Dimensiones Culturales de Estrategia y Politica, Air and Space Power Journal (Spanish). 3rd Q 2009 (Oct 2009)

June 29, 2017 | Autor: Jiyul Kim | Categoría: Cultural Studies, National Security Studies, Foriegn Policy
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Descripción

Documento creado: 1 de octubre de 2009
Air & Space Power Journal - Español Tercer Trimestre 2009
"Dimensiones Culturales de Estrategia y Politica [Cultural Dimensions of Strategy & Policy]." Air and Space Power Journal (Spanish edition). Third Quarter 2009 (Oct 2009). (http://www.airpower.maxwell.af.mil/apjinternational/apj-s/2009/3tri09/kim.htm).

Dimensiones Culturales de Estrategia y Política

Coronel (USA) Jiyul Kim

Introducción
EXISTEN DOS conjuntos de factores que determinan las ideas, decisiones, comportamiento, acciones y reacciones humanos: biológicos y culturales. Los factores biológicos son más destacados para determinar las ideas y el comportamiento individuales que las de los colectivos humanos. A nivel colectivo, el nivel del que se preocupan la estrategia y la política (por ejemplo, una nación estado), los factores culturales son dominantes. Por lo tanto, es imperativo que la formulación de la estrategia y la política, la forma en que se implementan, y el resultado que se espera, deben tener en cuenta todas las dimensiones culturales.
Los encargados de formular la política y los estrategas tienden a ver las situaciones a través de su propia "lente" cultural y estratégica con consideración y cálculo insuficientes de la perspectiva e intereses del "otro". La Estructura Cultural Analítica para Estrategia y Política (ACFSP) es un método sistemático y analítico para la tarea vital de ver el mundo a través de muchas lentes. La comunidad de la seguridad nacional está interesada en características o dimensiones culturales que impulsen la acción y el comportamiento políticos y estratégicos. La ACFSP identifica dimensiones culturales básicas que parecen tener una importancia fundamental para determinar dicho comportamiento y por lo tanto son de importancia para la formulación y los resultados de política y estrategia. Estas dimensiones culturales son: identidad, cultura política y adaptabilidad. La identidad es la más importante, porque al final determina valores e intereses que forman la base de la política y de la estrategia para lograr o conservar esos intereses. La ACFSP tal vez no sea un planteamiento definitivo, y no se alega una cosa así, pero la estructura proporciona una forma específica de llegar al complejo asunto sobre la forma en que la cultura está relacionada con el comportamiento estratégico y político.
Los puntos clave que hay que recordar son éstos: primero, que la estrategia y la política son impulsadas por fines; segundo, que estos fines son determinados por intereses; tercero, que los intereses se derivan de la intencionalidad y de los valores básicos que un colectivo particular considera que son la base de quiénes son; cuarto, que la intencionalidad y los valores básicos proceden de los elementos que constituyen la identidad de la colectividad; quinto, que la identidad es la base de la movilización colectiva; sexto, que dicha colectividad movilizada puede ponerse en acción para fines políticos mediante su forma peculiar de cultura política que proporciona los medios y arbitrios; y por último, que la adaptabilidad de la cultura del grupo, basada en la fortaleza de una identidad común con una intencionalidad y unos valores compartidos, pueden determinar el nivel de flexibilidad de la colectividad en lo que se refiere a resistir, sucumbir o adaptarse a las fuerzas que retan la intencionalidad y los valores compartidos.
¿Por qué la cultura?
Hoy en día nos enfrentamos a un mundo sin la sencilla y cómoda dicotomía de la Guerra Fría. Es un mundo que se hace cada vez más complejo debido a las fuerzas del nacionalismo y a la globalización desencadenada al final de la Guerra Fría. Desde principios de los años 90, la era posterior a la Guerra Fría, se ha producido un reconocimiento cada vez mayor entre los eruditos de que la cultura se ha convertido cada vez más en un factor para determinar el curso del complejo e interconectado mundo actual.
Aunque los eruditos pueden haber reconocido esto, los practicantes al principio no lo hicieron. Una crítica que se puede hacer contra la política de seguridad nacional y asuntos exteriores de EE.UU. de los 90 es que no pudo reconocer y enfrentarse a los inmensos cambios políticos y culturales potencialmente desestabilizadores y generadores de conflictos desencadenados al final de la Guerra Fría. Gran parte de esta fuerza tenía que ver con el anuncio de las demandas contenidas de autodeterminación por parte de una variedad de grupos culturales determinados por origen étnico, religión e idioma. Los grupos reprimidos encontraron espacio para emerger y convertirse rápidamente en fuerzas y movimientos políticos en busca de intereses anteriormente inalcanzables (separación, independencia, dominación) definidos por identidades previamente inviables (nacionalismo étnico y religioso).
La reemergencia de la contrainsurgencia como tarea importante ha alertado a los practicantes de política y estrategia sobre la importancia de la cultura a niveles tácticos y de operación. A esto se le podría denominar el "giro cultural" del Departamento de Defensa, por lo tanto el hincapié hecho en la cultura como factor importante pero no decisivo para contrarrestar insurgencias.1
También existe un reconocimiento creciente por parte de la comunidad de seguridad nacional de que la cultura es un factor importante en los niveles de política y estrategia, aunque la mayor parte del esfuerzo y de los recursos actuales para el "giro cultural" están dedicados al combate táctico y operacional. La consideración de la forma en que la cultura afecta a nuestras acciones políticas y estratégicas y el comportamiento y las acciones y el comportamiento de otros se han convertido en una tarea estratégica vital.
Dimensiones culturales de liderazgo, operaciones y estrategia
Es demasiado fácil pensar en la función de la cultura en el mundo de la estrategia de seguridad nacional y operaciones militares como un fenómeno unidimensional. Es decir, la consideración de la cultura a menudo se combina con un conjunto completo concebido y percibido como ampliamente aplicable a lo largo y ancho del espacio que llamamos operaciones de seguridad nacional y militares.
