Dificultades de la Reunificación Coreana

May 25, 2017 | Autor: L. Cruz Rosario | Categoría: Korean Studies, South Korea, North Korea, Reunification of Korean Peninsula
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Dificultades de la Reunificación Coreana Diploma en Estudios Coreanos Instituto Complutense de Estudios Internacionales

Laura Melissa Cruz Rosario Graduada en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid

Resumen Al hablar de la reunificación de Corea es importante tener en cuenta que conseguir que suceda no es fácil y que tendría un coste muy elevado. Las principales razones de esto son la ausencia de un tratado de paz entre las dos Coreas, la discrepancia entre sus sistemas políticos y económicos y la abismal diferencia de sus niveles de desarrollo. A pesar de la dificultad de superar todos esos obstáculos, los beneficios podrían ser mayores que los costes y los sacrificios que deben ser asumidos para lograr la reunificación. Palabras clave: Reunificación, Corea, Economía, Desarrollo.

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Corea lleva dividida unos 68 años. Ya no quedan muchas personas vivas que puedan recordar por experiencia propia como era la Corea unida antes de que ésta fuera fraccionada en dos mediante el paralelo 38. Sin embargo, todavía hoy en día se habla sobre una futura reunificación de la península coreana. Esto es comprensible si se toma en cuenta la larga historia compartida que tienen ambos países. Fueron una sola nación durante aproximadamente 1,300 años. ¿Qué son 68 años de separación delante de un milenio siendo una sola sociedad, una sola nación? Ambas Coreas comparten el mismo idioma, la misma cultura, una larga historia conjunta, e incluso en la actualidad hay varios coreanos que tienen parientes del otro lado de la frontera. Es por tanto entendible que la reunificación sea un tema importante para ambos países. Incluso la constitución de Corea del Sur establece en su artículo 4 que “la República de Corea deberá buscar la unificación y deberá llevar a cabo una política de unificación pacífica basada en los principios de libertad y democracia” (Corte Constitucional de Corea, 2014). Esto implica que mientras no se modifique la constitución, todos los partidos surcoreanos que lleguen al gobierno deben tener y aplicar una política hacia Corea del Norte que tenga como fin la eventual reunificación. No obstante, lograr la reunificación de Corea no es una tarea sencilla. Existen distintos factores que complican la reunificación de Corea, los cuales serán explicados a continuación: En primer lugar, no existe un acuerdo de paz entre ambos Estados y la relación entre ellos es bastante tensa. Puede que este sea el factor más importante si la reunificación se intenta lograr pacífica y gradualmente. En 1953, cuando la guerra de Corea llegó a su fin, las partes involucradas no firmaron un tratado de paz, sino un armisticio, lo que implica que la guerra no está oficialmente terminada, simplemente fue “pausada”. Durante varios años después de que finalizó el conflicto, no hubo comunicación alguna entre las dos Coreas. Pero eso cambió cuando en 1972 tuvo lugar una negociación política entre altos cargos de ambos países que dio como resultado la emisión de un comunicado conjunto donde se establecía la disposición de ambas partes de superar las diferencias ideológicas y sistemáticas para alcanzar la unificación pacífica (Yang, 2007). 2

Desde entonces han sido varias las ocasiones donde se han reunido las dos Coreas para negociar sobre asuntos que le conciernen a ambas partes como la reunificación, la mejoría de las relaciones económicas y políticas, asuntos humanitarios (reuniones de las familias separadas), entre otros. Sin embargo, muchas de esas veces no se ha llegado al consenso o no se ha firmado un acuerdo vinculante que obligue a las partes a cumplir lo negociado (Yang, 2007). Es importante también notar que las reuniones entre ambos países no han sido regulares, y han sucedido paralelamente a los diferentes altercados que han ocurrido entre los dos países a través de los años, como por ejemplo

