Economías Basadas en Fauna en el Sur de México en Tiempos Prehispánicos ( Heather A. Lapham, Gary M. Feinman, y Linda M. Nicholas, 2014)

June 30, 2017 | Autor: Heather A. Lapham | Categoría: Zooarchaeology, Mesoamerican Archaeology, Ancient economies (Archaeology), Oaxaca (Archaeology), Oaxaca
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Descripción

Christopher M. Götz es profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Antropológicas, UADY, México. Kitty F. Emery es curadora asociada de Arqueología Ambiental del Museo de Historia Natural de la Florida, EE.UU.

“Una lectura obligada para aquellos interesados en la interacción de humanos y animales, ya sea en Mesoamérica o en cualquier parte. Una excelente y balanceada selección de temas por extraordinarios investigadores.”

— Guillermo L. Mengoni Goñalons, Instituto de Arqueología, FFyL-UBA

“… una ambiciosa y panregional revisión de las complejas relaciones entre las personas y los animales, derivada del rico registro arqueológico y cultural mesoamericano… El resultado es una valiosa herramienta de referencia que demuestra cuánto hemos aprendido en las últimas décadas y cuánto más nos falta conocer; no únicamente aquí, sino en todas partes.” — Elizabeth J. Reitz, University of Georgia

LA  ARQUEOLOGÍA  DE  LOS ANIMALES  DE  MESOAMÉRICA editado por Christopher M. Götz y Kitty F. Emery

Götz  y  Emery

“La aplicación nuevos y tradicionales métodos de cuantificación, modelos ecológicos y técnicas científicas de vanguardia a preguntas arqueológicas complejas y a conjuntos osteo-faunísticos únicos en sus características taxonómicas y de preservación, hacen de esta una referencia esencial e inspiradora para los especialistas alrededor del mundo.” — Polydora Baker, Senior Zooarchaeologist, English Heritage, Heritage Conservation

Archaeobiology  1 LA  ARQUEOLOGÍA  DE  LOS  ANIMALES  DE  MESOAMÉRICA

Reconocer el papel de los animales en las antiguas dieta, economía, política y rituales es vital para entender por completo las culturas pretéritas, mientras que seguir las pistas disponibles a partir de los restos de animales para la reconstrucción del medio ambiente es vital para comprender las antiguas relaciones entre los humanos y el mundo que los rodea. En respuesta al creciente interés en el campo de la zooarqueología, este volumen presenta investigaciones actuales enfocadas en las muchas culturas y regiones de Mesoamérica, que tratan específicamente con las problemáticas más recientes de la literatura zooarqueológica. Geográficamente, los trabajos reunidos aquí abordan los diferentes aspectos del uso de animales por parte de las poblaciones indígenas del área entre la frontera norte de México y los bordes meridionales de América Central. Esto incluye culturas tan diversas como la olmeca, maya, zapoteca, mixteca e indios centroamericanos. El marco temporal de este volumen se extiende desde el Preclásico hasta tiempos recientes. Los capítulos del libro, escritos por expertos en el campo de la zooarqueología mesoamericana, proveen un importante trasfondo general sobre el uso doméstico y ritual de los animales en la Mesoamérica y Centroamérica temprana y clásica; de igual manera abordan aspectos especiales de las relaciones humano-animal, tales como la domesticación temprana y el simbolismo de los animales, así como también los importantes pero poco representados aspectos de la tafonomía y la metodología zooarqueológica..

Archaeobiology, 1

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LOCKWOOD PRESS

la arqueología de los

animales de mesoamérica

Archaeobiology Sarah Whitcher Kansa, editor

Número 1 La Arqueología de los animales de Mesoamérica

la arqueología de los

animales de mesoamérica editado por Christopher M. Götz y Kitty F. Emery

Lockwood Press Atlanta, Georgia

All rights reserved. No part of this work may be reproduced or transmitted in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying and recording, or by means of any information storage or retrieval system, except as may be expressly permitted by the 1976 Copyright Act or in writing from the publisher. Requests for permission should be addressed in writing to Lockwood Press, P.O. Box 133289, Atlanta, GA 30333, USA. © 2014 by Lockwood Press ISBN: 978-1-937040-12-3 Library of Congress Control Number: 2014949386

This paper meets the requirements of ANSI/NISO Z39.48-1992 (Permanence of Paper).

ÍNDICE Lista de Figuras ix Lista de Tablas xix Abreviaturas xxv 1: Christopher M. Götz Introducción

1

Área del Noroccidental y Altiplano Central

2: Elizabeth S. Wing Restos de Perro Provenientes de las Marismas Nacionales

25

4: Eduardo Corona-Martínez Las aves de los entornos domésticos prehispánicos en el centro de México

83

3: Bernardo Rodríguez Galicia y Raúl Valadez Azúa 51 Recursos Costeros en la Ciudad de los Dioses

Región Oaxaqueña y Costa del Golfo

5: Tanya M. Peres, Amber M. VanDerwarker, y Christopher A. Pool 99 La Zooarqueología de los Hábitos Alimenticios de Olmecas y Epi-Olmecas a lo Largo de la Costa del Golfo de México

6: Heather A. Lapham, Andrew K. Balkansky, y Ayla M. Amadio Aprovechamiento de Animales en la Mixteca Alta, Oaxaca, México

7: Heather A. Lapham, Gary M. Feinman, y Linda M. Nicholas Economías Faunísticas en el Sur de México en Tiempos Prehispánicos Tierras Bajas Mayas del Norte

135

161

8: Christopher M. Götz y Travis W. Stanton 203 El Uso de la Fauna por los Mayas Prehispánicos de las Tierras v

vi

La arqueología de los animales de Mesoamérica

Bajas del Norte 9: Marilyn A. Masson y Carlos Peraza Lope 249 Consumo de Animales en el Centro Monumental de Mayapán 10: Rani T. Alexander, John A. Hunter, Sean Arata, Ruth Martínez Cervantes, y Kristen Scudder 301 La Arqueofauna en Isla Cilvituk, Campeche, México: Estructura de un Sitio Residencial y Tafonomía en la Mesoamérica Posclásica Tierras Bajas Mayas del Sur y Tierras Altas Mayas 11: Coral Montero López 339 Infiriendo el Contexto Arqueológico a través de la Tafonomía: El Uso del Venado Cola Blanca (Odocoileus virginianus) en Chinikihá, Chiapas 12: Erin Kennedy Thornton y Olivia Ng Cackler 377 Uso de los Animales por Parte de las Poblaciones Mayas de San Pedro y Británicas de Holotunich, Belice, Durante Fines del Siglo XIX e Inicios del XX 13: Kitty F. Emery, Erin Kennedy Thornton, Nicole R. Cannarozzi, Stephen Houston, y Héctor Escobedo 409 Animales Arqueológicos de las Tierras Altas Mayas del Sur: Zooarqueología de Kaminaljuyú Vecinos Sureños de Mesoamérica 14: David N. Rewniak, Paul F. Healy, y Morgan Tamplin 449 Análisis Preliminar de la Zooarqueología del Sitio de San Cristóbal, Nicaragua: La Abundancia del Paraíso de Mahoma 15: Diana Rocío Carvajal Contreras 475 Moluscos como Alimento en un Prolífico Medio Costero: Evidencia de Forrajeo Selectivo y Tafonomía de la Cueva de los Vampiros (Panamá Central) 16: Richard G. Cooke, David W. Steadman, Máximo Jiménez, e Ilean Isaza Aizpurúa 513

