El adjetivo y su posición en el grupo nominal.

June 8, 2017 | Autor: Ricardo Connett | Categoría: Spanish Linguistics, Spanish Grammar, Lingüística, Gramàtica Espanola, Sintaxis, Gramática Española
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Máster en Literaturas Hispánicas y Lengua Española: tradición e identidades Gramática y norma en el español actual

El adjetivo y su posición en el grupo nominal

Autor:

Ricardo Connett

Enero 2016

ÍNDICE

1. 2. 3. 4. 5.

Introducción........................................................................................................................1 El adjetivo............................................................................................................................2 Clases de adjetivos..............................................................................................................5 Posición del adjetivo en el grupo nominal..........................................................................8 Conclusiones......................................................................................................................15 Referencias bibliográficas..................................................................................................15

1. Introducción

Muy común es el empleo de los adjetivos en el habla diaria. Andrés Bello ([1847] 1988) señaló que, dada la imaginación humana, las cosas en las que podemos pensar son infinitas; que la mayoría de los objetos de los cuales hablamos y escribimos se dan a conocer a través de nombres (sustantivos), y que estos nombres necesitan, muchas veces, el auxilio de otras palabras. Dichas palabras –aquellas que auxilian al nombre– las conocemos bajo el nombre de «adjetivos». Tal auxilio al nombre es a veces una modificación directa y otras veces constituye una predicación suya que le aporta diversos significados, como establece la RAE (2010); otras veces, como indica Gili Gaya (1980), el auxilio es una determinación o una calificación.

Siendo el adjetivo una categoría gramatical que denota una cualidad o propiedad del sustantivo al que modifica o del que se predica, como establecen Eguren y Fernández Soriano (2006), uno de los rasgos que generan frecuentes dudas e inquietudes entre quienes se inician en el estudio de las categorías gramaticales y la sintaxis del español es su posición respecto del sustantivo. Como se explicará en el presente trabajo, existen reglas generales que permiten distinguir entre un adjetivo que debe preceder al nombre y otro que debe seguirlo. Sin embargo, existe también un conjunto de adjetivos a los cuales la norma permite total libertad en cuanto a su posición respecto del sustantivo.

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Gili Gaya (1980) argumenta que, en lengua española, el adjetivo calificativo – un tipo de adjetivo cuya descripción será brindada más adelante– puede ir indistintamente antes o después del nombre a que se refiere, siguiendo la norma gramatical, aunque su valor expresivo no sea el mismo en un caso u otro. Bello (1988) se había fijado, sobre todo, en el significado lógico de la posición del adjetivo. Otros gramáticos se han centrado en el análisis de la posición del adjetivo calificativo desde una perspectiva psicológica. La mayoría, no obstante, se enfocan en el punto de vista de la estructura sintáctica y rítmica. Algo similar sucede con los adjetivos de otros tipos, cuya naturaleza y necesidad de anteponerse o posponerse a los sustantivos serán el tema central del presente trabajo.

En primer lugar, se definirá el adjetivo como clase de palabra dentro de las categorías gramaticales y atendiendo a sus funciones y características. En segundo lugar, se ofrecerá una clasificación del adjetivo. En tercer lugar, se dedicará especial atención a la posición que ocupa el adjetivo dentro del grupo o sintagma nominal.

2. El adjetivo

El adjetivo es concebido como una clase de palabra dentro de las categorías gramaticales que puede modificar directamente al sustantivo sirviéndole de atributo o predicarse de él por medio de un verbo copulativo. El adjetivo debe concordar con el sustantivo en género y número y puede ser graduable mediante el uso de cuantificadores.

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Asimismo, el adjetivo posee una categoría semántica, pues, como señala Demonte (1999), existe un tipo de significado que se expresa preferentemente mediante su uso.

