituto di Studi Filosofici, @964, pp. @53-@68. 6   Furio Jesi, Literatura y mito, Barcelona, Barral Editores, @972, p. 38. @

2

201

el arquetipo de los gemelos

en parte (enfatizo el en parte) con el tema de los hermanos gemelos. Los gemelos son importantes no sólo por su carga mítica o cultural, sino porque a su través se ha canalizado socialmente, durante milenios, la angustia sobre la identidad humana. No en vano muchos estudios de Psicología que persiguen dirimir los factores esenciales para la conformación de la individualidad parten de la comparación de los comportamientos y opiniones de gemelos monocigóticos. Los estudios muestran que los gemelos que han convivido juntos son más parecidos que los que han sido creados separadamente, @ lo que ha venido a sancionar las tesis de quienes reclaman la importancia de los factores sociobiológicos en el desarrollo de la identidad: «Resumiendo el contingente de datos obtenidos, Loehlin (@992) informa que, aproximadamente, el 40 por @00 de las diferencias individuales en personalidad puede ser explicado con base en el componente genético. [...] El campo de determinación genética y ambiental de los rasgos de personalidad se presenta como uno de los más abiertos en un futuro próximo». 2 La literatura gemelar, por tanto, se ha encargado de contar a través de los siglos el 60% restante, revelando el pensamiento de cada época y lugar sobre la gemelidad. Este elemento subjetivizador, por cuanto todo lo gemelar es identitario de raíz, ha provocado, como es lógico, un claro proceso de ehumerización del fenómeno, que partiendo de estructuras biológicas ha terminado por crear un dispositivo mítico y semi-divino, en el que la creación de la vida y la duplicación de la misma carga más sentido que el de un mero parentesco. Para Lévy-Bruhl, el ancestro humano y el mítico no son muy lejanos, ya que en ambos casos «las relaciones que se pueden tener con él [...] recurren a la categoría afectiva de lo sobrenatural. De esta manera puede explicarse [...] que el ser mítico, “creador” o “productor” de un grupo humano, sea llamado su ancestro sin que lo haya engendrado». 3 Los mellizos y los gemelos provienen de una forma poco frecuente de engendramiento, natural y exótica a la vez, y por lo tanto idónea para cargarse de simbolismo. Donde acaba lo natural y lo racionalmente explicable es en el hecho de que en culturas de todo el orbe, la inmensa mayoría sin contacto entre ellas (salvo los casos indoeuropeos, claro está, y otros puntuales), recogen relatos míticos que incluyen gemelos primordiales, por lo común ligados a la propia creación del cosmos o del mundo, y habitualmente vinculados al par creación/destrucción en su relación interna. 4 ¿Cómo es posible que pueblos tan lejanos e incomunicados entre sí tengan relatos originales tan parecidos? Veamos algunos casos. En la mitología cosmogónica irania, se habla de los “gemelos primigenios”, siendo el primer ser humano Masye/Masyane, un andrógino formado por hermano-hermana; 5 según Gnoli, el propio Zoroastro fundó el pensamiento dualista  









@   Cf. Mario Ezquerra Trabalon, David Gallardo Pujol, Noemí Robles Muñoz, Metodología y técnicas en genética del comportamiento, en Bases genéticas de la conducta, ed. David Bartrés-Faz, Barcelona, uoc, 20@3, pp. 22 y 27 y ss. 2   José Manuel Hernández López, La personalidad. Elementos para su estudio, Madrid, Biblioteca Nueva, 2000, p. 92. 3   Lucien Lévy-Bruhl, La mitología primitiva, Barcelona, Península, @978, p. 47. 4   Elias Canetti, Masa y poder, Madrid, Alianza, @997, p. 253; cf. Carl Gustav Jung, «Adán y Eva», Mysterium coniunctionis, en Obra completa, Madrid, Trotta, 2002, xiv, pp. 37@ y ss. 5   Francisco García Bazán, El pensamiento iranio, en Filosofías no occidentales, ed. M. Cruz

202

vicente luis mora

sobre la imagen gemelar, @ que también puede encontrarse en la mitología indoeuropea (los Asvins 2), en la olmeca, la azteca, 3 la maya, 4 la incaica (los hijos del Sol 5), las indias védicas (las hermanas Usàsànaktà 6), la germana (los hermanos Alcis o Haddingjar), las tradiciones bretona húngara gitana, sueca, siciliana y lituana de la historia del Rey de los Peces – que cobra forma literaria en el relato de Grimm The Gold Children –, estudiadas por Hartman; 7 y tienen presencia en la mitología celta y nórdica, con los gemelos Hengist y Horsta (según D. J. Ward); y Freyr y Njörd (a juicio de Georges Dumézil), manifestaciones posibles del ancestro mitológico común indoeuropeo, del que también derivarían «los vándalos bajo Ambr y Assi, los longobardos bajo Ibor y Aio, los asdingos bajo Raus y Raptus [...] el galés Efnisien (creador de las hostilidades), y Nisien (el pacífico), y el irlandés Diarmaid y el “Jabalí Salvaje de Ben Gulban”». 8 A ello hay que sumar la Saga de los volsungos islandesa, 9 y rastros brasileños, @0 hispanos, @@  



















Hernández, Madrid, Trotta, @999, p. @88. Véase también Geo Widengren, Fenomenología de la religión, Madrid, Ed. Cristiandad, @976, pp. 458 y ss.   Gerardo Gnoli, El Irán antiguo y el zoroastrismo, en R. Boyer [et alii], Tratado de antropología de lo sagrado, 2. El hombre indoeuropeo y lo sagrado, Madrid, Trotta, @995, p. @66. 2     Manuel Alberro, Las tres funciones dumezilianas y el mito de los mellizos divinos de la tradición indoeuropea en el “Compendio Historial” de Diego Rodríguez de Almela, «En la España medieval», 2004, n. 27, pp. 3@7-337, p. 327. 3   «Según el dominico Fray Bartolomé de las Casas, los gemelos aztecas suponían una amenaza mortal para sus padres y, por esa razón, uno de ellos debía ser sacrificado al nacer. No obstante [...] también personifican el tiempo mitológico de la creación. [...] En el México central, el gran héroe Quezalcóatl es identificado con los hermanos gemelos, y este concepto está contenido incluso en su nombre, puesto que en náhuatl el término coatl significa tanto ‘gemelo’ como ‘serpiente’» (Karl Taube, Mitos aztecas y mayas, Madrid, Akal, 2004, p. @7). 4     Cf. Julio López Saco, Mitología maya: simbología de los héroes gemelos y del juego de pelota, «Revista de Arqueología», 32, 20@@, n. 365, pp. @4-25. 5     Laurette Séjourné, América latina, i . Antiguas culturas precolombinas, México D.F., Siglo xxi, @994, 24ª ed., p. @88. 6     Cf. Eric Pirart, Genealogía de los dos primeros “Kavi”, «Aula Orientalis: revista de estudios del Próximo Oriente Antiguo», 3@, 20@3, n. @, p. 92. 7     Edwin Sidney Hartland, The Legend of Perseus. A Study of Tradition in Story Custom and Belief, 3 vols., i. The Supernatural Birth, Londres, David Nutt, @894, pp. 43, 48, 50 y 60. 8     Manuel Alberro, loc. cit., pp. 330-332. 9     Los hermanos Sigmund y Signy, los más talentosos entre los hijos de Volsung (véase Anónimo, The Story of the Volsungs and Niblungs, en The Harvard Classics. 49. Epic and Saga, ed. de Charles W. Elliot, Nueva York, P. F. Collier and Sons, @9@0, p. 260). @0   Cf. Edwin Sidney Hartland, op. cit., p. @46. @@   Plantean esa posibilidad Juan Francisco Jordán Montes, José Antonio Molina Gómez, Parejas primordiales, gemelos sin articulaciones y árboles sagrados en el arte rupestre del levante español (Sureste de la península Ibérica), «Anales de prehistoria y arqueología», @997-@998, n. @3-@4, pp. 47-64; y también Martín Almagro Gorbea, Alberto J. Lorrio, Teutates, Madrid, Real Academia de la Historia, 20@@, p. 66, a partir de una figura de terracota encontrada en Alcoy; estos últimos autores remiten a Samuel G. Armistead, quien ha apreciado en las leyendas sobre el nacimiento del Cid Campeador el sostenimiento del mito del héroe nacido del parto gemelar de una presunta infiel, que estaría unido a la ya citada tradición bretona del Rey de los Peces, así como a las costumbres africanas y americanas antiguas y europeas medievales de considerar adúltera a la mujer que da a luz gemelos (cf. Samuel G. Armistead, Dos tradiciones épicas sobre el nacimiento del Cid, «Nueva Revista de Filología Hispánica», 36, @988, n. @, pp. 2@9-248, p. 222). Sobre la impureza y la gemelidad véase Mary Douglas, Purity and Danger. An Analysis of Concepts of Pollution and Taboo, Londres, Pelican Books, @970; y René Girard, quien apunta que «es  

