Educación Moral en Eugenio María de Hostos

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Descripción

Luis J. Beltrán Álvarez1 Título: Educación Moral en Hostosi La Educación Moral, en Eugenio María de Hostos, se puede entender como la raíz político-social donde une toda su obra filosófica con el propósito de transformar la sociedad puertorriqueña de su tiempo y la condición humana de su época. De igual forma, este programa dirigido a moralizar por medio de la educación, tiene como propósito llevar cambios sustanciales a la sociedad latinoamericana. A medida que se daba la liberación colonial de Latinoamérica, muchos hombres educados en el exterior, se dieron a la tarea de llevar reformas en sus países, y Hostos fue uno de los que intentaron sembrar la semilla de cambio en su sociedad. Con este propósito, Hostos busca el cambio moral de la sociedad de su época, con el fin de formar nuevas sociedades y es la educación su arma predilecta. Como nos comenta Gutiérrez, sobre el proyecto de educación moral de Hostos, “Aunque en la América Latina ya se tenía una clara conciencia de la importancia de las ideas morales en el proceso de organización de las recientes emancipadas naciones, nadie elaboró un sistema tan completo como el pensador puertorriqueño. Intelectuales como Bello, Bilbao, Alberdi e inclusive Varona nunca escribieron de manera tan completa sobre moral como lo hizo Hostos (Gutiérrez 28)”. Los deseos en Hostos, para del cambio de sus sociedades. fueron adquiridos en el 1 Actualmente es estudiante doctoral en Ciencias Políticas de la Universidad de Connecticut, Estados Unidos. Su trabajo se especializa en la teoría política, la política comparada y la filosofía política y social. Sus intereses son la filosofía y teoría aplicada en los movimientos sociales, la teoría/pensamiento decolonial y la estrategia política (el uso de los discursos).





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tiempo que estudió en España. En la Universidad Central de Madrid, es donde se consigue con ideas el krausismo español y el proyecto moral, formación filosófica que en España propone ser la reformulación de una nueva sociedad. En sus estudios en España es donde recoje herramientas para su educación moral, como bien nos dice Carlos Rojas Osorio, “ Su referencia a España se ciñe a la reforma llevada a cabo a partir de 1868, inspirada por el krausismo; y que califica como “liberal, reformadora y científica” (Rojas 3). Hostos, luego de esta larga experiencia académica en España (1855-1869), regresa al continente americano con una idea dominante: luchar por la independencia de Puerto Rico y Cuba, para una vez lograda, crear su tan añorada Confederación Antillana. Junto a su proyecto educativo-moral, este va a regresas con todo un proyecto político que que busca contribuir al progreso social de estas tierras (Gutiérrez 28). Pero pero estas esperanzas se nublan, pues la isla, luego del tratado autonómico dado España a Puerto Rico, va recibir una nueva invasión y esta vez es la estadounidense del 1898 bajo la Guerra Hispano-Americana. Las condiciones políticas de la isla de Puerto Rico le lleva irse al exilio, donde se dedica a cumplir con su programa de generar un cambio políticosocial. Fue en Santo Domingo donde implementó con más vehemencia este programa por medio de la educación. En este periodo, Hostos no sólo se dedica a crear un modelo educativo sobre la moral, sino que se convirtió en un estandarte de la filosofía de la educación. Eugenio María de Hostos (1839-1903) no sólo practicó durante muchos años la noble labor de la enseñanza, sino que también dedicó mucha reflexión a la teoría pedagógica. Nos menciona Rojas sobre su proyecto pedagógico que este “enfocó la educación con un alto

