DURÁN DE PORRAS, Elías, Galicia, The Times y la Guerra de la Independencia. Henry Crabb Robinson y la corresponsalía de The Times en A Coruña (1808-1809),

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DURÁN DE PORRAS, Elías, Galicia, The Times y la Guerra de la Indepen- dencia. Henry Crabb Robinson y la corresponsalía de The Times en A Coruña (1808-1809), prólogo de Xosé Ramón Barreiro Fer- nández, Fundación Pedro Barrié de la Maza, A Coruña 2008, 513 págs. + Apéndice e Índice Onomástico. El libro de Elías Durán llega en un momento apropiado, cuando se celebra el bicentenario de la Guerra de la Independencia y el importante papel que tuvo en ella tuvo la prensa en general, especialmente la española, la francesa y la inglesa. La pluma y el papel se convirtieron en armas poderosas junto a los ejércitos o a las partidas por su poder, tanto de contar la verdad como de fabular y poner los periódicos al servicio una causa. En el caso español revistió aún mayor importancia por la eclosión que alcanzó la prensa en un país que contaba con poco lectores y con pocos periódicos y éstos controlados desde que la Revolución Francesa amenazara con contaminar países y sociedades. El inicio de la guerra cambió la situación. En Gran Bretaña, país con mayor tradición de periódicos, de lectores y de libertades, el gobierno también se fijó en la prensa como medio de controlar la opinión pública. Las ideas revolucionarias no eran cualquier cosa y convenía que no llegaran a las clases más bajas, su control pasaba incluso por la violación de la correspondencia. La prensa era, al fin y al cabo, un medio de comunicación burgués en el que estaban de acuerdo tories y whigs. No obstante, hubo una RECENSIONES

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prensa más independiente que no quiso someterse a los dictados del gobierno de turno y estableció una línea editorial ejemplar. Fue el caso del The Times. Control de la prensa tuvo Napoleón convencido de su poder. La dirigió en Francia y en los territorios conquistados, caso paradigmático es la Gazeta de Madrid y su papel como medio de difusión de la política napoleónica en la Península. El profesor Durán estudia el caso de la prensa inglesa en su relación con la Guerra de la Independencia y las características de los distintos periódicos, sus posiciones políticas y sociales respecto a España y a los españoles. Es un trabajo novedoso y por ello resulta más interesante. La documentación es exhaustiva y nos ofrece la visión de la guerra desde el lado inglés y su forma de concebir la llamada Guerra Peninsular, porque afectó también a Portugal, no fue una guerra netamente española, aspecto que olvidamos con frecuencia. Aparte de hacer referencias a la prensa inglesa, Elías Durán se centra en un periódico, The Times, y un personaje, Henry Crabb Robinson, que tras varios avatares y entrenarse como periodista en Altona, fue enviado por el director a A Coruña como corresponsal para informar de la guerra allí donde se producía y obtener noticias de primera mano. El periódico, como la prensa en general, atacó a Napoleón, pero también al gobierno inglés cuando manifestó deseos de establecer pactos con él. En concreto, Robinson mantendrá una postura antibonapartista. La llegada de Robinson al The Times abrió nuevos cauces al periódico. Desde Altona y luego desde A Copruña imprimió un estilo informativo propio al convivir con la guerra y todos sus peligros y diseñó un periodismo nuevo, enfatizando las noticias extranjeras y su contextualización, que seguiría The Times. Será la guerra peninsular la que permita a Robinson viajar de nuevo e instalarse en A Coruña, puerto importante con una numerosa colonia francesa. Pero la presencia de las tropas de Napoleón y los acontecimientos del 2 de mayo madrileño cambiaron las cosas. Los coruñeses, como el resto de españoles, percibieron que Napoleón era su enemigo. Las abdicaciones de Bayona y los levantamientos de mayo permitieron crear la Junta Provincial que pronto envió a sus

delegados a pedir ayuda a Inglaterra, ayuda material, no militar, como fue el caso de los asturianos, pues nadie quería soldados ingleses. La prensa británica se hizo eco de los hechos y defendió la causa de los patriotas españoles. Las relaciones mejoraron, poniendo fin a las seculares hostilidades bélicas. El gobierno de Canning se movilizó y envió representantes a la Junta. No era normal que España fuera capaz de oponerse con éxito a Napoleón. Había admiración pero también realismo. De esta manera se forjaba la alianza entre ingleses y españoles que concretaría en enero de 1809. la prensa jugó un papel importante favorable a España, caso de The Times y la prensa del entorno de lord Holland, The Morning Chronicle. Pasión por España, por sus gentes y por su gesta. 420

