Documentando el Nuevo Mundo: La cultura Maya

June 3, 2017 | Autor: F. Luengo Gutiérrez | Categoría: Photogrammetry, Maya Archaeology
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Descripción

Documentando el Nuevo Mundo: La cultura Maya Francisco Javier Luengo Gutiérrez http://www.temporamagazine.com/documentando-el-nuevo-mundo-la-cultura-maya/

El «descubrimiento» de una cultura, de una sociedad, es siempre un hito histórico, tanto para los «descubridores» como para los falsamente «descubiertos». El caso de la cultura maya no es una excepción. Para todo amante de los estudios antropológicos, en lo directo, como para los arqueólogos, en lo indirecto, la cultura se ha presentado ante la sociedad de distintas formas. El enfoque a la hora de analizar, estudiar y registrar la información sobre ésta ha variado en gran medida a lo largo del tiempo. Así pues, y fruto de esta idea, uno podría preguntarse ¿cómo ha evolucionado la documentación desde el punto de vista europeo para una cultura tan rica y enigmática como la maya? En esta ocasión, y debido a las grandes dimensiones que puede suponer un estudio completo de esta temática, únicamente se hará referencia al material gráfico, en otras palabras: cuándo y cómo se dio la primera documentación gráfica de la cultura maya, cómo ha evolucionado hasta nuestros días la misma, y qué está ocurriendo en la actualidad al respecto. El mundo maya no llega a oídos de Europa hasta el inicio de la Edad Moderna. Precisamente es con la aparición de América al Viejo Mundo como muchos investigadores dan comienzo dicho periodo histórico. Sin embargo,

tendríamos que esperar a 1502, unos cuatro años después desde el viaje por parte del almirante Colón, para que se tuviera noticia por escrito de esta cultura: «Los nombres maya y suyem fueron las primeras voces que penetraron en la historia, mucho antes del descubrimiento de Yucatán. Cuando Cristóbal Colón en su cuarto viaje llegó el 30 de julio de 1502 a la vista de la Isla Guanaja en el Golfo de Honduras, envió a su hermano Bartolomé a reconocer a ésta y a tomar posesión de ella con dos canoas. Yendo don Bartolomé a cumplir las órdenes del Almirante vio venir del lado de occidente una canoa grande que parecía dirigirse a la isla. Intrigado y queriendo saber cuál era, la esperó y rodeó, apresándola. Sorprendióse al hallarla ocupada por gente vestida de algodón, que creyó seda, hombres y mujeres conduciendo mercancías, entre las cuales había mantas, hachas de cobre, objetos de alfarería y cacao. Y supo así que aquella gente civilizada venía “de cierta provintia chiamata maiam” y que sus capas se llamaban suyem, según escribió en Informe publicado por Harisse, en 1866. Después de admirados por el mismo almirante, fueron dejados en libertad aquellos hombres que no eran otros sino mayas que venían de la península (Informamatione de Bartolomeo Colombo)» Aun así, a partir del primer contacto sólo surgiría una transmisión oral y escrita, con el consecuente interés, pero no una documentación gráfica. Si se sigue rastreando las primeras documentaciones se encontrará cómo a comienzos del siglo XVII se tiene información descriptiva sobre los yacimientos mayas de Uxmal y Chichén Itzá de manos del historiador Diego López de Cogolludo, sin embargo, tampoco aparecería documentación gráfica. Para los primeros dibujos se tendría que esperar hasta los inicios del siglo XIX, concretamente en la década de 1830, gracias alartista Count Frederic Waldeck. Por injusto que pueda parecer, a pesar de estos dibujos, le tocaría a otro aventurero ser recordado como padre de la documentación maya a inicios del mismo siglo. Se trata de John Lloyd Stephens, explorador, aventurero, redactor de importantes relatos de viajes, siempre acompañado por el arquitecto y dibujante Frederick Catherwood. Éste segundo sería el responsable de ilustrar el diario de Lloyd, y sería una de las piezas fundamentales en el interés provocado en Estados Unidos y en Europa por el conocimiento de esta cultura que incluso hoy en día nos sigue cautivando.

Ruinas mayas dibujadas por Count Frederic Waldeck (Fuente)

Ruinas de Uxmal dibujadas por Catherwood (Fuente)

Las exploraciones de Lloyd y Catherwood documentaron ruinas mayas desde Copán en el sur hasta Chichén Itzá en el norte. De sus obras destacan Incidents of

Travel in Central America, Chiapas and Yucatan (1841) y Incidents of Travel in Yucatan(1843). Un año después Catherwood publicaría su propio libro de

litografías titulado: Views of Ancient Monuments in Central America, Chiapas and Yucatan (1844). La civilización maya salió del anonimato definitivamente con esta última publicación. Hay que destacar, que para sus dibujos, Catherwood utilizó un dispositivo conocido como camera lucida, el cual proyectaba la imagen desde la lente sobre el papel. Luego el artista podía dibujar con mayor precisión gracias a la imagen proyectada. Gracias a esta técnica los dibujos de Catherwood presentan una calidad extraordinable, y sus dibujos sólo han recibido la crítica de poseer un considerable estilo romántico. Diez años después de la que sería su publicación más importante Catherwood fallecería a los 55 en un accidente de barco y la documentación de la cultura maya pasaría a depender principalmente de Desire de Charnay a partir de 1857.

