Educacion por el kitsch

June 13, 2017 | Autor: Talo Mas | Categoría: Artes Visuais
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Descripción

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" " "
" "UNIVERSIDAD DE CHILE "
" "FACULTAD DE ARTES "
" "MAGISTER EN TEORIA E HISTORIA DEL ARTE "














Educación Por el Kitsch:

La cultura Trompe l'oeil














Nombre: Italo García Torres
Curso: Vanguardia y Kitsch
Profesor(a): María Elena Muñoz
Primer semestre 2014
Magister en Teoría e Historia del Arte
Fecha
entrega trabajo: 21 de Agosto 2014





Educación por el Kitsch

La cultura trompe l'oeil

Trompe l'oeil o trampojo, la ilusión producida por el dominio de
técnicas, específicamente las descubiertas y aplicadas por los artistas
renacentistas para representar objetos y espacios que no existen.
Contextualmente hablando, este trampojo ofreció vías representacionales a
lo plano de la Edad Media y significó una nueva forma de representación:
imitación perfecta de la realidad objetiva.

Los maestros del renacimiento, claro está, ignoraron lo que este
concepto podía significar en el transcurso cultural del siglo XX. Dentro
del surgimiento de la industria cultural, se puede visualizar una
apropiación del concepto técnico de los italianos, y reconfiguración de una
cultura tipo trompe l'oeil: espacio perspectivo (en pintura y arquitectura)
que sobrepasa su contexto para situarse en -lo político, económico,
sociocultural, etc.- nuestra época actual, como un nuevo modelo de
simulación, que no imita ni reitera: directamente suplanta lo real por los
signos de lo real, disuasión de todo proceso real por su doble operativo,
maquina de índole reproductiva, en la cual los humanos adquieren un nuevo
código genético que conduce a la mutación de lo real en hiperreal
(simulaciones), una señal programada que está siendo cómplice con una
sociedad irradiada por la norma, volcada a la transparencia de señales de
los mecanismos de información (Baudrillard 1978).

En una sociedad cada vez mas consumida por los mass media,
donde la ilusión es mucho más agresiva que la mimesis objetiva de antaño,
es donde la industria cultural logra su cometido: la perdida de lo social y
todo lo que esto conlleva: La sociedad mediática está en movimiento pero
el cuerpo no. El arte de la conversación está muerto, y pronto lo estarán
casi todos los que saben hablar". Realidad actual preocupante. (Debord
2012).

Lo que asedia en el espectro cultural: la masa como novedad, lo
neutro, lo sin opinión y domesticado al antojo de los estados
controladores, brutalizados por la satelización. Baudrillard definió la
masa como un ser sin atributo, sin predicado, sin cualidad y sin
referencia. Entonces qué se puede esperar de este panorama "social". Un
espectro más bien desinteresado de toda conexión real con la realidad
contextual, la masa está apaciguada, contenta, dominada. En definitiva, la
masa es lo que queda cuando se ha olvidado todo lo social.

Realidad preocupante es lo que tenemos en frente, se debe re-
educar a las masas, informándolas, acercándolas al conocimiento no
espectacular. Somos responsables, y debemos encargarnos de volver a lo
social, a esta comunicación perdida y programada.

El sistema de dominio espectacular se expande tiránicamente, haciendo
cómplice al sistema pedagógico actual, educando a nuestros jóvenes en
burbujas espectaculares que menosprecian la experiencia vivida, la
actividad conversacional y la sociabilidad espontánea, es decir, desestima
la reunificación de la comunidad como movimiento inventivo, factores
importantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los jóvenes de hoy en
día. Hoy, el sistema educacional propende espacios físicos en donde se
controlan los cuerpos y conductas, donde se regulan opiniones y
perspectivas. La televisión -y ahora, la red informática- permite la
deslocalización geográfica de la información, el debilitamiento de
identidades étnicas y nacionales, y la confusión de la experiencia misma
del espacio físico. (Debord 2012). La industria cultura es maquiavélica en
su actuar, crea sistemas económicos, políticos, educacionales que se
benefician de cosechar entes-recipientes faltos de lo social que por ningún
motivo están dispuestos a aprender por sí mismos, si no que están
programados a cierto aprendizaje limitado. El avance del conocimiento en
todas sus áreas está en crisis, y el progreso cultural va de su mano.



