Educación Inclusiva, tendencias y debates

July 22, 2017 | Autor: Rafael Pabón | Categoría: Educacion inclusiva
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Descripción

Educación Inclusiva: tendencias y debates Rafael Pabón García1 La irrupción de la educación inclusiva La educación inclusiva ha irrumpido como un tema y un campo determinante en la política educativa y en las determinación de las prácticas pedagógicas.. Ha sido tan contundente esta irrupción que la inclusión es hoy aspecto fundamental en la educación, a un punto tal que parece ser inconcebible garantizar el derecho a la educación, sin concebir la superación de la exclusión y de la segregación como objetivo prioritario. Lo que hasta hace poco era un campo marginal y localizado con precisión en la discusión pedagógica y en la literatura educativa se muestra como determinante, como elemento central y transversal en la conformación de sistemas educativos democráticos y con un carácter público. Parece que en nuestros tiempos no es posible contemplar a la educación como un derecho fundamental, desencadenante de otros derechos y garante de la plena dignidad humana, sin tener en cuenta la necesidad de superar el carácter excluyente y discriminador de la educación. De una manera abrupta y veloz pasamos de comprender a la educación inclusiva como sólo una opción metodológica para generar opciones educativas a determinadas poblaciones vulnerables, que encuentran barreras y limitaciones para su aprendizaje y para su participación en igualdad de la vida escolar, a asumirla como una condición necesaria para la misma educación y como un campo de la pedagogía transformador de las formas de hacer escuela, de ser maestro o de constituir comunidades educativas. ¿Es la educación inclusiva una moda más en el discurso educativo y en las elaboraciones pedagógicas, tan proclives a creer en novedosas corrientes y a aparentar la modernidad teórica y conceptual, mientras que al mismo tiempo son tan conservadores sus acciones y en prácticas y tan repetitivo en sus problemas y retos? ¿O más bien se trata de una respuesta a genuinos retos y problemáticas que no se pueden soslayar? Lo cierto es que en los últimos tiempos se viene dando una prolífica producción sobre Educación Inclusiva. Se redactan una gran multiplicidad y una gran variedad de documentos, libros, informes de investigación propuestas y distintas elaboraciones sobre el derecho a la educación para todos, También son muchos los eventos académicos que se realizan, en los que se presentan experiencias y se da cuenta de construcciones conceptuales y de propuestas metodológicas que buscan reducir los niveles de exclusión y de discriminación en la educación. Se dedican cada vez más recursos y esfuerzos a la promoción de la inclusión en educación, y se suscriben leyes que determinan criterios y procedimientos para asegurar su desarrollo en el sistema educativo. Así mismo se suscriben convenios e instrumentos internacionales con el ánimo de formular políticas educativas que reconozcan y valoren la diversidad en la escuela, y para que la diferencia no se asuma como un obstáculo para el aprendizaje y la participación de todos. No deja de sorprender a quienes han venido trabajando en el tema esta centralidad de la Educación Inclusiva. ¿A qué se debe la importancia que adquiere en el debate educativo contemporáneo? Son muchas las hipótesis que se pueden aventurar para explicar esta relevancia de la inclusión. Po el momento, quisiera destacar dos. En primer lugar, muchos comentaristas destacan la importancia de la inclusión para asegurar la eficiencia y la efectividad en la

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Investigador, Fundación CINEP / Programa por la Paz 1

obtención de los logros educativos. Si bien casi todos los sistemas educativos del mundo, incluyendo los de los países menos desarrollados han logrado coberturas prácticamente universales, aún son muy altas los índices de deserción, repitencia y abandono escolar. En muchos casos estos altos índices se explican por la incapacidad de las prácticas y de los contenidos de la enseñanza para adaptarse a las necesidades de los estudiantes, a un punto en que los mismos sistemas educativos terminan siendo causantes de exclusión. Otra forma de explicar esta irrupción de la educación inclusiva en la política educativa tiene que ver con la conciencia que se viene alcanzando sobre la diversidad, como expresión humana. De esta manera la Educación Inclusiva adquiere importancia por las transformaciones en las formas de comprender y de prestar atención educativa a niños pertenecientes a determinadas minorías, con capacidades diversas, o con necesidades educativas especiales, como se los denomina en los cuerpos normativos a .los estudiantes considerados o catalogados igualmente como especiales. La Educación Inclusiva como respuesta a la fragmentación social Sin embargo, más allá de estas consideraciones debemos aceptar que la educación inclusiva es una respuesta a la creciente exclusión educativa y social crecientes en nuestros países. Una de los fenómenos sociales primordiales de finales del siglo XX y de comienzos del siglo XXI es la creciente desigualdad y la segregación a todos los niveles2. La exclusión social va más allá de la pobreza ya que tiene que ver con la ausencia de participación en la sociedad y con la falta de acceso a bienes básicos y redes de bienestar social, lo cual conduce a un número cada vez mayor de personas a “quedar fuera de la sociedad” y a vivir por debajo de los niveles de dignidad e igualdad a los que todos tenemos derecho. Esta fragmentación social, esta incapacidad de reconocimiento del otro y esta creciente desigualdad se expresan en distintos fenómenos; las grandes desigualdades entre clases sociales, la victimización de grandes capas de la población en conflictos sociales, el desarraigo producido por las migraciones o el éxodo rural, la dispersión de las familias, la urbanización desordenada, o simplemente la incapacidad de asumir diferencias de género o de carácter social y cultural. la ruptura de las solidaridades tradicionales que aíslan a muchos individuos y grupos3. La inclusión social pasa necesariamente por una mayor inclusión en la educación, es decir por el desarrollo de escuelas o contextos educativos que acojan a todas las personas de la comunidad, independientemente de su procedencia social, cultural o características individuales, y den respuesta a la diversidad de necesidades de aprendizaje. Una escuela inclusiva es aquella que no tiene mecanismos de selección ni discriminación de ningún tipo, y que transforma su funcionamiento y propuesta pedagógica para integrar la diversidad del alumnado favoreciendo así la cohesión social que es una de las finalidades de la educación. Sin embargo cabe preguntarse si la educación está contribuyendo al desarrollo de sociedades más inclusivas, o, por el contrario, está reproduciendo la exclusión social y generando diferentes formas de discriminación al interior de los sistemas educativos. Pese a los esfuerzos que vienen realizando, la educación tiende a reproducir, si no a incrementar, la segmentación social y cultural, ofreciendo a los sectores de menores ingresos

