EDUCAR SIN MIEDO. Claves para prevenir el Mobbing y otros riesgos psicosociales.

July 4, 2017 | Autor: A. Castro Santander | Categoría: Violencia Laboral, Mobbing en la escuela
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Descripción

Alejandro Castro Santander Cristina Reta Bravo

Educar sin miedo Claves para prevenir el Mobbing y otros riesgos psicosociales Editorial Bonum

INTRODUCCIÓN No basta con que callemos y además no es posible callar. Luis Rosales1.

Investigar sobre los grandes desafíos de la educación, comienza ciertamente por el interés en algo, pero como dice Galtung (1995), “este algo tiene que ver con uno mismo, tiene que venir de uno mismo, de la experiencia propia y de las relaciones con el mundo que vivimos”. Luego, hablar sobre la violencia que se produce en las instituciones educativas nos compromete profundamente, nos involucra en el bienestar de las personas y de las instituciones donde debe producirse el “hecho educativo”. Hemos dedicado importantes espacios al bullying y al ciberbullying, ese hostigamiento que ya sea blando o duro daña profundamente el desarrollo personal y social de muchos estudiantes y el mismo clima institucional, pero hoy también se hace necesario considerar, que el acoso psicológico que sufren muchos

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Luis Rosales Camacho (1919-1992) poeta y ensayista español de la generación de 1936. Obtuvo el Premio Cervantes en 1982 por el conjunto de su obra literaria.

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educadores en su ámbito laboral, puede condicionar la calidad de la tarea formativa, su salud y en muchos casos, el continuar en las instituciones. El acoso psicológico en el lugar de trabajo, es un fenómeno que en la mayoría de las oportunidades comienza estratégicamente sutil, indeterminado y toma desprevenido a aquellos que, por distintas razones, serán elegidos como presas para ser dominadas o exterminadas de manera sistemática. No es desgaste profesional (burnout) pero puede confundirse con él. No es sencillo advertirlo por lo indirecto de sus estrategias, pero los efectos son devastadores. Las víctimas no tienen claro qué está sucediendo, los agresores actúan silenciosamente, intentan no dejar huellas y por lo general los testigos son cómplices o silenciosos cobardes. Se puede hostigar con distintos argumentos, algunos incluso mostrando un aparente altruismo, pero son estrategias que finalmente buscan derrumbar la dignidad, llevando a que la víctima sufra en silencio, enferme o finalice su calvario al abandonar la institución. No todos logran comprender que hay acciones y palabras que esconden el ultimatum de “arrodíllate” o, “quiero que te vayas”, y más allá de que en la actualidad son muchos los docentes que han tomando conciencia de sus derechos y pueden rebelarse, aún continúan solos ante el verdugo. No hay testigos y la justicia necesita ver pruebas concretas, tangibles, mientras que estas cicatrices están en el alma. La violencia que se produce en el lugar de trabajo, es un grave problema que no perdona a ningún contexto, ni grupo de trabajadores, afectando la dignidad y la salud de millones de personas y la convivencia de todos. Pero, en las últimas décadas, las conductas violentas se han incrementado significativamente y si bien estas no hacen excepciones, son los profesionales de la educación quienes parecen sufrir un grave riesgo, no sólo por personas externas a las instituciones, sino también a través de los alumnos y los mismos colegas. El marcado deterioro de las relaciones humanas en general, que se expresa en algunas sociedades con altos índices de crispación social e intolerancia, parece extenderse rápidamente en el sector de la educación. La presión sobre los educadores para producir resultados, junto a las condiciones laborales que les exigen una elevada responsabilidad, sobrecarga de tareas y en no pocas oportunidades, realizar las actividades en un clima de inseguridad ante el entorno circundante y dentro de la misma institución, provoca un malestar que influye en la prestación de los servicios y puede erosionar aún más la ya cuestionada calidad de los procesos educativos.

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En el estudio acerca de la condición docente en cuatro países latinoamericanos, Tenti Fanfani (2005)2 destaca, que las relaciones humanas constituyen una de las tres situaciones problemáticas que los docentes asocian con su trabajo, particularmente con respecto a los alumnos y sus familias. En algunas regiones, el estrés laboral y la violenca explican el ausentismo, las dilatadas licencias y hasta el abandono de la actividad, tomando algunos como alternativa continuar con su vocación docente pero alejados de las aulas. En la actualidad, los riesgos psicosociales y sus repercusiones son una permanente amenaza para el mundo del trabajo, y si bien en este libro hablaremos del estrés y la violencia que se produce en el ámbito laboral, el centro estará puesto en el acoso laboral o mobbing en las instituciones educativas para diferenciarlo de otros ámbitos de trabajo. Pero, más allá de la denominación que se le quiera dar, quisimos referirnos de manera abreviada a la violencia insidiosa contra los docentes, no sólo hacia aquellos que pertenecen al mundo de la universidad, donde con más frecuencia se utiliza el concepto academic mobbing, sino a todos los profesionales de la educación, cualquiera fuera su nivel de enseñanza. Ahora, ¿por qué dedicamos un espacio importante al mobbing? Porque lo consideramos una de las formas más inmorales y perversas a las que se puede someter a las personas en una organización, y más aún, en las instituciones educativas, donde por sus fines y dinámicas todos esperan encontrar valores relacionados con el encuentro y la entrega personal. Los que hemos sido acosados en distintos momentos de nuestra vida académica, sabemos que el fenómeno es sumamente complejo y la naturaleza humana, que tiende a ser confiada, necesita tiempo para reconocer que junto a la gente buena que dedica su vida para que otros sean mejores, están los que odian, los vengativos, aquellos que buscan humillar y desvalorizar, los que manipulan con mentiras, los envidiosos de los logros y bienes ajenos, y aquellos, que de manera insidiosa crean conflictos y caos para posteriormente ofrecer una ayuda aparentemente desinteresada. Pero, no siempre estos depredadores son personalidades inmaduras e inseguras, también encontramos a los “desalmados”, aquellos que gozan sin culpa del dolor ajeno y crecen devorando a los demás. Sabemos lo que sucede a miles de trabajadores de la educación y la impunidad con que se desarrolla este crimen, y es por esto que ya no es posible callar. Sólo mejorando el conocimiento sobre esta violencia insidiosa, haremos cada vez más visible la trama de estos verdaderos psicovampiros.

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Análisis comparado de la Argentina, Brasil, Perú y Uruguay.

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Deseamos a través de este trabajo, contribuir a que los profesionales de la educación tomen conciencia, de que la violencia que algunos pueden ejercer en el ámbito laboral no debe ser tolerada. Debemos atrevernos a construir un lugar para trabajar donde podamos encontarnos como iguales y cercanos al mismo tiempo, y sea posible en un clima de orden y respeto, enseñar, aprender y convivir en paz. Al fin de cuentas, amar y trabajar no deberían nunca llevarse mal.

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