La educación cultural ya no se encuentra en la escuela (esta es
un dispositivo más de control). Los profesores de la nueva cultura
mediática abundan en los estelares y programas de farándula, ahí están los
modelos a seguir. Solo por mencionar uno en palabras de Machuca: los
desclasados ya no molestan ni ofenden (incluso divierten, como el beato
chucheta encarnado por Kike Morandé en su programa nocturno. (Machuca
2011). Invitados que suelen ser los modelos a seguir por la masa incluso
sus –con el respeto que se merecen- fenómenos de circo. Qué modelo buscará
por lo tanto un trabajador. Unas pechugas en 3d ofrecen mejor panorama que
la lectura de un libro o el análisis de una obra de arte contemporáneo.

Geenberg en el 39´ ya auguraba este panorama, y lo definió como
Kitsch, en donde un espectador podía estar al mismo tiempo frente a un
poema de T.S . Elliot y una portada del Saturday Evening Post. Analogía que
se repite 70 años después con más potencia. Hoy un espectador puede estar
frente a una portada del popular diario La Cuarta o enfrentarse al desafío
de una obra de Matta en el metro Quinta Normal (desconocida por muchos).

Cómo sería posible una sociedad que se sintiese atraída por una
galería o museo, un paseo familiar dominical cuestionando una obra de
teatro, reflexionando frente a un cuadro de Matta, etc. En definitiva,
ampliar su espectro cultural, cultivarse intelectualmente, si la industria
cultural no da problemas. Mucha pega para ellos. ¿Qué habrá querido decir
Greemberg? predijo lo que se vendría en términos de cultura: ¿El fin de
ésta y el surgimiento de una mejor? La respuesta como la pregunta son
amplias y difíciles de responder.

Paradójicamente la industria cultural se adapta a los pedidos
de las masas, sabe que con éstos la mantiene esclavizada y éstas se someten
sin resistencia a todo lo que se les ofrece: diversión brutalizadora e
hipnotizadora

Es en este panorama que los dispositivos de control social se
hacen parte, específicamente la escuela. Aquí es en donde ésta aprovecha y
se hace parte en alguna medida de fomentar la cultura falseada o trompe
l'oeil; la meta es apaciguar y frenar el avance intelectual de nuestros
jóvenes, por lo tanto el fomento de nuevas culturas seguidoras de lo
espectacular, del estereotipo. El joven alumno no debe poner de su esfuerzo
intelectual, necesita de signos fáciles de entender: la historia, el
análisis de textos, en definitiva la reflexión crítica es considerada una
amenaza. El alumno, ahora también consumidor, no debe trabajar con su
propia cabeza: toda conexión lógica que requiera esfuerzo intelectual es
cuidadosamente evitada. Las directivas de las instituciones educacionales
son apropiadas por la industria cultural, y de éstas surgen ordenes en las
cuales el alumnado no tenga la sensación de que sea posible ofrecer
resistencia, debe contentarse con lo que se le ofrece (académicamente) y
prestar obediencia (manuales de convivencia escolar y reglamentos internos)
ya que de no cumplirlos habrá sanción (Adorno 1998).

En un panorama compartido por colegas de distintos centros
educacionales particulares subvencionados, a los alumnos se les impide
realizar toda organización social, son incitados más bien a una
organización racional estructurada. En palabras de Greenberg: tema y
contenidos se convierten en algo de lo que hay que huir como la peste.