Índice vii



La Explotación Precolombina de Aves Alrededor de la Bahía de Panamá

17: Elizabeth Ramos Roca 569 Gatear y Caminar al Mismo Tiempo: Retos de la “Arqueología de los Animales” en el Norte de Suramérica Estudios Taxonómicos sobre Fauna Mesoamericana 18: Raúl Valadez Azúa, Alicia Blanco Padilla, Bernardo Rodríguez Galicia, y Gilberto Pérez Roldán 597 El Perro en el Registro Arqueozoológico Mexicano 19: Laura Navarro y Joaquín Arroyo-Cabrales 625 Los Murciélagos en la Antigua Mesoamérica 20: Kitty F. Emery 651 Conclusión: De Restos Zooarqueológicos a un Contexto Humano Referencias Citadas 679 Lista de Colaboradores

769

Índice Taxonómico 773 Apéndice Digital El contenido digital relacionado a este volumen ha sido publicado en The Archaeology of Mesoamerican Animals Online accessible at the following link: http://opencontext.org/projects/21A79037-01EA4CBB-7048- 6AA054FB4A0D (http://dx.doi.org/10.6078/M7KW5CX5)

Capítulo 7 Economías BASADAS EN FAUNA en el Sur de México en Tiempos Prehispánicos Heather A. Lapham, Gary M. Feinman y Linda M. Nicholas Nuestra investigación compara y contrasta prácticas zapotecas de subsistencia basadas en animales en siete sitios arqueológicos que datan desde el periodo Arcaico al Posclásico (aprox. 8,700 a.C. a 1,100 d.C.) para explorar cambios y continuidad en el uso de animales a lo largo del tiempo en los valles centrales de Oaxaca. En cada uno de estos asentamientos de tres a cuatro animales principales (venado, perro, conejos y pavo) constituyen la mayoría de la dieta cárnica consumida por el pueblo zapoteca, sin embargo cada colección que examinamos tuvo su propia y única signatura zooarqueológica. Variaciones en la distribución de los restos de animales reflejan diferencias de estatus, así como especializaciones de la unidad doméstica y la comunidad que giran en torno a la “producción” de animales y subproductos de animales. Esto es especialmente evidente durante el periodo Clásico, cuando los resultados de nuestro estudio indican que sitios diferentes habían desarrollado especialidades y preferencias relacionadas con animales. Utilizando datos nuevos y otros ya existentes ganamos una perspectiva diacrónica más amplia acerca de las economías faunísticas en la Oaxaca antigua que informan nuestras discusiones de las especializaciones comunitarias en la obtención de animales en los sitios clásicos y posclásicos de El Palmillo y la fortaleza de Mitla.

La producción artesanal doméstica especializada, junto con la ocupación agrícola y otras actividades de subsistencia, apuntaló económicamente las unidades domésticas prehispánicas de Mesoamérica, asegurando su supervivencia económica y social (Feinman 1999; Hirth 2006, 2009a). Bienes utilitarios y suntuosos, elaborados por artesanos hábiles, fueron manufacturados para el uso dentro de sus residencias y para ser intercambiados para necesidades y bienes deseados en mercados locales y a través del trueque informal (Feinman y Nicholas 2000, 2007b, 2007c). La importancia de la producción para el intercambio no puede 161

162

La arqueología de los animales de Mesoamérica

ser exagerada, ya que sentó los fundamentos para la economía de mercado mesoamericana, la cual formó un pilar importante de las sociedades de nivel de estado que surgieron en toda la región (Feinman y Garraty 2010; Feinman y Nicholas 2010; Hirth 2006). En la Oaxaca antigua y en otros lugares en Mesoamérica, las unidades domésticas participaron generalmente en la artesanía variada, produciendo un número de diferentes tipos de bienes (Feinman y Nicholas 2007a; Hirth 2006, 2009a; Shimada 2007); no obstante, qué bienes fueron producidos y en qué volúmenes e intensidades varió a la vez entre unidades domésticas y barrios dentro del mismo asentamiento, así como entre diferentes comunidades (Feinman y Nicholas 2004:114; Feinman, Nicholas y Haines 2002; Flannery y Winter 1976). Las estrategias de producción doméstica fueron flexibles a lo largo del tiempo y a través de asentamientos, fomentando la interdependencia a nivel intra- e inter-comunidad. No es de sorprenderse que los métodos de producción especializada en la Oaxaca antigua explotaran diferencias locales y regionales en recursos disponibles, pero también fueron creados por el ingenio humano y elecciones racionales. Algunas familias probablemente también criaron animales y produjeron subproductos de animales (p.ej. carne, pieles, plumas, etc.) para ser consumidos por pobladores que vivieron fuera de su unidad doméstica inmediata, residiendo en comunidades vecinas y hasta distantes, aunque esta es una temática poco común en las discusiones de la producción artesanal doméstica (véase también Emery et al. y Lapham et al., este volumen). A finales de los tiempos prehispánicos, más al norte en el Valle de México, plumas de aves exóticas y locales, y pieles de conejo vistosamente teñidas fueron vendidas en mercados de la capital azteca de Tenochtitlán, junto con una colección impresionante de otros artículos (Sahagún 1961:61, 77, 92). Los vendedores también ofrecieron caza silvestre y animales criados para su carne, incluyendo conejos, pavos y perros en todas las formas y tamaños (Durán 1967; Sahagún 1954:67; 1961:80). Hasta qué punto atrás en el tiempo y hasta dónde se extendieron estas prácticas geográficamente, es incierto. Para explorar las economías domésticas de la Mesoamérica antigua desde esta perspectiva a menudo pasada por alto, examinamos el uso de animales y la dieta de origen animal en los valles centrales de Oaxaca, el hogar de hablantes del zapoteco. Los antiguos zapotecos ¿criaron animales y produjeron subproductos de animales para el intercambio más allá de sus necesidades familiares propias? ¿Qué si-

Economías basadas en fauna en el sur de México

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militudes y diferencias existieron en el uso de animales y la dieta cárnica en medio y entre diferentes unidades domésticas y comunidades? ¿Qué aspectos cambiaron a lo largo del tiempo? ¿Qué aspectos permanecieron sin alterar? Y, ¿se incorporaron los animales en las actividades domésticas de artesanía variada junto con otros productos? Estudios zooarqueológicos previos en los Valles de Oaxaca y Ejutla han optado por un acercamiento orientado en un problema, enfocado en uno o dos sitios específicos (Drennan 1976b; Flannery y Marcus 2005; Flannery y Wheeler 1986; Haller, Feinman y Nicholas 2006; Middleton, Feinman y Nicholas 2002; Whalen 1981). Para dirigirse a las cuestiones planteadas arriba, utilizamos datos producidos por estos estudios más tempranos para examinar las prácticas de subsistencia basadas en animales desde una perspectiva más amplia, comparando y contrastando restos faunísticos de siete sitios arqueológicos (Guilá Naquitz [Flannery 1986c; Flannery y Wheeler 1986; B. D. Smith 2000], San José Mogote [Flannery y Marcus 2005], Fábrica San José [Drennan 1976b], Santo Domingo Tomaltepec [Whalen 1981], Ejutla [Feinman y Nicholas 1990, 1993, 2000; Middleton, Feinman y Nicholas 2002], El Palmillo [Feinman, Nicholas y Maher 2008; Haller, Feinman y Nicholas 2006; Lapham 2007, 2008a; Middleton, Feinman y Nicholas 2002], así como la Fortaleza de Mitla [Lapham 2009, 2010]), datando desde aprox. de 8,700 a.C. hasta 1,100 d.C., para explorar cambios y continuidad en el uso de animales a lo largo del tiempo. La Tabla 1 presenta los sitios y la Tabla 2 proporciona una cronología regional. Investigaciones anteriores se han acercado a la dieta cárnica y el uso de animales desde una perspectiva diacrónica en otros lugares de Mesoamérica (Emery 1999a, 2004a; Emery, Wright y Schwarcz 2000; Flannery 1967; Hamblin 1984; Henderson y Joyce 2004; Hudson, Walker y Voorhies 1989; Masson 2004b; Shaw 1999; Wing 1981), pero aún no en el centro de Oaxaca. También presentamos datos nuevos, no publicados previamente, acerca de los periodos Clásico y Posclásico de las últimas cuatro temporadas (2005-2008) de excavaciones en el sitio El Palmillo, situado sobre una terraza en la cima de una colina, y las primeras dos temporadas (20092010) en la Fortaleza de Mitla. Encontramos que variaciones en la distribución de restos de animales no reflejan simplemente la obtención de subsistencia, sino que también proveen una visión sobre el estatus así como las especializaciones de unidades domésticas y comunidades, especialmente en el periodo Clásico.

