Dinero, innovación teórica y práctica

August 3, 2017 | Autor: Edgar Bellver | Categoría: Dinero, Economía Colaborativa, Moneda Social
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Descripción

DINERO, INNOVACIÓN TEÓRICA Y PRÁCTICA UNA REFLEXIÓN EN TORNO A LAS COMUNIDADES AUTO-FINANCIADAS Y LAS MONEDAS SOCIALES

M. Edgar Bellver Franco Universidad de Valencia FLACSO – Ecuador [email protected] [email protected] Panel 6 – Políticas Urbanas Políticas Urbanas e innovación social

Resumen: El presente trabajo realiza una revisión de la conceptualización clásica del concepto de dinero y propone su interpretación como necesidad, o bien común. Haciendo hincapié en el proceso de creación del dinero en la economía moderna y las problemáticas que de ello se derivan. Finalizando con una reflexión en torno a sistemas de gestión democráticos del dinero como las Comunidades Auto-Financiadas y las Monedas Sociales Complementarias, y las posibilidades que estás plantean. Con especial atención al factor de la confianza que las vertebra y condiciona su factibilidad.

Palabras Clave: Dinero, Moneda Social, Comunidades Auto-Financiadas, Desarrollo Local, Economía Colaborativa

Introducción

El dinero es una tecnología social que ha acompañado a la humanidad desde que está tiene memoria, sus formas, sus normas y sus sistemas de gestión han sido múltiples a lo largo de la historia. En el Egipto faraónico los excedentes de la cosecha de trigo eran utilizados como moneda de cambio. Existen evidencias que muestran como el trigo fue utilizado para la compra de tierras o para la realización de obras, por tanto, el trigo fue la moneda egipcia, el dinero egipcio. El almacenamiento del trigo suponía un gasto para cada cliente, pues, debía ser custodiado de animales y humanos, además, el trigo es una sustancia perecedera. Este hecho produce una situación que invierte el interés, ya que, tener dinero, moneda, produce costes, la moneda se oxida en la terminología de Silvio Gesell, pierde valor con el paso del tiempo, y por tanto posee un interés negativo. Justo al revés que el sistema actual, que premia al ahorro remunerándolo. Este factor genero una aceleración, y consecuente incremento, de los intercambios e impidió la acumulación de capital improductivo.

El devenir histórico de las herramientas de intercambio, de sus capacidades y de sus formas ha conllevado que la interpretación del dinero, su origen y sus formas de creación, se haya convertido en un rompecabezas cuasi irresoluble para múltiples campos de las Ciencias Sociales, desde la economía hasta la filosofía. En cierto modo, se podría afirmar que el dinero es un significante vacio1 inmerso en el campo de batalla discursivo por ser hegemonizados. En el presente texto se pretende realizar una aproximación a una concepción particular de dinero, el dinero como necesidad básica. En las sociedades contemporáneas la posesión de esta preciada entelequia es un factor determinante de la estructuración social, vertebrador de la realidad de la mayoría de la población mundial, sin dinero no hay vida, sin dinero estás excluido socialmente, materialmente, sanitariamente, educativamente... Como ya dijo Simmel en los albores del siglo XX, el dinero es el ―Dios de nuestro tiempo‖ (Simmel, 1889 citado en Esposito, 2013, p. 30), un Dios secular que posee la capacidad de motivar las más variopintas de las acciones humanas, justificándolas e incluso legitimándolas, o acaso el hecho de la existencia de ese fuerte control fronterizo no podría ser justificado mediante la afirmación: no hay suficiente para todos, ¿pero no hay suficiente qué? No hay suficiente dinero para todos. Estamos inmersos en una crisis que podría describirse como la falta de acceso a recursos monetarios por parte de gran parte de la población que se encuentran privados de la mayor fuente de dinero, el trabajo asalariado, es decir de un salario, más allá de las

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―Por estar ―vacíos‖ esos significantes son susceptibles de ser hegemonizados, esto es, llenados por momentos de cierta significación funcional a quien ostenta el poder. […] Al ser incorporados dentro de una estrategia discursiva específica se cargan de significado diferencial‖ (Gutiérrez, 2011, p. 159).

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pequeñas prestaciones que los Estados abonan a parte de estos ciudadanos. El presente trabajo pretende mostrar que vivimos en una sociedad ―dinero-céntrica, donde se ha producido una ―fetichización del dinero‖, que marca las pautas de la mayor parte de relaciones sociales. La intención principal es la de legitimar la necesidad de una modificación de la gestión del sistema monetario, principalmente en cuanto al proceso de creación del dinero. Asumiendo la idea de que resulta necesario que la población en su conjunto debe tener acceso al dinero, por dos motivos, uno de carácter ético y otro económico. En primer lugar, el dinero en la economía actual es imprescindible para acceder a cualquier otro tipo de recursos, por tanto es una necesidad básica. Y en segundo lugar, sin dinero, sin intercambio, la economía no funciona, el dinero es la energía que impulsa la economía. Finalizando el texto explorando dos alternativas a la gestión actual del dinero derivadas de la economía colaborativa, las Comunidades Auto-Financiadas y las Monedas Sociales Complementarias.

