Desvelo del patrimonio urbano-arquitectónico potosino en los años sesenta y setenta. Intervención y experiencia enriquecedora

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Descripción

Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado

Colegio de la Habana

Icomos Cuba

Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado Rector Alfredo F. J. Dájer Abimerhi Director General de Desarrollo Académico José de Jesús Williams Coordinador General de Extensión Rodolfo Canto Saénz Director de la Facultad de Arquitectura Ginés Laucirica Guanche

Coordinadora Blanca Paredes Guerrero Diseño Editorial Nadia Rodríguez Peraza Formación Digital Silvia Gabriela Pinto Cimé Diseño gráfico Nadia Rodríguez Peraza Apoyo de edición Julio César Pat Canul Silvia Gabriela Pinto Cimé ISBN 978-607-9405-28-1 Mérida, Yucatán, México Diciembre de 2014

CONTENIDO

Presentación Blanca Paredes Guerrero

PARTE 1. ESTADO DE ATENCIÓN Y SITUACIÓN GLOBAL QUE SE OBSERVA EN LA CONSERVACIÓN DE LOS ÁMBITOS DEL PATRIMONIO CULTURAL EDIFICADO, REGIONALES O NACIONALES SIGUIENTES: PREHISPÁNICO, COLONIAL, DECIMONÓNICO, SIGLO XX, RURAL Y VERNÁCULO. EL PATRIMONIO CUBANO. LOS PAISAJES CULTURALES Y SUS RETOS ACTUALES Nelson Melero Lazo

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ESTADO DE ATENCIÓN QUE SE OBSERVA EN LA CONSERVACIÓN DE DIFERENTES ÁMBITOS DEL PATRIMONIO CULTURAL: VERNÁCULO Y HETEROGÉNEO EN CENTROS HISTÓRICOS DE YUCATÁN Pablo Antonio Chico Ponce de León. Lucía Tello Peón. Pág. 30 ANÁLISIS ESPACIAL Y MONITOREO DE SITIOS PATRIMONIALES EN EL ORIENTE DE CUBA, PARA SU CONSERVACIÓN PREVENTIVA Y GESTIÓN. Luis Enrique Bello Caballero. Pág. 45 ESTADO DE ATENCIÓN Y SITUACIÓN GLOBAL DE LA CONSERVACIÓN EN DIFERENTES ÁMBITOS DEL PATRIMONIO CULTURAL EDIFICADO EN YUCATÁN: HACIENDAS Blanca Paredes Guerrero. Pág. 58 ESTADO DE ATENCIÓN Y SITUACIÓN EN LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL EDIFICADO EN YUCATÁN: ARQUITECTURA RELIGIOSA. Marisol de Carmen Ordaz Tamayo. Pág. 68 PARADOJAS Y REALIDADES EN LA GESTIÓN DE LOS CENTROS HISTÓRICOS EN MÉXICO: LOS PLANES DE MANEJOS; ¿INSTRUMENTOS NORMATIVOS O UN GLOSARIO DE BUENAS INTENCIONES EN LAS PRÁCTICAS DE LA CONSERVACIÓN DE LAS CIUDADES HISTÓRICAS PATRIMONIO? Carlos Alberto Hiriart Pardo. Pág. 76 HACIA LA CONSERVACIÓN DE UN PATRIMONIO TERRITORIAL EN LA REGIÓN DE MORELIA: LAS HACIENDAS Y EL FERROCARRIL. Ma. Del Carmen López Núñez. Pág. 90

TENDENCIAS DE VALORACIÓN PATRIMONIAL EN LA CATEGORÍA DE CONSERVACIÓN TIPOLÓGICA DE LA ARQUITECTURA DOMÉSTICA. Sergio Adrián Garcés Corzo. Pág. 104 RUTAS Y SENDEROS DE LA ARQUITECTURA DEL SIGLO XX Y SU CONSERVACIÓN. Luis Alberto Mendoza Pérez. Pág. 115 VÍAS ANCESTRALES: ARQUITECTURA DE LA INTEGRACIÓN EN AMÉRICA PRECOLOMBINA. ALIANZAS ENTRE LA INVESTIGACIÓN Y LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO. Josep Ligorred Inés Gordillo. Pág. 120

PARTE 2. IMPACTOS DE LAS TEORÍAS (DISCIPLINARES, INTER, MULTI Y TRANSDISCIPLINARES) Y DE LOS MARCOS JURÍDICO-NORMATIVOS EN LAS PRÁCTICAS DE LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO. ALGUNOS REFLEXIONES ACERCA DE LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL EDIFICADO EN EL CONTEXTO DE LA MODERNIDAD NEOLIBERAL Guadalupe Salazar González. Pág.136 PATRIMONIO COMO REPRESENTACIÓN SIMBÓLICA DE UNA IDENTIDAD VERSUS “INVENCIÓN” DEL PATRIMONIO. Eugenia María Azevedo Salomao. Pág. 146 PATRIMONIO, COMPLEJIDAD Y LEGISLACIÓN, CONTRADICCIONES ENTRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA PROFESIONAL EN COLOMBIA, UNA MIRADA DESDE LAS DISCIPLINAS ANTROPOLÓGICAS. Eduardo Forero Lloreda. Pág. 154 LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO MONUMENTAL EN MÉXICO DURANTE EL SIGLO XXI: TEORÍAS SUBYACENTES Y DISCURSO DE ESTADO Armando Nicolau Romero. Pág. 162

TIHOSUCO: TEORIA Y PRACTICA EN LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO DE UN ASENTAMIENTO DE ORIGEN COLONIAL EN LA ZONA MAYA DEL ESTADO DE QUINTANA ROO Luis Jesús Ojeda Godoy. Pág. 172 PROCESOS DE ESTEREOTOMÍA APLICABLES EN EL CAMPO DE CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO EDIFICADO EN MÉXICO. COMETIDO ESTRUCTURAL Y SOLUCIÓN CONSTRUCTIVA. Luis Alberto Torres Garibay. Pág. 183 PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL ANÁLISIS AMBIENTAL DE EDIFICIOS EN CONTEXTOS PATRIMONIALES Héctor Javier González Licón. Josué Jacob Tello Rodríguez. Pág.195 IMPORTANCIA DE LA QUÍMICA EN LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL EDIFICADO. CASO DE ESTUDIO. Diana Mondeja González Cecilia Valdés Clement Francisco Corvo Pérez. Pág. 205

PARTE 3. EVALUACIÓN DE EXPERIENCIAS E INTERVENCIONES EN ÁMBITOS DEL PATRIMONIO DE TIPO: PRAGMÁTICAS, PROFESIONALES NO ESPECIALIZADOS Y ESPECIALIZADAS EN CONSERVACIÓN. HISTORIA, REUTILIZACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL COLEGIO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA CIUDAD DE SAN LUIS POTOSÍ. Alejandro Galván Arellano Jesús Villar Rubio. Pág. 216 PROYECTO DE RESTAURACIÓN DE LA IGLESIA DE SAN ANTONIO DE PADUA DE SOLEDAD. UNA PROPUESTA PARA LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO EN EL CARIBE COLOMBIANO. José María Fernández Amarís. Pág. 230

