Doble jornada y bienestar subjetivo: ¿Afecta la doble jornada en el bienestar de las mujeres?

July 21, 2017 | Autor: P. Del Villar | Categoría: Gender Studies, Subjective Well-Being, Gender and Work
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Descripción

Doble jornada y bienestar subjetivo ¿Afecta la doble jornada en el bienestar de las mujeres?

Paloma Del Villar 30/10/2012

1. PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA La situación de las mujeres en los países occidentales ha cambiado notablemente en el último siglo. Los cambios observados han sido fruto de un proceso socio histórico complejo, que tuvo como consecuencias la incorporación masiva de la mujer al trabajo, la expansión del acceso a la educación escolar y universitaria, la conquista de derechos políticos, las bajas en las tasas de fertilidad, entre otros (Stevenson y Wolfers 2009). Todos estos fenómenos generaron un cambio tanto en términos de derechos adquiridos por la mujer, como en la estructura de la vida cotidiana y familiar de los individuos en el siglo XX. Uno de los ámbitos de la vida cotidiana que ser vio afectado, fue la distribución de los roles productivos en el hogar. De un modelos basado en la figura del hombre como proveedor de ingresos adquiridos fuera del hogar (en forma de salario) y la mujer a cargo de las tareas domésticas, se generó un modelo mixto, en que tanto hombres como mujeres contribuyen al ingreso monetario del hogar (Breen & Cook, 2005). Algunos autores han señalado que este modelo tiene como consecuencia una sobrecarga de las mujeres. De acuerdo a predicciones de ciertas teorías, la inserción en el trabajo remunerado de la mujer debía aumentar la contribución del hombre al trabajo doméstico. Sin embargo la investigación ha comprobado que este proceso es más lento de lo esperado (Coltrane 2000). Según Robinson & Godbey el tiempo total que se invierte en trabajo doméstico no pagado es similar al tiempo invertido en trabajo remunerado (Robinson & Godfrey 1997 en Coltrane 2000), pero la responsabilidad de este recae principalmente en la mujer. La mujer invierte más tiempo que el hombre en las labores del hogar y toma responsabilidad de monitorear y supervisar la ejecución de éste incluso cuando se externaliza. Sumado a esto, se ha encontrado evidencia de que las mujeres realizan una mayor cantidad de trabajo doméstico cuando se casan y cuando tienen hijos y los hombres reducen su cuota de trabajo doméstico en ambas situaciones (Coltrane 2000). Encuestas en Estados Unidos han permitido estimar que en promedio las mujeres casadas realizan tres veces más trabajo no remunerado en el hogar que los hombres casados. Todo esto indica que la mujer se llevaría la porción más grande de las responsabilidades domésticas, incluso cuando está inserta en el mercado. Hoschild nombró este fenómeno como la “segunda jornada”. Las mujeres trabajadoras serían finalmente las responsables de las tareas domésticas, y también de traer parte de los ingresos al hogar. Esto ha sido comprobado por diversos estudios empíricos que concluyen que las horas de trabajo doméstico femenino han disminuido, pero que aún las mujeres (incluso las que trabajan) son las principales encargadas de las tareas del hogar.