¿Qué es el dinero? En las teorías económicas clásicas, y neoclásica, incluida la marxista, se establece que ―el dinero es neutral y exógeno a la economía, lo que le otorga un rol meramente funcional‖ (Castelao y Patrouilleau, 2007, p. 2). Desde el siglo XVIII, la naciente teoría económica se ha centrado en el concepto de mercado, ―como esfera de intercambio de equivalentes‖ (Castelao y Patrouilleau, 2007, p.1) y en el origen de la riqueza, ―los economistas clásicos, Marx inclusive, […] no pueden descubrir el lugar de la moneda en la economía de mercado porque mantienen la discusión en torno al viejo problema del origen de la riqueza, pregunta fundada en la teoría del valor trabajo‖ (Castelao y Patrouilleau, 2007, p. 4). Dando lugar, a una interpretación de las relaciones económicas basada en la idea de que el funcionamiento de la economía de mercado se caracteriza por la toma de decisiones de individuos racionales que actúan en espacios de intercambio perfectamente competitivos ―gobernados‖ por el subastador walrasiano, quien asegura el equilibrio en el denominado óptimo de Pareto. ―La ficción del subastador walrasiano, consiste en un ente imaginario omnisciente que realiza dos tareas: brindar la información necesaria a los participantes para que los planes sobre cantidades ofrecidas y demandadas, que se generan en forma descentralizada, sean consistentes entre sí, y proveer la logística del intercambio: los agentes no intercambian entre sí, sino con el subastador, que luego opera para compensar a oferentes y demandantes. ¿Cómo opera el subastador? El subastador se informa de los excesos de demanda existentes en el mercado. Si descubre que, al precio anunciado, hay un exceso de demanda, se notifica a un precio más alto; si verifica un exceso de oferta, se notifica a un precio más bajo. El 2

proceso se repite hasta que se encuentra el precio que vacía al mercado.‖ (Orzi, 2010, p. 36). Por tanto, ―la teoría económica neoclásica, sostiene, se basa implícitamente en el modelo del trueque […]. Este modelo se define, de hecho, como la teoría de un sistema que funciona sin dinero, donde los bienes son lo que realmente importa, y el dinero es solo una abstracción que se produce a posteriori. En dicho modelo se piensa en un sistema ―real‖ (mercado) que opera mediante la distribución de bienes, con el ―velo del dinero‖ puesto en la parte superior de él.‖ (Esposito, 2013, p. 27). He aquí el problema, el dinero es considerado un mero artificio para el funcionamiento de la economía, una abstracción sin influencia, pero nos encontramos ante una abstracción muy ―real‖ que se ha transformado en una herramienta vertebradora de las sociedades modernas, ordena los procesos de intercambio, de distribución y de producción de bienes/servicios. Posiblemente, se creó como un medio, como una herramienta para facilitar los intercambios, pero con el tiempo se fue transformando en un fin, el objetivo primigenio de las relaciones, no solo económicas, sino sociales. Demostrar esto es uno de los objetivos principales del texto que nos acontece, a la vez, que se mostrara como la gestión del dinero es el factor determinante para modificar las estructuras relacionales que se derivan del poder hegemónico actual, el sistema económico, monopolizado por ese agente denominado Mercado. Que podría ser definido como aquellos agentes que posee recursos monetarios, o que tienen acceso a ellos.

Si analizamos el dinero desde sus posibilidades de acción esté posee tres capacidades básicas: la propiedad sustantiva, es decir, el dinero tiene la capacidad de sustituir a cualquier otra mercancía en los procesos de intercambio; lo que da lugar a su segunda capacidad, la propiedad adquisitiva, el dinero sirve para adquirir cualquier otra mercancía2; de estas dos capacidades, cuasi capicúa, se deriva la tercera, la propiedad mesurativa, el dinero es la unidad de medida de todas las mercancías, incluidas los servicios, ya que mercancía son todos aquellos bienes/servicios que se intercambia dentro de una sociedad. ―El dinero es, por tanto, y dicho de una manera estrictamente esencial, una mercancía valedera para adquirir cualquier otra. En ello estriba su más específica función, no en facilitar operaciones de índole comercial, ni en hacerlas posibles‖ (Millán, 2011, p. 18). Convirtiéndose en la mercancía primigenia, mercancía de mercancías, entendiendo mercancía no por su valor de uso, como habitualmente lo realiza la economía, sino por su potencialidad de cambio, mercancía es aquello que es susceptible de ser cambiado. ―El dinero es un ―sujeto pasivo de peculiar movilidad […], o mutabilidad, de índole extrínseca, que hay en todo objeto de permuta y que consiste en poder cambiar de dueño, sustituyéndose con algún otro bien‖ (Millán, 2011, p. 18).

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Incluso dinero en el mercado de divisas.

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El poder del dinero radica en su promesa de intercambio. Es decir, en la creencia de que con esta mercancía ―universal‖ en el futuro podremos conseguir otras. Lo cual nos lleva a pensar que el dinero es un vehículo de deuda, una deuda ligada al conjunto de la sociedad, que es quien la respalda, ―el dinero por ejemplo, significa un bien —de cambio— que el agente admite en el trafico porque su acción está orientada por la expectativa de que otros muchos, ahora indeterminados y desconocidos, estarán dispuestos a aceptarlo también, por su parte, en un cambio futuro‖ (Weber, 2002, p. 43). Yo vendí mi ―fuerza de trabajo‖ a cambio de una cantidad X de dinero, pues, se que en un futuro con este dinero podre realizar otras cosas. El dinero es una herramienta homogeneizadora de la realidad material. Pero ―no solamente homogeneíza todos los bienes y valores, haciéndolos comparables, sino parece ser capaz también de nivelar todos los riesgos y todas las relaciones con el futuro. La economía ofrece la posibilidad de asegurar (pagar) frente a la preocupación perspectiva de un futuro daño (de cualquier fuente). Uno puede contratar un seguro, el cual (como dice el propio término) compensa el riesgo con seguridad, aunque sea solo mediante una seguridad económica. Si uno está preocupado de enfermarse, sufrir un accidente o dañar a otras personas, el seguro no garantiza que el temido evento no ocurra, sino solo que uno recibirá una suma de dinero en caso que suceda. El dinero no posee ningún uso intrínseco, sin embargo, posee la extrañas características de ofrecer garantías contra la incertidumbre para todas y cada una de las personas‖ (Esposito, 2013, p. 27).

