«Don Basilio, de Julius Schilling: un manual de conversación de español para hablantes de alemán a finales del siglo XIX», en Elena Battaner, Vicente Calvo Fernández, Palma Peña Jiménez (eds.), Historiografía lingüística: líneas actuales de investigación, Münster, Buske Verlag, 2012, pp. 770-779.

October 17, 2017 | Autor: Daniel Sáez Rivera | Categoría: History of Linguistics, James Joyce, Dialogue, Siglo XIX
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Descripción

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Daniel M. Sáez Rivera

Don Basilio, de Julius Schilling: un manual de conversación de español para hablantes de alemán a finales del siglo XIX RESUMEN Aunque la lexicografía alemán-español del siglo XIX es bien conocida, no ocurre tanto con la gramática y los métodos para enseñar español a hablantes de alemán en el mismo siglo, más allá de las notas de Aquilino Sánchez (1992). Por ello, nos proponemos en este trabajo presentar con más detalle la figura del maestro de lenguas Julius Schilling, maestro de español en Zurich a finales del siglo XIX y principios del XX. Julius Schilling es autor de una gramática española en alemán publicada en Leipzig en 1882, con numerosas reediciones posteriores, en la que hace poco más que seguir el conocido modelo de Ollendorf. Sin embargo, también escribió un manual de conversación mucho más original pero también incardinado en la tradición de diálogos escolares de la enseñanza del español que arranca del siglo XVI, el Don Basilio, del cual Sánchez comenta su tercera edición de 1900. Será a través de su segunda edición (1890) que situaremos a Schilling tanto en el contexto pedagógico-lingüístico de su época como dentro de la tradición de enseñanza del español, especialmente en la del diálogo escolar.

ABSTRACT Though the German-Spanish Lexicography from the 19th century is very well known, it is not the case regarding grammars and methods for teaching Spanish to speakers of German in the same century, beyond the brief overlook given by Aquilino Sánchez (1992). Therefore, in this paper we pretend to introduce with some detail the figure of Julius Schilling, teacher of Spanish in Zurich at the turn of the 19-20th centuries. This teacher was the author of a Spanish grammar written in German and published in Leipzig in 1882, with 24 editions until 1925, and of a conversation handbuch called Don Basilio, which continues the Renaissance tradition of using dialogues for teaching languages. We will focus on Don Basilio’s second edition (1890) in order to contextualize Schilling’s work in its time and in the history of teaching Spanish as a foreign language.

1. Introducción Aunque la lexicografía alemán-español del siglo XIX es bien conocida (véase Corvo Sánchez 2008 y la bibliografía ahí contenida), no ocurre tanto con la gramática y los métodos para enseñar español a hablantes de alemán en el mismo siglo, más allá de las notas desperdigadas en Sánchez (1992). Por ello, nos proponemos en este trabajo presentar con más detalle la figura del profesor Julius Schilling, maestro de español en Zurich a finales del siglo XIX y principios del XX (Sánchez 1992: 381). ___________________________________________________________________________ E. Battaner, V. Calvo, P. Peña (eds): Historiografía lingüística: líneas actuales de investigación, 767–776 © Copyright 2012 by Nodus Publikationen, Münster. ISBN 978–3–89323–014–3