                                                                                                                2 J.C. Tedesco, “Igualdad de oportunidades y política educativa”, en Políticas Educativas y Equidad. Reflexiones del Seminario Internacional, p. 59-68. Fundación Ford, Universidad Padre Hurtado, UNICEF y UNESCO. Santiago de Chile, octubre de 2004. 3 UNESCO, La Educación Encierra un Tesoro. Informe de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors, París, UNESCO, 1996.

 

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una educación de peor calidad que la ofrecida a los estratos medios y altos. La tradicional función de la educación como motor de cohesión y de movilidad social se encuentra debilitada en los actuales escenarios económicos y sociales Existe una relación dialéctica entre educación inclusiva y social, porque si bien la educación puede contribuir a la igualdad de oportunidades para insertarse en la sociedad, también es necesaria una mínima equidad social para lograr la democratización en el acceso al conocimiento de forma que todas las personas desarrollen las competencias necesarias para participar en las diferentes áreas de la vida social. La mayoría de los países adoptan en sus políticas y leyes los principios de la Declaración de Educación para Todos (EPT), pero en la práctica es posible constatar que la educación es para “casi todos” o “para la mayoría” y que los excluidos son precisamente quienes más necesitan de ella para compensar su situación de desventaja educativa y social. Según el Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo de 2008, todavía existen 72 millones de niños que no tienen acceso a la educación primaria y 774 millones de jóvenes y adultos son analfabetos, de los cuales el 64% son mujeres. El acceso a la educación y cuidado de la primaria infancia, esencial para la igualdad de oportunidades, es muy bajo en los tres primeros años, y los niños y niñas de contextos socioeconómicos más desfavorecidos y de zona rurales son quienes menos se benefician de estos servicios. El acceso a la educación secundaria se ha incrementado en un 5%, desde el año 2000 al 2005, pasando a un 66%, sin embargo es preciso realizar mayores esfuerzos porque la educación primaria es insuficiente hoy en día para insertarse en la sociedad del conocimiento y salir de la pobreza. La calidad y equidad de la educación son asignaturas pendientes incluso en países con altas tasas de escolarización. Existen importantes disparidades entre y al interior de los países en el acceso a los diferentes niveles educativos y en la distribución del conocimiento. De los países con información disponible, tan sólo un 63% ha alcanzado la paridad de género en la educación primaria, descendiendo a un 37% en la secundaria. Las personas que provienen de los sectores de menores recursos, zona rural o culturas no dominantes son quienes, por situación estructural, presentan mayores índices de repetición y deserción y tienen inferiores resultados de aprendizaje. También persisten escuelas o programas segregados para personas con necesidades educativas especiales, de diferentes etnias o de familias migrantes, y muchos estudiantes no reciben un trato acorde a la dignidad humana porque se violenta su cultura o son víctimas de la violencia física o psicológica. La exclusión en educación es por tanto un fenómeno de gran magnitud que no se limita a quienes están fuera de la escuela, porque nunca han accedido a ella o la abandonan debido a la repetición, la falta de pertinencia de la educación, los obstáculos económicos o las circunstancias de vida de los estudiantes. La exclusión también afecta a quiénes estando escolarizados son segregados o discriminados por su etnia, género, su procedencia social, sus capacidades o características personales y a quienes no logran aprender porque reciben una educación de baja calidad4. Los propósitos de la Educación Inclusiva La Educación Inclusiva en el marco anteriormente descrito tiene dos propósitos fundamentales: de una parte su intención de y su propósito de asegurar la educación como derecho de todos sin consideración alguna a las situaciones, condiciones que se puedan vivir

                                                                                                                4 Rosa Blanco, “Construyendo las bases de la inclusión y la calidad de la educación en la primera infancia”, en Revista de Educación (Universidad Complutense de Madrid), Monográfico no 347 sobre ‘Atención socioeducativa a la primera infancia’, coordinado por la Ma Paz Lebrero Baena (en prensa).