DESVELO DEL PATRIMONIO URBANO-ARQUITECTÓNICO POTOSINO EN LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA. INTERVENCIÓN Y EXPERIENCIA ENRIQUECEDORA Angélica Castrejón Paniagua Pág.260

EL PATRIMONIO URBANO-ARQUITECTÓNICO MODERNO EN GUANABACOA. CARACTERIZACIÓN ACTUAL Ana Teresita García Fortún. Pág. 276 EL VEDADO: UN CONJUNTO URBANO HISTÓRICO. Concepción Otero Naranjo. Pág. 287 GESTIÓN Y PERCEPCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO PATRIMONIAL. CASO DE ESTUDIO: CENTRO HISTÓRICO DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, MÉXICO Beatriz Eugenia Argüelles León José Francisco Gómez Coutiño Teresa del Rosario Argüello Méndez. Pág. 300 LA ARQUITECTURA, LA HISTORIA Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN EL CONTEXTO DE LA INTERDISCIPLINARIDAD: EL FUERTE DE SÃO GABRIEL DA CACHOEIRA DELIMITANDO LAS POSESIONES COLONIALES EN EL UNIVERSO AMAZÓNICO. Graciete Guerra da Costa. Pág. 312 LA OBRA DE LAS FIRMAS GOVANTES Y CABARROCAS Y ARROYO Y MENÉNDEZ. UN PATRIMONIO EN PELIGRO. Maite Hernández Alfonso Greta Domínguez Acuña. Pág. 323 ¿QUÉ PASA CON LAS ESTRUCTURAS HIPERBO-PARABÓLICAS DE CONCRETO EN EL CAMPUS CIUDAD UNIVERSITARIA DE LA BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA? UNA MIRADA A LA CONSERVACIÓN DE LA ARQUITECTURA DEL SIGLO XX María Cristina Valerdi Nochebuena Julia Judith Mundo Hernández Jorge Sosa Oliver. Pág. 336 LAS CASAS QUINTAS MATANCERAS, UNA INNOVACIÓN DE LA ARQUITECTURA CUBANA DEL SIGLO XIX. Ramón Félix Recondo Pérez. Pág. 348 LA CONSERVACIÓN DE LA VIVIENDA DE LOS BARRIOS CENTRALES MERIDANOS. ACTORES Y ACCIONES Roberto Reyes Pérez Gladys Arana López. Pág. 360

PARTE 4. PROCESOS DE FORMACIÓN DISCIPLINARES Y NO DISCIPLINARES EN LAS PRÁCTICAS, Y EDUCACIÓN GENERAL FRENTE AL PATRIMONIO. LA RELACIÓN TEORÍA-INTERVENCIÓN CONSTRUCTIVA EN LA INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA DEL PATRIMONIO CULTURAL INMUEBLE EN EL COLEGIO UNIVERSITARIO SAN GERÓNIMO DE LA HABANA Alfonso Alfonso González Liset Rojas Altamirano. Pág. 371

CONSOLIDACIÓN DE LAS BASES PARA LA CONSERVACIÓN Y SOSTENIBILIDAD DEL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO Y CULTURAL DE SANTA CRUZ DE LORICA. Aleyda Espitia Morelo. Pág. 389

EL TALLER DE CONSTRUCCION, RESTAURACION Y CONSERVACION DE ARQUITECTURA DE TIERRA, COMO ELEMENTO DE FORMACION EXTRACURRICULAR EN LA ENSEÑANZA DE LA ARQUITECTURA. Miguel Fernando Elizondo Mata Roberto Huerta Sanmiguel Ramón Ventura Esqueda. Pág. 396 LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO EDIFICADO, UNA RESPONSABILIDAD SOCIAL DESDE LA UNIVERSIDAD Milene Soto Suárez María Teresa Muñoz Castillo Flora Morcate labrada. Pág. 404 LA RURURBANIZACIÓN EN EL MUNICIPIO DE MÉRIDA, YUCATÁN Y SU IMPACTO EN LA CONSERVACIÓN DE LOS CONJUNTOS URBANOS HISTÓRICOS. UNA APROXIMACIÓN Julio César Pat Canul. Pág. 416 LA IMPORTANCIA DE LAS FASES DE INFORMACIÓN, INTERVENCIÓN Y LA GESTIÓN EN UN CENTRO HISTÓRICO.

DIAGNÓSTICO,

ORDENACIÓN,

Giovanni Durán Polo. Pág. 428

PATRIMONIO CULTURAL Y TRANSFORMACIONES DEL PAISAJE; UNA APROXIMACIÓN AL CORREDOR TURISTICO DE CHICHEN ITZÁ, YUCATÁN. Rubí Elina Ruiz y Sabido. Pág. 437

Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado DESVELO DEL PATRIMONIO URBANO-ARQUITECTÓNICO POTOSINO EN LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA. INTERVENCIÓN Y EXPERIENCIA ENRIQUECEDORA Angélica Castrejón Paniagua UASLP, SLP, México

Introducción Sin duda los años sesenta y setenta del siglo pasado representan un antes y un después en el pensamiento moderno, en la arquitectura y la ciudad, así como en la manera de aproximarse al patrimonio urbano.33 En México, la idea del patrimonio como cultura nacional y símbolo de identidad surge después de la Revolución, este fenómeno permanece hasta principios de los años setenta, tiempo en que comenzaron a fijarse los estatutos para su regulación. En el último aliento del nacionalismo y de la modernidad emergió el culto al patrimonio en este país, a lo que se sumó el progreso, derivando en una fórmula paradójica donde el culto al pasado se postuló como una actitud modernista, progresista y conservacionista.34 Se coincide con Gil-M. Hernández,35 quién propone que el patrimonio cultural en el tránsito hacia la modernidad, se puede definir como una construcción social entendida como una selección simbólica y subjetiva de elementos culturales del pasado. Bajo esta proposición y en el caso de la capital potosina, en la permuta de los años sesenta y setenta, algunos espacios abiertos históricos junto con su entorno, fueron resignificados y renovados, transformándose en una representación simbólica y selectiva del pasado. La que se articuló a través del discurso que posicionó el desvelo y la conservación de los monumentos históricos edificados a favor de la modernización de la capital. Maniobra que afianzaría la identidad del potosino en una época social y políticamente compleja, al tiempo de legitimar las estructuras de poder. En este sentido, existe una coincidencia cuando el concepto de restauración, vinculado a la conservación, se aplica a las obras de arte, -donde se sitúan las obras monumentales de la arquitectura- y a la política; en ambos casos se pretende regenerar tanto moral como materialmente una serie de valores pretéritos de gran significación para la sociedad. Es así que en ocasiones la restauración, el reposicionamiento y el desvelo de monumentos,36 corre paralelo a la reinstauración de un régimen político, por la connotación simbólica que lo histórico tiene para el nuevo gobierno.37 La capital potosina vivió una serie de conflictos en los años sesenta derivados de procesos electorales dudosos bajo la sombra de un sistema autoritario. Se vio envuelta en fricciones sociales y políticas, lo que devino en el estancamiento en materia urbana y de infraestructura. 33