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Julius Schilling es autor de la Spanische Grammatik mit Berücksichtigung des gesellschaftlichen und geschäftlichen Verkehrs (‘Gramática española con consideración de la comunicación social y empresarial’), publicada por primera vez en Leipzig en 1882 por su editor de confianza G. A. Gloeckner, y que llegó a alcanzar 24 reediciones hasta 1925, aunque las últimas (la 21-22 y la 23-24, correspondientes a 1920 y 1925) fueron renovadas por Hektor Ammann. El éxito de la obra se manifiesta también en el hecho de que, conforme se señala en la última página de publicidad de la séptima y la octava edición que nosotros manejamos (Schilling 1892: [362]), se hicieron versiones en francés e italiano de la misma obra: la Grammaire espagnole à usage de Français destinée aux commerçants et aux gens du monde (1888), por Christian Vogel, director de una institución comercial en Ginebra; y la Grammatica Spagnola. Ridotta ad uso degli Italiani (1890), al cuidado de Fortunato Demattio, profesor de letras italianas y de filología románica en la Universidad de Innsbruck. Y no solo eso, sino que siguiendo el método de Schilling se realizaron adaptaciones destinadas a la enseñanza del portugués por J. Schmitz y del neerlandés por Georg Traut y J. van der Jagt (Schilling 1892: [362]). En el prólogo de la primera edición, conforme se recoge en ediciones posteriores, como la séptima y octava de 1892 (Schilling 1892: [III]), el autor explica que, tras una estancia de 15 años en España, volvió a Suiza, donde empezó a enseñar español en la “kauffmänisschen Verein Zürich”, es decir, la ‘Asociación de Comerciantes de Zurich’, la KV Zurich o Der Kauffmänische Verband Zürich, fundada en 1861 y que celebra en 2011 su 150 aniversario (http://www.kvz.ch/). Unida a esta asociación se encuentra la “Handelsschule des K. V. Zürich” o ‘Escuela de Comercio de la Asociación de Comerciantes de Zürich’, de la que el propio Schilling se presenta como profesor de lengua española en la portada de la gramática (Schilling 1892: [I]). El hecho de que Schilling mencione su estancia en España sirve de aval de su conocimiento de la lengua española, al igual que el prestigio de enseñar en una de las más antiguas escuelas de comercio, lo cual además manifiesta la progresiva institucionalización de la enseñanza de lenguas, que ya había alcanzado grandes cotas en el siglo XIX frente a épocas anteriores. En el mismo prólogo, Schilling señala que la publicación de su propia gramática nace del hecho de querer ofrecer una obra a sus alumnos que refleje el español hablado y escrito de la época, que sea lo suficientemente práctica, ni demasiado ni poco, y que esté libre de los errores y las expresiones desusadas de otras obras disponibles en el mercado que mostraban el desconocimiento de la lengua viva (Schilling 1892: [I]). Según Sánchez (1992: 218), Schilling 1 hace poco más que seguir el conocido modelo de Ollendorf, pero sin un criterio de progresión explícito y sin interacción alumno-profesor. Aunque opinamos que Schilling sí establece cierta gradación de los contenidos, ciertamente está mucho más apegado a la gramática. Dividido el libro en secciones (en la edición de 1892, cincuenta), y estas en apartados, se sigue siempre el mismo orden: formulación lo más breve posible de las reglas, gran cantidad de ejemplos, una breve lista bilingüe de vocablos empleados en la lección, un ejercicio de 1

Al que denomina primero “T. Schilling”/”Schilling, T.” (Sánchez 1992: 218, 456, 495) y luego “J. Schilling”/”Schilling, J.” (Sánchez 1992: 381, 456, 498).

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lectura en español, otro de tema (traducción del alemán al español) y unas muestras de “conversación” en forma de par pregunta-respuesta que en realidad no están hiladas entre sí en una verdadera conversación. La edición de 1892 contiene además una serie de lecturas, como un extracto del Gil Blas en traducción del Padre Isla y una vida de Cervantes. Aparte de la gramática, Schilling sacó a la luz en 1885 la Praktische Anleitung zum mündlichen und schriftlichen Verkehr im Spanischen o ‘Instrucción práctica para la comunicación oral y escrita en español’, también publicada en Leipzig por Gloeckner. El librito forma un todo con la gramática, conforme señala el propio autor en la introducción a la tercera edición de la misma gramática (Schilling 1892: V), y tiene por objeto de nuevo pasar por alto la lectura de los clásicos y exponer directamente al lector y estudiante a la lengua conversacional, además de introducir a la correspondencia escrita. Como confiesa el propio Schilling (1890: IV), dado que sus propios estudiantes abreviaban el título del libro como “Don Basilio”, por el protagonista de la primera parte de la obra, desde la segunda edición la obra se titula directamente Don Basilio, a lo que sigue el antiguo título como subtítulo. Al igual que la gramática, este libro también tuvo cierto éxito. Así, aparte de la primera edición (1885) y de la segunda (1890), siempre publicadas en Leipzig por Gloeckner, existe una tercera y cuarta (1900) –la que conoce Sánchez (1992: 381, 456, 495 )–, así como una quinta y sexta (1910) y una última séptima y octava (1921), al cuidado de Hektor Ammann, al igual que había ocurrido con las últimas ediciones de la gramática.2

