Ciudad imaginada
El Destino
Armando Silva
La foto publicada por El Tiempo del 23 de septiembre en la que el presidente Obama dialoga con su invitado especial el Papa Francisco, muriendo ambos de la risa en Washington, dejó una huella indeleble para la historia real e imaginada. El día anterior también en primera plana, el Papa aparecía con Fidel con las manos ligeramente en alto y el líder cubano en actitud de escucha al mensaje papal. Estas dos imágenes hicieron recordar esa famosa frase de Fidel pronunciada en 1973, ante la pregunta de un periodista al regreso de un viaje a Vietnam, recogida por el escritor argentino Jorge Solano: " Estados Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un presidente negro y haya en el mundo un Papa latinoamericano"
Lo imposible se dio, como un destino escrito por dioses del Olimpo griego en donde hombres y héroes suelen preguntar a sus divinidades sobre lo que está por venir y cuando los dioses lo estiman dejan conocer algún hecho futuro, no siempre deseado pues la fatalidad juega también protagonismo divino. Pero en esta cadena de mensajes visuales se acaba de mostrar otro también imposible. La foto del jueves 24 del mismo Tiempo captó una imagen insólita e inesperada por todas la generaciones de Colombia: el presidente Santos dando la mano al jefe de las FARC, Timochernko, en señal de acuerdo sobre el bien más esquivo pero más anhelado por los colombianos: La paz. Y de nuevo, como que el destino riéndose de los incrédulos, quien unió esos dos puños guerreros de los dos firmantes, el presidente y el guerrillero, provino del presidente de una pequeña isla comunista, Raúl Castro. Se nota en la escena que él los hala hacia el centro, pues Santos tímido se resguardaba al extremo izquierdo y Timochenko expectante se recluían en la otra orilla: Castro los hizo tocarse para la foto y darse una mirada de fe y esperanza para todo un pueblo. Se produjo en esta escena, con un guerrillero más eufórico que el presidente, la sensación de que el futro sonreía
Pero el oráculo sigue manifestándose. La paz en Colombia no la hace un agente revolucionario, sino un Santos, de aquellos descalificados tantas veces por representante de las oligarquías. Dios tenía sus secretos guardados y nos lo ha estado revelando en fotos de primera página y no sabemos lo que aún nos espera en esta final ruptura de la fatalidad.
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