Un método para obtener una mejor resolución de la función de la cultura es considerar tres dimensiones distintas de intersección de la cultura con operaciones de seguridad nacional y militares: consideraciones culturales a nivel individual; consideraciones culturales en operaciones militares a nivel táctico y operacional; y consideraciones culturales a niveles políticos y estratégicos. Esto no implica que estas dimensiones sean separadas y distintas, porque hay áreas significativas de superposición y apoyo mutuo así como relaciones jerárquicas entre las mismas, pero la distinción útil.
Las consideraciones culturales a nivel individual comprenden las dimensiones culturales de liderazgo, gestión y comunicaciones y relaciones interpersonales. Los idiomas, las acciones aceptables o inaceptables desde el punto de vista cultural y las habilidades de negociación son ejemplos de lo que consideraría esta dimensión. El énfasis actual en el "entendimiento cultural ", "conocimiento cultural " e idiomas del ejército de EE.UU. está diseñado en gran medida para afrontar esta dimensión.
Las consideraciones culturales en operaciones a nivel táctico y de operaciones examinan factores culturales que pueden influir en el éxito o en el fracaso de acciones y campañas tácticas. A nivel táctico, la táctica, la capacitación, los rasgos de liderazgo de unidades pequeñas, el diseño de armas y cosas similares son algunos de los aspectos del campo de batalla táctico que tienen componentes culturales. A nivel de operaciones, para diseñar campañas con la máxima probabilidad de éxito, se debe considerar la acción recíproca y la armonización de factores culturales como culturas organizativas de servicio y agencias y las culturas de aliados para formar una fuerza conjunta, interagencial y multinacional capaz de operar en otros países. Además, los líderes militares deben considerar la dimensión cultural del oponente como relaciones cívico-militares (control político), relaciones militares-sociales (apoyo popular) y fuerza militar (estilo liderazgo con experiencia, doctrina a nivel operativo y filosofía de capacitación, y cultura militar) entre otros factores. 2
Las consideraciones culturales a niveles político y estratégico tratan del impacto de los factores culturales en la formulación, implementación y resultado de la política y de la estrategia. Se preocupa de factores culturales que pueden afectar las decisiones, acciones y comportamientos políticos y estratégicos. Ésta es la dimensión que más nos preocupa, y que la ACFSP proporciona un método para considerar esta dimensión de manera sistemática.3
¿Qué es cultura?
La cultura es fundamental, aunque no es el único factor, para definir y entender la condición humana.4 La cultura afecta la forma de pensar y actuar de la gente. Puede considerarse como la forma en que los seres humanos y las sociedades asignan significado al mundo que les rodea y definen su lugar en ese mundo. Se manifiesta de muchas maneras incluidos idiomas y palabras; ideas e ideologías; costumbres y tradiciones; creencias y religiones; rituales y ceremonias; pautas de asentamiento; arte y música; arquitectura y mobiliario; vestidos y modas; juegos; imágenes; en resumidas cuentas, es algo que es simbólico o representativo de los valores, normas, percepciones, intereses, y sesgos de una cultura.5
El economista y sociólogo político alemán Max Weber (1864-1920) consideró que el ser humano es un animal suspendido en telarañas de significados que él mismo ha tejido. El antropólogo estadounidense Clifford Geertz (1926-2007) amplió esta noción al igualar la cultura con las "telarañas de significados"6 de Weber. En la concepción de Weber y Geertz, el ser humano era como una araña en el medio de su telaraña excepto que las fibras no están hechas de seda, sino de esos valores, percepciones y normas que eran importantes y significativas para él. Así pues, la tarea principal para analizar la cultura es entender los detalles específicos de lo que es importante y significativo, los significados representados por las fibras de las "telarañas de significados". Llevar a cabo esta tarea requiere interpretación de las formas y sistemas simbólicos para extraer los significados que contiene.
Es importante reconocer que los seres humanos no nacen con una cultura particular (las "telarañas de significados"), sino que la cultura se construye mediante un proceso de socialización y asimilación cultural consciente e inconsciente (interacciones humanas) dentro de la situación particular en las que ha nacido un individuo. Esta "situación particular" puede comprender una amplia gama de factores desde individualistas y biológicos, como género y raza, a un círculo cada vez más amplio de niveles sociales, políticos, económicos, religiosos, organizativos y étnicos de organización humana (familia, comunidad, comunidad étnica, orden religioso, clase económica, pueblo/ciudad, estado/provincia, nación, región, el mundo). Por lo tanto, al tratar de comprender la forma en que opera la cultura, debemos reconocer que varía enormemente con el espacio y tiempo. La variabilidad sobre el espacio viene reflejada por la variedad de culturas del mundo en un cierto momento en el tiempo. La mejor forma de ver la variabilidad en función del tiempo es en la historia. La historia es por tanto, en parte, un registro del cambio cultural en función del tiempo.
La cultura opera a niveles diferentes que van desde lo individual a diversos niveles de colectividades. La cultura de cada nivel es raramente la suma de las culturas de los niveles inferiores. A nivel individual, la cultura afecta las comunicaciones y las relaciones interpersonales, mientras que a nivel colectivo afecta las comunicaciones y relaciones intercolectivas (por ejemplo, entre clanes, ciudades y estados). Existe claramente una superposición entre la cultura a nivel individual y a nivel colectivo, especialmente si tenemos en cuenta las personas encargadas de tomar decisiones. Pero una estructura que distinga entre las dos podría ayudar con el estudio de la dimensión cultural de política y estrategia.
La Estructura Cultural Analítica para Estrategia y Política (ACFSP)
Los encargados de formular la política y los estrategas tienden a ver las situaciones a través de su propia "lente" cultural y estratégica con consideración y cálculo insuficientes de la perspectiva y los intereses del "otro". ¿Cómo debemos enfocar la tarea de apreciar y entender las diferentes lentes por las que otras personas, grupos, sociedades, naciones y regiones se consideran ellos mismos y consideran el mundo? La ACFSP es un planteamiento de la tarea vital de ver el mundo a través de muchas lentes. La comunidad de seguridad nacional tiene mucho interés en las características o dimensiones culturales que impulsan la acción y el comportamiento políticos y estratégicos. La ACFSP identifica dimensiones culturales básicas que parecen ser de importancia fundamental para determinar la acción y el comportamiento políticos y estratégicos y por lo tanto son de importancia en la formulación y resultados de la política y la estrategia. Estas dimensiones son,
Identidad: la base para definir identidad y su vínculo con intereses.