El dinero está íntimamente relacionado con el tiempo social, tanto con el pasado, como con el futuro y, por supuesto, con el presente. Desde una concepción marxista se suele afirmar que el dinero deriva del trabajo vivo, es decir, es la acción humana de carácter material la que crea el dinero. Aunque esta visión es un tanto sesgada en la actualidad, como se verá a continuación, resulta obvio que la mayoría de la población mundial depende del trabajo como mecanismo de acceso a este recurso básico. Si observamos al dinero según su forma el dinero se subdivide en dos formatos claramente diferenciados. Por un lado, tenemos el dinero material/físico y, en el polo opuesto nos encontramos, el dinero virtual. ―El dinero en sentido amplio es una medida de la cantidad de dinero que poseen los hogares y las empresas en la economía. El dinero en sentido amlio está compuesto por depósitos bancarios, pagarés de los bancos comerciales a los hogares y empresas, y moneda, en su mayoría pagarés de los bancos centrales. De los dos tipos de dinero, los depósitos bancarios constituyen la gran mayoría, 97% de la cantidad actual en circulación‖ (Mcleay et al., 2014, p. 3). Este hecho ha sido posible gracias al desarrollo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC's). Las TIC's están generando un proceso consistente en la creciente integración de la movilidad informacional en la vida cotidiana, hasta el punto en que ésta queda vertebrada por aquélla. El hecho de estar constantemente conectados vertebra nuestra vida 4

cotidiana, dotándola de una serie de nuevas potencialidades de acción. Esta integración de la movilidad informacional en la vida cotidiana genera una aceleración en la realidad social. Provocando una comprensión del tiempo social que posibilita el desplazamiento de la información a tiempo real. Esta contracción del tiempo y del espacio en la transmisión de información ha modificado sustancialmente los comportamientos de los agentes económicos. Pues, en connivencia con las regulaciones económicas que permiten la libre circulación de capitales han generado una estructura donde la ganancia cortoplacista y especulativa recibe mayores incentivos que las inversiones productivas. Esta transformación del mercado ha dado lugar a fuertes desequilibrios sociales en el conjunto de la población mundial. La culminación de estos procesos es la modificación del patrón de intercambio, dando lugar a la fetichización del dinero. Transformando el patrón de intercambio de mercancía-dinero-mercancía a dinero-dinero, convirtiendo al dinero en un fin en sí mismo y alejándolo de su función primigenia la del intercambio. Este hecho se produce cuando la mayor parte de la utilización del dinero se centra en él la función reserva de valor, dando lugar a un proceso de acumulación sustentado por el interés (el precio del dinero).

La creación del dinero

Existe otra teoría sobre el origen del dinero que rechaza su carácter mercantilista, es decir, no parte desde la posición de que el dinero nace ante la necesidad de realizar intercambios para mejorar las transacciones con respecto al trueque. Estas teorías se centran en las otras dos propiedades clásicas del dinero, su función de unidad de cuenta y la de medida de valor. La posición teórica a la que hacemos referencia se deriva de la idea de que el origen de la moneda se encuentra en el Estado, en el pago de las multas e impuestos o en las demandas de capital de los Estados para financiar las guerras mediante la emisión de bonos. Parece obvio afirmar que, el Estado es uno de los elementos determinantes en la reproducción del sistema monetario actual, pero no es un hecho baladí. La importancia de esto se deriva de dos elementos, primero, el hecho de que se implantara la moneda a través de la deuda implica que la promesa de pago se transformo en moneda, como antes señalábamos. Y en segundo lugar, nos encontraríamos ante la necesidad de un poder central, legitimado y con capacidad coercitiva para poder generar ese nomos necesario para que todos los sujetos se involucren en la utilización de esta ―tecnología social‖ que es la moneda.

En el caso español la moneda de curso legal es el Euro. Esta moneda se encuentra gestionada por el Banco Central Europeo (BCE), institución creada en 1998 con la firma del Tratado de Mastrich en los albores del nacimiento de la moneda común europea. El principal cometido del BCE es el control de la inflación. Y por tanto, esta institución posee el ―monopolio de la emisión del Euro‖, 5

pues aunque los Estados poseen la potestad de emitir moneda esta debe ser autorizada por el BCE. Por tanto, nos encontramos ante una moneda de gestión centralizada, de gestión estatalizada, aunque como veremos a continuación esto no es más que una liturgia legal, pues la capacidad para crear dinero está en manos de la banca comercial.

