Dos mitos de origen del lacanismo en Argentina

July 3, 2017 | Autor: Hernan Scholten | Categoría: History Of Psychoanalysis, Argentina, Oscar Masotta, Historia del psicoanálisis, Lacanismo
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Descripción

Dos mitos de origen del lacanismo en Argentina [Primera parte] Hernán Scholten

En el marco de los estudios históricos sobre el psicoanálisis en Argentina, es usual que se formule la pregunta sobre las primeras lecturas de la obra de Lacan a nivel local. También se plantea el interrogante respecto de quién y por qué vías se impulsó la circulación de la producción lacaniana en nuestro país, así como por las causas de su particular relevancia en Argentina. Estas diversas preguntas –que también se formulan estudiantes, psicólogos y psicoanalistas– apuntan, de diferentes maneras, a los inicios del lacanismo 1 en Argentina. Ante la cuestión del “origen”, categoría problemática, desde algunos sectores suele responderse vinculándolo con el “Proceso de Reorganización Nacional” que tuvo lugar en Argentina entre 1976 y 1983. Se propone de este modo cierta complicidad o funcionalidad entre el lacanismo y dictadura 2 . Dentro de las filas del propio lacanismo, aquellos interrogantes suelen responderse a través del mito. Más precisamente, como ya mencioné anteriormente (Scholten, 2010) y como lo anuncia el título de este artículo, es posible dar cuenta de dos mitos de origen del lacanismo en Argentina. Un denominador común de ambos relatos es Oscar Masotta, en un caso remitiendo a su encuentro con los textos lacanianos y, en el otro, a su tarea de difusión de esa obra 3 . El primero de estos mitos –que da cuenta de las primeras lecturas masottianas de Lacan– ya fue mencionado anteriormente (Scholten, 2001) y se retomará más adelante. Se indagará aquí entonces, para comenzar, el mito que refiere a la divulgación, transmisión o enseñanza de la obra del psicoanalista francés. El objetivo de esta presentación será, principalmente, exponer estos mitos sin ánimos de verificar su veracidad o falsedad: se trata más bien de poner de relieve tanto su complejidad como sus implicancias y consecuencias. El primer grupo de estudio sobre Lacan Introductor del lacanismo en la Argentina y después en España, Oscar Masotta no tuvo una actividad regular como psicoanalista, pero por su enseñanza y sus iniciativas institucionales desempeñó el papel de didacta con los discípulos que formó en la lectura de los textos de Jacques Lacan y en una práctica lacaniana de la cura (Roudinesco & Plon, 2003:686)

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Este es un término que usualmente se utiliza sin dar cuenta de su alcance. ¿Qué entender por lacanismo? No se trata de una pregunta menor u accesoria, en tanto justifica los límites que se imponga a una eventual historia del lacanismo. Elizabeth Roudinesco aporta una de las pocas definiciones explícitas, aunque no del todo precisa ni satisfactoria: “En la historia del movimiento psicoanalítico, se llama lacanismo a la corriente representada por los diversos partidarios de Jacques Lacan, de todas las tendencias” (Roudinesco, 2003:621). Planteado de este modo, parecerían quedar fuera de una historia del lacanismo todos aquellos que hayan polemizado o no apoyen activa y explícitamente la causa lacaniana. 2 Sergio Visacovsky se ha encargado de este tema en diversas oportunidades y el libro de Marcelo Izaguirre publicado en 2009 constituye, en gran parte, una respuesta a estas versiones. 3 En una fuente de consulta tan popular como Wikipedia se define a Oscar Masotta como “un intelectual argentino, de trayectoria en diversos campos del saber, reconocido mundialmente por ser el responsable de introducir la enseñanza y la práctica de Jacques Lacan al idioma castellano” (http://es.wikipedia.org/wiki/Oscar_Masotta). 1

 