2. Don Basilio, un manual de conversación y correspondencia de finales del siglo XIX Dentro de la obra de Schilling, nos vamos a detener en la segunda edición de Don Basilio oder Praktische Anleitung zum mündlichen und schriftlichen Verkehr im Spanischen (Leipzig: Verlag von G. A. Gloeckner, 1890), de la que ofrecemos una descripción bibliográfica en apéndice según ejemplar propio. A través de esta obra situaremos a Schilling tanto en el contexto pedagógico-lingüístico de su época como dentro de la tradición de enseñanza del español, especialmente en la del diálogo escolar (cf. Sáez Rivera 2005, 2008), pero también en la de los manuales de cartas. Conforme se señala en el prólogo (Schilling 1890: III), tras que el aprendiz de una lengua conoce la gramática, este se plantea la necesidad de ser introducido a la práctica de dicha lengua. Según el propio Schilling (1890: III), un tipo de profesores decide emplear una crestomatía o colección de fragmentos de clásicos españoles, sin relación entre sí, y otro tipo propone una lectura clásica fácil que se estudia con detenimiento y ejemplificación, pero, cuando el estudiante cree que de esa manera va a poder solucionar todas las dificultades lingüísticas con las que se puede encontrar al viajar a tierras españolas, se decepciona enormemente al descubrir lo que se aleja la conversación habitual de la lengua libresca de los clásicos españoles. La costumbre de las crestomatías en Alemania arranca ya de finales del XVIII, así la obra de Giovanni 2

Todas las noticias sobre ediciones de la obra de Schilling y derivados, se han obtenido del Karlsruhe Virrtual Catalog .

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Battista Calvi, lector de español en Gotinga, y autor de Spanische Sprachlehre und Chrestomatie (Helstedt: Karl Gottfried Fleckeisen, 1790), y ya en el siglo XIX destaca la obra de Buchholz y Sandvoss, Handbuch der Spanischen Sprache und Literatur. Oder Samlung interessanter Stücke aus berühmten spanischen Prosaisten und Dichtern, … mit Nachrichten von der Verfassern (Berlin, 1801). Frente a este tipo de obras, aunque también presentadas como una continuación o extensión del estudio gramatical, ofrece Schilling como introducción “in die moderne, familiäre Umgangsprache” (‘a la moderna habla coloquial y familiar’) la primera parte de esta obra que recoge una serie de conversaciones interrelacionadas según suelen acontecer en la realidad (Schilling 1890: III). De hecho, aunque los diálogos continúan la tradición de diálogos escolares de la enseñanza del español que arranca del siglo XVI, como bien señala Sánchez (1992: 319), presenta también algunas novedades, como esta interrelación entre los diálogos con el siguiente hilo conductor que resume el propio Schilling (1890: III): en la preparación de un viaje a España encuentra el protagonista, Don Basilio, ocasión para tratar con su criado de todo lo imaginable y de conversar con amigos y conocidos, así como con su banquero, relojero, óptico y otros profesionales, a lo que se unen situaciones de desayuno, comida y cena, todo lo cual mantiene el interés del estudiante de español. En la tradición anterior, como mucho se solían enlazar un par de diálogos, así los diálogos dos y tres de la colección de Garnier traducida al español por Marcos Fernández (Dialogues en quatre langues, 1656), que desarrollan un viaje de Estrasburgo a París y la estancia en la capital francesa de los caballeros estraburgueses. El extremo al que llega Schilling solo nos puede recordar el mismo al que se atrevió James Joyce en su Ulises (1922), siendo incluso posible que el escritor irlandés, que vivió en Zurich a principios del siglo XX, cuando aún se reeditaba Don Basilio, conociera la obra de Schilling, y fuera un factor más (o una coincidencia en el espíritu de época) para narrar la vida de Leopold Bloom durante un día. Aclara Schiling aquí cómo el signo de párrafo remite a su propia gramática, lo cual subraya la vinculación explícita entre ambos libros, que forman un todo, como ya hemos visto, una prueba más de la falta de independencia de lo que el propio Sánchez (1992) ha llamado el método conversacional frente al gramatical. Para los que emplean otro manual de español, ha traducido muchas palabras y expresiones en nota, práctica que podemos relacionar con las aclaraciones léxicas que se producen en el género desde los Pleasant and delightfull dialogues (1599) de John Minsheu, aunque adaptados a una forma de impresión más moderna, ya no al margen o en párrafo intercalado. La segunda parte de la obra, según se comenta en la introducción, recoge las abreviaturas más frecuentes, las formas de tratamiento y las fórmulas de encabezado, saludo y despedida, además de que ofrece una colección de billetes o esquelas y de cartas privadas y comerciales. Junto a la tradición de diálogo escolar, y de hecho unida a esta, podemos recordar la muestra de carta que ya aparecía en la colección de diálogos de Berlaimont (1551), así como los detalles sobre formas de tratamiento que se recogían en las nomenclaturas de los Diálogos apazibles (1622) de Oudin o en los Dialoghi piacevoli (1626) de Franciosini, ampliados a una sección completa sobre “títulos” en los Diálogos nuevos en español y francés (1708) de Francisco Sobrino, autor también de un Secretario español (1720), una colección completa de cartas, aun___________________________________________________________________________ – 770 –