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sentido ético y dentro de una profunda perspectiva humanista” (Rojas 1c). Por medio de su entendimiento filosófico traído por su labor e influencia académica, es en la moral como virtud humana, donde trae la elaboración de toda su programa de educación moral. En los Ensayos Hostosianos, Vicente Geigel Polanco nos describe el proyecto pedagógico de Hostos y la elaboración del pensar filosófico-pedagógico de la siguiente forma: “... emplaza su docencia en esa alta religión del deber, que trasciende doctrinas, banderías, dogmas, ritos, liturgias, valores externos, conceptos temporales, creaciones perecederas, para ir a la entraña misma de la conducta por la vía de la conciencia. Opta, pues, por descargar su responsabilidad en el campo magisterial de la acción social y la gestión política, que armoniza mejor con su formación ideológica de criatura de razón, más que alma ardida en fe transcendente. Deriva así en maestro, pedagogo, orientador de hombres y pueblos, forjador de conciencias. La cátedra, la tribuna, el libro, el periódico, son sus naturales medios de expresión” (Geigel 67-68). Este desarrollo del pensamiento filosófico-pedagógico de Hostos va desde de las corrientes filosóficas desde la antigüedad (Platón) , hasta la modernidad (Rousseau). Sobre estos aspectos nos señala Rojas, que “se puede ver en su obra como el iluminismo socrático, kantiano y el comunitarismo aristotélico se hacen presentes en las reflexiones de Eugenio María de Hostos sobre la educación moral” (Rojas 5). Hostos con esta influencia, y toda la vertiente de conocimiento krauso-positivista adquirida en España, elaboraría sus reformas educativas y la filosofía del derecho. Esta influencia se ve claro



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en sus proyectos de Ecuelas Normales y Facultades de Derecho que van elaborándose en países como Chile, Argentina y Santo Domingo. La formación de los maestros y abogados de estos países van enmarcados en esta filosofía-pedagogía. Esto hace de Hostos uno de los pensadores más importantes de su época, aunque este quedó silenciado en su patria, sería reconocido por todo el continente Americano y en Europa. De esta manera, Eugenio María de Hostos ocupará un destacado lugar entre el grupo de pensadores latinoamericanos, que después del logro de la independencia política (17901824) y la descolonización (1824- 1853), luchan por la emancipación mental (Gutiérrez 30). Una de obras más destacadas que expone su proyecto de educación moral, donde se elabora su proyecto filosófico-pegagógico, es el Tratado de la Moral2, donde se elabora todo el vasto proyecto de la Moral Social (1888). El proyecto de la moral social, porpone como base abarcadora de las otras vertientes de la moral: individual y natural, es decir, como sistema va a acaparar todo el eje filosófico, y desde aquí se desarrolla la pedagogía y su proyecto sociológico. Rojas señala este alcance, lo abarcador de su proyecto, diciendo que “los principios de la moral social, según el esquema que Hostos emplea para analizarlos, sirven de fundamento a su proyecto educativo hasta el punto de que la institución encargada de desarrollarlos, o sea, la escuela, se erige en el instrumento social de mayor alcance porque facilita el tránsito de la moral individual a la moral social que, en última instancia, conduce a la moral de la humanidad entera”(Rojas 6c).

2 Tratado de Moral, estudio introductorio Carlos Rojas Osorio, San Juan P. R., Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2000.



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La educación moral, como la propone Hostos desde los fundamentos de la moral social, se basa como derecho y está influenciada bajo el pensamiento deontológico de Kant, donde la educación se debe forjar como derecho natural al ser humano. Estos deberes fundamentales son expuestos en la Moral Social, donde expone al derecho en relación a la educación. Nos menciona Gutiérrez, sobre el enlace entre el derecho y la educación que “... el derecho de educación lleva al deber de instrucción fundamental y al deber de educación profesional” (38). El derecho en Hostos tiene un fin ulterior, y es el hecho de ser tomado dentro de una relación importante con la educación, pues es desde aquí que se elabora una cadena causal que lleva al progreso de la sociedad. Además, Hostos sostiene, que el derecho contribuye a la noción y la práctica del bien, que debe contribuir, a su vez, al progreso del bien social e individual. Nos menciona Gutiérrez, que en Hostos “... el derecho es no sólo una forma de organización social y política, sino al propio tiempo, un imperativo moral que rebasa los límites del derecho positivo y nos remite a los derechos que son inherentes a la condición humana misma” (41). Hostos ve que en la educación se fundamentada, bajo lo que denomina Carlos Rojas, “los ejes de su filosofía educativa”, los cuales pueden resumirse en cuatro: “racionalidad, empiricidad, naturalidad y humanismo o personalidad” (Rojas 87b). Esto ejes filosóficos so la base y fundamento de la educación moral, donde Hostos situa su circuito filosófico. La educación, nos dice Hostos, comenta Rojas, “es una guía que permite y facilita el desarrollo del ser humano de modo que él llegue a ser una persona libre e independiente. La educación consiste, pues, en guiar al educando a su mejor desarrollo; pero la meta de ese desarrollo es la libertad, la independencia” (1c). Este entrelazamiento filosófico-pedagógico nos ayuda a entender su obra desde