A través de lo expuesto en el paper Money creation in the modern economy y del trabajo realizado por la organización Positive Money3 se expondrá el proceso de creación de dinero en las economías actuales, para lo que se advertirán algunas de las principales fallas que tienen las posiciones económicas tradicionales en torno al tema, además de mostrar como la creación del dinero se ha privatizado, contradiciendo a la mayoría de las Constituciones del Mundo. Los libros de texto sobre economía suelen describir a los bancos como intermediarios entre los ahorradores y los demandantes de créditos. Pero lo expuesto por el Banco de Inglaterra es sustacialmente diferente. ―Los bancos comerciales crean dinero, en forma de depósitos bancarios, cuando realizan nuevos préstamos. Por ejemplo, cuando un banco concede una hipoteca a alguien que compra una casa, no suele entregarle un montón de billetes. Al contrario, lo que hace es crear un cuenta bancaria a favor de la persona que pide prestado el dinero, por el importe de la hipoteca. Es en ese momento cuando se crea dinero nuevo”4 (Mcleay et al., 2014, p. 3). Esta afirmación no es más que el reconocimiento de lo expuesto por economistas heterodoxos, como Margaret Kennedy o Bernar Lietaier, pero que una institución como esta lo acepte hace que pase a ser un tema de primer orden, como demuestra el reciente debate, del 20 de Noviembre de 2014, en el Parlamento Británico, titulado Creación Monetaria y Sociedad. El resultado de este mecanismo de creación de dinero, basado en el reconocimiento de deuda, es la generación de una situación de escasez de recursos monetarios de forma cíclica, por dos factores. La extensión del crédito dentro de la sociedad, los individuos viven hipotecados, las empresas trabajan con pólizas y pagares, que, en ciertos momentos, hace dudar sobre si existe suficiente dinero para pagar los créditos emitidos. Produciendo periódicas crisis de solvencia que derivan en problemas de liquidez en el sistema, debido a que el dinero que circula, en forma de deuda, se debe devolver a los bancos en algún momento, cuando ese proceso ocurre se está vaciando a la sociedad de un recurso esencial para el funcionamiento de la economía, de su capacidad para intercambiar. A su vez, el conjunto de la sociedad debe buscar el interés a devolver, lo que, incentiva el comportamiento competitivo dentro del sistema económico. Es decir, obliga al conjunto de la población a una lucha por la supervivencia en buscando de recursos monetarios del mismo modo 3 4

www.positivemoney.org Traducción realizada por www.dineropositivo.es

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que los animales lo hacen por sus alimentos.

Esto no quiere decir que los bancos comerciales tengan total libertad para la creación de dinero. El Banco de Inglaterra reconoce al menos tres limitaciones. La primera, derivada de la dinámica de negocio de la banca comercial, la competencia en el mercado interbancario y los riesgos de la concesión de créditos. La segunda, establecida por el ambiente económico de confianza o desconfianza, ―tanto el flujo de los nuevos contratos financieros con las empresas como de los ya existentes están determinados por las expectativas de beneficio‖ (Minsky, 2010, p. 246). Y por último, la política monetaria de los Bancos Centrales en torno al interés. Aun así, los márgenes de libertad de la banca comercial en la creación monetaria son muy positivos para sus intereses, tan solo un pequeño vistazo a la recesión económica sufrida en los últimos años nos muestra como la sobrecreación de deuda privada ha sido absorbida por el conjunto de la población española, lo que algunos han denominado acertadamente socialización de las perdidas y privatización de los beneficios.

Dinero y necesidad

El hecho de vivir en una sociedad centrada en el dinero, tanto individual como colectivamente, hace de este un bien necesario para la reproducción de la vida.

Desde la perspectiva individual el dinero se ha convertido en el objetivo primigenio de la vida social, es la mercancía que te permite acceder a todas las otras mercancías. Si un sujeto carece de acceso al dinero se encuentra cercano a la exclusión social, debido al hecho de que será incapaz de acceder a casi cualquier bien o servicio. Pero en esencia lo que se necesita no es dinero sino acceso a la capacidad de intercambio que el dinero provee, por tanto, el dinero es la abstracción de esa necesidad. Hernán Gabriel Borisonik en su estudio sobre Aristóteles y los usos del dinero lo presenta de una forma clarificadora, ―Aristóteles separa la dimensión necesidad de la dimensión medida (dinero), y hace de la moneda una representación convencional de la necesidad. Parecería ahora que ya no tenemos sólo un significado de medición (dinero), sino una dimensión de conmensurabilidad (necesidad) para las cosas que serán medidas; en otras palabras, tenemos una dimensión conmensurable (necesidad) la cual, capaz de expresarse en magnitudes variables, carece de unidad de medida hasta que el dinero se la provee. Es menester por tanto, que todo se mida en una sola cosa, como se dijo antes. En realidad, esta cosa es la necesidad que todo lo mantiene unido; porque si los hombres no necesitaran nada o no lo necesitaran por igual, no habría cambio o no tal cambio. Pero la moneda ha venido a ser como una especie de sustituto de la necesidad en 7

virtud de una convención, y por eso se llama así, porque no es por naturaleza, sino por ley, y está en nuestras manos cambiarla o utilizarla (Aristóteles. Ética Nicomaquea. Op. Cit. 1133ª). El dinero es la magnitud que representa a la necesidad‖ (Borisonik, 2008, p. 5).