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que la mayoría más personales o protocolarias que comerciales. El género de las colecciones de cartas comerciales se desarrolló menos en español, frente a otras lenguas, así la obra Il Secretario di banco Cioè, Centurie Trè di Lettere Mercantili Italiane-Tedesche Secondo lo Stilo moderno (1726) de Mathias Cramer. El prólogo de la primera edición se cierra con una explicación de cómo hay que utilizar la obra, en particular la primera parte. Así, Schilling (1890: IV) propone como muy útil hacer primero una traducción escrita al alemán y luego una retrotraducción oral al español. Se sigue así aún la práctica de que los diálogos escolares de español fueran ejercicios de traducción, como ya señalaba Satorre Grau (2001). La diferencia es que, al no ofrecerse el texto en versión bilingüe a doble columna, no se aporta la solución de la tradución. Al ser además los diálogos un poco más largos, frente a la tendencia habitual en los siglos XVIII y XIX a coloquios más cortos que los anteriores en el género (Sáez Rivera 2005), podríamos plantearnos si se mantendría la práctica de aprender los textos de memoria para aplicarlos en situación. Probablemente ya el aprendizaje memorístico fuera solo parcial. Sin salir de los preliminares, y antes de pasar al cuerpo del texto, en el prólogo a la segunda edición explica Schilling (1890: IV) el cambio de título de la primera a la segunda edición, ya señalado, y que además en esta segunda edición se ajusta a los últimos cambios de la ortografía según la Real Academia Española, conforme también había hecho en la tercera edición de la Spanische Grammatik (1886). De esta manera, Schilling sigue la última reforma de la ortografía realizada por la Academia en la edición de la Gramática de la lengua castellana de 1880, por la que se fijan las reglas de acentuación que a grandes rasgos aún se utilizan (con salvedades como la acentuación por costumbre de la preposición “á” o la conjunciones “é, ó, ú”, cf. Esteve Serrano 1982: 447-449 para un recuento de tales reglas). También agradece aquí Schilling las palabras de reconocimiento que ha recibido por la primera edición de la obra y señala que ha mejorado mucho la segunda parte sobre las cartas. Aunque muchos estudiantes señalan la utilidad de la obra en la práctica oral en tierras hispánicas, Schilling recomienda que aun así conviene llevar un cuaderno de vocabulario en el que apuntar nuevas palabras y expresiones conforme salen al paso, de lo cual es una muestra las hojas que se encontraban dentro del ejemplar que poseemos. De ambas partes, la dialogal y la epistolar, nos vamos a centrar en la primera. Los títulos de los 26 diálogos, que nos permiten observar todas las actividades de Don Basilio durante una jornada antes de partir de viaje, son los siguientes (por falta de espacio, los proporcionamos solo en español): Don Basilio, soltero y profesor de lenguas, que tiene vacaciones, es despertado por su criado Juan (pp. [1]-2). Soliloquio (pp. 2-3). Juan vuelve al dormitorio (pp. 3-4). Recibo de una visita muy inesperada (pp. 4-6). Juan entra en la sala anunciando la visita de una señora desconocida (pp. 6-8). Don Basilio da sus disposiciones para la marcha (pp. 8-10). Visita de un caballero que trae carta de recomendación (pp. 9-16). Soliloquio (p. 16). Don Basilio se despide de un colega suyo (pp. 16-18). ___________________________________________________________________________ – 771 –

