Dios como causa del universo en el libro E de la Metafísica

June 12, 2017 | Autor: J. Garcia-Lorente | Categoría: Metaphysics, Aristotle, Ancient Philosophy, Filosofía Antigua, Metafísica, Aristoteles, Filosofia, Aristoteles, Filosofia
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Ángela Sierra González & Yasmina Romero Morales (Eds.)

SAF 2011 Actas del V Internacional de la Sociedad Española de Filosofía “Razón, crisis y utopía”

La Laguna, 2-4 de febrero, 2011

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TF 185/2011 978-84-7584-717-7

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Edición enero 2011

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Dios como causa del universo en el libro E de la Metafísica José Antonio García-Lorente

INTRODUCCIÓN Recientemente, el ilustre físico Stephen Hawking en su libro The Grand Design ha declarado que “Dios no creó el Universo”. Hawking indica que las teorías científicas más actuales convierten en redundante la figura de un creador, pues no es necesario invocar a Dios para que haya cosmos. En definitiva, las leyes de la física son las últimas causas que explican la existencia del universo. Con estas palabras, la Ilustración se hace presente en el culto a la racionalidad del procedimiento científico, poniendo de manifiesto el lema del V Congreso Internacional de la SAF: “Razón, Crisis y Utopía”. Las palabras de Hawking contrastan con la clasificación aristotélica de las ciencias teóricas, dónde se abre la posibilidad de un discurso que vaya más allá de la física y que el mismo Aristóteles denomina como filosofía primera. Aristóteles ha reconocido la posibilidad de este saber diciendo que “si hay algo eterno e inmóvil y separado, es evidente que su conocimiento corresponde a una ciencia especulativa, pero no a la física (pues la física trata de ciertos seres movibles) ni a la matemática, sino a otra anterior a ambas. Pues la física versa sobre entes separados, pero no inmóviles, y algunas ramas de la matemática, sobre entes inmóviles, pero sin duda no separables, sino como implicados en la materia. En cambio, la ciencia primera versa sobre entes separados e inmóviles” (Aristóteles, Metafísica, VI, 1, 1026a 10-16). En este artículo, presento una interpretación de este pasaje de la Metafísica, para plantear la posibilidad de un discurso distinto de la física capaz de dar razón de la existencia. Aquí se explica cuál es el objeto propio de la Metafísica de Aristóteles, para aclarar si es necesario invocar a Dios cuando se quiere justificar la existencia del universo. 1. LA INTERPRETACIÓN TEOLÓGICA DE LA METAFÍSICA A partir de E 1, en el que se indica que la ciencia primera versa sobre entes separados e inmóviles, Natorp suscitó el problema de la unidad de la metafísica, preguntándose sobre el objeto de la Metafísica de Aristóteles, en su famoso escrito titulado “Thema und



Este trabajo ha sido posible realizarlo gracias a una beca de formación posdoctoral del Programa Séneca 2009, integrada en el Plan de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia 2007-2010, y se inserta en el marco del Proyecto de investigación “La metafísica tras la superación posmoderna de la metafísica” (FFI2008-05782/FISO) financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

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Disposition der aristotelischem Metaphysik”. El trabajo de Natorp reconoce que en dicho pasaje se presenta una concepción de la metafísica como metaphysica specialis, como un saber particular sobre el ente supremo y suprasensible. Sin embargo, Natorp defiende la tesis de que una ciencia universal, como es la metafísica, no puede ser idéntica a una ciencia particular y, por eso, sostiene que “la Divinidad no puede constituir el objeto, sino 1

solamente un objeto de la filosofía primera” . En este sentido, Natorp intenta mostrar y demostrar la dimensión ontológica de la Metafísica de Aristóteles, (explicitado en Γ 1, donde se presenta a la ciencia buscada como ciencia del ente en cuanto ente –to on hêi on– 2