@

203

el arquetipo de los gemelos

zuñís, @ bosquimanos 2 y dogonas 3 en África, o arunta 4 en Australia, a las que añadiremos luego manifestaciones griegas, romanas, guaraníes, mazdeístas y egipcias. En la Biblia, Tomás aparece apodado como dídimo, que significa mellizo o gemelo (W. H. Auden escogió Didymus como seudónimo para escribir algunos artículos de prensa), y se recoge la historia de Esaú y Jacob, así como el duelo fraternal – no gemelar – de Caín y Abel, también mito originario. Lozano Sampedro recuerda que el narrador francés Michel Tournier ha establecido que en el mito de creación cristiano Adán puede ser un sosias 5 divino: «les anges, les voyant ensemble aller et venir en devisant dans les allées du Paradis, croyaient voir deux frères jumeax, et bien malin aurait été celui qui aurait pu dire à coup sûr lequel était Dieu, lequel était Adam». 6 Para Ward,  











revelador que las madres de gemelos sean con frecuencia sospechosas de haberlos engendrado en unas relaciones incestuosas» (op. cit., p. 83). Es importante hacer constar que, desde el punto de vista médico, «algunos gemelos pueden ser hijos de padres diferentes» (Miguel Lugones Botell, Marieta Ramírez Bermúdez, Gemelos: singularidad, historia y cultura, «Revista Cubana de Medicina Integral», 26, 20@0, n. 3, pp. 583-587, p. 585). Es muy significativo que en una novela coetánea con protagonistas gemelas como 26a [20@0], de Diana Evans (narradora de padre británico y madre nigeriana), la tradición del nacimiento culpable en gemelos se ha introducido en la narración, para ser cuestionada (cf. Patricia Bastida Rodríguez, El doble Bildungsroman en la narrativa británica contemporánea, «Oceánide», 20@2, n. 4, http://oceanide.netne.net/articulos/art4-5.php. El cuestionamiento es natural, ya que, como dice la profesora Cebreiro Rábade, «[e]l psicoanálisis basa gran parte de su fuerza prospectiva en la desconfianza y en la sospecha con respecto a las “versiones oficiales” de los hechos, y la representación tranquilizadora que les dé el sujeto» (María do Cebreiro Rábade, As terceiras mulleres, Vigo, Galaxia, 2005, p. @30).   Los hermanos Nayanezgani y Thobadzistshini: «the Navajo believed that these two brother deities lived in the mountains in the midst of Navajo country» (Tim McNeese, Myths of Native America, Nueva York, Four Walls Eight Windows, 2003, p. @70). Una separación entre hermanos está detrás de la division de las tribus Choctaw y Chickasaw (Henry S. Halbert, Nanih Waiya, the Sacred Mound of the Choctaws, «Publications of Mississippi Historical Society», @899, n. 2, pp. 230-233). 2   «Así, en el panteón védico estaban los Aswins, y en varios himnos del Rigveda existen invocaciones a los dos gemelos hijos de Vivasvat (el cielo) y de Saranyú (la tierra). Los celtas dedicaron culto especial a los Dióscuros, a los que tenían por hijos del Océano. Los germanos adoraban a una pareja de gemelos de nombre Alcis. En Australia, los bosquimanos creen en dos hembras, hijas del gran antílope» (Rafael Rodríguez Díaz, Los gemelos que se intercambian la mortalidad, «Realidad», mayo-junio de @994, n. 39, pp. 459-468, p. 46@). 3   Véase la descripción de los Nommo o gemelos primordiales del agua en Marcel Griaule, Dios de agua, Barcelona, Alta Fulla, @987, pp. 22 y ss. 4   Cf. Marcel Mauss, Institución y culto. Representaciones colectivas y diversidad de civilizaciones, Barcelona, Barral Editores, @97@, p. @20. 5   El sosias se sustenta en «la similitud de dos seres humanos hasta casi identidad completa [...] tiene una tradición literaria desde el Anfitrión de la antigüedad griega hasta nuestros días (véanse H. G. Wells, The Story of the Late Mr. Elvesham, Henry James, The Jolly Corner o Julio Cortázar, El otro cielo). César Silva Santiesteban incluso ve en el tema un mito que Otto Rank (citado por él) explica como «“una primitiva defensa psicológica contra la destrucción del yo”» (Ewald Weitzdörfer, Lo fantástico en los cuentos de Julio R. Ribeyro, “Alpha”, julio de 2008, n. 26, pp. @93-2002, p. @94). 6   Michel Tournier, «Le Sosie de Dieu», Le Vagabond inmobile [@984], citado en Mª Teresa Lozano Sampedro, Michel Tournier y la reescritura del mito de la creación, en Reescrituras de los mitos en la literatura. Estudios de mitocrítica y de literatura comparada, eds. Juan Herrero Cecilia y Montserrat Morales Peco, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2008, pp. 235-252, p. 240. Cf. Peter Sloterdijk, Esferas i. Burbujas, Madrid, Siruela, 2003, p. 49. @

204

vicente luis mora

sin embargo, las funciones del mito gemelar en la tradición indo-europea son muy específicas, y a su juicio no se repiten en otras visiones del prototipo o mitema. @ Es muy posible que Ward tenga razón, pero en tal caso habría que preguntarse cuál sería la explicación racional para algunas coincidencias realmente increíbles entre culturas lejanas. Un ejemplo sería la tríada gemelos-pájaros-ascensión divina, que se repite en la religión sudanesa nuer, estudiada por el antropólogo E. E. Evans-Pritchard, 2 y en la tradición maya (si bien en ésta es más bien de signo violento, en la dirección señalada por Girard 3), con los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, 4 y también en la leyenda guaraní de los gemelos Ñandé Ryke y Ñandé Ryvy, creadores y destructores al mismo tiempo. 5 Otra inexplicable coincidencia entre culturas sin contacto es la generación de gemelos al arrojar una deidad un líquido al exterior; está en los citados Hunahpú e Ixbalanqué, pero también en el relato egipcio del Texto de las pirámides, 6 que a su vez recuerda al nacimiento de Gea en la mitología griega (Hartland sistematizó en The Legend of Perseus muchos nacimientos míticos sobrenaturales y escabrosos). La citada estructura triádica del arquetipo gemelar da la razón a Lévi-Strauss, que consideraba que lo gemelar cumple funciones mediadoras entre dioses y hombres, entre cielo y humanidad, por cuanto «la clave de todo el sistema» 7 humano reside en una gemelidad no del todo simétrica, que evita el estancamiento para el pensamiento mítico. Como veremos, aunque para Otto Rank, «nous croyons que le culte des jumeaux est une conséquence de la croyance en une âme double”, 8 la creencia mítica en lo gemelar quizá venga más bien en lo que tienen los hermanos de diferente y no en lo que tienen de único (no un alma doble, en  















@   D. J. Ward, Separate functions of the Indo-European Divine Twins, en Myth and Law among the Indo-Europeans, ed. J. Puhvel, Berkeley/ Los Ángeles, University of California Press, @970, pp. @93-202, p. @97, citado por Manuel Alberro, loc. cit., p. 333. 2   Jaume Vallverdú Vallverdú, Antropología simbólica. Teoría y etnografía sobre religión, simbolismo y ritual, Barcelona, UOC, 20@3, pp. 90-9@. 3   «Los gemelos dan miedo, encarnan la violencia y lo percibimos por el hecho de que en no pocas sociedades los padres de los gemelos son sospechosos de haber cometido alguna violencia, sobre todo la madre, que es sospechosa de adulterio. En mi opinión, toda semejanza evoca el conflicto» (René en Hacia una antropología de la frontera. René entrevistado por Marie-Louise Martínez, «Anthropos», 2007, n. 2@3, pp. @9-20). 4   Miguel Rivera Dorado, El pensamiento religioso de los antiguos mayas, Madrid, Trotta, 2006, p. 75. Véase también Edwin Sidney Hartland, op. cit., pp. @28 y ss. 5   Bartomeu Meliá, Mitología guaraní, en Enciclopedia Iberoamericana de Religiones, ed. Alejandro Ortiz Rescaniere, Madrid, Trotta, 2006, pp. @77-2@0, pp. @80 y ss. 6   «Atum es aquel que (al inicio del tiempo) vino a la existencia, quien se masturbó en Heliópolis [...]. Cogió su falo en su puño para obtener placer, y así nacieron los gemelos Shu y Tfenis» (Josep Cervelló, Las creencias religiosas en contexto, en Antropología de la religión. Una aproximación interdisciplinar a las religiones antiguas y contemporáneas, eds. Elisenda Ardévol Piera y Glòria Munilla Cabrillana, Barcelona, uoc, 2003, pp. 7@-@78, p. @36). 7   Claude Lévi -Strauss, Histoire de Lynx, París, Pion, @99@, pp. 90-9@. Véase también del mismo autor El hombre desnudo, México D.F., Siglo xxi, @99@, pp. @03 y @96, y Labios partidos y gemelos: el análisis de un mito, en Mito y significado, cit., pp. 53 y ss.; en p. 62 está apuntada la función mediadora entre dioses y hombres. 8   Otto Rank, Don Juan et le double, París, Payot, @973, p. 90.

el arquetipo de los gemelos

205

el sentido de Rank, sino más bien psiques dialécticas, obligadas por la gemelidad a estar unidas @).  

2. @. Posibles razones para la creación y difusión del mitema Como hemos apuntado, parece inexplicable que existan tantos relatos míticos sobre gemelos primordiales, así como su difusión similar por cuatro continentes entre pueblos sin contacto. Debe haber razones para la producción del arquetipo y éstas deben ser conscientes, como decía la cita de Jung antes reproducida, es decir: esas razones deben estar sustentadas en bases sólidas. Si hay o no razones inconscientes debe resultarnos indiferente, por cuanto las mismas, según Anthony Stevens, deben considerarse sólo como hipótesis; 2 con ello queremos decir que ni siquiera necesitamos de hechos inconscientes para que el arquetipo gemelar exista. No negamos que, como dice Jung, «la estructura arquetípica de lo inconsciente, más allá de toda tradición, genera una y otra vez esas figuras de las que da noticia la historia de todos los tiempos y todos los pueblos y a las que distingue con esa numinosidad e importancia que desde siempre le pertenecen», 3 y seguramente la gemelar es una de esas estructuras arquetípicas inconscientes; pero los efectos conscientes y documentados de la gemelidad sobre la psique son tan claros y rotundos que acaban configurando un imaginario colectivo documentable, capaz de influir per se a los escritores – y creemos que este es el modo necesario de proceder para encontrar un punto de trabajo común entre psicoanálisis y ciencia. Exploremos esos factores. Hemos apuntado arriba una primera razón, la condición aparentemente “maravillosa” que para una cultura antigua, regida por las leyes de la semejanza descritas por Frazier en The Golden Bough (@890, @922), revestiría el hecho de que una misma mujer produjese dos veces el mismo ser, algo que por incidencia estadística debería ser tan extraño que fuese digno de registro, merecedor de ser contado. En segundo lugar, en todas las culturas, y aún en nuestros días, corren rumores sobre la capacidad comunicativa entre hermanos gemelos y otros fenómenos inexplicables, alguno de los cuales está incluso documentado en un estudio neurológico, 4 lo que abunda en la sensación colectiva de que pertenecen al orden de lo real-maravilloso memorable o de lo real narrable de tintes oníricos: un elemento capaz de aliñar o enriquecer cualquier historia con su mera presencia.  