 

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por parte de los niños. Sin embargo, no se agota garantizar una ofertas educativa universal, sino que se fundamenta también en el propósito de asegurar una educación juntos, en la las niñas, los niños y los jóvenes con sus diferencias y características individuales puedan convivir al menos en la escuela como espacio formativo. Es el carácter democrático que la educación inclusiva tiene, pero también es su carácter ético al proponer el reconocimiento de los otros, y la vivencia con el otro como un profundo acto educativo i formativo. Por supuesto es también un principio que tiene hace de la educación inclusiva un discurso y una práctica que pone en dudas las homogeneización y la estandarización de la educación, y reivindica la pedagogía y la enseñanza como actos creativos. Es por lo anterior que la educación inclusiva es un pretensión revolucionaria que implica la transformación de la concepciones y principios de la pedagogía, así como la generación de formas de hacer escuela u de ser maestro completa innovadoras u diferentes a las que hasta del momento hemos construido .La educación inclusiva no es un modelo pedagógico, no construye una metodologías particular, ni es un posición política definida. Existen diferentes miradas, concepciones, propuestas y modelos que e se asumen como incluyente. La educación inclusiva no es sólo promotora de la diversidad, ella misma es diversa. Se trata de un discursos que se mueve en diferentes planos en los que se hace diferentes énfasis. Es por una parte, una posición política, en tanto busca generar una transformación en las formas de relación en la sociedad. Este. carácter político se mueve a su vez en dos niveles: uno macro, en la medida en que afecta, las relaciones sociales y que tiene consecuencias en las maneras de concebir a los asociados en el pacto social, y en las formas de entender lo público y el papel del Estado como garante de derechos. También este carácter político se mueve a un nivel que podríamos llamar micro, o específico, pues es todo una concepción de las políticas educativas en particular al proponer determinados fines y alcances a la educación y al tener implicaciones en las maneras de ofertar la educación y de orientar el servicio educativo. Es también la educación inclusiva una posición ética al menos en dos sentidos, porque implica nuevas maneras de asumir a los. Pero también significa la educación inclusiva desde el punto de vista ético una nueva visión de la normalidad y de la diferencia. Se pone en duda naturalmente en cualquier actitud inclusiva la existencia de una normalidad en las formas de ser y de hacer. Y se entiende ,a la diferencia como riqueza y oportunidad, y no como obstáculo limitación. Por supuesto el discurso de la educación inclusiva es una posición pedagógica en diferentes niveles. Porque propone nuevas concepciones de la educación y de la enseñanza, lo cual es obvios, pero especialmente porque propone una formas de asumir el conocimiento. No se trata sólo de reconocer que hay diferentes de aprender, lo verdaderamente inclusivo e incluyente es reconocer que son posible diferentes formas de relacionarse con ele mundo y con el pensamiento y que tales concepciones epistemológicos para decirlo de alguna manera tiene sus propias formas de manifestarse. . La Educación un campo en construcción y en debate En medio de la diversidad de aproximaciones y de los diferentes énfasis que a ella se atribuyen, se pueden destacar cuatro énfasis, o acercamientos a la educación inclusiva: en primeras lugar, el interés de la educación inclusiva por garantizar el derecho a la educación para todos. Un segundo aspecto, el propósito de superar los altos grados de exclusión y de discriminación en la vida escolar, mediante la promoción de los principios de la educación para todos y, sobre todo, a través de la identificación de las barreras y obstáculos que impiden un ejercicio universal de este derecho. En tercer lugar, la educación inclusiva

 