Cultura política: la estructura de poder y toma de decisiones.
Adaptabilidad: la capacidad de resistir, adaptarse o sucumbir a fuerzas externas.
Examinemos estas dimensiones en un contexto estadounidense para entender cómo afectan a los valores e intereses de EE.UU. y por lo tanto a su política y estrategia. Considere primero las circunstancias revolucionarias del origen nacional de EE.UU. y de los documentos fundacionales (Declaración de Independencia, Constitución, Declaración de Derechos, Artículos Federalistas). Estados Unidos tiene un origen revolucionario único que redefinió cómo debe organizarse la sociedad. Democracia y republicanismo, libertad y derechos, igualdad, Destino Manifiesto y otros conceptos fundamentales del ser humano y de la sociedad, combinados con un espíritu pionero, individualismo y facultad emprendedora que pronto establecieron una identidad exclusiva y duradera de EE.UU.
El protestantismo combinado con el capitalismo para avivar un tremendo apetito de innovación, adaptación y progreso.7 EE.UU. se hizo sinónimo y símbolo de un país de personas innovadoras y adaptables. Junto con la creciente prosperidad llegó el dominio de los medios de vida, valores y prácticas de la clase media que formaron la columna vertebral de la sociedad de EE.UU. Estas ideas y valores se relacionaron con la historia, produciendo un desarrollo más enriquecedor, y algunos dirían más "positivo", de la sociedad e identidad de EE.UU.
¿Qué significa todo esto en términos de identidad, cultura política y adaptabilidad estadounidenses? En primer lugar, la ciudadanía e identidad estadounidenses se basan en un lugar y, lo que es más importante, en la idea de ser estadounidense en vez de en la sangre.8 Esto forma la base de la identidad estadounidense y diferencia a los ciudadanos de EE.UU. de los del resto del mundo que predominantemente dan preferencia a la sangre. En segundo lugar, la cultura política estadounidense evolucionó de una desconfianza revolucionaria de una autoridad central fuerte (reyes y tiranos) y por lo tanto hace hincapié así en la protección de derechos y privilegios individuales y locales y en el principio de controles y separación de poderes para el funcionamiento eficiente del gobierno. Esto ha resultado en una cultura política que es particularmente compleja. Por último, una prueba de adaptabilidad estadounidense es la relación de EE.UU. con la globalización. Quizás más que cualquier otra sociedad, Estados Unidos ha sido capaz de innovarse y adaptarse a las fuerzas de globalización. De hecho, EE.UU. ha sido y sigue siendo uno de los motores de la globalización. Otra prueba de la adaptabilidad es la forma en que EE.UU. plantea su integración en las instituciones transnacionales (por ejemplo, las Naciones Unidas o la Organización Mundial del Comercio). Lo hace con la determinación de proteger prerrogativas individuales y nacionales a la vez que permanece abierta a instituciones que apoyen sus ideas de democracia liberal, apertura económica y derechos humanos universales.
Estas consideraciones culturales afectan a la política y a la estrategia de EE.UU. La mayoría de los estadounidenses tiene una opinión distinta y unas creencias diferentes sobre la posición de EE.UU. en el mundo. Esta visión está basada en gran medida en el legado de la ilustración del siglo XVIII, que también animó la revolución que dio lugar a la fundación a EE.UU. Un mundo democrático con un sistema económico capitalista basado en el libre comercio es la utopía idealizada de EE.UU., y los estadounidenses consideran que EE.UU. está destinado a ejercer una función de liderazgo para conseguir dicho mundo.
Otras sociedades pueden compartir aspectos de lo que constituye la identidad, la cultura política y la adaptabilidad de EE.UU., pero no de forma idéntica. De la misma manera, todas las sociedades reflejan una combinación exclusiva de identidad, cultura política y adaptabilidad.
Temas comunes en todas las dimensiones
de la ACFSP
La modernidad y el nacionalismo forman el primer tema en común. Hay dos aspectos del mundo moderno que desempeñan funciones importantes en todas las dimensiones. La modernidad tiene aspectos materiales (por ejemplo, industrialización, desarrollos científicos y tecnológicos, y la revolución de la información) y de ideas (por ejemplo, ideas diferentes sobre organización política y económica como democracia, autocracia y socialismo). El nacionalismo ha adoptado muchas variantes arraigadas en el pasado tradicional sí como en nuevas configuraciones políticas y geográficas de la era moderna (étnicas, religiosas y políticas de la nación estado).9
Otro tema en común es que la cultura es una entidad y un proceso subjetivos y emocionales y por lo tanto inherentemente imprevisibles. Esto contrasta con el racionalismo o la teoría de opción racional que se han valorado en las ciencias sociales, porque parece proporcionar una forma de predecir. Las deficiencias de predicción de teoría de opción racional como base del pensamiento y de la acción humana pueden observarse en la vida cotidiana, desde la imprevisibilidad de la bolsa de valores a las incertidumbres de las reacciones internacionales.10 En el mundo de la política y de la estrategia, la predicción es el premio del análisis. Los seres humanos, individual o colectivamente, no siempre piensan y se comportan de formas racionales. El concepto mismo de racionalidad es relativo y está sujeto a diferentes concepciones y definiciones basadas en la cultura. Lo mejor posible es obtener algunos conocimientos de lo que podría ser lo más probable. Es precisamente porque somos criaturas de emociones y pasiones que la única forma de comprender más completamente nuestras ideas y acciones es mediante el entendimiento cultural que puede proporcionar detalles predecibles a las pautas aparentemente irracionales de pensamiento y comportamiento.