Si nos aproximamos desde una perspectiva colectiva, macro, se puede observar una situación parecida. El indicador determinante de la buena salud material de una sociedad es el PIB, Producto Interior Bruto, pero este realmente no mide la producción sino el intercambio en valor monetario, es decir, en dinero. Una sociedad puede producir gran cantidad de productos pero si es incapaz de venderlos, de hacer valer su capacidad de intercambio, su economía entrara en crisis, es decir, no accederá a la mercancía universal para poder sustentar las necesidades de su población, no tendrá dinero para poder acceder a la función de intercambio tan necesaria para que los individuos sustenten su forma de vida. Generando una dependencia global de este ingenio social, pues la sociedad en su conjunto se encuentra absorta en una visión monoeconómica de la realidad material establecida por la ―ciencia‖ económica, donde tan solo existe un mecanismo de intercambio. Parafraseando a Karl Polanyi, el sistema económico nos ha abocado a

una única forma de

intercambio, y tenemos que crear otros mecanismos de intercambio.

Esto hace pensar que el dinero debería ser concebido como un bien público, o un bien común, en post de alcanzar una soberanía monetaria, y por tanto, financiera, posición defendida por la agrupación Positive Money y por el economista Christian Felber, autor de la conocida teoría de la economía del Bien común, en su última obra titulada: Dinero, de fin a medio. Con esta concepción, no se pretende que las personas dejen de poseer dinero, sino que se busca modificar su gestión, tratando de privilegiar la función de intercambio tan necesaria en las sociedades contemporáneas.

Gestión democrática del dinero

La gestión democrática de la economía es el intento de los sujetos por reclamar el control sobre los procesos de intercambio dentro de un territorio. Entendiendo territorio como el espacio que se genera a partir de las interacciones de los sujetos que allí cohabitan. Para estudiar estos procesos se analizaran dos estructuras de gestión que permiten la participación constante en el conjunto de la actividad económica, lo que podríamos denominar sistemas económicos autogestionados, o economías colaborativas. Donde el factor de la confianza cobra un papel central, sobretodo, tras el proceso de deslegitimación sufrido por los gobiernos, los partidos políticos y las entidades bancarias a lo largo de esta gran recesión económica que sufrimos actualmente. Para ejemplificar estos procesos analizaremos dos iniciativas, las Comunidades Auto-Financiadas (CAF's) y las Monedas 8

Sociales Complementarias (MSC's). Que aunque se tratan de experiencias muy diferentes en su gestión y en sus objetivos, también, pueden ser complementarias en su utilización. Y, además, ofrecen alternativas muy sugerentes a los sistemas de gestión tradicionales de carácter centralizado.

Comunidades Auto-Financiadas (CAF's)

Existen múltiples experiencias alternativas de gestión comunitaria del dinero, como por ejemplo las cooperativas de crédito (COOP57, FIARE, etc), pero pocas veces adquieren relevancia las opciones autogestionadas. La autogestión lleva consigo asociada varios factores positivos para la construcción de nuevas subjetividades, factor clave para la transformación de cualquier sociedad, pues implica la participación activa de todos los miembros de la organización en el proceso de toma de decisiones y, a su vez, en las acciones técnicas necesarias para el funcionamiento de la agrupación, y por tanto, hacen necesario un aprendizaje colectivo e individual. Dando lugar a un auto-desarrollo, generado por la colectividad que ejerce gran influencias sobre el sujeto, dándole grandes dosis de autonomía.

Las Comunidades Auto-Financiadas (CAF's) son sistemas de gestión autónoma de los ahorros de pequeñas comunidades, de entre 10 y 35 miembros, u organizaciones. Cuya función básica es la de proporcionar liquidez, acceso a dinero, a sus miembros. Pero, a su vez, proporciona mecanismos de acumulación de recursos monetarios que la hacen susceptible de convertirse en un sistema de ahorro, una caja de resistencia o un motor para futuros proyectos de desarrollo alternativo. El funcionamiento de estas pequeñas institución se centra el asamblearismo, la asamblea como órgano rector y gestor de la actividad de la CAF. Antes que nada, se deben generaran unos estatutos que regirán el funcionamiento de la CAF, estos señalaran las reglas del juego económico que se va a emprender, aunque sin olvidar la flexibilidad que permite la gestión asamblearia del proyecto, así pues, los estatutos son las bases pero estas no deben constreñir el funcionamiento socialmente coherente y responsable de la organización. Los principales factores que deben contener estos estatutos5 son: 1)

Valor de la aportación mínima: Coste de las acciones de la CAF, depende del contexto

social de creación de la CAF. 2)

Porcentaje de interés mensual: Este valor suele ser bajo 1 o 2%, ya que uno de los

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Estatutos inspirados en la metodología proporcionada por www.winkomun.org. Cuya fantástica metodología se encuentra accesible en su página web. Del mismo modo, nos proporcionan una excelente herramienta para la gestión de nuestra CAF.

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principales objetivos de las CAF's es permitir el acceso a liquidez, es decir acceso a dinero, a sus miembros. 3)

Relación aportación-crédito: Se establece un multiplicador entre el dinero aportado y el

crédito para minimizar el riesgo de impagos. Suele estar entorno a 4 o 5 veces lo aportado, es decir tu aportación cubriría el 20-25% del dinero prestado. 4)

Garantías: Se trata de otra medida para minimizar el riesgo de impago, en la cual dos

personas pertenecientes a la CAF avalan el 50% del crédito. De este modo, en caso de impago la comunidad en su conjunto, solo soportaría una pequeña parte del impago. 5)

Plazo máximo de devolución: Se establece un tiempo máximo de devolución del crédito.