Para Françoise Choay el tratamiento del patrimonio histórico edificado a partir de 1960 responde a otra lógica. Desde entonces el culto del patrimonio se transforma en fetichismo. Postula este fenómeno como una conducta narcisista, la cual se centra en una exhaustividad simbólica desdeñosa de la heterogeneidad de las culturas, de las costumbres y de las épocas. La observación y el tratamiento selectivo del patrimonio tienden a ser remplazados por una autocontemplación pasiva y por el culto de una identidad genérica. Françoise Choay, Alegoría del patrimonio, México, GG, 1992, pp.221-222. 34 Las Normas de Quito en 1967 advertían el peligro que tenía el patrimonio al poder convertirse en instrumento del progreso. 35 Gil-Manuel Hernández I Martí, ―Un zombi de la modernidad: el patrimonio cultural y sus límites‖ en La Torre del Virrey: revista de estudios culturales, número 5, 2008, p. 27. Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2598698 [Consultado el 7 Junio 2010]. 36 A través del desvelo se propone que se descubre o manifesta algo, que aunque presente, no era notado o advertido. 37 Josué Llull Peñalba, ―Evolución del concepto y de la significación social del patrimonio cultural‖ en Arte, Individuo y Sociedad, Universidad de Alcalá, Vol. 17, 2005, p.190. Disponible en: http://biblioteca.universia.net/html_bura/ficha/params/title/evolucion-concepto-significacion-social-patrimoniocultural/id/16365291.html [Consultado el 7 de Junio 2010].

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado Situación que se intentaría remediar bajo el impulso del gobierno, promoviendo, no solo el desarrollo y la modernización de la ciudad en sus límites, sino también en su centro histórico. La modernización de su núcleo central sucedería al compás de la inserción de obras ‗modernas‘, la extensión y creación de espacios abiertos, y por ende, la destrucción de varias edificaciones virreinales y el desvanecimiento de la traza original. Esta fórmula paradójica de destruir para modernizar, renovar y poner en valor monumentos históricos prevaleció a lo largo y ancho del país desde los años treinta. Si bien no había planes reguladores establecidos en la capital potosina, ni políticas culturales per se, como tampoco medidas de salvaguarda y protección del patrimonio, se puede opinar que en medio del frenesí modernizador y progresista de los años sesenta y setenta, la administración en turno, junto con la sociedad civil organizada, lograron darle un tratamiento adecuado a los monumentos urbano-arquitectónicos, mediando los ímpetus modernizadores con los conservacionistas. Con el fin de reivindicar la memoria y la identidad potosina, fortaleciendo los lazos con el pasado en tiempos complejos. Mientras el desarrollo de la ciudad de San Luis Potosí, fuera de sus antiguos límites, pugnaba por un semblante moderno y fabril, el centro de la ciudad, deteriorado por el curso natural del tiempo, estaba inmerso en un proceso renovador de infraestructura. Este proceso confrontó la modernización con el llamado de la historia, y con ello, los incipientes criterios de conservación. Acciones que confundían a la población quién no consentía que para renovar y modernizar la antigua ciudad había que sacrificar parte de ella. Sentimientos encontrados ante la admiración por lo nuevo, el sinsabor de las pérdidas y la añoranza del pasado. Comenta Catherine Ettinger,38 que la conservación del patrimonio y la creación de tradiciones están vinculados con las sensaciones de pérdida que acompañan a los procesos de modernidad. Bajo esta propuesta se puede entender el fenómeno de conservación del patrimonio y de tradiciones en el siglo pasado, ya que fue un ciclo marcado por un cambio de vida como resultado de la modernidad. En este sentido, y derivado del impulso modernizador del corazón de la ciudad en los setenta, las pérdidas edificatorias empezaron a ser sopesadas, por lo que se comenzó a poner atención en los monumentos edificados, su cuidado y conservación. La modernización ha estado vinculada al fenómeno de la destrucción, la destrucción a la renovación y la renovación a la modernización. En este esquema circular subyace la historia y la tradición. Por lo que se sugiere, que en medio del frenesí modernizador y renovador entre los años sesenta y setenta, y a pesar de las pérdidas edificatorias, se logró poner en valor varios monumentos históricos del centro potosino mediante la ampliación y renovación de algunos espacios abiertos como la Plaza de Armas, Fundadores, Aránzazu y del Carmen. En adelante, estas acciones pusieron sobre la mesa el tema del patrimonio en la capital, las cuales fueron acometidas por profesionales no especializados en el ámbito de la conservación del patrimonio. Mediante la lectura profunda de documentos de primera mano, imágenes y cartografía de la época, así como el entendimiento de teorías vinculadas a la modernización, la destrucción y la renovación, se procura entender bajo qué contexto social, político y cultural surgieron las primeras intervenciones del patrimonio urbano-arquitectónico de los centros históricos mexicanos a finales de los años sesenta y principios de los setenta. 1. Modernización-destrucción-renovación

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Catherine R. Ettinger Mc Enulty, ―Tradición y Modernidad. Ámbitos de encuentro‖, en Guadalupe Salazar G., Eugenia María Azevedo S., Catherine R. Ettinger, Blanca Paredes G. y Luis Alberto Torres G. (Coord.), Lecturas del espacio habitable, San Luis Potosí, UASLP, CONACYT, 2011, p. 90.

