Diátesis y Aktionsart. Análisis de textos de Córdoba -Argentina- de los siglos XVI-XVII

September 11, 2017 | Autor: Mariela Masih | Categoría: Dialectología, Historia Del Espanol
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Actas del VIII Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española Santiago de Compostela, 14-18 de septiembre de 2009

Editadas por Emilio Montero Cartelle Secretaria de edición Carmen Manzano Rovira

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© Asociación de Historia de la Lengua Española Edita: Meubook ISBN: 978-849940469-19 Obra completa ISBN: 978-84-940469-2-6 Volumen I D.L. C 1628-2012 Unidixital S.L.

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DIÁTESIS Y AKTIONSART. ANÁLISIS DE TEXTOS DE CÓRDOBA —ARGENTINA— DE LOS SIGLOS XVI-XVII1 Mariela Inés Masih Universidad Nacional de Córdoba. Argentina

0. La Aktionsart, modo de acción o aspecto léxico, es una propiedad léxico-semántica inherente a los verbos que permite clasificarlos de acuerdo con la telicidad/atelicidad de los eventos que representan. Los dos tipos de información aspectual del español, morfológica y léxica, se interrelacionan en la oración, en la que interviene, además, la información aportada por los sintagmas. De allí que el aspecto léxico sea considerado composicional. En concordancia con el marco teórico de la gramática generativa, donde se ha intentado relacionar la Estructura Eventiva con la Estructura Argumental de la oración, proponemos relacionar las diátesis con el aspecto léxico-composicional, a fin de observar la incidencia de la aspectualidad en la sintaxis. Abordamos las construcciones en las voces activa, media y pasiva y analizamos el corpus desde el punto de vista de la proyección léxica y eventivo-aspectual en la estructura sintáctico-argumental. El corpus está compuesto por 31 cartas de tipo comercial y familiar escritas en Córdoba (Argentina) entre 1590 y 1678, recopiladas en Masih (2009). Algunos textos fueron escritos por personas nacidas en Córdoba; otros autores, en cambio, no eran originarios de tierras cordobesas. Sin embargo, si se desea conocer la lengua de los primeros años de la existencia de esta ciudad, los escritos por nativos que pueden encontrarse son escasos, ya que la lengua de esa época se conformó en base a los saberes lingüísticos de los conquistadores y vecinos fundadores de la ciudad. Además, el hecho de que los autores de las cartas, hayan escrito estos textos después de haber vivido en la ciudad de Córdoba durante muchos años, hace que actualicen en su discurso las formas características de la lengua cordobesa de ese momento. 1. En el marco teórico de la gramática generativa, nos interesan los procesos que se llevan a cabo en la interfaz léxico-sintaxis. Desde un enfoque proyeccionista, se considera que el léxico determina los procesos semánticos y sintácticos que se realizan en el componente computacional, si bien la configuración también puede implicar procesos inversos que van de la sintaxis al léxico. 1 Este trabajo ha sido realizado en coautoría con la Esp. Antonia Esther Minguell.

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Se debe a Pustejovsky (1988) la observación de que los eventos se pueden dividir en los subeventos de proceso y estado resultante. Los eventos simples expresan un estado o un proceso; en cambio los complejos constan al menos de un subevento de proceso y otro de estado. A partir de la Hipótesis Subeventiva, que postula que los eventos constan de una estructura interna geométrica y que el análisis aspectual divide al evento en fases, se entiende que un determinado adjunto o las características subléxicas de los argumentos puedan influir en su Estructura Eventiva, simplificándola o complejizándola. De Miguel (2003) y De Miguel y Fernández Lagunilla (2003) siguiendo a Pustejovsky, afirman que la aktionsart es el resultado de las definiciones infraespecificadas de los verbos en el léxico y de la co-composición con los argumentos y adjuntos, de modo que el aspecto léxico ya estaría potencialmente contenido en la definición de la palabra. En este marco, abordamos la noción de transitividad como un fenómeno sintáctico vinculado a la delimitación y asumimos que el evento se codifica en la sintaxis. Las características léxico-semánticas de las palabras, particularmente de los predicados verbales, explican en gran parte su funcionamiento. Por lo general, los verbos de estructura eventiva compleja, como los de realización, proyectan estructuras delimitadas a diferencia de los verbos de estructura eventiva simple, como los de actividad. A partir de Tenny (1988) se valora la capacidad de ciertos argumentos del verbo para medir o delimitar el evento y, consecuentemente, convertir la estructura simple en compleja, integrada por dos subeventos, agregando un valor télico a la actividad. En otras palabras, son las propiedades aspectuales de los predicados las que se especifican composicionalmente en la sintaxis. Dado que en la estructura oracional no hay una posición determinada para la expresión del evento o argumento eventivo, es la estructura misma la que realiza la delimitación aspectual. 2. Voz activa 2.1. Transitivas