), para concluir que los textos teológicos sólo pueden ser interpolaciones de peripatéticos 3

platonizantes . El ya clásico Aristóteles de Werner Jaeger en el siglo XX presenta dos interpretaciones diversas de la Metafísica, atribuyendo dos fases evolutivas distintas en el pensamiento de Aristóteles. Según Jaeger, la Metafísica de Aristóteles se presenta en un primer momento como teología, es decir, como un discurso sobre lo divino, doctrina que Aristóteles abandonaría finalmente cuando formula la definición de ciencia del ente en 4

cuanto ente . El método histórico-genético aplicado por Jaeger y sus discípulos es rechazado por Heidegger, quien reclama una nueva interpretación de la concepción aristotélica de la metafísica. El primer estudio de la Metafísica de Aristóteles realizado por Heidegger se encuentra en la sección aristotélica del curso que impartió en Marburgo, Los conceptos 5

fundamentales de la filosofía antigua de 1926 . A propósito de la Metafísica, Heidegger sostiene que las ciencias positivas tienen como objeto el ente, lo que está ante nosotros, mientras que la filosofía tiene como objeto el ser del ente, es decir, aquello en virtud de lo cual se puede decir que el ente es, o sea, el ser del ente. En efecto, según Heidegger, Aristóteles indaga en la Metafísica el ser del ente y, para confirmar su interpretación, cita la

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Natorp, P., “Thema und Disposition der aristotelischen Metaphysik”, en Philosophische Monatshefte, nº 24 (1888), pp. 52-53. 2 Aristóteles, Metafísica, IV, 1, 1003a 21-22. Utilizo la edición trilingüe de Valentín García Yebra, (Gredos, Madrid 1982) para la traducción en español, pero en algunos casos modifico la traducción para ajustarme mejor al texto griego. 3 Natorp, P., “Thema und Disposition der aristotelischen Metaphysik”, pp. 37-65, 540-574. 4 Jaeger, W., Aristoteles, Grundlegung einer Geschichte seiner Entwicklung, Weidman, Berlin 1923. 5 Heidegger, M., Die Grundbegriffe der antiken Philosophie, Frankfurt 1993 (Gesamtausgabe, II, 22). Utilizo la traducción al italiano: I concetti fondamentali della filosofia antica, traducción de Gurisatti, G., edición a cargo de Volpi, F., Adelphi, Milano 2000.

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célebre definición de la ciencia expuesta en el tratado como ciencia que estudia el ente en 6

cuanto ente . Heidegger considera que hay que comprender y entender de modo auténtico el ente en cuanto ente del siguiente modo: “De un lado aquel ente que satisface del modo más 7

adecuado la idea del ser [...]; de otro, el ser del ente en general” . En este lugar, Heidegger atribuye a Aristóteles un doble concepto respecto al objeto de la filosofía, a lo cual corresponden dos conceptos de la ciencia fundamental: 1) ciencia del ser; 2) ciencia del sumo y auténtico ente. Más adelante, Heidegger evoca la doctrina aristotélica según la cual el ser se dice en muchos sentidos, pero todos en relación a uno (pros hen), es decir, a la ousía o al ser 8

auténtico . El filósofo alemán concluye diciendo que la verdadera ousía es Dios o el ens realissimum, el summum ens y, por tanto, la filosofía que lo asume como objeto es la 9

teología . A este propósito, se habla explícitamente de dos ciencias, la ontología como “ciencia del ser” y la teología como “ciencia del ente” (aunque se trate del sumo ente o Dios). Heidegger se pregunta si estas ciencias son conciliables y critica la explicación evolutiva de Jaeger antes mencionada. Según Heidegger, “el doble concepto [...] es, por el contrario, íntimamente coherente”, pues en el mismo momento en el que se indaga el ente en cuanto ente se está planteando la pregunta “sobre el ente en el que el ser auténtico se 10

demuestra del modo más puro” . Para justificar esta idea, Heidegger cita el famoso texto de Metafísica, VI, 1,1026a 29ss, en el que Aristóteles estaría diciendo que la ciencia del ente primero es también ciencia del ente en cuanto ente. Aquí se configura la estructura de la metafísica que Heidegger llamará posteriormente como “ontoteológica”, asumiendo que la Metafísica de Aristóteles tiene como objeto el sumo ente (el ente que satisface el sentido 11

supremo del ser) . Las discusiones en torno al objeto de la Metafísica de Aristóteles han marcado la concepción que se tiene de ésta en la actualidad. La imagen más extendida de la Metafísca, ya sea entre los críticos de la metafísica o entre los defensores de aquélla, coincide en gran