Templo de Kukulkán de Chichen Itzá por Désiré Charnay (Fuente)

Con Desire de Charnay se iniciaba la entrada de la fotografía en la registro de la civilización maya. Para el último cuarto del siglo XIX, en 1876, comenzarían a darse otros viajes fotográficos que se convertirían en libros, entre los que habría que destacar los realizados por Teober Mahler. Poco después le tocaría a Sir Alfred Percival Maudslay, quien en 1891 le aportaría a la investigación maya un cambio de perspectiva y una profundización mayor en las excavaciones. Está considerado como el primer investigador verdaderamente científico tanto excavando, como analizando los conjuntos

mayas. Al mismo tiempo, en torno a1875, se estaría aplicando la fotografía estereoscópica, que sería introducida por Augustus y Alice Le Plongeon. A partir de estos años la afluencia de exploradores que deseaban documentar y fotografiar yacimientos mayas se incrementó considerablemente. William Holmes documentó Palenque en 1895, mismo año en el que Teobert Maler registraba Tikal, al igual que Alfred Tozzer. Los equipos de excavación llegarían en 1923 a Chichen Itza de la mano de Sylvanus Griswold Morley. Dos años después Franz Bloom haría lo mismo con Palenque. La arqueología profesional hacia poco a poco aparición y la documentación pasaba a tomar un papel primordial. Por último, y acercándonos a finales del siglo XX aparecería en América la fotogrametría, técnica por la cual se puede documentar un objeto o espacio tridimensionalmente a partir de fotografías utilizando cálculos trigonométricos. La primera referencia a uso de fotogrametría arquitectónica en la cultura maya se corresponde con el registro fotogramétrico de la pirámide de Adivino, en Uxmal, Yucatán, México, según indica Desmond: «Que sepamos, la fotogrametría arquitectónica, una técnica bien desarrollada, no había sido aplicada por los arqueólogos en el área Maya». El trabajo consistió en el registro de los lados oeste y norte de la pirámide de Adivino usando fotografías tomadas desde tierra y desde el aire, para este segundo caso gracias a un globo de hidrógeno que sostenía la cámara. Así pues la primera fotogrametría de rango corto data de 1989, y fue pedida por el director del INAH Centro Yucatán, el arqueólogo Ruben Maldonado al también arqueólogo Lawrence Desmond. Aunque la

pirámide de Adivino ha sido el primero, otros muchos yacimientos han sido hasta el día de hoy registrados tridimensionalmente ya sea a partir de fotogrametría concretamente o a partir de escáneres Lo que se ha presentado aquí es una revisión historiográfica de la documentación gráfica de la cultura maya a través de los registros bibliográficos existentes. Pero, se podría plantear la duda de por qué conceder a este análisis, que podría parecer meramente recopilatorio, un artículo completo. La respuesta es bastante simple cuando se reflexiona. El registro, y en este caso, el registro gráfico, sirve para conocer, para analizar, interpretar, y para algo muy

importante, salvaguardar. Con las imágenes podemos obtener representaciones históricas, de mayor o menor calidad, pero con un gran valor informativo. Conociendo el desarrollo de la documentación podemos descubrir las carencias, por motivos técnicos o de otra índole, que nuestros antepasados sufrieron a la hora de realizar los registro y que nosotros, ayudados por este análisis historiográfico debemos corregir. Sólo hay que pensar en lo valioso que hubiera sido poder contar con un registro fotográfico de multitud de edificaciones históricas que hoy ya no se conservan. Ser conscientes de que el registro está sesgado por nuestra perspectiva puede hacernos reflexionar no ya en nuestro trabajo como investigadores sino sobre las generaciones venideras. Pero se ha de evitar, eso sí, caer en el error de que una nueva tecnología pueda hacer desaparecer todas las técnicas anteriores. El dibujo arqueológico, tal y como se entiende hoy día, es una grandísima herramienta de síntesis y abstracción. La fotografía arqueológica por su parte es una representación bidimensional realista. Por último, los objetos tridimensionales se ofrecen hoy día como una magnífica herramienta que nos puede ayudar a interpretar, y sobre todo a divulgar. Y todos son necesarios, cada uno aportando su formato de información, hacen de la investigación algo más sencillo. Tampoco se ha de olvidar que el registro no conserva los edificios, ni las esculturas, ni las preserva para el futuro. El registro puede ayudar a identificar un problema arquitectónico, pero nunca subsanarlo por sí mismo. Se debe ser consciente de que la restauración, ya sea para recuperar o mantener un ente arqueológico, es necesaria. Sin embargo, no siempre se cuenta con los medios económicos suficientes y somos testigos de cómo algunos monumentos representativos se están viendo amenazados por causas naturales del paso del tiempo como son las provocadas por la vegetación y las lluvias, los movimientos sísmicos, etc, así como por causas directa o indirectamente antrópicas. Por suerte, la concienciación a través de la conexión mundial que brinda internet ha facilitado la creación de proyectos como CyArk, que se han puesto en marcha ya para poder preservar, aunque seatridimensionalmente algunos enclaves mayas, como el del templo I de Tikal, así como de otras culturas alrededor del mundo.

Pincha en la foto para acceder al modelo tridimensional del templo I de Tikal.

Templo I Tikal en 3D. CyArk (Fuente)

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