Desmitificar a través de la comicidad. La figura de Herakles en el cine

June 30, 2017 | Autor: Teresa Magadán | Categoría: Cinema, Greek Myth, Classical Reception Studies, Humour Studies, Herakles
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Descripción

DESMITIFICAR A TRAVES DE LA COMICIDAD: LA FIGURA DE HERCULES EN EL CINE

Humour plays a key role in the cinema. It can be used for instance to subvert reality and to transform the image of the heroes, even those passed down from classical antiquity, like Hercules, the mightiest ancient Greek hero, renowned for his physical strength and superhuman exploits. In the following paper Hercules films are analysed in order to show how the use of comic devices in those movies altered the tragic image of the hero, following the path of the ancient satyr plays. The article focuses then on the film Hercules in New York, American release of 1970 starring A. Schwarzenegger as Hercules, which introduced a new Hercules prototype, the rude, brave and romantic hero, whose simplicity, candour and clumsiness equal his strength. It is concluded that Schwarzengger’s Hercules constitutes an excellent humoristic approach to ancient mythology.

Humour, Ancient Greek Mythology in Film, Peplum, Hercules

Desmitificar a través de la comicidad, la ironía o la parodia han sido recursos habituales en el lenguaje cinematográfico. Heredero a la vez del texto escrito literario y de las estrategias teatrales, el cine ha recurrido desde sus inicios al uso del humor y la parodia para abordar todo tipo de temas, incluidos aquéllos relacionados con el mundo grecorromano. Pese a que la relación del cine con la tradición griega y romana ha seguido caminos dispares1, en sus inicios el cine mostró una querencia especial por la mitología griega, pues le permitía desplegar ante el incrédulo público de las primeras proyecciones un amplio abanico de recursos, que con el tiempo conformarían el lenguaje cinematográfico. Personajes mitológicos ataviados con seductoras vestimentas, moviéndose entre suntuosos decorados, de los que por arte de magia aparecían y desparecían objetos, daban una sensación de irrealidad a esas primeras 1

Sobre las divergencias entre el tratamiento cinematográfico del mundo griego y el romano véase Magadán 2008. Esas divergencias no han impedido que el cine haya ejercido a su vez cierta influencia en el ambiente académico. Sirvan de muestra dos títulos recientes, el volumen dedicado al humor en el mundo grecorromano, A Funny Thing Happened on the Way to Agora: Ancient Greek and Roman Humour (Drew Griffith-Marks 2007), que alude al título original de Golfus de Roma; y otro sobre la tragedia, Dionysus since 69. Greek Tragedy at the Dawn of the Third Millennium (Hall-MacIntosh-Wrigley 2005), que remite al film Dionysus in ’69, la inusual adaptación de las Bacantes de Eurípides realizada por R. Schechner en un garaje del Greenwich Village en la temporada 1968-69 y que Brian de Palma registró in situ con su cámara. 203

incursiones en la mitología griega, cautivando a los espectadores que se acercaban a comprobar qué singularidades ofrecía ese nuevo tipo de espectáculo. Es por ello que la etapa del cine mudo puede considerarse un momento idílico entre mitología y cine, ya que a lo largo de esos años se llevaron a la pantalla cinematográfica casi todos los mitos conocidos, habitualmente en más de una ocasión2. Y ya entonces uno de los mecanismos utilizados para trasladar a la pantalla esos mitos fue el del humor y la parodia. Pioneros como Méliès o Feuillade recurrieron al humor para presentar sus interpretaciones de los mitos griegos, despojándolos del aire intelectual que les daba la literatura. Ulises, Hércules, Prometeo, Pigmalión e incluso Zeus son presentados con un aire bufo, bien a través de la vestimenta que remeda las túnicas clásicas, bien por las barbas que lucen, más próximas a los relieves asirios que a los griegos, bien por lo exagerado de sus reacciones que los aproxima a los cómicos del vodevil de la época. Las parodias cinematográficas eran en este aspecto herederas de una larga tradición de la comedia antigua que satirizaba a través del humor las penalidades de los héroes antiguos, en especial Ulises y Hércules. El género de la comedia satírica en la que personajes disfrazados de sátiros realizaban proezas ridículas que remitían a las de los héroes mitológicos había tenido especial desarrollo en la Grecia de los s. VI y V a.C. y, aunque se han conservado pocas de estas piezas3, se sabe tanto por referencias escritas como por las representaciones pictóricas y cerámicas que los mecanismos para ridiculizar, parodiar y satirizar no eran muy distintos de los actuales, sobre todo por el amplio uso que en ellas se hacía de lo grotesco, lo burlesco, lo erótico y lo escatológico4. Es por esta razón que se ha elegido como tema de la intervención en estas Jornadas sobre el Humor en la Antigua Grecia el tratamiento