Cueva Piedemonte, al este del subvalle de Tlacolula

Estribación de piedemonte, subvalle de Etla

Piedemonte, al oeste del subvalle de Tlacolula

Piedemonte, subvalle de Etla

Fondo del valle, valle de Ejutla

Sierra de piedemonte, al este del subvalle de Tlacolula

Meseta del piedemonte, al este del subvalle de Tlacolula

Guilá Naquitz

San José Mogote

Santo Domingo Tomaltepec

Fábrica San José

Ejutla

El Palmillo

Fortaleza de Mitla

Clásico Tardío y Posclásico Temprano

Clásico

Clásico Tardío

Formativo Medio

Formativo Temprano

Formativo Temprano

Arcaico Temprano

Principales periodos representados por la fauna referencia(s) Flannery 1986 Flannery y Marcus 2005 Whalen 1981

Drennan 1976 Feinman y Nicholas 1990, 1993, 2000; Middleton, Feinman, y Nicholas 2002 Feinman, Nicholas y Maher 2008; Haller, Feinman y Nicholas 2006; Lapham 2007, 2008; Middleton, Feinman y Nicholas 2002 Lapham 2009, 2010

Fases con fauna* Naquitz Tierras Largas, San José, Guadalupe y Rosario Tierras Largas, San José, Rosario, y Monte Albán Temprano I, Tardío I, y II Guadalupe y Rosario mayormente Monte Albán IIIB–IV Monte Albán IIIA, IIIB–IV y V

Monte Albán IIIA, IIIB–IV y V

*Fases escritas en cursivas corresponden a aquellas de las que se ha descubierto la mayor cantidad de material faunístico.

Ubicación geográfica

Sitio

Tabla 1: Los sitios de los Valles de Oaxaca y Ejutla, con restos de animales discutidos en el texto.

164 La arqueología de los animales de Mesoamérica

Figura 1. Mapa de los valles de Oaxaca y Ejutla, indicando la ubicación de los sitios mencionados en el texto. Ilustración de Linda Nicholas.

166

La arqueología de los animales de Mesoamérica

ANTECEDENTES DE LAS COLECCIONES ZOOARQUEOLÓGICAS Los Valles de Oaxaca y Ejutla, una gran parte de los valles centrales de Oaxaca, se localizan en los altiplanos del sur de México (Figura 1). El clima es semi-árido, con precipitaciones anuales fluctuando sustanciosamente. Seis de los siete sitios arqueológicos que discutimos en la sección siguiente se localizan en los valles secundarios Etla y Tlacolula del Valle de Oaxaca. El brazo norte del valle, o valle secundario de Etla, es más fresco y más alto en elevación y posee el mejor potencial para la irrigación, complementando precipitaciones inadecuadas y apoyando al crecimiento de plantas de cultivo en sitios como San José Mogote y Fábrica San José (Blanton et al. 1999:34; Kirby 1973). Este brazo del valle también tiene la mayor cantidad de tierra con potencial para rendimientos de cultivo, altos y confiables, en toda la región (Nicholas 1989). El valle secundario de Tlacolula en el brazo este es la parte más seca del valle. Sus precipitaciones anuales bajas influyen y pueden restringir el crecimiento y la productividad de la vegetación y los cultivos, en última instancia limitando la agricultura en sitios tales como Tomaltepec, El Palmillo y la Fortaleza de Mitla, entre otros (Blanton et al. 1999; Kirby 1973). El Valle de Ejutla yace en el sur del brazo sur del Valle de Oaxaca, separándose de él por el borde sur del alto drenaje del río Atoyac. Ejutla recibe menos precipitaciones y contiene menos tierra que puede ser irrigada para el cultivo que el Valle de Oaxaca, dos factores que probablemente contribuyeron a la escasez y a la baja densidad poblacional humana de asentamientos antiguos en Ejutla comparada con su vecino más grande al norte (Feinman y Nicholas 1990).

Sitios arcaicos Los restos de animales más tempranos asociados a ocupaciones humanas en el Valle de Oaxaca fueron excavados en el sitio de cueva Guilá Naquitz, del Arcaico Temprano precerámico (ca. 8900-5800 a.C.), que yace muy por encima del fondo del valle en la base de un cañón grande en la subregión este de Tlacolula (Figura 1 y Tabla 1; Flannery 1986b). Las excavaciones en el abrigo rocoso revelaron la evidencia más temprana de calabaza doméstica (Cucurbita pepo) y maíz (Zea mays) en el valle, junto con una variedad de otras plantas y animales (Benz 2001; Flannery y Wheeler 1986; Kaplan 1986; Piperno y Flannery 2001; B. D. Smith 1997, 2000; C. E. J. Smith 1986; Whitaker y Cutler 1986). Aunque otros sitios

Economías basadas en fauna en el sur de México

167

Tabla 2: Secuencia cronológica para Oaxaca y Mesoamérica. Fecha

Fase oaxaqueña

1500 1300 1100 900 700 500 300 100 d.C. 100 a.C 300 500 700 900 1100 1300

Periodo mesoamericano Posclásico Tardío

Monte Albán V

Monte Albán IV Monte Albán IIIB

Posclásico Temprano

Clásico Tardío

Monte Albán IIIA

Clásico Temprano

Monte Albán II

Formativo o Preclásico Terminal

Monte Albán tardío I Monte Albán temprano I Rosario Guadalupe San José Tierras Largas

Formativo o Preclásico Tardío

Formativo o Preclásico Medio Formativo o Preclásico Temprano

1500

arcaicos produjeron cantidades pequeñas de restos de animales (Flannery 1970), no fueron incluidos en nuestro estudio trans-temporal debido a tamaños de muestra pequeños. El entender las prácticas arcaicas básicas de subsistencia humana con base en la fauna vertebrada proporciona un fundamento importante a partir del cual examinar las economías faunísticas durante periodos más tardíos.