A pesar de que distintos autores y organismos internacionales avalan una distribución más igualitaria del trabajo doméstico por un principio normativo de equidad de género (Hausmann, y otros 2006), cabe preguntarse si efectivamente ¿Tiene la inserción laboral beneficios para la mujer cuando esta desarrolla otros roles en el hogar? ¿Se ve afectado el bienestar subjetivo de las mujeres con la “segunda jornada”? La evidencia empírica al respecto es escaza y no ha sido concluyente. Mencarini y Sironi (2012) detectaron en un estudio comparado que en países con valores tradicionales, el hecho de que existan desigualdades entre hombres y mujeres en la repartición del trabajo doméstico no necesariamente repercutiría en menores niveles de bienestar subjetivo de las mismas. Mediante análisis multinivel llegaron a la conclusión de que las mujeres que se ven involucradas en un porcentaje mayor de actividades domésticas tienen menores niveles de bienestar subjetivo, esto mediado por el contexto nacional en que se ubican. Existen otros estudios que han explorado en la relación entre el rol que cumple la mujer y los niveles de felicidad. Un estudio comparado que examinó la realidad de las mujeres en 28 países europeos llegó a la conclusión de que -controlando por ingreso, percepción de igualdad en las tareas domésticas, conflictos familiares y otras variables relevantes- las mujeres dueñas de casa poseen niveles de felicidad más altos que las mujeres que trabajan (Treas, y otros 2011). Stevenson & Wolfers analizaron las diferencias de bienestar subjetivo entre hombres y mujeres en Estados Unidos y 12 países europeos1. Los autores llegaron a la conclusión de que los niveles de bienestar subjetivo han disminuido entre las mujeres en el último tiempo. Si bien en estos países el punto de partida ha sido favorable generando una brecha positiva a favor de la mujer, en los últimos años incluso se ha observado una brecha de bienestar subjetivo negativa. Estos hallazgos son generalizados para los distintos grupos etarios, mujeres casadas y no casadas, mujeres que trabajan y no trabajan. Por lo mismo, las diferencias de bienestar subjetivo no son factibles de atribuir al aumento de jornada laboral (doméstica y fuera del hogar) de las mujeres (Stevenson y Wolfers 2009). 2. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN Y FUENTE DE DATOS En el presente estudio se analizará la influencia que tiene el trabajo remunerado en el bienestar de las mujeres que están a cargo del hogar. Esto, prestando especial atención a la influencia que puede tener rol de la mujer en las tareas domésticas y en el cuidado de hijos. Se intentará resolver

1

Bélgica, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Irlanda, Italia. Luxemburg, Suecia, Portugal, España y Alemania Oriental.

a la pregunta por la influencia diferencial que puede tener el trabajo, la realización de tareas domésticas y la “segunda jornada” en el bienestar subjetivo de las mujeres. La importancia de indagar en estos temas es dar cuenta, más allá de los juicios normativos, si existe una repercusión en el bienestar la inserción de la mujer en el trabajo y si existen diferencias significativas con a mujeres que no se encuentran insertas en el trabajo, o que no se ven cargadas por una segunda jornada en el hogar. Para ello, se analizarán datos de mujeres que sean jefas de hogar o cónyuges2 del jefe de hogar. Además, se incluirán en el estudio a aquellas personas que llevan la jefatura del hogar sin necesariamente tener pareja. Esto, debido a se busca incluir a jefas de familias monoparentales, puesto que reflejan la situación de una gran parte de mujeres en Chile. La fuente de datos empleada es la “Encuesta de la Felicidad 2012” realizada por el Instituto de Sociología de la Uc y el Instituto Cocacola de la Felicidad. Esta encuesta es representativa de los habitantes de zonas urbanas a nivel nacional. El número de casos de jefes de hogar o cónyuges mujeres es de 578, lo que asegura errores muestrales aceptables, de 4,1% a un 95% de confianza. La encuesta contiene varias preguntas de satisfacción subjetiva, módulos sobre familia, trabajo y trabajo doméstico. En particular en este informe se empleará una pregunta de felicidad global3 como proxy del bienestar de las personas. Se analizará la relación entre la felicidad global declarada por las personas y las variables de interés que tienen que ver con la participación en el trabajo remunerado y la porción de trabajo doméstico realizado por las mujeres. A continuación se presentan los principales lineamientos teóricos empleados para este trabajo, seguidos por las hipótesis de trabajo. 3. MARCO TEÓRICO ¿AFECTA LA INSERCIÓN LABORAL DE MANERA DIFERENTE A LOS HOMBRES QUE A LAS MUJERES?