La criticidad de la historia es otro tema en común. La historia hace al ser humano y a su sociedad, y su principal expresión contemporánea es la cultura. Sin historia, no hay cultura. Pero la historia es un campo interpretativo, más subjetivo que objetivo. Así, cada dimensión de la estructura debe apreciarse como el producto de la acumulación de la experiencia histórica real así como del revisionismo traído por la memoria y por la interpretación de esa historia. Al hacer esto, se debe considerar también que la memoria y la interpretación de la historia a menudo son incompletas, selectivas o están distorsionadas.
Por lo tanto, la historia sirve dos funciones importantes: como agente y proceso que determina formas culturales específicas tangibles e intangibles; y como instrumento de cultura, normalmente distorsionado a propósito o adaptado a fines contemporáneos y, con más frecuencia, políticos. Para muchas naciones estado modernas, la distorsión a menudo adopta la forma de inventar o exagerar un pasado heroico que sirve para legitimar el régimen mientras inspira y ayuda a movilizar a la población para proyectos nacionales. Abundan ejemplos en todo el mundo y en la historia: la Alemania nazi de Hitler, la Unión Soviética de Stalin, el Irak de Saddam y la Corea del Norte de Kim II Sung. Probablemente no hay ningún lugar del mundo donde no haya evidencia de manipulación de la historia para fines políticos. Las distorsiones, exageraciones, omisiones e incluso invenciones deliberadas se hacen rápidamente aparentes cuando uno escarba un poco en la historiografía de una sociedad particular.
Identidad
Un aspecto de la cultura que parece que importa mucho en los niveles político y estratégico son aquellos factores culturales que determinan la "identidad". La identidad es quizás la más importante de las dimensiones de la ACFSP, porque al final determina valores e intereses que forman la base de la política y de la estrategia para alcanzar o preservar esos intereses.
La identidad es un rasgo fundamental que es esencial para el ser humano y las sociedades. La "identidad" puede ser muy bien otra forma de decir "cultura".11 Define la existencia, la finalidad, el destino, y, a veces, el sino. Da una sensación de autoestima, dignidad y comunidad. El ser humano existe como individuo y como miembro de un grupo, un colectivo, y así pues un examen de identidad debe reconocer también la existencia de identidades individuales y colectivas diferenciadas. A nivel individual, la identidad empieza por una base de características heredadas biológicamente en las que se forma una superestructura de elementos culturales o adquiridos. La raza, el género y la familia son claramente los rasgos de identidad heredados más obvios y biológicamente consecuentes. Superimpuestos en estos rasgos están las características heredadas socialmente como origen étnico, religión, clan, clase y tribu. El límite entre los legados biológicos y sociales a menudo es borroso. No obstante, por último, los legados sociales son variables, mientras que los legados biológicos no lo son.
Mientras que la identidad individual es importante para el individuo, tal vez no sea necesariamente de igual o similar importancia a nivel colectivo. La identidad colectiva casi siempre consiste en menos rasgos que los reflejados por la suma de identidades individuales de sus miembros, porque, por necesidad, la identidad colectiva se basa en características compartidas por todos o casi todos los miembros del colectivo. No obstante, en términos de poder político y social, la identidad colectiva casi siempre es mucho más que la suma de los individuos, porque tiene el potencial de movilizar al colectivo y por lo tanto al poder político. Por ejemplo, a nivel de la nación estado, los líderes que puedan fusionar el individuo con la identidad nacional pueden inspirar a las personas de la nación a sacrificarse por la supervivencia y la gloria nacionales. La capacidad de movilizar una nación es esencial en la estrategia, en la conducta de política extranjera y nacional, y es absolutamente primordial para la empresa de la guerra. Como la política y la estrategia están orientadas a una colectividad particular en vez de a un individuo, ya sea una entidad subnacional, nacional, regional o transnacional, es la identidad colectiva la que más nos preocupa en lo que se refiere a consideraciones de política y estrategia.
Como en la identidad individual, la identidad colectiva está compuesta por rasgos heredados biológica y socialmente, pero a menudo los rasgos biológicos o de "sangre" son más ficticios y míticos que reales. Por último, es el acuerdo social colectivo en el que los aspectos en común unen el colectivo que es más importante. Incluso si todos los miembros comparten exactamente las mismas características de las identidades individuales, biológicas y sociales, no podrían formar una identidad colectiva a menos que acordaran la base de su reunión.
La identidad colectiva también existe en formas muy variables creando complicadas capas de superposición y jerarquía. De hecho, sería rara la sociedad que exhibiera solo una identidad colectiva, y por lo tanto debemos considerar la existencia de una multiplicidad de identidades colectivas. Estas identidades también proporcionan indicaciones de fracturas sociales y políticas que contienen el potencial de futuras divisiones. Mientras que las identidades colectivas existan simultáneamente, normalmente pueden definirse de forma jerárquica. Algunas son más importantes que otras. Cada individuo y colectivo clasifica y fija prioridades, a menudo de forma consciente, pero a veces no. La identidad que ocupa la parte superior de la jerarquía proporciona el máximo potencial para una fuerza política significativa y potente, a menudo con implicaciones de paz y conflicto. Durante la mayor parte de la edad moderna (es decir, desde fines del siglo XVIII) el nacionalismo político de nación estado ha sido la identidad colectiva más importante y eficaz, y una que ha tenido implicaciones de guerra y paz directas. Aunque suprimida por la confrontación entre el capitalismo y el comunismo durante la Guerra Fría, el período posterior a la Guerra Fría ha sido testigo de un resurgimiento del nacionalismo. Pero la forma de nacionalismo que se hizo notable en el período posterior a la Guerra Fría ha sido más de una variedad étnica y religiosa en vez de un nacionalismo político de nación estado. Después de la era del 11 de septiembre se ha añadido una situación cada vez más compleja resaltando la potencia del extremismo religioso y étnico.
