Ed. Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache I y II, en Obra completa, 3 vols., Pedro M. Piñero Ramírez y Katharina Niemeyer (dirs.), Madrid-Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert - Junta de Andalucía - Universidad de Sevilla, 2014.

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Descripción

MATEO ALEMÁN Guzmán de Alfarache

PRESENTACIÓN TEXTUAL David Mañero Lozano

Criterios de edición Esta edición del Guzmán de Alfarache toma como punto de partida los criterios expuestos por Luis Gómez Canseco en su excelente contribución a la Biblioteca Clásica de la Real Academia Española. De acuerdo con este editor, el texto más autorizado de la primera parte de la obra es la impresión de Juan de León (Sevilla, 1602), ya que se trata de la última de las ediciones supervisadas por el autor. En cuanto a la segunda parte de la novela, se sigue la edición de Pedro Craesbeeck (1605), en la que Alemán plasmó su última redacción. No obstante, resulta ineludible conocer la evolución experimentada por el texto en sus distintas fases de escritura, por lo que he considerado las intervenciones del autor en el resto de las ediciones realizadas bajo su supervisión. Para la primera parte de la novela, he tenido en cuenta las impresiones de Várez de Castro (Madrid, 1599), Juan Íñiguez de Lequerica (Madrid, 1600), Juan Martínez (Madrid, 1601) y la ya mencionada de Juan de León (Sevilla, 1602); y para la segunda, las de Antonio Álvarez (1605) y Pedro Crasbeeck (1604 y 1605). Pero no ha sido mi objetivo ocuparme aquí de los problemas ecdóticos arrojados por los textos de Alemán, de los que se da cumplida cuenta en la edición canónica de la RAE, sino sencillamente dejar constancia de la preocupación estilística que caracterizó al autor a lo largo de toda su trayectoria literaria. Por este motivo, me he limitado a registrar y ocasionalmente comentar aquellas intervenciones que, más allá del mero escrúpulo corrector, reflejan la inquietud del sevillano por depurar la expresión1. Este registro de variantes, por tanto, no responde a las exigencias de una edición crítica, de modo que son muchos los lugares en los que, sin dejar constancia, adopto lecturas no representadas en los testimonios base de Juan de León (1602) y Pedro Craesbeeck (1605). Así ocurre cuando estas ediciones desvirtúan pasajes transmitidos correctamente en alguna de las ediciones anteriores revisadas por Alemán. 1 Con objeto de economizar el uso de siglas en el registro de las variantes debidas a la intervención de Alemán, en el aparato de notas indico solo la primera de las ediciones en las que se refleja la voluntad definitiva del autor (con independencia de que esta se mantenga o sufra alteraciones espurias en impresiones posteriores). Asimismo, cuando la primera fase de redacción se halla representada en varias ediciones, aludo sencillamente a «las anteriores eds.», con lo que me refiero siempre y en exclusiva a las impresiones supervisadas por el autor.

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Debo señalar, por otra parte, que el examen de las variantes de redacción reflejadas en las ediciones supervisadas por el autor me ha llevado a soluciones que difieren de las asumidas por anteriores editores. Me refiero, en primer lugar, a aquellos casos en los que la elección de las variantes queda al difícil arbitrio del editor, sin que sea posible determinar con seguridad, ni siquiera con el apoyo del contexto material o apelando al usus scribendi, si las diferentes lecturas se deben a la intervención de los cajistas o del autor. Sirvan como ejemplo determinados pasajes de la segunda parte del Guzmán en los que la segunda edición retoca el texto de la príncipe, si bien no todas estas intervenciones se tuvieron en cuenta en la tercera de las impresiones autorizadas por Alemán. En estos lugares, habida cuenta de que cada problema textual debe considerarse en sí mismo y de lo desacertado de aplicar ciegamente una fórmula única en la edición de textos impresos, he preferido adoptar un criterio uniforme, con el que privilegio las lecturas registradas en la edición de Antonio Álvarez (1605). En consecuencia, ofrezco algunas soluciones distintas a las de Gómez Canseco en casos como estos, que localizo con el número de página y línea del texto de la RAE: [489.14] siéndole muy fácil A por serle muy fácil B [518.11] que me parecía A que me pareció B [526.16] Y será esta la fina A Y esta será la fina B [548.26] deja amancillado el pueblo A deja el pueblo amancillado B [582.25] Era lástima de verle A Era lástima verle B [611.3] hacerlos por de fuera A hacerlos por fuera B [675.22] de muy buena gracia A de muy buena suerte [‘de buen estado o linaje’, según fórmula documentada] B [678.13] mandó que les tañese A mandó que tañese B [678.20] lo que se tardó A lo que tardó B [692.2] y un trabajo secreto A un trabajo secreto B [697.22] de oro y sedas A de oro y seda B [701.17] su muy grande amiga A su grande amiga B. [704.27] verlos entrar asobarcados A verlos asobarcados B [711.22] de venir por ellas otro día A de venir para otro día B [715.12] vuestra paternidad agora lo que fuere A vuestra paternidad lo que fuere B [723.28] muy confiado A confiado B; etc.