Una de las teorías mediante las cuales se ha intentado explicar cómo la entrada al mundo laboral puede afectar el bienestar de las mujeres de una manera distinta a como afecta a los hombres, es la teoría de los roles. Los planteamientos asociados a esta teoría, toman en consideración la

2

Se incluyen a los cónyuges de los jefes de hogar debido a que muchos de ellos aportan un segundo ingreso. La jefatura de hogar en estos casos es una categoría que no necesariamente refleja el rol desempeñado en el hogar. 3

“Tomando todo el conjunto, usted diría que es ¿Muy Feliz, bastante feliz, no muy feliz, nada feliz?”

existencia de roles sociales y roles de género que, en primer lugar explican la sobrecarga de las mujeres4 y por otro lado, tienden puentes para revelar de qué manera las mujeres se pueden ver beneficiadas o afectadas en su salud mental y percepción de bienestar por el trabajo fuera del hogar. La multiplicidad de roles sería una consecuencia del ingreso de la mujer al mundo laboral. En su generalidad, la mujer estaría determinada a cumplir con un rol doméstico que tiene que ver con la crianza de hijos y desarrollo de tareas domésticas y además un rol en el mundo laboral y de asegurar ingresos a la familia. La multiplicidad de roles podría tener efectos positivos en el bienestar de las mujeres. Esto, ya que podría generar mejores condiciones psicológicas y sociales para quienes los desempeñan. Los múltiples roles permitirían a los individuos tener distintos ámbitos desde los cuales obtener gratificaciones, que podría compensar con aquellos que generan un aumento del stress o reducción del bienestar. Por otro lado, en el caso de las mujeres, existirían beneficios sociales asociados al desempeño de múltiples roles. Se ha señalado que las mujeres se pueden obtener réditos de la entrada al mundo laboral debido a que incorporarían en su repertorio de roles un ámbito de mayor valoración social. El trabajo doméstico generalmente goza de poco reconocimiento institucional y prestigio social. A su vez el trabajo fuera del hogar proporciona beneficios en cuanto a ganancias materiales y prestigio, reconocimiento externo, autonomía personal, entre otros, que beneficiaría a quienes se integran a él. Finalmente, el trabajo sería una fuente de autoestima y poder de negociación en la pareja (Glass y Fujimoto 1994). Sin duda esta explicación debe ser moderada por el tipo de trabajo que desempeñan los individuos. Existen trabajos que generan mayor bienestar y mejores retribuciones que otros. Por otro lado, el trabajo doméstico y la crianza de hijos también generan retribuciones en términos de relaciones interpersonales (Glass y Fujimoto 1994). Esta visión positiva de los beneficios de los múltiples roles, debe ser contrastada por la influencia de otros mecanismos que influyen en el bienestar de mujeres que trabajan. La literatura diferencia entre sobrecarga de roles y conflictos de roles (Glass y Fujimoto 1994) (Coverman 1989). Coverman (1989) señala la importancia de diferenciar estos dos elementos. Muchas veces la confusión entre ambos ha llevado a la investigación empírica a resultados contradictorios. La sobrecarga de roles tiene que ver con la cantidad de demandas de roles y el tiempo disponible para responder a ellas. Tener múltiples roles implicaría tener menos tiempo para cumplir con las tareas que cada uno de 4

Es decir, la realización de múltiples roles tanto dentro del hogar como fuera del.