En principio, el argumento interno directo (OD) como delimitador del evento asume un rol eventivo-aspectual en la asociación con el verbo, aunque con restricciones derivadas de los rasgos semánticos del ítem verbal y de la estructura sintáctica del argumento. En consecuencia, la gramática del OD debe abarcar no sólo los aspectos estructurales sino también su función semántica en la denotación del evento. El cambio de estado del OD puede definirse en términos de afectación, lo cual depende en última instancia de la telicidad del evento. El OD será afectado si el cambio que experimenta en su naturaleza, posición o estado permite delimitar la acción del verbo. Según Tenny (1988), sólo los eventos télicos podrán afectar a sus objetos: un argumento afectado es un argumento delimitador (X devolvió/rompió el libro).

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Hay tres tipos de verbos según su aspecto léxico: - télicos (darse cuenta, alcanzar): (1) a. ha entrado con la misma pretençion el duque de saboya [I,9,2,120]2. b. Recebi su carta y lo que me enbio [I,11,2,123]. - atélicos (caminar, buscar): (2) a. con la plata que traxere buscaremos más lienço [I,9,2,120]. b. y la grana siempre cojan myentras la obiere [I,11,2,123]. - télicos que pueden dar lugar a la formación de sintagmas atélicos con argumento interno no delimitado (construir, comer): (3) a. no va ny viene navio a salvamiento [I,9,2,120]. b. no paran sino adonde hallan cardones pa comer [I,9,2,146]. c. me ha escrito cartas que no se podian escribir a un negro [I,9,2,146].

Por otra parte, en el estudio del significado del verbo consideramos el significado léxico, por el que selecciona argumentos y les asigna roles temáticos, y el significado eventivo, en torno al rasgo [+/-proceso]. Ahora bien, los verbos se agrupan en clases semánticas definidas a partir de dicho rasgo, en relación con los esquemas temporales que describen, en virtud de lo cual, el verbo proyecta un significado eventivo, virtual o abstracto, y define los participantes del mismo. Así tenemos, según la ya tradicional clasificación vendleriana predicados de: Actividad: (4) Vmd quiere ynbiar a notificarme que no cienber [I,96,7,9]. Realización: (5) De santa fe y de la asumpçion ha vaxado cantidad de gente al puerto [I,67,4,348]. Logro: (6) Don Franco de Abendaño muriese dando el alma a su Criador [I,79,5,5]. Estado: (7) no tenemos de que vestirnos [I,67,4,348].

2 Los documentos se citan indicando en número romano la Escribanía y siguen, en número árabigo: legajo, expediente y folio, según los originales conservados en el Archivo Histórico de Córdoba (Argentina).

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En este punto se cruzan la semántica léxica y la semántica eventiva. Esta última trabaja en torno a la semántica aspectual (proceso/no-proceso), especifica cómo ésta se expresa en la sintaxis y de qué manera la sintaxis es capaz de modificarla. El aspecto composicional de un sintagma verbal puede coincidir o no con el aspecto léxico del verbo, ya que el OD puede modificar su información aspectual. Muchos verbos cambian de clase aspectual según si el OD es [+delim] o [-delim]: Vender libros (actividad); Vender cinco libros (realización). Los desajustes entre el aspecto léxico y el aspecto composicional corresponden a la oposición entre las actividades y las realizaciones y logros. En muchos casos las actividades se hacen realizaciones, es decir, eventos complejos, con un argumento interno especificado, aunque no con todos los verbos: Empujar el coche, buscar a tres niños son actividades, no logros ni realizaciones. (8) a. me ha escrito el mucho credito q tengo con vm. [I,67,4,348]. a’. como el Licdo escribe [I,8,1,70]. b. con la plata que traxere buscaremos más lienço [I,9,2,120].

