EDUCACIÓN CATÓLICA TRADICIONAL: PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE RESTAURACIÓN DE LA CRISTIANDAD

July 25, 2017 | Autor: Stephanus T | Categoría: Education, Liturgy, Politics, John Henry Newman / Oxford Movement, Tradition, Muses, Good Books, Muses, Good Books
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Descripción

EDUCACIÓN CATÓLICA TRADICIONAL: PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE RESTAURACIÓN DE LA CRISTIANDAD por J.L.E. Trento, sept. 2014.

“Educación” de educatio (criar, hacer crecer), de edocere (dar forma, in-formar), de ex-doceo (dar a luz una enseñanza). Nada que ver con la capacitación o instrucción. Se educa para descubrir una vocación, no para dominar una técnica. “Vocación” de vocare (llamado). La vocación es una invitación a ser alguien, no a ser algo (no es una profesión, oficio u ocupación). 1. Es, entonces, necesario romper con la “Educación” moderna (y, más aún, con la postmoderna). Ésta es racionalista, enciclopedista, utilitaria, especializada, compartimentada, instrumental, desintegrada, moralmente neutra, acartonada, en la que se deben tomar “apuntes”, se estudia de manuales y libros de texto, llena de datos e información ya procesada, se desconfía absolutamente de los sentidos y las emociones, mecanicista, cuasi industrial... Es una mera capacitación de “recursos humanos”. No hay peor error que “escuchar” a las consultoras de Personal cuando se trata de definir currículos de carreras. Ellas sólo quieren formar obreros calificados, no universitarios. 2. Por el contrario, la Educación clásica debe ser restaurada, puesto que es la única que valora a la persona humana en su integridad. No reniega de los sentidos y las emociones puesto que parte del ASOMBRO. Desde el nivel sensorial se eleva hacia el intelecto pero sin dejar de pasar por las emociones y la voluntad. Y desde la inteligencia, retorna, por la misma vía, hacia los sentidos, para ver todas las cosas como nuevas. La Educación en sentido estricto es un fin en sí mismo, es lo que Aristóteles llama un “bien honesto” (primordialmente no debe ser útil para otra cosa —un trabajo, por ejemplo—, aunque lo pueda ser en forma accidental). El fin de la Educación no es la “buena vida” (el progreso material) sino una vida buena (la sabiduría). Está rematada por Dios; pero no para quedarse en las “elevaciones” de la Teología, sino para volver a bajar con una mirada nueva, con una perspectiva diferente. 3. La Educación clásica es INTEGRADA. No se enseñan compartimentos estancos. De la literatura se pasa a la historia y de ésta, a las ciencias. Entre éstas destaca la matemática, que nos puede introducir en la música. A la que, agregándole letra, podemos llegar a la poesía. Y ésta nos permite acercarnos a lo indecible, lo que nos inspira una filosofía. Una cosmovisión que se refleja en la arquitectura. Ciudades donde viven personas en sociedad, objeto de la sociología. Lo que nos invita a pensar su gobierno. Política que también es “arte”, en cuanto necesita de la oratoria. Y, también, de la redacción... Y así, sin terminar jamás. 4. La verdadera Educación es también RELACIONADA. Lo importante no son los signos (palabras, números, notas...): lo importante son las COSAS. Como decía Étienne Gilson, “la filosofía habla de cosas, sólo los profesores de Filosofía hablan de filosofía” (El realismo metódico). 5. La Educación tradicional es TOTALIZADORA. La sabiduría no está en la suma de especializaciones. El arquitecto no es el que sabe plomería, albañilería, yesería, pintura, etc. Se da en nuestro tiempo lo que José Ortega y Gasset denunciaba: el especialista inculto. “El buen ingeniero y el buen médico suelen ser en todo lo que no es ingeniería o medicina de una ignorancia agresiva o de una torpeza mental que causa pavor. Son representantes de la atroz incultura específica que ha engendrado la cultura demasiado especializada” (Historia como sistema). 6. La Educación debe bucar, ante todo: 1. EL BIEN (generando amor) 2. LA VERDAD (ordenando el deseo) 3. LA BELLEZA (alentando el gozo)

