Diego de Zavallos (c. 1490-1556)

October 7, 2017 | Autor: J. Solís de los S... | Categoría: Charles V
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Descripción

Zavallos, Diego de

concedido. El gobernador de la provincia, general Pablo Alemán, lo nombró coronel del Regimiento 2do. de Milicias Provinciales. Zavaleta ejerció la gobernación en forma interina ante la ausencia del titular que se encontraba en campaña ante la avanzada boliviana sobre el norte argentino. Tras la caída, el 3 de febrero de 1852, del gobernador de la provincia de Buenos Aires general Juan Manuel de Rosas, su vencedor el general entrerriano Justo José de Urquiza flamante presidente de la Confederación Argentina le reconoció las dignidades militares que le habían otorgado por su meritoria carrera castrense. El 23 de septiembre de 1858 fue designado coronel de Caballería, otorgándosele el alta en el Estado Mayor de la plaza de Jujuy con goce de sueldo pero en inactividad militar. Había contraído matrimonio con Inés de la Quintana Portal. Bibl.: J. R. Yaben, Biografías Argentinas y Sudamericanas, Buenos Aires, Editorial Metrópolis, 1938; V. Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino, Buenos Aires, Editorial Elche, 1978; T. Halperín Donghi, Revolución y guerra. Formación de una elite dirigente en la Argentina criolla, México, Siglo XXI, 1979; De la revolución de independencia a la confederación rosista, Buenos Aires, Paidós, 2000. Gabriela Fernanda Canavese

Zavallos, Diego de. Doctor Zaballos, Çauallos, Ceballos, Caballos, Zavallus. Castilla, c. 1490 – Valladolid, 3.IV.1556. Protomédico de Carlos V. De las escasísimas noticias que ofreció la historiografía coetánea de este médico de la familia real, apenas queda en los repertorios actuales mención alguna, desdibujada además por las variantes de su nombre. Entre Los servidores de las casas reales de La corte de Carlos V aparece desde 1535 como capellán de la Casa de Castilla del Emperador un Cristóbal Zaballos, “hijo del doctor Zaballos”, que debe ser Diego de Cevallos, “físico de la Casa de la Emperatriz desde su llegada a Castilla”, esto es, 1526. Con estos datos extraídos del Archivo de Simancas bien se puede situar la fecha aproximada de su nacimiento en torno a 1490, en alguna ciudad castellana, tal vez Toledo, pues podemos descartar tanto la pertenencia al séquito luso de la Emperatriz, como la identificación con un poeta “Dotor Zavallos, natural de Sevilla”, que publicó un auto sacramental en fecha discutida del siglo xvi. De los registros de quitaciones del mismo AGS, se desprende que fue en 8 de marzo de 1529 cuando accedió al

servicio de Su Majestad con el título de médico de cámara, y en 15 de noviembre de 1530 se hallaba en Augsburgo como residente en la corte imperial. En el mismo destino lo hallamos en Barcelona, 26 de mayo de 1535, durante el inminente embarque para la campaña de Túnez, con los médicos Moreno y Ávila y el cirujano doctor Guadalupe, ocasión en la que el doctor Zavallos se granjeó una gratificación de 100 ducados de oro amén de su sueldo de médico de 90.000 mrs.; no se han hallado testimonios ni datos de su posible participación en aquella expedición. En 21 de noviembre de 1539 partió de Valladolid en la selecta comitiva del emperador cuando atravesó Francia hasta los Países Bajos a raíz del levantamiento de Gante; en el registro de Estancias y viajes del Emperador Carlos V, aparece sin nombre un médico en aquel viaje “por la posta”; es el cronista Juan Ginés de Sepúlveda, residente en la Corte, el único que proporciona el dato de su nombre. Asimismo, es el cronista pozoalbense quien señala, al parecer por declaración personal, que Zavallos fue el facultativo que decidió el remedio para curar la pleuritis del príncipe Felipe en Augsburgo, el 17 de mayo de 1551, percance que se encuentra notado también en el asequible repertorio de Estancias y viajes. El doctor Zavallos, según consta en el registro de quitaciones, acompañó al heredero de Carlos V en su viaje y estancia en los Países Bajos y regreso a España (15 de octubre de 1548-30 de junio de 1551), pero no es mencionado en ninguna de las crónicas y relaciones de aquel “felicísimo viaje”. En su condición de médico de la Casa Real y del Protomedicato, después de su residencia en Flandes, aparece prescribiendo remedios a la infanta María (5 de mayo de 1545), y desde esos años, por voluntad del Emperador (Nördlingen, 20 de marzo de 1547), había de quedar al servicio del príncipe. Un indicio más del crédito profesional de que gozaba en la Corte fue el haber atendido durante el mes de enero de 1547 al “comendador mayor de León”, el influyente secretario Cobos, según el documento de comisión de servicio (Madrid, 6 de mayo de 1547), asistiendo finalmente a su defunción (Úbeda, 10 de mayo de 1547) y actuando de testigo testamentario. El doctor Zavallos formó parte del Tribunal del Protomedicato, institución encargada de autorizar y controlar el ejercicio profesional de la medicina en la Corona de Castilla por una pragmática de los Reyes Católicos (30 de marzo de 1477), y en este puesto llegaría a firmar las aprobaciones de los impresos de su competencia, como consta en De ratione minuendi sanguinem in morbo laterali liber non inutilis (Toledo, Juan de Ayala, 1539), del médico