Daniel M. Sáez Rivera ___________________________________________________________________________ Don Basilio en el despacho de su banquero (pp. 18-21). Don Basilio al hacer la siguiente visita es recibido por Don Enrique un hijo de casa recien llegado de Inglaterra, á quien da cuenta de un viaje por mar (pp. 21-27). Don Basilio va á casa del óptico á comprar un anteojo (pp. 28-31). Don Basilio nota que su reloj se ha parado, y va á casa del relojero (pp. 31-32). Don Basilio encuentra á su amigo Eugenio, con quien almuerza después. Conversación (pp. 33-41). Don Basilio se despide de la madre y de la hermana de un amigo, á quien piensa ver al pasar por Lyon (pp. 42-46). Don Basilio se despide aún de sus padres (pp. 46-50). Don Basilio vuelto á casa espera á su amigo Don Eduardo, para luego comer con él.– Conversación (pp. 50-63). Don Eugenio viene para los postres.– La conversación se aviva (pp. 63-67). Los tres amigos se van al fumador donde continúan divirtiéndose (pp. 67-73). Los dos amigos, ya solos, se ponen luego á trabajar (pp. 73-74) Don Basilio en su escritorio (pp. 74-76). Concluído el trabajo (L. 42 §11) se reúnen los dos amigos y toman el té después (pp. 7779). Don Basilio arregla aún diferentes cosillas antes de acostarse (pp. 79-80). Soliloquio (p. 80). Don Basilio da sus últimas órdenes, y se va a la estación del Norte, en donde halla á su compañero de viaje (pp. 81-84). Llegan los diferentes amigos para despedirse de los viajeros (pp. 84-89).

Desde el principio del texto se percibe el aire de familiaridad con la tradición del diálogo escolar, lo que salta la vista simplemente al comparar el inicio de Don Basilio (1) con los diálogos de Minsheu (2), con la diferencia de que en el diálogo del XIX el perezoso para levantarse es el amo y en el de Minsheu el criado: 1.

2.

¡Buenos días señorito, buenos días! – ¡Buenos días Juan! / ¿Cómo ha pasado Vd. la noche?... / ¡Bien hombre, bien! pero ¿qué diantres vienes á despertarme tan temprano? – Pues señor, no hago más que cumplir sus órdenes. / ¿Qué hora es pues? no parece sino que he dormido tan sólo un par de horas.– Ya son las siete dadas, y para las ocho vendrá un caballero que ya estuvo aquí ayer tarde. (Schilling 1890: 1) DON PEDRO.— ¿Oyes, mozo? / ALONSO.— ¿Señor? / DON PEDRO.— ¿Qué hora es? / ALONSO.— Las cinco son dadas. / DON PEDRO.— Levántate y abre aquella ventana, a ver si es de día. / ALONSO.— Aún no es bien amanecido. / DON PEDRO.— Pues ¡asno! ¿Cómo dixiste que ha dado las cinco? / ALONSO.— Señor: las cinco yo las conté, pero el relox y la mañana no andan a una. / DON PEDRO.— O tú mientes o el relox miente; que el sol no puede mentir. / ALONSO.— Más vale que miento yo que no el año. / DON PEDRO.— ¿Qué día hace? / ALONSO.— Señor: nublado. / DON PEDRO.— En los ojos debes tú de tener las nubes, que el cielo yo le veo claro./ ALONSO.— Pues no estoy ciego. / DON PEDRO.— Antes creo que estás durmiendo todavía. / ALONSO.— Sé que no soy elefante que tengo de dormirme en pie. / DON PEDRO.— ¿Hace frío? / ALONSO.— Un cerceganillo entra por la ventana que corta las narices. / DON PEDRO.— Dame de vestir, que me quiero levantar. (Minsheu 1599: 1)