Los griegos desarrollaron una alegoría para explicar las motivaciones en el ser humano, son las MUSAS. Una educación por las musas es todo lo contrario a una pedagogía para minusválidos como la que se ha adueñado de la educación postmoderna. Las musas, esas deidades menores de la mitología clásica, eran nueve: • Calíope - musa de la épica; • Clío - musa de la epopeya; • Erató - musa de la poesía; • Euterpe - musa de la música; • Melpómene - musa de la tragedia; • Polimnia - musa del culto sagrado; • Talía - musa de la comedia; • Terpsícore - musa de la danza; • Urania - musa de la astronomía. La Educación que no contemple alguna de las musas está destinada al fracaso, puesto que forma personas inválidas que no han desarrollado todo su potencial. +++ ¿Por qué es importante la Educación? ¿qué tiene que ver con la Restauración de la Cristiandad? Para restaurar una Política Cristiana (“Hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados”, como dice León XIII en Immortale Dei) es condición necesaria asentarla sobre una Sociedad Cristiana. Una sociedad tal sólo es posible con una Cultura Cristiana (un quehacer humana que refleje a Cristo en todas sus manifestaciones). Y para ello es necesaria una Filosofía Cristiana que la inspire. El problema es que faltan, incluso, las verdades prefilosóficas. Como decía un filósofo francés, “el hombre moderno está separado de la realidad por una delgada capa de asfalto”. El hombre moderno está anestesiado ante la realidad, vive en una jaula de oro con aire acondicionado. El terreno para una restauración no está fértil. Sí, podemos esperar un milagro que coloque en el gobierno a una verdadero Príncipe Cristiano. Pero la gracia actúa sobre la naturaleza. Y ésta, está en ruinas. Aún cuando se diera el milagro, NADIE LO RECONOCERÍA. +++ Teología de la Historia del beato Cardenal Newman (“La misión de San Benito”, Historical Sketches): La historia de la Cristiandad se puede dividir en tres períodos: 1. Benedictino – parte del asombro ante la naturaleza y se eleva en la poesía del canto gregoriano y los oficios de las horas. 2. Dominico – desde la poesía parte a las ciudades y a las universidades a predicar, surge la escolástica por el perfeccionamiento de la filosofía y la teología (Santo Tomás de Aquino). 3. Jesuítico – con la Summa de base, parta a convertir a las clases dirigentes y recuperar los países perdidos por la Reforma, mediante un método típicamente práctico y educativo. Para que se dé la etapa siguiente, la anterior debe estar consolidada. No es posible saltear etapas.

San Benito trabajaba sobre la Naturaleza por el asombro de las cosas que SON. Ante el estado de ruina total descripto antes, hay que RENACER EN LA ADMIRACIÓN. No es posible ninguna restauración política si antes no restauramos el ORDEN DEL CONOCIMIENTO, mediante el método poético benedictino. ¿Cómo es este orden? 1. Sentidos 1. Externos 1. vista 2. oído 3. olfato 4. tacto 5. gusto 2. Internos 1. común / síntesis de las notas esenciales percibidas por los sentidos 2. imaginación / recuerdo esquemático de las notas 3. memoria / experiencias en común y enriquecimiento de las notas 4. estimación / juicio sobre la bondad de las cosas 2. Pasiones (emociones, sentimientos, etc.) 1. Irascible 1. temor, reverencia 2. ira, coraje, tristeza 3. esperanza 2. Concupiscible 1. amor, deseo, gozo 3. Voluntad 1. Deliberativo – elección entre alternativas 2. Amoroso – seguimiento espontáneo del bien 4. Intelecto 1. Intuición – poética 2. Concepción – retórica 3. Razón – dialéctica 4. Cognición – ciencia Este Orden del Conocimiento implica etapas que no deben saltearse en la Educación sino queremos tener una formación con “huecos”. Esto quiere decir que, para pasar al laboratorio, antes hay que pasar por el campo. Para desarrollar conceptos abstractos es necesario antes familiarizarse con lo cuantificable. No es posible para alguien que no ha administrado un hogar, entender verdaderamente la Economía. La EDUCACIÓN POÉTICA no es un curso, sino un Programa —como el programa de un concierto, de un evento o de una obra teatral—. Debemos volver a cultivar las Humanidades, las Artes Liberales. Para aprendeher las verdades precientíficas, basadas en la experiencia —la propia y la de la humanidad transmitida en las historias, cuentos y leyendas tradicionales—. Unidas en un organismo vivo e integral, no compartimentado, sino completo. Donde cada asignatura es vista a la luz de la otra, y todas a la luz del BIEN, de la VERDAD y de la BELLEZA.