168

La arqueología de los animales de Mesoamérica

Sitios formativos La información sobre la dieta de origen cárnico y el uso de animales en el Formativo viene de tres sitios arqueológicos – San José Mogote, Santo Domingo Tomaltepec y Fábrica San José – excavados junto con Guilá Naquitz como parte del proyecto multidisciplinario de Prehistory and Human Ecology of the Valley of Oaxaca, del Museo de Antropología de la Universidad de Michigan. Los restos de animales de los tres sitios formativos, así como de Guilá Naquitz, fueron analizados por Flannery y asociados (Drennan 1976a:213; Flannery y Marcus 2005:xxii; Flannery y Wheeler 1986; Whalen 1981:168). Nuestras comparaciones de las colecciones zooarqueológicas en este capítulo dependen únicamente del número de especímenes identificados (NISP, por sus siglas en inglés). Basamos nuestras comparaciones en el NISP en vez de alguna otra unidad cuantitativa porque estos son los datos que han sido reunidos y publicados. Discutimos las ventajas y desventajas de usar el NISP más abajo. Restos faunísticos se recuperaron también en Tierras Largas, un poblado formativo ubicado a varios kilómetros de la capital regional del Clásico, Monte Albán (Winter 1972). La muestra de Tierras Largas es pequeña y los datos se presentan en un formato que no es directamente comparable con los otros siete sitios, por lo tanto lo excluimos del presente estudio. San José Mogote, el mayor de los tres asentamientos, es un centro cívico-ceremonial del Formativo Temprano y Medio ubicado en la estribación de un piedemonte bajo, por encima de las llanuras de inundación del río Atoyac, en el valle secundario norte de Etla (Figura 1; Flannery y Marcus 2005). Sus ocupaciones principales datan de los periodos Formativo Temprano a Terminal, pero unos pocos materiales más tempranos también fueron recuperados. La mayoría de los restos de animales vienen de excavaciones de depósitos de la fase San José del Formativo Temprano (Tablas 1 y 2). Más de una década de excavaciones e investigaciones en San José Mogote han producido informes y publicaciones numerosas (por ejemplo Flannery y Marcus 1994; Marcus 1998; Parry 1987; Pires-Ferreira 1975), incluyendo un volumen enfocado específicamente en unidades domésticas (Flannery y Marcus 2005), del cual se han acopiado los datos faunísticos siguientes. Los restos de animales discutidos en este capítulo vienen de un depósito de basura de la fase San José Temprano y de depósitos de 15 unidades domésticas y áreas de actividad asociadas (diez San José Medio, dos San José Tardío y tres residencias Rosario). Durante el Formativo Temprano, San José Mogote creció sustancialmente tanto en

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169

tamaño como complejidad, aumentando en extensión de alrededor de 7ha a unas estimadas 70ha (Flannery y Marcus 2005:7, 10). Probablemente hasta la mitad de la población del Valle de Oaxaca vivió en esta gran comunidad durante aquel tiempo, y muchos recién llegados podrían haber sido atraídos a inmigrar hacia ahí por razones tales como protección de entidades vecinas hostiles, apoyo de artesanos especialistas por parte de la élite, mejor acceso a bienes exóticos y apreciados y oportunidades para estar más cerca de líderes religiosos importantes y especialistas en rituales (Flannery y Marcus 2005:11–12). Entre las unidades domésticas de la fase San José, las diferencias en la arquitectura doméstica, las actividades residenciales, la distribución de bienes exóticos, las costumbres mortuorias y el consumo de comestibles preferidos indican que el estatus varió y fue al mismo tiempo tanto alcanzado como heredado (Flannery y Marcus 2005:10, 58; Marcus y Flannery 1996:93–110). El segundo sitio formativo con una muestra faunística bien preservada es Fábrica San José, un caserío del Formativo Medio ubicado en la región del piedemonte del valle secundario de Etla, cerca de 5km al noreste de San José Mogote (Figura 1; Drennan 1976a). Las relaciones entre este poblado satélite y el gran centro cívico-ceremonial son evidentes en las colecciones cerámicas y el registro mortuorio de los dos sitios (Flannery y Marcus 2005:12, 470; Plog 1976). Manantiales cerca del caserío sostuvieron una minería de sal a pequeña escala (Drennan 1976a). Las ocupaciones principales datan de las fases Guadalupe y Rosario, del Formativo Medio, pero también materiales de Tierras Largas, más tempranos, y Monte Albán, más tardíos, se recuperaron en pequeñas cantidades (Drennan 1976a). En contraste con San José Mogote, donde la mayoría de la fauna excavada está asociada al Formativo Temprano, restos de animales excavados de Fábrica San José datan del Formativo Medio (Tablas 1 y 2), habiéndose recuperado de depósitos residenciales asociados con tres unidades domésticas de Guadalupe Temprano, nueve de Guadalupe Tardío y ocho de Rosario. El tercer sitio formativo que consideramos es Santo Domingo Tomaltepec, un centro cívico-ceremonial pequeño ubicado en la región del piedemonte de la parte oeste de Tlacolula (Figura 1). El sitio cubre el Formativo entero, con ocupaciones que datan de la fase Tierras Largas del Formativo Temprano hasta la fase Monte Albán II del Formativo Terminal (Tablas 1 y 2). La gran mayoría de los restos de animales provienen de contextos domésticos asociados con cinco unidades domésticas en San José del Formativo Temprano. Pequeñas cantidades de fauna también se

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La arqueología de los animales de Mesoamérica

recuperaron de dos residencias Tierras Largas, dos Rosario, tres Monte Albán I Temprano y tres Monte Albán I Tardío. Situado cerca de 23km al sureste de San José Mogote, Tomaltepec yace afuera de la esfera de influencia más directa del asentamiento más prominente del Formativo (Figura 1; Whalen 1981). Desde su fundación en el Formativo Temprano hasta su auge en el Formativo Medio, Tomaltepec creció en tamaño e importancia como se indica por un número creciente de estructuras domésticas, incluyendo residencias de élite, edificios públicos múltiples (algunos con arquitectura elaborada) y una tumba impresionante llena de ofrendas hermosas. El asentamiento que inició como un caserío de dos a cinco unidades domésticas se expandió para cubrir un estimado de 5-8 ha para el Formativo Tardío (Whalen 1981). Tomaltepec vio un declive en población y subsecuente abandono durante el Formativo Terminal, correlacionado con cambios demográficos mayores en el valle secundario de Tlacolula y el Valle de Oaxaca a escala mayor (Whalen 1981:32, 104).

Sitios clásicos y posclásicos La información sobre las prácticas de subsistencia basadas en animales durante el Clásico y Posclásico está derivada de tres sitios arqueológicos: Ejutla, El Palmillo y la Fortaleza de Mitla. Ejutla, ubicado en el Valle de Ejutla, inmediatamente al sur del brazo sur del Valle de Oaxaca, fue uno de los asentamientos mayores en este valle más pequeño (Figura 1; Feinman 1999; Feinman y Nicholas 1990). Las relaciones que se desarrollaron entre comunidades en los dos valles fueron dinámicas, oscilando en naturaleza e intensidad a lo largo del tiempo. No obstante, para el Clásico Temprano Ejutla fue más plenamente integrado al estado de Monte Albán (Feinman y Nicholas 1990). Siguiendo reconocimientos regionales del Valle de Ejutla (Feinman y Nicholas 1990), cuatro temporadas de excavaciones fueron conducidas cerca del margen este del sitio, las cuales arrojaron los vestigios de una única unidad de comuneros del Clásico y áreas de actividad doméstica asociadas con la producción de ornamentos a partir de conchas marinas y cerámica, mayoritariamente para el intercambio y probablemente para la exportación (Feinman 1999; Feinman y Nicholas 2000). Las formas cerámicas manufacturadas por los residentes incluyeron figurillas y planchas para tortillas, entre otros artículos. Los restos de animales fueron recuperados ante todo de depósitos de basura doméstica del Clásico Tardío (Tablas 1 y 2; Middleton, Feinman y Nicholas 2002).