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado Se puede definir el término modernización como el proceso o efecto de modernizar; por modernizar se entiende, adaptar o cambiar algo, generalmente antiguo o del pasado, dándole características de lo que se considera actual o moderno. Ettinger apunta, que asociada a la noción de modernidad, está la de modernización, lo que refiere a un proceso y evoca características contingentes que cambian en razón del momento histórico.39 Por lo que el proceso de modernización estará presente en los permutas del pensamiento, donde se considera lo ‗moderno‘ como ‗nuevo‘ de frente a lo ‗antiguo‘ o ‗pasado‘. En cuanto a lo moderno Habermas propone, que expresa la conciencia de una época que se relaciona así misma con el pasado, para verse como resultado de una transición de lo viejo a lo nuevo.40 Desde la perspectiva de Marshall Berman y siguiendo el postulado de Marx todo lo sólido se desvanece en el aire, propone que, ―ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos‖. 41 Es así que el ‗ser‘ moderno posee un espíritu destructor por naturaleza, cambia el estado de las cosas, las desintegra y en algunos casos las renueva; este es el espíritu ambiguo y paradójico de la modernidad. Berman opina que la modernidad une a toda la humanidad, pero en una unidad paradójica, la unidad de la desunión que, ―nos arroja a todos en una vorágine de perpetua desintegración y renovación, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia‖.42 David Harvey sitúa el fenómeno de las grandes renovaciones urbanas del siglo XX dentro del proyecto de la modernidad. Apoyándose en la mítica figura de Dionisio, refiere que es importante entender la imagen de la ―destrucción creativa‖ dentro de la modernidad, porque deviene del dilema que enfrentó el proyecto modernista.43 Harvey manifiesta, que si el modernista tiene que destruir para crear, entonces la única vía para representar los eternos valores es a través del proceso de destrucción. En este punto se está obligado en la búsqueda de lo eterno, a intentar dejar una marca de lo caótico, de lo efímero y lo fragmentario. Así, bajo los designios de la economía y la política, la ―destrucción creativa‖ se convirtió en la condición necesaria del progreso del siglo XX.44 Desde la mirada de Carlos Martínez Caro y Juan Luis de las Rivas, por renovar entienden, la descalificación de lo existente y su condena para ofrecer una nueva oferta. Como continuidad histórica, representa la destrucción de lo preexistente, exceptuando las emergencias monumentales.45 Es así que la renovación urbana se vincula con la destrucción, con el fin de revitalizar o rejuvenecer un espacio marcado por el tiempo. Señalan estos autores, que en los años setenta se asistió a un renovado interés por el problema de la ciudad como permanencia histórica. Se buscó comprender su razón de ser y de aparecer, valorando los elementos que intervinieron en el mecanismo de su constitución. Después de un periodo álgido de urbanización y desarrollo de las ciudades, acaecido entre 1950 y 1970, se ingresó en un 39

Se asocia generalmente con una visión evolucionista de la cultura en que las sociedades ―primitivas‖ caminan hacia la modernidad occidental. Catherine Ettinger, op cit., p.80. 40 Jürgen Habermas, Modernity- An incomplete Project, p. 3. Disponible en: http://platypus1917.org/wpcontent/uploads/2010/10/habermas_modernityproject.pdf [ Consultado el 22 de octubre 2012] 41 Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad, México, Siglo XXI, 2010, p. 1. 42 Ibídem. 43 En este fenómeno ubica las grandes renovaciones urbanas de Paris y Nueva York y con ello figuras como Haussmann y Robert Moses. David Harvey, The condition of Posmodernity, Malden, Blackwell Publishing, 1990, p.16. 44 Ibíd., pp. 16-17. 45 da Carlos Martínez Caro y Juan Luis de las Rivas, Arquitectura urbana. Elementos de teoría y diseño, 2 ed., Madrid, Bellisco, 1990, p. 258.

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado periodo difícil acentuado por la crisis económica mundial. El proceso urbanizador se detuvo y el crecimiento de las ciudades se frenó. En este ambiente de nulo crecimiento se re-posicionó el tema de la renovación urbana.46 En este contexto hubo que deliberar qué restaurar para conservar o qué destruir para renovar. No obstante, para Berman lo que sucedió en los años setenta, fue que cuando los motores del crecimiento económico y la expansión económica pararon, las sociedades modernas perdieron su capacidad de hacer desaparecer su pasado. La modernidad no podía lanzarse ―a borrar cualquier cosa anterior con la esperanza de conseguir un auténtico presente […] un nuevo punto de partida‖. Los modernos no podían permitirse el lujo de aniquilar el pasado y el presente, a fin de crear un mundo nuevo ex nihilo; debían aprender a entenderse con el mundo que tenían y actuar desde él. La modernidad se vio obligada a encontrarse mediante el recuerdo, intentando recobrar formas de vida pasadas.47 En las formas de vida pasadas subyace la tradición, al respecto Hans-Georg Gadamer opina,48 que en realidad la tradición es un momento de la libertad de la historia. La tradición es esencialmente conservación, y como tal, nunca deja de estar en los cambios históricos. Incluso cuando la vida sufre transformaciones tumultuosas, en medio del aparente cambio de las cosas se conserva el legado, integrándose con lo nuevo en una forma de validez. En todo caso la conservación representa una conducta tan libre como la transformación y la innovación. 49 Como resultado de los sucesos turbulentos que vivió la capital en los años sesenta, el gobierno consideró la renovación y la restauración de algunos espacios abiertos históricos con sus monumentos y tradiciones, con el propósito de poner de frente a los potosinos con su pasado como un ejercicio pedagógico y de auto-reconocimiento, pero también para paliar el desgastado ambiente social, así como cautivar a los turistas y los inversionistas que deseaba atraer a través de una imagen ‗renovada‘ de la historia. Michel de Certeau opina, en cuanto a la disposición y rehabilitación de espacios urbanos transformados en patrimonio, que los técnicos harían tabla rasa de las ‗opacidades‘ que ensombrecían a los proyectos de la ciudad transparente.50 Con esto se refiere a la destrucción y desvanecimiento de aquellos suburbios centrales apilados, nudos conflictivos que fueron ‗despejados‘ para dar paso a la ‗transparencia‘ proclamada por la modernidad. Propone que el urbanismo moderno ha destruido más que la guerra. Si bien es cierto que la destrucción de las guerras se concentró en el Occidente sin afectar a Latinoamérica, el urbanismo moderno se convirtió en una especie de ‗arma virtual‘ que modificó contextos y trazas fundacionales, mitificando a los monumentos del pasado. Por lo que se cuestiona De Certeau, si hace falta renovar cada veinte años el conjunto construido. Lo que provoca pérdidas infructuosas así como intervenciones que devienen en el pastiche y en los historicismos. En consecuencia, hay más renovación que innovación, más rehabilitación que acondicionamiento, más protección que creación.51 Los procedimientos pedagógicos de los que son objeto conllevan una contradicción interna: deben a su vez preservar y civilizar; hacer nuevo lo que sea viejo. Es así, que las venerables canteras

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Ibíd., p.252. Berman, Marshall, op. cit., p. 349. 48 Hans-Georg Gadamer, Verdad y Método, 4ta Ed., Salamanca, Ediciones Sígueme, 1991. 49 Ibíd., p. 350. 50 Michel de Certeau, Luce Giard y Pierre Mayol, La invención de lo cotidiano 2. Habitar, cocinar, México, IBERO, ITESO, 1999, p.135. 51 Ibíd., p.136. 47