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una forma de la dualidad político-social. El filósofo Carlos Rojas elabora un esquema donde podemos ver cómo la educación moral de Hostos se puede ver a estos fines: “ Hostos afirma: 1. Que la educación tiene como finalidad el desarrollo hacia la libertad; 2. que la educación tiene como fin educar la razón según las leyes de la razón; y 3. que la más alta finalidad de la educación es favorecer el desarrollo de la naturaleza humana, “la excelsa plenitud de la naturaleza humana” según sus propias palabras” (1c). La educación moral es un proyecto de aplicación como ciencia, en vistas que la pedagogía es de las ciencias superiores para Hostos. Por medio de la filosofía educativa se propone como método el entrelazamiento del conocimiento moral del hombre y el conocimiento científico. En la empiricidad, como característica de la filosofía educativa, más los recursos de los sentidos y la intuición, es la base donde se formula la pedagogía científica en su contenido y su método, donde la primacía la tiene el método inductivo. No debe olvidarse, nos menciona Rojas, “que esta tendencia empírica de la filosofía hostosiana de la Educación está en completo acuerdo con su positivismo o circunscripción del conocimiento humano del conocimiento científico” (90b). La influencia filosóficas previa, y en lo elaborado en sus estudios académicos, no hay un mejor modelo de hombre virtuoso como el de Hostos, pues este vivía entre lo que predicaba como ciudadano social y su gesta como pensador de las Américas. Vicente Geigel Polanco describe su filosofía de vida como el mayor legado para nosotros: “El



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mayor legado que hace a la posteridad es, indiscutiblemente, el de su propia vida: vida armoniosa, de virtudes eximias, en la que las pasiones se subordinan al sentimiento, el sentimiento a la razón, y la razón al dictado de la conciencia: vida ávida de crecimiento, de intensificación, de desarrollo interior, para poder proyectarse hacia los demás con más ancha capacidad de servicio; vida consagrada a las causas más nobles: el progreso, la cultura, la libertad. No obstante haber sido maestro de profundo saber, de palabra persuasiva, de amplios recursos pedagógicos y de fructuosa docencia, siempre quedará como su mejor lección la de su propia conducta ante la vida, ante los hombres, ante la consciencia” (Geigel 23). Como Hostos ha de vivido su vida, este se dedica a llevar su filosofía de conocimiento a la elaboración de un nuevo ser humano basado en la moral. Éste entendía que el conocimiento de su formación debía estar en toda composición humana en cuerpo, y la relacionado con la mente. Entendía el hombre como, cuerpo, sensibilidad, razón y conciencia (Rojas 2) y a esto es que toda la filosofía de la educación hostosiana debería dirigir su desarrollo. Su filosofía de ser humano se basa en la fundación del ser humano real, que por medio del conocimiento, dado por la naturaleza, añora la elaboración de la sociedad idónea. Como buen sociólogo, Hostos había elaborado una buena noción del ser humano a la cual quería alcanzar y elaborar con su educación moral. Con este conocimiento del ser humano, éste basa su confianza al modelo, y la base fundacional de la filosofía de educación, que traía a los pueblos que le acogieran su proyecto. Carlos Rojas nos comenta que “ese humanismo de la persona es lo que le permite a Hostos partir de esa confianza en la potencialidad de cada ser humano”(2). En su primer discurso, graduando a los primeros normalistas en Santo Domingo,