Para R. Seco (1980: 26), los adjetivos son: «palabras que reducen más o menos la extensión indefinida del sustantivo, ya por la añadidura de una cualidad descriptiva, ya delimitándolo por el establecimiento de relaciones más complicadas». Para M. Seco (1980: 79), mientras tanto, los adjetivos son «palabras adjuntas al nombre que desempeñan un papel semejante al del artículo» y, en palabras de Demonte (1999: 134): «son palabras que se aplican a otras palabras que nombran objetos físicos o mentales», y es por medio de ellos que «se adscribe a esos objetos una propiedad o un conjunto de propiedades».

Alarcos Llorach (1994: 78) explica en su Gramática de la lengua española que: «El sustantivo va acompañado a veces de otra palabra y forman ambos un grupo unitario que desempeña en el enunciado la misma función que podría aquel cumplir aislado. Como ejemplo, ofrece la oración «El barrio viejo conserva faroles de traza antigua » y explica que en ella: «El segmento el barrio viejo funciona como sujeto explícito, igual que lo haría el simple sustantivo el barrio; la palabra viejo agregada delimita, con su particular referencia, la designación que efectúa el sustantivo. Estas palabras que funcionan como adyacentes del sustantivo se llaman adjetivos».

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Explica el mismo autor, además, que en el adjetivo se combina un signo de referencia léxica con algunos signos gramaticales, y pone el ejemplo de que si se cotejan los adjetivos «inquieto», «inquieta», «inquietos» e «inquietas» se pueden apreciar, tanto por su contenido como por su expresión, diferencias análogas a las que se manifiestan en los sustantivos (como en «perro», «perra», «perros», «perras»). Tales diferencias pueden ser adscritas a los morfemas de género y número, es decir, las oposiciones masculino/femenino y singular/plural. Sin embargo, no coincide su valor referencial en el sustantivo y el adjetivo, pues con el sustantivo, el género y el número modifican la referencia: «perro» designa un animal macho, «perra» uno hembra, «perros» y «perras» un determinado conjunto de esos animales; En contraste, con el adjetivo, tales morfemas no modifican su propia referencia real, puesto que «inquieto», «inquieta», «inquietos», «inquietas» designan siempre una misma cualidad; las variaciones de género y número de los adjetivos que presentan constituyen una simple repercusión (concordancia, según Alarcos Llorach, 1994: 78-79), de los morfemas que afectan al sustantivo con que se pone en relación el adjetivo (como en «el perro inquieto», «la perra inquieta», «los perros inquietos» y «las perras inquietas»). En palabras de Alarcos Llorach (1994: 79), esto:

(...) demuestra que los morfemas del adjetivo no anaden ninguna informacion nueva y que son meros índices funcionales de la relacion que el adjetivo contrae con el sustantivo, si bien, a veces, sirven para precisar el genero y el numero del sustantivo cuando este no los manifiesta explicitamente: por ejemplo, en crisis aguda es el femenino y el singular del adjetivo lo que discierne tales morfemas en el sustantivo indiferente crisis, y en paréntesis cuadrados es el masculino y el plural del adjetivo lo que dilucida esos morfemas en el sustantivo paréntesis.

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Algunos adjetivos, como los ya mencionados, distinguen variación genérica a través de la oposición /o/-/a/ finales en su significante, tal como señala Alarcos Llorach (1994). Otros adjetivos, como se aprecia en «francés» y «francesa», presentan la particularidad de que el masculino carece de característica propia en su significante y sólo se diferencia del femenino porque el de este sigue provisto de /a/ final. En otros casos, cuando el significante masculino termina en /e/, esta vocal se sustituye por /a/ en el femenino, como en «vejete» y «vejeta» o «feote» y «feota». Existen también los casos (muchos) en que los adjetivos carecen de variación genérica, como se lee en «el tapiz verde» y «la alfombra verde».