  Para Abi-Ezzi, «el doble no es fácilmente reconocible como tal, pues es a la vez diferente y semejante, de ahí la tendencia a representarlo literariamente por medio de gemelos» (citado en Susana Onega, Reescrituras del mito del doble en la novela inglesa contemporánea, en Reescrituras de los mitos en la literatura..., cit., pp. 437-465, p. 440). 2   «“el inconsciente” sólo es una hipótesis. Su existencia no se puede demostrar de modo concluyente, sólo se la puede inferir a partir de sus manifestaciones en los símbolos, los síntomas y el comportamiento» (Anthony Stevens, Jung o la búsqueda de la identidad, Madrid, Debate S. A., @994, p. 20). 3   Carl Gustav Jung, Mysterium coniunctionis, cit., p. 378. 4   Cf. Diego Redolar Ripoll, El cerebro cambiante, Barcelona, uoc, 20@3, p. 69. «[...] las pruebas confirman que los hermanos gemelos univitelinos [...] se parecen [...] en casi todos los rasgos que se pueden medir, un parecido que resulta inquietante» (Steven Pinker, op. cit., p. 83); inquietud con registro literario: «No solamente los ángeles se entienden sin palabras, claro. Piense en los amantes. En los hermanos gemelos» (Javier Calvo, Corona de flores, Barcelona, Mondadori, 20@0, p. @00). @

206

vicente luis mora

Como tercer elemento, hay que agregar que el cerebro humano tiende, de forma natural, a identificar como idénticas imágenes que son, en realidad, casi iguales, @ borrando artificialmente las diferencias y optando por la unidad. Esto provocaría que hermanos mellizos (procedentes de distintos óvulos y con distinto ADN), o simplemente muy parecidos, pudieran ser considerados como gemelos (monocigóticos procedentes del mismo óvulo y con la misma información genética) sin serlo; esto sucede en los relatos míticos que nos hablan de un par gemelar compuesto por hermano y hermana, algo imposible científicamente, ya que los mellizos pueden ser de distinto sexo, pero jamás los gemelos. Un cuarto elemento, y a mi juicio el más relevante para la implantación en el imaginario de culturas lejanas e incomunicadas, es que los gemelos, sobre todo en las sociedades antiguas, donde los partos eran difíciles, sanitariamente deficitarios y con una alta tasa de mortalidad, se consideraban especiales y heroicos desde su nacimiento, según explicase con acierto Lévi-Strauss. 2 Según los relatos estudiados por el antropólogo francés, los gemelos nacen señalados como poderosos y llamados a cosas importantes, configurándose, en expresión de Marc Augé, como “héroes culturales”. 3  





2. 2. El miedo a los gemelos y la violencia intragemelar And at that point my mother was filled with such a fear that she bore twins, me and together with me fear. Thomas Hobbes 4  

Esa singularidad provocaba, como atestiguó Lévi-Strauss y recuerda el filósofo Javier Sádaba, que en algunas tribus antiguas de África los gemelos creasen tal inquietud que el entorno tomara medidas drásticas para recuperar la individualidad, a veces sacrificando uno de ellos. 5 Dicho lo anterior, conviene aclarar que  

  Cf. Stanislas Dehaene, op. cit., pp. 46-49.   Claude Lévi-Strauss, Mito y significado, cit., pp. 6@-62. 3   Marc Augé, El genio del paganismo, Barcelona, Muchnik Editores, @993, p. @82. Recordemos que para Durand, un mitema importante era el del nacimiento duplicado del héroe: «nuestro héroe novelesco quedará investido con un destino altivo gracias al procedimiento mítico del nacimiento reduplicado. El nacimiento del verdadero héroe nunca es sencillo, nunca queda claro» (Gilbert Durand, De la mitocrítica al mitoanálisis. Figuras míticas y aspectos de la obra, Anthropos/Universidad Autónoma Metropolitana, Barcelona/México d.f., @993, p. @99). Aunque el pensador se refiere al nacimiento doble del mismo héroe, el fenómeno es similar para los gemelos desde una concepción antigua de las cosas, en aquellas culturas que los consideraban como el mismo humano naciendo dos veces. 4   Citado en A. P. Martinich, Hobbes. A Biography, Cambridge, Cambridge University Press, @999, p. 2. 5   «El doble ha sido interpretado en general como una disfunción perturbadora, algo fuera de lo natural y que, por lo tanto, debe evitarse. [...] La irrupción de lo extraño, de lo que rompe el proceder habitual de la naturaleza, genera, en consecuencia, temor» (J. Sádaba, Filosofía y clonación, en La interpretación del mundo. Cuestiones para el tercer milenio, eds. Andrés Ortiz-Osés y Patxi Lanceros, Madrid, Anthropos, 2006, p. 77). Cf. también Edwin Sidney Hartland, op. cit., p. 202. «Era ya costumbre que la caracola irviese a la vez para ambos mellizos, pues todos reconocían su sustancial identidad» (William Golding, El señor de las moscas, trad. Carmen Vergara, Madrid, Alianza Editorial, 2006, p. @68). @

2

207

el arquetipo de los gemelos

deberían distinguirse al menos dos tratamientos diferenciados de lo gemelar en África, uno positivo y otro negativo hacia la figura, según Roger Bastide. @ La violencia gemelar no sólo era externa; es, sobre todo, interna. Algunos ejemplos mesoamericanos y africanos que hemos visto apuntan ya a la intrahistoria violenta de la relación entre los gemelos, que seguramente parte de la inquietud y el miedo, propio o ajeno, que suscita la repetición de la “misma” individualidad. La violencia entre hermanos gemelos es una constante histórica y cultural: Isabel Paraíso comenta que Cosme y Damián, los hermanos gemelos de El otro, de Unamuno, «ya se pelean en el claustro materno, como Esaú y Jacob», 2 y como Acrisio y Preto, de quienes cuenta Apolodoro que «se peleaban ya en el vientre materno». 3 Amén de en los ejemplos arriba citados, la tensión intragemelar está presente en Rómulo y Remo, matando el primero al segundo antes de la fundación de Roma. En la mitología griega, el caso más célebre es la lucha que sostuvieron Cástor y Pólux contra los gemelos Idas y Linceo, a cuenta de la disputa por las hijas de Leucipo, 4 y hay otros pares gemelares que pelean entre sí, como Neleo y Pelias, 5 si bien el caso más extremo quizá sea el de Atreo y Tiestes en la situación previa a la guerra de Troya. 6 Si bien no siempre existe la tensión violenta entre ellos. Para Bruno Bettelheim, existe una lectura psicoanalítica de los antiguos relatos de hermanos que, en forma de gemelos, revela cómo los dos aspectos de la personalidad deben estar unidos, so pena de no ser lo suficientemente desarrollados; vienen a explicar al niño que ni la parte mejor (el gemelo bueno) ni la mala (el vividor) sobrevivirán por sí solas: «en cambio, los gemelos, después de vivir separados, acuden en ayuda uno del otro (lo que simboliza una integración interna) y pueden disfrutar, a partir de entonces, de una vida feliz». 7 En cualquier caso, el desarrollo de la relación entre hermanos depende mucho, como han señalado los psicólogos, de la cultura en cuestión, su grado de desarrollo y las posibilidades de “canalización cultural” 8 de la gemelaridad. La violencia intragemelar es subgenérica respecto a la que rige, culturalmente, a los hermanos de cualquier especie, según apuntase Freud (en lo tocante a la competencia por el amor paterno, 9 por ejemplo), y  

















@   Roger Bastide, Angelina Poillak-Eltz, “El Culto de Los Gemelos en África Occidental y en las Américas”, «Annales. Économies, Sociétés, Civilisations», 26, @97@, n. @, pp. 243-244, p. 243. 2   Isabel Paraíso, Las voces de Psique: estudios de teoría y crítica literaria, Murcia, editum, Universidad de Murcia, 200@, p. 89. 3   Apolodoro, Biblioteca, trad. Margarita Rodríguez de Sepúlveda, Madrid, Gredos, @985, p. 4 90.   Robert Graves, Los mitos griegos, Madrid, Alianza, @987, p. 303. 5   Apolodoro, op. cit., p. 68. 6   «los hermanos se odiaban: Atreo llegó a dar muerte a varios hijos de su hermano y se los sirvió como manjar, mostrándole más tarde sus manos y cabezas. Tiestes, desesperado, se acostó con su propia hija, porque sólo así podría, según un oráculo, vengarse de su hermano: en efecto, de su unión nacería Egisto, quien daría muerte a Atreo [...] y, más tarde, al hijo de éste, Agamenón» (Miguel Ángel Elvira Barba, Manual de iconografía clásica, Madrid, Sílex Ediciones, 2008, pp. 390-39@). 7   Bruno Bettelheim, Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Barcelona, Crítica, @997, p. @04. 8   Alessandra Oliveira Machado Vieira, Ángela Uchoa Branco, Iguales pero diferentes: creencias sociales en la canalización cultural del desarrollo de gemelos, «Revista de Psicología», 28, 20@0, n. 2, pp. 343-383, p. 346. 9   Cf. Sigmund Freud, La novela familiar del neurótico, en Introducción al narcisismo..., cit.,

208

vicente luis mora

René Girard aclara, al hacer la lectura mitológica: «en el Antiguo Testamento y en los mitos griegos, los hermanos son casi siempre unos hermanos enemigos». @ Si a veces se resuelve con víctimas sacrificiales, según el propio pensador francés, cuando no hay sacrificio exterior la tensión se resuelve entre los propios hermanos. Otto Rank, en uno de sus dos artículos añadidos a La interpretación de los sueños, postula la «naturaleza sexual de la rivalidad» 2 en las riñas fraternales, de modo que habría tres tipos de tensión y violencia entre hermanos gemelos: la política, cuando luchan por el poder en juego, por lo común un mando territorial a heredar del padre; la familiar, cuando la tensión se gesta en la disputa por ser el privilegiado en el afecto de los progenitores; o sexual, cuando aparece una tercera persona objeto del amor del par fraterno, como en algún relato de Cristina Fernández Cubas. 3  