Estos cinco puntos son una ejemplificación de la metodología empleada en la instauración de una CAF, un reduccionismo del funcionamiento de la organización. Pero no son los únicos a tener en cuenta, se debe establecer un protocolo de rotación de los cargos necesarios para la gestión de la CAF; se debe debatir si existen sanciones o no, y de qué tipo (monetarias o sociales), a la demora en el pago de créditos, a la no asistencia a las asambleas, etc.; también sería necesario establecer un calendario de reuniones; establecer un sistema de entrada y salida de sujetos en la CAF; y, todos aquellos elementos que a los miembros se le vayan ocurriendo en el proceso de creación y gestión de la institución.

Uno de los factores más conflictivos en el proceso de constitución de una CAF es el interés. Como muy acertadamente señalaba un compañero y amigo ¿por qué voy a tener que cobrarle a un amigo por prestarle dinero? El interés tradicionalmente se ha considerado como el precio a pagar por el hecho de que alguien (un banco o un prestamista) te preste dinero, es el precio del alquiler del dinero, ya que, cuando te conceden un crédito debes devolver el dinero prestado más el interés, que suele ser un tanto por cien del dinero prestado. Tradicionalmente, el interés se ha utilizado para remunerar el capital y para el lucro de los intermediarios, es decir, los intermediarios (bancos/prestamistas) captan ahorro ofreciéndoles el pago de un interés a los poseedores de capital (dinero), para más tarde ofrecer a los sujetos necesitados de recursos monetarios ese mismo dinero6 a un interés más elevado, y de este modo lucrarse. En el caso de la CAF, los intermediarios bancarios somos nosotros mismos, así que se podría remunerar el capital del mismo modo, al cabo de un año, por ejemplo, se podría calcular cual es el valor total de los intereses acumulados y se repartirían dividendos según el capital aportado por cada uno de los integrantes. Pero, por otro lado, como uno de los factores clave para el buen funcionamiento de este tipo de iniciativas es el 6

Este es un esquema simplificado del funcionamiento bancario, ya que los bancos a su vez posee la capacidad de crear dinero, debido al hecho de que legalmente no están obligados a guardar todo el dinero que depositan sus clientes solo un pequeño porcentaje, pero eso es otra historia.

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valor de la confianza consideramos que resultara mucho más interesante y provechoso para los integrantes de la organización destinar los recursos generados a la gestación de un proyecto de desarrollo común, o en su defecto a fines de carácter social, o colaborar en cualquiera de las miles de interesantes iniciativas que cada día surgen en nuestro país, y en el mundo. O como mínimo, se puede adoptar un sistema mixto, en el que parte de los recursos generados sea para remunerar el capital mientras otra parte se destina a aumentar los recursos de la CAF, o a cualquier otra iniciativa que decida la asamblea.

Monedas Sociales Complementarias (MSC's)

―El dinero se ha definido como medio de intercambio, deposito de valor y unidad de cuenta, sin embargo solo en el actual período de la historia es que estas funciones residen en una única moneda oficial de escala nacional, a lo largo de la mayor parte de la historia, diferentes formas de dinero han cumplido estas funciones por separado y se mantuvieron paralelas por siglos‖ (Brenes, 2013, p. 131). Las monedas complementarias se caracterizan principalmente por ser de carácter descentralizadas. Es decir, son monedas que pueden ser creadas de forma libre por los sujetos que lo deseen. Este hecho no es baladí, pues permite la generación de métodos de intercambio alternativos a los que impone la economía formal. Pero para que estas tengan éxito debe existir algún tipo de ―institución‖ que la respalde, entendiendo institución como el conjunto humano capaz de generar la confianza necesaria para otorgar seguridad al sistema de intercambio. Lo que hace que el capital social sea uno de los factores más relevantes en la implantación de una moneda complementaria, ya que a mayor intensidad de capital social mayor respaldo de la comunidad. Este factor hace que existan muchos tipos de gestión de la moneda, dependiendo del tipo de gobierno de la moneda. Encontrando experiencias cercanas a la democracia directa, monedas autogestionadas, creadas por una comunidad para hacer frente a problemas sociales como ya hicieron el Banco Palma, en Fortaleza (Brasil), o los Bancos de Trueque argentinas. O experiencias totalmente privadas como la moneda criptográfica Bitcoin, creada por un grupo de informáticos, o Ripple, creada por una empresa.

En el presente artículo nos centraremos en las Monedas Sociales Complementarias que son aquellas monedas complementarias que incorporan un componente social explicito. ―[...] las monedas locales no tratan de replicar todas las funciones del dinero convencional, sino que usualmente tiene un propósito especial, ya sea proveer liquidez adicional cuando el medio de intercambio oficial es escaso, almacenar valor con ciertos propósitos o incluso incentivar ciertos tipos de 11

comportamientos‖ (Brenes, 2013, p. 131).

Para el análisis nos centraremos en cuatro elementos para los que pueden ser útiles las MSC's. En un primer instante se estudiara como las MSC's pueden ser instrumentos para modificar cualitativamente las relaciones de intercambio existentes en la actualidad. Seguidamente se analizaran las potencialidades de la complementariedad de la economía globalizada con los sistemas monetarios territorializados. Para lo que será necesario exponer la necesidad de una reivindicación de los valores locales dentro de la economía actual. Por último, se expondrán los beneficios que la diversificación de ingresos proporciona a partir de la implantación de una MSC en un territorio en la lucha contra la pobreza, analizando el exitoso caso del Banco Palmas en Fortaleza, Brasil.

