Economía y Humanismo -Una Visión desde la Escuela Austriaca de Economía

June 8, 2017 | Autor: A. Sellamén Garzón | Categoría: Pensamiento Complejo
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Descripción

Economía y Humanismo - Una Visión desde la Escuela Austriaca de Economía En las reflexiones sobre la enseñanza de la economía, generalmente se presenta una desviación hacia el tema de disertación de la economía en el contexto de las ciencias humanas, lo que para muchos teóricos se entiende como la comprensión del comportamiento del ser humano en la sociedad; posición que no es del todo reduccionista como la maximización del beneficio sujeto a una restricción presupuestal, en donde se evidencia el postulado de la escasez de recursos frente a las necesidades ilimitadas del hombre. Esta mirada simple de optimización es limitada puesto que la evolución de la historia del pensamiento económico permite abstraer los elementos desarrollados en la teoría objetiva del valor por Smith, Ricardo y otros pensadores clásicos, desde una óptica reduccionista, para dar paso a la teoría que introdujeron los marginalistas desde 1871 que no se hizo como una simple sustitución sino que se construyó desde los vacíos del razonamiento económico en la historia del pensamiento científico y, por el contrario, permitió ampliar su alcance para entender no sólo el “espíritu económico” de las decisiones humanas sino para proporcionar a la Economía un instrumento muy valioso para contextualizar y entender cualquier tipo de acción humana. Dicho proceso e instrumentalización, Ludwig Von Mises (uno de los más destacados representantes de la Escuela Austriaca de Economía1) lo llamo Praxeología2 que, además de estudiar la estructura lógica de la acción humana en un proceso de toma de decisiones, estudia las acciones entre humanos definidos que generan intercambios en términos monetarios, lo que se denomina “Cataláctica”. Esto lleva a mencionar que la economía no desplaza las consideraciones humanísticas sino por el contrario, se constituye en una mejor manera de comprenderla. De otro lado, es de conocimiento generalizado que la escuela del pensamiento Austriaco transita por un camino diferente al de otras escuelas de pensamiento económico, tales como la Keynesiana, la Monetarista, la de la Teoría de la Elección Pública, la Historicista, la Institucionalista y la Marxista3, debido a su visión de libertad y democracia. El desacuerdo es más notable cuando se trata de política económica, de 1

El pensamiento de la Escuela Austríaca de Economía ha penetrado en el mundo académico muy recientemente. De las tres escuelas que produjeron la revolución marginalista a fines del siglo XIX, la austríaca es la menos divulgada. Esto, tal vez, se debió en parte al idioma alemán, poco conocido, y en parte a la persecución nazi que obligó a las principales figuras a abandonar Viena a mediados de 1930, provocando de esta manera su dispersión. Cachanosky, J. C. En: http://www.hacer.org/pdf/cacha.pdf, obtenido el día 30 de Noviembre de 2014. 2 La praxeología es una ciencia que estudia la acción humana. La cataláctica es la parte de la praxeología que estudia los intercambios entre humanos definidos en términos monetarios. Ha sido Ludwig von Mises el que ha divulgado el uso de estas expresiones. Etimológicamente praxeología viene del griego praxis, acción, y logia, ciencia o estudio. 3 Los dos primeros ensayos están basados en dos clases impartidas en el “Advanced Instructional Conference on austrian Economics” del Ludwig von Mises Institute, de Junio 21-27, en 1987. El tercer ensayo es una reimpresión tomada de The Economics and Ethics of Private Property (Kluwer Academic Publishers en 1993), pp.141-64.