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es donde plantea la posibilidad de la elaboración de su pedagogía por medio de estos fines dados por naturaleza a los hombres. Este se pregunta cómo llevar a cabo esa alta finalidad educativa, y responde: “Sólo de un modo; el único, el que ha querido la naturaleza que sea el medio universal de formación moral del ser humano: desarrollando la razón; diré mucho mejor, diciendo la racionalidad; es decir, capacidad de razonar y de relacionar, de idear y de pensar, de juzgar y conocer que sólo el hombre, entre todos los seres que pueblan el planeta, ha recibido como carácter distintivo, eminente, excepcional y trascendente” (Rojas 7). En su discurso vemos que Hostos menciona como eje fundamental de cambio social la educación, pues es lo más que se propicia al desarrollo natural de hombre y lo que le distingue de todo ser en la tierra. Hostos, con este proyecto de filosofía de educación, veía el surgir de esta nueva sociedad añorada para todos los pueblos descolonizados de América Latina. En la educación es donde se guiaría ese fin, preparando hombres que amen la verdad como se ama un bien necesario y conocido (Gutiérrez 42-43). El valor de la pedagogía está en su elaboración dentro de la escuela. Esta, nos menciona Gutiérrez, “se ha de edificar en el espíritu del escolar, sobre cimientos de verdad y sobre bases de bien, la columna de toda sociedad, el individuo”(42-43). Hostos, como expone Rojas Osorio, piensa que la educación debe ser dirigida basada en la naturalidad en que se adquiere el conocimiento: “El desarrollo natural es gradual, poco a poco. En consecuencia la educación debe ser progresiva. La naturaleza se desarrolla mediante el ejercicio. El educador, por ende, debe buscar los ejercicios convenientes al desarrollo natural de las facultad. La razón es estimulada por la naturaleza, por los

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objetos exteriores” (91b). El modelo del educador en la escuela va de mano a lo que éste entendía como la gran profesión. Como a su filosofía, el maestro que ejecutaría su proyecto pedagógico, se le exigía un alto grado de moral para poder ejercer esta gran labor social. Así mismo lo ve Gutiérrez, sobre este personaje importante dentro de la filosofía educativa de Hostos nos menciona: La escuela y el maestro no podían pasar inadvertidos por Hostos en sus consideraciones morales siendo como fue él mismo un gran maestro, y fundador de instituciones educativas y métodos pedagógicos (42). El maestro es a quién más le exige en la elaboración de la educación moral, como a Platón le encomienda al político el poder de la ciudad por tener que ser el intermediario de su proyecto civilizatorio. Esto es así para Hostos debido a que “la escuela es un fundamento moral”(42). De esta forma describe Hostos al maestro: “Antes que nada el maestro debe ser educador de la conciencia infantil y juvenil; más que nada, la escuela es un fundamento de moral. Si educa la razón, ha de ser para que se desarrolle con arreglo a la ley de su naturaleza y para que realice el objeto de su ser, que es exclusivamente la investigación y el amor de la verdad; si educa los sentimientos, es porque son el instrumento más universal de bien, en cuanto son instrumento de la atracción universal entre los hombres; si educa la voluntad, ha de ser para enseñarla a conocer el bien como el único modo en esencia y el mejor en la práctica, de ejercitar la actividad; en suma, si educa lo que debe y como debe, ha de ser con el supremo objeto de educar la conciencia, de formar conciencias, de dar a cada patria los patriotas de conciencia, y a toda



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la humanidad los hombres de conciencia que hacen falta” (En El Tratado de moral, 338). El maestro para Hostos tiene que tener un alto grado de la moralidad, esto es exigído debido a que tendría que formar desde los cimientos a los niños con los valores de la filosofía que quería implementar. Como entendía Hostos, según Carlos Rojas: “El centro de toda la virtud es la razón. Desarrollar en los niños la razón, nutriéndola de la realidad y la verdad, es devolver en ellos el principio mismo de la moral y la virtud” (Rojas 6). Por esto es que la escuela será el mecanismo, junto a el maestro, para ejercitar esta razón a la cual se tiene que descubrir en ese niño y fortalecerla como buen jardinero que trata de germinar esas semillas del conocimiento. Hostos ve el desarrollo de este ser moral paulatinamente, pues entiende que el ser humano no tiene la razón adulta desde que nace y es en el proceso del desarrollo de este ser humano cuando se elaboran los conocimientos necesarios para la vida moral. Por esta razón, como previamente anticipaba, es que Hostos ve al educador como el sembrador y los niños como semillas por germinar. Como Hostos nos comenta en la Pedagogía “Educar es como cultivar, y , empleando una comparación, educar la razón es hacer lo que el buen cultivador hace con las plantas que cultiva: penetrar en el fondo o medio en que la planta arraiga; proporcionarle un terreno que tenga las condiciones que han de favorecerla facilitándole luz, calor, aire, y agua, tratar de que el tallo crezca, evitarle cambio violentos de temperatura, y cuando ya esté formada abandonarla a su libre desarrollo”(88b). La escuela para Hostos es un proceso natural, por esto es de gran importancia