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Se puede contabilizar un total de 310 producciones relacionadas, directa o indirectamente, con la mitología griega. Para una lista exhaustiva de esas producciones, véase Verreth 1995 y 2003. Listas menos exhaustivas se encontrarán también en Pomeroy 2008; Galinsky 2007; Aguilar 2006; Nisbet 2006; Boschi-Bozzato 2005; Solomon 2002; Smith 2004; Cano 1999, 1974; España 1998; Lillo Redonet 1997; Clauss 1996; Collognat 1994; Rose 1991; Della Casa-Piazza 1983. 33 Harrison 2005; Cipolla 2003; Krumeich-Pechstein-Seidensticker 1999. Pese al escaso número de obras conservadas, se conocen seis relacionadas con Herakles: Herakles en Ténaro, de Sófocles; Herakles de Astidamas; Euristeo, Busiris y Sileo de Eurípides; y Ómfale de Aqueo, además de fragmentos como el de Limos de Dionisio I de Siracusa. Imágenes de posibles piezas satíricas se encuentran reproducidas en Taplin 2007, 1995; Carpenter 2006; Green-Handley 1995; Green 1985; Webster 1967; Robinson 1932, 1917; Bates 1916. 4 El tema del humor se ha abordado muy poco fuera de la literatura. Mitchell 2004 es uno de los escasos ejemplos que analizan estos mecanismos en las representaciones cerámicas de los s. VI-V a.C. 204

cinematográfico de la figura de Hércules5, dado que el héroe griego por excelencia presenta en el cine esa misma ambigüedad que en el teatro antiguo, héroe trágico en aquellas obras que parten de la tragedia, y héroe cómico a partir del momento que su figura se observa desde la perspectiva de la comicidad y su musculatura provoca carcajada en lugar de admiración. Para ello se partirá del análisis de la película que marcó un punto de inflexión en la tipificación del héroe, Hércules en Nueva York, producción estadounidense de 1970, que supuso además el debut de Arnold Schwarzenegger en el cine, con todo lo que este hecho lleva parejo.

La figura de Hércules en el cine Hércules entra muy pronto en la cinematografía, en 1897, de la mano del director francés E. Pirou, fotógrafo francés famoso por haber realizado el primer film erótico de la historia. A ella le siguieron Hércules y el gran bastón de Gaum, fechada en 1910, en la que el héroe lucha contra la Hidra de Lerna, el León de Nemea y el Jabalí del Erimanto; y la que puede considerarse la primera adaptación cómica del mito, Hércules en el regimiento (1909), de Pathé, donde un gigantón sobrevive a las balas del enemigo que intentan eliminarle. De esta etapa del cine mudo data también la primera versión animada de los 12 trabajos de Hércules, realizada por Émile Cohl para la productora Gaumont en 1910. El cine italiano tomó entonces el relevo con Ercole de M. Febo (1917) y L’ultima fatica d’Ercole de E. Graziani-Walter (1918), a las que siguieron el díptico Eracleide (1919) y La cintura delle amazzoni (1920), ambas de Mario Guaita, quien interpretaba al propio Hércules. El ciclo se cerró con Il trionfo di Ercole (1922), de Fr. Bartolini, para la cual se contrató por primera vez a un atleta profesional para interpretar el personaje6, sentando un precedente importante en la posterior definición física del héroe7. Tras estas primeras producciones y pese al éxito de otros personajes musculosos con los cuales más adelante se confundirá, Hércules no reaparece en el cine hasta las grandes superproducciones americanas de los años 50 que pusieron de moda el cine histórico. De ese momento datan dos películas que iniciarían una saga destinada a tener larga vida, aunque estas 5