3. Los gemelos en la narrativa española actual

[...] y vinieron los gemelos empeñados en la destrucción. Alberto Chimal 4  

Ya sean arquetipos, Elementargedanken (Adolf Bastian 5) o “universales”, 6 los re 



pp. 46 y 49; y también la descripción de los sueños de competencia entre hermanos en su La interpretación de los sueños, Barcelona, rba Editores, @985, pp. 285-290. @   René Girard, La violencia y lo sagrado, cit, p. @2. Sobre la importancia simbólica de lo fraternal también podrían citarse las teorías del hermano totémico de Lucien Lévy-Bruhl y otros antropólogos, aunque tienen menor encaje en nuestro esquema dispositivo (cf. Jaume Vallverdú Vallverdú, op. cit., p. 89). Como ejemplos literarios de tensión entre hermanos, véanse las novelas Balada de Caín [@987], de Manuel Vicent, y El niño que robó el caballo de Atila [20@3], de Iván Repila, y el relato «Analepsis» del ecuatoriano Andrés Cadena, en Voces-30. Nueva narrativa latinoamericana 2014, ed. Claudia Apablaza, Santiago de Chile, Patagonia, 20@4, pp. @5@-@64. 2   Otto Rank, Los sueños y los mitos, en Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, cit., p. 544. 3   «[...] intentó persuadirme de su profundo amor hacia dos hermanas gemelas a las que, con su obstinado acoso y frecuentes insidias, logró seducir y por consiguiente enemistar. El día en que una de ellas canalizó sus celosías y rivalidades en un sonoro bofetón propinado en la mejilla de la otra (por un momento el reflejo en el espejo quedó distorsionado), Eduardo contempló la escena con una mueca de placer» (Cristina Fernández Cubas, «El provocador de imágenes», en Mi hermana Elba, Barcelona,Tusquets, Cuadernos ínfimos, @98@, 2ª ed., p. @02). 4   Alberto Chimal, La torre y el jardín, México d.f., Océano, 20@2, p. @9@. 5   «La antropología cognitiva cree que existen unos “universales culturales” heredados del pasado evolutivo. Y la antropología alemana acuñó la expresión Elementargedanken para designar las ideas elementales o las respuestas psíquicas de experiencias humanas universales. [...] Podemos barruntar que el sujeto prehumano que nos precedió evolutivamente poseía ya unas intuiciones protosimbólicas. Pero seguía todavía al otro lado de la zanja de la hominización» (Román Gubern, Metamorfosis de la lectura, Barcelona, Anagrama, 20@@, p. @6). Véase una comparación entre las ideas de Bastian y otras similares en David Bidney, Theoretical Anthropology, New Jersey, Transaction Publishers, @968, pp. 206 y ss. 6   Joseph Campbell, Las extensiones interiores del espacio exterior. La metáfora como mito y como religión, Barcelona, Atalanta, 20@3, p. @26-@27. También estaría el Pueblo Universal de Donald Brown: «En su búsqueda de universales humanos a través de los registros etnográficos, el antropólogo Donald Brown incluye entre los rasgos documentados en todas las culturas el conflicto violento, la violación, la envidia, la posesividad sexual y los conflictos intragrupales y extragrupales» (Steven Pinker, op. cit., pp. 4@-42).

209

el arquetipo de los gemelos

latos mitológicos y literarios sobre gemelos son una constante histórica (el tipo 303 de la taxonomía de cuentos de hadas propuesto por Aarne-Thompson está reservado a gemelos o hermanos de sangre) y, según Otto Rank, «las fábulas fraternas se hallan tan ampliamente difundidas y son tan importantes para la investigación de los mitos, que George Huesing [Hüsing] las considera como el prototipo de toda la formulación de los mitos». @ Para Bajtin, «muy características del pensamiento carnavalesco son las imágenes en parejas [...] por similaridad (dobles, gemelos)», 2 y su presencia fluye en distintas literaturas quizá porque, a juicio de Dolezel, el mundo unipersonal es narrativamente bastante limitado. 3 El topos literario de los gemelos, sustentado en las profundidades del mitologema que hemos ido desarrollando, tienen por tanto una fundamental importancia en la literatura de cualquier época, y otra razón es porque, como dice Alberro,  





Todos estos mitos expresan la misma realidad, traducida en forma paralela en una extensa cantidad de obras literarias: la necesidad de resolver antagonismos es imprescindible para la sobrevivencia. En otros casos, los mellizos no son solamente diferentes sino que uno es benévolo y representa al Bien, y el otro, malévolo, al Mal. Este tema es expuesto en forma sucinta por Zarathustra en la Tercera estrofa de las antiguas Gathas [...]: “Al principio los dos Espíritus son gemelos, uno es el Bien, y el otro el Mal, en pensamiento, palabra y obra. De los dos, el prudente escoge el verdadero, pero no los tontos”. 4  

Aemás, y sobre todo en nuestros días, los gemelos siguen teniendo éxito literario porque sintetizan a la perfección el problema de la otredad, tan de moda filosóficamente desde el posestructuralismo francés de mediados del xx, y tan presente desde el Romanticismo a través de la renovación que éste hace del topos del Doppelgänger; otrosí, los gemelos traen a primer plano el problema de la identidad subjetiva, central o nuclear en la narrativa de finales del xx y principios del xxi, como hemos apuntado en La literatura egódica (20@3). Por todo ello, los gemelos estaban llamados a representar papeles estelares en la literatura occidental. 5 En  

  Otto Rank, loc. cit., p. 680.   Mijaíl Bajtín, Problems of Dostoievsky’s Poetics, Minneapolis, University of Minnesota Press, @984, p. @26. 3  ���������������������������������������������������������������������������������������� «The one-person world, although theoretically simulating, is quite limited in its narrative potential. The most fertile ground for narrative is the fictional world where two or more persons, potential agents, are present» (Lubomir Dolezel, Heterocosmica. Fiction and Possible Worlds, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, @998, p. 74). «Por eso amamos / la simetría de la naturaleza, / la pareja, el espejo, / ecos de la explosión de la Unidad, / que no nos bastan / para reconstruirla», escribe José María Parreño, Pornografía para insectos, 4 Valencia, Pre-Textos, 20@4, p. 83.   Manuel Alberro, loc. cit., p. 329. 5   Algunas obras clásicas con gemelos serían: Manaechmi y Amphytrion de Plauto; La comedia de los errores (@59@-@592) y The Twelfth Night (@60@) de William Shakespeare; Nicholas Nickleby (@834) de Charles Dickens; El vizconde de Bragelonne (@847) de Alexandre Dumas; Pudd’nhead Wilson (@894) de Mark Twain; Der Mann ohne Eingeschaften (@930) de Robert Musil; The Great Sermon Handicap (@922) de P. G. Wodehouse; Man with Four Lives (@934) de William Joyce Cowen; Das Doppelte Lottchen (@949) de Erich Kästner; The Case for the Defence (@954) de Graham Greene; Kyoto (@962) de Yasunari Kawabata; Les météores (@975) de Michel Tournier; The Magus (@977) de John Fowler; La mayor (@976) de Juan José Saer; Valis (@98@) de Philip K. Dick; Money (@984) de Martin Amis; El gran cuaderno (@986) de Agota Kristof; Double Delight (@997) de Joyce Carol Oates, algunos relatos de Charles Perrault, etcétera. También podríamos apuntar la obra de teatro de Miguel de Unamuno El otro (@932), que presenta como personajes a Cosme y @

2

210

vicente luis mora

los últimos tiempos, una nómina singularmente larga de novelas en español ha abordado el asunto de los gemelos, en la mayoría de los casos relacionándolos con la destrucción: Javier Azpeitia en Nadie me mata (2007), Juan Francisco Ferré en Providence (2009) – sobre ambas novelas y sus juegos de identidad especular ya escribimos en La literatura egódica (20@3)–, Diego Muñoz Valenzuela en Flores para un cyborg (@997), Cristina Grande en Naturaleza infiel (2008), Alberto T. Blandina, Carolina Otero, Maxi Villarroya y Sergio Velasco en su narrativa digital Suicídame (www.suicidame.es, 20@0), Alejandro López Rey en La asesina de Lady Di (2003), Edmundo Paz Soldán en Los vivos y los muertos (2009); @ y también Alberto Chimal en La torre y el jardín (20@2), Juan Carlos Chirinos en Las gemelas (20@3), Ignacio Martínez de Pisón en La buena reputación (20@4), Julio José Ordovás en El Anticuerpo (20@4). y María Carman en El pájaro de hueso (20@3). Ricardo Menéndez Salmón imagina en Derrumbe (2008) a otros dos gemelos terribles, Hugo y Humberto, y hay una tensión constante entre las mellizas Clara y Amanda Montsalvatges en Hilos de sangre (20@0), de Gonzalo Torné. Juan José Millás, en Volver a casa (@990), imagina a dos gemelos, Juan y José, sustentados en el nombre propio compuesto del autor, cuyo fin es previsible: «uno [...] devorará moral y existencialmente al otro». 2 Rosa Montero, en La loca de la casa (2003), utiliza una gemela ficcional inventada, Martina, con la que discute. Mario Bellatin cita a los hermanos Kuhn en varios libros, aunque en Flores se narra su bíblico natalicio. 3 Carlos Fuentes utilizó en su última novela el mitema de Cástor y Pólux para construir la relación gemelar entre Josué y Jericó, 4 los dos protagonistas de La voluntad y la fortuna (2008). Agustín Fernández Mallo incorpora el mitema en Limbo (20@4), dentro de una investigación ficticia sobre prácticas genésicas nazis en Bretaña, y Jorge Carrión lo emplea al final de Los huérfanos (20@4). Ana María Matute creó en Olvidado rey Gudú (@996) a los gemelos Bancio y Cancio, siempre a la gresca entre ellos desde niños. Fernanda García Lao da otra vuelta de tuerca en Fuera de la jaula (20@4) con los siameses ManFredo, un solo cuerpo con dos cabezas (Man y Fredo), capaces de sostener tensión entre ellas; 5 tras una operación para extirpar una de las cabezas, los médicos se ven  









Damián, nombres que proceden de los «mellizos de origen árabe, médicos que daban sus cuidados sin pago, y martirizados bajo el emperador Diocleciano en 303 ad» (Alison Sinclair, La fe y los límites de la locura. Unamuno, el otro y la sociedad radical del hombre, en Actas del xii Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. iv. Del Romanticismo a la Guerra Civil, ed. Derek Flitter, @998, pp. 26@-267, p. 263).   Cf. asimismo Edmundo Paz Soldán, Iris, Madrid, Alfaguara, 20@4, p. 79.   César Augusto Ayuso, Para un acercamiento a la narrativa de Juan José Millás, «Castilla: Estudios de literatura», 200@, n. 26, pp. @9-34, p. 32. 3   Mario Bellatin, Flores, México d.f., Joaquín Moritz, 200@, p. 27. 4   Cf. Carlos Fuentes, La voluntad y la fortuna, México d.f., Alfaguara, 2008, pp. 46-47. 5   Cf. Fernanda García Lao, Fuera de la jaula, Buenos Aires, Emecé, 20@4, p. 42. Cuando la familia piensa en dividirlos quirúrgicamente, eliminando a Man, «Fredo [...] brindó con una sonrisa inmensa. No podía ocultar la felicidad por la desaparición de su hermano» (p. 5@). Han creado personajes siameses Ricardo Menéndez Salmón en Gritar (2007), Rubén Martín Giráldez en Menos joven (20@2), Juan José Burzi en su relato «Las siamesas Benn» (Sueños del hombre elefante, 20@2) y Diego Vecchio en «Las siamesas», incluido en La erótica del relato: escritores de la nueva literatura argentina, eds. Jimena Néspolo y Matías Néspolo, Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2009, pp. 269 y ss. «Una vez leí que, tras ser separados mediante @

