El acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán

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Descripción

EL ACUERDO NUCLEAR CON IRÁN: ¿QUÉ OPCIONES MILITARES REALISTAS TENÍA
EE.UU.?
 
Recientemente, y a raíz de la firma de los acuerdos largamente discutidos
con Irán, el Presidente de los EE.UU. expresó que la alternativa a los
mismos era la guerra con ese país. No pocos en los sectores más
intransigentes de Washington y en otros países, observan que la actitud de
Obama sería débil y claudicante ante Teherán. En nuestro juicio esas
aproximaciones nos parecen cuanto menos alejadas de la realidad geopolítica
en la que el mundo está inmersa; producto la misma de decisiones tomadas
años atrás y que han derivado a naturales mutaciones de un status quo que
ya no rige y que creemos, no han sido claramente percibido por aquellos que
efectúan las apreciaciones tan negativas sobre los acuerdos.
Este artículo pretende avanzar sobre las opciones militares que se abrían a
Washington en caso de elegir tomar el camino de aplicar la fuerza para
resolver la situación que creaba el desarrollo nuclear de Irán, el cual los
indicios parecen corroborarlo, llevaban a que ese país pudiera alcanzar el
desarrollo de un artefacto nuclear de uso militar. A cada una de las
alternativas, las presentaremos primero en una condición "ideal", es decir
explicando su modo de desarrollo, y a continuación a la misma la
expondremos en el contexto vigente, a fin de sacar conclusiones.
El estado iraní se presenta estratégicamente en una situación de relativo
aislamiento respecto a los EE.UU. y a cualquier fuerza militar que éste
país pudiera formar con otras naciones para operar con el mismo. Esto
radica en que su ubicación geográfica hace que presente al Este una extensa
frontera con Afganistán, y al Oeste con Irak, estados ambos que por razones
similares han dejado de albergar contingentes masivos de fuerzas
estadounidenses. Por otro lado, en el Noroeste y Noreste del país, el mismo
limita con otros estados, tal el caso de Turquía y Turkmenistán
respectivamente. También cabe destacar, que el Mar Caspio al Norte del
país, se constituye en una vía de comunicación con Rusia. Por otro lado,
Irán presenta una geografía muy montañosa, la que por si misma es poco apta
para el empleo de grandes formaciones blindadas o mecanizadas como las que
pudimos observar en la fase "convencional" de la guerra en Irak de 2003.
Asimismo, el mayor tamaño del país y la gran dispersión de sus áreas
pobladas, presentan un panorama bastante diferente al que las tropas de los
EE.UU. y sus aliados enfrentaron en Irak. En cierto sentido, Irán se
presenta como una mezcla de lo sucedido en Afganistán y de Irak en las
campañas del 2001 y 2003, ya que presenta las dificultades del terreno del
primero de los países, pero un ejército regular tal como el que se enfrentó
en Irak, pero probablemente mejor instruido y conducido que las milicias
talibanes o las fuerzas del régimen de Sadam Hussein. A continuación,
analizaremos algunas de las opciones que se le presentan a EE.UU. en el
caso de emplear el poder militar contra Irán.
1ra OPCIÓN: ACCIÓN TERRESTRE SIMULTÁNEA DESDE EL ESTE Y EL OESTE
La primera opción podría emprenderse en el caso de contar con el
consentimiento de Afganistán y de Irak para permitir que sus territorios
fueran empleados como lugares de concentración de tropas. En esa situación
se abrirían dos ejes de penetración sobre el territorio iraní. El primero
partiendo desde Afganistán, podrían hacerlo desde la dirección general
KABUL – HERAT – MASHHAD – TEHERAN . Esta dirección, posibilita a la fuerza
atacante una vez que se posiciona el Sudeste de Mashhad el accionar sobre
la capital iraní desde dos nuevas direcciones. Una desde el Norte,
empleando la línea QUCHAN – GONBAD E QABUS – BABOL; y la otra desde el
Este, en la dirección NEYSHABUR – EMAMSHAHR – TEHERAN.