ellos requiere y por ende estaría asociado a un aumento del stress, a mayores niveles de depresión y a una menor satisfacción con la vida. Las mujeres serían las principales afectadas por este mecanismo, ya que en general, la entrada al mundo laboral aumenta su sobrecarga en horas de trabajo (doméstico y remunerado). Según Glass y Fujimoto (1994), la clave de la sobrecarga de roles no está en cuantos roles debe cumplir una persona, sino en determinar las presiones de tiempo y la sobrecarga de trabajo que el estar involucrado en múltiples roles supone. Las medidas de sobrecarga tienen que ver con indicadores objetivos, como las horas semanales que las personas trabajan de manera remunerada, la porción del trabajo doméstico, la responsabilidad sobre algún hijo, entre otras. Por otro lado, el conflicto de roles tiene que ver con la medida en que una persona experimenta presiones debido a incompatibilidad de roles. Este concepto es operacionalizado en términos subjetivos, preguntando a los individuos si perciben que las demandas de los roles que desempeñan son

incompatibles5. Los términos, sin duda están

relacionados, la sobrecarga de roles lleva al conflicto de roles. Sin embargo esta relación no siempre es unidireccional y puede estar mediada por los recursos o mecanismos alternativos que ayudan a las personas a cumplir los roles de manera adecuada (Coverman 1989). Por ejemplo las alternativas de cuidado de niños que poseen las madres en una determinada sociedad o los sistemas de valores de las mismas pueden moderar los efectos de las sobrecarga de roles sobre el conflicto de roles. Como se puede observar, desde la teoría de los roles las explicaciones apuntarían en dos direcciones contradictorias. Por un lado la inserción al mundo laboral de la mujer podría traer beneficios en términos de bienestar debido a la posibilidad de realizarse en distintos ámbitos y adquirir una mayor valoración social y recursos para negociar en la pareja (Glass y Fujimoto 1994). Por otro lado, la sobrecarga y el conflicto de roles operarían como mecanismos reductores de bienestar para las mismas. Según Coverman (1989) existen estudios que señalan que no existiría efecto de estos dos fenómenos en la satisfacción y el bienestar psicológico. Por otro lado, existe evidencia de que la sobrecarga de trabajo doméstico lleva a un aumento del stress y depresión. El fundamento de esta relación es que se agota el tiempo y la energía por la multiplicidad de roles. Esto aumentaría la probabilidad de obligaciones en conflicto, lo que repercute en una disminución del bienestar. La sobrecarga doméstica aumenta la probabilidad de depresión entre las mujeres 5

Bamett and Baruch (1985) operacionalizan este concepto como “How often do you have to juggle different obligations that conflict with one another and give you a pulled-apart feeling?"

casadas empleadas, y el conflicto de roles tiene un efecto negativo en la satisfacción con la vida. Los hallazgos contradictorios muchas veces tienen que ver con distintas formas de medir los fenómenos y distintas variables dependientes. Sin embargo, lo relevante de este punto es tener en cuenta los mecanismos que estarían explicando los resultados en uno u otro caso. A continuación se presentarán las hipótesis de trabajo que se intentarán probar en este estudio, teniendo presentes los mecanismos que han sido planteados por la teoría de roles. 4. HIPOTESIS Tomando como referencia la teoría de roles, se intentará dilucidar si las mujeres en Chile se ven beneficiadas en su bienestar subjetivo por la inserción laboral. Este estudio buscará demostrar si el trabajo tiene efectos positivos independiente de la multiplicidad de roles o por el contrario, si se vería afectado su bienestar debido a una sobrecarga de roles. Se consideraran sólo elementos de sobrecarga, debido a que no se cuenta con variables de conflicto de roles. Respecto del impacto del trabajo remunerado sostendremos que el trabajo remunerado impacta de manera diferenciada en el bienestar de mujeres que están a cargo de tareas domésticas y mujeres que no. El trabajo sería una fuente de bienestar subjetivo dados los mecanismos que se explicaron previamente (aumento de estima social, poder de negociación y beneficios materiales), sin embargo, sus réditos se moderarían cuando existe sobrecarga de roles. En este trabajo se analizará la influencia en el bienestar subjetivo de las mujeres del desempeño de tres roles distintos: (1) el trabajo remunerado, (2) el trabajo doméstico y (3) el trabajo en el cuidado de hijos. Se analizará el efecto diferenciado que puede tener el rol de cuidado de hijos y trabajo doméstico debido a que se considera que ambos poseen gratificaciones distintas. Mujeres que están a cargo del trabajo de hijos pueden tener mayores gratificaciones que aquellas que sólo realizan labores domésticas, debido a que el rol de madre también supone una mayor estima social y mayores beneficios en cuanto a las relaciones afectivas que conlleva.