2

211

el arquetipo de los gemelos

obligados a conservar un hemisferio de Man, de forma que Fredo sobrevive con parte del cerebro de su hermano incrustado, lo que provoca que sigan peleando interiormente. Otras menciones puntuales podrían encontrarse en Javier Moreno, @ Carlos Gámez, 2 Alejandro Hermosilla, 3 Valeria Luiselli, 4 Félix Teira, 5 Alberto Torres Blandina, 6 Miqui Otero, 7 Juan Trejo, 8 o Rodrigo Fresán. 9 Y no deberíamos terminar este recuento sin citar el espléndido párrafo de Marta Sanz en Un buen detective no se casa jamás (20@2):  

















A los gemelos no hay que vestirlos igual. No hay que permitir que pasen solos mucho tiempo. Que hagan juntos los deberes, que jueguen a oscuras en una habitación, que se enamoren de la misma persona. Que se aíslen del resto del mundo para cometer actos incestuosos, homosexuales u onanistas. [...] Hay que impedir que los gemelos se encierren en un cuarto para asesinarse mientras se miran al espejo y comprueban que no hay dos, sino cuatro cadáveres en la habitación. [...] Intercambiarse ojos, brazos o dedos. No hay que permitirles suplantar al hermano para aprobar un examen o burlar a un pretendiente. A los gemelos no hay que hacerles competir. @0  

Menciones a las que habría que sumar las producidas dentro del género breve, entre las que destacamos algunas: Ignacio del Valle muestra en el relato «Jaques» a una mujer que cuenta las torturas que sufrió junto a su hermana gemela, quien murió a causa de la brutalidad de sus captores. El espectador/narrador que contempla la confesión de la gemela sobreviviente dice: «Fue entonces cuando se me ocurrió la paradoja que significaban las gemelas, un bloque de irrealidad dentro de la realidad, una especie de garantía de la Naturaleza para precaverse contra la fragilidad de la vida, porque lo duplicado tiene doble posibilidad de sobrevivir». @@ En el mismo género, también podríamos referirnos al relato de Eloy Tizón «Los invasores» (perteneciente a Parpadeos, 2007, y sobre el que también hablamos en La literatura egódica); Cristina Fernández Cubas crea en su cuento  

cirugía, los siameses lloran cuando le están dando la espalda a su hermano» (Jorge Carrión, Los turistas, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 20@5, p. @80). @     «le inquieta la reproducción de un mismo producto, algo que no tiene parangón en la naturaleza, salvo en el caso [...] de los gemelos» (Javier Moreno, Alma, Madrid, Lengua de Trapo, 20@@, pp. @35-@36). 2     Quien compara la transmisión de información entre los gemelos con el entrelazamiento cuántico de partículas (véase Carlos Gámez, Artefactos, Palma de Mallorca, Sloper, 20@2, p. 6@). 3     «Ese hermano gemelo», dice el narrador del efrit o espíritu malvado que va guiando, como alter ego, toda la novela (Alejandro Hermosilla, Martillo, Cartagena, Balduque, 20@4, p. @@). 4     Valeria Luiselli, La historia de mis dientes, Madrid, Sexto Piso, 20@4, p. @3@. 5     Véase el personaje de Gemelo en Félix Teira, Hijos y padres, Madrid, El Funambulista, 20@3. 6     A. Torres Blandina, Cosas que nunca ocurrirían en Tokio, Barcelona, La otra orilla, 2009, 7 p. @6.   Miqui Otero, Hilo musical, Barcelona, Alpha Decay, 20@0, p. @53. 8     Juan Trejo, La máquina del porvenir, Tusquets, Barcelona, 20@4, p. 275. 9     Rodrigo Fresán, La parte inventada, Barcelona, Random House, 20@4, p. @77. @0   Marta Sanz, Un buen detective no se casa jamás, Barcelona, Anagrama, 20@2, p. 23. @@   Ignacio del Valle, «Jaques», en Caminando sobre las aguas, Madrid, Páginas de Espuma, 20@3, p. 32.

212

vicente luis mora

«Helicón» la fusión de identidad entre una hermana gemela y un espejo, @ asunto que había tocado ligeramente en otro relato Rafael Dieste; 2 Quim Monzó utiliza la muerte de un gemelo como símbolo de la descomposición familiar en su relato «El meu germà» (El millor dels mons, 200@); Lur Sotuela introduce la doble figura en un relato breve, 3 y Patricia Esteban Erlés presenta a dos maléficas gemelas en su cuento «La gemela fea» (Casa de muñecas, 20@2). José María Merino incluyó en Cuentos del reino secreto (@986) el relato «Expiación», en el que «dos hermanos, uno legítimo y otro bastardo, se ven condenados a buscarse y a matarse por los siglos de los siglos en el Camino de Santiago», 4 si bien no son gemelos. Héctor Abad Faciolince ha dedicado un cuento al tema de los gemelos, titulado «Sosia», en Amanecer de un marido (2008). En el género del microcuento o microrrelato, destacaríamos alguna pieza de Juan Jacinto Muñoz Rengel. 5 Como hemos explicado en varios textos anteriores, desde Pangea (2006) y La luz nueva (2007) hasta La literatura egódica (20@3), todas las formas de división o desintegración del sujeto, tan abundantes en las literaturas actuales de prácticamente cualquier país, tienen su causa en la descomposición del sujeto posmoderno y la pérdida de la antigua (y nunca existente) identidad “cartesiana” como eje de sujeción de la individualidad en un mundo cuajado de incertidumbres sociales y personales. 6 El doble o Doppelgänger – topos literario del que la utilización de gemelos es una pequeña parte, como hemos apuntado, pero del que viene emancipándose, como explicaremos al final – es sólo una de las posibilidades de la división subjetiva, de lo que puede colegirse que el ímprobo uso de la imagen gemelar en la literatura española da cuenta, proporcionalmente, de la cantidad de ficciones, dramaturgias o poemas que tienen como centro ontológico la división o escisión de la identidad de los personajes o del sujeto elocutorio, o la tensión inherente, 7 que soporta esa identidad, simbolizada en este caso en la tensión entre  













@   «[...] nunca había habido ningún espejo [...]. Después de todo, ¿qué tenía de extraño que ella, Ángela, se avergonzara de su doble, de ese reflejo distorsionado que se veía obligada a soportar a diario, de la posibilidad de que los demás detectaran en la otra lo que no habían podido percibir en ella?» (Cristina Fernández Cubas, «Helicón», en El ángulo del horror, Barcelona, Tusquets, @990, pp. 46-48). La realidad es a veces tan turbadora como la ficción: «Visto en el periódico [...] dos hermanas gemelas, Ruby y Amber, que se niegan a mirarse por separado en el espejo, en la creencia de que es su hermana la que habita al otro lado del cristal» (Jordi Doce, Hormigas blancas, Madrid, Bartleby Editores, 2005, p. 56). 2   Rafael Dieste, «La isla», en La isla; tablas de un naufragio, Barcelona, Anthropos Editorial, 3 @985, p. 42.   Lur Sotuela, Alucinario, Madrid, Eneida, 20@3, p. @56. 4   José María Merino, La reescritura del mito del doble en los relatos fantásticos de José María Merino, en Reescrituras de los mitos en la literatura..., cit., pp. 467-480, p. 472. 5   «Tenía dos hijos gemelos, idénticos. Ella los vestía con la misma ropa y les preparaba simétricos desayunos cada mañana. Ellos se comportaban de la misma manera y parecían tener una única personalidad. Los dos sacaban las mismas notas en el colegio, se magullaban la misma rodilla – el mismo día, a la misma hora –, les gustaba la misma chica, hablaban a la vez para decir una frase semejante. Ella los arropaba por igual cada noche, en sendas camas gemelas, cada uno bajo su propio edredón azul de plumas. Luego, se acercaba con sigilo a uno de ellos, siempre el mismo, y le susurraba al oído: «Tú eres mi favorito» (Juan Jacinto Muñoz Rengel, «Inexplicable», en El libro de los pequeños milagros, Madrid, Páginas de Espuma, 20@3, p. 22). 6   La bibliografía aquí sería tan vasta que prefiero remitirme a la recopilada al término de La literatura egódica (20@3), donde puede encontrarse una selección actualizada. 7   El de “tensión inherente” es un concepto de Žižek que explica la división o brecha ontoló-

213

el arquetipo de los gemelos

los dos pares de la «unidad gemelar», valga el oxímoron. Como trabajar con un numeral tan vasto es poco práctico, preferimos centrarnos ahora en dos novelas muy recientes publicadas en España que, por su complejidad y profundización en el tema gemelar, dan cuenta, cada una en su muy diferentes estética y dirección, de la significación que sigue teniendo el mitema en la actualidad. 3. @. Los hemisferios (2014), de Mario Cuenca Mil pensamientos en mi mente se agolpan indecibles al escuchar el nombre de la muerte que se hace, al parecer, inevitable. Lord Byron @  