3. Clases de adjetivos

Existen diversas clases de adjetivos y distintas maneras de clasificarlos. Lenz (1920) distingue entre los adjetivos atributivos («la casa grande») y los predicativos («la casa es grande») en primer lugar; y, en segundo lugar –y atendiendo a su significado– entre adjetivos calificativos o cualitativos («bueno y grande») y determinativos (como «mucho» en «mucho dinero» y «aquella» en «aquella casa»). Autores como Gili Gaya (1980) y Alarcos Llorach (1994) coinciden en hacer la misma distinción general; lo mismo sucede en el caso de la RAE (2010: 236), en cuyo Manual de la nueva gramática de la lengua española se explica que, tradicionalmente, se entiende como adjetivos calificativos aquellos que designan cualidades y como determinativos aquellos que abarcan «los demostrativos (este, esas, aquellos), los posesivos (mi, tus, nuestros), los indefinidos (algunos, ciertas,

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ninguno) y los numerales (uno, cuatro, setecientas), así como algunas palabras exclamativas (como qué en ¡Qué calor!), interrogativas (¿Qué color?) y relativas (cuyo)».

Según Demonte (1999), los adjetivos que expresan una sola propiedad son los «calificativos» y aquellos que expresan varias se denominan «relacionales», y, además, existen los adjetivos «adverbiales», que explican la manera en que el concepto de un término se aplica a un referente. En la frase «la actuación policial», la palabra «policial» es un ejemplo de un adjetivo relacional, que, como puede apreciarse, se refiere a propiedades con las cuales el sustantivo modificado establece una relación semántica por determinar. En la frase «presunto agresor», por su parte, la palabra «presunto» es un ejemplo de adjetivo adverbial.

En el ya citado Manual de la RAE (2010: 238), a propósito de los adjetivos relacionales, también conocidos como «adjetivos de relación», se lee que estos «manifiestan cierta relación particular entre las propiedades del sustantivo modificado y las correspondientes a la BASE NOMINAL de la que el adjetivo se deriva (como económico < economía) o con la que se asocia léxicamente (agrario – campo)».

Otra clasificación que se puede observar en el Manual de la RAE (2010) es la que se hace entre adjetivos «graduables» –que pueden llevar cuantificación de grado (como en «bastante alto») poseer grado comparativo (como en «tan alto como yo») y superlativo

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(como en «altísimo» – y «no graduables» –que no admiten cuantificación de grado (como en «televisor chino» o «análisis sociológico»–.

Asimismo, existe la distinción entre adjetivos intersectivos o absolutos y los subsectivos o relativos. A propósito de ellos, la RAE (2010: 241-242) explica que:

El significado de grupos nominales como un abogado alto, un vecino simpático, dos mesas cuadradas o las manzanas rojas se obtiene por intersección entre los conjuntos designados: al decir de alguien que es un abogado alto, se manifiesta que es abogado y que es, además, una persona alta. Estos adjetivos se llaman intersectivos. No se obtiene, en cambio, tal intersección en Es un abogado excelente, ya que esta oración no informa de que cierto individuo es abogado y que además es una persona excelente, sino más bien de que es ‘excelente como abogado’. Con el adjetivo se manifiesta, pues, en qué medida se acerca el referente al prototipo de la clase a la que pertenece (la de los abogados en el ejemplo propuesto). Los adjetivos de este grupo se denominan no intersectivos, intensionales o subsectivos.

Otra clasificación que puede encontrarse en el ya citado Manual de la RAE (2010) y en otras obras de gramática es la que distingue los adjetivos restrictivos (que pueden restringir la extensión del sustantivo, como en «gatos negros») de los no restrictivos (como en «los misteriosos gatos»).

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4. Posición del adjetivo en el grupo nominal

Son diversos los factores que determinan la posición del adjetivo en la frase nominal1 en español. En contraste con lo que sucede en otras lenguas, el adjetivo en la lengua española no ocupa una posición fija, sino variable. Dichos factores serán examinados a continuación.