Al considerar más específicamente los orígenes de la identidad colectiva, especialmente los que resultan en poder político (y, por lo tanto, el poder de movilizar el colectivo hacia un fin común), no podemos dejar de considerar la historia. La cultura es la expresión contemporánea principal de la historia. La idea de que no hay cultura sin historia, que la cultura es un producto histórico, puede ampliarse a la noción de que no puede haber identidad sin historia. La historia se basa en la interpretación y está sujeta a una revisión y una reinterpretación constantes. Pero, ¿cuál es la base de las revisiones y reinterpretaciones? Aquí no estamos considerando la historia académica, sino el punto de vista de las masas populares de la historia. Normalmente es una versión simplificada y reducida de la historia. La nueva evidencia desempeña una parte, pero aún lo es más la "memoria" colectiva de esa historia, memoria que puede ser real, pero que probablemente es más selectiva, subjetiva o fabricada. Esa historia no puede ser un punto definitivo de un aspecto importante de la identidad, que es dinámica y variable. No necesita ser permanente.
Políticamente, la identidad colectiva más potente en la era moderna ha sido la nación estado. La nación misma es un concepto antiguo en el sentido tradicional, ser miembro de una nación viene determinado por una identidad común basada en uno o más de una serie de factores físicos y culturales como origen, raza, ubicación, religión, idioma e historia compartida. En la era moderna, se introdujo una nueva base de nacionalidad con el concepto de la nación estado que combinó el fervor nacional con la organización política. Las formas modernas de identidad nacional pueden servir así como base de acciones colectivas potentes, especialmente en los campos políticos, sociales, económicos, culturales y estratégicos. Las fuentes de identidad nacional de las naciones estado modernas se basan a menudo en una amalgama variable de lo antiguo y lo tradicional (raza, ubicación, religión) con lo nuevo (historia reciente). Así, la identidad de la nación estado se crea, por lo general, de forma artificial o deliberada en vez de derivarse de las consecuencias naturales y espontáneas de la historia de una nación. Cada nación glorifica lo que es y lo que representa, y así tiende a encubrir la historia que no se adapta al relato (narrativa). Esto se hace cada vez más evidente en naciones cuyas fronteras fueron creadas arbitrariamente en vez de evolucionar históricamente. Las naciones creadas por las potencias coloniales, especialmente en Oriente Próximo, África y Asia, son buenos ejemplos de este fenómeno. Así pues no es poco común para líderes nacionales evocar y usar la historia deliberadamente como un instrumento de unidad y movilización. En dicho uso, la historia a menudo se distorsiona o incluso se falsifica.12
El nacionalismo no es la única base de identidad colectiva con poder político como consecuencia. Las identidades transnacionales también han demostrado crear un poder político potente. Algunas, como el extremismo (religioso, étnico, político) y la actividad criminal, pueden ser destructivas y amenazar el orden. Otras son potencialmente constructivas, como identidades colectivas que, por ejemplo, abogan por los derechos humanos a escala mundial, tratan de conservar y promover los derechos laborales en el contexto de una sociedad globalizada, promueven una sociedad abierta y tolerante para el intercambio libre de ideas e información, forman un consenso global sobre el cambio climático como un problema global común, estimulan expresiones religiosas de hermandad universal, y hacen prosperar esfuerzos internacionales para la resolución pacífica de conflictos. Las identidades colectivas subnacionales como tribus o sectas también han demostrado poseer una fuerza política cada vez más potente en aquellas partes del mundo donde la nación estado es débil o donde el estado se considera que está muy alejado de los asuntos individuales o de los grupos.
Cultura política
Aristóteles dijo una vez que "el ser humano es por naturaleza un animal político". ¿Que significa esto en términos de ideas, decisiones y acciones? En lo que estamos más interesados es en cómo ser político se traduce en resultados del mundo real. La identidad proporciona una base para la unidad colectiva y la movilización, pero la política proporciona el instrumento y los medios para movilizar el colectivo que conduce a acciones y resultados.
La cultura política puede definirse como el conjunto de valores, creencias, tradiciones, percepciones, expectativas, actitudes, prácticas e instituciones que posee una sociedad particular sobre la forma en que el sistema político y los procesos deben operar y qué clase de gobierno y vida económica deben buscarse. La cultura política es dinámica y variable porque es un producto histórico. Algunos factores que contribuyen a la formación de una cultura política particular incluyen la experiencia histórica, tradición religiosa, valores colectivos, principios básicos fundacionales, ubicación y configuración geográficas, entorno estratégico (por ejemplo, vulnerabilidad o seguridad relativas), capacidad económica y demografía.
Un factor muy importante de la cultura política es la actitud filosófica adoptada en lo que se relaciona con el significado del progreso y del desarrollo. Si se acepta la noción de que la modernidad y la modernización se originaron y se han definido en Occidente, también se deben tener en cuenta los problemas de sesgo occidental en el escenario de la modernización. La cuestión esencial en este debate es si hay sólo una ruta correcta hacia la modernización ("civilización") y su sentido implícito de progreso o una multiplicidad de rutas (por ejemplo, una "vía de Confucio" que podría explicar las vías de desarrollo exitosas adoptadas por las naciones del Lejano Oriente). Éste es un asunto importante debido a su profundo efecto en la clase de cultura política que desarrolla.
Un factor cada vez más importante en la construcción de cultura política ha sido la fe y la religión. Esto ha sido especialmente cierto en la era después de la Guerra Fría y especialmente en sociedades con tradiciones políticas no laicas significativas. La función de la religión en la cultura política no es difícil de entender si reconocemos la función de la religión en la formación de la identidad. Un asunto clave en la cultura política es la medida en la que aquellas personas cuya identidad es principalmente religiosa o basada étnicamente son leales a la nación estado y a las instituciones transnacionales.