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hundimiento del barco surcoreano Cheonan por Corea del Norte en el 2010 o la implantación de minas por parte de Corea del Norte en la frontera que dejó inválidos a dos soldados surcoreanos el año pasado. No sólo son esos altercados los culpables de las continuas subidas de tensión en la península, también es una causa la alta militarización de ambos países, en especial la de Corea del Norte que cuenta con más de un millón de soldados activos, mientras el Sur tiene aproximadamente la mitad de esa cantidad. La presencia militar de Estados Unidos en Corea del Sur también es una de las razones por la que la tensión no disminuye, pero mientras Corea del Norte sea una amenaza para el Sur, lo más probable es que Estados Unidos mantenga sus tropas estacionadas en dicho país. Esa amenaza es relevante más que nada por la posesión de armas nucleares por parte de Corea del Norte. Cada vez que el Norte realiza una prueba nuclear, la tensión entre ambos países aumenta. En ese estado de continua tensión e inseguridad, es casi imposible que ambos países logren dejar de lado la desconfianza que mantienen entre sí para lograr la firma de un tratado de paz y afianzar una relación donde prevalezca la cooperación y la ayuda mutua, los cuales son requisitos imprescindibles si se desea poder lograr una reunificación pacífica en algún momento futuro. En segundo lugar, Corea del Norte y del Sur tienen un sistema político y económico diferente. Esto no sería un problema si alguno de los dos estuviera dispuesto a adaptarse al sistema del otro para lograr la reunificación, pero se sabe que este no 3

es el caso. Cada lado tiene sus razones e intereses particulares que le impide hacer el gran sacrificio de cambiar su sistema político y/o económico para lograr la reunificación. Corea del Sur, por un lado, es hoy en día uno de los países con mejor economía del mundo: es la decimotercera economía mundial. Su economía está basada en el capitalismo y el libre comercio. Ha sido uno de los pocos países que han logrado desarrollarse en pocas décadas. Viendo la pobreza en que se han visto sumergidos los países comunistas en las diferentes épocas históricas, es comprensible que los surcoreanos rechacen la idea de cambiar el capitalismo por el comunismo, más aún cuando han tenido tanto éxito con el sistema vigente. Además las amplias libertades que disfrutan todas aquellas personas que viven en un país democrático se verían considerablemente reducidas en el momento en que éste pasase a ser comunista, y peor aún si es bajo el gobierno de un líder autoritario como el que hay en Corea del Norte. Corea del Norte, por su lado, no se puede permitir reformar su sistema político y económico debido a que lo más probable es que ello conlleve al fin del régimen de la familia Kim. Cambios en la economía altamente controlada por el Estado norcoreano como los que se han hecho en China, pueden llevar a que el pueblo norcoreano tenga mejor conocimiento sobre las ventajas del capitalismo y sobre todas aquellas verdades que han sido tergiversadas u omitidas por el régimen norcoreano para mantenerle sumiso todos estos años. Una de las mayores ventajas que tiene el régimen es ese aislamiento del resto del mundo, que le permite ejercer bastante control sobre el pensamiento de los ciudadanos norcoreanos. Así mismo, cambios en la política puede abrir el camino para que el pueblo anhele poder tomar sus propias decisiones, como ha pasado en varias ocasiones en la historia con diferentes pueblos que se han visto oprimidos. Las reformas económicas y políticas que sean sustanciales podrían significar el fin del régimen norcoreano, y eso es precisamente lo que durante tantos años han intentado evitar la familia Kim y sus allegados. Por último, la diferencia en el desarrollo económico es abismal lo que implica que la reunificación será bastante costosa. Cabe notar que durante las dos primeras décadas después de la división de Corea, el Norte poseía una superioridad 4