Según la clase de los adjetivos, señala la RAE (2010: 255) que la posición posnominal (después del sustantivo) es la no marcada, ya que «es la más natural en la mayor parte de los registros y con varias clases de adjetivos». Indica, de igual forma, que los «adjetivos restrictivos» –sean estos calificativos, relacionales o descriptivos– ocupan la posición posnominal; y que los no restrictivos –ya sean epítetos o adverbiales– se anteponen al nombre.

Según la estructura del grupo adjetival, indica la RAE (2010), se pueden anteponer al sustantivo aquellos grupos adjetivales que están formados por un adjetivo con un modificador de grado (como «su muy digno discípulo» y «tan respetables personas») o por adjetivos coordinados (como en «un cómodo y lujoso coche»), pero no se anteponen los que componen un complemento (como se diría, erróneamente, una frase del tipo «un fácil de arreglar problema»). Sin embargo, se registran ciertas excepciones del tipo «el primer 1

En la gramática actual, los términos «grupo nominal», «sintagma nominal» y «frase nominal» son empleados como sinónimos.

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entrenador en ganar tres veces el campeonato», donde el ordinal primer(o) se asimila a los superlativos.

La RAE (2010: 256) también explica el factor de la «interpretación específica» o «inespecífica del grupo nominal»:

Los adjetivos calificativos posnominales son compatibles con ambas interpretaciones. Así, en Todos los estudiantes de la clase habían leído una novela famosa son posibles tanto la lectura multiplicativa (‘una cada uno’, interpretación inespecífica) como la que hace referencia a una única novela, común para todos (interpretación específica). Esta última, de ámbito mayor, es la única posible en la variante con el adjetivo antepuesto (… habían leído una famosa novela). También es la única que se admite en las expresiones nominales indefinidas que contienen adjetivos elativos (§ 13.2.3), aparezcan antepuestos o pospuestos: un día maravilloso, una interesantísima película, un libro espléndido.

Existen también alternancias relativas a la posición del adjetivo. La RAE (2010) señala que sólo pueden admitir variación en el orden los adjetivos graduables (como «arboles frondosos» – «frondosos árboles»), algunos numerales (como «el cuarto capítulo» – «el capítulo cuarto») y otros varios que pueden adquirir sentido adverbial (como en «el ganador seguro» – «el seguro ganador»). Esta alternancia de posición puede ir acompañada de diferencias semánticas, y a menudo también de un cambio de categoría.

Otro factor que influye en la posición del adjetivo en la frase nominal son los cambios en el significado del adjetivo. Aquellos adjetivos que poseen un fuerte contenido

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descriptivo, especialmente físico o material, suelen resistirse a la anteposición (como en «obra apócrifa» o «uñas postizas»). No obstante, suelen anteponerse fácilmente algunos de los adjetivos que admiten sentidos figurados. La RAE (2010: 256) brinda los siguientes ejemplos: «nubarrones negros (‘oscuros’) ~ negros nubarrones (‘ominosos’); hombre grande (‘corpulento’) ~ gran hombre (‘de gran relevancia’); personaje alto (‘de elevada estatura’) ~ alto personaje (‘importante’); delincuente vulgar (‘grosero’) ~ vulgar delincuente (‘común’); país pobre (‘de escasos recursos’) ~ pobre país (‘desdichado’)».

Los adjetivos que inherentemente tienen sentido valorativo o afectivo, como indica la RAE (2010), pueden anteponerse o posponerse con igual naturalidad (como en «espesos nubarrones» o «nubarrones espesos» y en «un entrañable amigo» o «un amigo entrañable»). Lo mismo sucede con los elativos (como en «un inolvidable concierto» o «un concierto inolvidable»). Muchos adjetivos calificativos con forma participial van antepuestos (como en «su atormentada existencia» y «la esperada reforma»); no obstante, aquellos participios que se interpretan como derivados verbales no deben anteponerse, pues se escribe y dice «el dinero recibido» y no «el recibido dinero».