Las MSC's son producto de un conjunto de nuevas subjetividades que pretenden modificar los mecanismos de intercambio en pos de influir en el conjunto de la población, y por tanto, construir sujetos que sean capaces de superar la ―fetichización del dinero‖ dominante de nuestra época. ―La creación de una moneda local implica un vínculo de confianza entre el comprador y el vendedor para iniciar un crédito mutuo […] los participantes en un sistema de moneda local son en muchos casos prosumidores, algo típico de las sociedades primitivas, pero recientemente se ha visto como recomposición del tejido económico y social local que acerca a productores y consumidores‖ (Brenes, 2013, p. 127)

La sistemas monetarios territorializados al generar una red de intercambios independiente a las formales crean una oferta cautiva, ya que, los recursos generados en MSC's tan solo se pueden utilizar en el intercambio de miembros de la red. Entonces, se genera una economía cerrada, al conseguir un mecanismo de intercambio independiente y aislado. Estos mecanismos han sido utilizados como protección ante las inestabilidades, recesión (escases de recursos monetarios para el intercambio) o inflación (exceso de recursos monetarios), de la economía globalizada. La experiencia del WIR7 parece ejemplificar la idea de que las monedas sociales pueden ayudar como sistemas anticíclicos, es decir, como herramientas de protección y refugio ante las crisis cíclicas del sistema económico. Como Yasuyuki Hirota nos explica ―este banco juega un papel importante de amortiguar las vicisitudes económicas, mostrando el hecho de que el crecimiento en el número de los socios del Banco WIR tiende a seguir el de los desempleados en Suiza mientras que el crecimiento del PIB oficial suizo va justamente en contra del incremento de transacciones y 7

La moneda WIR (nosotros en alemán) es el ejemplos emblemáticos de las monedas complementarias al mostrar, desde 1934, Creada por el Banco WIR (www.wir.ch), organización cooperativa, trata de fomentar y proteger los intercambios entre las pequeñas y medianas empresas socias, así como, personas asociadas.

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préstamos en WIR‖ (Hirota, 2011, p. 9).

Como elocuentemente afirma Erik Brenes las MSC son un herramienta para el desarrollo local ―pues mejora el dinamismo de la economía local, ya sea asegurando a nivel local actividades que anteriormente eran realizadas en otra parte (repatriando transacciones de intercambio) o acelerando transacciones regionales. […] La moneda local coordina el sistema productivo y la vinculación entre productores y consumidores. Esto ayuda a crear nuevos puesto de trabajo, pone los recursos locales para uso económico, y en términos generales mejora el nivel de vida de la zona; por lo que el desarrollo de la economía local representa un objetivo más ambicioso al de simplemente protegerla. […] Ya que los ingresos generados en moneda local están geográficamente limitados a ser utilizados ahí‖ (Brenes, 2013, p. 128). Este hecho es claramente constatable si se analiza el caso del Conjunto Las Palmeiras, en Fortaleza, Brasil. Además de confirmar el hecho de que si existe un incremento del desarrollo local se estará luchando contra la pobreza de la zona, siempre y cuando exista una distribución de los recursos obtenidos, pues, el Conjunto Las Palmeiras era una de las zonas más empobrecidas del país.

La MSC Palmas fue creada por el Banco Palmas, Banco Comunitario, el año 2002 con la finalidad de garantizar la circulación de la riqueza existente en el propio barrio, evitando que el dinero salga del barrio, es decir, generando un ―cierre económico territorial‖. A la vez que, se trata de proveer de recursos monetarios para incrementar los intercambios, en Palmas (MSC), se introduce liquidez en el sistema productivo local, en Reales (moneda oficial brasileña) pues los comerciantes y productores locales necesitan adquirir productos que no son producidos dentro del territorio, dando créditos a los emprendedores locales, que a su vez deben aceptar la MSC en sus ventas.

Para poder acceder a las Palmas, existen tres métodos. Créditos al consumo sin interés, donde se presenta uno de los factores más paradigmáticos del sistema es el del aval social, para acceder al crédito al consumo es necesario, no un aval patrimonial, sino un aval de tus vecinos, a quienes se les consultara antes de concederte el crédito. Recibir el salario en Palmas. O cambiando Reales por Palmas.

Los agentes económicos, productores y comerciantes, realizan asambleas periódicas, Foro Socioeconómico Local, para analizar el funcionamiento del sistema y hacer propuestas para su mejora. Por tanto, la participación es una de las bases del sistema, pues el sistema está basado en la confianza y el control social del mecanismo de intercambio es una de los pilares fundamentales para generar capital social en la región. ―El Banco Palma$ trabaja con una política de créditos pautada en 13

el control social. Cuando un vecino llega al Banco para solicitar un servicio es informado de las reglas de funcionamiento de las redes de solidaridad. No se pide ningún documento ni garantía. Un analista de créditos visita a la familia del solicitante y conversa con los vecinos. Es la opinión de la vecindad quien va a servir de aval para el futuro cliente. El Palma$ no cobra por garante, y no hace consulta al SPC (Servicio de Protección al Crédito) [...] A partir del momento en que el cliente es aceptado por el Banco, él pasa a ser acompañado por toda la red de solidaridad. Este control social fiscaliza las acciones del banco y de sus emprendedores, ayudando incluso a que la tasa de incumplimiento quede siempre entre el 1 y el 3 %‖ (Primavera, 2005, p. 80). Este proceso lleva asociado claramente una capacitación financiera de los individuos que participan, factor ciertamente necesario en las sociedades actuales.

