¿Desplome de las BRICS? Una oportunidad para México

August 22, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: BRICS nations (Brazil, Russia, India, China and South Africa)
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Descripción

¿Desplome de las BRICS? Una oportunidad para México
"Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios"
Benjamín Franklin

Fernando Álvarez Simán*

Primero lograron estabilidad política, en segundo lugar controlaron la hiperinflación, realizaron reformas estructurales para dejar atrás el proteccionismo y el modelo de sustitución de importaciones; en un tercer término comenzaron a crecer económicamente; el cuarto momento fue la influencia geopolítica mundial y regional que lograron tener en los últimos años. Son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, los llamados países BRICS, un acrónimo formado por las iniciales del nombre de los países emergentes más importantes que fue acuñado en el 2001 por Jim O'Neill, un analista del grupo financiero Goldman Sachs. El término original era BRIC, porque no incluía a Sudáfrica, pero a partir del 2009 con la introducción de la patria de Nelson Mandela, el término quedó como se le conoce hoy: BRICS. De hecho del año 2000 al 2010 China pasó de ser la sexta potencia mundial a convertirse en la segunda, solo detrás de Estados Unidos; Brasil pasó de la novena a la séptima posición, la India avanzó del lugar trece a la novena posición mundial, Rusia estaba ubicada en el lugar 18 y hoy ostenta el número once. En ese mismo periodo de tiempo, 67 mil millones de dólares en inversión extranjera indirecta fueron a parar a alguno de esos países emergentes.

O´Neill recientemente jubilado, para su clasificación se guió por el panorama que para estos países se abría con la estabilidad, las reformas estructurales y sobre todo por lo que esperaba fuera su contribución al escenario mundial global con la riqueza de sus recursos naturales, energéticos, por el gran mercado interno que representan sus millones de habitantes y el poderío militar. No estaba equivocado, con la crisis financiera mundial de 2007 que configuró el mundo unipolar hasta ese entonces dominado por Estados Unidos, acompañado de las naciones industriales tradicionales; estas potencias emergentes fueron los ejes centrales de la política y la economía mundial en la crisis pasada. Ese mundo unipolar fue reemplazado por el liderazgo colectivo de estos países emergentes. No era para menos, las cifras sobre sus potencialidades son abrumadoras y gigantescas; juntos forman una extensión territorial igual a todo el continente americano, tienen un mercado interno representado por el 40 por ciento de la población total del planeta y el 45 por ciento del total de la población activa mundial, además seis de las veinte ciudades más grandes del mundo se encuentran en alguno de estos países.
Poseen también el 40 por ciento del oro total y de las reservas financieras mundiales y Rusia y China cuentan con un arsenal de armas nucleares. Particularmente, hoy China es el principal socio comercial de 144 de los 183 países con que cuenta el mundo. Si esta cifra es impresionante, también su PIB per cápita es tres veces mayor que el de Japón, cuatro veces mayor que el cinco países más desarrollados de Europa, y 14 veces mayor que toda América Latina. La India solo es superada por China en producción agrícola y en este sector emplea el 60 por ciento de la mano de obra total, es el país número catorce del mundo por su producción industrial y es líder mundial en servicios de atención al cliente y soporte técnico porque el inglés es la lengua heredada del dominio britanico.

Brasil es la séptima economía más grande del mundo, combina la exportación agrícola con la de productos manufacturados y se prevé que triplique su producción de petróleo en los próximos 20 años. Sudáfrica por su parte es la primera economía del continente africano; acapara el 25 por ciento del total del PIB continental, el 75% de las grandes empresas del continente africano son sudafricanas y es uno de los países con mayor riqueza minera de todo el mundo porque es el mayor productor y exportador de oro, platino y cromo, y el cuarto productor de diamantes del mundo. Sudáfrica produce 80% del platino mundial y posee también el 60% de las reservas globales de carbón.

