Discurso inaugural. Integración de esfuerzos para la democracia constitucional en América

July 6, 2017 | Autor: C. Iuris Regionis | Categoría: Derecho constitucional, Democracia
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Descripción

PRESENTACIÓN

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DISCURSO INAUGURAL INTEGRACIÓN DE ESFUERZOS PARA LA DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL EN AMÉRICA JOSÉ LUIS CEA EGAÑA*

La Asociación Chilena de Derecho Constitucional extiende la bienvenida más cordial a todos los participantes en estas Jornadas. Un saludo especialmente afectuoso formulamos a los constitucionalistas hermanos de Argentina, Bolivia y Perú. Anhelamos el mayor éxito a las Jornadas que iniciamos. Ellas no tienen precedente en el Cono Sur de nuestra América. El alto número de especialistas participantes demuestra, sin duda, entusiasmo por conocer mejor nuestros ordenamientos fundamentales; intercambiar experiencias y progresar en su reforma o perfeccionamiento. Pero, más profundamente aún, creo que nuestra reunión refleja la necesidad de encontrarnos para dialogar; constatar las dificultades que enfrentamos en la búsqueda de la consolidación de la democracia constitucional en nuestros países; integrarnos con el propósito de demostrar que la paz con justicia es posible y que la unión, sobre la base de la franqueza, la transparencia y buena voluntad es la clave para forjar el futuro de bienestar común, sin marginados, sin violencia ni desigualdades lesivas de la dignidad humana. Complementemos, entonces, las energías políticas, sociales y económicas en la realización del sueño de los fundadores de nuestras repúblicas. No demoremos más ejercer, con resultados ostensibles, nuestra influencia en el liderazgo de nuestros países para que avancemos hacia el horizonte descrito.

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Presidente, Asociación Chilena de Derecho Constitucional. Discurso inaugural de las Primeras Jornadas Internacionales de Derecho Constitucional, celebradas en la Universidad Arturo Prat de Iquique el 1 y 2 de abril de 2005.

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JOSÉ LUIS CEA EGAÑA

Al observar el éxito que significa la presencia de ustedes en este acto inaugural, diversas ideas se vienen a la mente. Una, la primera en el tiempo, es recordar emocionado aquellas largas conversaciones con el amigo, profesor Jorge Tapia Valdés, en el diseño, impulso inicial y concreción de tan magnífico proyecto. Más de un año trabajamos sin tregua y siempre con fe en que el esfuerzo culminaría con éxito. El directorio de nuestra Asociación hizo suyo con entusiasmo el desafío y ahora constatamos que el tesón no fue en vano. Otra idea que no puedo callar es la fraternidad de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional, cuyo presidente, el entrañable amigo Antonio María Hernández, desde el principio y con su capacidad visionaria admirable, se plegó a nuestros esfuerzos, asumiéndolos como propios, realzándolos con la elevada concurrencia de constitucionalistas transandinos que hoy nos regocija verlos. Palabras semejantemente emotivas dirijo a la Asociación Peruana de Derecho Constitucional, presidida por el renombrado experto e ilustre amigo profesor Domingo García Belaúnde. Junto a él notamos la presencia de juristas, cuya contribución al despliegue de nuestra ciencia es valorada por su talento. En fin, destaco la participación de los constitucionalistas bolivianos, cuya delegación, tan lucida, la encabeza Fernando Núñez, hasta hace un par de meses decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UPSA, en Santa Cruz, y vicepresidente actual del Colegio de Abogados de Bolivia Gracias, muchísimas gracias, hermanos de Argentina, Bolivia y Perú por atender nuestra invitación. Animados del espíritu que ya realcé, esto es, de entendimiento y compromiso para construir un futuro democrático compartido, esperamos que gocen de los paisajes de esta región y de su hermosa ciudad capital; constaten el magnífico desarrollo científico, técnico y cultural de sus universidades, y, sobre todo, sientan el cariño de su gente, especialmente de la juventud. Una tercera y última idea anhelo transmitirles. Me refiero a que estas Jornadas, tan necesarias como promisorias, deben continuar hasta institucionalizarse. Ellas son el comienzo de proyectos cuya satisfacción se ha hecho imperativa y de la cual depende la estabilidad de nuestras democracias. Debemos, efectivamente, forjar el respeto de la dignidad de la persona y de sus derechos inalienables; institucionalizar Estados sólidos, pero convencidos que llegan a ser tales solo por su legitimidad sustantiva, es decir, cuando obtienen el apoyo, libre y reflexivo, de la ciudadanía. Tenemos que apoyar a los Estados, pero simultáneamente modernizarlos, sosteniéndolos y consolidándolos después de comprobar que la energía política se halla, efectivamente, al servicio del bien común, sin subordinación a intereses oligárquicos, precaviendo y sancionando la corrupción devastadora, abriendo cauces a la participación autónoma de la sociedad civil en la solución de sus demandas y aspiraciones, combatiendo sin tregua ni excesos el narcotráfico y el terrorismo.