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tener una guia con una base moral fuerte, y es el maestro quien dirige y elabora esa guía que desarrollará a estos niños. El ser humano en sí mismo está ya sometido a la necesidad de otro para poder desarrollarse y es necesario darle las herramientas para poder ser un hombre o mujer en la sociedad de bien. Esta es la condición en que se suplanta toda la pedagogía, el formar este ser de bien, que se elaboraría desde varias etapas de la vida. Es por esto que Hostos lo divide en su Pedagogía en cuatro etapas: “ niñez, adolescencia, juventud y madurez” (88b). La división está elaborada de esta manera: el niño prepondera la intuición, el adolescente la inducción, el joven la deducción, y la razón a la madura edad. El desarrollo y elaboración de esta manera se da para formar tanto la parte espíritu y sociedad a base de la interpretación del desarrollo humano en naturaleza. La filosofía del ser humano en Hostos la define como un desarrollo, que va dirigido no sólo al varón sino a la mujer por igual. Este se ve también, como uno de los principales de elaboradores de la libertad, que la mujer pueda educarse en la sociedad. Nos cita Rojas a Lucía Guerra, y escribe: “En su pensamiento, el acceso a la educación científica no significaba una concesión que los hombres harán a la mujer sino el acto de reinstaurar aquellos derechos que le han sido injustamente negados. Por esta razón, afirma que la educación científica está destinada a devolverle la integridad de su ser” (Rojas 2-3c). La sociedad en Hostos se unifica bajo la elaboración de su pedagogía y por esto la escuela tiene por objeto moral la preparación de conciencias. Así, por su objeto, como por el niño que a va ser hombre, “la escuela ha de edificar en el espíritu del escolar, sobre cimientos de verdad y sobre bases de bien, la columna de toda sociedad, el individuo” (Rojas 6). El proyecto pedagógico de Hostos no lo podemos desvincular de un fin social.

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Todo el propósito de ejecutar este proyecto de filosofía de educación se impone a manera de transformar la sociedad de su tiempo, y con esta incursión, la constitución de la escuela, para así conseguir una forma no violenta que desarrolle su proyecto emancipador. Hostos nos expone el propósito de la pedagogía, mencionado en el Tratado de Moral, lo siguiente: “Si educa razón, ha de ser para que se desarrolle con arreglo a la ley de su naturaleza y para que realice el objeto de su ser, que es exclusivamente la investigación y el amor de la verdad; si educa los sentimientos, es porque son el instrumento más universal de bien, en cuanto son instrumento de la atracción universal entre los hombres; si educa la voluntad, ha de ser para enseñarla a conocer el bien como el único modo en esencia y el mejor en práctica, de ejercitar la actividad; en suma, si educa lo que debe y como debe, ha de ser con el supremo objeto de educar la conciencia, de formar conciencias, de dar a cada patria los patriotas de conciencia, y a toda la humanidad los hombres de conciencia que les hacen falta. A ese fin, la escuela tiene que satisfacer tres condiciones: ha de ser fundamental, ha de ser no sectaria, ha de ser edificante” (338). Gutiérrez veía a Hostos con este mismo fin social, “el prócer puertorriqueño entendía que la verdadera emancipación de la conciencia política y social solamente sería posible en un ‘nuevo mundo moral e intelectual’. El método para lograrlo no podría ser otro que la educación del pueblo, cuyo objetivo primordial sería realizar una reacción universal contra los vicios formidables de su educación anterior” (Gutiérrez 30). Añade Rojas, citando el comentario de Leonides Santos y Vargas: “Este empeño social cumple