LA TORRE DE VARIOS PISOS Es una forma alegórica que tenían los medievales para explicar una educación íntegra.

Trás una completa educación familiar donde el niño aprende las verdades fundamentales prefilosóficas de sus padres, hermanos y comunidad, el joven comienza su educación formal con la Gramática en el primer nivel de la torre. Asciende más tarde por la Lógica. De allí, pasa a la Retórica. El piso siguiente es el de la Aritmética. Y uno más arriba está la Geometría. Asciende una vez más a la Música. Y sigue por la Astronomía. De ahí, a la Física. La Biología es el siguiente. Y, luego, la Psicología. En el nivel superior está la Ética. Luego pasa a la Economía. De ahí, a la Política. El penúltimo piso es el de la Metafísica. Y finalmente, el nivel más alto, está ocupado por la Teología. A continuación, toca descender por cada uno de los pisos. Abandona entonces la torre, para seguir un oficio o profesión. Sólo que ahora, en la práctica de éstos, conservará la visión completa de su lugar en el esquema del Universo. +++ La Educación familiar previa a la que hacemos referencia es, especialmente, la que está más dañada y es urgente reconstruir si se quiere mínimamente restaurar “algo”. Actualmente, con el campo y los pueblos rurales culturalmente devastados, con el quiebre de las tradiciones y costumbres ancestrales orales hace ya varias generaciones, sólo es posible restaurarla mediante lo que John Senior (The Restoration of Christian Culture) denomina “BUENOS LIBROS” —recopilaciones o adaptaciones de los miles de fábulas, cuentos, leyendas, rimas, aventuras y folclore que ha producido el Mundo Occidental—. La función de los buenos libres es refertilizar la tierra a la manera de las vitaminas. Cada especialista ha hecho listados más o menos diferentes y que varían según el país de que se trate. Sin embargo, existe cierta coincidencia con algunos títulos y autores: Las fábulas de Esopo, Los cuentos de hadas de Hans Christian Andersen, Las mil y una noches (en sus versiones adaptadas para niños), Alicia en el país de las maravillas y Através del espejo de Lewis Carroll,