igual forma en ocasiones se presenta una puesta en común entre Austriacos y miembros de la escuela de Chicago con Teóricos de la Elección Pública; Ludwig von Mises, Murray N. Rothbard, Milton Friedman y James Buchanan, entre otros, han unido esfuerzos para defender la economía de libre mercado contra sus detractores socialliberales y socialistas. Claro está que por importantes que sean esas puestas en común ocasionales, éstas solo pueden llegar a ser triviales pues seguirán siendo latentes algunas diferencias verdaderamente fundamentales entre la Escuela Austriaca, tal como es representada por Mises y Rothbard, entre otros. La diferencia de la cual surgen todos los desacuerdos a nivel de teoría económica, corresponden a la pregunta fundamental que debe hacerse todo economista: ¿Cuál es el objeto de la Economía y qué clase de proposiciones son los teoremas económicos? La respuesta de Mises es que la Economía es la ciencia de la acción humana, y dice que sus aserciones y proposiciones no están derivadas de la experiencia, son, como aquellos de la lógica y las matemáticas, a priori. Es decir, no están sujetas a verificación y falsación sobre la base de la experiencia y los hechos; son lógica y temporalmente anteriores a cualquier comprensión de hechos históricos; son requisito necesario de cualquier comprensión intelectual de eventos históricos.4 Lo que conlleva que para poder robustecer el status de la economía como una ciencia pura, una ciencia que tiene más en común una disciplina como la lógica aplicada que con las ciencias naturales empíricas; por esto, Mises propone el término “Praxeología” para la rama del conocimiento encarnada en la Economía.5 Es esta la apreciación de la Economía como una ciencia a priori, una ciencia cuyas proposiciones pueden ser provistas de una rigurosa justificación lógica, lo que distingue a los austriacos o más precisamente a los Miseanos de todas las demás escuelas económicas actuales. Todas las demás conciben a la Economía como una ciencia empírica, una ciencia como la Física que desarrolla hipótesis que requieren de comprobaciones materialistas consecuentes y todas ellas consideran como dogmática y no científica la posición de Mises de que los teoremas económicos –como la Ley de Utilidad Marginal o la Ley de Retornos o la Teoría del Interés con base a la preferencia temporal y la Teoría Austriaca del Ciclo Económico- pueden ser otorgados de prueba definitiva, de tal forma que se demuestre que es simplemente contradictorio el negar su validez. Desde la perspectiva contemporánea puede ser sorprendente escuchar que Mises no veía su concepción como fuera de contexto frente al punto de vista prevalente en los 4 5

Ludwig von Mises, Human Action (Chicago: Henry Regnery, 1966), p.32.

El trabajo medotológico de Mises está contenido principalmente en sus Epistemological Problems of Economics (New York: New York University Press 1981); Theory and History (Washington, D.C.: Ludwig von Mises Institute, 1985); The Ultimate Foundation of Economic Science (Kansas City, Kans.: Scheed Andrews and McMeel, 1978); Human Action, Parte I.

albores del siglo veinte. Mises no trataba de prescribir lo que los economistas debían hacer, en oposición a lo que estaban ya haciendo. Más bien, él vio sus logros como un filósofo de la Economía en sistematizar y volver explícito lo que la Economía era realmente y cómo había sido implícitamente concebida por casi cualquiera que se llamase a sí mismo un economista. En efecto, realizar la apreciación de “ciencia a priori”, al ofrecer una explicación sistemática de lo que era conocimiento solamente implícito y no pronunciado, Mises introdujo algunas distinciones conceptuales y terminológicas que habían sido previamente poco claras y familiares, al menos para el mundo angloparlante. Pero su posición sobre el status de la Economía estaba esencialmente en total acuerdo con la entonces- perspectiva ortodoxa sobre el asunto. Autores como Jean Baptiste Say, Nassau Senior y John E. Cairnes, por ejemplo, describían a la Economía de forma muy similar sin utilizar el término “a priori”. En el caso de Say, él escribe “Un tratado en Economía Política se... confinará a la enunciación de un puñado de principios generales, no requiriendo siquiera el apoyo de pruebas o ilustraciones; porque éstos no serán si no la expresión de lo que todos sepan, organizados en una forma conveniente para comprenderlos, tanto en el alcance total de cada uno como en su relación entre sí.”. Y “la Economía Política… siempre que los principios que constituyan sus fundamentos sean las deducciones rigurosas que parten de hechos generales innegables, descansa sobre una base inamovible” 6. De acuerdo con Nassau Senior, “las premisas económicas consisten de unas pocas proposiciones generales, el resultado de observaciones, o la conciencia, y que escasamente requieren de prueba, las cuales todo hombre, apenas las escucha, las admite como familiares a sus pensamientos, y sus inferencias son casi tan generales, y si ha razonado correctamente, tan certeras como sus premisas.” Por lo que los economistas deben estar “consientes del hecho de que esta ciencia depende más del razonamiento que de la observación y que su principal dificultad consiste no en la constatación de sus hechos sino en el uso de sus términos”7. Por su parte, John E. Cairnes subraya que mientras “la humanidad no tiene conocimiento directo de los principios físicos primarios”… “el economista inicia con un conocimiento de las causas primarias”… “El economista puede entonces ser considerado desde el inicio de sus investigaciones como alguien que ya posee aquellos principios primarios que gobiernan los fenómenos que conforman el tema de su estudio, el descubrimiento de los cuales en el caso de la investigación en Física constituye para el investigador su más ardua tarea.” “Las conjeturas en Economía estarían manifiestamente fuera de lugar, en tanto poseemos en nuestra conciencia y en 6