Los hemisferios es una novela de compleja estructura, especular – no en el sentido estudiado por Lucien Dällenbach, pues no hay mise en abyme –, 2 llena de alusiones al doble y la duplicidad (temporal, narrativa, estructural, de personajes, etcétera). De corte baudelaireano y llena de correspondencias simbólicas y míticas entre sus dos partes, tituladas «La novela de Gabriel» y «La novela de María Levi», la historia cuenta, de dos formas distintas, los similares acontecimientos y ansias que sacuden a dos modelos subjetivos. El primer modelo es representado por Gabriel en ambas novelas; el segundo está compartido por los tuertos Hubert Mairet-Levi en la primera y su claro trasunto Marie Levi en la segunda (lo que pudiera ser un guiño al Orlando de Virginia Woolf, que también vive a través de los tiempos con sexos diferentes). En consecuencia, es necesario enfatizar que no se trata de la misma historia contada por dos personajes (lo que remitiría a otros modelos como Durrell o Faulkner), sino de dos modelos subjetivos repitiendo papeles en dos historias distintas, que tienen “lugar” en dos espacio-tiempos distintos, conectados en algunos puntos (vgr., «un colapso del presente y el pasado [...] el zumbido de la realidad saliéndose de su goznes» 3). Como en algunas teorías astrofísicas, Cuenca utiliza la hipótesis de dos mundos paralelos que se tocan en algunos “agujeros de gusano” narrativos, lo que nos remite a ciertos relatos de Borges u otras obras de literatura fantástica o de ciencia-ficción (The Legion of Time, de Jack Williamson, Eye in the Sky o Valis, de Philip K. Dick, El mundo en  



gica del sujeto como constitutiva («no existe en primer lugar una dualidad “primordial” de polos, sólo la brecha inherente al uno», Slavoj Zµi z¬ek, op. cit., p. 57), y la identidad como la lucha o dialéctica (hegeliana en más de un sentido) entre las dos partes señaladas por la fractura. @   Lord Byron, Caín, ed. bilingüe de Enrique López Castellón, Madrid, Abada, 20@@, p. 330. 2   A no ser que, forzando la letra y el sentido, se considerasen tales la referencia a Dante y sus «purgatorios e infiernos concéntricos» (p. 54), que se transmutarían en otros tantos niveles: la narrativa de las películas descritas en las dos partes de la novela, la narrativa de los acontecimientos de cada una de ellas y el «Supremo Montaje» que englobaría ambas; pero falta el esencial elemento de la repetición estructural y/o de contenido. La estratificación podría estar apuntada de forma conceptual, pero luego no se desarrolla, por lo que sostener la inserción en el modelo de Dällenbach parece inapropiado. 3   Mario Cuenca, Los hemisferios, Barcelona, Seix Barral, 20@4, p. 45.

214

vicente luis mora

la era de Varick, de Andrés Ibáñez, o La máquina del porvenir, de Juan Trejo, entre muchos otros). En algún momento el autor parece indicar esta posibilidad de mundos paralelos: «O tal vez esté en ambos lugares a la vez, en una bilocación. Tal vez esté en dos tiempos que aspiran a ser un mismo tiempo y que a veces, cuando se rozan, escupen esquirlas de metal incandescente» (p. @@@, véase también @30 y @92). Algunos detalles, como un cuadro basado en la Sagrada familia de Gaudí, son claves para entender la comunicación entre ambos espacio-tiempos. La novela se presta a una lectura mitocrítica por una razón innegable: está construida sobre mitos y éstos se explicitan a lo largo de sus páginas, aunque en algún lugar el autor parece reacio a la interpretación psicoanalítica, como si durante el proceso de escritura se hubiese dado cuenta de que tal lectura es posible, para, sin éxito, intentar descartarla @ – en un claro arranque de resistencia, frecuente en la literatura española actual. 2 Así, hay sueños presentados como no psicoanalíticos (pero que son psicoanalíticos, no sólo por la negación, sino porque en ellos laten las pulsiones de los personajes 3), y hallamos menciones a los arquetipos. 4 Como digo, los mitos y las apariciones del inconsciente abundan en Los hemisferios, por ejemplo: «como Medusa, como una antigua deidad que vuelve entre el humo, como la encarnación de ese principio según el cual todo va y viene en una inacabable renovación cíclica. Una noción típica de los mitos, extraña al entendimiento» (p. 45); o: «Gabriel piensa en toros y laberintos, en Ariadna y Teseo, y le sería muy fácil establecer analogías con el laberinto de Carmen y de Hubert desde este refugio que, como el palacio de Minos, se eleva sobre una colina a varios cientos de metros sobre la ciudad» (p. @36). El caso más paradigmático es el personaje de Carmen, basado en el arquetipo homónimo, que se presenta convenientemente renovado 5 y que, como todo buen mito, admite la transformación ovidiana: «Carmen iba detrás, convertida en Eurídice» (p. @62).  

1









@   «Gabriel sabe, contra toda la tradición psicoanalítica [...] que el sueño no es más que una labor de orfebrería con las ideas, la artesanía secreta de unas manos que han sido desconectadas del mundo, cuentos lleno de ruido y furia que nada significan, por más que obedezcan a ciertas constantes, a ciertos patrones repetitivos» (ibídem, p. 88). 2   Cf. Vicente Luis Mora, Resistencia de la literatura española al psicoanálisis (y propuesta de terapia), en «Clarín», enero-febrero de 2003, n. 43, pp. 24-29. 3   «La indagación psicológica alternando el consciente y el subconsciente del personaje es también característica de la novela contemporánea. Forman el subconsciente los sueños y los recuerdos. Frecuentemente se trata de una creación o restauración del propio yo mediante un proceso que requiere poner en marcha determinadas claves que susciten las asociaciones mentales» (María Isabel de Castro García, Tendencias de la novela española actual, en Tendencias y procedimientos de la novela española actual (1975-1988), eds. María Isabel de Castro García y Lucía Montejo Gurruchaga, Madrid, uned, @990, p. 35). 4   «Por la isla pululaban otras entidades del pasado, como Arnoo, como Jonás, como Dante, o quizá no ellos, sino su silueta, el arquetipo que representaban para mí: el perseguidor, el aliado, el brujo» (Mario Cuenca, op. cit., p. 529). Puede ser consecuencia de que «Encuentras a Dante, a Hitchcock, a Pigmalión, a Virgilio, en todo cuanto sucede. Estás enfermo de cultura» (ibídem, p. 236). Siguiendo a Durand, se podría hacer una lectura de los numerosos mitos postrománticos de esta novela, pero ello nos alejaría de nuestro objeto de estudio (Gilbert Durand, op. cit., p. 255). 5   «Aun cuando el poeta alcance un repertorio simbólico tradicional (Mann, Eliot), lo hace para proporcionar nueva substancia simbólica a viejas imágenes míticas» (Umberto Eco, Apocalípticos e integrados, Barcelona, Tusquets, 2006, p. 22@).

215

el arquetipo de los gemelos

Es importante destacar que los nombres, según Gabriel, no son inocentes (p. 4@), y Dante añade: «los nombres nunca son casuales. Son señales que nos envía el mundo para que atemos cabos» (p. 424). Es fácil atar cabos, en efecto, porque Carmen «no interpreta el papel de dama pudorosa, sino todo lo contrario [...] encarna [...] una sensualidad a través de la cual reclama el respeto del mundo» (p. @@2). Es una mujer impetuosa que intenta hacer su voluntad por encima de sus amantes y de las reglas sociales, siempre cargada de aliento trágico. Por si el lector no tuviera suficientes cabos que atar, se menciona a la Carmen de Bizet de forma explícita (p. 4@5). Para ahondar en la gemelidad en esta novela, debemos aclarar que hay en ella gemelos reales y un gemelo funcional. @ El gemelo funcional constituye estructuralmente la novela, y no es otro que la figura (mítica) de la “Primera Mujer”, pues Los hemisferios se construye, desde el título (e incluso desde la imagen de portada, un paratexto muy significativo que representa a dos gemelas a punto de besarse con rastros de sangre en la boca), como las dos caras de la misma mujer, o las dos historias complementarias sobre un arquetipo femenino perenne. La estructura gemelar se asocia, narrativamente, al esquema especular, 2 y temporalmente al eterno retorno, mediante el recurso temporal antes citado de los agujeros de gusano, y el motivo es claro: los protagonistas, los dos modelos subjetivos masculinos centrales, están unidos por «la voluntad de salvar a la Primera Mujer» (p. @29), que parece reencarnarse continuamente, tras de la cual Gabriel y Hubert/Marie (personaje complementario, hemisférico, gemelo funcional) corren siempre, intentando amarla sin llegar a poseerla nunca: «piensa que tal vez el objeto de su deseo tenga la potencia de regresar a la vida en un circuito perpetuo, cuántas veces a lo largo de la historia. Cuántas veces habrán amado, compartido y extraviado a la misma mujer» (p. @79). De la repetición subjetivo-temporal es indicio asimismo la utilización de la palabra revenant, que tiene en francés dos significados: “fantasma”, o aparecido, y “resucitado” o reaparecido: «Te gustaría decirle que tú también tienes miedo: un revenant no es sólo alguien a quien ves. El alguien que te ve desde otro tiempo» (p. 20@). Mientras está buscando a Carmen por hospitales parisinos, la policía muestra a Gabriel un cadáver que coincide con su descripción. El cadáver no es de ella, pero es de una mujer exactamente igual a la «Primera mujer» que murió en su accidente de coche; incluso es anónfala,  



@   «Este desdoblamiento [...] puede estar figurado en la obra como una especie de puesta al desnudo de su doble resorte de personajes (en Los cuentos de Hoffmann) o doble del relato» (Guy Rosolato, citado en Anne Clancier, op. cit., p. @44). 2   En el sentido simétrico, no de relato especular à la Dällenbach, como hemos aclarado. Así, encontramos numerosas acciones especulares que suceden en ambas partes de la novela: viaje por España, personajes casi bilingües, filmaciones, fiesta de animales, destrucción de la filmación, remordimiento por las muertes en accidente de coche, fases de hospital, contacto con la vida de la banlieu, búsqueda de la pureza, chilenos en territorios nevados (Patagonia, Islandia), erupción del volcán islandés, muerte de la mujer A, snuff movies. Las películas filmadas por Hubert en la primera parte remiten a algunas peripecias de Marie Levi y Gabriel en la segunda, pues ellos son los «dos jóvenes yonquis, pálidos habitantes de la noche, hambrientos de algo que no son capaces de concebir, hambrientos de algo auténtico» (Mario Cuenca, op. cit., p. 22). También hay vampiros que recuperan la apariencia y piel de treinta años atrás (pp. @59 y 535) gracias a ceremonias de renovación y regeneración.