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado renovadas devienen en lugares de tránsito entre los aparecidos del pasado y los imperativos del presente.52 2. Indicio de un periodo destructor y vacilante Cabe recordar, que el fenómeno de renovación urbana adquiere vigor a mediados del siglo XIX con las intervenciones que realizó Haussmann a la ciudad de Paris bajo las órdenes de Napoleón III. El barón se dio a la tarea de renovar la antigua ciudad medieval y ponerla, bajo los ideales ilustrados, como una de las grandes ciudades europeas. Misión que se concretó mediante la creación de grandes espacios abiertos, avenidas amplias y regulares, y vistosos remates visuales a costa de la demolición del perfil medieval parisino. Maniobras del gobierno francés tendientes a reflejar su riqueza y autoridad, así como una actitud moderna. A pesar de las confrontaciones de la sociedad parisina relegada del gran proyecto, la ambiciosa intervención se postula como uno de los grandes proyectos de renovación urbana nunca antes visto. Comenta Françoise Choay, que a pesar de la destrucción de sectores completos de tejido antiguo en nombre de la higiene, la circulación y la estética, Haussmann fue un hombre de su época. Incluso quienes defendían con rigor los monumentos del pasado en Francia, estaban de acuerdo en la necesidad de una modernización radical de las ciudades antiguas y de su tejido.53 Tanto Haussmann como Gautier,54 poeta, crítico literario y fotógrafo francés, perciben los barrios viejos como obstáculos para la salubridad, el tránsito y la contemplación de los monumentos del pasado que necesitan ser despejados.55 Más adelante, el movimiento moderno le daría fuerza a este fenómeno, intentando, bajo el esquema de una planeación sistemática, organizar las ciudades con la misiva de modernizarlas y hacerlas funcionales. Una de las metas fue ordenar y rejuvenecer las irregulares tramas, vialidades y perfiles de las antiguas ciudades. Organizarlas mediante las claves del urbanismo estipuladas en la Carta de Atenas. Uno de los sectores socorridos fue el centro de la ciudad, intervenido generalmente por el gobierno en complicidad con la sociedad propietaria de comercios, con el fin de despejar el ‗caos‘ que imperaba en los centros de las ciudades. Después del corazón de las ciudades se comenzaron a intervenir vialidades y barrios enteros ubicados en sectores estratégicos. Fue el caso de las grandes operaciones urbanas como las de Robert Moses en Nueva York o las de Georges Pompidou en París a mediados del siglo pasado. México aunque distante, debido a su lucha social, incursionó en la dinámica renovadora. Así llegó la tendencia de renovar y con ello modernizar las antiguas ciudades virreinales en la primera mitad del siglo XX. Las intervenciones fueron realizadas en grandes ciudades como México y Guadalajara. No obstante, la moda permeó a todo el país impactando a las principales capitales mexicanas en los años sesenta y setenta, tal como sucedió en la ciudad de San Luis Potosí.

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Ibíd., p.139. Francoise Choay, op. cit. p.161. 54 Théophile Gautier escribió sobre el viejo París, ―que no puede evitar acoger como progreso la desaparición de ese Paris démoli: El París moderno sería imposible en el París de antaño […] la civilización abre grandes avenidas en el negro dédalo de callejuleas, cruces, callejones sin salida de la vieja ciudad‖, Ibíd., p.162. 55 Ibíd., p.162. 53

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado 3. Desvelo de monumentos históricos a finales de los sesenta y principios de los setenta La modernización de la capital y de su núcleo histórico, particularmente, vino aparejada con las primeras inquietudes de conservación del patrimonio urbano-arquitectónico. Comenta Françoise Choay, que la noción del patrimonio histórico se constituye a contracorriente del proceso de urbanización dominante.56 En este contexto se puede entender la intervención del patrimonio en los espacios abiertos, plazas y plazoletas del centro potosino. Hecho que sucedió, sin duda alguna, a contracorriente de la pujante urbanización que dominó a la capital en las décadas estudiadas. El discurso sobre la modernización de la ciudad, tanto en sus márgenes como en su corazón, estuvo impregnado de adjetivaciones relativas a lo moderno y a lo funcional. Siempre estuvo presente la intención de ‗modernizar‘ el centro de la ciudad y materializar el ‗progreso‘, lo que se lograría mediante el desvelo de sus monumentos históricos, la ampliación y creación de algunos espacios abiertos. Desvelar de algún modo el alma de la ciudad en tiempos difíciles mediante la historia urbana, que aunque presente, permanecía oculta tanto por el velo del deterioro connatural, como por el velo de la consciencia necia de la modernidad. Si bien el urbanismo eficiente proclamado por la modernidad promovió la destrucción y desarticulación de conjuntos urbanos antiguos, en el último aliento, se buscó la manera de preservarlos. La idea sobre la destrucción de las edificaciones ‗sin ningún valor‘ que impedían la modernización de los viejos ‗cascos‘, vertida en la Carta de Atenas (1933), dio un vuelco en el CIAM VIII (1951),57 cuando se puso sobre la mesa el tema del ‗corazón de las ciudades‘ y con ello, la consideración de la historia, pero sobre todo, el sentido público y social de los puntos nodales. No obstante la propuesta, el desvanecimiento de trazas fundacionales y la pérdida de monumentos históricos continúo en México. Se tiene algunos claros ejemplos como la intervención del centro de Guadalajara en los años cincuenta con el proyecto de Cruz de Plazas y a finales de los setenta con la Plaza Tapatía. Otra intervención que desfiguró el perfil histórico y el alma de la ciudad, fue la que se realizó en Monterrey con el proyecto de la macroplaza a inicios de los ochenta. Cabe señalar que en este tipo de intervenciones siempre está presente el conocimiento, la ideología y el poder, lo que termina complejizando los propósitos de quienes valoran el patrimonio. Esto sucedió en la intervención del patrimonio urbano-arquitectónico de la capital potosina impulsada por el gobierno bajo la bandera del progreso. Donde el progreso, entendido como modernización, originó inevitablemente pérdidas y destrucción. Situación que se manifestó en las proclamas de la sociedad preocupada por su ciudad y su patrimonio. Mientras el gobierno exaltaba las obras en nombre del progreso y la modernidad, una parte de la sociedad reclamaba su pasado.58 No se pueden juzgar con rigor estas intervenciones, ya que no se consideraba estrictamente lo que se estaba sacrificando en tanto que el propósito era modernizar la ciudad, y tampoco había reglamentos a favor del patrimonio. Aunque en ciudades como México y Morelia se comenzó a 56

Francoise Choay, op. cit., p.164. Para mayor información sobre el CIAM VIII celebrado en Hoddesdon Inglaterra en 1951 consultar: Eric Mumford, ―El discurso del CIAM sobre el urbanismo, 1928-1960‖ en Revista Bitácora Urbano Territorial, Bogotá, Universidad de Colombia, enero-diciembre, año/vol. 1, número 011, 2007. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx [consultado 24 de enero 2011]. 58 Los puntos de vista encontrados en cuanto a las intervenciones de los espacios abiertos y su contexto histórico, así como los de algunas obras modernas insertas en el centro de la ciudad, presentes en los discursos oficiales y en desplegados en los periódicos de la capital, son expuestos en la tesis doctoral intitulada ―Renovación del espacio abierto del centro histórico de la ciudad de San Luis Potosí 1967-1979‖, sustentada por la autora en junio de 2012 en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México. 57