Conclusión

La evolución de la gestión del dinero a lo largo de la historia nos ha llevado a depender de este artificio para acceder a lo más esencial. Este hecho social hace necesario un replanteamiento sobre la gobernanza de sistema monetario, sobretodo en torno al sistema de producción de dinero en la economía moderna y a su actual privatización. Las Comunidades Auto-Financiadas y las Monedas Sociales Complementarias son dos herramientas que presentan nuevas potencialidades en materia de gestión y distribución del dinero.

Ambos mecanismos de gestión democrática del dinero parecen tener claras reminiscencias del modelo de desarrollo fomentado por el economista Muhammad Yunus en Bangladesh, durante los años 70, con la creación del Grameen Bank (Banco del Pueblo), donde los microcréditos son un mecanismo de inclusión socioeconómica y de desarrollo. El acceso a los sistemas de intercambio, a la capacidad para intercambiar, es un factor clave en el desarrollo de cualquier territorio. ―La mayoría de las empresas, unas más y otras menos, dependen de préstamos para financiar sus inversiones. Siendo así, el crédito es como un motor en la economía, facilitando inversiones y desarrollos. Pero no se debe pensar el crédito sólo relacionado con las empresas; los propios consumidores también utilizan sistemas de crédito para comprar productos que no pueden pagar de una sola vez. El gobierno, para realizar actividades de inversiones en las ciudades, estados y países también hace uso de financiamientos en crédito. Se percibe, entonces, que en el sistema monetario, el crédito desenvuelve un papel central, como un corazón, bombeando flujos de capital de un lado para otro‖ (Primavera, 2008, p. 30). Aunque con esta afirmación no se soluciona el problema, pues en la mayoría de ocasiones el crédito está supeditado a la propiedad, factor que al que gran parte de la población mundial no tiene acceso. Por eso lo realmente innovador en estos casos es el factor de 14

la confianza como aval del crédito, el control social como mecanismo de acceso al crédito. Si conceptualizamos el desarrollo económico local como: ―un proceso en que las asociaciones entre los gobiernos locales, grupos comunitarios y sector privado se establecen para administrar los recursos existentes, crear empleos y estimular la economía de un territorio bien definido‖ (Helmsing, 2002; 2005; citado en Brenes, 2013, p.), tanto las CAF's como las MSC’s son herramientas muy útiles para desarrollar los territorios ante los procesos de globalización imperantes. No se trata de rechazar la globalización sino de complementarla, de buscar un equilibrio dinámico entre lo local y lo global. Buscando la implementación de un equilibrio dinámico entre la competencia y la cooperación, dando lugar a procesos de desarrollo endógeno complementarios al desarrollo exógeno. Por ejemplo, si se genera una CAF entre productores y comerciantes de un territorio poseerán la capacidad para establecer un sistemas de intercambio territorializados (MSC). Por un lado, poseerían la capacidad de financiación necesaria para adquirir mercancías externas a la red y, por otro, podrían establecer un sistema de intercambio que fidelizara y educara a los consumidores en los beneficios del factor local mediante mecanismos de promoción como campañas publicitarias, descuentos selectivos en productos locales o, incluso, pagando en MSC’s parte de las rentas de los trabajadores de la red.

A su vez, las MSC's permiten valorizar actividades, como el trabajo doméstico o, incluso, ser utilizadas para ―financiar‖ una renta básica, que el sistema económico hegemónico, basado en la productividad y la deuda, es incapaz de absorber. Pues, al ser gestionada por la comunidad, en cierto modo y de forma prudente, esta podría ser creada sin necesidad de convertirse en deuda. El dinero puede ser concebido como inversión, siempre y cuando no se produzca un exceso de moneda que la devalué. Una crítica habitual a este tipo de sistemas monetarios es la conceptualización de estos como barreras al libre mercado. Hecho del todo irreal ya que no se trata de poner barreras a las mercancías procedentes del exterior sino de generar un mercado paralelo que permita complementar el sistema existente y, a su vez, provea de seguridad a todo el conjunto de la población. No se trata de competencia sino de cooperación, de permitir que actividades que el sistema económico formal desecha puedan ser valorizadas y de este modo se construya un sistema económico más ecológico, más ético.

En definitiva, estos proyectos se encuadran dentro de un cambio de paradigma económico que trata de superar las ideas de progreso tradicionales. Lo que la acerca a los preceptos de la economía social o de la economía colaborativa, sistemas basados en una mayor participación de los sujetos en los procesos económicos. Que, a su vez, les proveen de una mayor capacidad en materia de 15

legitimación, gobernanza y control social, donde la confianza se convierte en un valor social determinante. Todavía queda mucho camino por recorrer para conocer e implementar un sistema económico democrático que permita la consecución de estos objetivos, pero no debemos dejar de llevar a cabo estos ―experimentos‖ sociales que pueden ser decisivo a la hora de mostrar que hay alternativas a las medidas económicas convencionales, como muestran las exitosas experiencias del Banco Palmas y las CAF's.

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