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El Palmillo yace sobre una cresta alta en la región del piedemonte del valle secundario de Tlacolula, al este de la población moderna de Santiago Matatlán y al sur de la Fortaleza de Mitla (Figura 2; Feinman and Nicholas 2004). Poblado durante el Formativo Tardío, la comunidad creció rápidamente a más de 90 ha durante el Clásico, cuando mantuvo miles de personas, volviéndose el centro más grande en la subregión este de Tlacolula (Feinman and Nicholas 2004:95, 100). Con más de 1,400 terrazas residenciales, El Palmillo fue por mucho el centro más grande del Clásico Temprano en el este de Tlacolula. Sus numerosos residentes produjeron cerámica y piedra labrada y procesaron plantas (especialmente maguey) para alimento y fibra, al lado de otras actividades domésticas. La producción artesanal, tanto para el consumo casero como para el intercambio exterior, variaba entre las unidades domésticas y los barrios en el asentamiento (Feinman y Nicholas 2004:105). Los restos de animales discutidos aquí provienen de ocho conjuntos residenciales, excavados entre las temporadas 1999 y 2004 (Haller, Feinman y Nicholas 2006; Middleton, Feinman y Nicholas 2002). Las residencias excavadas más bajas (Terrazas 1162/1163, 1147/1148, 925, 507) fueron ocupadas durante el periodo Clásico, mientras que las superiores son fechables únicamente del Clásico Medio a la trasición entre el Clásico Tardío y el Posclásico Temprano. El estatus de las unidades domésticas se correlacionó en general con la elevación de las terrazas, con residencias ubicadas en las terrazas superiores teniendo un estatus relativamente más privilegiado que las unidades domésticas, ubicadas más abajo en la pendiente hacia la base del cerro (Feinman, Nicholas y Haines 2002; Haines, Feinman y Nicholas 2004; Haller, Feinman y Nicholas 2006). La Fortaleza de Mitla, al igual que El Palmillo, se ubica en el valle secundario este de Tlacolula, en un cerro empinado y solitario que sobresale de la llanura de inundación cerca de la ciudad antigua y moderna de Mitla (Figura 1; Feinman y Nicholas 2004). Durante el periodo Clásico, el asentamiento experimentó un crecimiento rápido, expandiéndose en tamaño a cerca de 40ha y eventualmente albergando varias miles de personas. La comunidad continuó ocupada hasta el Posclásico (Feinman y Nicholas 2004:47, 51). Los restos de animales provienen de depósitos residenciales asociados con dos unidades domésticas comuneras adyacentes (Terrazas 56 y 57), excavadas durante las temporadas de campo de 2009 y 2010 (Figura 3). Ambas unidades domésticas trabajaron obsidiana y produjeron fibra de maguey, al lado de otras actividades domésticas (Feinman y Ni-

Figura 2. Plano de El Palmillo, indicando la ubicación de las terrazas excavadas. Ilustración de Linda Nicholas.

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Figura 3. Plano de la Fortaleza de Mitla, indicando la ubicación de las terrazas excavadas. Ilustración de Linda Nicholas.

cholas 2012). En la Fortaleza de Mitla y El Palmillo, todos los materiales arqueofaunísticos fueron lavados y analizados en el laboratorio de campo usando esqueletos modernos de comparación y fuentes de referencia publicadas. Algunas identificaciones fueron confirmadas usando fotografías y datos métricos recolectados en el campo al regresar al Laboratorio de Zooarqueología del Centro de Investigaciones Arqueológicas de la Universidad del Sur de Illinois en Carbondale, la cual alberga una colección comparativa extensiva y una biblioteca.

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La arqueología de los animales de Mesoamérica

Limitaciones de la muestra Basamos nuestras comparaciones de los restos de animales en el número de especímenes identificados (NISP) porque éstos son los datos disponibles que han sido reportados consistentemente para todos los siete sitios mencionados arriba. El NISP, que es la cuenta del número de huesos y fragmentos de hueso identificados por taxón, es una unidad cuantitativa común usada para describir la composición básica y estimar la frecuencia relativa de taxones dentro de una colección zooarqueológica. Esta medida tiene sus fortalezas y debilidades, las cuales resumimos aquí brevemente porque han sido discutidas en detalle en otros lugares (por ejemplo Grayson 1979; Lyman 1994a; Reitz y Wing 1999:191–202). El NISP se calcula fácilmente, puede ser reproducido por diferentes investigadores y será el mismo sin tener en cuenta cómo uno agrega los datos. Al igual que todas las medidas que los arqueólogos usan para cuantificar datos, el NISP es afectado por las prácticas culturales del pasado (el destazado, la preparación de la comida, el desecho, etc.), los procesos de formación de sitio y los métodos de campo y laboratorio. Es susceptible ante la fragmentación ósea en el sentido de que puede sobre-representar animales con un número mayor de elementos esqueléticos y elementos más identificables. El NISP también puede sobre-enfatizar la importancia de animales que se llevaron intactos al sitio de ocupación versus aquellos destazados en el campo. A pesar de estos sesgos potenciales, creemos que el NISP (especialmente en su forma proporcional, %NISP) es una medida apropiada para evaluar la abundancia relativa de diferentes animales explotados para la subsistencia y otros propósitos por pueblos antiguos. Otra limitante de este estudio son las grandes diferencias en el tamaño de muestra en y entre sitios arqueológicos. En Fábrica San José, por ejemplo, la fase Guadalupe Temprano del Formativo Medio contiene menos de 30 especímenes, mientras la fase Guadalupe Tardío arrojó más de 200 fragmentos. Disparidades similares en tamaño de muestra también se observan en la mayoría de los otros sitios, y con certeza entre sitios. Una razón para la gran variación en el tamaño de muestra son las diferencias en el área excavada. De nuevo, usando Fábrica San José como un ejemplo, las excavaciones descubrieron tres unidades domésticas de la fase Guadalupe Temprano, comprendiendo 0.2-0.3 ha. Para la fase Guadalupe Tardío, el asentamiento había crecido a once unidades domésticas cubriendo un estimado de 2 ha (Drennan 1976a:83, 109). El tamaño de muestra también es influido por el estatus de la unidad doméstica y sus actividades. En

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San José Mogote, las residencias de élite Rosario del Formativo Medio, construidos en la cima del montículo sur, fueron limpiadas más exhaustivamente que otras unidades domésticas, dejando atrás fragmentos óseos más pequeños y menos desechos que los depósitos recuperados de otras áreas domésticas (Flannery y Marcus 2005:417, 424). En El Palmillo, en contraste, las residencias de estatus más elevado, ubicadas cerca del ápice del cerro, muestran una densidad mayor de restos de animales indicadores de un acceso mayor a carne que en las unidades domésticas de clases más bajas, más abajo en la pendiente (Haller, Feinman y Nicholas 2006). Dos similitudes importantes existen entre todos los siete sitios, ambas aumentan la factibilidad de comparaciones inter-sitio: primero, los contextos representados por los restos de animales son generalmente similares, típicamente desechos domésticos de rasgos residenciales y contextos de muladar; segundo, las estrategias de recuperación de las excavaciones fueron similares. Los arqueólogos en San José Mogote, Fábrica San José y Tomaltepec, recolectaron a mano la fauna visible de los depósitos in situ y luego colaron toda la tierra a través de mallas de cribado estándar de 6mm, habiéndose usado probablemente también mallas de 2mm, sobre la base de otras excavaciones efectuadas por este equipo (Drennan 1976a:13; Flannery y Marcus 2005:35; Spencer 1981:195). La estrategia de recuperación en Guilá Naquitz utilizó mallas de cribado de 2 mm así como de 6mm (Flannery, Moser y Maranca 1986:68–69). En Ejutla, El Palmillo y la Fortaleza de Mitla, todos los depósitos fueron colados por mallas de 6 mm, usándose malla fina para contextos más delicados.