La cultura política también forma dos instrumentos de apoyo clave de su expresión que son de interés para la política y la estrategia: sistema político y cultura estratégica. El sistema político se refiere a la forma en que está organizado el poder político, con énfasis particular en identificar y entender la base del poder, su distribución y jerarquía. La consideración del sistema político incluye el examen de la función de la historia, clase, religión, raza, origen étnico, género, geografía (física, social y cultural), demografía y fracturas de poder que determinan los centros de poder, las conexiones y las operaciones. El mundo dispone de un espectro de sistemas políticos que varían desde estados fallidos y estructuras de poder difusas a sistemas centralizados como la autocracia. Entre estos extremos hay diversas categorías de sistemas como la democracia. Dentro de cada uno de estos sistemas hay un espectro de protagonistas e instituciones que tienen poder e influencia políticos. Estos protagonistas e instituciones normalmente tienen un acceso diferente a recursos tangibles e intangibles (por ejemplo, materiales, financieros, influyentes, morales). Dentro de todos los sistemas políticos existen reglas de juego sobre la forma en que se obtiene, se utiliza y se transfiere el poder.
La cultura estratégica es un concepto relativamente nuevo que surgió en la era después de la Guerra Fría. Surgió como reacción a dos desarrollos. Primero, fue el impacto del fracaso del método científico social para predecir el final de la Guerra Fría y la desaparición de la Unión Soviética y del comunismo europeo. Esto condujo a una búsqueda de uno o más factores que faltan que podrían haber conducido a un análisis predecible más exacto.13 El segundo desarrollo fue darse cuenta de que cada nación tenía una perspectiva exclusiva que afectó la forma que percibía, interpretaba, analizaba y reaccionaba a eventos y desarrollos. Fue la acción de darse cuenta de que no había una sola "ley" universal que gobernara la forma en que se comportaban todas las naciones. Estos dos desarrollos condujeron a consideraciones culturales que eran un factor importante en el comportamiento colectivo (incluida la nación estado) y por lo tanto en la política y en la estrategia, y de esto emergió la idea de cultura estratégica.14 La cultura estratégica puede definirse así como el concepto que considera la forma en que los factores culturales afectan al comportamiento estratégico. La cultura estratégica activa y limita las acciones y reacciones referentes a opciones estratégicas, prioridades, seguridad, diplomacia y el uso de la fuerza.
Adaptabilidad
La adaptabilidad se refiere a la capacidad de una cultura de resistir, adaptarse o sucumbir a fuerzas externas. Es una prueba de la estabilidad y coherencia de la cultura y una medición de la resistencia de su identidad y cultura política. Así pues, nos puede ayudar a entender la permanencia o variabilidad de los valores e intereses que determinan la estrategia y la política de una cierta cultura.
Probablemente la mayor fuerza externa que afecta a las culturas del mundo y que pone a prueba la adaptabilidad cultural es la globalización. Aunque el enfoque específico de la globalización es a menudo de tipo económico e informativo, desde una perspectiva histórica, la globalización debe considerarse como la fase actual de la modernidad que comprende dimensiones materiales e inmateriales. Ha habido otros períodos de globalización,15 pero la globalización a la que nos enfrentamos hoy puede ser de tal enormidad que aún no tenemos la base histórica para informarnos de su impacto potencial.
Aunque la globalización es un término que a menudo se relaciona con la economía y la información, la consideramos en sus términos más amplios para incluir factores económicos, sociales, tecnológicos, políticos, informativos e ideológicos. Una noción clave que se debe considerar es la interdependencia y una dinámica que es más involuntaria que voluntaria. Así pues, hay un sentido de que la globalización es una fuerza que no puede controlarse, sino sólo adaptarse o mitigarse.
Un componente importante de la globalización es entender el vínculo entre la globalización y el antioccidentalismo y el antiamericanismo. Muchas personas del mundo consideran la globalización como un sinónimo de la americanización u occidentalización. Gran parte del mundo también considera que EE.UU. es la fuente principal de la globalización, especialmente aquellos aspectos de la globalización que se considera que socavan la sociedad y los valores tradicionales.
Otra prueba importante de adaptabilidad es la forma en que una cultura enfoca su integración en las instituciones transnacionales como Naciones Unidas o la Organización Mundial del Comercio. Una cultura puede adoptar una posición intolerante enfocada en la conservación de sus propios intereses a costa del interés de la mayoría para la que se creó la institución. De forma alternativa, tal vez tenga voluntad de sacrificar el interés local por el bien de una comunidad más amplia. La razón de esto y la viabilidad de las posiciones tomadas dan una idea de la adaptabilidad de cada cultura.
Conclusión
Los principios teóricos de considerar las dimensiones culturales en la formulación, implementación y resultado de la estrategia y de la política parecen suficientemente simples, pero para aplicarlos realmente a una nación o a un grupo específico, subnacional o transnacional, se requiere un estudio y un análisis intensos de la historia de esa colectividad. No habrá una respuesta correcta, pero si esperamos formular estrategias y políticas más eficaces, entonces debemos hacer el esfuerzo de hacerlas más sensibles a los factores culturales. La carencia de un análisis cultural definitivo requiere una multiplicidad de esfuerzos. Distintos métodos harán énfasis en distintos factores. Es probable que un análisis orientado históricamente haga hincapié en diferentes factores de los adoptados en un método científico político, y sin embargo se hará énfasis en otros factores por métodos antropológicos, sociológicos, económicos, psicológicos o militares. No obstante, su suma puede proporcionar la clase de análisis completo que nos puede acercar a la verdad incluso si nunca podemos obtener la verdad final. Éste es el reto difícil para líderes estratégicos involucrados en estrategia y política. La identidad, la cultura política y la adaptabilidad proporcionan un punto de salida para ese viaje analítico cultural.
Notas
1. "El giro cultural describe los desarrollos en las humanidades y en las ciencias sociales aportados por diversos desarrollos en todas las disciplinas. Entre las más notables estaba la emergencia de estudios culturales y el dominio de la sociología de la cultura dentro de la disciplina de sociología. . . . Describe un cambio de énfasis hacia el significado y sobre cultura en vez de política o economía. Este cambio de énfasis se produjo a lo largo de un tiempo prolongado, pero particularmente desde los años 60". Disponible en en.wikipedia.org/wiki/Cultural_turn).