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Heidegger, M., I concetti fondamentali della filosofia antica, pp. 74-79. Ibidem, p. 236. 8 Cfr. Aristóteles, Metafísica, IV, 2,1003b 5-6. 9 Heidegger, M., I concetti fondamentali della filosofia antica, pp. 247-250. 10 Ibidem, pp. 409-410. 11 Para la interpretación heideggeriana del objeto de la Metafísica en Aristóteles he seguido el texto de Enrico Berti, “La interpretación heideggeriana de la metafísica de Aristóteles como ontoteología”, en Sáez L., de la Higuera, J. y Zúñiga, J. F., (eds), Pensar la nada. Ensayos sobre filosofía y nihilismo, Biblioteca nueva, Madrid 2007, pp. 85-103. 7

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medida con la concepción heideggeriana establecida como “ontoteología”. Según esta, la Metafísica de Aristóteles es un discurso que se presenta ante todo como ciencia del ente en cuanto ente (ontología), pero que concluye necesariamente con la demostración de un primer motor inmóvil, esto es, con una teología racional o natural. A pesar de que hay tesis que defienden la primacía de la dimensión ontológica frente a la teológica y viceversa, el hecho es que tanto unos como otros están convencidos de que la Metafísica es una auténtica teología, pues tiene a Dios como objeto directo de esta ciencia.

2. EL OBJETO DE LA METAFÍSICA A PARTIR DE LOS ANALÍTICOS SEGUNDOS La conclusión de que la Metafísica de Aristóteles es una auténtica teología racional surge de la suposición de que Aristóteles está indicando el objeto (génos hypokeímenon, subiectum) de la filosofía primera, esto es, el ente separado e inmóvil, cuando se dice que “la ciencia primera versa sobre entes separados e inmóviles”. En este sentido, se dice que la Metafísica es teología, es decir, una ciencia cuyo objeto es Dios. Como sabemos, los Analíticos segundos exponen la teoría del silogismo científico o demostración (libro I) y la teoría de la definición (libro II). Por lo tanto, esta obra es la exposición aristotélica de la ciencia (epistêmê). La mayoría de los estudios recientes han sostenido que el método demostrativo teorizado en los Analíticos segundos no ha sido 12

aplicado por Aristóteles en las ciencias teóricas entre las que se incluye la Metafísica . Sin embargo, en contra de la tesis más difundida, Ian Bell en su libro Metaphysics as an Aristotelian Science defiende una perfecta correspondencia entre la teoría de la ciencia 13

expuesta en los Analíticos segundos y la Metafísica . En los Analíticos segundos, Aristóteles expone la teoría de la ciencia demostrativa y dice lo siguiente: “En efecto, son tres los elementos que se dan en las demostraciones: uno, lo que se demuestra, la conclusión (sympérasma) (esto es lo que se da, en sí, en algún género), otro los axiomas (axiómata) (hay axiomas a partir de los cuales se demuestra); el tercero, el

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Los autores que han sostenido que Aristóteles no ha aplicado en sus obras científicas el método de los Analíticos segundos, sino el método que aparece en los Tópicos son J. M. le Blond, Logique et méthode chez Aristote, Paris 1939, G.E.L. Owen, Tithenai ta phainomena, 1960; W. Wieland, Die aristoteliche Physik, 1961; L. Lugarini, Aristotele e l’idea della filosofia, 1961; P. Aubenque Le problème de l’être chez Aristote, 1962, E. Berti, L’unità del sapere in Aristotele, 1965, T. Irwin, Aristotle’s First Principles, 1983, Martha C. Nussbaum, The Fragility of Goodness, 1986. 13 Cfr. Bell, I., Metaphysics as an Aristotelian Science, Academia Verlag, Sankt Augustin 2004. El libro de Bell ignora completamente el estudio de Elmar Treptow, donde se presenta el mismo argumento: Treptow, E., Der Zusammenhang zwischen der Metaphysik und der Zweiten Analytik des Aristoteles, Verlag Anton Pustet, München und Salzburg 1966.