Y hay verbos considerados como realizaciones o logros (darse cuenta, alcanzar) que conservan su naturaleza aspectual independientemente de la naturaleza semántica de su argumento interno. (9) Miguel catalan llego del piru avra quinze dias [I,9,2,122].

Hay verbos de movimiento que expresan una actividad que se desarrolla durante un período de tiempo que no están capacitados léxicamente para delimitar el evento sin la expresión del sintagma Meta que indica el término del evento: (10) a. Alla va mi yndia pitos [I,67,2,152]. b. oy bamos a lo de Correa [I,49,1,260]. c. el uno no duro mas de doze dias [I,9,2,120].

En suma, el aspecto léxico, que se concibe como una propiedad semántica inherente al contenido significativo del verbo, puede modificarse mediante los complementos, es decir, el aspecto denotado por un evento se da en virtud de la Estructura Argumental realizada sintácticamente, y de modo particular, del OD y del sintagma preposicional con rol de Meta, que determina el punto final de una actividad o proceso, en el caso de los verbos intransitivos de movimiento (Caminó hasta la esquina). Se evidencian así ciertos deslizamientos desde el proceso a la delimitación, como en los verbos de actividad (X escribe/X escribe una carta), o desde el resultado a la actividad en los verbos de realización que posibilitan la eliminación del segundo subevento conservando sólo la denotación de proceso (X lee el diario/X lee). La aspectualidad se define, así, en la oposición télico-atélico y la telicidad, que puede expresarse a través de un rasgo léxico inherente, lo hace también mediante los argumentos de la sintaxis oracional. Este es el punto de unión con la transitividad, dado el rol aspectual del argumento interno. El argumento

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interno directo, el indirecto y el argumento meta, según Múgica (2003) concurren o alternan para definir el punto final, la completitud del evento. Los verbos con estructura eventiva compleja requieren, para que se realice el evento y se exprese la conclusión del mismo, la expresión del objeto. Los verbos de estructura eventiva simple como los de actividad, en cambio, necesitan explicitar sintácticamente la meta, tema o medida para la delimitación y la conversión de la estructura en compleja. Por otra parte, el clítico se (me/te) según De Miguel y Fernández Lagunilla3 (2000) es un operador aspectual culminativo. No basta con entenderlo como señal de delimitación o perfectividad, sino que, en los eventos complejos, el clítico señala el punto culminante del evento, tras el cual sigue un estado: Se hundió el buque. Son predicados que culminan en un punto, pero no acaban porque presentan una fase posterior abierta. Con verbos transitivos, el clítico marca la fase final del evento, por lo que exige que el argumento interno sea delimitado, como ocurre en el caso del dativo ético (Se leyó la novela), donde indica que el argumento tema es tomado en toda su extensión: (11) por esso no se ha cobrado de sus bienes (objeto implícito) [I,106,6,123].

Con verbos inacusativos, en cambio, marca la fase inicial (El río se desbordó): (12) a. se vino a la çiudad mi sª doña gregoria, y dentro de pocos dias se volvio a su estançia [I,67,4,348]. b. trabajaré que se parta con brevedad [I,9,2,120]. c. y se partio a santiago [I,9,2,146].

Con los verbos transitivos puntuales, que no tienen un punto culminante, no será posible la presencia del clítico delimitador (Juan (*se) aceptó la propuesta). Se clasifican como logros simples. El clítico aspectual también es incompatible con los verbos de estado, en tanto el estado no culmina ni produce cambio alguno (Juan (*se) vive en Córdoba). Por otra parte, también los predicados secundarios informan sobre estados de sus sujetos en determinadas fases del evento en que participan: Guardó planchada la camisa, mientras que los modificadores adverbiales informan sobre cómo se desarrollan las distintas fases de la estructura interna del evento, tanto con verbos transitivos como con intransitivos: Estudia desde el amanecer. El evento se define, así, de manera composicional:

3 De Miguel y Fernández Lagunilla (2000) clasifican los eventos en las siguientes categorías: estado (evento simple, con duración, sin fases), proceso 1 (secuencia de eventos idénticos, durativo, con fases, no delimitado), proceso 2 (evento de acabamiento gradual), transición 1 (proceso o actividad que desemboca en un punto seguido de un cambio de estado o de locación; evento durativo, delimitado, que culmina en la fase final), transición 2 (evento delimitado que indica la transición entre dos puntos de culminación), logro 1 (evento simple, puntual, delimitado, que ocurre en un punto), logro2 (evento compuesto, delimitado, que culmina en un punto, la fase inicial, y va seguido de un estado) y logro 3 (evento compuesto, delimitado, que culmina en un punto, la fase inicial, y va seguido de un proceso).