Este mito, difundido por vías múltiples, le adjudica un lugar fundamental a esa particular institución que recibe aún el nombre de “grupo de estudio” 4 : en efecto, este mito sostiene que la enseñanza o transmisión de la obra de Lacan en Argentina se iniciaría con los grupos de estudios que Masotta dirigió desde la década de 1960. En 1975, él mismo hacía referencia a las características de este particular dispositivo y lo comparaba con un “cartel”, al mismo tiempo que menciona –en tanto los grupos eran pagos–a otros tres sofistas: Saúl Karz, Gregorio Klimovsky y León Rozitchner (Masotta, 1976:243-244). Unos años antes, el propio Oscar Masotta afirmaba: La enseñanza privada es hoy bastante común en Argentina, y yo no sé si esto ocurre en otros países, o si el fenómeno debe ser considerado específicamente argentino. Entre nosotros responde en todo caso a la falta de maestros y al lastre académico de la enseñanza oficial y universitaria. Los cambios políticos masivos ocurridos en la Universidad en los últimos años lo han agravado (Masotta, 1970: 9). En efecto, con su rápida expansión a partir de la intervención universitaria de 1966, esta institución autóctona adquirió tal magnitud que se llegó a hablar de una “Universidad paralela” o “Universidad de las catacumbas”. Más allá de las posibles imprecisiones o exageraciones que pueda denotar este rótulo, lo cierto es que estos diversos grupos parecen haber reunido a una cantidad más que significativa de estudiantes que buscaban nutrirse de aquellos saberes o de aquellas figuras que, por diversos motivos, no tenían un lugar en el espacio académico universitario. Hacia 1967 comienza a incluirse, entre ese abanico de saberes, la obra de Jacques Lacan. Hasta ese momento, salvo en alguna publicación de Masotta y algunas esporádicas menciones o referencias menores en otros textos, la producción del psicoanalista francés no había despertado mayor atención en Argentina. ¿De qué modo es que la producción lacaniana se transforma en temática de abordaje en los grupos de estudio? ¿En qué momento se inicia el “fervor lacaniano” en ese circuito de enseñanza? Masotta mismo se ocupó de responder estas preguntas en 1975 y este relato fue ampliamente difundido y aceptado a partir de entonces. Se expondrán a continuación sus rasgos principales. A. El relato de Masotta Comienza entonces con un pacto de estudio el tramo que conduciría finalmente a la Escuela Freudiana de Buenos Aires (Masotta: 1976:246). Al momento de presentar ante Jacques Lacan a la homónima porteña de la Escuela Freudiana de París, Oscar Masotta le otorga un lugar significativo a la conformación de un primer grupo de estudio sobre la obra lacaniana, que él mismo dirigió. En efecto, tras reseñar con cierto detalle la historia de este particular dispositivo de enseñanza, presenta el acontecimiento de este modo: Dos jóvenes psicólogos y un flamante sociólogo a quien no le interesaba la sociología, acuden a verme para proponerme un grupo sobre los textos de Lacan. Ellos sí que estaban “on the dole”, en un país donde tal cosa no existe, y donde si uno es un desocupado le puede ocurrir morirse de hambre. El grupo no habría de ser pago. Ellos eran Arturo López Guerrero, Jorge Jinkins y Mario Levin. Más                                                              4

Esta modalidad de aprendizaje se habría iniciado hacia comienzos de los años sesenta, se extendió ampliamente en las décadas posteriores y sigue vigente en la actualidad. Se desarrolló por fueras de los circuitos académicos tradicionales y, a grandes rasgos, se instaura a partir de la solicitud de enseñanza sobre un tema a una figura que ostenta cierto prestigio o conocimiento sobre esa área del conocimiento. Como señala Silvia Sigal, tuvieron un papel importante en la conformación e incluso en la supervivencia de la cultura argentina (Sigal, 1991). 2