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género, el sujeto (génos hypokeímenon) del cual la demostración indica las afecciones y los 14

accidentes en sí” . Aristóteles está diciendo que la ciencia tiene un objeto propio (génos hypokeímenon) sobre el que verte, es decir, aquello que debe ser explicado (explicandum). A partir de los principios propios del objeto, la ciencia debe demostrar las propiedades esenciales de dicho objeto. Estos principios propios, como sabemos, son de dos tipos. El primero es la existencia de este género objeto (hóti ésti), que la ciencia particular no demuestra –la aritmética no demuestra que existen los números, sino que los estudia en sus propiedades–. El otro tipo de principio es la definición, o sea, el discurso que dice el qué es (tí esti). Estos son los principios a partir de los cuales la ciencia demuestra las propiedades esenciales de su objeto; por ejemplo, la matemática, a partir de los axiomas, demuestra los teoremas de la 15

geometría euclidiana . Aristóteles tiene muy presente esta concepción de la ciencia desde el mismo inicio de 16

E, dónde dice: “Se buscan los principios y las causas de los entes” . Aquí se pone el énfasis sobre los principios y las causas, es decir, lo que se busca, lo que se quiere encontrar. En realidad, toda ciencia tiene que ver con principios y causas: “Creemos que sabemos cada cosa sin más, pero no del modo sofístico, accidental, cuando creemos conocer la causa por la que es la cosa, que es la causa de aquella cosa y que no cabe que 17

sea de otra manera” . Por eso, Aristóteles continúa diciendo que “hay, en efecto, una causa 18

de la salud y del bienestar y de las cosas matemáticas...” . Como se puede ver, Aristóteles tiene presente la definición de aquella que nosotros llamamos como Metafísica, presente en 19

el libro Alfa mayúscula, o sea, la ciencia que busca los principios y las causas primeras . De este modo, Aristóteles establece que la meta o aquello que se debe alcanzar en cualquier 20

ciencia es la determinación de tales principios y causas . Inmediatamente después, Aristóteles continúa diciendo que todas las ciencias buscan los principios y las causas, pero habiendo circunscrito algún ente y algún género de ente, en

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Aristóteles, Analíticos segundos I, 7, 75a 39 - 75b 1. Utilizo la traducción al español de Miguel Candel Sanmartín, en Aristóteles, Tratados de lógica. (Órganon) II, Gredos, Madrid 1988. He traducido axiómata por “axiomas” en vez de “estimaciones”, como hace Candel. 15 Aristóteles, Analíticos segundos I, 10. 16 Aristóteles, Metafísica, VI, 1, 1025b 3. 17 Aristóteles, Analíticos segundos, I, 2, 71b 9-12. 18 Aristóteles, Metafísica, VI, 1, 1025b 4-5. 19 Aristóteles, Metafísica, I, 2, 982b 9. 20 Aristóteles, Metafísica, VI, 1, 1025b 3-7.

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torno a éste tratan y no tratan acerca del ente sin más (haplôs) ni en cuanto ente . Aquí se pone de manifiesto, una vez más, la teoría de los Analíticos segundos según la cual, cada ciencia tiene un género objeto. En este caso, Aristóteles está indicando que ninguna de las ciencias que ha citado antes tienen como objeto el ente sin más ni en cuanto ente. Se sobreentiende, entonces, que el objeto de esta ciencia, diversa de las demás ciencias particulares, es el ente sin más y en cuanto ente. Aristóteles está reclamando la definición de la filosofía primera, cuyo objeto de indagación –el género del que la ciencia estudia las afecciones en sí–, es el ente en cuanto ente. Tampoco las ciencias particulares, continúa Aristóteles, ofrecen algún tipo de justificación del qué es (tí esti) de su objeto, sino que lo presuponen como principio y a partir de éste (ek toútou) “demuestran las propiedades inherentes al género de que se 22