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reconoce la importancia la educación juntos. No se trata sólo de reconocer el derecho a la educación de todos los niñas, niños y jóvenes; también implica el reconocimiento del derecho que tenemos a hacerlo juntos, más allá de las particularidades o de las condiciones específicas que vivan estos estudiantes. La Educación inclusiva en este sentido implica la superación de las formas segregadas de educar. En cuarto lugar, y tal vez como su característica más importante, la educación inclusiva es una invitación a la innovación y a la transformación de los modos de hacer escuela y de las formas de ser maestro que con las que tradicionalmente se organiza el sistema escolar a través del cual principalmente se garantiza el derecho a la educación. Así como se presente Se trata de transformaciones y de cambios que no son homogéneos en los distintos países e incluso en diferentes regiones o localidades. Tampoco puede decirse que los procesos de educación inclusiva están exentos de dificultades; al contrario surgen muchas resistencias y aparecen problemas a la hora de asumir y de comprender el alcance de tales transformaciones. Como suele suceder tantas veces en la educación: las innovaciones y los nuevos conceptos se incorporan a nuestro vocabulario sin implicaciones para nuestras prácticas. Sin embargo, también es necesario reconocer que se vienen dando grandes desarrollos y cambios en las aulas, en las escuelas y en los sistemas educativos. Se hace posible en muchos contextos que la diversidad no se asuma como obstáculo para el aprendizaje y para la enseñanza, sino más bien como una oportunidad de innovación. Muchas maestros y maestros avanzan en la comprensión sobre la necesidad de generar transformaciones en la enseñanza y, de esta manera, dar presencia de las distintas formas de aprendizaje en las aulas5. Uno de los propósitos centrales de la Educación Inclusiva es superar la discriminación y la exclusión en educación y permitir que a una misma institución asistan alumnos diversos, con y sin discapacidad, o pertenecientes o no a determinadas minorías étnicas, culturales o sociales. En este sentido, desde el punto de vista pedagógico, la Educación Inclusiva representa la superación de la Educación Especial, como modelo que atiende en colegios especiales a los estudiantes con ciertas peculiaridades, o condiciones particulares. También la Educación Inclusiva significa la adaptación de las escuelas y colegios a las formas de aprendizaje de las y los estudiantes a través de la flexibilización de los currículos, la adecuación de las prácticas de enseñanza y las didácticas. Además promueve la generación de acciones intencionadas para garantizar que todas las niñas y niños puedan participar de la vida escolar. La Educación Inclusiva, un paso adelante de la Integración Escolar En este esfuerzo de generar educación para todos y con todos la Educación Inclusiva representa la superación de los modelos de Integración Escolar. La Integración representa los primeros esfuerzos de atención educativa a estudiantes con discapacidad en contextos regulares y en la educación formal. Su propósito central de ofrecer educación a poblaciones vulnerables, de manera particular a la que está en condición de discapacidad, en instituciones no segregadas, ni discriminadoras, tal y como suele suceder con los procesos de la Educación Especial. En este sentido su acción se ha centrado en permitir que niños con discapacidades se eduquen con niños sin discapacidad en aulas formales o regulares.

                                                                                                                5 UNESCO (2008) La Educación Inclusiva: el camino hacia el futuro En: http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/Policy_Dialogue/48th_ICE/CONFINTED_483_Spanish.pdf). Pág. 5.

 

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La Integración al aula regular ha desarrollo mecanismos y criterios para generar apoyos, adaptaciones y adecuaciones para que niños, niñas y jóvenes catalogados con necesidades educativas especiales se adapten y acomoden a prácticas pedagógicas regulares. Esta adaptación se justifica en la aceptación de la estructuras curriculares estandarizadas que hacen que los estudiantes aprendan lo mismo y de una manera similar en los diferentes momentos de su tránsito por los niveles y grados en que se divide la escuela formal. De la misma manera, la integración acepta la posibilidad de didácticas igualmente estandarizadas, de manera tal que la formas de la enseñanza también se puedan homogenizar en diferentes contextos y con estudiantes con tradiciones disimiles tal y como se hace en la escuela regular. Es como consecuencia de tal estandarización que la Integración Escolar conceptualiza y construye una serie de estrategias para superar o mitigar las limitaciones que ciertos estudiantes tienen para desempeñarse educativamente como si fueran estudiantes sin condición especiales. En este sentido se propone normalizar a los estudiantes que se denominan y asumen como diferentes. De ahí el énfasis de la Integración Escolar en desarrollar estrategias de apoyo y de potenciación para los estudiantes con necesidades, pues se asume que éstos pueden superar sus obstáculos si cuentan con los apoyos necesarios, como son el apoyo de maestros especializados, tiempos de refuerzo, adecuaciones curriculares, formas particulares de evaluación, etc. La Integración Escolar, a diferencia de la Educación Inclusiva no pone en duda a la escuela formal, o regular. Por el contrario, busca que todos los estudiantes se adapten a ella, y no expresa ningún interés en que sea la escuela la que se adapte a los estudiantes, como sí lo proponen los procesos de inclusión educativa. Al fin y al cabo no nace en la crítica de la Escuela, sino más bien en la oposición a las formas de institucionalización de la educación especial, o de otras instituciones de salud mental. La Integración Escolar no se ha preocupado nunca por variar las formas de hacer escuela, por transformación de los currículos o por generar diversas formas de enseñar para dar respuesta a diversas formas de aprender. La Educación Inclusiva, en cambio, sí implica una crítica a la Escuela y a las formas homogéneas y estandarizadas de hacer educación. Su interés está en velar por la plena realización de la Educación para Todos y en contribuir a la garantía del Derecho a la Educación. Es por esta razón que la Educación Inclusiva representa un paso adelante de la Integración Escolar. Mientras que la Integración Escolar se preocupa por la ubicación de los estudiantes con discapacidad en las escuelas regulares, centrando sus esfuerzos en reducir o rehabilitar las limitaciones que supuestamente hacen que esos estudiantes no se adapten a la escuela, la Inclusión educativa asume que la presencia de los estudiantes discapacitados sólo será exitosa si implica el aislamiento y la segregación, para lo cual se requiere, por supuesto, cambios en las formas de hacer escuela y de ser maestro. Para la Educación Inclusiva no basta la generación de apoyos y la puesta en juego de estrategias orientadas a permitir la adaptación, o la “normalización”, de los estudiantes con discapacidad a unos currículos y unas didácticas que son vistas ajenas a la transformación o al cambio. Mientras que en la Integración se parte de la confianza en las posibilidades de adaptación de los estudiantes a la escuela, la Inclusión exige la adaptación de la escuela a las posibilidades y a las formas de aprender de los estudiantes. La Educación Inclusiva es transformación La Educación Inclusiva implica casi una verdadera revolución en la comprensión y en las formas de hacer educación; requiere de un auténtico proceso de cambio para que las escuelas no sólo aseguren el ingreso y la atención de todos, sino que también garantice el aprendizaje