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una finalidad civilizadora en los pueblos latinoamericanos. Se trata de superar el legado colonial y de enderezar nuestra sociedad por vía moderna del progreso” (Rojas 3c). La escuela tiene un fin importante dentro de la filosofía de Hostos, y este nos vislumbra sus intereses políticos y sociales que quiere para su tierra, pero también elabora una filosofía que queda demarcada en toda la humanidad. Sus intereses a fines los desarrolla de tal manera que se convierte universal, es esto lo que hace grande la filosofía de Hostos, pues dentro de un proyecto moral se fundamenta toda una elaboración única de la creación de un ser para una nueva sociedad. La importancia que Hostos le concede a la dimensión social de la educación tiene su fuente última en el pensamiento educativo del krausismo español. En efecto, nos menciona Rojas, “el krausismo defendió la idea según la cual la educación es un poderoso factor de cambio social” (Rojas 3c). Pero estas influencias, además de las antiguas y modernas antes mencionadas, este las aplicaría a su momento preciso y a su época. Hostos vio la educación como el proyecto más importante para la emancipación del pueblo puertorriqueño dentro del coloniaje estadounidense. Nos dice Rojas que “Hostos percibió en la educación un medio especialmente propicio para impulsar la liberación del colonialismo tanto en la República Dominicana como en Puerto Rico” (Rojas 4c). Nos sigue mencionado Rojas, esta vez citando a Carlos Gil, “La filosofía educativa de Hostos supone la autonomía de la educación, en cuanto a su ejercicio, de la esfera política” (Rojas 4). La educación moral en Hostos, será y tiene el propósito, de ser todo un programa para crear un ciudadano libre, emancipado y descolonizado dentro de una nueva sociedad.



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En todo este proyecto de emancipación política, también se dirige que la emancipación de la educación de los dogmas establecidos por religión o política en su sociedad. Hostos tiene otro proyecto político, y el principal es el de liberalizar la educación de las cadenas dogmáticas. Rojas nos menciona que en Hostos hay un interés principal y es “establecer una diferencia clara entre educación y adoctrinamiento” (4c). La educación establecida por Hostos es una de pensamiento liberal de época, esto se elabora de en el Tratado de Moral, nos menciona de esta lo siguiente: “No sectaria, la escuela deberá defender con vigor su independencia de todo dogma religioso, de todo dogma político, de todo dogma económico, de todo dogma científico, de todo dogma literario; en una palabra, de todo dogma” (338). Hostos en un pensador de su época, que se sabe acoplar a la misma, pues así elabora su filosofía; con un gran ingenio para así no pasar por desapercibido por los demás teóricos de su época. Desde su perspectiva liberal, Hostos rechaza el sectarismo inherente a toda posición dogmática, juzgándolo como factor adverso al desarrollo moral de la sociedades por las limitaciones que impone a la razón humana. A pesar de todo este proyecto tan elaborado, y altamente acogido por teóricos, su filosofía educativa a sido desplazada por la historia como una muy filosófica y poco práctica para ser considerada a lo que hoy se conoce como la pedagogía elaborada bajo la ciencia y la psicología. Los posibles cuestionamientos de índole dogmática, y de la labor del educador todavía se dan en nuestra sociedad, aunque no desde la óptica hostosiana. La elaboración de sus ideas morales en el Tratado de la Moral son descriptivas del individuo social de su tiempo, como el nuestro: “... se prueba que las sociedades más sanas son las compuestas de individuos menos corrompidos; y si la corrupción del

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individuo empieza por la ignorancia de la realidad, sigue por el fanatismo de cualquier orden de creencias y acaba por el olvido sistemático de la propia conciencia y del deber que la mejora, es lógico inducir que allí donde empieza el individuo social, que es en la escuela, empieza la tarea de moralizarlo socialmente, como empieza en el hogar, su primer centro, la tarea de moralizarlo individualmente” (339). Pero además de estos problemas expuestos por Hostos, nuestra sociedad a creado una nueva serie de agentes tranformadores sociales que no se concebían en su tiempo. Entre estos agentes está la globalización con su internet, los medios masivos de comunicación y el alto consumismo en que se forman nuestras sociedades. Como Carlos Rojas nos problematiza: “es el difícil problema del impacto de los medios masivos de comunicación en la educación de la niñez y la adolescencia. [...] La mente del educando recibe así una información contradictoria; la que le enseñan sus padres y la que sutilmente promueven los modelos de la televisión. [...] ...los modelos masmediáticos son los compedidores y contradictores del los padres y los maestros, y el niño y el adolescente se forma una mente con modelos encontrados, y quién sabe si la telemática tiene más éxito que nosotros los educadores (10c). Además de estos hechos sociales que son de carácter global, también la problemática de lo social en la Isla (Puerto Rico) permanece y hasta con ciertas miras a la anexión al colonizador. También, mucho de nuestro sistema político sigue siendo dirigido por influencias políticas y la dejadez institucionalizada. Sobre estos aspectos, nos dice Vicente Geigel Polanco sobre las desaventuras Borincanas que “para librarnos del caos a que nos ha conducido esta política de engaño y entreguismo, ni siquiera la escuela pública ha asumido en Puerto Rico la responsabilidad indeclinable que le corresponde de