216

vicente luis mora

no tiene ombligo, como aquélla, una característica física que se da en poquísimos casos. La historia, situada en la tragedia, se rige así por una de sus claves esenciales, fijadas por Girard: «Si hubiera que definir el arte trágico con una sola frase, bastaría con mencionar un solo dato: la oposición de elementos simétricos. No hay aspecto de la intriga, de la forma, de la lengua trágica, en el que esta simetría no desempeñe un papel esencial». @ Esto queda claro en la parte gemelar ficcional de la obra, la tocante a la Mujer A, pero también en la aparición de los gemelos reales: Astraldi y Carmen. Hubert, que es cineasta, rueda la vida de un torero, Astraldi, por motivos especulares: «la vida de ese tipo es [...] la inversión exacta de mi vida» (p. @3@). Además, el torero tiene una relación gemelar con el personaje femenino: «lo peor es que sólo alcanza a ver en Astraldi un sosias o un espectro gemelo de Carmen. ¿Habías notado que se parece mucho a ella?» (p. @45). Y más adelante, «[...] no consigue despejar lo que hay en Astraldi de simulacro, de imagen que espejea la de Carmen, una tragedia gemela» (p. @76). En la segunda parte de la novela, Astraldi y Carmen se transmutan en otro par gemelar, en este caso de hermanos actores, Aurora y Emilio, bellos e incestuosos; incluso, en cierto momento, «Emilio se llevaba a Aurora de la forma más primitiva y masculina posible: cargándola sobre su hombro como en un rapto mitológico» (p. 45@) – recordemos que Zeus se casa con su hermana Hera, a quien hace perder la virginidad disfrazándose de ave, y que Hefaistos lo hace con su hermanastra; Ovidio en Heroidas y Camões en Os Lusiadas recogen la historia similar de Cánace y Macareo). Aurora y el torero Astraldi son dos cuerpos puros, relacionados estrechamente con la muerte, objetos asimismo de una filmación especular (p. 446). Se puede comparar, en cierta medida, la relación entre las dos partes del eje gemelar con la de Eteocles y Polince en Las fenicias de Eurípides, tal como Girard la establece, con gestos recíprocos y simétricos de violencia entre ambos (pp. 5253), sólo que en Los hemisferios la violencia se canaliza en violencia sexual (Aurora se pincha con un punzón en las escenas de incesto para que aparezca su sangre). La muerte de Aurora cierra el ciclo trágico del mito y reverbera la imagen de la muerte de la Primera Mujer (pp. 47@ y ss.). Una imagen que, gracias a la falta de ombligo, hemos de leer mitocríticamente a través del mito de las almas gemelas descrito por Platón en El banquete, según el cual los dioses decidieron dividir a los poderosos seres circulares por la mitad, cortándolos por el medio y siendo el ombligo el recuerdo, 2 dejado por Apolo, del corte, lo que es tanto como decir el recuerdo del poder de Zeus (recordemos que a Apolo le denominaban el «gemelo de Ártemis» 3). El hecho de que la Primera Mujer de Los hemisferios esté representada a través de personajes femeninos sin ombligo, más que con Eva –también sin él, en cuanto mujer primordial, según el relato bíblico– la emparenta con esos seres circulares y perfectos del relato platónico, gemelos en un solo cuerpo.  





@   René Girard, La violencia y lo sagrado, cit., p. 5@. Sobre la oscuridad de ciertos sentimientos fraternales, véase la “sociedad de los hermanos” que describe Gilles Deleuze, Crítica y clínica, Barcelona, Anagrama, @996, p. @20. 2   Platón, El banquete, en Diálogos, trad. y notas de Carlos García Gual, M. Martínez Hernández y Emilio Lledó, Madrid, Gredos, 2007, pp. @5@ y ss. 3   Cf. Simón Royo Hernández, Un gallo para Asclepio. Del enigma del autoepitafio de Sócrates al posthumanismo contemporáneo, «Eudoxa: series filosóficas», 20@0, n. 25, pp. 43-47, p. 49.

217

el arquetipo de los gemelos

Debemos hacer ahora el salto conceptual, una lectura psicoanalítica y neurocientífica a la vez, lo que haremos a través de Zµiz¬ek. Para prepararla conviene aclarar que la novela tiene, como claro hipotexto, la película Vértigo (@958), de Hitchcock, que también consta de dos partes, separadas temporalmente, donde la misma mujer desarrolla dos “papeles” diferentes. El narrador de Los hemisferios, después de haber comentado que Vértigo se estrenó en Italia como La mujer que vivió dos veces, dice: «Por eso espía a Carmen en los entreactos, cuando descansa de interpretar a la mujer que vivió dos veces» (p. @40). Los protagonistas masculinos quieren salvar a la Primera Mujer (pp. @28-@29), como el protagonista de Vértigo, que se siente culpable de la primera muerte (cf. pp. 2@7, 230). Hay pues un intento constante de recuperar a la mujer perdida, a través de Mujeres A (de Ansia, de Aurora, de Astraldi), marcadas en la piel por tatuajes que sirven para orientarse al lector, como al protagonista de la película Memento (Christopher Nolan, 2000). La Primera Mujer, por tanto, ocupa constantemente una función gemelar, ocupada por hermanas (término utilizado constantemente por Marie en la segunda parte para aludir a los seres de su categoría) que van reduplicándose en el tiempo mediante metanoias del mismo espíritu/mito: «Sólo en ese momento caes en la cuenta de que una metamorfosis completa exigiría abrir fisuras en su carne. No experimentas ningún reparo moral al respecto pero te preguntas si podría tu corazón sobrevivir al milagro de una resurrección completa, de una perfecta ritournelle» (p. 230), dice el primer narrador, para añadir luego: «Es posible que sólo deseemos a una mujer, a la primera mujer, y que todos los demás objetos de deseo no sean sino reencarnaciones suyas» (p. 339). Pero es obvio que, como en la película de Hitchcock, la Primera Mujer tiene dos vidas, dos existencias, pero también dos muertes. Y de ahí que el autor lleve – conscientemente – a la narración el mito de Carmen, con muerte trágica incluida. Es decir: otro factor que atraviesa toda la novela es la pulsión de muerte freudiana, que para Zµiz¬ek es el punto justo de posible engarce entre el psicoanálisis y la neurociencia, @ donde el sentido psicoanalítico puede encontrar un hueco en los funcionamientos del cerebro entendidos ni idealista ni materialmente, sino como evolución darwinista, en el sentido de Dennett o Damásio. Más adelante dice Zµiz¬ek que, al final de la exploración cerebral, «la Cosa traumática definitiva es el encuentro del yo consigo mismo», 2 y ese reencuentro de los personajes con quienes realmente son (tanto en la realidad real como en lo Real lacaniano) está presente a lo largo de Los hemisferios, y cobra forma mítica a  



@   Slavoj Zµiz¬ e k, op. cit., pp. 2@7 y ss. El neuropsiquiatra Mark Solms ha intentado comprobar científicamente si las teorías de Freud tienen hueco real en el cerebro; según Kandel, «el quid del modelo dinámico de Freud parece haber resistido bastante bien: los primitivos sistemas instintivos y emocionales son regulados e inhibidos por sistemas ejecutivos superiores de la corteza prefrontal. Lo importante para la biología moderna de la mente no es si Freud tenía o no razón; su mayor servicio a la psicología per se fue el hecho de emplear observaciones rigurosas para describir una serie de procesos cognitivos perceptivos y emocionales que actuarían como base para desarrollos posteriores de la ciencia del cerebro» (Eric R. Kandel, op. cit., p. 408). En términos similares, Giovanni Frazzeto, Cómo sentimos. Sobre lo que la neurociencia puede y no puede decirnos acerca de nuestras emociones, Barcelona, Anagrama, 20@4, p. 28. Pinker también le da la razón a Freud en algún punto (Steven Pinker, op. cit., p. 78). 2   Slavoj Zµiz¬ e k, op. cit., p. 264.

218

vicente luis mora

través del mito de Carmen, aunque también a través de otros mitos relacionados con la muerte, como Teseo, Orfeo o el toro. Lo gemelar violento, en consecuencia, tiene nutrida presencia en la novela de Cuenca pues, trátese o no de gemelos reales, la gemelidad no tiene por qué ser siempre real para funcionar narrativamente: recordemos que en las dos comedias de Plauto que tocan el tema de los gemelos, Manaechmi y Amphytrion, sólo en la primera son hermanos reales los personajes, mientras que en la segunda son gemelos ficticios, que operan ficcionalmente como verdaderos. @ En Los hemisferios funcionan ambos tipos.  

3. 2. new mYnd (2014), de Colectivo Juan de Madre El colectivo multidisciplinar Juan de Madre, que agrupa a varios escritores y artistas aunque en la parte literaria está dirigido por Daniel Miñano, publicó en 20@4 new mYnd, donde aparecen dos gemelas, Laura y Gabriela. La narración alterna fragmentos numerados, agrupados en torno a la letra «a» si están en cursiva y a la letra «b» si están escritos en letra recta: esta estructura alterna hace que la obra esté escindida y sea gemelar desde su comienzo, ya que la primera página comparece dividida verticalmente, separando los dos discursos (un procedimiento que no es nuevo en la literatura española 2). Hay numerosas referencias al mito del doble y los gemelos, desde la reproducción de fotogramas de Pierrot le fou (Godard, @965) que aluden al tema, hasta referencias audiovisuales como la serie Fringe (que apunta, como Los hemisferios de Cuenca, a mundos paralelos donde los mismos personajes viven distintas existencias), la película Inseparables (David Cronemberg, @988) o la historia apócrifa de unas siamesas barcelonesas: «Esa tarde, realizando una búsqueda en Google sobre “hermanas gemelas”, se cruzó con una leyenda barcelonesa, de principios del siglo xx, acerca de unas siamesas que nacieron unidas por el cabello. Según explicaban las crónicas de la época, cuando se les cortaba el pelo este volvía a crecer y unirlas». 3 Esta figura puede rastrearse en un libro anterior de uno de los miembros del Colectivo, 4 algo natural puesto que lo gemelar es para los autores una preocupación constante desde sus inicios, como han declarado alguna vez. 5 En la novela,  