5. RESULTADOS i.

Descripción de las variables

Felicidad y roles desempeñados. En primer lugar, es importante señalar que la mayoría de las mujeres que encabezan los hogares de la muestra no trabajan. Sólo un 36% de las mujeres se encuentra actualmente desempeñando un trabajo remunerado. A nivel descriptivo, es posible ver que entre las mujeres que trabajan existe un mayor porcentaje que se declara “Muy Feliz o Bastante Feliz”. A su vez, la diferencia de las que se declaran “No muy feliz y nada feliz” es de casi 5%. Esto nos permitiría señalar que existe mayor probabilidad de declararse feliz entre aquellas mujeres que trabajan. Tabla 1. Nivel de Felicidad según situación laboral (%) Nivel de felicidad

No trabaja

Trabaja

Total

Muy feliz

27,0

30,0

28,0

Bastante feliz

46,6

50,7

48,1

No muy feliz

23,7

18,8

22,0

/Nada feliz

A su vez el cuidado de hijos también se encontraría relacionado positivamente con la felicidad a nivel bivariado. Vemos que entre las mujeres que cuidan hijos y las que no, existe una diferencia de 13% puntos porcentuales de las que se declaran “No muy feliz o nada feliz”. A su vez, Existe un 30% de las mujeres que cuidan hijos que se declaran muy felices, comparado con un 26% de menos que se declaran muy felices entre quienes no cuidan hijos. Tabla 2. Nivel de Felicidad según cuidado de hijos (%) Nivel de felicidad

No cuida

Cuida

hijos

hijos

Total

Muy feliz

25,8

30,7

27,8

Bastante feliz

44,1

53,5

48,0

No muy feliz

27,8

14,5

22,4

/Nada fe

Finalmente también se observa una relación bivariada entre realización del trabajo doméstico y felicidad. Sin embargo, las diferencias están más claras entre quienes realizan menos de la mitad

de las labores domésticas, y quienes realizan la mitad o más de las mismas. Existe una diferencia de más de 5% en la proporción de quienes se declaran “no muy feliz o nada feliz” entre quienes desempeñan menos trabajo doméstico y quienes desempeñan más. Tabla 3. Nivel de Felicidad según porción del trabajo doméstico (%) Nivel de felicidad Hace menos de la Hace la Hace la Hace Mitad mitad mayoría Muy feliz 30,2 26,4 27,6 Bastante feliz 54,7 51,4 46,0 No muy feliz /Nada 15,1 22,2 23,8 fe

Total 27,8 48,0 22,4

Presencia de doble jornada La tabla número 4 presenta la distribución del trabajo doméstico entre las mujeres que trabajan y las que no trabajan. En primer lugar es importante mencionar que el 73% de las mujeres declara estar a cargo de más de la mitad de las tareas domesticas. Esta proporción se reduce significativamente para las mujeres que trabajan. A pesar de esto, la mayoría (62%) de las mujeres que trabaja declara estar a cargo de la mayoría de las labores. Tabla 4.Porción del trabajo doméstico realizado según situación laboral (%) No Trabaja Total Trabaja Hace menos de la 12,4 18,4 14,5 mitad Hace la mitad 8,6 19,3 12,5 Hace la mayoría 79,0 62,3 73,0

Respecto al cuidado de hijos, vemos que un 41% de las mujeres de la muestra señala estar a cargo del cuidado de sus hijos en la actualidad. Vemos que este porcentaje es mayor para las mujeres que si trabajan, lo que podría indicar que aquellas que tienen mayor carga económica (debido a que tienen hijos que mantener) serían más propensas a salir a trabajar.