Pinocho de Carlo Collodi, Gesta romanorum, Mamá Ganso y otros de Kate Greenaway, Los cuentos domésticos de los hermanos Grimm, La bella y la bestia de Charles Lamb, El libro azul de las hadas de Andrew Lang, El libro de la selva de Rudyard Kipling, Winnie el Pú de A. A. Milne, Los cuentos de hadas de Charles Perrault (hasta los 6 años), Mujercitas y Hombrecitos de Louisa May Alcott, Tarzán de Edgar Rice Burroughs, El flautista de Hamelín de Robert Browning, El jardín secreto de Francis Hodgson Burnett, Un cuento de Navidad, David Copperfield, Oliver Twist y otros de Charles Dickens, Robinson Crusoe de Daniel Defoe, Robin Hood de Howard Pyle, Comedia de errores de William Shakespeare, La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, La cabaña del tío Tom de Harriet Beecher Stowe, Tom Sawyer, Huckleberry Finn, El príncipe y el mendigo de Mark Twain, Viaje al mundo en 80 días y otros de Jules Verne, La familia Ingalls (La casita en la pradera) de Laura Ingalls Wilder, La familia Robinson de Johann Wyss (hasta los 11 años), Cumbres borrascosas de Emily Brönte, Viaje alrededor del mundo de William Dampier, Barnaby Ridge, Las aventuras de Nickolas Nickleby y El almacen de las curiosidades de Dickens, toda la serie de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle, Los tres mosqueteros de Alexandre Dumas, Los miserables y El jorobado de Notre Dame de Victor Hugo, Sangre y arena y Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Vicente Blasco Ibáñez, Cuentos de Edgar Allen Poe, Viajes de Marco Polo, Ivanhoe, Rob Roy y otros de Walter Scott, Frankenstein de Mary Shelley, Sueño de una noche de verano, Romeo y Julieta y El mercader de Venecia de Shakespeare, Quo Vadis de Henryk Sienkiewicz, Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift, La máquina del tiempo y El hombre invisible de H. G. Wells (hasta los 15), Orgullo y prejuicio y otros de Jane Austen, Diario de un cura rural de Georges Bernanos, Jane Eyre de Charlotte Brönte, Los 39 escalones de John Buchanan, Cuentos de Anton Chekhov, toda la serie del Padre Brown, El hombre eterno y Un hombre llamado Jueves de G. K. Chesterton, Viajes de Cristóbal Colón, Cuentos de Guy de Maupassant, Crimen y castigo y Los hermanos Kamarazov de Feodor Dostoyevsky, Los novios de Alessandro Manzoni, Moby Dick de Herman Melville, Macbeth, Hamlet, Como gustéis de Shakespeare, La feria de las vanidades de William Makepeace Thackeray, La guerra y la paz de Leo Tolstoy; entre muchos otros títulos. Obviamente que la educación familiar preescolarizada debe agregar además —dentro de lo posible— sesiones de música, pintura y escultura, jardinería y horticultura, buenos modales y protocolo, etc. En cuanto a la música, se debe evitar lo excesivamente complejo y lo demasiado frivolo. Debe preferirse siempre el folclore más tradicional (argentino, hispanoamericano, español y europeo); sólo en un segundo momento se puede recurrir a un folclore más actual pero que mantenga los cánones y temas tradicionales. Ya desde niños se les debe ir infundiendo el gusto por la música clásica. Es conveniente que el pequeño escuche una obra por semana, varias veces, entera y por movimientos (para no agotar). Buenas obras introductorias son el convierto para violín de Beethoven, la Sinfonía Pastoral (nº 6) del mismo autor, y Rigoletto de Verdi. En una segunda etapa, cuando el niño es más grande, es bueno iniciarlo en la ópera. Primero debe leerse el libreto en castellano (adquirir, en lo posible, una versión bilingüe). Luego conviene tomar un acto en particular (o alguna escena, aria, dueto característico) y escucharlo varias veces intentando seguirlo en su idioma original (italiano, francés, alemán). Finalmente, escuchar la ópera en forma completa. Para adolescentes, otras buenas obras introductorias son de Puccini La Boheme, de Mozart el concierto para clarinete y el concierto para oboe, la Sinfonía de Júpiter y en general las interpretaciones en piano de sus obras, de Beethoven la 7ª sinfonía, de Brahms la 4ª sinfonía y de Chopin las selecciones están muy bien.

Es muy importante que ya desde bebés asistan a interpretaciones y conciertos en público. El “arte enlatado” sólo debe ser un suplemento, un elemento subsidiario en la educación, a falta de un mayor contecto con el mundo del arte. Los libros de arte buenos suelen ser muy caros, pero es una buena inversión para los padres que quieren tener hijos bien educados. Aunque no es lo mismo, también sirven videos educativos o documentales sobre temas monográficos. La serie “Civilización” de Kenneth Clark es inmejorable. Es excelente que los niños, ya desde fecha muy temprana, asistan a museos y galerías, especialmente a salas previamente seleccionadas por sus padres o maestros, donde puedan tener contacto de primera mano con los mejores artistas. Evitar a toda costa el arte moderno. +++ En todo el proceso educativo, tanto en la educación hogareña como en la escolarizada, es fundamental cuidar los detalles que, a la larga, van a distinguir a esos niños del resto. Esos “detalles” son: • • • • • • • • • •

el valorar la verdadera amistad, el conocimiento de la historia familiar y genealógica, el memorizar poesía y buenas canciones, el redactar bien, tener buena caligrafía y ortografía, el leer en voz alta, el recurrir siempre a “los clásicos”, la oratoria en público, el bailar alguna danza tradicional, folclórica y clásica, el tocar algún instrumento o cantar en un coro, el observar las estrellas y las constelaciones...