En caso de la acción desde el territorio Iraquí, la misma podría tomar la
dirección BAGDAG – BAKHTARAN – HAMADAN – QAZVIN. Esta posibilitaría caer
sobre la capital iraní desde el oeste, al tiempo que cortaría la
comunicación del país con el sector Noroccidental del mismo.
Las direcciones operativas citadas, avanzan sobre terrenos montañosos, muy
poco aptos para las fuerzas blindadas y mecanizadas, ya que las mismas, por
las características compartimentadas del terreno, impiden a las fuerzas el
desplegar y ser empleadas en la plenitud de su potencial de movilidad y
letalidad. Al mismo tiempo, ambas son sumamente aptas para la acción de
fuerzas iraníes de relativamente muy pocos efectivos, los que posicionados
en sectores de paso obligado, aprovechen las características restrictivas
del terreno, para detener o retrasar el avance de las fuerzas atacantes.
Esto podría hacerse con un empleo relativamente modesto de fuerzas,
posibilitando al mando iraní retener la masa de sus medios móviles para la
defensa de la capital. Asimismo, y tal como ocurriera en el caso iraquí
durante la campaña de 2003, las direcciones mencionadas pasan sobre
diferentes centros poblados, de magnitudes distintas, pero que bien podrían
ser empleados por los iraníes, para dar un combate urbano retardante, el
cual podría ser más eficaz que el llevado a cabo por los iraquíes, ya que
las condiciones limitativas a la maniobra que presenta el territorio iraní
en esta parte del mismo, harán muy difícil el eludir a estos centros
poblados.
A las direcciones citadas, cabría agregar la variante de accionar
ofensivamente desde el Sudoeste afgano, en la dirección CHAHAR BORJAK –
DASHT E LUT - DASHT E KAVIR. Estas son zonas del territorio iraní que se
presentan más planas, y por lo tanto aptas para el empleo de medios
blindados y mecanizados, aunque con posibles dificultades al atravesar
sectores montañosos que actúan como divisorias entre los sectores antes
citados.
2da OPCIÓN: ACCION TERRESTRE SIMULTÁNEA DESDE EL SUDOESTE Y DEL SUR
Las fuerzas de los EE.UU. podrían desplegar fuerzas navales muy importantes
tanto el Golfo Pérsico como el Mar Arábigo. Esto, permitiría a las mismas,
el empleo de otras dos direcciones operativas. La primera de ellas, la que
partiendo del sector Sudeste de Irak, emplea la línea BASORA – AHVAZ –
BORUJED. A partir de allí, se abren dos opciones, HAMADAN – QAZVIN, la que
posibilita posicionar las fuerzas de EE.UU. en el Noroeste de la capital
iraní; y la dirección ARAK - QOM – ESLAMSHAHR, que pone a las tropas de
Norteamérica al Sur de Teherán.
La otra dirección operativa, la que proviene del Sur, se constituiría a
través del establecimiento de una cabeza de playa por parte de la
Infantería de Marina, en algún lugar entre Bandar e Bushehr (al Oeste del
estrecho de Ormuz) y Jask (sobre la costa iraní del Mar Arábigo). Esta
dirección, le permitiría operar desde esta dirección paras caer sobre el
Sur de Teherán.
Las dos direcciones antes mencionadas, posibilitan operar sobre direcciones
más largas que las mencionadas en la primera opción, pero con mayor
probabilidad de variantes en manos de las fuerzas que operan ofensivamente.
Esta descripción de posibles campañas terrestres liderada por EE.UU. se
torna en los hechos absolutamente inviable, pues la situación estratégica
que viven tanto Afganistán como Irak hacen prácticamente imposible pensar
que pueda emplear esos países como puntos de partida para cualquier acción
militar terrestre masiva contra Irán. Ello hubiera sido factible si EE.UU.
y sus aliados hubieran alcanzado una situación política favorable en ambos
países al cabo de las campañas que allí iniciaron entre fines del 2001 y
marzo de 2003, y que terminaron con los repliegues de tropas que conocemos
en el 2011 para Irak y en el 2014 para el caso afgano.