Cuando los sistemas educativos se toman la molestia de
mencionar el arte, enseñan a respetar y reproducir a los grandes maestros
del pasado, por lo tanto la actitud y el interés de las masas hacia los
estilos artísticos, sean cuales sean, dependerá del tipo de
condicionamiento que el estado disponga a su modelo de cultura oficial,
condicionamiento basado en lo espectacular, frenando un desarrollo cultural
(Greenberg 1938). Adorno propone la industria cultural como antítesis del
arte, lo mismo que hace Greenberg con el Kitsch.



En efecto los jóvenes estudiantes, no son atraídos por la "verdadera"
cultura, esa que privilegia el conocimiento y su expansión. Frente a todo
el espectáculo que tiene en frente no se ven atraídos y menos interesados
por su desarrollo cultural, este panorama se ve potenciado por la escuela
que si bien su fin es educar y promover el desarrollo cultural, lo hace,
pero al margen de documentos programados por instituciones estatales que
suscitan subliminalmente una cultura hipnotizada por lo espectacular:
divertirse significa estar de acuerdo, la estupidización progresiva debe
marchar al mismo paso que el progreso de la inteligencia (Adorno 1988).

La escuela se enmarca en una realidad jerárquica y autoritaria;
normas y procedimientos fundados en la burocracia y la coerción;
concentración de grandes masas estudiantiles disciplinadas, uniformadas y
divididas en niveles; imposición y fragmentación del conocimiento en
parcelas disciplinarias; producción estandarizada y en serie de
resultados[1]. Todas formas posibles de identificar con una dinámica
dominio, control y poder (Foucault, 2008), concretada a partir de una
infancia cada vez más temprana mediante la escuela. No obstante, en este
mismo contexto y dada esta misma cultura, se despliegan efectivamente
discursos artísticos y se construyen significados en relación a ellos.

Creo así, que el análisis del discurso artístico, dado en
contexto cultural escolar me permitirá revelar nuevas aristas de las
dinámicas de dominio, control y de relaciones de poder presentes en
nuestras nociones y prácticas sociales/artísticas. Por su parte, y en
tensión, se revelará el carácter emancipatorio (descolonizante,
deconstructivo) del mismo discurso. El carácter de la escuela actual, en
conformidad con el capitalismo neoliberal, permite predominantemente el
despliegue de discursos artísticos oprimidos, ello en contradicción con la
dinámica de transformación social que los reconfigura como antiopresivos,
aún en condición de dominados. En tal sentido, no es sino a condición y en
contexto de transformación social que el discurso artístico escolar se
emancipa. El discurso de enseñanza artística debe plantearse dentro del
contexto y la realidad del estudiante, atendiendo a sus necesidades, ideas
y motivaciones. Dejar de ser un reproductor de los antiguos maestros y
convertirse en un inventor, un cronista de su época, solo así el
aprendizaje artístico –desde la teoría y la práctica- tendrá un carácter
significativo en el escolar.























Bibliografía

Adorno T. y Horkheimer M. (1988). La industria cultural. Iluminismo
como mistificación de las masas. Buenos Aires. Sudamericana

Baudrillard J. (1978). Cultura y Simulacro. Barcelona. Editorial
Kairós.

Debord G. (2012). La sociedad del espectáculo. Buenos Aires. La
marca editores

Foucault, M. (2008). Vigilar y castigar, México. Siglo XXI
editores.

Greenberg C. (2002). Vanguardia y Kitsch, Arte y Cultura: Ensayos
Críticos. España. Editorial Paidós

Machuca G. (2011). El traje del emperador: Arte y recepción pública
en el Chile de las cuatro últimas décadas. Santiago, Metales
Pesados.

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[1] La nueva pedagogía lleva a la confusión y la incapacidad de pensar y,
por eso, es un peligro para la cultura. Es evidente la voluntad política de
convertir a los jóvenes alumnos en una futura masa fácilmente dirigida.
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