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado salvaguardar el patrimonio desde los años treinta, en San Luis Potosí este tema adquirió importancia hasta los setenta. A pesar de las demoliciones efectuadas para renovar los espacios abiertos centrales y desvelar los monumentos del pasado, la intervención ha tenido una trascendencia socio-cultural notable, por lo que se propone que fue una actuación moderada, además una experiencia válida por la integración de profesionistas con diversos perfiles y la participación de la sociedad civil. 4. Espacios históricos: entre el furor modernizador y la conservación El gobierno rochista (1967-1973), quien encabezó esta labor, tuvo a bien formar Patronatos para supervisar y gestionar los proyectos de las plazas potosinas. Se conformaron equipos heterogéneos y multidisciplinarios, donde la participación de la sociedad con un sólido bagaje cultural resultó fundamental. En estos equipos se integraron historiadores, escritores, personajes conocedores de la cultura potosina. También se incluyó a la nueva generación de jóvenes arquitectos e ingenieros, que sin ser expertos en materia de patrimonio, conjugaron su conocimiento con las voces experimentadas. Otro elemento importante en los Patronatos fue la presencia de un representante del área a intervenir, quien transmitía el sentir de los habitantes. Si bien no hubo un consenso ciudadano generalizado, se tuvo la presencia de una parte de la sociedad potosina, cuestión que se extraña hoy en día. Los proyectos que se consideran pertinentes, ya que se tuvo una actitud equilibrada entre la modernización y la conservación del patrimonio, se concentran en el primer cuadro de la ciudad. Se tiene la intervención de la Plaza de los Fundadores entre 1969 y 1970. El que fuera el punto embrionario de la capital,59 consolidado como Plaza de la Compañía en la época Virreinal y Jardín Juárez durante el Porfirismo (Imag.1), fue despojado por completo de todo elemento ornamental y vegetal para convertirse en un estacionamiento público en los años cincuenta (Imag.2). Cabe señalar que en ese tiempo, el automóvil, símbolo de la ‗ciudadmáquina‘, moderna y dinámica, había invadido el centro de la ciudad. Claro está que las ciudades no estaban diseñadas para ello, particularmente en San Luis Potosí sus calles originales fueron hechas para andar a caballo, por lo que su estreches revela su tiempo. Además en el entorno se habían posicionado algunos edificios modernos, como el Banco del Centro en 1954 y el Hotel Panorama en 1965, por lo que la demanda de estacionamiento en este punto era sustancial.

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Dado a que fue el punto donde los españoles congregaron a los chichimecas para la formación del Pueblo de San Luis.

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado El estacionamiento público llamado desde 1955 Plaza de Fundadores fue el antecedente de la intervención en 1969 (Imag.3), cuando se concibió una explanada, tipo plaza seca, propia para las reuniones cívicas y culturales. Abajo de esta explanada se edificó un estacionamiento subterráneo el que de inmediato se postuló como símbolo del progreso y la modernidad (Imag.4). Mediante esta maniobra, la propia explanada completamente despejada, se convirtió en el escenario perfecto para contemplar un entorno histórico singular, donde se conjugan varios estratos de la arquitectura potosina. Este proyecto puede ser visto como resultado del triunfo de la ‗máquina y de la técnica‘, lo que se puede equilibrar con la consideración de la historia mediante el espacio contemplativo a nivel de la calle (Imag.5).

Imag.1 Aspecto del Jardín Juárez, otrora Plaza de la Compañía. Este espacio abierto de origen virreinal fue arbolado y convertido en paseo durante el porfirismo. Fuente: Biblioteca Ramón Alcorta del Museo Francisco Cossío (BRAMFC)

Imag.3 Aspecto del estacionamiento de Fundadores antes de que se demoliera la cuadra al oriente para ampliar este espacio en los años sesenta. Fuente: Imágenes Históricas de San Luis Potosí (IHSLP)

Imag.2 Antiguo Jardín Juárez transformado en plaza-estacionamiento de Fundadores en los años cincuenta. Fuente: BRAMFC

Imag.4 Excavación del estacionamiento subterráneo de la Plaza de Fundadores en 1969. Fuente: IHSLP

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Imag.5 Aspecto de la Plaza de Fundadores a pocos días de su inauguración en el año de 1970. Fuente: BRAMFC

A tres cuadras al sur de la Plaza Fundadores, se ubica el conjunto franciscano, espacio donde la orden formó a los naturales. El ex convento fue confiscado por las Leyes de Reforma a mediados de siglo XIX, cuando fue seccionado y atravesado por algunas calles. El espacio que contuviera una parte de la huerta y corrales del antiguo convento, al poniente, fue ocupado por unas construcciones que alojaban a un Jardín de Niños y un establecimiento de la Cruz Roja (Imag.6). Al tiempo que se construyó la Plaza Fundadores, se creó en este punto la Plaza de Aránzazu inaugurada en diciembre de 1970 (Imag.7).

Imag.6 Imagen de las edificaciones que se ubicaron en la parte posterior del conjunto franciscano después de ser confiscado por las Leyes de Reforma. Fuente: IHSLP

Imag.7 Perspectiva de la Plaza de Aránzazu. Proyecto del Arq. Agustín Rodríguez y Marco Antonio Garfias. Fuente: Reprografía El Sol de San Luis (ESSL), Julio de 1970.

Las edificaciones mencionadas fueron demolidas para develar algunos vestigios coloniales. Una antigua arcada de piedra del convento y la fachada posterior del templo de Aránzazu componen el marco de la plaza. La plaza, parcialmente cerrada por una arcada invertida, se concibió a modo de patio hundido coronada con una fuente central (Imag.8). Sin duda los esfuerzos de los historiadores concentrados en rescatar el conjunto en los años cincuenta, fueron retribuidos con esta intervención. La cual, vista en su tiempo como una maniobra urbana, confrontó el desvelo de los monumentos históricos con el urbanismo eficiente. La liberación de este espacio, persigue los postulados modernos en cuanto a despejar los enclaves viejos y hacinados de la ciudad para que circule el aire y para que los habitantes 268

Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado tengan espacios recreativos.60 Al tiempo de despejar el área, mediante la destrucción de las construcciones, se ponderó la historia de la ciudad. Desde entonces esta plaza es acogida por propios y extraños, convirtiéndose en una recurrida postal ‗histórica‘ de la capital.

Imag.8 Aspecto de la plaza aranzuzana a días de su apertura. Se puede observar la arcada de piedra del ex convento, así como la fachada posterior del templo de Aránzazu. Fuente: IHSLP

Justo en el corazón de la ciudad se ubica la antigua Plaza Mayor, a una cuadra al oriente de Fundadores, arbolada en el Porfirismo y llamada entonces Jardín Hidalgo (Imag.9). Este punto nodal, desde su inicio conjugó los principales poderes de la Nueva España: la Iglesia y las Casa Reales. Su importancia y significado no ha declinado a lo largo de sus más de cuatrocientos años de vida. El proyecto integral en 1973, que incluyó la ampliación del Palacio de Gobierno en su costado poniente, la creación de una plazoleta y con ello, el ensanche de la perspectiva de la calle Madero, ha sido la mayor operación que ha tenido en su vida (Imag.10).