 

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y la participación de todas las niñas, niños y jóvenes en la vida escolar. Este doble propósito es esencial a la Educación Inclusiva. En primer lugar, es un movimiento intencionado para garantizar el Derecho a la Educación para Todos, reafirmando el valor y la importancia de la educación para el desarrollo individual y social. En segundo lugar, coloca el centro de interés en la posibilidad de educarnos juntos, de forma tal que las condiciones individuales, o las situaciones que los estudiantes vivan, no sean razón para la segregación y discriminación. Se trata de hacer posible que los sistemas educativos aseguren la educación de todos los niños, de todas las niñas y de todos los jóvenes en su propia comunidad, en escuelas que afirmen la diversidad como un valor, pero sin normalizar la diferencia. Este propósito implica todo un proceso revolucionario para una institucionalidad educativa que ha asumido la selección y la elitización como componentes inherentes a la calidad de la educación. Sin embargo, para muchos la inclusión educativa es sólo una cuestión de adaptaciones o de adecuaciones que permitan el acceso y la presencia de aquellos estudiantes que se catalogan como especiales. Asumen que en realidad no son necesarias modificaciones estructurales de la organización escolar, de las prácticas de enseñanza, o de las maneras de comprender las dificultades y el éxito escolar. Actúan como si la diversidad no tuviera consecuencias sobre las maneras de enseñar, de evaluar los aprendizajes y de promover la participación. Es como si bastara poner en práctica acciones diferenciadas, o de discriminación positiva “focalizadas” en ciertas necesidades educativas particulares para que aquellos que se asumen como diferentes puedan adaptarse y superar sus limitaciones. Como se ve, las justificaciones o explicaciones de la discriminación y de la exclusión de la educación pueden llegar a ser en ocasiones teorías refinadas y con altos grados de elaboración. Su desarrollo es tal que terminan presentando a las políticas y a las acciones orientadas a garantizar la educación para todos como verdaderas utopías. Incluso promueven en calificados escenarios políticos y académicos la incapacidad de la escuela para superar la discriminación aduciendo la reproducción de las desigualdades sociales como constitutivas de la institución escolar, soslayando la capacidad de las dinámicas sociales y políticas, pues en determinadas condiciones históricas ha sido, y será, posible alentar cambios tanto en el ideal formativo de la población como en la manera de hacer y comprender la escuela. Sin embargo, un análisis más detallado lleva a concluir que esas formas de negación del derecho a la educación no se originan en realidad en características de los estudiantes, no se explican por condiciones o situaciones individuales, ni obedecen a aspectos coyunturales del sistema educativo. Por el contrario, son consecuencia de condiciones estructurales de las formas de educar, pues el carácter excluyente de la cultura escolar se fundamenta en prácticas de selectividad y en ciertas formas de asumir y comprender la calidad y la exigencia académica. La expulsión, - verdadero nombre de la exclusión -, del sistema educativo, la aceptación de la imposibilidad del aprendizaje para otros, y la selectividad y segregación de los estudiantes, se tratan como hechos inmodificables e inherentes al mismo fenómeno de educar. Ante esta posición la educación inclusiva invita a las maestras y a los maestros a acoger en las aulas a todos los niños, sin discriminación alguna, y sin que las condiciones o situaciones particulares de los estudiantes se asuman como barreras insuperables para su aprendizaje y para su participación en la vida escolar. Por supuesto atender a todos significa en primer lugar ocuparse de manera concreta y particular de garantizar el ingreso o el acceso universal a las opciones educativas. Sin embargo, va más allá del acceso, pues favorecer a todos también implica el desarrollo de opciones pedagógicas y organizativas que precisamente mitiguen las posibilidades de la expulsión o de discriminación por condiciones particulares,

 