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Se observan también otras diferencias: mientras que en el diálogo escolar anterior se tiende a señalar con cuidado la intervención de cada personaje, Schilling (1890: 36) no lo hace más que cuando pueda caber duda de quién habla, sobre todo cuando hay más de dos interlocutores: (1) (D. Eug[enio].) ¡Conque á la salud de los viajeros y á un feliz regreso! (Señora.) ¿Ya comienzas otra vez? (D. Bas[ilio].) Permítame Vd. señora, que no es chanza lo de mi amigo; estoy efectivamente resuelto, hasta más (L. 38 § 10), he empeñado mi palabra de salir de aquí con un amigo mío mañana por la mañana.

Vemos aquí igualmente la remisión entre paréntesis a la gramática de Schilling – “(L[ektion]. 38 § 10)”– Los paréntesis se emplean también para introducir el nombre del interlocutor y para acotaciones. Además los utiliza Schilling para insertar cortas traducciones de ayuda –“Ya (nun)” (Schilling 1890: 18)– o para ofrecer opciones sinonímicas –“á hacer el favor (oder á tener la bondad)” (Schilling 1890: 19)–, esta última una vieja técnica empleada en diálogos como los de la Instrucción fundamental (1723) de Antonio Moratori. Otro uso del paréntesis es aislar elementos lingüísticos directamente opcionales: “Me permitirá Vd. (que) le presente á mi amigo y compañero de viaje Don Eduardo… aquí tiene Vd. al señor Don Carlos, amigo y banquero mío.” (Schilling 1890: 85). Otras continuidades y discontinuidades se observan en la temática de los diálogos, no solo el primero. Así, al hilo de los preparativos de Don Basilio, trasunto del propio Schilling, como podremos pronto comprobar, este realiza visitas a diferentes profesionales (un banquero, un relojero, un óptico) o debe tratar con cocheros o tomar un tranvía. De forma similar ya ocurría en los Coloquios familiares (1568) de Gabriel Meurier, pero –quitada la profesión de banquero– el resto de trabajos se han modernizado, de modo que –aunque todavía existían y existen carniceros, panaderos, zapateros…– se prefieren presentar interacciones cotidianas más ajustadas a los tiempos coetáneos del diálogo y a la cultura suiza (banca, precisión óptica y relojera). Otras referencias modernas interesantes es la defensa de la medicina homeopática (pp. 4445) o la presencia de medios de locomoción de la época como el tranvía y el tren. También abundan las conversaciones de comida de todo tipo entre amigos, como ya en el diálogo tercero de Minsheu (1599: 17) “de un convite entre cinco cavalleros amigos”, y en general las fuertes relaciones amistosas (destaca también la mayor intimidad de estos diálogos: además de que aparecen los padres del protagonista, se marcan diversos soliloquios). Más novedoso es cierto juego metalingüístico o metadialógico por el que en el mismo diálogo se presenta a Don Basilio como un maestro de lengua extranjera tal el mismo Schilling. Apenas hay precedentes como el “Dialogo primero De las Lenguas Occidentales &c. Antonio y Pablo” de la Instrucion fundamental de Moratori (1723). De esta manera, a Don Basilio se le encargan trabajos de traducción e interpretación (así una señora alemana-uruguaya le pide traducir unos documentos que al final traducirá Don Eduardo, el amigo que convence a Don Basilio para irse de viaje) (Schilling 1890: 6-7). Sus amigos comentan el éxito de su “primer obra mayor”, que no es otra que la Spanische Grammatik, aunque Don Basilio-Schilling se queja de los ___________________________________________________________________________ – 773 –