Imag.9 Imagen del Jardín Hidalgo, hoy Plaza de Armas, transformado en paseo arbolado bajo el gobierno porfirista. Fuente: IHSLP

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El punto 69 de la Carta de Atenas establece: La destrucción de tugurios en los alrededores de los monumentos históricos dará ocasión a las creaciones de superficies verdes.

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Imag.10 Proyecto de la plazoleta que se generó con la extensión del Palacio de Gobierno y el ensanche de la calle Madero. Fuente: Reprografía Revista Universitarios Potosinos, núm. 12, 2010.

El antiguo Jardín Hidalgo, denominado hoy Plaza de Armas, fue reforestado y se le restituyó un pavimento de piedra que había perdido años atrás (Imag.11). Este detalle integró totalmente al conjunto con la textura y color de piedra regional. Cabe decir que las fachadas de las edificaciones del entorno y el actual kisoco fueron recubiertas con piedra de la región años atrás. El resultado puede ser cuestionable, ya que aunque la plaza recobró su textura original, la carga de piedra en fachadas, kiosco y pavimento, crea una sensación de extremo mimetismo, derivando en una intervención historicista.

Imag.11 Aspecto de la Plaza de Armas restaurada y renovada en 1973. Fuente: Biblioteca José Guadalupe Victoria del Museo Francisco Cossío (BJGVMFC)

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado La operación que se aprecia, a pesar de las edificaciones virreinales demolidas (Imag.12), es la extensión del Palacio y el ensanche de la esquina sur-poniente del mismo, donde se desveló la fachada de la virreinal Caja Real y dos palacios porfirianos, conformando un remate visual sin igual en la capital (Imag.13). Nuevamente aparece aquí la intención de ‗liberar‘ o despejar el espacio, aunque el proyecto deriva en una acción autorepresentativa de escala mayor con la fuerte presencia del Palacio, el que quedó completamente exento posicionándose como un monumento histórico relevante (Imag.11). La Plaza de Armas quedo así como un marco de contemplación no solo para el Palacio gubernamental, pero también para la Catedral y el antiguo Ayuntamiento, entre otras edificaciones con una carga histórica importante.

Imag.12 Secuencia de imágenes de los inmuebles que fueron demolidos para ampliar el Palacio de Gobierno y crear una plazoleta en su costado sur. 12-1 Imagen aérea donde se aprecian las azoteas de los edificios demolidos y la estreches de la calle Madero. 12-2 Aspecto de las fachadas de los inmuebles que se situaban al costado sur del Palacio. Fuente: 12-1 IHSLP, 12-2 colección particular del autor

Imag.13 En esta fotografía se aprecia la ampliación del Palacio de Gobierno y el ensanche de la calle de Madero con la Caja Real como remate visual al fondo. Fuente: BJGVMFC

El proyecto con que cerró la administración rochista fue la Plaza del Carmen (1973). Esta plaza se ubica a una cuadra al oriente de Plaza de Armas, en una parte de lo que fuera el antiguo convento carmelita, también confiscado y seccionado en el siglo XIX. A finales de este siglo y a principios del XX se erigieron varias construcciones, entre casas y negocios al costado derecho del atrio carmelita (Imag.14). Para la concreción de la plaza en los setenta se confiscaron y demolieron dichas construcciones, confinadas en una cuadra y media, ubicadas entre el Palacio Federal, al sur del conjunto carmelita, y la que fuera la Plaza de los Insurgentes (Imag.15). Esta plaza se erigió en la década de los cincuenta, obstruyendo por completo el espacio atrial por la colocación de una fuente hundida en el medio, lo que provocaba caos en las celebraciones de la virgen (Imag.16).

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Imag.14 Postal de la fachada del templo del Carmen, su atrio y entorno inmediato, en el cambio del siglo XIX y XX. Fuente: IHSLP Postal 621 de Sonora News Company

Imag.15 Vista aérea del atrio carmelita y la Plaza de los Insurgentes en los años sesenta. En esta imagen se puede ver el conjunto de edificaciones que fueron demolidas para renovar el sitio y crear la Plaza del Carmen. Fuente: Reprografía Revista Mensaje, núm. 8, s/f

Imag.16 Perspectiva de la Plaza de los Insurgentes Potosinos. Proyecto de la firma Cossío-Algara construida a mediados del siglo pasado. Fuente: BJGVMFC

La misiva del gobierno fue recuperar el atrio carmelita, así como crear un jardín de corte historicista para enmarcar los monumentos históricos presentes en el entorno, como el mencionado Palacio Federal y el Teatro de la Paz de factura historicista, así como una antigua construcción virreinal perteneciente al ex convento que alberga un museo (Imag.17). Se puede considerar, que aunque se disipó el espacio contemplativo del atrio para la portada carmelita, se obtuvo un espacio abierto amplio para congregar a la población en las celebraciones y procesiones carmelitas. Esta propuesta vinculó la modernidad con la tradición, tanto como a la sociedad civil partícipe. El nuevo perfil del espacio abierto carmelita conjugó el poder público y religioso, tanto como la voluntad política, en el marco de un dinamismo social y cultural (Imag.18). En esta intervención queda expuesto el ciclo que marcó a las intervenciones del patrimonio urbano-arquitectónico en los centros históricos mexicanos en los años setenta; el modernizardestruir-renovar con el propósito de desvelar la historia, fortalecer la identidad en un ejercicio pedagógico de auto-reconocimiento de la sociedad. Estrategia gubernamental mediante el cual no solo logró conciliar y distraer a la sociedad, ya que también se puso atención en los monumentos históricos, y con ello, en el patrimonio.

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Imag.17 Aspecto de las obras de construcción de la Plaza del Carmen. Fuente: BJGVMFC

Imag.18 Imagen inaugural de la Plaza del Carmen en 1973. Fuente: Reprografía ESSL, Septiembre de 1973

La experiencia de la intervención Si bien se considera que esta fue una experiencia enriquecedora, tanto por la actitud equilibrada de los proyectos entre la modernización y la conservación, como por la participación de la sociedad y la apropiación de los espacios renovados, no se puede dejar de mencionar que estas intervenciones motivaron cambios radicales en el centro con el siguiente gobierno (1973-1979). Además de la inserción de obras modernas en el contexto virreinal, como el Mercado República, la Unidad Administrativa o el Centro de Difusión Cultural, lo que acarreó la destrucción de manzanas enteras, se puede aludir a la construcción de un eje vial en la zona oriente del centro. Se confeccionó una avenida amplia y regular en una zona –irregular de origen- que el gobierno consentía como una ‗pústula‘, donde se derribaron cientos de casas virreinales, desdibujando por siempre la traza fundacional de este sector.