LA DIETA CÁRNICA EN LOS VALLES DE OAXACA Y EJUTLA Para explorar el cambio y la continuidad en el uso de animales y la dieta cárnica a través del tiempo, comparamos y contrastamos restos faunísticos de siete sitios arqueológicos (Guilá Naquitz, San José Mogote, Fábrica San José, Santo Domingo Tomaltepec, Ejutla, El Palmillo y la Fortaleza de Mitla) con ocupaciones que van del Arcaico al Posclásico, explorando cambio y continuidad en el uso de animales a lo largo del tiempo (Figura 1 y Tablas 1 y 2). Partimos de un número de estudios más tempranos para ganar una perspectiva temporal más larga acerca de las prácticas de subsistencia basadas en animales, incluyendo Drennan 1976a; Flannery y Marcus 2005; Flannery y Wheeler 1986; Haller, Feinman y Nicholas 2006;

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La arqueología de los animales de Mesoamérica

Middleton, Feinman y Nicholas 2002; así como Whalen 1981. Comenzamos esta sección discutiendo la dieta animal entre cazadores-recolectores arcaicos en el centro de Oaxaca porque el entender las prácticas tempranas de subsistencia de fauna vertebrada proporciona un fundamento importante a partir del cual examinar economías faunísticas más adelante en el tiempo. Después, examinamos el uso de animales y la dieta cárnica en caseríos y poblados del Formativo y exploramos continuidad y cambio en estas prácticas durante los periodos Clásico y Posclásico Temprano. También presentamos datos nuevos de las últimas cuatro temporadas (2005-2008) de excavaciones en El Palmillo y las primeras dos temporadas (2009-2010) en la Fortaleza de Mitla. Por último, discutimos cambios diacrónicos en las economías faunísticas zapotecas antiguas en los Valles de Oaxaca y Ejutla. A lo largo de este capítulo, los nombres científicos y comunes de los taxones identificados siguen los estándares empleados por el Sistema de Información Taxonómica Integrada (ITIS, por sus siglas en inglés; http:// www.itis.gov). Sin embargo, desviamos de los estándares ITIS en nuestro uso de Canis familiaris como nombre científico para el perro doméstico, siguiendo la nomenclatura favorecida desde mucho por los zooarqueólogos (Gentry, Clutton-Brock y Groves 1996, 2004; Morey 1986, 1994; Olsen 1985; Reitz y Wing 1999:281–282).

Cazadores-recolectores arcaicos Durante el Arcaico, grupos del tamaño de una familia que se asentaron temporalmente en Guilá Naquitz cazaron venados cola blanca y pecaríes de collar, atraparon conejos de cola de algodón y mapaches, y capturaron tortugas de pantano y varias aves (Flannery y Wheeler 1986). El perro doméstico, una carne común en las dietas del Formativo y el Clásico, no había sido introducido a las comidas familiares, al menos no en Guilá Naquitz. A pesar de un lapso de tiempo significativo entre las dos ocupaciones principales (alrededor de 3,000 años), la proporción de venados permaneció sorprendentemente similar a lo largo del tiempo. En ambos contextos temporales el venado constituye un poco menos de la mitad del total de la fauna (48% y 45%, respectivamente), indicando que la caza del venado permaneció consistente a lo largo del Arcaico en Guilá Naquitz (Figura 4 y Tabla 3). El mismo patrón también es aparente cuando los datos se cuadran por el mínimo número de individuos (MNI, por sus siglas en inglés; véanse Tablas en Flannery 1986a:308–312). La explotación

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arcaica del venado fue diferente de lo que se observa durante los periodos más tardíos del Formativo y Clásico, cuando la caza del venado declinó a lo largo del tiempo, tal como se refleja a través de la representación proporcional de restos de venado en las colecciones, como discutiremos más adelante en el capítulo.

La Subsistencia en caseríos y poblados del Formativo Los residentes del Formativo Temprano de San José Mogote consumieron carne principalmente del perro doméstico, el venado cola blanca, conejos (tanto cola de algodón como liebres) y tuzas grandes (clasificadas como “otros taxones” en la Figura 5, imagen a y la Tabla 3). Con la excepción de las tuzas, este mismo trío de taxones constituye la dieta cárnica básica en otros sitios formativos del Valle de Oaxaca. En algún momento de los pasados 5,000 años, más o menos, entre el Arcaico Temprano y el Formativo Temprano, el perro doméstico se volvió una fuente cárnica importante. Otros mamíferos explotados para alimento y otros propósitos incluyen el pecarí de collar, la zorra gris, el mapache, zorrillos de cola anular y moteados, la comadreja de cola larga, el armadillo de nueve bandas y la zarigüeya (Flannery y Marcus 2005). Las aves son representadas por una amplia variedad de especies locales, aunque nunca en números elevados, incluyendo el pato canadiense y otros patos, la paloma collareja, la huilota, la pava moñuda, la codorniz arlequín, la focha americana, el cuervo común, fringílidos y gorriones. El pavo es raro en San José Mogote, habiéndose identificado sólo cuatro huesos (Flannery y Marcus 2005:188, 245, 251). La tortuga de pantano mexicana se encuentra a lo largo de la fase San José del Formativo Temprano, pero en frecuencias que disminuyen constantemente a lo largo del tiempo (Figura 5 imagen a y Tabla 3). Tres fragmentos (de la cubierta superior) del caparazón de tortugas importadas, no locales (posiblemente Dermatemys mawii), se han identificado también (Flannery y Marcus 2005:164, 188); quizás partes de tambores antiguamente usados en rituales comunitarios (Flannery 1976:335; Flannery y Marcus 2005:96) o los restos de delicias ceremoniales comidos por líderes. Pescado marino no local representa una proporción pequeña de las colecciones faunísticas de todas las ocupaciones San José del Formativo Temprano. El pescado está ausente en la fase Rosario más tardía del Formativo Medio, aunque esto se podría deber al tamaño de la muestra (21 NISP) o el contexto representado (casas de élite construidas sobre un montículo). Los taxones incluyen truchas, corvinas, peces burro

90 364 470 21 27 216 252 30 449 19 47 62 1338 426

San José Mogote4 EF San José temprano EF San José medio EF San José tardío MF Rosario

Fábrica San José5 MF Guadalupe temprano MF Guadalupe tardío MF Rosario

Santo Domingo Tomaltepec6 EF Tierras Largas EF San José temprano MF Rosario MF Monte Albán temprano I LF Monte Albán tardío I

Ejutla7 LC Monte Albán IIIB–IV

El Palmillo EC Monte Albán IIIA

8

136 133

NISP

Guilá Naquitz3 A Naquitz, 8700–8000 a.C. A Naquitz, 6500–5800 a.C.

Sitio, Periodo, y fase1,2

131 (31)

259 (19)

9 (30) 405 (90) 14 (74) 30 (64) 39 (63)

18 (67) 108 (50) 75 (30)

22 (24) 36 (10) 94 (20) 3 (14)

65 (48) 60 (45)

Venado NISP (%)

161 (38)

504 (38)

0 (0) 4 (1) 2 (11) 11 (23) 21 (34)

6 (22) 73 (34) 138 (55)

28 (31) 125 (34) 142 (30) 5 (24)

0 (0) 0 (0)

Perro NISP (%)

98 (23)

278 (21)

15 (50) 25 (6) 0 (0) 4 (9) 1 (2)

3 (11) 27 (13) 19 (8)

14 (16) 85 (23) 163 (35) 10 (48)

50 (37) 38 (29)

Conejo NISP (%)

Tabla 3: Comparación entre los taxones principales por sitio, periodo y fase.