 

tarde se nos uniría Juan David Nasio, un miembro actual de la École Freudienne de París, quien me reconocía entonces el mérito de haber introducido la peste en Buenos Aires (Masotta, 1976: 246). No deja de resultar llamativo que, en su exposición, Masotta se ocupe también de destacar dos particularidades sobre este primer grupo de estudio sobre Lacan. En primer lugar, que era gratuito. Es decir que, a diferencia de lo habitual, las actividades llevadas a cabo por ese grupo no involucraban una retribución monetaria. Pero, ¿por qué a Masotta le interesa explicitar esta cuestión? Quizás buscaba de este modo distanciarse de su propia condición de “sofista” durante los años sesenta, a la cual se hizo referencia anteriormente, y su pasaje al lacanismo implicaría entonces una transformación, un cambio en el que abandona aquel “comercio del saber”. A su vez esta primera cuestión se articula con una segunda particularidad: que los profesionales que lo integraban estaban “on the dole” 5 . En tanto desocupados resulta comprensible que no pudieran costearlo pero cabría en ese caso preguntarse si puede hablarse en sentido estricto de un grupo de estudio que no fuera pago. Entonces, con este relato, Masotta dejaba constancia de las características particulares de este espacio de formación y el perfil de sus participantes. Es relevante destacar aquí estas cuestiones, que serán retomadas al final de esta exposición. Pero más allá de estos dos detalles, quizás anecdóticos, la cuestión importante es que este relato sobre el origen del lacanismo, sobre su difusión y posterior institucionalización en nuestro país, fue durante muchos años la única versión que circulaba. Sin embargo, hacia mediados de la década de 1980 se vuelve pública una variante del mito y es entonces que se vuelve aún más problemático, en tanto da cuenta de los orígenes de una forma doble o, más precisamente, bajo dos formas diversas. En efecto, a partir de ese momento se establecen dos versiones diferentes, dos relatos diversos respecto de la conformación del primer grupo de estudio sobre Lacan. A la versión que el propio Masotta y algunos psicoanalistas lacanianos comenzaron a difundir ampliamente a partir de la segunda mitad de la década de 1970, se añade la versión que sostiene Juan David Nasio. B. La versión de Nasio Me gustaría que subraye esta precisión, porque en cierto modo ello muestra hasta qué punto fui yo mismo –sin saberlo- quien despertó a Masotta de un sueño, de una noche de latencia si usted prefiere” (J. D. Nasio en Izaguirre, 1999: 227-234). Esta frase resume, con bastante precisión, el núcleo de la versión propuesta por Nasio respecto del surgimiento del primer grupo de estudio sobre los textos de Lacan en Argentina. Ésta fue difundida, en principio, a partir de una entrevista incluida en una publicación que editó un único número en noviembre de 1986: La noche inconsciente. Su difusión fue reactualizada cuando es incluida en la compilación de Marcelo Izaguirre titulada Oscar Masotta. El revés de la trama (1999). Ese material servirá como apoyo fundamental para redactar este apartado, junto con una entrevista realizada más recientemente 6 y que permitirá introducir ciertas precisiones –algunas de particular importancia.

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Expresión inglesa que refiere al caso de los desocupados que cobran un subsidio de desempleo. Entrevista telefónica a Juan David Nasio realizada el 27 agosto de 2000 por Hernán Scholten y Federico Pallaro con motivo de las Jornadas “Las marcas de Masotta”. Algunos cuestiones desarrolladas en esa ocasión están presentes en la entrevista realizada por Emilia Cueto al año siguiente (http://www.elsigma.com/entrevistas/entrevista-a-juan-david-nasio/1410). 6