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(13) a. estos autos no van sacados [I,3,9,315]. b. doze nobillos serreros que me a pedido pedro de soria prestados [I,11,2,123]. c. dexe escriptas tres cartas [I,8,1,70].

Con las transitivas se relacionan también las construcciones con verbos preposicionales de dos argumentos, externo e interno. El segundo es un objeto oblicuo introducido por preposición, el complemento de régimen preposicional. Algunos verbos permiten la alternancia con objetos en acusativo, con mayor o menor variación del significado léxico, marcando una diferencia aspectual que se define en la oposición atélico–télico. Se lamentó de su situación, Pensó en la solución, se atelizan si se suprime la preposición: Lamentó su situación, Pensó la solución. (14) a. se caso en el piru en un pueblo q llaman misque [I,8,1,70]. a’. se caso clandestinamte con hija de Joan bernal de mercado [I,67,4,348]. b. no he salido desta ciudad [I,9,2,120]. b’. Miguel catalan ha salido ya al peru [I,9,2,146]. b”. hasta aora no ha salido [I,9,2,124].

Demonte (1991) distingue dos clases de verbos preposicionales: no agentivos (constar de, consistir en) y agentivos (insistir en, optar por). Los primeros, por ser estativos, no admiten el clítico delimitador. En nuestra clasificación aspectual de los verbos preposicionales, el se culminativo aparece preferentemente con eventos como aliarse con, amigarse con, apoderarse de, enamorarse de. En estos casos el clítico marca el punto culminante con un cambio de estado al inicio del evento y luego sigue una fase abierta en que ese estado se prolonga por un período indefinido. Dichos estados finales serían, por ejemplo, estar aliado, amigado, apoderado, enamorado, por lo que estos verbos representan eventos que se corresponden con los Logros 2 del modelo de De Miguel y Fernández Lagunilla y se comportarían, al menos en lo aspectual, como los inacusativos o ergativos. (15) a. la falta de persona q se encargase dello [I,9,2,148]. b. domingo garçia se a escusado de eso [I,8,1,70]. 2.2. Intransitivas

En este punto recordamos la subclasificación de los verbos intransitivos en inergativos o intransitivos puros y ergativos o inacusativos. Con verbos intransitivos, algunos sintagmas preposicionales direccionales influyen en el aspecto de un verbo de movimiento, si denotan un punto locativo que se constituye como punto terminal, o si admiten un objeto cuantificado. Cuando este límite es alcanzado, la acción no puede continuar y el predicado es télico: Caminar hasta la esquina, Volver a casa. (16) llegamos a esta estançia con salud [I,49,1,260].

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Otros, por el contrario, indican direcciones o locaciones que no suponen un punto terminal para la acción y definen eventos atélicos: Correr hacia la parada, Correr alrededor de la plaza. (17) a. luego me combino partir a santiago [I,8,1,70]. b. saldra cn Vmd pa buenos ayres [I,27,10,180].

Un grupo de los intransitivos, los de movimientos direccionales, presentan comportamientos sintácticos particulares. Tienen una estructura argumental con por lo menos dos participantes obligados: una entidad que se desplaza, el Tema, y un Locativo que funciona como punto límite del desplazamiento: ir, bajar, subir, los que pueden aparecer tanto con un complemento de Meta (Luis bajó al patio): (18) De sante fe y de la asumpçion ha vaxado cantidad de gente al puerto [I,67,4,348].

como con uno de Fuente (Luis bajó de su habitación): (19) con toda la brevedad despacharse de alla sen falta [I,27,10,181].

o con ambos (Luis bajó del segundo piso a la planta baja): (20) oy en este dia ha llegado gente del brasil a esta ciudad [I,9,2,120].

