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DIMENSIÓN ÉTICA EN DORIAN GRAY
Isabel Cobo, 1325524


La metamorfosis de la conciencia es una acertada isotopía para analizar en El retrato de Dorian Gray, obra en la que asistimos a la transformación de la candidez de un joven a su consolidación como hombre bajo los preceptos éticos que él mismo elige para su vida. En primera instancia encontramos a este simple muchacho dotado de la más extraordinaria belleza según lo aseveran sus amigos Basilio y Henry, belleza de la cual no es plenamente consciente, o al menos no ha sido seducido por su vanidad. Es entonces cuando Lord Henry inicia su fuerte influencia sobre nuestro protagonista, haciéndole reflexionar sobre su hermosura como moneda de cambio para las transacciones de la vida y la fragilidad de la misma, el invariable paso del tiempo y la ingrata vejez.
En este punto, un desconcertado Dorian empieza a gestar una ambición particular, lo que Platón denominaría Pleonexia.; un arraigado deseo de TENER MÁS. Debemos concebir este término alejándonos un poco del concepto político platónico, pues la búsqueda de Dorian no estriba en la riqueza o el poder, virtudes que posee desde su nacimiento. La pleonexia que evidencia nuestro personaje radica en el anhelo de conservar su belleza, es decir el TENER MÁS JUVENTUD. El concepto de Pleonexia responde a un ideal particular de justicia, Gray no encuentra justa la idea de que su retrato conserve la lozanía de su juventud mientras su cuerpo la pierda día tras día:
"¿Por qué ha de conservar mi retrato lo que yo perderé? Cada instante que pasa me arrebata algo y le da algo a él. ¡Oh, si pudiera ser a la inversa!"
-Capítulo II

Así mismo, la pleonexia se constituye en aras de un constante deseo de expansión y constante estado de insatisfacción, son estos también los móviles que llevan a Dorian a la desesperación de no aceptar el ritmo regular de la vida, pues no le satisface la idea de perder su mayor virtud y su deseo radica en expandir la longevidad de la misma.
No se puede pasar por alto la fortísima influencia que Lord Henry ha ejercido en Gray para llegar a tales instancias. Es este quien a lo largo de todo el segundo capítulo bombardea al entonces inocente joven con su visión de vida y la gran lástima que sería dejar que el tiempo le arrancase su hermosura. Desde este momento encontramos a un Dorian cada vez más cercano a Henry y por consiguiente más empático con su irreverente naturaleza. El personaje de Lord Henry -en palabras de la condesa: "delicioso y terriblemente desmoralizador"- se erige como un hombre cínico e insolente, sin miedo a expresar su punto de vista y su filosofía de vida, a todo quien quiera escuchar le argumenta largamente sobre su desinhibida ética personal.
"Prefiero las personas a sus principios, y prefiero antes que nada en el mundo a las personas sin principios"
Capítulo II
Si el concepto de ética va anclado a las leyes humanas, significa que esta no es natural o espontanea en el hombre, responde a una imposición social; imposición que Henry rechaza al optar por la plena satisfacción de sus deseos, estipulando los principios bajo los que traza el rumbo de sus días. Siendo así, no podemos definir a Lord Henry como un personaje poco ético, simplemente ha decidido guiar su vida bajo sus propias condiciones y juicios, es decir, su ética íntima. En cuanto a la moral, entendiendo esta como el conjunto de normas que rigen una sociedad, Lord Henry desafía y rompe con el principal ente moralizador, la religión, de acuerdo con los planteamientos de Sartre.
"El terror de la sociedad, es la base de la moral; el terror de Dios es el secreto de la religión… Estas son las dos cosas que nos gobiernan."
-Capítulo II
A propósito del valor de las influencias, Savater asegura que el hombre es producto tanto de su Realidad Biológica como de su Realidad Cultural, es decir, lo que es gracias a otros. La personalidad de Dorian se constituye a partir de la influencia de Henry al ser este su modelo de "Buena vida". Si bien, Dorian contó con la libertad de imitarlo o no, acaba por ser su creación, tal como el retrato es el arte de Basilio, su conciencia es moldeada por Henry.

"Toda influencia es inmoral… porque influir sobre una persona e transmitirle nuestra alma. No piensa ya con sus pensamientos naturales ni se consume con sus pasiones naturales."
Capítulo II

Siguiendo el planteamiento de Savater, la libertad no estriba en el condicionamiento sino en las elecciones. Dorian, paradójicamente vivió condicionado bajo su elección, pues tuvo la libertad de desear sin saber el peso que sus palabras tendrían, atándolo a un condicionamiento. Sin embargo, el hecho de que el retrato tuviese estas curiosas facultades, no lo condicionaba a hacer necesariamente el mal, bien pudo haber dejado de hacerlo al ver la primer transformación en el retrato.

"Su retrato serviríale de guía toda la vida; sería para él lo que es la santidad para algunos, la conciencia para otros y el temor a Dios para todos nosotros"
Capítulo VIII

Pero al encontrar materializado su deseo, luego del espanto inicial, decide continuar dándose la "Buena vida" sin tener en cuenta la responsabilidad de sus actos, pues sabe que esta solo recaerá en el cada vez más horroroso retrato. El mayor y más delicado uso de su libertad lo tuvo al decidir asesinar a Basilio y así lo eligió.
"¡Viva, viva la maravillosa vida que tiene en sí! No pierda nada de ella. Busque siempre nuevas sensaciones. Que no le asuste nada…"
Capítulo II

"Mis actos me constituyen, inventan y transforman" le asegura el autor a Amador a propósito de la responsabilidad; en la obra de Wilde, encontramos esta clara transformación del espíritu al iniciar como un joven inocente y expectante ante la vida, la asombrosa aparición de Henry en su círculo lo lleva a las primeras ambiciones y transformaciones de su ser, al encontrar su deseo hecho realidad en el retrato trata de volver a ejercer su bondad casándose con Sibilia pero acaba por helar más su espíritu y desatar la inmoralidad que manchará el reflejo de su alma. Tanta indiferencia le alcanza que al matar a Basilio no siente remordimiento alguno, este le sobreviene solamente al verse en peligro por la venganza acechante de Jaime Vane y asustado trata de "ser bueno" como si ello pudiese redimir los pecados de toda una vida
"Ser bueno es estar en armonía consigo mismo… y no serlo es verse forzado a estar en armonía con los demás"
Capítulo VI
Bajo este planteamiento de Henry, a pesar de los últimos buenos actos de su vida, Dorian nunca fue genuinamente bueno, pues lo que buscaba era enmendar tanto daño hecho a través de los años, pero nunca logró su paz interior.





Pleonexia: el centro ausente de La República de Platón, Nemrod Carrasco.
El existencialismo es un humanismo, Jean-Paul Sartre.
Ética para amador, Fernando Savater.