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difundir entre las nuevas generaciones, como fundamento de historia, de cultura y de acción colectiva, la vida ejemplar, las ideas emancipadoras, de Eugenio María de Hostos. Se advierte el avieso objetivo de que los estudiantes puertorriqueños se formen de espaldas a las doctrinas hostosianas. Saben las autoridades que ellas constituyen una escuela de la libertad, y ello, naturalmente, está en conflicto con el currículo de tipo colonial del sistema vigente” (Geigel 85). Aunque Geigel, nos comenta las negativas del pensamiento de Hostos en su tierra natal, este nos hace pensar que hay mucho por realizar a pesar de lo no realizado. Debemos entender que las condiciones coloniales en Puerto Rico nos ha inhibido el tomar por nuestra voluntad el poder el dirigir nuestra educación al igual que muchas otras funciones políticas y sociales. Conociendo el proyecto, y siguiéndo estudiando su filosofía, Hostos deja para nuestra isla y el mundo un proyecto de gran valor para condicionar nuestros futuros y elegir la formación de otras sociedades/mundos posibles. A este hecho me remito a las palabras de Geigel en sus Ensayos Hostosianos, escritos del centenario de Hostos: “Yo no concibo a Hostos como cosa del pasado, sino como fuerza propulsora del presente y fecunda realidad el porvenir. Afirmo categóricamente que en la perspectiva histórica de nuestro pueblo, más que el Hostos realizado, importa el Hostos por realizar” (34). En Hostos está la chisma emancipatoria que aún en este siglo queda por forjar, propulsar y activar en cada rincon de nuestra América y le Caribe. Está en nosotros impulsar el proyecto hostosiano y darle pertinencia en nuestra coyuntura histórica, y más en estos momentos de desasociego colectivo, desigualdad acrecentada y de neocolonizaciones. Quedamos convocados todxs a que tomemos el rumbo de la peregrinación emancipatoria, de reformular las posibilidades de otros mundos donde la



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meta sea la vida digna de los pueblos.

Bibliografía Geigel Polanco, Vicente. Ensayos Hostosianos. Barcelona, España: Artes Gráficas Medinaceli, S. A. 1976, Print. Gutiérrez Laboy, Ernesto. Hostos y su Filosofía Mora: Acercamiento a Moral Social. Lajas, PR :Sociedad Histórica de Lajas, In, 1992. Print. Maldonado Denis, Manuel. Visiones Sobre Hostos. Caracas, Venezuela: Biblioteca Ayacucho, 1988. Print. María de Hostos, Eugenio. Tratado de Moral. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Universidad de Puerto Rico, 2000ed. Print. Rojas Osorio, Carlos. Hostos Apreciación Filosófica. Humacao, Puerto Rico: Talleres de Artes Gráficas del Departamento de Comunicación del Colegio Universitario de Humacao, 1988b. Print. Rojas Osorio, Carlos. Educación Moral. Inter-Ética. Web. Noviembre 29. 2012. http://ponce.inter.edu/nhp/contents/Inter_Ethica/pdf/educacion_moral.pdf. Rojas Osorio, Carlos. Hostos, Educación ética y Humanismo. Documento enviado por el



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autor. Noviembre 23. 2012cii. Correo electrónico. i Este ensayo fue parte de la examinación final del curso Filosofía de la Educación de Eugenio ii

Este documento no tiene una fecha exacta o lugar de publicación, así mismo me lo dejo saber el

Dr.Carlos Rojas Osorio. Cualquier petición del mismo para su uso académico debe ser notificado. Si se necesita una copia del trabajo me lo puede notificar a [email protected] (o [email protected]) ,yo me encagaré de hacer el contacto.





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