3ra OPCIÓN: OPERACIONES ENCUBIERTAS DE FUERZAS ESPECIALES SOBRE LAS
INSTALACIONES NUCLEARES IRANÍES
Este tipo de operaciones, en la teoría podrían ser lanzadas contra las
facilidades nucleares iraníes, e incluso, desde un punto de vista militar,
podrían tener como objetivo los líderes de los equipos técnicos que llevan
adelante los diferentes procesos relacionados con el programa nuclear. Sin
embargo y a pesar de contar EE.UU. con miles de tropas especiales, y aun
cuando pudiera sumar a ellas el aporte de fuerzas similares de otros
aliados, choca contra varios inconvenientes:
- La magnitud de los blancos potencialmente necesarios de ser afectados.
- La naturaleza específica de las operaciones de fuerzas especiales:
Estás requieren de un nivel de detalle en el planeamiento que demanda
una cantidad de información sobre el blanco elevadísima. Ello hace que
se puedan hacer acciones de este tipo prácticamente a nivel global,
pero difícilmente se puedan hacer simultáneamente sobre un extenso,
disperso y bien vigilado complejo industrial ubicado en un mismo país.


- La gran cantidad de blancos que ofrecerían las instalaciones nucleares
iraníes.
- El elevado nivel de seguridad que las instalaciones nucleares iraníes
presentan.
- Las complejas dificultades que una operación de esta magnitud
implicaría desde el punto de vista de transportar a las tropas,
proveerlas de los necesarios apoyos para el tiempo de ejecución de sus
acciones, las diferentes "ventanas de oportunidad" que cada blanco
presentaría y que imposibilitaría un accionar simultáneo, las
gigantescas dificultades que efectuar la recuperación de las tropas
empleadas acarrearía.
La suma de los factores enumerados torna impracticable el confiar en una
acción de fuerzas especiales como la herramienta apta para afectar
decisivamente el plan nuclear de Irán. A esto debe de sumársele un
factor más: Las fuerzas especiales de EE.UU. y también las de sus
aliados, se encuentran empeñadas en acciones contra los irregulares
islámicos en gran parte del globo. Algunas de sus operaciones son
críticas para la seguridad de Occidente. Emprender una opción que demande
un esfuerzo masivo de las mismas contra las instalaciones nucleares
iraníes debilitaría o aún podría impedir el continuar con las operaciones
que antes mencionáramos. Desde nuestra visión esta alternativa debe
también ser descartada.
4ta OPCIÓN: EMPLEO DE ATAQUES AÉREOS SOBRE LAS INSTALACIONES NUCLEARES
IRANÍES
Los EE.UU. per se podría llevar adelante un ataque aéreo sobre las
instalaciones nucleares iraníes. En esa acción podría sin recurrir al
empleo de munición nuclear, afectar severamente o destruir cualquier
facilidad que se seleccionara. Este tipo de acción sin embargo también
contaría con algunos inconvenientes:
- La dispersión del programa nuclear iraní que ya hemos mencionado,
haría que existieran importantes probabilidades que el mismo
continuara siendo capaz de continuar con su proceso de producción,
aunque lógicamente afectando cualquier programa que lo rija en
relación a objetivos de producción a alcanzar.
- La acción aérea podría causar un número elevados de bajas entre la
población civil, de afectarse instalaciones próximas a centros
urbanos.
- Irán cuenta con sistemas de armas antiaéreos más eficientes que los
que poseía Irak. Ello no imposibilitaría que los elementos aéreos de
EE.UU. desarrollen sus ataques, pero claramente se producirían bajas
entre los tripulantes de las aeronaves de bombardeo.