Los BRICS como uno de los efectos de su creciente influencia mundial crearon en el 2009 su primera cumbre mundial en los Urales rusos, en Ekaterimburgo a donde Estados Unidos vía diplomática insistió en ser invitado como observador, petición que fue rechazada. En esa ciudad rusa firmaron la "declaración de Ekaterimburgo", los líderes BRICS se comprometieron a "conjuntar esfuerzos para que se encuentren respuestas nuevas para problemas añejos" y ofrecieron al mundo su nuevo liderazgo como un elemento innovador frente al "cuadro de impotencia que domina otros foros multilaterales" y de la demora de las naciones avanzadas en asumir sus responsabilidades. Específicamente insistieron en un mecanismo más democrático y transparente de la toma de decisiones en las organizaciones financieras multilaterales y pidieron más voz y voto para sus países en estos foros mundiales. También solicitaron que los directivos de los organismos financieros internacionales fueran elegidos de manera libre y transparente, donde lo más importante sean los méritos de los candidatos y no el peso de los países más poderosos, específicamente de Estados Unidos y la Unión Europea.

De esta manera, a partir de esa primera cumbre, los BRICS han realizado cuatro más donde invariablemente han pugnado por la desaparición de la "diplomacia del dólar", es decir del poderío americano impulsado por el uso del dólar como moneda franca mundial, como la moneda utilizada como reserva internacional y para adquirir préstamos internacionales; hechos que solo benefician a Estados Unidos por lo que incluso han propuesto la creación de una moneda supranacional. En el nuevo escenario global, los BRICS crecieron por la rápida expansión de la mano de obra, por el incremento en la productividad de esa mano de obra que de rural se convirtió en urbana, por el auge que también experimentaron con el desarrollo de infraestructura y el crecimiento urbano.

Sin embargo esa fuerza que estos elementos le aportaron a los BRICS comienza a disminuir, por ejemplo en China el empuje de la fuerza laboral cesó en el 2010 cuando las políticas de control natal comenzaron a detener el crecimiento poblacional del país oriental, en ese sentido; los mayores de 60 años chinos representaban en el 2010 el 13 por ciento de la población, para el 2030 ese sector de la población será el 23 por ciento y la tendencia aumentará; entonces lo que vendrá para China es que será un país donde aumente el consumo y disminuya la productividad. Otro dato es que China en el 2010 era autosuficiente en energía petrolera, pero en los próximos diez años, atender las necesidades de este sector costará el equivalente al tres por ciento de su producto interno bruto. 2010 fue el año también en el que Rusia vio disminuida su fuerza laboral por las políticas de control natal, pero además el país cosaco no tiene una economía diversificada ni innovadora; el 25 por ciento de su PIB proviene de los ingresos del petróleo y el gas.

La India cuya economía creció siete por ciento en promedio anual entre 1990 y el 2011, ha financiado su desarrollo con préstamos internacionales, pero su balanza de pagos comenzó a ser deficitaria por lo que el valor de la rupia (la moneda hindú) se ha depreciado constantemente desde esa fecha. Al parecer el Banco Central no cuenta con las reservas internacionales suficientes para hacerle frente a una situación de emergencia. Brasil por su parte es azotado por una ola de protestas que buscan entre otras cosas disminuir la enorme carga fiscal de la clase media (36% del PIB del país, similar a la de Alemania y Reino Unido, la de Estados Unidos es del 25%), que se engrosó en diez años en 20 millones de personas, las que demandan servicios sociales como educación y transporte que el gobierno no ha podido satisfacer a pesar de haber podido sacar a 40 millones de brasileños e la pobreza extrema en los últimos años.

Sudáfrica por su parte tiene 4.5 millones de desempleados, la mayoría de ellos jóvenes menores de 30 años, a ello se unen unos índices de desigualdad, pobreza, criminalidad y de propagación del SIDA de los más elevados del mundo. La desigualdad que sufre y que es una de las mayores del mundo representa un enorme reto después de la desaparición física de Nelson Mandela, su líder espiritual.