Otro factor que influye, continúa la RAE (2010: 257) es la recategorización de los adjetivos relacionales (posnominales) como calificativos (prenominal). En buena medida, esto depende de la naturaleza del nombre modificado, como puede apreciarse en los ejemplos siguientes: «una obra dramática ~ un dramático final; un acto político ~ una 10

poco política respuesta; un poeta trágico ~ su trágico destino; una sanción económica ~ una muy económica solución». Los adjetivos gentilicios que acompañan a ciertos nombres propios, mientras tanto, constituyen un caso particular, ya que pueden ser usados como epítetos en posición antepuesta (como en «la madrileña calle de Alcalá» y «la porteña avenida Corrientes».

La alternancia entre la lectura restrictiva (en posición posnominal) y la de sentido adverbial (en la prenominal) también es importante. La RAE (2010: 257) señala que esta se da en muchos de los llamados adjetivos intersectivos, y ofrece una serie de ejemplos a continuación:

un amigo viejo (‘anciano’) ~ un viejo amigo (‘que lo es desde hace tiempo’); una respuesta falsa (‘no ajustada a la verdad’) ~ una falsa respuesta (‘que lo es falsamente’); un negocio simple (‘no complejo’) ~ un simple negocio (‘que no es otra cosa, que lo es simplemente’); un testimonio verdadero (‘veraz, cierto’) ~ un verdadero testimonio (‘que lo es verdaderamente’).

Asimismo, es influyente la alternancia entre adjetivos de interpretación calificativa (posición posnominal) y con valor de determinante o cuantificador (posición prenominal). La RAE (2010: 257) brinda los siguientes ejemplos: «esperanza cierta (‘segura’) ~ cierta esperanza (‘alguna’); improperios semejantes (‘similares’) ~ semejantes improperios (‘tales’); expresiones dichas (‘proferidas’) ~ dichas expresiones (‘esas’); acepciones diferentes (‘no iguales’) ~ diferentes acepciones (‘varias’); familias numerosas (‘de

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muchos miembros’) ~ numerosas familias (‘muchas’); cuestiones determinadas (‘establecidas’) ~ determinadas cuestiones (‘algunas’)».

Existe, por otro lado, un pequeño grupo de adjetivos (como «bonito», «bueno», «lindo», «menudo», «valiente», entre otros) que, tal como señala la RAE (2010: 257), se caracterizan por ocupar la posición prenominal en contextos exclamativos en los que se asimilan a los adjetivos de grado extremo o elativos. En dichos contextos, tales adjetivos pueden adquirir un valor irónico y reciben, por tanto, un sentido marcadamente distinto e incluso contrario al que literalmente expresan. Ejemplos de esto son los siguientes: «¡En {bonito ~ lindo} lío te has metido!; ¡Menudo problema tenemos!; ¡Valiente amigo te has echado!». Pueden, además, adquirir efectos irónicos similares los adjetivos antepuestos (como «bendito», «dichoso» y «famoso») en contextos no necesariamente exclamativos. De tal manera, contrastan «tu dichoso programa de radio» (‘molesto’) y «un dichoso día» (‘placentero’).

Puede suceder que haya una concurrencia de varios adjetivos en el grupo nominal. Estos, como explica la RAE (2010: 257), se presentan en tres tipos de combinaciones: a) preceden al sustantivo: «a su primera gran obra, un raro sexto sentido»; b) siguen al sustantivo: «un apoyo popular unánime, una mesa negra rectangular»; y c) uno o más adjetivos se anteponen y los demás se posponen: «la primera gran novela policiaca norteamericana, nuestros posibles futuros socios comerciales extranjeros». Aquellos adjetivos que están separados de un sustantivo por otro adjetivo no inciden de forma directa 12

sobre el nombre en ninguna de estas pautas, sino sobre el segmento formado por el sustantivo y el adjetivo adyacente; por ejemplo: «una novedosa campaña publicitaria», «el apoyo popular unánime», «un raro sexto sentido». Las construcciones en las que adjetivos calificativos se acumulan, coordinados o yuxtapuestos, se exceptúan.