2. El Manual de campaña de contrainsurgencia del Ejército (FM) 3-24 (Diciembre de 2006), y Operaciones FM 3-0 (Febrero de 2008), representan ejemplos de cómo los factores culturales se han convertido en aspectos principales de los combates a nivel táctico y de operaciones. Operational Culture for the Warfighter: Principles and Applications (Cultura operativa para el combatiente: principios y aplicaciones) de Barak A. Salmoni y Paula Holmes-Eber (Quantico, VA: Marine Corps University Press, 2008) proporciona un método de 5 dimensiones (entorno físico, economía, estructura social, estructura política, sistema de creencias) sobre el asunto de cultura y operaciones militares. Esta estructura cultural para las operaciones es un complemento excelente para la estructura tridimensional de lal ACFSP para estrategia y política. El libro está disponible en http://www.tecom.usmc.mil/mcu/mcupress/opculture.htm.
3. Sheila Miyoshi Jager, Profesor Visitante de Estudios de Seguridad Nacional del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército, 2006-08, escribió sobre la necesidad de apreciar cómo los tres niveles diferentes de las operaciones político militares, estratégicas, operativas y tácticas, requieren distintas clases de conocimientos culturales. Sheila Miyoshi Jager, On the Uses of Cultural Knowledge (Sobre los usos de los conocimientos culturales), Carlisle, PA: Strategic Studies Institute, U.S. Army War College, Noviembre de 2007, www.strategicstudiesinstitute.army.mil/pdffiles/PUB817.pdf. Aunque los niveles de Jager (estratégicos, operativos, tácticos) son diferentes de la consideración tridimensional—política/estrategia, operativa, liderazgo/gestión—del Colegio de Guerra del Ejército de EE.UU., el punto más importante es que las dos estructuras están de acuerdo con la noción de que debe hacerse una diferenciación sobre la forma en que los factores culturales funcionan en áreas diferentes; que la cultura no puede y no debe combinarse en "un tamaño para todos".
4. Otros dos factores que definen la condición humana son la biología del ser humano y el entorno físico.
5. La cultura se define en el borrador Army Culture and Foreign Language Strategy (Cultura del Ejército y estrategia de idiomas) de TRADOC como
el conjunto de características distintivas de una sociedad o un grupo entre los que se incluyen valores, creencias y normas, que unen a los miembros de esa sociedad o grupo y que impulsan las acciones y el comportamiento. Otros aspectos o características adicionales de la cultura son: (1) La cultura es compartida; no existe una "cultura de uno"; (2) la cultura sigue unas pautas, lo que significa que las personas de un grupo o sociedad viven y piensan de maneras que forman pautas definitivas y repetitivas; (3) la cultura es variable, mediante interacciones sociales entre personas y grupos; (4) la cultura se absorbe en el sentido de que es habitual, se da por sentada, y es percibida como "natural" por personas dentro de un grupo o sociedad; (5) la cultura se aprende; (6) las características distintivas que describen un cierta cultura incluyen sus mitos y leyendas.
La cultura se expresa en el mundo real mediante símbolos y sistemas de símbolos que representan, reflejan o contienen los significados inherentes en características culturales, es decir en valores, creencias y normas. Aprender a identificar estos símbolos y sistemas de símbolos y "leer" los significados que reflejan, representan o contienen es por tanto una destreza crucial para entender una sociedad particular y la cultura que contiene.
6. Geertz es el fundador del campo de la Antropología Interpretativa, la variante dominante de la antropología cultural, que enfoca la cultura como un sistema simbólico. Clifford Geertz, The Interpretation of Cultures (La interpretación de las culturas), New York: Basic Books, 1973, p. 5.
7. El complemento del protestantismo y del capitalismo fue examinado en detalle por Max Weber en su famoso tratado de 1904, The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism (La ética protestante y el espíritu del capitalismo).
8. El origen étnico es una creación cultural basada en raza, religión, idioma y tradiciones de forma de vida. Tal vez sea posible concebir un origen étnico estadounidense distintivo que transcienda los determinantes usuales al adoptar una identidad étnica basada en la idea estadounidense.
9. El comienzo de la era moderna se define más comúnmente por la llegada de la ilustración y de la industrialización en el siglo XVIII. La ilustración creó un mundo laico racional donde el ser humano dominaba el mundo de las ideas, mientras que la industrialización creó un mundo material donde el ser humano dominaba el mundo físico. La era moderna, divorciada de la fijación en lo divino premoderna sujeta a restricciones y limitaciones, prometió cada vez más un futuro de posibilidades ilimitadas. Consulte el Apéndice A, "Comentario sobre la modernidad y el nacionalismo", para obtener una idea más completa sobre el tema. Para efectuar un examen más detenido de la función y del lugar de la libertad y de los derechos como concepciones abarcadoras que definen lo que significa EE.UU., consulte el Apéndice B, "Comentario sobre la libertad y los derechos como dimensiones de la modernidad y del nacionalismo". Consulte el Apéndice C, "Comentario sobre el idioma como dimensión de modernidad y nacionalismo", para obtener un debate sobre cómo el idioma es un factor importante de modernidad, pero quizás no un factor determinativo en el nacionalismo.
10. El ejemplo más notable fue el fracaso de predecir el colapso de la Unión Soviética. Dos críticas importantes de la teoría de selección racional vinieron del historiador de la Guerra Fría John Lewis Gaddis y del científico político Ian Shapiro. La crítica de Gaddis de las ciencias sociales y su enfoque en la búsqueda de la variable independiente aparecieron en el Capítulo 3, "La Interdependencia de variables," Landscapes of History (Paisajes de la historia), Londres, Inglaterra: Oxford University Press, 2002. Shapiro acusó a las ciencias sociales y a las humanidades de ser impulsadas más por la preocupación sobre los métodos, sobre todo por la teoría de selección racional, que por los problemas del mundo real en su The Flight from Reality in the Human Sciences (La huída de la realidad en las ciencias humanas), Princeton, NJ: Princeton University Press, 2005.