En otro orden de cosas, me he apartado de las pautas de edición seguidas hasta la fecha en la elección de determinadas variantes contenidas en los ejemplares de la edición de Antonio Álvarez (1605) custodiados en la British Library (sign. 1476. aa.23) y en la Biblioteca Nacional de España (sign. R 15733), lo que tal vez requiera alguna explicación.

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Con una frecuencia ciertamente asombrosa, B2 (el ejemplar de la Biblioteca Nacional de España) registra las variantes pertenecientes al estado final de revisión, mientras que, en aquellos casos en los que se efectuaron correcciones, los pliegos encuadernados en B1 (el impreso conservado en la British Library) se corresponden en su práctica totalidad con el estado más temprano. Pero recordemos que, desde el punto de vista metodológico, no es pertinente considerar que el manejo de un ejemplar con un mayor número de caras enmendadas reste autoridad a otros ejemplares, dado que estos pueden recoger lecturas que se hallen sin corregir en aquel2. Como muestra de esto, B2 representa un estado anterior a B1 en sign. X5r: «Aun por soltero nos lo habían vendido» B1; «Aun por salterón os lo habían vendido» B2, donde B1 subsana el error de B2. Es de advertir, dentro del cuaderno X, que los ejemplares conservados presentan la situación contraria en sign. X7r, lo que es perfectamente factible dado que se trata de signaturas ubicadas en distintos pliegos (X5r en la cara exterior del pliego interior y X7r en la cara exterior del pliego exterior). Así, al igual que en la edición príncipe, en B1 leemos: «unas mujeres conocidas de casa», y B2 retoca el texto con la clara intención de precisar la situación que se describe: «unas parientas y conocidas de casa». La intervención no es atribuible a ratio typographica, dado que la sustitución de «mujeres» por «parientas y conocidas» no se debe a la necesidad de reducir el espacio entre caracteres, si bien es cierto que los cajistas se vieron obligados a bajar a la siguiente línea (la penúltima de la página) la preposición «de», lo que tal vez explique que se suprimiese el «para» ubicado al final de la línea, dejando así «que le ayudasen» en lugar de «para que le ayudasen». Por lo demás, la autoridad de B2 se impone casi por sistema sobre B1. Pero detengámonos en el cuaderno Ii, que presenta una circunstancia de especial interés. En particular, me interesa comentar las variantes arrojadas por ambos ejemplares en el cotejo de la cara interior del pliego exterior del cuaderno Ii. Reproduzco un fragmento de texto lo suficientemente amplio para que se advierta el contexto en el que tienen lugar las variantes, destacadas con letra cursiva:

2 Así lo explica Moll, «Correcciones en prensa» (1982), p. 161: «se podrá dar el caso de un ejemplar con todas las faltas corregidas o todas las faltas sin corregir, pero es más probable la existencia de ejemplares con un número aleatorio de páginas impresas con formas corregidas o con formas sin corregir».

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Mateo Alemán / La obra completa Sign. Ii7v Con esto me despedí de ella y otro día desde algo lejos, a una esquina, me puse a ver el alboroto (B1); Con esto me despedí de ella y otro día desde lejos, puesto a una esquina, me puse a ver el alboroto (B2) Sign. Ii7v me puse a ver el alboroto, que fue muy gracioso (B1); me puse a ver el alboroto, que fue muy para ver (B2) Sign. Ii8r metiéndole dentro seis escudos en tres doblones de oro, cincuenta reales con un dedal de plata y cuatro sortijas, lo llevé a mi madre (B1); metiéndole dentro seis escudos en tres doblones de oro, cincuenta reales en plata, un dedal de plata y cuatro sortijas, lo llevé a mi madre (B2) Sign. Ii8r se lo enseñé muy de mi espacio y aun se lo di por escrito (B1); se lo enseñé muy de espacio y aun se lo di por escrito (B2)