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Según Nasio, fue el cruce de sus propios intereses teóricos y políticos los que lo llevaron, en principio, a interesarse por la obra de Lacan. Hacia 1967, él era un joven médico que realizaba su residencia en psiquiatría en el Hospital Gregorio Araoz Alfaro (el Lanús) y también se analizaba, atendía pacientes y realizaba controles con Fanny Schutz y Carlos Sluzki. Al mismo tiempo, era “un militante político de izquierda, activo y además un lector asiduo de las obras de Lenin, de Marx, de Engels, de todas las teorizaciones del materialismo dialéctico” (Juan David Nasio, 2000). A partir de esta doble vertiente es que surge su interés en llevar a cabo una “crítica ideológica” de la obra de Melanie Klein, que era la principal figura de referencia del psicoanálisis local en esos años. Y Nasio encuentra una primera mención a Lacan en Pour Marx (1965), libro del filósofo marxista Louis Althusser –cuya obra comenzaba a difundirse ampliamente en Argentina poco tiempo después. Lacan me interesa porque, me digo: “bueno si este hombre habla de un psicoanalista, si un marxista habla de un psicoanalista, me interesa ver quién es ese psicoanalista”. Y así fue que descubrí a Lacan. De pronto quería ir más lejos y conocer su obra (Nasio, 2000). Por esa misma época, fines de 1966, Nasio ubica “dos hechos muy curiosos”, dos eventos que considera extraordinarios. Revisando las librerías de la Avenida Corrientes, encuentra en el suelo, debajo de una estantería, los recientemente publicados Écrits de Lacan. Por otra parte, en la revista de la Asociación Psicoanalítica Argentina encuentra algunas referencias a Lacan en un artículo firmado por César Liendo y María Carmen Gear. Provisto de los textos de Lacan, pero imposibilitado de leerlos en tanto no dominaba el idioma francés, decide comunicarse entonces con Liendo para solicitarle formar un grupo de estudio. Liendo lo remite a Masotta, con quién se reúne en su departamento de la calle Tucumán entre Maipú y Esmeralda, donde tiene lugar un diálogo que Nasio resume de la siguiente manera: Cuando le dije que quería estudiar Lacan me respondió: “Ah, Lacan no me interesa, hace tiempo que no lo leo” 7 . Mire –contesté– a mí sí me interesa. Su respuesta no me sorprendió ya que en aquellos años Masotta se ocupaba de las historietas como tipo de mensaje comunicacional o inclusive de las experiencias “happenings” del Di Tella. […] Finalmente, luego de pensarlo e interesado en tener un grupo de estudio bien pago, aceptó mi proposición a condición de que yo llevara otras cuatro personas. […] No logré conseguir a nadie, fue él quien finalmente consiguió dos personas. Resultaron ser dos amigos de él: un psiquiatra que se llamaba Peyceré y un escritor cuyo nombre no me acuerdo. Así se formó el primer grupo de estudio de Lacan en Argentina. (Izaguirre, 1999:228-229) ¿Qué plan de trabajo les habría propuesto Masotta para trabajar la obra de Lacan en ese primer grupo de estudio? Inicialmente, y para sorpresa del propio Nasio, desecha la lectura de textos lacanianos y opta por empezar a partir de Freud. El argumento de Masotta para justificar esta posición habría sido que “para aprender Lacan lo primero que hay que hacer es estudiar Freud” y para ello preparó un programa de estudio de textos freudianos. De acuerdo a la versión de Nasio, este “grupo original” habría durado alrededor de un año y al poco de conformado se constituiría un segundo grupo compuesto por Jorge Jinkins, Mario Levin y Arturo López Guerrero.                                                              7

En la entrevista realizada en 2000, al recordarle la respuesta de Masotta (“Ah, Lacan no me interesa”), Nasio sostuvo que quizás sería necesario corregirla, y que le importaba destacar el hecho de que Masotta hacía tiempo que no trabajaba los textos de Lacan. 4

 