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o por situaciones peculiares que vivan los estudiantes. La Revolución Copernicana de la Educación Inclusiva A pesar de que el ámbito de acción de la Educación Inclusiva se refiere a la educación de todos, aún para muchos su ámbito de acción se restringe a determinadas minorías o poblaciones especiales, y su trabajo se limita al conjunto de los estudiantes considerados como vulnerables o en riesgo. Sin embargo los procesos de inclusión en educación tienen que ver con transformaciones que afectan las formas de organización de la Escuela en su conjunto, y que modifican las maneras de ser maestro, de manera tal que involucra a todos los estudiantes, y no sólo aquellos que se catalogan como especiales o que se etiquetan como estudiantes con necesidades Educativas Especiales o específicas. Es por lo anterior que la Educación Inclusiva supone, más que preguntarse por las limitaciones o dificultades de unos determinados estudiantes, indagar y actuar a partir de la identificación y mitigación de los efectos de las barreras de distintos tipos que levanta a su alrededor el sistema educativo y que, en gran medida, condicionan y limitan las posibilidades de aprendizaje y de participación en la vida escolar de todos los estudiantes. Es, por tanto, la Escuela la que se adapta a las condiciones y necesidades de los estudiantes y no al contrario. Lo que se busca es garantizar la educación como un derecho de y para todos, pues la diferencia y la diversidad son características humanas y no sólo de determinados individuos. La educación inclusiva defiende el derecho a la diferencia, la cual se valora como riqueza. Se asume así que cada individuo difiere de otros en una gran variedad de propiedades y características, a un punto tal que las diferencias individuales adquieren mayor importancia que los aspectos comunes y los desarrollos homogéneos de los estudiantes, que la psicopedagogía y otras disciplinas insisten en resaltar. Así vistas las cosas, y como ya se ha dicho, la Educación Inclusiva tiene que ver con la transformación de la Escuela, en tanto institución social, y con la reorientación de los procesos educativos, pues propone no centrar la atención en las limitaciones o dificultades de los estudiantes, sino más bien en la identificación y superación de las barreras para su acceso y su participación que tiene la institucionalidad educativa. Este cambio de perspectiva es en sí mismo todo un proceso de transformación del sistema educativo. Si se permite la exageración, podría decirse que se trata de una revolución copernicana en materia educativa. La Educación Inclusiva propone un giro en las maneras de comprender en particular los procesos de aprendizaje y las dificultades educativas, y en general lo que podríamos denominar la equidad en educación. La concepción tradicional de Equidad se ha fundamentado en el principio de dar a todos las mismas oportunidades y las mismas condiciones, de manera tal que sean los talentos o las capacidades individuales las que permitan el grado de desarrollo educativo de los individuos. Así se ha construido una escuela piramidal en la que aceptamos como natural que en los niveles básicos se da un acceso universal y que gradualmente, por una especie de selección natural, en los niveles superiores sólo encuentren acceso y posibilidades unos pocos en virtud de sus propios méritos. Sin embargo, la expansión y masificación del sistema educativo ha hecho posible que estudiantes de diferentes condiciones o de distintas sociales entren en la escuela y relativicen

 

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el principio de la igualdad de oportunidades como fundamento de la equidad. La presencia de las diferencias y de la diversidad en el mundo escolar y educativo nos ha mostrado la necesidad de hacer una revolución en la comprensión de lo equitativo en educación. Se ha hecho evidente la necesidad de ir más allá de la igualdad de oportunidades educativas para todos, pues se requiere generar opciones en consecuencia con las posibilidades de cada uno. Hemos aprendido que es necesario compensar las diferencias que los estudiantes tienen, antes de su ingreso al mundo educativo, diferencias sociales, económicas, familiares y también en las capacidades. Es por esta necesidad de generar oportunidades de acuerdo a las necesidades consideradas de manera individual, que la Educación Inclusiva se ocupa de la superación de las barreras y limitaciones que la institucionalidad educativa encuentra a la hora de dar respuestas a la diversidad de sus estudiantes. Es por que ello que los procesos incluyentes no pueden ser aspiraciones inocentes que, con ingenuidad, asumen que las formas actuales de hacer educación y de hacer escuela, basadas en la homogeneidad y en masificación, pueden garantizar la educación para todos en las escuelas regulares. Por eso, la Educación Inclusiva invita a una revisión de nuestras políticas educativas, a la flexibilización de nuestras Los distintos acercamientos a la idea de Inclusión La idea de inclusión, como se ha anotado, no responde a una definición absoluta o universal. Depende de múltiples acercamientos y de diferentes miradas de la escuela, de los estudiantes y del maestro. A continuación, y para terminar, quisiéramos destacar algunos de los concepciones de Educación Inclusiva que se pueden identificar6: la inclusión en relación con la discapacidad; la inclusión como respuesta a las exclusiones disciplinarias; la inclusión referida a todos los grupos vulnerables a la exclusión; la inclusión como promoción de una escuela para todos; y la inclusión como Educación para Todos. •

La inclusión en relación con la discapacidad y las necesidades educativas especiales

Es la visión tradicional en la que se asume la inclusión referida primordialmente a la enseñanza de alumnos con discapacidades y a los llamados “alumnos con necesidades educativas especiales”. Su énfasis está en la comprensión de las implicaciones educativas de las limitaciones o deficiencias de los estudiantes, y en la generación de opciones pedagógicas, didácticas o de organización escolar para la realización de adecuaciones curriculares, la puesta en práctica de apoyos y la utilización de ayudas para superar o mitigar esos obstáculos educativos generados por las limitaciones de los estudiantes. En los últimos años, la idea de “necesidades educativas especiales”, para dar cuenta de las dificultades de la enseñanza, se ha sustituido por la de “barreras para el aprendizaje y la participación”, para poner el foco de atención no en los alumnos y sus limitaciones, sino más bien en las posibilidades y los recursos de las instituciones, y en los criterios, las prácticas y las culturas que limitan el derecho a la educación para todos y que generan exclusión. La visión de la Educación Inclusiva en relación a la discapacidad introduce además la discusión por las maneras y las posibilidades de la escuela de dar respuesta a la diversidad de los estudiantes, de manera específica, a los retos que la discapacidad implica. El riesgo está en que la prioridad en la discapacidad y en las limitaciones llevan al desarrollo de escuelas especiales o escuelas segregadas, las cuales se ven como las únicas opciones para