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado Se puede situar la actitud del gobierno con los neoconservadores definidos por Habermas, aquellos que si bien le dan la bienvenida a la ciencia moderna, al progreso técnico y al capitalismo,61 exhortan una política mediadora dentro de los arrebatos modernizadores. La política potosina, además de mediar los ánimos ideológicos inconformes y a quienes sentían las pérdidas, encaminó a los potosinos hacia la contemplación del patrimonio, viéndose reflejados e identificados con éste. También se pude colocar esta intervención en la figura historial que postula Choay,62 sustentada en la práctica del italiano Gustavo Giovannoni (1973-1943), quien otorga a los conjuntos urbanos antiguos un valor de uso y un valor museal. Giovani funda su consideración sobre la dualidad esencial de los comportamientos humanos. Los seres humanos, aunque inmersos en el proceso urbanizador, deben detenerse y encontrarse. Los centros, los barrios, los conjuntos de manzanas antiguas pueden responder a esta función. Bajo la forma de enclaves aislados o de fragmentos, pueden recuperar una actualidad. Para lo cual deben estar bien tratados, evitando implantar actividades incompatibles con su morfología. Los antiguos tejidos urbanos presentan un valor de uso que se acompañan de dos privilegios: al igual que los monumentos históricos, son portadores de arte y de historia, pero también de un valor pedagógico e incitativo, verdaderos catalizadores para la invención de nuevas configuraciones espaciales.63 Esto sucedió en las intervenciones modernizadoras del centro potosino, en tanto que tratadas como fragmentos, las antiguas plazas no perdieron su categoría social e integradora, sin dejar de lado su condición histórica y monumental, lo que les otorgó una renovada configuración espacial. A pesar de las pérdidas edificatorias se puede hablar de la ―destrucción creativa‖ que refiere Harvey; en el momento que alude Berman, cuando los modernos no pudieron aniquilar el pasado y el presente para crear un mundo nuevo ex nihilo; por lo que los potosinos, dentro del furor modernizador, tuvieron que entenderse con el mundo que tenían y actuar desde él. A través de las intervenciones del patrimonio urbano-arquitectónico, el centro histórico se afianzó como un espacio lúdico y de convivencia. Se restituyó el dinamismo social aminorado por los conflictos ideológicos. Se reforzó su sentido histórico y cultural, al tiempo de reafirmar de algún modo la identidad del potosino. Tanto la modernidad como las primeras tendencias de protección del patrimonio, confrontaron el fenómeno de la renovación urbana con la historia. Periodo donde germinaron proyectos que articularon el presente con el pasado, lo nuevo con lo viejo, pero también vincularon a la sociedad. El perfil que ostenta hoy el centro potosino, no sólo es producto de los ímpetus progresistas del gobierno, sino también del contexto cultural vivido. De ese contexto paradójico de la modernidad, el que propagó la destrucción sistemática, al tiempo de considerar la conservación del patrimonio. Momento en el que se identifica una fractura importante en el pensamiento. Se reconoce la trascendencia de las intervenciones ya que apuntalaron la imagen del centro de la capital. Estos espacios se han vuelto no solo las estampas turísticas más reproducidas y reconocidas, sino también parte fundamental de la memoria colectiva del potosino del siglo XXI. Sin importar el tiempo de factura o el reconocimiento del contexto cultural bajo el cual se reconfiguraron. 61

Jurgüen Habermas, op. cit., p.14. François Choay, op. cit., p.175. 63 Las ideas de Giovannoni pasaron a la Carta italiana del restauro (1931). Una obra destacada fue la rehabilitación en 1936 de Bergamo Alta. Donde consiguió vincular la ciudad baja, comprometida con el desarrollo industrial; la hizo renacer en la gloria de sus plazas y de sus monumentos públicos, en la sinuosa complejidad de sus calles y de sus pasajes. A la escala de los barrios supo compaginar la propedéutica del olvido con una concepción crítica y condicionar la preservación de los conjuntos urbanos antiguos en la dinámica del desarrollo. Ibíd., pp.175-179. 62

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Relaciones entre la Teoría y las Concreciones en la Conservación del Patrimonio Cultural Edificado Bibliografía citada Berman, Marshall, Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad, México, Siglo XXI, 2010. Benjamín, Walter, ―El carácter destructivo‖ en, Discursos Interrumpidos 1, México, Taurus, 1973. Castrejón Paniagua, Angélica, ―Renovación del espacio abierto del centro histórico de la ciudad de San Luis Potosí 1967-1979‖, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, tesis doctoral sustentada en junio de 2012. De Certeau, Michel, Luce Giard y Pierre Mayol, La invención de lo cotidiano 2. Habitar, cocinar, México, IBERO, ITESO, 1999. Choay, Francoise, Alegoría del patrimonio, México, GG, 1992. Ettinger Mc Enulty, Catherine R. ―Tradición y Modernidad. Ámbitos de encuentro‖, en Guadalupe Salazar G., Eugenia María Azevedo S., Catherine R. Ettinger, Blanca Paredes G. y Luis Alberto Torres G. (Coord.), Lecturas del espacio habitable, San Luis Potosí, UASLP, CONACYT, 2011. Gadamer, Hans-Georg, Verdad y Método, 4ta Ed., Salamanca, ed. Sígueme, 1991. Harvey, David, The condition of Posmodernity, Malden, Blackwell Publishing, 1990. Martínez Caro, Carlos y Juan Luis de las Rivas, Arquitectura urbana. Elementos de teoría y da diseño, 2 ed., Madrid, Bellisco, 1990.

Documentos electrónicos: Habermas, Jürgen, ―ModernityAn incomplete Project‖. Disponible en: http://platypus1917.org/wp-content/uploads/2010/10/habermas_modernityproject.pdf [Consultado el 22 de octubre 2012]. Hernández I Martí, Gil-Manuel, ―Un zombi de la modernidad: el patrimonio cultural y sus límites‖ en La Torre del Virrey: revista de estudios culturales, número 5, 2008. Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2598698 [Consultado el 7 Junio 2010]. Mumford, Eric, ―El discurso del CIAM sobre el urbanismo, 1928-1960‖ en Revista Bitácora Urbano Territorial, enero-diciembre, año/vol. 1, número 011, Bogotá, Universidad de Colombia, 2007. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx [Consultado 24 de enero 2011]. Peñalba, Josué Llull, ―Evolución del concepto y de la significación social del patrimonio cultural‖ en Arte, Individuo y Sociedad, Universidad de Alcalá, Vol. 17, 2005. Disponible en: http://biblioteca.universia.net/html_bura/ficha/params/title/evolucion-concepto-significacion-socialpatrimonio-cultural id 16365291.html [Consultado el 7 de Junio 2010].

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Mérida, Yucatán, México Diciembre de 2014 Primera edición 2014 Tiraje: Digital

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