11. Así pues, el estudio de la identidad comprende la exploración de los mismos parámetros que fueron mencionados antes para el estudio de la cultura: formación, agencia, proceso, límites, variabilidad, estabilidad, coherencia y efecto en el pensamiento y en la toma de decisiones.
12. Hubo dos estudios importantes y eficaces que tuvieron un impacto enorme en el modo en que vemos la formación de naciones estado coherentes y estables. Invention of Tradition (La invención de la tradición) de Eric Hobsawn y Terence Ranger , Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press, 1983, proporcionó unos estudios asombrosos sobre la forma en que las naciones estado inventaron deliberadamente tradiciones para dar legitimidad al relacionar la nación estado con su largo pasado tradicional y al consolidar su poder mediante símbolos y rituales inventados. Imagined Communities (Comunidades imaginadas) de Benedict Anderson , Londres, Inglaterra: Verso, 1983, examinó cómo las palabras impresas desempeñaron una función clave al enlazar prácticamente todas las partes de la nación estado moderna. La impresión propagada y económica, el "capitalismo de imprenta" según Anderson, es un fenómeno moderno. Su ubicuidad era un mecanismo y un instrumento esenciales para unir rápidamente a los ciudadanos de una nación estado ayudándoles a imaginar su calidad de miembros en esa comunidad nacional. Por ejemplo, el capitalismo de imprenta ayudó a propagar la clase de tradiciones inventadas que consideraron Hobsbawm y Ranger. Para algunas naciones, como Indonesia, que nunca han existido como una sola comunidad coherente antes de su formación en tiempos modernos, el concepto de comunidad nacional en sí mismo fue un invento que se hizo posible imaginar a través del capitalismo de imprenta.
13. John Lewis Gaddis, quizás el historiador principal del mundo de la Guerra Fría, escribió,
los esfuerzos que han hecho los teóricos para crear una "ciencia" de la política que pronosticaría el transcurso futuro de los acontecimientos del mundo han producido resultados muy poco impresionantes: ninguno de los . . . enfoques teóricos . . . que han evolucionado desde 1945 se aproximó ni de lejos a anticipar cómo terminaría la Guerra Fría . . . . Si sus pronósticos fracasaron tan completamente para anticipar un acontecimiento tan grande como la terminación del conflicto, entonces uno se tiene que preguntar sobre la validez de las teorías en las que se basaban.
John Lewis Gaddis, "International Relations Theory and the End of the Cold War" (Teoría de relaciones internacionales y el final de la Guerra Fría), International Security, Tomo . 17, N° 3, Invierno 1992–93, pág. 3. Citado por Kenneth B. Pyle en "Reading the New Era in Asia: The Use of History and Culture in the Making of Foreign Policy" (Lectura de la nueva era en Asia: el uso de la historia y de la cultura en la política exterior), Asia Policy, Tomo 3, Enero de 2007, pág. 3.
14. Entre las obras importantes sobre cultura estratégica se incluyen Peter J. Katzenstein, ed., The Culture of National Security: Norms and Identity in World Politics (La cultura de la seguridad nacional: normas e identidad en la política mundial), New York: Columbia University Press, 1996; Alastair Iain Johnston, "Thinking about Strategic Culture" (Reflexiones sobre la cultura estratégica), International Security, Vol. 19, No. 4, 1995, pág. 32-64; Stephen Peter Rosen, "Military Effectiveness: Why Society Matters" (Eficacia militar: por qué importa la sociedad), International Security, Tomo 19, N° 4, 1995, pág. 5-31; Elizabeth Kier, "Culture and Military Doctrine: France between the Wars" (Cultura y doctrina militares entre guerras), International Security, Tomo 19, N° 4, 1995, pág. 65-93; Robert D. Putnam, Making Democracy Work: Civic Traditions in Modern Italy (Cómo hacer que la democracia funcione: tradiciones cívicas en la Italia moderna), Princeton, NJ: Princeton University Press, 1993; Judith Goldstein and Robert O. Keohane, eds., Ideas and Foreign Policy: Beliefs, Institutions, and Political Change (Ideas y política exterior: instituciones y cambio político), Ithaca, NY: Cornell University Press, 1993; Richard J. Ellis and Michael Thompson, eds., Culture Matters: Essays in Honor of Aaron Wildavsky (La cultura tiene importancia: ensayos en honor a Aaron Wildavsky) , Boulder, CO: Westview Press, 1997; Ronald Inglehart, Modernization and Postmodernization: Cultural, Economic, and Political Change in Forty-Three Societies (Modernización y posmodernización: cambios culturales, económicos y politicos en cuarenta y tres sociedades), Princeton, NJ: Princeton University Press, 1997; Yosef Lapid, "Culture's Shop: Returns and Departures in International Relations Theory" (La tienda de la cultura: regresos y desviaciones en la teoría de las relaciones internacionales), en Yosef Lapid y Friedrich Kratochwil, eds., The Return of Culture and Identity in IR Theory El regreso de la cultura y de la identidad en las relaciones internacionales), Boulder, CO: Lynne Rienner Publishers, 1996.
15. Por ejemplo, la globalización basada en la expansión del comercio europeo entre los siglos XVI y XVIII o la apertura de la Ruta de la Seda en el siglo XIII.

 Colaborador

El Coronel (USA) Jiyul Kim es Director de Estudios Asiáticos y Coordinador de Estudios Regionales en la Escuela Superior de Guerra del Ejército de Estados Unidos. Anteriormente se desempeñó en calidad de oficial de inteligencia y luego, por los últimos 20 años, como oficial especializado en las áreas de Japón y Corea desempeñándose en una variedad de asignaciones en campaña y políticas. Ha publicado escritos sobre temas de política asiática, historia y arqueología. El Coronel Kim ostenta una licenciatura en antropología y biología de la University of Pennsylvania, una maestría en estudios regionales asiáticos orientales de Harvard University y en la actualidad está completando estudios de posgrado en historia e idiomas asiáticos orientales en Harvard.

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