Un análisis aislado de estos cuatro lugares críticos nos inclinaría por las lecturas de uno y otro testimonio según los casos. Sin embargo, conviene recordar que, dadas las características de la imprenta manual, las variantes que pertenecen a una misma forma constituyen una unidad, de modo que no es pertinente valorar aisladamente si una determinada lectura se corresponde o no con el estado corregido, al igual que tampoco es factible considerar por separado cada una de las páginas que forman parte de las caras del pliego3. Pues bien, en mi opinión, el segundo de estos lugares, en el que se oponen las lecturas «que fue muy gracioso» (de B1) y «que fue muy para ver» (B2) es un claro ejemplo de cómo Alemán trata de evitar la repetición de un verbo dentro de una misma frase, de lo que se desprende, como hipótesis más viable, que las lecturas pertenecientes al último estado textual de la forma a la que pertenecen las sign. Ii7v-8r se hallan en B1. Lo mismo puede decirse de las siguientes variantes localizadas en sign. Ii8r. A fin de no repetir el término «plata», el autor emplea la expresión «cincuenta reales con un dedal de plata», en la que la preposición asume un valor aditivo. Claro está que esta propuesta implica aceptar como correctas las lecturas recogidas por B1 en los otros dos lugares críticos. 3 De nuevo en palabras de Moll, «Correcciones en prensa» (1982), p. 160: «[…] en caso de ser varios los moldes corregidos, siempre es preciso reconstruir la serie discontinua de páginas de la forma correspondiente, para de esta manera establecer dos series paralelas de variaciones. Una de ellas será la versión sin corregir, correspondiendo la otra a la versión corregida, perteneciendo al crítico textual fijar la identidad de cada serie. Lo que no se ajusta a la realidad del proceso corrector es considerar como una unidad independiente cada página, al margen de su pertenencia a una misma forma, y escoger la variación que uno crea subjetivamente mejor. Todas las páginas corregidas de una misma forma constituyen una unidad y como tal deben ser consideradas».

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En el primero de ellos, donde B1 lee «desde algo lejos, a una esquina, me puse a ver el alboroto», B2 reza: «desde lejos, puesto a una esquina, me puse a ver el alboroto». Una vez más, se diría que B1 suprime «puesto» con objeto de evitar la repetición del verbo dentro de la misma frase, si bien esta intervención obligó a los cajistas, ya fuese con la conformidad de Alemán o sin ella, a completar los espacios en blanco de la línea con el término «algo». Por lo demás, no debe resultarnos extraña la expresión «a una esquina», documentada con frecuencia en los textos de la época. Valga este ejemplo de Castillo Solórzano, en el que la preposición adquiere también un uso espacial: «viniendo descuidado por la calle, a una esquina le habían salido de través aquellos cuatro hombres»4. En cuanto al último de los lugares críticos, debe recordarse que la fórmula «muy de mi espacio», inusitada en el español actual, estaba extendida entre los autores contemporáneos a Alemán. El propio escritor la emplea, sin ir más lejos, en otros pasajes de su novela5. Ejemplos como estos, en los que no puedo extenderme, nos ofrecen un simple botón de muestra de las restricciones metodológicas a las que debemos ajustarnos al examinar la siempre compleja dialéctica entre los criterios mecánicos y subjetivos implicados en la elección de las variantes textuales.

Criterios de transcripción y anotación La anotación filológica de esta edición de los Guzmanes se ha centrado, según apunté arriba, en las variantes de redacción introducidas por Alemán al revisar sus textos, además de aclarar aquellos aspectos léxicos e interpretativos que pudieran suponer dificultades para la comprensión de la obra. No obstante, dada la gran extensión y complejidad de las dos obras editadas en este volumen, ha sido preciso introducir en torno a 3700 notas aclaratorias, que en ningún caso pretenden agotar las inmensas posibilidades interpretativas del texto alemaniano. Al igual que el resto de volúmenes contenidos en estas obras completas de Mateo Alemán, esta edición de los dos Guzmanes ofrece un 4

Cito por la reciente ed. de Rodríguez Mansilla, Picaresca femenina…, 2012, p. 250. Remito al penúltimo párrafo de II, ii, 7: «Estudiábala de propósito, ensayándome muy de mi espacio en ella, y en este virtuoso ejercicio eran entonces mis nobles entretenimientos»; y, en II, iii, 9: «muy de su espacio parlaba conmigo cosas graves de importancia». 5