20 (5)

5 (1)

0 (0) 0 (0) 0 (0) 0 (0) 0 (0)

0 (0) 0 (0) 0 (0)

2 (2) 2 (1) 0 (0) 0 (0)

0 (0) 0 (0)

Pavo NISP (%)

9 (2)

228 (17)

1 (3) 0 (0) 0 (0) 0 (0) 0 (0)

0 (0) 2 (1) 1 (1)

8 (9) 18 (5) 9 (2) 0 (0)

8 (6) 30 (23)

Tortuga NISP (%)

7 (2)

64 (5)

5 (17) 15 (3) 3 (16) 2 (4) 1 (2)

0 (0) 6 (3) 19 (8)

16 (18) 98 (27) 62 (13) 3 (14)

13 (10) 5 (4)

Otros taxones NISP (%)

8

11

5 8 4 4 4

4 10 17

12 21 19 7

7 7

# Taxones

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92 182 375 106

509 1746 956 6 (7) 23 (13) 38 (10) 11 (10)

149 (29) 276 (16) 159 (17) 36 (39) 52 (29) 123 (33) 36 (34)

196 (39) 568 (33) 267 (28) 20 (22) 29 (16) 55 (15) 14 (13)

135 (27) 749 (43) 411 (43) 22 (24) 45 (25) 105 (28) 35 (33)

13 (3) 87 (5) 80 (8) 6 (7) 9 (5) 14 (4) 3 (3)

13 (3) 51 (3) 30 (3) 2 (2) 24 (13) 40 (11) 7 (7)

3 (1) 15 (1) 9 (1) 7 18 14 10

9 15 13

1. Las abreviaturas para los periodos son las siguientes: A (Archaic/Arcaico), EF (Early Formative/Formativo Temprano), MF (Middle Formative/Formativo Medio), LF (Late Formative/Formativo Tardío), EC (Early Classic/Clásico Temprano), MC (Middle Classic/Clásico Medio), LC (Late Classic/Clásico Tardío), LC/EP (Late Classic & Early Postclassic/Clásico Tardío y Posclásico Temprano), and EP (Early Postclassic/Posclásico Temprano). 2. Esta tabla incluye especímenes identifcados al nivel taxonómico de infraclase o menor, con la excepción de los osteíctios, que fueron identificados al nivel supraclase (Osteíctios). La tabla no contiene fauna comensal, ni especímenes trabajados, así como tampoco restos de ofrendas mortuorias o de otra índole. 3. Los conteos de Guilá Naquitz y los porcentajes derivados se basan en el conteo individual de huesos de animal listado por contexto en Flannery y Wheeler 1986:tablas 22.1-22.9. La fauna está agrupada in dos principales periodos de ocupación (zonas C - D y B1 - B3; 8,700 - 8,000 y 6,500 - 5,800 cal. BCE, respectivamente), basándonos en los hallazgos de 37 fechas de radiocarbono de B.D. Smith (2000), que incluyeron las fechas originales de Flannery (1986c), así como 27 muestras más recientes de madera, carbón y otros restos de plantas. Esta tabla excluye el material de la zona B2 y 3, que corresponde a un área mezclada, así como también los restos de aves de canto encontradas en egagrópilas de lechuzas. 4. Los conteos de San José Mogote y los porcentajes correspondientes se calcularon de los conteos de restos individuales de animales que fueron listados por contexto arqueológico en Flannery y Marcus 2005:108-443. 5. Los conteos de Fábrica San José y los porcentajes correspondientes se calcularon de los conteos de restos individuales de animales que fueron listados por contexto arqueológico en Drennan 1976:apéndice VIII. 6. Los conteos de Santo Domingo Tomaltepec y los porcentajes correspondientes se calcularon de los conteos de restos individuales de animales que fueron listados por contexto arqueológico en Whalen 1981:apéndice V. 7. Los conteos de Ejutla derivan de Middleton et al. 2002:tabla 3.8; los datos se basan en tabla 4.9 y 5. 8. Datos de la Tabla 4. 9. Datos de la Tabla 5.

Mitla Fortress9 MC Monte Albán IIIA tardío y IIIB–IV LC Monte Albán IIIB–IV LC/EP Monte Albán IIIB–IV tardío y V temprano EP Monte Albán V tardío

MC Monte Albán IIIA tardío y IIIB–IV temprano LC Monte Albán IIIB–IV LC / EP Monte Albán IIIB –IV tardío y V temprano

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La arqueología de los animales de Mesoamérica

Figura 4. Comparación de los principales taxones del Arcaico en Guilá Naquitz. Datos de la Tabla 3.

o gurrubatos, pargos, peces gato, rayas y cazones. Los últimos dos peces cartilaginosos están representados por una espina completa y un diente único, ambos artículos importados de la costa para propósitos ceremoniales (Flannery 1976:344; Flannery y Marcus 2005:245, 317). La importancia dietética de diferentes animales varía entre las fases de ocupación en San José Mogote, pero conejos, particularmente de cola de algodón, son la única fuente principal de alimento que incrementa constantemente durante la ocupación desde la fase San José del Formativo Temprano hasta la fase Rosario del Formativo Medio (Figura 5, imagen a y Tabla 3). Parte de la variación que se observa en las proporciones de diferentes taxones podría deberse al tamaño de la muestra (la muestra de Rosario es mucho más pequeña que las otras tres colecciones), pero también se debe en parte a las diferencias entre los contextos observados por cada fase. Los restos de animales de la fase San José Temprano, por ejemplo, provienen principalmente de dos contextos de basureros diferentes, uno asociado con familias de estatus más bajo, que residieron en la porción suroeste del asentamiento, y el otro con un barrio del sureste, donde las familias trabajaron concha y magnetita (Flannery y Marcus 2005:136, 241). La fase Rosario, en contraste, contiene fauna de varias residencias de élite construidas en la cima de un montículo prominente al sur, donde durante la fase San José más temprana se había enterrado el cráneo de un mono araña (Ateles geoffroyi) enrojecido con ocre como una ofrenda ritual por debajo del piso de una casa de hombres (Flannery y Marcus 2005:396, 409). Desenredando los factores definitorios que se unieron para formar

Economías basadas en fauna en el sur de México

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Figura 5. Comparación entre los taxones principales del Formativo de, (a) San José Mogote, (b) Fábrica San José y (c) Santo Domingo Tomaltepec. Datos de la Tabla 3. Las abreviaturas de periodos y fases son como sigue: EF (Early Formative = Formativo Temprano), MF (Middle Formative = Formativo Medio), LF (Late Formative = Formativo Tardío), ESJ (Early San José = San José Temprano), MSJ (Middle San José = San José Medio), LSJ (Late San José = San José Tardío), EG (Early Guadalupe = Guadalupe Temprano), LG (Late Guadalupe = Guadalupe Tardío), R (Rosario), MAEI (Monte Albán Early I = Monte Albán Temprano I), and MALI (Monte Albán Late I = Monte Albán Tardío I).