Tabla 5.Cuidado de hijos según situación laboral (%) No trabaja Trabaja Total No Cuida hijos 65,0 48,8 59,2 Sí cuida hijos 35,0 51,2 40,8

Las relaciones bivariadas observadas nos permiten sostener que si existiría al menos descriptivamente una relación entre felicidad y trabajo domestico, cuidado de hijos y inserción laboral, y que a su vez, existiría un porcentaje importante de mujeres que estaría cumpliendo dos roles (dentro y fuera del hogar). A continuación se analizara la relación multivariada que existe entre estas variables, utilizando modelos logit para predecir las declaraciones de “Muy Feliz y Bastante feliz”.

ii.

Análisis Multivariado

Tabla 6. Modelo Logit para declaración de “Muy o Bastante feliz” Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Feliz Feliz Feliz Edad 1.009 1.009 1.009 (0.00867) (0.00876) (0.00877) C3 0.252*** 0.250*** 0.248*** (ref=ABC1-C2) (0.0888) (0.0884) (0.0877) D-E 0.210*** 0.208*** 0.207*** (ref=ABC1-C2) (0.0747) (0.0743) (0.0740) Tiene Pareja 2.631*** 2.620*** 2.601*** (ref=No tiene Pareja) (0.608) (0.606) (0.603) Cuida Hijos 2.558*** 2.719*** 2.724*** (ref=no cuida hijos) (0.683) (0.899) (0.900) Trabaja 1.746** 1.842** 1.941 (ref=no trabaja) (0.428) (0.550) (1.372) Cuida Hijos * Trabaja 0.858 0.854 (0.415) (0.414) Mitad del trabajo doméstico 0.507 0.511 0.411 (ref=menos de la mitad del T.D) (0.230) (0.232) (0.242) Todo el trabajo doméstico 0.531* 0.533* 0.559 (ref=menos de la mitad del T.D) (0.188) (0.189) (0.246) Mitad del trabajo 1.570 doméstico*Trabaja (1.462) Todo el trabajo doméstico*Trabaja 0.865 (0.641) Constant 4.245** 4.129** 4.018* (2.817) (2.765) (2.853) Observations 578 578 578 LR chi2(15) 69,51 69,61 70,41 Prob > chi2 0,00 0,00 0,00 Pseudo R2 0,11 0,11 0,11 Log likelihood -282,93 -282,88 -282,49 SE form in parentheses *** pz [90% Conf. Interval] Menos de la mitad 0,07 0,08 0,92 0,36 -0,06 0,20 Mitad del trabajo doméstico 0,17 0,10 1,71 0,09 0,01 0,34 Mayoría del trabajo doméstico 0,08 0,04 1,78 0,08 0,01 0,15 No cuida hijos 0,11 0,05 2,12 0,03 0,01 0,21 Cuida hijos 0,05 0,05 1,14 0,25 -0,04 0,14

A su vez, vemos que el efecto positivo del trabajo es sólo significativo para aquellas mujeres que no están a cargo del cuidado de los hijos. Vemos que el trabajo aumenta en 11% las probabilidades de declararse feliz, para aquellas mujeres que no están a cargo del cuidado de sus hijos. Para las que si están a cargo de sus hijos, el trabajo no tendría un efecto significativo. Tabla 10. Efectos Marginales del Trabajo doméstico y el cuidado de hijos sobre la felicidad según situación laboral dy/dx Std. Err. z P>z [95% Conf. Interval] Mitad del trabajo doméstico Mayoría del trabajo doméstico Cuida hijos