En las actuales condiciones, el pobre desempeño de los países BRICS arrastrará a la economía global en su conjunto, Estados Unidos no tendrá un buen trabajo y el comercio internacional verá mermados sus resultados si la economía china sigue deprimida. Por otro lado, como en los indicadores de desempeño de cualquier economía la confianza es básica, en ese sentido si los países BRICS no logran de alguna manera recuperarse las inversiones regresarán a los países desarrollados o en otro caso buscarán otros países emergentes.

La comunidad financiera internacional menciona que esto es lo que está sucediendo en estos momentos y que hoy existen cuatro lugares donde se están ganado la confianza de los inversionistas internacionales: Europa del este, Pakistán, Filipinas y México. Refieren que en México la aprobación de las reformas fiscal y energética elevaría el crecimiento potencial del PIB en 1.5 por ciento adicional al crecimiento en promedio de cada año, prácticamente la mitad de este crecimiento de nuestra economía. Esto aunado al control inflacionario y a las inversiones en infraestructura que se espera realice la administración pública federal en los próximos años.

Jim O´Neill que siempre comentó que en su análisis que dio origen al término BRICS no incluyó a México porque lo consideraba un país bastante desarrollado; no se equivocó al augurar el crecimiento y el peso específico de este grupo de países en el contexto internacional. El problema es que nadie pudo pronosticar cuanto tiempo duraría el esplendor de estos mercados emergentes. En el fondo, el surgimiento de los BRICS y otros acrónimos que le han sucedido refleja el nuevo orden mundial que explica la reconfiguración de la globalización y el subsecuente reacomodo del capital internacional. El derrumbe de sus expectativas y la aparición de otras naciones emergentes explican también la pérdida del poderío unipolar americano, aunque eso no significa que no seguirá siendo potencia. Pero que demuestra la nueva forma de organización política internacional donde los problemas globales y su atención tendrán que ser resueltos de manera colectiva.

México claramente es una economía emergente y se espera que con las reformas estructurales camine por una senda de crecimiento sostenido de alrededor del 4% anual por los próximos años, su fortaleza y a la vez su debilidad es la dependencia con Estados Unidos, de hecho nuestro país fue golpeado como ningún otro por la crisis americana, pero si Estados Unidos vuelve a crecer México también lo hará. Otra fortaleza que lo distingue de los BRICS es que estos países anclaron su desarrollo en la exportación de materias primas, cuando México cada vez aumenta sus exportaciones no petroleras e identificadas con manufacturas por lo que su balanza de pagos está menos sujeta a los vaivenes de los precios internacionales de las materias primas. De hecho, el comercio norteamericano con México y Canadá es de tres mil doscientos millones de dólares por día. Una cifra superior al comercio de Estados Unidos con los cinco países BRICS más Japón y Corea del Sur. Hasta ahora la velocidad del crecimiento de los BRICS ha sido el doble de la de México, pero los bajos costos de producción de nuestro país lo están haciendo más competitivo que los BRICS porque el mercado más grande, Norteamérica está vinculado con la planta productiva mexicana, sobre todo la del norte del país. Para los BRICS sus otras ventajas se eclipsan ante esa vecindad. Aparte el modelo económico mexicano se funda en que la variable más observada y cuidada de la ecuación macroeconómica por el banco de México, es la inflación, por ello los aumentos anuales en salarios son bastante conservadores. Brasil India, China, Rusia y Sudáfrica han tenido aumentos salariales mayores que los de México y por ello sus costos de producción han aumentado más que los nuestros.

El panorama para México se plantea optimista y promisorio, las tareas para el futuro son lograr mayor cooperación económica, no solo con Estados Unidos, sino también con el resto del mundo, fortalecer el mercado interno con inversiones en infraestructura productiva en cada región del país, identificando sus potenciales y valdría la pena que también se fortalecieran las inversiones en el desarrollo del capital humano, porque la capacidad de los países para desarrollar sistemas de bienestar prósperos y velar por el desarrollo humano y la productividad son elementos clave en el mundo global y competitivo.

* Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas.





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