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La arqueología de los animales de Mesoamérica

colecciones zooarqueológicas individuales, logramos un entendimiento mejor de las economías faunísticas del Formativo, tanto a nivel local como regional. En Fábrica San José, un caserío del Formativo Medio ubicado cerca de San José Mogote, los residentes subsistieron principalmente a base de carne de venado, perro y, en menor grado, conejos. Las tendencias de subsistencia generales indican una disminución en la carne de venado a lo largo del tiempo, posiblemente resultando de un declive en las poblaciones de venado cola blanca en las montañas cercanas debido a presiones culturales y ecológicas (Drennan 1976a:137–138). A diferencia del venado, los perros domésticos incrementaron constantemente en frecuencia (Figura 5, imagen b y Tabla 3), y entierros de perros también son más comunes en depósitos tardíos que en los más tempranos. El incremento en los asaltos y guerras entre los poblados, evidentes en el valle durante la fase Rosario (Marcus y Flannery 1996:124–125), también podrían haber influido las estrategias de subsistencia. Las poblaciones locales del venado probablemente fueron disminuyendo (Drennan 1976a:137–138), pero si la caza del venado también se hubiese vuelto una actividad potencialmente peligrosa, porque las cuadrillas de caza se tenían que aventurar hacia territorios desprotegidos u hostiles para procurar venado, entonces los residentes de Fábrica San José podrían haber optado por depender mucho más de carne de perro criado localmente para asegurar que tuviesen una fuente cárnica segura y confiable. Otros mamíferos explotados por parte de los residentes de Fábrica San José para la subsistencia y otros usos incluyen el pecarí de collar, la zorra gris, el pizote, el mapache, el zorrillo de cola anular y el rayado, la comadreja de cola larga, la ardilla gris mexicana y el armadillo de nueve bandas. Aves, reptiles y pescado no son particularmente comunes durante ninguna ocupación del asentamiento (Figura 5, imagen b y Tabla 3), pero incluyen al halcón de cola roja, el halconcito colorado, la codorniz arlequín, el búho cornudo, la tortuga de pantano junto con la tortuga blanca, el cocodrilo y los pargos (un pez marino; Drennan 1976a). Estos últimos tres animales son no locales en el ambiente circundante, indicando su adquisición por medio del comercio. Sin embargo, en general, restos de reptiles y peces importados son menos frecuentes en Fábrica San José (1%) comparado con su vecino más prominente, San José Mogote (4%). La proporción más alta de animales importados en San José Mogote no es inesperada, dado que el gran centro cívico-ceremonial ejerció mucho más poder e influencia

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en el valle que asentamientos satélite más pequeños tales como Fábrica San José. Familias del Formativo Temprano que residieron en Santo Domingo Tomaltepec consumieron en gran medida venado cola blanca, especialmente durante la fase San José del Formativo Temprano, cuando el venado constituye el 90% de los restos identificados (Figura 5, imagen c y Tabla 3). Los números más altos de venado a lo largo de las ocupaciones del sitio podrían reflejar las densidades de población humana más bajas durante el Formativo en el valle secundario de Tlacolula, comparadas al valle secundario de Ejutla donde se ubican San José Mogote y Fábrica San José. Otros animales recuperados de los depósitos residenciales incluyen el pecarí de collar, el perro doméstico, el conejo de cola de algodón, la tuza grande, la zarigüeya, el halcón de cola roja, la tortuga de pantano, la tortuga blanca y los gurrubatos (un pez marino; Whalen 1981). Más adelante en el tiempo, durante el Formativo Medio y Tardío, los residentes de Tomaltepec consumieron animales similares a los de sus antecesores, continuando como partes importantes de la dieta el venado y el perro. La proporción baja del perro en unidades domésticas del Formativo Temprano es extraña dada la frecuencia en otros sitios en el valle y durante periodos más tardíos en Tomaltepec. El perro está conspicuamente ausente de la colección de Tierras Largas, y se encuentra en números sorprendentemente bajos durante la fase San José, especialmente considerando el tamaño de la muestra recuperada (aprox. 450 especímenes identificables). No es sino hasta la fase Monte Albán I Temprano del Formativo Medio que los perros se encuentran en una frecuencia comparable a otros sitios en el valle tales como San José Mogote y Fábrica San José. En Tomaltepec, como en Fábrica San José, el consumo y el uso del perro se incrementan a lo largo del tiempo.

Continuidad y cambio en el Clásico y Posclásico Temprano Como sus antecesores del Formativo, las comunidades del Clásico y Posclásico Temprano dependieron del mismo trío general de taxones – perro, venado y conejos – para cumplir con sus necesidades de subsistencia de origen cárnico. Diferencias significativas existen, no obstante, entre los restos de animales de Ejutla, El Palmillo y la Fortaleza de Mitla, resultando en tres signaturas zooarqueológicas únicas que son indicativas de economías faunísticas ligeramente diferentes. En Ejutla las tortugas fueron mucho más explotadas que en otros lugares del valle (Figura 6,

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La arqueología de los animales de Mesoamérica

Figura 6. Comparación entre los taxones principales durante los periodos Clásico y Posclásico Temprano de, (a) Ejutla, (b) El Palmillo y (c) la Fortaleza Mitla. Datos de la Tabla 3. Las abreviaturas de los periodos son como sigue: EC (Early Classic = Clásico Temprano), MC (Middle Classic = Clásico Medio), LC (Late Classic = Clásico Tardío), LC/EP (Late Classic/Early Postclassic = Clásico Tardío / Posclásico Temprano) y EP (Early Postclassic = Posclásico Temprano).

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imagen a y Tabla 3), probablemente porque los residentes podrían haber obtenido tortugas de ambientes aluviales cercanos ya que el sitio se localiza en una llanura de inundación en un hábitat de primera calidad para tortugas de pantano (Flores Villela 1993; H. M. Smith y R. B. Smith 1979). Se encuentran menos tortugas en cualquiera de los dos, El Palmillo o la Fortaleza de Mitla, los cuales se ubican en regiones de piedemonte en el valle secundario de Tlacolula. Ejutla también contiene un gran número de dientes de perros aislados, particularmente dientes caninos, los cuales podrían haber sido recolectados por los residentes para uso en la producción de ornamentos (Middleton, Feinman y Nicholas 2002). El Palmillo, más aún que Ejutla y la Fortaleza de Mitla, es dominado por el trío principal de taxones (perro, venado y conejos) (Figura 6, imagen b y Tabla 3). Las prácticas de subsistencia exhiben algunos cambios temporales interesantes en el uso de animales que no pueden ser evaluados ni en Ejutla ni en la Fortaleza de Mitla dados los contextos representados (una unidad doméstica y dos unidades domésticas adyacentes, respectivamente). Tanto el venado como los perros disminuyeron en proporción a lo largo del tiempo a la par que los conejos ganaron mayor importancia en la economía faunística. Discutimos éstos y otros cambios diacrónicos en la siguiente sección, después de la cual exploramos más a fondo las especializaciones de animales en comunidades clásicas. Una variedad de otros animales, obtenidos en su mayoría localmente, se encuentran en pequeñas cantidades en la colección de El Palmillo, incluyendo el pecarí de collar, el coyote, la zorra gris, la zarigüeya, la tuza, la ardilla gris mexicana, el pato, el halcón, la tórtola aliblanca, el pavo, el carpintero garganta estriada, la lechuza común y la tortuga (probablemente tortuga de pantano; Tabla 4). A lo largo de la ocupación del sitio, los residentes de dos terrazas excavadas a la fecha en la Fortaleza de Mitla dependieron mucho de una adición más reciente a las economías faunísticas del centro de Oaxaca: el pavo doméstico. Aunque ambos sitios del valle secundario de Tlacolula contienen muestras de depósitos del Clásico Medio al Posclásico Temprano, el pavo se encuentra únicamente en la Fortaleza de Mitla en proporciones altas, donde esta nueva especie doméstica representa entre el 20% y el 28% de la fauna identificada (Figura 6, imagen c y Tabla 3). El pavo es raro en Ejutla (5 huesos o
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