Son verbos inherentemente delimitados por una Fuente o por una Meta. El verbo ir es perfectivo cuando implica una referencia locativa que delimita el movimiento. Por eso no necesita el se. (21) De los ochenta que fueron a Potossi [I,9,2,122].

En cambio irse, al enfocar la Fuente, hace perder perspectiva al proceso y a la Meta y marca el inicio del evento. Son eventos delimitados que implican una transición entre dos locaciones o estados, como aparecerse, caerse, subirse, de modo que presenta dos puntos de culminación. El clítico se es un operador aspectual culminativo que enfoca la fase inicial del primer subevento en una Transición 2. (22) a. dias pasados se vino a la çiudad mi sª doña gregoria [I,67,4,348]. b. dentro de pocos dias se volvio a su estançia [I,67,4,348]. c. se fue a la estancia sin tocar caja [I,106,6,124]. d. se nos buelve a las querençias [I,9,2,124]. e. El mensagero se va muy tempranito mañana [I,106,6,123].

En el corpus este uso se extiende del verbo ir al verbo partir, que no acepta el clítico se en español actual y que señala en este corpus el carácter delimitado del evento. El se marca el inicio de la acción y la Fuente, con o sin expresión de la Meta:

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(23) a. y se partio a santiago [I,9,2,146]. b. que se parta con brevedad [I,9,2,120]. 2.3. Ergativas

Se caracteriza a los ergativos como verbos de un argumento, el sujeto no agentivo, Paciente o Tema, que es un objeto nocional. Semánticamente, expresan cambio de estado material (romperse), cambio de posición (levantarse), o existencia y aparición (vivir, aparecer). En consecuencia, la ergatividad implicaría la proyección de una predicación transitiva con un verbo que, por diversas razones, a veces históricas, no puede asignar caso acusativo, por lo cual, este constituye uno de los casos que complican la noción de transitividad. Los verbos inacusativos comparten propiedades de los transitivos y de los inergativos, evidenciando que la noción de (in)transitividad no es primitiva sino derivada de la sintaxis del léxico. Los inacusativos, aunque superficialmente intransitivos, son, por la naturaleza semántico-aspectual de su argumento, transitivos, pues derivan de una configuración causativa mediante un proceso de destransitivación, de la misma manera que las construcciones medias con se y las pasivas: Juan / El viento cerró la puerta (transitiva); La puerta se cerró (sola) (ergativa con se); Esta puerta se cierra fácilmente / con frecuencia (media con se); La puerta se cerró para impedir el acceso de la gente (pasiva con se); La puerta fue cerrada (por el portero) (pasiva participial)4. (24) a. se feneçieron todas diferençias [I,67,4,348]. b. llobio tanto que se perdieron los algodonales [I,9,2,146]. c. aora se van cumpliendo plazos [I,9,2,122].

En el análisis de Mendikoetxea (2000), los verbos que participan en la alternancia causativa como romper o cerrar (X rompió el vidrio/el vidrio se rompió), son básicamente transitivos; la estructura ergativa se deriva mediante un proceso de absorción del Agente o Causa en el léxico, que impide que sea proyectado en la sintaxis. El clítico se que aparece en la variante ergativa es una marca morfológica o una huella sintáctica de dicho proceso. Los verbos que presentan un uso ergativo son inacusativos de proceso (mojarse, secarse, arrugarse) y constan de dos capas en su estructura subléxica, una que expresa la Causa y otra que expresa el Resultado (Transiciones 1). Pero el subevento causativo no se explicita en su estructura argumental; el subevento resultativo lo implica sin especificar cómo se ha llegado al nuevo estado, de modo que el evento parece producirse espontáneamente, por lo que se consideran realizaciones anticausativas de los correspondientes verbos transitivos. Esto significa que sólo los verbos transitivos que admiten una variante ergativa tienen un subevento causativo en la estructura subléxica. En las construcciones que nos ocupan, es el argumento externo, en tanto objeto nocional afectado, el que mide el evento de manera análoga al objeto de 4 Las pasivas se consideran un caso particular de las construcciones ergativas, aunque con agente implícito a diferencia de estas (Mendikoetxea 1999).