PRESENTACIÓN

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En resumen, nuestro ideario es luchar, a través del Derecho, porque el espíritu humanista y solidario impregne la interpretación y aplicación del ordenamiento jurídico, irradiado por Constituciones supremas en la práctica y no únicamente en teoría. Queremos Estados cuyas autoridades sean controladas, no solo horizontalmente, como lo pensaron los teóricos clásicos de la separación de poderes, sino que con frenos y contrapesos ascendentes desde la comunidad, cotidianos y más efectivos aún que los implementados por los órganos constituidos. Esperamos disponer de calma para oír y reflexionar sobre los diversos tópicos del programa de estas Jornadas. La temática no cubre, ni remotamente, la agenda, compleja y desafiante, de las grandes encrucijadas constitucionales, internas e internacionales, que vuelven fascinante a nuestra disciplina en esta época. Pero la selección ha sido hecha procurando acotar el objeto y finalidad de nuestra labor, apartándonos de disquisiciones estériles, a menudo atractivas para los latinoamericanos y que, al no poder ser llevadas a la práctica, provocan frustraciones o precipitan en el populismo. Creo que en las ideas matrices expuestas se halla el núcleo que es menester penetrar, rigorosa y tenazmente, en nuestra labor. Resumo, esas ideas, desde otro ángulo, manifestando que nos esperan jornadas en que, ojalá, lleguemos a consensos en torno del constitucionalismo que integra, en la normatividad positiva, los valores con los principios y las disposiciones escritas; a coincidencia en que la soberanía se halla relativizada por el respeto y promoción de los derechos humanos, incluyendo en estos los de la segunda y tercera generación; a acuerdos en torno de la descentralización del poder, funcional y territorialmente entendida, porque es un supuesto de la subsidiariedad estatal, de la solidaridad social, en fin, de la participación responsable en el control permanente de los gobernantes; por último, que culminemos en convergencias en punto a la legitimidad de la justicia constitucional, porque sin ella no existe, ni es posible, llegar a la constitucionalización del Derecho, nacional e internacionalmente entendido, premisa esta en que se condensan los criterios de libertad con igualdad, de justicia en paz, de seguridad que se conjuga con las reformas que reclama el avance en la convivencia democrática y bajo el imperio del Derecho. Autoridades y amigos: Cerremos la hora que, con regocijo, hemos programado para expresarles la bienvenida, llena de afecto, que singulariza al pueblo chileno. Demos paso, por consiguiente, al trabajo, honesto y sanamente inspirado, que motiva estas Jornadas. Apliquemos todo nuestro esfuerzo y talento al servicio de la integración y complementación de nuestros países, reconociendo que no hay problema concreto que sea insusceptible de ser abordado y regulado por el Derecho. Miremos, en esa

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perspectiva, serena y confiadamente el porvenir. Laboremos para que el fruto de estas Jornadas y de las sucesivas llegue a ser, más que leído u oído por los actores políticos y gobernantes, un conjunto de planteamientos, prácticos y operativos, cuya materialización aleje para siempre de nuestra América la dictadura y la violencia, la corrupción y la injusticia. Seamos pioneros en hacer nacer y prosperar la democracia efectiva, la fe en el diálogo, la buena voluntad y rectitud para lograr entendimiento, la transparencia en los actos públicos y la igualdad en las oportunidades de progreso. La Asociación Chilena de Derecho Constitucional agradece al señor rector de la Universidad Arturo Prat por su inestimable ayuda para realizar estas Jornadas. Felicitamos, asimismo, a la Escuela de Derecho de la Universidad Arturo Prat de Iquique por la excelente organización del Encuentro. En fin, declaramos nuestro reconocimiento al señor Intendente y demás autoridades regionales sin cuya cooperación no habría sido posible reunirnos aquí y disponernos a trabajar unidos en la consecución del horizonte común. Ese horizonte, lo digo al despedirme, lo diviso nítido aunque lejano, consiste en realizar, algún día, la democracia gobernante en nuestra América, con la Constitución viva porque es vivida. Que nuestros cuatro países lleguen a ser ejemplo de este ideal en toda América. ¡Gracias por venir y escucharme!

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