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texto modernizado. Así, ante cualquier vacilación o alternancia (lantejas / lentejas, hortolano / hortelano, agüelo / abuelo, chancelar / cancelar, espongia / esponja, vuesa / vuestra, trincheas / trincheras, emplastro / emplasto, rastillos / rastrillos, marcilenta / macilenta, albañíes / albañiles, falida / fallida, arronjaba / arrojaba, venimos (con valor subjuntivo) / vinimos, contina / continua, estrupo / estupro, etc.), adopto la forma autorizada por la norma del español actual. En consonancia con este criterio, desarrollo también sin previo aviso la a embebida, en casos como «tal cargo no tuve a aquella mujer». Modernizo igualmente todas aquellas formas verbales arcaicas que, en distinto grado, convivían en la época con las aceptadas actualmente (truje / traje, habíades / habíais, mardardes / mandareis, quisierdes / quisiéreis, mirá / mirad, etc.). Por otra parte, he considerado oportuno aplicar los mismos criterios de transcripción a las variantes de redacción consignadas a pie de página. Por ejemplo, aunque las ediciones antiguas transmitan la lectura «ascondida», la anotación textual reza: «escondida ella: así en B; en A: “ella escondida”». En consonancia con este procedimiento, he decidido pasar por alto todas aquellas variantes textuales que no transciendan el plano ortográfico.

Ediciones y abreviaturas empleadas Primera parte de Guzmán de Alfarache: [A] Madrid, Várez de Castro, 1599. Ejemplares: 1) Biblioteca Nacional de España, signatura R 15881; 2) British Library, signatura 1074.dA. [B] Madrid, Herederos de Juan Íñiguez de Lequerica, 1600. Ejemplares: Bibliothèque Nationale de France, signatura 4- BL-4483. [C] Madrid, Juan Martínez, 1601. Ejemplares: Biblioteca Nacional de España, signatura R 14977. [D] Sevilla, Juan de León, 1602. Ejemplares: Bibliothèque Nationale de France, signatura Y2- 570. Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache: [A] Lisboa, Pedro Crasbeeck, 1604. Ejemplares: 1) Houghton Library, Harvard University, signatura SC6 Aℓ255G 604; 2) Yale University Library, signatura He67 36.

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[B] Lisboa, Antonio Álvarez, 1605. Ejemplares6: 1) British Library, signature 1476.aa.23; 2) Biblioteca Nacional de España, signatura R 15733. [C] Lisboa, Pedro Crasbeeck, 1605. Ejemplares: Biblioteca Nacional de España, signatura R 39719.

Obras de referencia citadas abreviadamente Aranda Aranda, Juan de, Lugares comunes de conceptos, dichos y sentencias en diversas materias, Madrid, Juan de la Cuesta, a costa de Antonio Rodríguez, 1613. Autoridades Diccionario de Autoridades (1726-1739), ed. facs., Madrid, Gredos, 1979. Biblia Biblia Reina-Valera, [30-112013]. Cejador Cejador y Frauca, Julio, Diccionario fraseológico del Siglo de Oro (Fraseología o estilística castellana), ed. a cargo de Abraham Madroñal y Delfín Carbonell, Barcelona, Ediciones del Serbal, 2008. DRAE Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe, 1992 (21.ª ed.). Iribarren Iribarren, José María, El porqué de los dichos. Sentido, origen y anécdota de los dichos, modismos y frases proverbiales de España, con otras muchas curiosidades, ed. José María Romera, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1996 (9.ª ed.).

6 Salvo en los casos expresamente indicados a pie de página, consigno mediante la sigla B las variantes contenidas en el ejemplar de la Biblioteca Nacional de España.

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Léxico Alonso Hernández, José Luis, Léxico del marginalismo del Siglo de Oro, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1976. Martínez Kleiser Martínez Kleiser, Luis, Refranero general ideológico español, Madrid, RAE, 1953. Montoto Montoto y Rautenstrauch, Luis, Personajes, personas y personillas que corren por las tierras de ambas Castillas, 2 vols., Sevilla, Tip. Gironés, 1921-1922 (2.ª impresión aumentada y corregida). Tesoro Covarrubias Horozco, Sebastián de, Tesoro de la lengua castellana o española, ed. integral e ilustrada de Ignacio Arellano y Rafael Zafra, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert (Biblioteca Áurea Hispánica, 21), 2006. Vallés Vallés, Mosén Pedro, Libro de refranes y sentencias, ed. Jesús Cantera Ortiz de Urbina y Julia Sevilla Muñoz, Madrid, Guillermo Blázquez, 2003. Vocabulario Correas, Gonzalo, Vocabulario de refranes y frases proverbiales (1627), ed. Louis Combet [Burdeos, Institut d’Études Ibériques et Ibéro-Américaines de l’Université de Bordeaux, 1967], revisada por Robert Jammes y Maïté Mir-Andreu, Madrid, Castalia (Nueva Biblioteca de Erudición y Crítica, 19), 2000.

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