Jean-Baptiste Say, Treatise on Political Economú (New York: Augustus Kelley [1880] 1964), p.xx, xxvi

7

Nassau Senior, And Outline of the Science of Political Economy (New York: Augustus Kelly, [1836] 1965), pp.2-3,5

el testimonio de nuestros sentidos… prueba directa y fácil de aquello que deseamos saber. En Economía Política, correspondientemente, una hipótesis nunca se utiliza como ayuda para el descubrimiento de causas y leyes primarias”8. Finalmente, la caracterización epistemológica de la Economía era considerada bastante ortodoxa –y ciertamente no idiosincrática, como Blaug lo quisiera9- luego de haber sido explícitamente formulada por Mises. El libro de Lionel Robbins, “The Nature and Significance of Economic Science” que aparece por primera vez en 1932, es nada más que una versión ablandada de la descripción de Mises de la ciencia económica como Praxeología. Sin embargo fue respetado por la profesión económica como la estrella guía en metodología por casi veinte años. Pero Mises no simplemente nota la diferencia entre la Economía y las ciencias empíricas, sino que hace entender la naturaleza de esta diferencia y explica cómo y por qué una disciplina única como la economía, que enseña algo acerca de la realidad sin requerir de observaciones, puede existir en primer lugar. Es este logro de Mises el que difícilmente puede ser sobre apreciado. Para poder entender mejor esta explicación, se debe hacer una incursión en el campo de la Filosofía, o más precisamente en el cambio de la filosofía del conocimiento o Epistemología. En particular, se debe examinar la epistemología de Immanuel Kant con su desarrollo de forma más completa en “La Crítica de la Razón Pura”. La idea de Mises de la Praxeología está claramente influida por Kant, de tal forma que Mises toma de Kant sus distinciones conceptuales y terminológicas tanto como algunas nociones kantianas fundamentales sobre la naturaleza del conocimiento humano; por lo tanto, es necesario considerar algunos aspectos desarrollados por Kant. Kant en el curso de su crítica del empirismo clásico, en particular el de David Humé, desarrolló la idea de que todas nuestras proposiciones podían ser clasificadas en forma doble: En una mano se tiene que pueden ser analíticas o sintéticas, y en la otra que pueden ser a priori o a posteriori. El significado de tales distinciones es, en resumen, la siguiente: Las proposiciones son analíticas siempre que los medios de la lógica formal sean suficientes para hallar si son verdaderas o no; de otro modo, las proposiciones son sintéticas. Y las proposiciones son a posteriori siempre que se necesiten observaciones 8

John E. Cairnes, The Character and Logical Method of Political Economy (New York: Augustus Kelly, 1965), p. 83, 87, 89-90, 9596. 9 Blaug comenta que de joven era marxista, pero con el tiempo, “de forma lenta y extremadamente reacia he llegado a darme cuenta de que ellos (los teóricos de la Escuela Austriaca) están en lo cierto y de que todos los demás hemos estado equivocados”, afirmando además, al evaluar la aplicación del paradigma neoclásico cara a justificar la posibilidad del cálculo económico socialista, que es algo “tan ingenuo desde el punto de vista administrativo como para dar risa. Sólo aquellos emborrachados con el modelo de equilibrio estático perfectamente competitivo pueden haberse tragado semejante tontería. Yo mismo fui uno de los que se la tragó en mis años de estudiante en los 50 y ahora no hago sino maravillarme ante mi propia falta de agudeza.” (Véase Mark Blaug y Neil de Marchi (eds.), Appraising Economic Theories, Edward Elgar, Londres, 1991, p. 508 y The Economic Journal, vol. 103, no. 421, Noviembre de 1993, p. 1571.) En: http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2011/11/24/mark-blaug-1927-2011/, obtenido el día 29 de Noviembre de 2014