ocupan” . Ni la física ni la matemática demuestran la substancia (ousía), ni lo que es (tí 23

esti), es decir, la esencia, pues la ponen de manifiesto de otro modo . Aquí Aristóteles está aludiendo al tipo de principio propio de las ciencias particulares, expuesto en los Analíticos segundos, esto es, la definición o el discurso que dice la substancia (ousía), o bien lo que es (tí esti). En este sentido, ni la física ni la matemática demuestran las definiciones de su propio objeto, sino que las asumen como principios por medio de la sensación o como hipótesis respectivamente. Después Aristóteles prosigue: “De igual manera, tampoco dicen nada acerca de si existe o no existe el género de que tratan, por ser propio de la misma operación del 24

entendimiento mostrar lo que es (tí esti) y si existe (ei esti)” . Aquí también se está poniendo de manifiesto la teoría de la ciencia de los Analíticos segundos, según la cual ninguna de las ciencias particulares demuestran la existencia de su objeto propio, pues lo asumen como principio y a partir de éste desarrollan sus demostraciones. En cambio, y esto se sobreentiende de lo dicho anteriormente, la ciencia de la que estamos hablando, la que busca los principios y las causas de los entes en cuanto entes debe hacer aquello que las 25

otras no hacen, o sea, demostrar la esencia y la existencia de su objeto .

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Ibidem, VI, 1, 1025b 7-10. Ibidem, VI, 1, 1025b 12-13. 23 Ibidem, VI, 1, 1025b 14-16. 24 Ibidem, VI, 1, 1025b 16-18. 25 Para esta exposición, he recogido el resultado de las investigaciones que he llevado a cabo, junto al grupo de investigación que dirige el prof. Enrico Berti, a través del seminario científico que coordina la prof. Cristina Rossitto “Lettura e commento di Aristotele, Analitici secondi, Libro primo”, de la Scuola di Dottoratto di Ricerca in Filosofia de la Universidad de Padua, en el segundo semestre del curso académico 2009-2010. 22

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Esto es algo que Aristóteles va a llevar a cabo a partir del libro Z de la Metafísica. El objeto de la Metafísica, que inicialmente se presentaba en el libro Γ como ente en cuanto ente, a causa de la multiplicidad del ente, Aristóteles señalará que, sobre todo, se deben buscar las primeras causas y principios de la substancia. A partir de ese momento, se trata de buscar lo que es (tí esti) y si existe (ei esti) de la ousía, aquello de lo que dependen las demás cosas y por lo cual se dicen, o sea, el corazón del ente. Todo el libro Zeta y el libro Eta están dedicados a la búsqueda del qué es (tí esti) de la ousía, mientras que de la existencia (ei esti) de las substancias sensibles no se dice nada, porque ésta se pone de manifiesto a través de los sentidos. Como sabemos, hay un género de ousiai, de las que sería legítimo dudar de su existencia: las substancias inmóviles, que aparecen tratadas en los libros Lambda, Mu y Nu. Pero, las substancias inmóviles, que la filosofía primera debe investigar si existen o no (“Si hay algo eterno e inmóvil y separado, es evidente que su conocimiento corresponde a una ciencia especulativa, pero no a la física (pues la física trata de ciertos seres movibles) ni a 26

la matemática, sino a otra anterior a ambas” ), ¿se constituyen como el objeto nuevo de esta ciencia? ¿Es la substancia inmóvil el género objeto (génos hypokeímenon) de la filosofía primera, cuya existencia debe investigar? Lo que es evidente es que Metafísica E 1 afirma claramente que la física trata de o tiene que ver con (perí esti) entes separados, pero no movibles, la matemática de entes no separados, pero inmóviles y la ciencia primera de entes separados e inmóviles. Ahora bien, ¿qué son los entes separados e inmóviles, objeto de búsqueda en la obra Metafísica? Aristóteles dice inmediatamente después lo siguiente: “Todas las causas son necesariamente eternas, y sobre todo éstas; porque éstas son causas de los entes divinos que 27

nos son manifiestos” . Esta misma idea se repite en el libro I, donde Aristóteles dice: 28