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toledano Jorge Gómez. Pero incurrió en algunos excesos en el ejercicio de su cargo, según las quejas que el Consejo transmitió al príncipe Felipe en su efímera Corte inglesa (Hampton Court 1 de junio de 1555). La relación personal con Sepúlveda (1490-1573) no pudo fraguarse en la Universidad de Bolonia, en cuyos repertorios publicados no consta. La denominación de físico y el título que ostentó indican una formación universitaria, que en Castilla, en sus años, bien pudo haber cursado en Salamanca. Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 7, fol. 1081. J. G. Sepúlveda, De rebus gestis Caroli quinti imperatoris et regis Hispaniae, en Io. Genesii Sepulvedae Cordubensis Opera, cum edita, tum inedita, accurante Regia Historiae Academia, t. II, Madrid, Imprenta Real de la Gazeta, 1780; M. de Foronda y Aguilera, Estancias y viajes del Emperador Carlos V, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1914; J. Bausá Alcalde, F. Cabrero Gómez, “Estudio clínico del emperador Carlos I de España y V de Alemania (Sus enfermedades y sus médicos)”, en Trabajos de la Cátedra de Historia Crítica de la Medicina, III, Madrid, 1934, págs. 75-99; V. Busacchi, “Gli studenti spagnoli di medicina e di arti di Bologna del 1504 al 1575 secondo le registrazioni del primo libro segreto del collegio di medicina e d’arti”, en Bulletin Hispanique, LVIII (1956), págs. 182-200; H. Keniston, Francisco de los Cobos, secretary of the Emperor Charles V, Pittsburgh PA, University of Pittsburgh Press, 1960; M. Fernández Álvarez, Corpus documental de Carlos V, t. II y IV, Salamanca, Universidad, 1973-1981; J. M. Jiménez Muñoz, Médicos y cirujanos en ‘Quitaciones de Corte’ (1435-1715), Valladolid, Universidad, 1977; A. Pérez Martín, Proles Aegidiana, t. II, Bolonia, Real Colegio de España, 1979; M. S. Campos Díez, El Real Tribunal del Protomedicato castellano (siglos xiv-xix), Cuenca, Universidad de Castilla La Mancha, 1999; J. Martínez Millán (dir.), La corte de Carlos V, t. IV: Los servidores de las casas reales, Madrid, SECC Felipe II y Carlos V, 2000. José Solís de los Santos

Zavellà, Conde de (V). Véase Boixadors de Pinós y de Rocaberti, Joan Antoni de. Zāwī b. Zīrī al-Şinhāųī. Ifrīqiya (Túnez), f. s. iv H./f. s. x C. – m. s. v H./m. s. xi C. Fundador y soberano de la taifa de Granada, c. 1009 – 1020/1025. Jefe del clan tribal de los Zīríes llegados a al-Andalus a principios del siglo x. Fundó la dinastía de los Zīríes, en la rama de los que fueron reyes de la taifa de Granada durante algo más de ochenta años (c. 400/1009-483/1090). Los Zīríes eran beréberes Şinhāųa, de la rama de los Barānis, y gobernaban Ifrīqiya desde que, a fines del siglo x, los califas Fāţimíes se trasladaron a Egipto. Un grupo de

los Zīríes pasó a al-Andalus a principios del xi, encabezados por Zāwī b. Zīrī b. Manād y dos sobrinos (uno de ellos, su sucesor Űabūs), tras querellarse contra su pariente Bādīs b. al-Manşūr b. Buluggīn b. Zīrī, señor entonces de Ifrīqiya (386/996-406/1016). Después de residir en al-Andalus esos años iniciales del siglo xi, Zāwī b. Zīrī volvió a Ifrīqiya en 410-411/1019-1020, o en 416/1025. Desde 1009, al territorio que pronto se llamará “de Granada” afectó la guerra civil desatada en Córdoba a principios de ese año, y comenzó a mostrar una más concreta entidad geopolítica, pues la cora omeya llamada de “Elbira” (Ilbīra: por la anterior Ilíberis), que hasta entonces englobaba también tierras de Almería, se restringió a las de Granada y pasó a regirse desde esta nueva capital, elegida y alzada como sede por los beréberes Zīríes para constituir su taifa. El geógrafo almeriense de finales del siglo xi, al-‘Uďrī, lo refiere así: “A principios del año 400 de la Hégira/septiembre 1009, sobrevino la guerra civil (fitna); se fragmentaron las regiones y todas las dependencias administrativas [de la cora de Ilbīra] se repartieron entre un determinado número de arráeces: la mitad [de la cora de Ilbīra] pasó a poder de los beréberes [desde Granada] y la otra mitad cayó en manos de los [eslavos] de Almería. A partir de aquel momento, el enfrentamiento [entre ambas taifas] aumentó sobremanera”. Así empezó la entidad geopolítica de Granada, con su “nuevo” nombre de Igranāţa o Garnāţa, de etimología discutida, y seguramente conectada con la antigua denominación de “castillo de las granadas” (űisn al-rummān). El enclave fue fundado como capital, a principios del xi, por los beréberes Zīríes, según varios textos árabes, como los de el geógrafo al-Idrīsī, quien, a mitad del siglo xii, recopila la siguiente noticia: “La ciudad de Granada (Igranāţa) fue fundada en tiempos de los alzados en taifas en al-Andalus, siendo antes la capital Ilbīra, pero ésta despoblóse pues sus habitantes se trasladaron a Granada, que fue urbanizada...”. Los Zīríes, encabezados por Zāwī, eligieron la colina situada en la ribera derecha del río Darro, donde habría un exiguo núcleo habitado, y, enseguida, “su” Granada se expandirá hacia el llano, donde se desarrollará el núcleo urbano central con la mezquita y los zocos. Los Zīríes situaron su residencia en la “Alcazaba Vieja”, recinto seguramente anterior y por ellos rehabilitado, según restos que perduran en algún lienzo de murallas y en el palacio de la Dār al-Hurra. En tiempos de al-Mużaffar, hijo y sucesor de Almanzor (1002-1008), además de seguir llegando Zanātas,

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