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disgustos que le ha dado el impresor, reacio a incorporar todas las correcciones necesarias, y los críticos de la obra a los que él acusa de preferir un enfoque gramatical y de textos de muestra y traducción más apegados a los tiempos clásicos, frente a los ejemplos que él selecciona que “tratan de cosas que pasan y nos rodean” (Schilling 1890: 37). Otros personajes comentan el éxito que han tenido aprendiendo español algunos alumnos, como el banquero asegura que su hijo tiene un buen puesto comercial en Londres gracias a las lecciones de español de Don Basilio, lo cual indica la valoración práctica del aprendizaje de lenguas en la época (Schilling 1890: 30-31). Y de nuevo sus amigos comentan que incluso “está escribiendo ahora una guía que enseña la manera de expresarse en castellano, bien sea verbalmente como por escrito” (Schilling 1890: 68), que no puede ser otra que la que tenemos entre manos. Dada la excelencia pedagógica de Don Basilio y sus materiales, no extraña que un “caballerito joven” haya pasado por casa de Don Basilio, mientras este estaba fuera, buscando tomar lecciones de castellano (Schilling 1890: 51). En todo caso, como en el prólogo, se vuelve a destacar el interés por la lengua viva y actual frente a la de los clásicos. No ha de extrañar que, según otra de las constantes del género del diálogo escolar, se intente (y se logre) una buena mímesis de la oralidad (Sáez Rivera 2005: 795; Sáez Rivera 2008: 1185), de lo que son muestra numerosos elementos coloquiales como interjecciones, que nunca caen en el extremo vulgar (“¡qué diantres!”, “¡Caramba!”, o “¡vamos!”, Schilling 1890: 1, 5-6), marcadores conversacionales como, entre otros, el pues comentador (“–Pues amigo, no hay más que hacer un poder y decir: ¡Ea! me voy”, Schilling 1890: 5) o el ¡hombre! de control del contacto (“¡Hombre! yo también había pensado pasar una temporada en el campo”, Schilling 1890: 4), los puntos suspensivos que indican entonación suspendida (“Conque ¡decídase Vd.! sí ó no . . . . en ese último caso me marcharé en el tren de las diez”, Schilling 1890: 5), los diminutivos (“tajadita”, “chiquitas” o “quietecitas” en Schilling 1890: 39), o el gran número de refranes, como “genio y figura hasta la sepultura” (Schilling 1890: 64), de modo que uno de los personajes, Don Eugenio, comenta que “el amigo Don Basilio” ha hecho una colección de proverbios (Schilling 1890: 64). Dentro de las diferentes variedades que se podría enseñar, aunque aparece una señora alemana-uruguaya y Don Eduardo ha vivido en Chile, Schilling se decanta por la norma castellana. Así, los usos escritos (cf. Girón Alconchel 1996) en el diálogo revelan leísmo personal y de cosa en singular, así como laísmo; de hecho en la gramática (Schilling 1892: 120, 122-123), se describe-prescribe que mientras que el laísmo se presenta como alternativa posible, el leísmo personal es la norma para el acusativo, siendo una mera opción posible lo e incluso la. La preferencia del acento castellano se muestra en el elogio que hace un caballero español del acento que posee Don Basilio: “con no menos gozo escucho el acento castellano que Vd. tiene, y que á la verdad me hace olvidar que me hallo á 300 leguas del lugar de mi nacimiento” (Schilling 1890: 11). Como suele ser habitual en el género, los diálogos permiten aprender el correcto uso pragmático de las formas de tratamiento (Sáez Rivera 2005: 797). Así, el tratamiento por defecto es usted o “Vd.”, y el tú simétrico solo se da entre amigos íntimos como Don Basilio y Don Eugenio o dentro de la familia, como Don Basilio y sus pa___________________________________________________________________________ – 774 –

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dres; tú lo emplea también Don Basilio con su criado Juan, que le devuelve usted. Don Basilio dirige Vuestra Excelencia, Vuecencia e incluso V. E. al caballero español que elogia su acento, un recomendado del marqués de Santa Cruz que se llama en el diálogo don Ramón Rodríguez, gobernador, y que tiene a bien pedirle a Don Basilio que apee el tratamiento (“¡Amigo, ante todo apee Vd. el tratamiento!”, Schilling 1890: 1012). Por último, la cohesión entre la primera parte y la segunda se logra mediante la remisión que se hace en la primera parte a la segunda para la aclaración de abreviaturas, y porque el propio Don Basilio se dedica en uno de los diálogos a escribir cartas, incluso comerciales, en concreto para indicar que su banquero se ha equivocado en la suma de su cuenta. También tienen en común ambas partes la importancia conferida al correcto uso de las formas de tratamiento, de forma implícita en la primera parte y explícita en la segunda (por la lista de tratamientos, que luego se aplican en las muestras de cartas).