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los verbos transitivos, de lo que resultan eventos delimitados o télicos (La rama se quebró). Mendikoetxea (1999) los contrasta con otros verbos, los de causa interna, que no tienen variantes transitivas, por lo que carecen del subevento causativo, aunque se proyectan en estructuras sintácticas equivalentes a las anteriores: estallar, nacer (Logros 1); palidecer, mejorar (Procesos 2); florecer, hervir (Logros 3). Su diferencia más notable respecto de los de causa externa reside en que, en su uso inacusativo, no admiten el clítico se: al carecer de contenido causativo en su estructura subléxica, no requieren el clítico aspectual porque no necesitan focalizar subeventos dado que sólo tienen una fase. (25) a. An me nasido mulas dosientas y tantas [I,67,2,152] L1. a’. Doña Cata ha parido un hijo [I,9,2,120] L1. b. las cartas que suyas tengo vera v.md. [I,9,2,120] L3. 3. Medias y pasivas

3.1. Tanto las construcciones ergativas como las medias resultan de sendos procesos destransitivadores, pero se diferencian por el modo de la acción: la ergatividad posee una duración télica, mientras que las medias, por su genericidad, son atélicas. La oración media canónica es una estructura con se que, por lo general, admite adjuntos de manera, los que no implican ningún tipo de referencia particular. Incluye numerosas construcciones no causativas y de objeto afectado: La nieve se derrite en primavera, Estas copas se rompen fácilmente. En el corpus que nos ocupa encontramos una construcción media-pasiva con verbo en pretérito imperfecto que, al expresar el pasado desde una perspectiva durativa, es un presente del pasado, lo que promueve una lectura generalizada del evento: (26) cartas que no se podian escribir a un negro [I,9,2,146].

Los verbos de cambio que dan lugar a las ergativas también permiten la formación con se medio. En ambas construcciones, esta forma se representa la operación léxica que ha tenido lugar sobre el papel temático externo: desaparece el agente-causa y el objeto se exterioriza. El predicado medial atribuye al sujeto una propiedad que le es inherente y se interpreta como genérica y atemporal, lo que la diferencia tanto de la incoativa como de la pasiva. Aunque el verbo es eventivo, el predicado “se desactiva”, en palabras de Di Tullio (2003), y deviene en un estado caracterizador. Por eso las medias se expresan en un marco temporal neutro y rechazan los adjuntos puntuales y los finales, elementos que, si aparecen, dan paso a la interpretación pasiva (La puerta se cierra (sola) es media, en cambio La puerta suele cerrarse a las seis de la tarde/para que no ingrese el público se interpretan como pasivas). Clasificadas las construcciones medias como estados, proponemos que el se se desactiva aspectualmente y, aunque conserva sus funciones semántica (ge-

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neralización del agente) y sintáctica (exteriorización del argumento interno), pierde su función en la estructura aspectual, es decir, no señala fase alguna. 3.2. La alternancia activa-pasiva muestra, como es sabido, una focalización del objeto que se mueve a la posición de sujeto, en tanto el agente pasa a un segundo plano o desaparece. En la variante pasiva el verbo se destransitiviza. Cuando se omite el agente, se atenúa el significado de causalidad y esto se percibe mejor en la variante con se. De Miguel (2004) presenta la formación de la pasiva española como un proceso de focalización de determinadas fases de los eventos, proceso en el cual las diversas construcciones pasivas —con se, con ser y con estar— se encuentran en distribución complementaria. Desde el punto de vista del significado aspectual, la pasiva perifrástica focaliza la fase final de logro, seguido de un estado, por lo que sólo admite verbos que contengan estas fases en sus estructuras eventivas. (27) a. ha mandado su magt que no puedan ser executados [I,9,2,120]. b. A Dios sean dadas las graçias [I,67,4,348]. c. como por los servidores de vsa es deseado [I,3,9,315].

La pasiva con se, en cambio, sólo requiere un logro, punto final y culminante del evento. (28) a. traer lo que se a hecho [I,55,1,5]. b. qe todo se lleve alla [I,9,2,124].