“Pues Dios les parece a todos ser una de las causas y cierto principio” . Para interpretar este pasaje es preciso sumergirse en la mentalidad de la Antigua Grecia, la cultura de Aristóteles. Los seres o realidades divinas que nos son manifiestos son los astros, las estrellas, el sol y la luna. Por consiguiente, las causas primeras que aquí se están buscando, son causas de los seres divinos que nos son manifiestos, es decir, que nosotros vemos. De hecho, nosotros vemos los astros, las estrellas, el sol y la luna, y estos son divinos para los griegos. Pues bien, si esas realidades son divinas, a mayor razón lo 26

Aristóteles, Metafísica, VI, 1, 1026a 10-11. Ibidem, VI, 1, 1026a 16-18. 28 Ibidem, I, 2, 8-9. 27

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serán sus causas. En este sentido, el dios o la substancia inmóvil sólo puede constituirse en la Metafísica como principio o como causa de la substancia, pero nunca puede ser el objeto directo de esta ciencia. Si tenemos en cuenta que la así llamada Metafísica es una ciencia y ésta consiste en la búsqueda de las causas del género objeto sobre el que verte, la substancia inmóvil no puede ser el género objeto, pues ésta se constituye como causa de los 29

entes divinos que nos son manifiestos .

3. EL

ÁMBITO DE INDAGACIÓN DE LAS CIENCIAS TEÓRICAS: FÍSICA, MATEMÁTICA Y

FILOSOFÍA PRIMERA

En el primer capítulo de Epsilon, por tanto, Aristóteles ha establecido la diferencia entre las ciencias teoréticas. Las ciencias particulares, que tienen como objeto algún sector del ente, no se ocupan ni discuten sobre la existencia y la esencia de su objeto propio. Así pues, el matemático no se plantea si existen los números y su definición no es el resultado de una búsqueda, sino que es puesta como principio. La característica de las ciencias particulares es que no llevan a cabo una investigación, una búsqueda sobre sus propios principios. En cambio, la filosofía primera, en cuanto ciencia del ente en cuanto ente, no asume principios, es decir, no asume como principio la existencia ni la esencia de los entes, sino que los busca y los hace objeto de investigación. La ciencia primera, por ser búsqueda de las causas primeras, es una búsqueda total, es decir, no asume ningún principio. Decir que la ciencia expuesta en la Metafísica no presupone nada, indica que mete en discusión todo. Por esto, es búsqueda de la causas primeras. De este modo, la filosofía primera formula una pregunta total: cuáles son las causas primeras de los entes. Con esta cuestión se pone en discusión la existencia de todo lo que es y, por consiguiente, de los objetos de los que se ocupa, es decir, de los entes. Sin embargo, de los entes sensibles, la demostración de su existencia no es necesaria, pues los percibimos con nuestros sentidos. Pero cuando se trata de otros entes, los no sensibles, su existencia debe constituirse como objeto de búsqueda, debe demostrarse. Esto es algo que la filosofía debe descubrir y aclarar. Según Aristóteles, la diferencia fundamental entre la filosofía y las otras ciencias es la siguiente: “Pues la física versa sobre entes separados, pero no inmóviles, y algunas ramas de la matemática, sobre entes inmóviles, pero sin duda no separables, sino como

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Soy deudor de las investigaciones llevadas a cabo por el prof. Enrico Berti sobre este asunto, recogidas sumariamente en el libro todavía no traducido al español, Struttura e significato della Metafisica di Aristotele, Edusc, Roma 2006.

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implicados en la materia. En cambio, la ciencia primera versa sobre entes separados e 30