económica gracias a las infraestructuras que habían dejado los japoneses al terminar la colonización. Estos habían construido más fábricas e industrias en la zona norte de la península debido a que allí se concentraba la mayor parte de los recursos naturales. Durante ese período Corea del Norte utilizaba esa ventaja para disuadir a los surcoreanos a través de propaganda de que se fueran a vivir al Norte, pero esta estrategia perdió su efecto, pues a partir de la década de los setenta, la economía surcoreana empezó a desarrollarse a una velocidad increíble. Los académicos y la opinión pública internacional denominaron a este fenómeno como “El milagro del Rio Han”. En tan sólo dos décadas la economía surcoreana creció treinta veces su tamaño inicial: El PIB de Corea del Sur pasó de ser de 2,3 billones de dólares en 1961 a ser de 69,7 billones de dólares en 1979 (Banco Mundial, 2015). Ese crecimiento económico tan rápido es el resultado de las políticas económicas quinquenales del presidente Park Chung Hee, que dirigió la economía surcoreana rígidamente desde el Estado a la vez que invirtió y protegió un puñado de empresas eficientes para que prosperaran en las industrias que le interesaba que crecieran y se desarrollaran para el beneficio del país. Estas empresas se convirtieron en conglomerados, denominados “Chaebol” en Corea. Entre ellos se encuentran Hyundai y Samsung. En los recientes años, la economía surcoreana ha seguido progresando a buen ritmo, prueba de ello es la tasa de crecimiento anual de 3,3% y el PIB de 1,410 billones de dólares alcanzados en el 2014 (Banco Mundial, 2015). En contraste a esto, la economía norcoreana no ha hecho más que deteriorarse con el paso de los años, principalmente después de la caída de la Unión Soviética y de los demás países comunistas de Europa del Este a principio de la década de los noventa, pues estos contribuían mediante ayudas o acuerdos comerciales a la subsistencia económica de Corea del Norte. El PIB de Corea del Norte en 2011 fue de unos estimados 40 billones de dólares (The Heritage Foundation, 2015). Si se compara con el PIB de Corea del Sur de ese año que fue de 1,202 billones de dólares (Banco Mundial, 2015), se puede observar que la economía surcoreana era en ese año aproximadamente treinta veces más grande que la norcoreana. Las estimaciones del 2014 aseguran que el PIB de Corea del Sur es cuarenta veces mayor que el de Corea del Norte (Silvia, 2014). 5

Debido a esta diferencia tan grande en las economías y en el grado de desarrollo entre estos dos países, es inevitable que una reunificación implique la inversión de una gran cantidad de dinero. Wolf y Akramov (2005) estiman que los costes de la reunificación de Corea pueden ascender desde los 50 billones a los 670 billones de dólares. Y es que no son pocas las cuestiones con las que tendrá que lidiar el gobierno resultante de la reunificación: Para empezar, muchas de las infraestructuras norcoreanas necesitarán de importantes mejoras, en especial en el área de transporte y energía. Es complicado movilizarse de un lugar a otro en Corea del Norte debido a que existen pocas carreteras pavimentadas. Así mismo, el sistema ferrocarril existente es poco eficiente debido a que no ha sido actualizado desde la ocupación japonesa. Cuando Corea se unifique será imprescindible mejorar y extender las carreteras, así como instaurar un sistema ferroviario eficaz y veloz para facilitar el tráfico de mercancías y personas por toda la península. Las ciudades norcoreanas de más importancia como Pyongyang, Chongjin, Unggi y Rajin deberán ser conectadas con Seúl, y se deberán crear varias vías de transporte que permitan a la Corea unificada afianzar sus relaciones comerciales con tanto Rusia como China (Cha, 1997). A su vez, Cha (1997) asegura que la capacidad total de producción eléctrica de Corea del Norte es actualmente menos de una cuarta parte de la de Seúl. Aunque es cierto que el Norte tiene relativamente pocas necesidades energéticas en comparación con el Sur, las estimaciones sugieren que el Norte sufre una escasez crónica de electricidad. Además, las líneas de transmisión de energía son altamente ineficientes y los grandes apagones son frecuentes. Por lo tanto, el suministro de energía al Norte será uno de los asuntos más importantes a tratar por el gobierno reunificado. Otra cuestión a solventar por el gobierno unificado de Corea será la implementación de políticas fronterizas, pues la frontera tendrá que ser mantenida al principio de la reunificación, debido a que un tercio de la población norcoreana se verá tentada a mudarse hacia el Sur en búsqueda de trabajo y de mejor calidad de vida. La bolsa de trabajo y el mercado inmobiliario surcoreano no darían abasto si esto llegara a