La combinación tipo A es la más restrictiva de las tres. En general, no se anteponen al sustantivo dos o más adjetivos valorativos, aunque pueden aparecer coordinados o yuxtapuestos delante de él, como en «un increíblemente repulsivo, amoratado, colorado, inesperado ser». Las combinaciones de los adjetivos calificativos con los que se asimilan los determinantes son muy frecuentes, como en «su otra sonada vida» y «el mismo fatal desenlace», y también lo son con los que aportan un sentido adverbial de naturaleza temporal o modal, como en «el indiscutible brillante vencedor». Estos últimos pueden asimismo combinarse entre sí en posición prenominal, como en «mi probable futuro yerno».

En el tipo de combinación B, los adjetivos relacionales se anteponen siempre a los calificativos, tal como sucede en «deterioro ambiental grave» (pues no es válida la forma «deterioro grave ambiental»). En este orden de ideas, la RAE (2010: 258) especifica que: «los adjetivos relacionales pueden acumular siguiendo la jerarquía “clasificativo– argumental (...): doctrina filosófica kantiana, política migratoria europea, ataque aéreo japonés». Entre los adjetivos argumentales, aquellos relativos al paciente preceden a los que expresan al agente, como en «retratos femeninos lorquianos» o «producción ganadera 13

argentina». Sobre los clasificativos, escribe la RAE (2010: 258) que: «Los clasificativos se ordenan en una jerarquía de sucesiva subespecificación, de forma que ocupan posiciones más cercanas al sustantivo los que aportan significados de mayor comprensión denotativa: máquina fotográfica digital japonesa, trastornos artríticos degenerativos menopáusicos, maniobras militares estratégicas defensivas británicas».

Los adjetivos de forma y color, mientras tanto, admiten alternancia de orden entre ambas nociones, como en «mesa rectangular negra» y «mesa negra rectangular». Los adjetivos temporales de sentido distributivo, por su parte, no suelen ir pospuestos a los calificativos, como en «revista científica trimestral» (y no «revista trimestral científica»), aunque se pueden observar algunas alternancias en estos paradigmas, como sucede en «vuelos semanales regulares» y «vuelos regulares semanales». Por regla general, no obstante, el cambio de orden tiene consecuencias significativas cuando es admisible, ya que pueden leerse o escucharse las siguientes frases: «arquitectura francesa medieval» (frase en la que se clasifica cronológicamente la arquitectura francesa), y «arquitectura medieval francesa» (frase en la que se clasifica por países la arquitectura medieval).

Por último, en la combinación del tipo C deben satisfacerse las condiciones que corresponden a los grupos A y B, como en «la pujante producción ganadera argentina», «las sorprendentes máquinas fotográficas digitales japonesas» o «el más que excesivo consumo alimenticio veraniego».

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5. Conclusiones

El presente trabajo ha brindado una conceptualización del adjetivo con base en las gramáticas más importantes de la lengua española y, si bien podría enmarcarse metodológicamente dentro del funcionalismo español, ha mostrado que, más allá de las estructuras y funciones que tiene dicha clase de palabra, son múltiples los factores que condicionan la posición que lleva dentro del grupo nominal, a saber: razones de índoles semántica y pragmática.

Referencias bibliográficas:

Alarcos Llorach, E. (1994). Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa.

Bello, A. (1988). Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos. Madrid: Arco Libros.

Bosque, I. y Demonte, V. (dirs.) (1999). Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe.

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Eguren, L. y Fernández Soriano, O. (2006). La terminología gramatical. Madrid: Gredos.

Gili Gaya, S. (1980). Curso superior de sintaxis española. Barcelona: Bibliograf.

Lenz, R. (1920). La oración y sus partes. Madrid: Centro de Estudios Históricos.

Real Academia Española (2010). Manual de la nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe.

Seco, M. (1980). Gramática esencial del español. Madrid: Aguilar.

Seco, R. (1980). Manual de gramática española. Madrid: Aguilar.

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