No trabaja Trabaja No trabaja Trabaja No trabaja Trabaja

-0,15 -0,05 -0,09 -0,09 0,17 0,11

0,10 0,08 0,06 0,06 0,05 0,05

-1,51 -0,61 -1,47 -1,41 3,28 2,21

0,13 0,54 0,14 0,16 0,00 0,03

-0,34 -0,20 -0,21 -0,21 0,07 0,01

0,04 0,11 0,03 0,03 0,27 0,21

Sobre los efectos marginales del trabajo doméstico, vemos que este no tendría un efecto significativo sobre la felicidad, trabaje o no trabaje la mujer. A pesar de esto, es posible ver que los parámetros estimados son negativos. El cuidado de los hijos tiene un efecto positivo y significativo sobre la felicidad, independiente de si la mujer trabaje o no. Vemos que la probabilidad predicha de declararse feliz cuando se está a cargo del cuidado de hijos, disminuye levemente para las mujeres que trabajan. Esta diferencia sin embargo no es significativa dado que existe una superposición de los intervalos de confianza. El modelo 3 nos permite probar parcialmente las hipótesis de que el trabajo aumentaría diferencialmente el bienestar de las mujeres que están a que cumplen un rol adicional en el hogar. Vemos que el trabajo efectivamente tiene un efecto positivo en el bienestar, pero que este no resulta significativo entre las mujeres que están a cargo de cuidado de los hijos. Por otro lado, el efecto del trabajo sobre la felicidad sería mayor entre aquellas mujeres que realizan una menor porción del trabajo doméstico. Conclusiones El presente trabajo buscó indagar en las consecuencias del trabajo remunerado en el bienestar subjetivo de las mujeres. Utilizando la teoría de los roles, es posible sostener que este trabajo avala la hipótesis de que el trabajo remunerado traería beneficios para las mujeres a nivel subjetivo. A nivel bivariado fue posible constatar que entre las mujeres que trabajan existe una mayor proporción que se declara “muy feliz” y en los modelos multivariados fue posible ver que el efecto positivo del trabajo se mantiene a pesar de controlar por nivel socioeconómico y desempeño de otros roles. A la luz de la teoría, el efecto positivo del trabajo sobre el bienestar subjetivo de las mujeres, tendría que ver con que este otorga la posibilidad de obtener gratificaciones desde una esfera distinta que la del hogar, además de aumentar la estima social y el poder de negociación de la mujer con la pareja. Por otro lado, la realización de trabajo fuera del hogar daría la posibilidad a las mujeres de delegar las labores domésticas que, como se observó en el presente trabajo, estarían negativamente relacionadas con la felicidad. Esto es posible de observar a nivel bivariado, donde la proporción de trabajo doméstico desempeñado se reduce para aquellas mujeres que trabajan fuera del hogar. El cuidado de hijos también sería una fuente importante de bienestar subjetivo. Resulta relevante destacar que los beneficios del trabajo fuera del hogar pierden su significancia para aquellas mujeres que están en etapa de crianza de hijos. Este hallazgo podría estar avalando parcialmente la segunda visión de la teoría de roles. Ésta