                                                                                                                6 Ver: Ainscow, Mel. (2004). Desarrollo de escuelas inclusivas: ideas, propuestas y experiencias para mejorar las Instituciones Escolares. Editorial Narcea. Madrid

 

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dar respuesta las necesidades especiales que la discapacidad implica. La discusión está abierta, pues cabe la pregunta si la generación de un sistema educativo paralelo para los estudiantes con discapacidad es o no necesario, y si en algunos casos se hace imposible la presencia de estudiantes con discapacidad en contextos educativos formales y regulares. Los defensores de la educación juntos insisten en que no se trata de negar la educación especial, sino más bien de generar otras opciones y otras posibilidades para que la educación especial no signifique segregación, y para que la discapacidad no implique que algunos alumnos “deben” ser separados necesariamente a causa de su deficiencia o defecto. • La Educación Inclusiva con relación a poblaciones vulnerables a la exclusión. En esta visión la inclusión se ve como la manera de mitigar la discriminación de la educación de poblaciones en riesgo por su carácter de vulnerabilidad social. Es una visión igualmente poblacional, pero que incluye además de los estudiantes con discapacidad a otros, como son las minorías étnicas, los que son víctimas de situaciones sociales particulares como el desplazamiento, la situación de embarazo, y todas aquellas que requieren de acciones compensatorias o intervenciones psicosociales para garantizar el derecho a la educación. Esta perspectiva se relaciona con los conceptos de “inclusión social” y “exclusión social”, y sus implicaciones en la educación. Esta comprensión de la inclusión hace énfasis en la identificación y superación de las barreras a las que se enfrentan los grupos cuyo acceso a la escuela se ve amenazado, o cuya permanencia en ella está en riesgo. Esta perspectiva poblacional conlleva el riesgo del “nunca acabar”, pues si se trata de identificar a todas las poblaciones y a todos los riesgos de exclusión, se puede entrar en un camino de no retorno. • La Inclusión como respuesta a la discriminación y a la inadaptación de ciertos estudiantes a la Escuela. Se refiere a una visión de la inclusión centrada en la reducción de la deserción escolar generada por la inadaptación o el fracaso de estudiantes al mundo educativo. Se fundamenta en la comprensión de las implicaciones de la masificación escolar y de la perdida de la individualidad en la escuela, que lleva a la imposición de modelos homogéneos y estandarizados en los que no todos caben. En esta perspectiva se sitúan los maestros que asumen que “la simple mención de la palabra “inclusión” provoca en los docentes el temor a que se les pida que acepten un número desproporcionado de alumnos cuya conducta se considera “difícil” y que pueden haber sido excluidos (o expulsados) de otras escuelas.” Esta perspectiva pone la atención y centra la acción en acciones de refuerzo, o remediales, para superar o compensar las causas de la deserción con un carácter terapéutico. • La Educación Inclusiva en relación con la Escuela para todos. Es una visión que empieza a abrirse paso en nuestros países y que tiene ya una tradición en Europa y se fundamenta en la idea de Una Escuela para todos. Se trata de una reacción a los sistemas educativos que distribuía a los niños en distintos tipos de escuela basándose en los resultados obtenidos al finalizar el ciclo básico y que reforzaba las desigualdades basadas en la clase social.

 