para establecer su veracidad o al menos confirmarlas. Si las observaciones no son necesarias, entonces las proposiciones son a priori. De acuerdo a Kant, las matemáticas y la geometría proveen ejemplos de proposiciones sintéticas a priori. Sin embargo, también considera que una proposición como el principio general de causalidad -es decir, la afirmación de que existen causas operativas intemporales y que cada acontecimiento está inmerso en una red de tales causas- es una proposición a priori sintética. Pero Mises no está, como sí lo está Kant, interesado en la epistemología en sí. Con su reconocimiento de que la acción es el puente entre la mente y la realidad exterior, ha encontrado una solución al problema de cómo las proposiciones sintéticas a priori son posibles y ha ofrecido nociones extremadamente importantes con respecto al fundamento último de otras proposiciones epistemológicas más allá del Principio de Causalidad, tal como la Ley de Contradicción en cuanto al fundamento de la lógica. De esa forma, ha abierto un camino para la investigación filosófica que ha sido escasamente transitado. Mises no solamente reconoce que la epistemología indirectamente descansa sobre nuestro conocimiento reflexivo del actuar y por ende puede alegar que establece algo a priori sobre la realidad si no que la Economía también lo hace y de una forma mucho más directa. En este sentido, las proposiciones económicas fluyen directamente de nuestro conocimiento de la acción reflexivamente adquirida y el status de estas proposiciones como afirmaciones verdaderas a priori acerca de algo real, se derivan de nuestra comprensión, lo que Mises denominó “el axioma de la acción”. Este axioma, la proposición de que los seres humanos actúan, cumple los requisitos precisamente para una proposición sintética a priori verdadera. No puede negarse que esta proposición sea verdadera, ya que su negación tendría que ser clasificada como una acción –y así, la verdad de la afirmación literalmente no puede ser desarticulada. Y el axioma a su vez tampoco está derivado de la observación –sólo existen movimientos corporales a ser observados, pero no tal cosa como una acción- pero surge más bien de la comprensión reflexiva. La gran observación de Mises fue que el razonamiento económico tiene su fundamento precisamente en la comprensión de la acción y que el status de la Economía como una forma de lógica aplicada se deriva del status del axioma de la acción humana como una proposición sintética a priori. Las leyes del intercambio, la ley de utilidad marginal decreciente, la ley ricardiana de asociación, la ley de controles de precios y la teoría cuantitativa del dinero –todos los ejemplos de proposiciones económicas- pueden ser derivados lógicamente de este axioma. Y es por ello que resulta ridículo pensar acerca de tales proposiciones como del mismo tipo epistemológico que aquellas de las ciencias naturales. El pensar que lo son, y consecuentemente requerir de

experimentación para su comprobación, es como suponer que debemos incurrir en un proceso de búsqueda de hechos sin conocer el posible resultado para establecer el hecho de que uno es en realidad un ser actuante. En últimas, la Praxeología dice que todas las proposiciones económicas que claman ser verdaderas deben ser demostradamente deducibles por medio de la lógica formal del conocimiento verdadero e irrefutable, concerniente al significado de la acción humana. Específicamente, todo razonamiento económico se compone de lo siguiente: a. Una comprensión de las categorías de la acción y el significado de que ocurra un cambio en tales cosas como valoraciones, preferencias, conocimiento, medios, costos, etc. b. Una descripción de un mundo en que las categorías de la acción asuman un significado concreto, donde individuos concretos son identificados como actores con objetos especificados como sus medios para actuar, con fines concretos identificados como valores y cosas concretas identificadas como costos. Tal descripción puede ser aquella del mundo de Robinson Crusoe, o un mundo con más de un actor en donde las relaciones interpersonales sean posibles: de un mundo de intercambio mediante el trueque o uno de dinero y de intercambios que coloquen al dinero como el medio común de intercambio. Esta breve aproximación, lleva a plantear las siguientes preguntas: 1. Si en los orígenes de la economía, sus fundamentos estuvieron marcados por la libertad de las fuerzas del mercado (la mano invisible), soportada esta ciencia y estas fuerzas en la acción humana, ¿Por qué en la finalización del siglo XX e inicios del siglo XXI se estigmatiza la acción humana, por la prevalencia de los métodos e instrumentos de las ciencias exactas? Igualmente, ¿Se deja de lado el objeto de estudio de la economía, como lo es el comportamiento del ser humano en su continuo ser y sentir en sus interrelaciones con los demás actores de la economía, para pasar al pronóstico y proyección de la acción humana mediante el uso de instrumentos propios de las ciencias exactas?, la respuesta a estas preguntas ¿será la deshumanización de la esencia de la ciencia económica? o ¿estaremos convirtiendo al hombre económico en una maquina fácil de predecir en su actuar, pero no en su sentir? 2. Si la economía es una ciencia social, ¿Por qué hemos dejado de lado la riqueza del uso de la praxeología y la cataláctica, para dar paso a la deshumanización de la ciencia económica, mediante el establecimiento del Estado benefactor y el anquilosamiento del actuar libre del individuo en su acción y su sentir, dentro y con la sociedad?

3. Si el dinero en su acepción más depurada es un acuerdo social, ¿Por qué el Estado se abroga el derecho de emisión?, ¿Es entonces esencial la existencia de un Banco Central? O ¿Será que la Banca Central es solo un instrumento de los Estados para desdibujar el acuerdo social que soporta la existencia del dinero y así argumentar la viabilidad de su derecho de emisión?

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