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pasar, elevando las tasas de desempleo, incrementando la cantidad de personas sin hogar y aumentando el gasto en seguridad social (Cha, 1997). Solamente cuando el Norte alcance cierto nivel de bienestar económico más o menos homogéneo con el Sur, podrá ser posible la libre circulación de ciudadanos por toda la península. El control de la frontera puede que sea una política impopular, pero será necesaria para evitar los problemas ya mencionados. Se podrían otorgar permisos de circulación a las personas que tengan familiares del otro lado de la frontera, así como a aquellos que deseen establecer negocios y comercializar en el Norte, además de otorgar permisos para trabajar en el Sur a algunos norcoreanos (Cha, 1997). Es también muy probable que el nuevo gobierno de Corea tenga que llevar acabo despidos masivos en el Norte, en especial en la milicia, las industrias químicas y las de acero. Estas dos últimas, aunque altamente apoyadas por los últimos gobiernos norcoreanos, no tienen muchas posibilidades de éxito en un libre mercado. El acero norcoreano fue considerado de tan mala calidad por el gobierno chino, soviético y por los importadores surcoreanos que lo consideraron inservible. De la misma forma, mientras que la tecnología utilizada por las industrias químicas en la ciudad costera oriental de Hamhung fue una vez una de los más modernas del mundo (cuando fue construido durante la ocupación japonesa), para los estándares de hoy en día, es muy anticuada. Estas empresas tendrán que cerrar, o ser totalmente absorbidas por las firmas surcoreanas privadas para su modernización. En cualquier caso, el resultado serán masivos despidos de trabajadores y parece bastante probable que el caso de los militares sea muy similar ya que una vez reunificada la península, Corea no necesitará del total de soldados existentes actualmente entre las dos Coreas (alrededor de 1,65 millones) (Cha, 1997). Por otro lado, se encuentra la cuestión de la unión monetaria. Cha (1997) asegura que después de la reunificación tenga lugar, lo más probable es que se unifiquen las dos monedas en el won surcoreano. El reto será unificarlas a una tasa que permita alcanzar varios objetivos importantes como el establecer un tipo de cambio que eluda los problemas de inflación y desempleo experimentado en el caso de la reunificación alemana. Además, esta tasa debe ser lo suficientemente cerca de la paridad para proporcionar a los norcoreanos de suficiente riqueza y así no decidan 7

acudir en masa hacia el sur. A su vez, la tasa designada debe devaluar la moneda de Corea del Norte lo suficiente como para mantener los salarios del norte competitivamente bajos. Esto será necesario para atraer la inversión extranjera, así como para aprovechar los beneficios de la unión entre el capital de Corea del Sur y la mano de obra norcoreana. Las cuestiones hasta ahora mencionadas son algunas de las que estima el académico Victor Cha (1997) que probablemente surgirán después o durante la reunificación. Sin embargo, hay otras que también se deberán priorizar, como la unificación del sistema de educación, la unificación institucional, así como las consecuencias sociales que podrían surgir del cambio al que se enfrentarán los norcoreanos de un sistema socialista a uno capitalista, y de un sistema autoritario a uno democrático. Es muy probable que el coste de la reunificación recaiga mayoritariamente en los surcoreanos, pero encuestas realizadas por el gobierno de Corea del Sur demuestran que a muchos de ellos no les agrada la idea de pagar impuestos para la recaudación de fondos destinados a la reunificación. Esto puede que tenga mucho que ver con la disminución que ha presentado el apoyo a la reunificación por parte de los surcoreanos en la última década, en especial en la generación más joven. Muchos jóvenes del Sur temen que los altos costes de la reunificación afecten su bienestar económico (Silvia, 2014). Es normal que con el paso del tiempo, las nuevas generaciones tomen el lugar de las viejas y tengan diferentes maneras de pensar, por lo que es importante preguntarse qué será de la reunificación coreana si pasan más de treinta años, y los jóvenes de ahora, que son los dirigentes del mañana, mantienen la idea de que la reunificación no es necesaria. Puede que la reunificación pase a ser un ideal nacionalista de los antecesores y deje de ser un objetivo prioritario para la población coreana. Para que esto no ocurra, el gobierno actual de Park Geun Hye ha implementado políticas de concienciación de la población sobre la importancia de la reunificación. Se espera que los jóvenes se den cuenta de que una península reunificada donde exista la paz es mejor que la situación actual de dos países que aún compartiendo cultura, idioma y una larga historia de unidad, se encuentran divididos y enfrentados el uno con el otro. 8