De todas las opciones militares descriptas hasta aquí, la que proporciona
el empleo de los medios aéreos aparece como la más factible, y que puede
causar daños significativos al complejo nuclear iraní, aunque sin
garantizar que la producción se detenga completamente.
Pero aun suponiendo que Washington pudiera haber considerado afectar el
desarrollo nuclear de Irán por medio de operaciones aéreas, no deben de
dejar de considerarse las potenciales respuestas que Irán podría haber
tomado. Enumeraremos las mismas y las implicancias de cada una de ellas.
- Fortalecería las líneas más radicalizadas de Irán, impidiendo que se
produjera un lento camino hacia un régimen más abierto en el país.
- Efectuar el lanzamiento de misiles no nucleares contra aliados de
EE.UU., muy especialmente contra Israel, Arabia Saudita y los Estados
del Golfo Pérsico.
- Aumentaría a grados impredecibles la inestabilidad en todo Medio
Oriente y el Asia Central. Irán podría retirar su apoyo a la lucha
contra el Estado Islámico en Irak, aduciendo la necesidad de disponer
de todos sus recursos para la defensa de su país. Ello en la práctica
retiraría de la línea de combate a los elementos que junto con los
kurdos son los únicos que se han mostrado capaces de causar derrotas
tácticas importantes al grupo Estado Islámico. Tal circunstancia haría
que la diseminación de ese grupo pudiera crecer de manera exponencial,
consolidándose en la región y expandiéndose mucho más fuera de la
misma.
- Acrecentaría las difíciles relaciones ya existentes con Rusia,
acrecentando con ello las posibilidades de escalada en el conflicto
que tiene a Ucrania como escenario.
- Aumentaría dramáticamente la posibilidad de acciones terroristas a
nivel global, llevadas adelante por algunos de los grupos que como
Hezbollah responden a las directivas de Teherán.
- Tendría inmediatas repercusiones económicas y financieras a nivel
global. Ello porque el precio del petróleo posiblemente subiría y se
verían afectadas las actividades de transportes de bienes por la zona
donde la inestabilidad aumentaría: Golfo Pérsico y el acceso al Canal
de Suez a través del Mar Rojo y el Golfo de Aden.
- Posiblemente aumentaran las tensiones con las minorías chiítas en
diversas naciones islámicas, contribuyendo ello a un cuestionamiento
de los regímenes de no pocas naciones árabes, especialmente en la
Península Arábica; lo que podría aumentar todavía más situación
política en la región.
- Colocaría a EE.UU. en una situación de tremenda tensión, pues si las
acciones militares emprendidas por modo aéreo no alcanzaran su fin, y
el programa nuclear continuara, otras opciones de empleo del recurso
militar todavía más duras serían analizadas; todo ello en el contexto
de una nación que como lo hemos mencionado en muchos artículos
previamente, está desencantada de la manera en que su ha empleado su
recurso militar desde el año 2003 hasta el presente; aspecto éste que
comparte con sus aliados europeos.
Con todas las dificultades que los acuerdos alcanzados acarrean,
especialmente en la relación con Israel y Arabia Saudita y en los complejos
mecanismos de supervisión que ellos requieren, a nuestro juicio los mismos
se ofrecen como una alternativa realista frente a las opciones en danza.
El empleo del recurso militar no es uno al cual se apela independientemente
de la situación geopolítica que sirva de marco al problema que se analice.
Y es precisamente esa situación estratégica global la que interactúa e
influye fuertemente sobre el sistema de toma de decisiones de Washington.
Es muy posible que quienes critican al Presidente Obama por su aparente
blandura hacia Irán, lo hagan en el marco de la lucha agonal por el poder
que el fin del mandato Demócrata habilita. Pero muy probablemente, esos
mismos críticos, puestos en la situación en la que hoy se encuentra la
administración Obama, no dudamos que hubieran obrado en una forma no muy
diferente a la que tan fuertemente critican.
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