señala que el desempeño de múltiples roles tendría efectos negativos sobre el bienestar de las mujeres, debido a la sobrecarga. Si bien no se observan efectos negativos, vemos que el efecto positivo del trabajo pierde su fuerza. A su vez, estar a cargo del cuidado de hijos siempre tiene efectos positivos sobre el bienestar subjetivo. Este hallazgo nos permite levantar nuevas hipótesis. Una de ellas puede ser que entre las mujeres chilenas el cuidado de hijos trae mayores beneficios y bienestar subjetivo que la realización profesional o el trabajo fuera del hogar. Es importante señalar que estos efectos están controlados por edad, tener pareja y nivel socioeconómico. Otra explicación es que las mujeres que trabajan y tienen hijos sufren de una mayor sobrecarga, lo que estaría influyendo negativamente en el bienestar subjetivo. A su vez, la evidencia en torno a la influencia del trabajo doméstico no es concluyente, los efectos del mismo resultan ser poco significativos al interactuar con trabajo. A este respecto también es posible hipotetizar que las labores domésticas no serían una fuente de sobrecarga para las mujeres que trabajan, debido a la internalización de los roles de género vuelven poco problemática esta labor. El estudio presentado tiene bastantes limitaciones. En primer lugar el número de casos es bajo. Sería necesario replicar este estudio con un mayor número de casos para ver si las relaciones observadas se mantienen. Por otro lado, sería importante analizar cómo operan estas relaciones entre los hombres, para poder atribuir con mayor certeza los efectos diferenciales a razones de roles de género. Finalmente, los modelos poseen ajustes bajos, por lo que la inclusión de otras variables relevantes podría eliminar las relaciones observadas. Se considera relevante seguir analizando la relación entre el trabajo remunerado y el bienestar, poniendo atención a los elementos que intervienen en ella. Esto debido a que la inserción de la mujer al mundo laboral es una condición primordial para el desarrollo socioeconómico de un país, y para la salida de muchas familias de la pobreza. Sin embargo, la sobrecarga que implica para las mismas salir a trabajar podría repercutir en que el trabajo no sea beneficioso en términos de bienestar subjetivo. De esta manera, analizar qué factores intervienen podría contribuir a plantear de mejor manera mecanismos de apoyo en términos de política pública que considere la existencia de diferencias de género. Todo con el fin de no producir nuevas fuentes de desigualdad y de malestar en la población femenina que se incorpora al mundo laboral.

Trabajos citados

Breen, R., & Cooke, L. P. (2005). The Persistance of the Gendered Division of Domestic Labour. European Sociological Review, 43-57. Bianchi, Suzanne, and Melissa Milkie. "Work and Family Reaserch in the First decade of the 21st Century." Journal of Marriage and Family 72 (2010): 705-725. Coltrane, Scott. "Research on Household Labor: Modeling and Measuring the Social Embeddedness of Routine Family Work." Journal of Marriage and the Family, 2000: 1208–1233. Coverman, Shelley. "Role Overload, Role Conflict, and Stress: Addressing Consequences of Multiple Role Demands." Social Forces 67, no. 4 (June 1989): 965-982. Glass, Jennifer, and Tetsushi Fujimoto. "Housework, Paid Work, and Depression Among Husbands and Wives." Journal of Health and Social Behavior 35, no. 2 (1994): 179-191. Golding, Jacqueline. "Division of Household Labour, Strain and Depresive Symptoms Among Mexican American and Non-hispanic Whites." Psychology of Women Quarterly, 1990: 103 - 117. Hausmann, Ricardo, Tyson, Laura D, and Saadia Zahidi. The Global Gender Gap Report 2006. World Economic Forum, 2006. Lennon, Mary Clare, and Sarah Rosenfield. "Relative Fairness and the Division of Housework: The Importance of Options." American Journal of Sociology 100, no. 2 (September 1994): 506-531. Lennon, Mary Clare, and Sarah Rosenfield. "Women and Mental Health: The Interaction of Job and Family Conditions." Journal of Health and Social Behavior 33, no. 4 (1992): 316-327. Mecarini, Letizia, and Maria Sironi. "Happiness, Housework and Gender Inequality in Europe." European Sociological Review 28, no. 1 (2012): 203–219. Mencarini, Letizia, and María Sironi. "Happiness, Housework ang Gender Inequality in Europe." European Sociological Review 28, no. 2 (2012): 203-219. Stevenson, Betsey, and Justin Wolfers. "The Paradox of Declining Female Happiness." Working Paper, National Bureau of Economic Research, 2009.

Treas, Judith, Tanja Van der Lippe, ChloeTai, and Tsui-o. "The Happy Homemaker? Married Women´s Well Being in a Cross National Perspective." Social Forces (Oxford University Press) 90, no. 1 (September 2011): 111-132. Veenhoven, Ruth. "Lo que sabemos de la felicidad." In Calidad de vida y bienestar subjetivo en México, by Leon Garduno, Bertha Salinas and Mariano Rojas, 17 - 56. Mexico: Plaza y Valdés, 2008.

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