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De otra parte esta concepción es también una reacción a las tendencias homogeneizantes de la políticas educativas que insisten en que una escuela estandarizada puede garantizar la educación de niños socialmente diversos. Por eso se hace hincapié en que la escuela para todos debe ser lo suficientemente flexible para abarcar, incluir, si se quiere, y valorar la diferencia, por medio de la flexibilización y la personalización de la educación. • La Educación Inclusiva como Educación para Todos . Se relaciona con el movimiento de Educación para todos en el que se reconoce la exclusión de gran número de grupos vulnerables y marginados. Esta perspectiva asume que la educación es mucho más que la escolarización. Hace énfasis esta concepción en las posibilidades del ejercicio del derecho a la educación en términos de equidad y de igualdad social, por lo que se plantea insistir en la educación inicial y educación a lo largo de la vida para todos. La inclusión se caracteriza por los siguientes aspectos: ¿Por qué apostar por la educación inclusiva? A modo de recomendaciones Es un medio para superar las discriminaciones y para garantizar la igualdad de oportunidades La educación es un derecho humano fundamental del que nadie puede estar excluido. El derecho a la educación en su sentido más amplio va más allá del acceso a una educación obligatoria y gratuita. Su pleno ejercicio exige que ésta adaptable, promoviendo el máximo desarrollo de las múltiples potencialidades de cada persona, es decir el derecho a la educación es el derecho a aprender a lo largo de la vida. Concebir la educación como derecho, y no como mero servicio o mercancía, implica que el Estado tiene la obligación de respetar, garantizar, proteger y promover este derecho porque su violación vulnera el ejercicio de otros derechos humanos. Es un medio para avanzar hacia sociedades más justas y democráticas Garantizar a toda la población una educación y desarrollar escuelas que acojan estudiantes de diferentes contextos sociales, culturas y con diferentes capacidades, constituyen una poderosa herramienta para contribuir a la cohesión social. No obstante, el desarrollo de escuelas y sociedades más inclusivas e igualitarias no puede lograrse solamente a través de la educación, siendo necesaria una mínima equidad social que garantice las condiciones que hacen posible el aprendizaje, por lo que es necesario el desarrollo de políticas intersectoriales que aborden de forma integral los factores externos e internos a los sistemas educativos que generan exclusión, discriminación y desigualdad. La calidad de la educación, desde la perspectiva de la inclusión, implica un equilibrio entre excelencia y equidad. Es decir no se puede hablar de calidad cuando tan sólo una minoría de estudiantes aprende lo necesario para participar en la sociedad y desarrollar su proyecto de vida. La equidad significa proporcionar a cada persona las ayudas y los recursos que necesita para que esté en igualdad de condiciones de aprovechar las oportunidades educativas y de aprender a niveles de excelencia, con el fin de que la educación no reproduzca las desigualdades de origen de los estudiantes ni condicione sus opciones de futuro2. La personalización de las ayudas es un aspecto clave porque las políticas de equidad suelen caracterizarse por ofrecer lo mismo a todos, lo cual limita su potencialidad para promover el máximo desarrollo de las personas.

 

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Las políticas de equidad basadas en enfoques asistencialistas, compensatorios y focalizados han mostrado no ser las más adecuadas para lograr una mayor educación inclusiva y social. Es preciso avanzar hacia políticas de equidad que sitúen a las personas en el centro de un proceso de desarrollo humano sostenible, aumentando sus capacidades y opciones para vivir con dignidad, valorando la diversidad y respetando los derechos de todas las personas. Las políticas sociales han de garantizar beneficios mínimos a toda la población para construir sociedades más equitativas de forma estable, ya que las políticas de focalización, prolongadas en el tiempo, pueden terminar estableciendo un régimen segmentado en la calidad de las prestaciones sociales; educación para pobres y para el resto; salud para pobres y para el resto3. Es un medio para mejorar la calidad de la educación y el desarrollo profesional de los docentes Asegurar que todos los estudiantes aprendan a niveles de excelencia requiere ajustar la enseñanza y las ayudas pedagógicas a las necesidades y características de cada uno. La educación inclusiva y la atención a la diversidad demandan una mayor competencia profesional de los docentes, un trabajo colaborativo entre éstos, las familias y los alumnos, y proyectos educativos más amplios y flexibles que favorezcan la participación y aprendizaje de todos. Exige también el desarrollo de un currículum pertinente y equilibrado en cuanto al tipo de aprendizajes que promueve, una variedad de actividades y situaciones de aprendizaje, un amplio repertorio de estrategias de enseñanza y un clima escolar en el que se acoja y valore a todos por igual, brindando más apoyo a quién más lo necesite. En definitiva, el desafío de la inclusión es avanzar hacia una educación para todos, con todos y para cada uno. Atender la diversidad en las aulas es una tarea compleja que requiere aumentar las motivaciones y competencias de los docentes, transformar la formación de los docentes y crear condiciones adecuadas de trabajo. Se necesita un docente que se atreva a asumir riesgos y esté abierto al cambio, que busque nuevas formas de enseñanza y reflexione de forma crítica sobre su práctica para transformarla, que valore las diferencias como un elemento de enriquecimiento profesional y que sea capaz de trabajar en colaboración con otros docentes, profesionales y familias. Un docente que conozca bien a todos sus alumnos, que sea sensible a las necesidades y emociones de sus estudiantes, que ofrezca múltiples oportunidades y que tenga altas expectativas respecto al aprendizaje de todos2. Es un medio para aprender a vivir juntos y construir la propia identidad La educación inclusiva se sustenta en una serie de concepciones y de valores respecto del tipo de sociedad que se quiere construir y del ideal de persona que se quiere desarrollar. Si aspiramos a tener sociedades más inclusivas, más pacíficas y respetuosas de las diferencias, es imprescindible que los estudiantes tengan la oportunidad desarrollar y vivenciar estos valores en su proceso formativo, ya sea en escuelas o modalidades no formales. Educar “en y para la diversidad” es un medio fundamental para aprender a vivir juntos, desarrollando nuevas formas de convivencia basadas en el pluralismo, el respeto y el entendimiento mutuo, las relaciones democráticas y el desarrollo de valores de cooperación, solidaridad y justicia. A su vez la percepción y la vivencia de la diversidad nos permite construir y reafirmar la propia identidad y distinguirnos de los otros.

 

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