Son verdaderas características que diferencian al culto del “informado”, al universitario del técnico, al caballero o la dama del hombre masificado, al verdaderamente noble del advenedizo. +++ Hasta ahora no la hemos nombrado, pero es quizá lo más importante: la Liturgia. Es mucho más que un “detalle” y no se puede obviar si queremos verdaderamente restaurar la Cristiandad aunque más no sea en nuestras familias. No sólo la Misa, sino también la Liturgia de las Horas y/o el Rosario en familia, las devociones privadas o familiares, la bendición del padre y de la madre, las peregrinaciones y romerías. En la medida de lo posible, se debe preferir la Liturgia tradicional, compuesta a lo largo de dos mil años con sucesivas mejoras de siglo en siglo como los anillos de los árboles, puesto que es la que mejor expresa el misterio del Sacrificio del Altar. El canto gregoriano o polifónico tradicional nos une a los coros angélicos y las generaciones que antes de nosotros los entonaron en una alabanza que no tiene fin. Lo ideal sería que el joven pudiese tener una experiencia “en directo” del canto gregoriano y de la Liturgia de las Horas en algún monasterio benedictino tradicionalista. Se dará ahí, como un cambio de perspectiva ante el mundo, como decía el beato cardenal Newman.

En caso de no tener acceso a la liturgia tradicional, también puede recurrirse a la de los ritos orientales católicos. Que, aunque no son nuestra tradición particular directa, están bastante más cerca de ella que la mayoría de las liturgias nuevas sugidas a partir de 1970. No es que ésta no sea válida, sino que el verdadero sentido de la Misa, el más profundo, el Sacrificial, queda como oculto a los ojos bajo una idea (válida pero muy incompleta) de la Misa como una “cena” o “fiesta” o “encuentro” comunitario. Aún en los casos de sacerdotes que, muy meritoriamente, se apegan a las rúbricas de la Misa nueva —lo cual es muy poco frecuente— numerosos gestos y símbolos de la reforma impiden apreciar fácilmente los aspectos mistéricos de la liturgia. Y si esto puede ser tolerado por adultos, en el caso de la educación de niños y adolescentes trae bastantes problemas, producto de una fe vivida a nivel emocional/pasional que rara vez (excepto dedicación autodidacta) es internalizada e intelectualizada. Cuando los vientos de la vida cambien (y van a cambiar) y acaezcan sinsabores, problemas y tragedias, la fe emocional quedará como suspendida en el aire y a sólo a muy duras penas, retenida. Es innegable que una de las causas de la apostasía silenciosa denunciada por los mismos Papas es la liturgia no vivida. Si queremos, entonces, restaurar la Cultura Cristiana, tenemos que empezar por la MISA. La Cristiandad nació y creció alrededor de la Misa, para facilitar y proteger el Santo Sacrificio. Puesto que, para que haya un sacrificio, debe haber un altar. Y ese altar debe estar cubierto de la lluvia, la nieve y demás inclemencias metereológicas. Pero, además, será necesario reservar el producto de ese sacrificio, en un Sagrario. Con torres y campanas señalaremos el lugar para los viajeros que pasan. Y un jardín, adornará el recinto. Un jardín poblado de rosas y lirios, signos de pureza, emblemas de la Virgen. Alrededor se construirán las viendas del sacerdote que realizar el sacrificio, y de los religiosos que dan constantemente gracias por él. Vivirán, además, los fieles, que asisten al sacrificio y que se encargan, fundamentalmente, de asegurar la comida, el vestido y la vivienda. Pero, por sobre todo, buscan asegurar la paz, protegiendo a las futuras generaciones para que ellas también puedan participar del sacrificio. Y así, se PERPETÚE el Sacrificio... hasta el fin del mundo.FINIS

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