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A Coruña que visitaba Robinson vivía intensamente su ambiente galofóbico. Hubo que proteger a los franceses residentes y él recién llegado se fue abriendo camino en la sociedad coruñesa que describe en sus más pequeños detalles: teatro, costumbres, comidas, alojamientos, tertulias, juegos, bailes, modas, corridas de todos, estado de la guerra, todo. Las relaciones ingleses-españoles no fueron siempre buenas. Hubo tensiones, recelos y falta de entendimiento entre los militares ingleses y españoles, era normal. El dilema para España era grave, no quería estar bajo mandos ingleses, pero al mismo tiempo necesitaba su ayuda. La prensa inglesa se hacía eco del enfado de sus militares, aunque, por el contrario, la española, he ahí la paradoja, los ensalzaba y valoraba su aportación para vencer a los franceses. En el fondo había muchos prejuicios contra los hijos de Albión y una relación de amor-odio. Robinson recogía las noticias y las enviaba a Inglaterra. Los periódicos españoles se multiplicaban. A Coruña contaba con la Gazeta de la Coruña y el Diario de la Coruña dirigidos a informar, pero sobre todo a enfervorizar a la sociedad con proclamas patrióticas. La prensa era el vehículo de propaganda política, militar y religiosa al servicio de la Patria, del Rey y de Dios. A Robinson no le faltaban periódicos para leer y enviar a Inglaterra. Pero ¿informaban bien? Robinson se percató de que los españoles no leían y los periódicos informaban a medias, copiándose unos a otros sin mucha verosimilitud de los hechos narrados. Pero era la guerra de la intoxicación informativa. Él, además de la prensa española, tenía sus canales de información personales. La complicación de la guerra y la pérdida de las posiciones hispanobritánicas fueron la causa de que Robinson abandonase A Coruña. Es el momento de cierta desilusión, parece imposible que España pueda vencer a la poderosa organización napoleónica: militar, de espías, de control de la prensa, etcétera. En enero salía para Londres. A Coruña quedaba en el recuerdo de un hombre activo y emprendedor que innovó el periodismo y la redacción del periódico. Por ello sus noticias fueron plagiadas por algunos de sus colegas. Digamos de paso que The Times tuvo también sus fuentes ministeriales, la London Gazette y la prensa del norte de Europa, agentes e informadores portuarios. Por descontado, la prensa española. De una u otra forma, la prensa recabó informaciones generales en todos los lugares y por todos los medios. Fue un riesgo, ya que no siempre eran contrastadas y se exponía a publicar noticias falsas o no verdaderas. El interés por España creció y aumentó la rapidez en recibir noticias y el empeño en actualizar la información a través de diferentes ediciones cuando era preciso, buena muestra de la importancia que adquiría la guerra peninsular para los ingleses. La batalla por la información y la exclusiva de la noticia fue un hecho, como también lo fue la batalla por la intoxicación. La prensa inglesa consideró la del norte de Europa como mero instrumento de propaganda de los intereses napoleónicos y alertaba a sus lectores. La holandesa simplemente traducía el Moniteur. No obstante los ingleses aprovecharon toda esa información, caso también de los Boletines Oficiales del Emperador que, por lo menos,

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daba noticias de Napoleón y de sus movimientos, e introducía comentarios que ponía en evidencia tales informaciones como manipuladas. La guerra elevó el interés por la prensa española como fuente de información. España se había convertido en frente bélico peculiar, distinto del resto de Europa. Surgía el papel del pueblo como factor fundamental en su desarrollo. No era una guerra cualquiera, tenía alma, alma de pueblo no de ejércitos y tácticas. Lo que pasaba en España según el Courier era lo más sorprendente desde la Revolución francesa. Esta realidad impactó en Inglaterra, pero no faltaron periódicos que consideraban necesario rebajar algo ese patriotismo, mientras otros lo exaltaban y pedían al gobierno más compromisos, entre ellos The Times y el Morning Chronicle. Los progubernamentales se plegaban a las necesidades u orientaciones del gobierno de turno. No dejaba de ser cierto como apuntaba John Allen que la información que contenían los periódicos españoles era en general escasa e incorrecta. Era un hombre que sabía mucho de España. La política inglesa, de todas formas, no fue unánime. España presentaba sus luces y sus sombras y hubo quienes consideraron a los españoles incapaces de vencer a los franceses por lo que convenía establecer pactos con Napoleón. No obstante, una buena parte de ingleses, entre los que se contaba Lord Holland, se comprometió con la causa española creyendo en la victoria y en los cambios de tipo liberal que podrían llegar. El problema de España era doble en este sentido para los ingleses que veían la guerra, pero también que con su apoyo defendían un régimen absoluto. A pesar de todo, el levantamiento español contra Napoleón enfervorizó a los ingleses que no dejaron de acusar a los gobiernos de no apostar claramente por la defensa española. Buen trabajo el de Elías Durán.

Vicente León Navarro

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