Para concluir, después de hablar de dificultades, problemas y costes, parece ser necesario el mencionar que por muy alto que sea el coste de la reunificación, ésta traerá también grandes beneficios. En primer lugar, con la reunificación desaparecerá la principal fuente de inestabilidad del Noreste de Asia, esto es si la Corea reunificada decide no quedarse con las armas nucleares del Norte. Japón, Corea del Sur y Estados Unidos podrán estar más seguros una vez que la amenaza del régimen norcoreano desaparezca. En segundo lugar, los norcoreanos se verían al fin libres de la opresión del régimen norcoreano y pasarían a disfrutar de la vida debajo de la democracia. Los prisioneros políticos que sufren atrocidades en Corea del Norte obtendrían su libertad, y la sociedad norcoreana en general podrá acceder a la gran disponibilidad de comida, información, productos de consumo y demás beneficios que provienen del capitalismo. Los coreanos de ambos lados, que siempre han sido bastante nacionalistas, podrán regocijarse y celebrar la reunificación del pueblo coreano (Terry, 2014). También habrían grandes beneficios económicos para la nueva Corea reunificada. Para empezar, Seúl y Pyongyang podrían reducir considerablemente su gasto en defensa, el cual actualmente es bastante alto. Por otro lado, la reunificación permitiría el acceso a los amplios depósitos de carbón, uranio, magnesio y metales que tiene el Norte. Con la tecnología del Sur, el sector minero de la nueva Corea produciría grandes beneficios para la economía coreana. Una Corea reunificada también tendría un nuevo extenso mercado doméstico, además experimentaría un aumento de los ingresos del sector turístico. Y con el riesgo de guerra desaparecido, más inversión extranjera entraría en la península. Así mismo, el comercio con países como Rusia y China ya no tendrá que ser sólo por barco o avión, sino que se podrán construir rutas terrestres que conecten la península con los vecinos y últimamente hasta con Europa (Terry, 2014). Aunque la reunificación es una cuestión difícil y puede que haya mucho que perder en el proceso, también puede haber muchísimo más que ganar.

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“Con el paso del tiempo, una Corea reunificada, con una población de 75 millones, puede emerger como una potencia industrial y de consumo; sería la Alemania de Asia. Como dos economías se conviertan en una, abundantes nuevas oportunidades de inversión podrían surgir. Según un reporte del 2009 por Goldman Sachs, dentro de 30 o 40 años, la península, si se reunificara, podría posicionarse por delante de Francia, Alemania y hasta de Japón en términos del PIB.” (Terry, 2014)

Referencias bibliográficas Banco Mundial (2015) Indicadores del Desarrollo Mundial, República de Corea [En línea] Disponible en: http://datos.bancomundial.org/pais/corea-republica-de, [Consultado el 30 de diciembre de 2015] Cha, Victor (1997) Korean Unification: The Zero-Sum Past And The Precarious Future, Asian Perspective , vol 21, no 3. Corte Constitucional de Corea (2014) Constitution of the Republic of Korea, [En línea] Disponible en: http://english.ccourt.go.kr/cckhome/images/eng/main/ Constitution_of_the_Republic_of_Korea.pdf, [Consultado el 11 de enero de 2016] Silva, Cristina (2014) Korean Reunification Cost: South Korea Says Developing North Korea's Economy Would Cost Billions of Dollars, International Business Times, [En línea] Disponible en: http://www.ibtimes.com/korean-reunification-cost-southkorea-says-developing-north-koreas-economy-would-cost-1726088. [Consultado el 30 de diciembre del 2015]. Terry, Sue Mi (2014) A Korea Whole and Free: Why Unifying The Peninsula Won’t Be So Bad After All, Foreign Affairs, July/August 2014, [En línea] Disponible en: https:// www.foreignaffairs.com/articles/asia/2014-05-29/korea-whole-and-free [Consultado el 12 de enero de 2016]

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The Heritage Foundation (2015) 2015 Index of Economic Freedom, North Korea, [En línea] Disponible en: http://www.heritage.org/index/pdf/2015/countries/ northkorea.pdf, [Consultado el 30 de diciembre de 2015] Wolf, Charles & Akramov, Kamil (2005) North Korean Paradoxes: Circumstances, Costs, and Consequences of Korean Unification. Santa Monica, CA : Rand Corporation. Yang, Eunsook (2007) Corea: Historia de un proceso de reunificación, Madrid: La Catarata.

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