3. Conclusión El hecho de que la obra y los métodos de Schilling fueran bastante conservadores no quita el éxito que obtuvieron su gramática y su libro de diálogos, incluso aún a principios del siglo XX. De hecho, Don Basilio se plantea como un perfecto continuador de la tradición del diálogo escolar para la enseñanza del español como lengua extranjera que arranca en el Renacimiento. No obstante, también hay algunas notas originales, sobre todo la actualización temática a la Suiza del XIX y que se subraya que el castellano se aprende por necesidades comerciales y prácticas, más que culturales.

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chen Verkehr im Spanischen (2.ª ed.). Leipzig: Verlag von G. A. Gloeckner.

—— 1892. Spanische Grammatik mit Berücksichtigung des gesellschaftlichen und geschäftlichen Verkehrs (7.ª y 8.ª ed.). Leipzig: Verlag von G. A. Gloeckner.

Apéndice: descripción bibliográfica Schilling, J.: Don Basilio oder Praktische Anleitung zum mündlichen und schriftlichen Verkehr im Spanischen… 2. Auflage. Leipzig. Verlag von G. A. Gloeckner. 1890. 8.º.– [ ]4 1-108.– IV pp., 2 h., 160 pp.– L. gót. y l. rom. Texto a 1 col. y a 2 col. (pp. [152]-160) p. [I]: Portada [L. rom.] Don Basilio / oder / Praktische Anleitung / zum / mündlichen und schriftlichen Verkehr im Spanischen / von / J. Schilling / Lehrer der Spanischen Sprache an der Handelsschule des K. V. Zürich und Verfasser / einer Spanischen Grammatik für Deutsche etc. / 2. Auflage / [Grab.: escudo del editor] / Leipzig. / Verlag von G. A. Gloeckner. / 1890 p. [II]: [L. gót.] Alle Rechte vorbehalten. p. [III]-IV: [L. gót.] Vorwort zur ersten Auflage. p. IV: [L. gót.] Vorwort zur zweiten Auflage. p. [V]-89: [L. rom.] I. Teil. [L. gót.] Don Basilio am Vorabend einer Reise [L. rom.] Don Basilio en vísperas de un viaje [L. gót.] oder Pracktische Anleitung zum mündlichen Verkehr im Spanischen. p. [90]: En blanco. p. [91]-160: [L. rom.] II. Teil. Parte epistolar [L. gót.] oder Praktische Anleitung zum schriftlichen Verkehr im Spanischen. p. [92]: En blanco. p. [93]-94: [L. gót.] Inhaltsverzeichnis des [L. rom.] II. [L. gót.] Teiles. p. [94]-100: [L. rom.] A. [L. gót.] Abkürzungen.– [L. rom.] Abreviaturas. p. 100-103: [L. rom.] B. [L. gót.] Titel für den mündlichen und schriftlichen Verkehr. p. 104-106: [L. rom.] C. [L. gót.] Brief-Schlußformeln. – [L. rom.] Finales de cartas. p. 106-109: [L. rom.] D. [L. gót.] Billets und Privatbriefe &c. [L. rom.] Esquelas, billetes y cartas particulares. p. 109-112: [L. rom.] E. [L. gót.] Familien-Anzeigen. p. 112-134: [L. rom.] F. [L. gót.] Geschäftsbriefe. – [L. red.] Cartas comerciales. p. 134-147: [L. rom.] G. [L. gót.] Bankbriefe. [L. rom.] Cartas de banco. p. 148-151: [L. rom.] H. [L. gót.] Formulare. [L. rom.] Formularios. p. [152]-160: [L. gót.] Wörterverzeichnis des [L. rom.] II. [L. gót.] Teiles. [L. rom.] Vocabulario de la segunda parte. Ejemplar propio adquirido mediante www.buchfreund.de a Antiquariat ESEL, Inh. Gerhard Kahle, Brüsseler Str. 14, 13353 Berlin. – Encuadernado en tela.– 5 hojas con notas manuscritas que contienen solamente en el recto vocabulario adicional español-alemán, sin orden alfabético.

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