En efecto, la pasiva perifrástica es menos usada en español porque tiene más restricciones aspectuales que la pasiva con se. Requiere que el verbo sea un logro o una realización y que el OD sea un objeto externo. Excluye, pues, tanto las actividades y los estados (*Dos bicicletas son tenidas por Juan) como los objetos internos de algunos verbos (*La carrera fue corrida por los deportistas), los objetos obligatorios de los verbos livianos (*Explicaciones fueron dadas a todos) y los falsos objetos de las expresiones idiomáticas (*Una mano fue dada para ayudarlos), casos que aceptan la construcción con se: Se tienen más cosas de las necesarias, Se corrió la carrera con entusiasmo, Se dieron explicaciones a todos, Se dio una mano. (29) a. assi se dieron al susodicho [I,9,2,122]. b. se vendieron vte vas [I,9,2,146].

Con OD animado se prefiere la pasiva perifrástica (El cantante fue visto saliendo del estadio) para evitar la interpretación reflexiva (?? El cantante se vio saliendo…). La pasiva con se enfoca la fase final de logro, sea un logro simple, no seguido de nada (Se alcanzó la meta): (30) y se asigno un negro para esta deuda [I,106,6,123].

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sea un logro compuesto seguido de un estado (Se ocultaron las pruebas): (31) se vendieron las vacas a pso y mº la cabeça [I,8,1,70].

o seguido de un proceso (Se vio el eclipse). (32) se van rrecibiendo a los demas ofiçiales [I,3,9,315]. 4. Conclusiones

Desde un enfoque proyeccionista, hemos puesto en evidencia la interacción entre las estructuras semántico-aspectual y sintáctico-argumental, en referencia a las diátesis. Focalizamos la relación del aspecto léxico con el aspecto composicional y destacamos el rol del operador aspectual se, como delimitador de la fase culminante del evento: dicha fase puede ser la final, como en el caso de los verbos transitivos y en las pasivas, o la inicial, con verbos intransitivos e inacusativos. De allí derivan el significado terminativo de los dos primeros y el ingresivo de los demás. El cambio de estado de un argumento puede definirse en términos de afectación, lo cual depende en última instancia de la telicidad del evento. Y como todo lo afectado de alguna manera está causado, se aparece casi siempre como marca de causa intencional de un agente, aun cuando la función de agente esté eclipsada, como en la pasiva con se. Señalamos además la diferencia con las medias, en las que, al generalizarse el agente, se pierde toda relación con lo volitivo, se diluye el carácter eventivo y el predicado se convierte en un estado, en el cual el clítico ya no puede cumplir una función aspectual. Proponemos, por otra parte, que este se aspectual aporta el rasgo semántico verbalizador [+V] a la estructura eventiva, puesto que representa el subevento central, el de Cambio, en eventos complejos: [Estado1-Causa-Cambio-Estado2]. Subrayamos, en definitiva, que los fenómenos estudiados, pertenecientes a la interfaz léxico-sintaxis, permiten determinadas configuraciones estructurales a través de las cuales se accede a su interpretación semántica. Desde el punto de vista del corpus histórico analizado, hemos podido corroborar la abundancia del clítico culminativo en pasivas, ergativas e inergativas de movimiento. Puesto que tanto en las pasivas con se, como en las ergativas – y también en las impersonales con se no estudiadas aquí, pero muy frecuentes en el corpus- se evita la mención del agente, son estas las construcciones que se destacan por su productividad en el corpus, seguramente a causa de la finalidad de muchas de las cartas analizadas: comunicar la producción, las compras, ventas, fletes y traslados de mercancías realizadas por encomenderos. Esta característica del corpus epistolar de Córdoba -Argentina- de los siglos XVI y XVII explica también la alta frecuencia del se con verbos de movimiento, con la particularidad de que señalan más la meta que la fuente, evidenciando un marcado predominio de eventos complejos, con dos puntos de culminación, lo que muestra una clara tendencia a la delimitación.

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MARIELA INÉS MASIH

Es mínima en el corpus la presencia de casos de dativo ético con verbos transitivos, pero sí se registra con verbos intransitivos. En estos últimos, el se funciona como operador aspectual marcando la fase inicial del evento. Esta tendencia a lo télico y delimitado se revela también en la ausencia casi total de construcciones medias (sólo un caso). Para finalizar, destacamos la predominancia de construcciones aspectualmente delimitadas en nuestro corpus. Bibliografía

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