@   Cf. Benjamín García-Hernández, Gemelos y Sosias. La comedia del doble en Plauto, Shakespeare y Molière, Madrid, Ediciones Clásicas, 200@. En el Talmud, recuerda Jung, «el hombre y su prototipo celestial son “gemelos”» (Carl Gustav Jung, Mysterium coniunctionis, cit., p. 399). 2   Sin recordar ejemplos más cercanos, anotemos que Ramón Pérez de Ayala divide la página en dos columnas en El curandero de su honra (@926) para contar en una columna las andanzas de Tigre Juan y en otra las de Herminia. En la literatura argentina, Fernanda García Lao lo ha utilizado en la novela antes citada, Fuera de la jaula, en cuyas páginas @04-@05 quedan reflejados, como espejos textuales, los pensamientos de ambos siameses. 3   Colectivo Juan de Madre, New Mynd, Badajoz, Aristas Martínez, 20@4, p. 3@. Curiosamente, Chirbes introduce en su última novela esta mención: «Los dos se me aparecen siempre juntos como si se tratara de un solo personaje, me hacen pensar en los gemelos unidos por la barba que salían en una película fantástica que vi siendo un muchacho, Los cinco mil dedos del Doctor T» (Rafael Chirbes, En la orilla, Barcelona, Anagrama, 20@3, p. 37@). 4   Cf. Daniel Miñano, Bajo la influencia, Barcelona, Grupo Editorial ajec, 2009. 5   «llevamos sacando jugo al tema gemelar desde nuestros primeros cuentos, de hecho, la propia idea del Colectivo parte de esa premisa de los dobles y los múltiplos, en los que la

el arquetipo de los gemelos

219

de corte fantástico, el uso de unos I-diamantes (recordando que “I” en inglés es yo) elimina en los protagonistas la angustia existencial de las posibilidades descartadas; no hay que rechazar ninguna posibilidad: la implantación de los diamantes provoca que las personas puedan realizar a la vez todas las opciones vitales deseadas, con algunos efectos secundarios, eso sí. Gracias a la implantación de uno de esos I-diamantes Gabriela es, en una de sus existencias, paciente de un sanatorio psiquiátrico, y terapeuta del mismo centro en la otra. La cuestión es que a pesar de la probable mediación de los i-diamantes, en la lógica de la novela, Laura y Gabriela son gemelas, aunque haya una sola identidad conectada (lo que las une con la figura de las siamesas, imagen a la que además alude la portada de la novela, una ilustración de Joan Cornellà que muestra a dos niñas gemelas que comparten el cabello; también se alude en la página @58 al “Síndrome Siamés” en algunas personas conectadas por los diamantes). Hay varios marcadores de «agujeros de gusano narrativos», como un incisivo ausente y una cesta de rabos de lagartija (cf. pp. @3, @30), que implican ambas identidades y las comunican, pero si hay que comunicar dos elementos es porque hay alguna diferencia ontológica entre ellos (de nuevo, lo que interesa en el mitema es lo que los gemelos tienen de diferente y no de único). A partir de la página @60 se explicita ya que una de las Gabrielas ha decidido vivir bajo el nombre de Laura y sustituirla, cubrir su ausencia, como forma de violencia por eliminación gemelar presente en muchos mitos antiguos de paridad fraternal. @ En las últimas páginas la identidad de ambas se conecta – es decir, se produce lo descrito en la novela como Síndrome Siamés –, unión o conexión que se revela tipográficamente al unir o reunir las dos columnas aisladas de texto en una sola (que parece adoptar en el texto la imagen del cromosoma X, marcador del sexo, o de una “X” matemática en cuanto sujeto desconocido o por despejar); asimismo, a partir de ese instante la cursiva y la letra recta, que señalaban la identidad elocutoria desde las primeras páginas, se mezclan. El final de la novela, majestuoso, muestra a las dos hermanas gemelas, a las dos identidades, comunicándose a través del cuerpo duplicado de su amante, imitando el juego que tenían de niñas tocando las partes opuestas de la misma pared. En un sentido similar a Cuenca en Los hemisferios, en cuya página @96 el personaje se sitúa frente a un espejo y comienza a hablarse a sí mismo, cambiando la novela a segunda persona del singular, en new mYnd se produce un desdoblamiento de Gabriela ante los espejos del cuerpo de baño, reconociendo el personaje que «este no es mi cuerpo» (p. 29), y abriendo la expectativa de la escisión subjetiva,  

misma esencia está dividida por diversos cuerpos que se conectan a través de invisibles arterias mentales», contesta Dani, a quien el tema de los dobles, que «sin duda es inquietante en la superficie», le resulta también «tremendamente divertido» (Entrevista de Laura Fernández, “La primera novela de la i-generación”, «El Mundo», Cataluña, 2 de mayo de 20@4, accesible en http://www.elmundo.es/cataluna/20@4/05/02/[email protected]. @   «En numerosas sociedades primitivas, los gemelos inspiran un temor extraordinario. Llega a suceder que se elimine a uno de ellos o, aún con mayor frecuencia, se suprima a ambos. [...] Entre los gemelos, no existe la menor diferencia en el plano del orden cultural [...]. Allí donde falta la diferencia, amenaza la violencia» (René Girard, La violencia y lo sagrado, cit., p. 5@).

220

vicente luis mora

manifestada textualmente con claridad en las pp. 67-69, donde se reproduce el mismo texto en primera y tercera persona, para indicar el desdoblamiento de voces. «A semejanza de la poesía de vanguardia», escribe Andrés Neuman, «el inconsciente trabaja en tensión con la gramática. Ambos se mueven entre la falta y el exceso de sentido». @ De que las tensiones gramaticales y estructurales entre dos fuerzas en liza están cuidadas hasta el detalle en new mYnd, que tiene algo de poesía de vanguardia, da buena cuenta otro hecho: el cambio de la idea de “mente” defendido en la ficción justifica la elección del término «mYnd» por el inglés mind, ya que la aparición de la “Y” genera textovisualmente (uniendo texto e imagen) 2 la bifurcación identitaria: «Este libro pretende discernir tal incógnita, partiendo desde una perpectiva idealista del asunto: o sea, nuestra hipótesis es que con el I-diamante, la mente (mind) se bifurca en “mYnd”». 3 Ello hará que la novela de Colectivo Juan de Madre sea, en todo momento, el retrato en que una identidad se convierta en un jardín de senderos que se bifurcan hasta concluir en lo gemelar.  





4. Conclusión el doctor J. J. Jackobs, del Instituto Genético de Tokio, exponía la teoría de que todos nacemos con un gemelo, que en la mayoría de los casos muere en la primera semana de gestación. Agustín Fernández Mallo 4  

Hemos visto cómo el mitema de los gemelos, presente en innumerables sociedades y épocas, ha pervivido hasta la nuestra, alcanzando una notable repercusión en la última narrativa hisp, singularmente poblada de figuras gemelares. Tras examinar a fondo dos de estas obras, hemos visto cómo la violencia y la pulsión de muerte en Los hemisferios de Cuenca y la pulsión sustitutiva en new mYnd, de Colectivo Juan de Madre, configuran un espacio textual apropiado no sólo para la lectura mitocrítica, sino para el encuentro de ésta con las teorías científicas, tanto psicológicas como neurobiológicas. La cuestión que resta ahora es más peliaguda: vertebrar un porqué, intentar darle un significado a lo recogido, lanzarnos a apuntar – ya sin asiento ni apoyo científico – un horizonte de posibilidades teleológicas a esta pervivencia expandida de lo gemelar en nuestros días. Y, de acuerdo con la teoría de las compensaciones mitémicas de Durand, 5 estimamos que la cultura española – tal y como se aprecia en ésta a través de su narrativa – parece  

  Andrés Neuman, Espejo ajeno (fragmentos para un espejo), prólogo a Flor Codagnone, Nicolás Cerruti, Literatura ∞ Psicoanálisis. El signo de lo irrepetible, Buenos Aires, Letra Viva, 20@3, pp. 7-@4, p. @@. 2   Sobre mi noción de textovisualidad, véase Vicente Luis Mora, El lectoespectador, Barcelona, Seix Barral, 20@2. Cabría hacer una lectura textovisual conjunta de las obras de Cuenca y de Colectivo Juan de Madre: las dos tienen la imagen de unas gemelas en la portada, las dos tienen un cuidado tratamiento visual, las dos incluyen numerosas imágenes en su interior que se incorporan a ellas como lenguaje narrativo. 3   Colectivo Juan de Madre, op. cit., p. @04. 4   Agustín Fernández Mallo, Limbo, Madrid, Alfaguara, 20@4, p. @48. 5   Gilbert Durand, op. cit., pp. 352-355. @

el arquetipo de los gemelos

221

estar perfilando lenta pero progresivamente el mito tradicional del doble hacia el mitema del doble gemelar. Una de las razones podría encontrarse en el hecho médico de que la antigua proporción estadística de nacimiento de gemelos (uno de cada 30.000) ha pasado a ser de uno de cada 3.600, a causa de las nuevas técnicas de fertilidad, @ haciendo que los gemelos sean ahora socialmente más visibles que nunca, lo que afecta al imaginario del doble, puesto que los gemelos son hoy un doble natural. De ser así, el mitema del gemelo, que es sustitutivo por naturaleza, como hemos visto, comienza a ocupar el lugar del mitema del doble. Una segunda razón consiste en que sería razonable suponer que esta parcial sustitución halla su causa en que el mito gemelar ofrece a los escritores un punto de partida más adecuado para reflejar dos violencias estructurales: @) la tensión inherente individual, que anima a ahondar en lo diferente dentro de lo único; las imágenes literarias de que todos tenemos un doble en algún sitio comienzan a convivir con las de un gemelo ignoto, que vive su vida en otra parte, como en la película Another Earth, de Mike Cahill (20@@); y 2) la tensión colectiva que sacude a nuestra sociedad, lo cual se ve más claro aún si entendemos por sociedad el conjunto “fraternal” de ciudadanos de un mismo país, y si pensamos en España como ese país, un Estado con tantas divisiones y fracturas “identitarias” e ideológicas durante los quince últimos años, espacio-tiempo de la escritura de la mayoría de novelas y relatos aquí recogidos. El mitema de los gemelos, en cualquiera de los dos casos, refleja a la perfección los problemas de identidad hacia nosotros mismos, simbolizados a través de la brecha ontológica entre lo que creemos nuestro yo y la representación neuronal de nuestro yo, 2 pero también los problemas y tensiones que tenemos con/hacia nuestros próximos, nuestros hipócritas lectores, nuestros semejantes, nuestros hermanos.  



@   Cf. Aída Encinas Romero [et alii], Gestación heterotópica triple: gestación gemelar intrauterina, «Progresos de obstetricia y ginecología: revista oficial de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia», 54, 20@@, n. 8, pp. 4@7-4@9, p. 4@7. 2   Cf. António Damásio, op. cit., pp. 25 y ss.; también Douglas Hofstadter, I Am A Strange Loop, Nueva York, Basic Books, 2007.

co mposto in car at tere dant e dal la fa brizio serr a editore, p i s a · roma. sta mpato e rilegat o n e l la t ipogr a f ia di agnano, agnano p i s an o (p i s a).

* Maggio 2015 (cz 2 · fg 3)

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.