Resulta pertinente destacar aquí que la relación de Masotta con Nasio no se limitó a este grupo de estudio sino que se prolongó en otras actividades. Por ejemplo, en mayo de 1969 ambos formaron parte del Primer Congreso Lacaniano –el “congresito”, como suele denominárselo- donde los miembros de estos grupos de estudio sobre Lacan expusieron trabajos sobre diversas temáticas. También firmaron juntos la “Advertencia” de un volumen titulado El inconsciente freudiano y el psicoanálisis francés contemporáneo que Masotta publicó en la editorial Nueva Visión. Pocos meses después, ese mismo año, Nasio recibe una beca otorgada por la Embajada de Francia para estudiar en la Escuela Freudiana de París, y allí reside desde entonces 8 . Este hecho habría introducido fuertes tensiones en la relación, lo cual desembocó en la interrupción de la comunicación entre ambos, al menos hasta 1975. Ese año tuvo lugar en París el “Comentario para la École Freudienne de Paris sobre la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires” donde, como ya se refirió antes, Masotta esbozaba su propia versión respecto de la conformación del primer grupo de estudio sobre la obra de Lacan. Presentación de la que el propio Nasio fue testigo ya que fue allí donde pudieron encontrarse por última vez. Del grupo al encuentro Como se anunció al comienzo de este artículo, más que poner a consideración la veracidad histórica de cada una de las versiones quizás resulte más pertinente, por ejemplo, analizar algunas divergencias y afinidades entre los relatos de Nasio y Masotta. Se podrá entonces plantear algunas observaciones y formular algunos interrogantes. En este sentido, merecen al menos ser señalados dos diferencias considerables entre las versiones de los hechos: por una parte, según el relato de Masotta, no habría sido el joven psiquiatra Juan David Nasio quien le propuso conformar el primer grupo de estudios sino que éste se sumaría posteriormente a la propuesta que fue planteada por tres profesionales que provenían de ámbitos ajenos a la medicina. Otra diferencia, quizás no tan significativa pero no por ello menor, refiere a otra característica del grupo de estudio. Más precisamente, y como ya se refirió antes, para Masotta el grupo era gratuito, mientras que la versión de Nasio indica que la conformación del grupo era vista por Masotta como una oportunidad de aumentar sus ingresos. Estas dos diferencias quizá encuentren un principio de explicación, al menos parcial, si se lo compara con el circuito de formación de psicoanalistas hegemónico en ese momento. En el breve artículo “Dependencia y autonomía en la formación psicoanalítica”, publicado en Cuestionamos, los autores dan cuenta del “valor esencial” del dinero en su “formación en instrumentos en condiciones de ejercer” (AA. VV., 1972:144) dentro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Allí se presentan algunos detalles de los costos que afrontaban los candidatos y la condición socio-económica que, en consecuencia, los caracterizaba. Finalmente, los autores denuncian que el ingreso a los institutos de psicoanálisis estaba limitado exclusivamente a los médicos. Se destacan aquí estas cuestiones en tanto el psicoanálisis lacaniano, en términos generales, se presentará en nuestro país fundamentalmente como un “psicoanálisis laico”, independiente de la medicina, y por tanto con criterios de formación diversos a los estándares tradicionales de la APA. La versión masottiana no haría más que reforzar el carácter originario de esta diferencia, ya presente en el primer grupo de estudio sobre la obra de Jacques Lacan. Ahora bien, aunque la versión masottiana resultó la más aceptada y difundida, de este “mito de origen” del lacanismo en nuestro país, esto no implica que pueda rechazarse de                                                              8

No participó entonces de ninguna de los proyectos que se concretaron tras la conformación de estos grupos de estudio: los Cuadernos Sigmund Freud (1971), las Jornadas Sigmund Freud organizadas por el Instituto Goethe (1973) y la Escuela Freudiana de Buenos Aires (1974). 5