inmóviles” . Aristóteles está indicando que la física se ocupa de entes que son separados (choristón) y móviles, es decir, de realidades que son substancias sujetas al movimiento. La matemática se ocupa de entes no separables e inmóviles, o sea, de realidades inmóviles que no existen en sí y, por tanto, no son substancias porque son los límites o medidas de los cuerpos físicos o sensibles. Ahora bien: ¿Y si existieran realidades que fuesen a la vez separadas e inmóviles? Esta cuestión surge de la contraposición entre las realidades consideradas por la física y por la matemática. Pues bien, en este momento, Aristóteles dice que el tratamiento de esas realidades no puede sino que ser acometido por la filosofía primera, porque ésta es la que pone en cuestión todo, la que busca las causas primeras de todo lo que es. Aristóteles dice que la investigación acerca de la existencia de estas realidades (algo eterno e inmóvil) corresponde a una ciencia anterior a la física y a la matemática: “Y, si hay algo eterno e inmóvil y separado, es evidente que su conocimiento corresponde a una ciencia especulativa, pero no a la física (pues la física trata de ciertos seres movibles) ni a la matemática, sino a otra anterior a ambas. Pues la física versa sobre entes separados, pero no inmóviles, y algunas ramas de la matemática, sobre entes inmóviles, pero sin duda no separables, sino como implicados en la materia. En cambio, la ciencia primera versa sobre 31

entes separados e inmóviles” . La legitimidad de la filosofía primera reside en la búsqueda de las causas primeras de todo lo que existe. En el pasaje citado, Aristóteles subordina a la existencia de una substancia inmóvil y separada, la posibilidad de una ciencia distinta de la física y de la matemática. Es aquí dónde aparece por primera vez la expresión “ciencia primera”. Lo que hasta ese momento había sido denominado como sophía o como epistêmê se caracteriza ahora como próte. Por eso, Aristóteles dice a continuación que hay tres filosofías 32

especulativas: la matemática, la física y la ciencia teológica (theologikê) . Estas tres “filosofías especulativas” son los tipos de ciencias que hay, es decir, los tipos de conocimiento a través de causas. Así pues, Aristóteles distingue además de la física y de la matemática una ciencia, de cuya existencia todavía duda (“si en algún lugar se halla lo divino”). Esta ciencia primera depende de que exista la substancia separada e inmóvil, ya que esto tiene que ser demostrado todavía. Esta ciencia primera es teológica, porque se 30

Ibidem, VI, 1, 1026a 13-16. Ibidem, VI, 1, 1026a 10-16. 32 Ibidem, VI, 1, 1026a 19. 31

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ocupa de los entes divinos, es decir, porque investiga si hubiere o no substancias que reúnan las características de ser inmóviles y separadas.

CONCLUSIÓN Las palabras del físico Stephen Hawking en su libro The Grand Design: “Dios no creó el Universo”, quieren indicar que las leyes de la física son las últimas causas que explican la existencia del universo. Sin embargo, la física, como cualquier ciencia particular, asume principios propios, ya sea por medio de la sensación o por hipótesis. Estos principios son, como sabemos, la existencia y la esencia de su objeto de indagación. La filosofía primera, en cambio, no asume como principio la existencia ni la esencia de los entes en cuanto entes, que son el objeto de su investigación. En este sentido, la filosofía primera se sitúa en otro plano de indagación, intentando ir más allá de las ciencias particulares, cuestionando precisamente la existencia y la esencia de los entes. Si no hubiera otra substancia, además de la sensible, la física sería la primera entre las ciencias, es decir, la ciencia más universal, en cuanto indaga los principios de toda la realidad, de todo lo que hay. En cambio, si existe una substancia inmóvil, la ciencia que se ocupe de ésta será superior (en el sentido de que investiga algo más) y será primera, pues indaga sobre la substancia primera y porque es primera también es universal. De hecho, la substancia primera es principio de todas las cosas, de todo lo que es. Por eso, decir que la filosofía primera investiga si hay o no substancia primera significa que la filosofía primera indaga si hay o no una substancia que es causa o principio de toda la realidad. La substancia primera separada e inmóvil se constituye en la Metafísica como causa primera de los entes divinos que nos son manifiestos, que explican el ente en cuanto ente y, sobre todo, la substancia. La Metafísica, en consecuencia, es ciencia del ente en cuanto ente en el sentido de ser conocimiento de sus causas, porque para Aristóteles tener ciencia de un objeto significa conocer las causas. Pero es ciencia de las causas primeras en el sentido de ser indagación, y, finalmente, conocimiento de ellas (obviamente no de sus causas, que no existen).

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