 

plano la versión de Nasio. De hecho, no deja de resultar significativo que, en una entrevista publicada en 1997 y más allá de las críticas que dirige a Nasio, el propio Nicolás Peyceré confirma algunos aspectos del relato de este último. Una vez mi mujer y yo le pedimos [a Masotta] que nos enseñara algo de filosofía. Nos enseñó poco tiempo. Pero después empezó a enseñar a otros y no sé si por ese entonces comenzó con los grupos de estudio. En una ocasión formó un grupo reducido donde había tres médicos; uno creo que se llamaba Colombo, Nasio y yo (Rodrigues de Andrade, 1997:153). Aunque Peyceré no especifique si se trataba del primer grupo, su conformación difiere de la señalada por Masotta en 1975 y se aproxima bastante a la sugerida en el relato de Nasio. Más allá de estas divergencias, hay una cuestión llamativa, quizás apenas un detalle, pero que merece al menos ser mencionada aquí: ninguno de los participantes de los grupos de estudio mencionados en ambos relatos –Jorge Jinkins, Arturo López Guerrero, Nicolás Peyceré, Mario Levin y Juan David Nasio– llegó a firmar el acta de fundación de la EFBA en 1974. En cierta forma se pone en cuestión la continuidad que implicaba ubicar ese “pacto de estudio”, al “grupo original”, como punto de origen y el relato pasa entonces, de ser un principio de explicación a necesitar a su vez ser explicado o expuesto con mayor detalle. Sin embargo, más allá de las puntualizaciones anteriores, es posible dar cuenta de un punto de acuerdo, que no tiene menor importancia, entre las dos versiones del mito: la iniciativa de comenzar ese grupo de estudio no provino del propio Masotta. Ya hubiera sido, en un principio, propulsada por Nasio –recomendación de Liendo mediante– o por Jinkins, López Guerrero y Levin, lo importante es resaltar y situar, hacia 1967, un primer peldaño o una primera señal del trayecto ascendente que lo llevará, en el transcurso de los años siguientes a transformarse en maestro y poco tiempo después en fundador. Ahora bien, ¿cómo fue que Masotta pudo ser objeto de este pedido particular? ¿Por qué acudieron o fueron remitidos a él para coordinar ese primer grupo de estudios? ¿Cuándo y cómo se produce su encuentro con la obra de Lacan? Estas preguntas remiten al otro gran mito de origen del lacanismo en Argentina, quizás el más pregnante de ambos. [CONTINUARÁ]

Bibliografía AA. VV. (1972) Cuestionamos. Buenos Aires: Granica. Izaguirre, M. (1999). Oscar Masotta. El revés de la trama. Buenos Aires: Atuel-Anáfora. Lacan, J. (1970). Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires: Nueva Visión. Masotta, O. (1969). Conciencia y estructura. Buenos Aires: Jorge Álvarez. Masotta, O. (comp.) (1969). El inconsciente freudiano y el psicoanálisis francés contemporáneo. Buenos Aires: Nueva Visión. Masotta, O. (1970). Prólogo. En Lacan, J. Las formaciones del inconsciente (pp. 7-24). Buenos Aires: Nueva Visión. Masotta, O. (1976). Ensayos lacanianos, Barcelona: Anagrama. Roudinesco, E. & Plon, M. (2003). Diccionario de psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. Scholten, H. (2001). Oscar Masotta y la fenomenología. Un problema en la historia del psicoanálisis. Buenos Aires: Atuel-Anáfora. Scholten, H. (2010). Psicoanálisis, política e historia. Imago Agenda, XXIX (137), 84. Scholten, H.; Pallaro, F. & Acuña, C. (comp.) (2000). Las marcas de Masotta, inédito. Sigal, S. (1991). Intelectuales y poder en la década del sesenta. Buenos Aires: Puntosur. 6

 

Vezzetti, H. (2004). Los comienzos de la psicología como disciplina universitaria y profesional. En Neiburg, F. & Plotkin, M. (comp.). Intelectuales y expertos. La construcción del conocimiento social en Argentina. Buenos Aires: Paidós. Visacovsky, S. (2008). Origin Stories, Invention of Genealogies and the Early Diffusion of Lacanian Psychoanalysis in Argentina and Spain (1960–1980) En Damousi, J. & Plotkin, M. (ed.). The Transnational Unconscious (pp. 227-256). Londres: Palgrave MacMillan.

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