A lo largo del texto utilizaremos siempre la variante latina Hércules y no la griega Herakles dado que en el cine siempre se ha aludido al héroe griego con el nombre latino. Sobre la figura de Hércules en la literatura y en el arte contemporáneos pueden consultarse Blanshard 2007; Galinsky e/p y 1972; Riley 2004; Schultze 1999. 6 Se trataba del atleta triestino Giovanni Raicevich. 7 De hecho, en la definición física del héroe influyeron también los ideales derivados de la antigüedad grecorromana aplicados a la consecución del atleta perfecto que tanto la Italia mussoliniana como la Alemania hitleriana consagrarían. Esos ideales determinarían a su vez el tipo físico de otros héroes, como Tarzán (Holtsmark 1981). 205

dos producciones iniciales no tengan nada que ver con las posteriores. Se trata de Le Fatiche di Ercole, de 1957, más conocida como Hercules en su versión inglesa; y Ercole e la principessa di Lidia, de 1959, también conocida como Hercules Unchained, ambas de P. Francisci8. Estas películas, rodadas en Italia pero protagonizadas por actores americanos y financiadas por productores estadounidenses, partían de un guión basado en obras griegas, aunque hechos y personajes se refundieran para encajar mejor en la linearidad cinematográfica9. Su objetivo era dar espectáculo sin traicionar en exceso el espíritu de los textos antiguos. El éxito de ambas producciones animó a continuar por esta senda. Ahora bien, la idea que animaba a los nuevos productores no era contar las hazañas de los héroes antiguos, sino utilizar las posibilidades que ofrecían esas historias para concebir un espectáculo de acción y fantasía, donde la trama importaba menos que el desarrollo visual de la historia. Las películas sobre Hércules habían triunfado porque ofrecían al público los mismos elementos que las historias hollywoodienses10 –héroe impoluto moralmente y atractivo visualmente; romance con la heroína pese a las artimañas de la malvada de turno; luchas con los malos y final feliz- con el añadido que permitía desplegar grandes decorados fantásticos, crear un vestuario menos rígido y más provocativo, diseñar espectaculares escenas de lucha y hacer uso de los efectos especiales de la época para crear monstruos y fieras terribles11. Una combinación que, como Lucas y Spielberg se encargarían de demostrar más adelante, siempre ha dado un buen rendimiento en taquilla.

Hércules y el cine mitológico Así nació un subgénero de películas dentro del Peplum o cine ambientado en la antigüedad grecorromana, el llamado mitológico o neomitológico, caracterizado por la presencia de un héroe musculoso que logra vencer todas las adversidades, desbaratar los planes de los malvados y reinstaurar el 8

Las producciones europeas de los años 50 y 60 suelen aparecer en los listados con varios nombres y fechas según el país donde fueron exhibidas. Aquí citamos el título y año de la versión original, y el del título con que aparece en las enciclopedias en los casos que no hay coincidencia. 9 A pesar del título ninguna de las dos partía de tragedias basadas en el personaje, sino de otros relatos en los que Hércules desempeña un papel secundario. La primera se inspira en las Argonáuticas de Apolodoro para introducir algunas de las hazañas del héroe y centrarse en la expedición a la Cólquide mezclada con el episodio de las Amazonas; y la segunda refunde episodios de las tragedias Edipo en Colona, de Sófocles, y los Siete contra Tebas, de Esquilo, con la estancia de Hércules en Lidia como prisionero de la reina Ómfale. 10 Para el paralelismo entre los héroes mitológicos y los héroes del western resulta instructivo Winkler 1985. 11 Estas películas se beneficiaron del saber hacer de los pioneros de los efectos especiales, sobre todo Ray Harryhausen. Sin la habilidad y fantasía de estos creadores el cine neomitológico no hubiera tenido esa capacidad de seducción que todavía mantiene. 206

orden social, consiguiendo de paso el amor de la heroína para él o para su compañero, según la aventura. Este subgénero, denominado asimismo Muscleman film12, no incluía sólo a Hércules, aunque él fuera el pionero. La lista comprendía asimismo personajes secundarios de películas de romanos que ya habían triunfado en el cine mudo y que fueron recuperados avispadamente, como Ursus de Quo Vadis, o Maciste de Cabiria13, a los que pronto se unieron personajes bíblicos como Sansón y Goliat, otras figuras de la mitología griega –Ulises, Jasón, Teseo, Perseo, Atlas-, así como gladiadores y legionarios diversos e incluso Simbad el marino. Las diferencias con los dos films anteriores eran notables. En primer lugar, la producción era totalmente europea, pues se rodaban en estudios italianos con productores italianos, aunque fueran frecuentes las coproducciones con Francia y España a medida que el éxito de público aseguraba una buena trayectoria comercial. Esto supuso un descenso en la calidad técnica -que solía suplirse con imaginación-, y la reutilización de decorados y vestuario en sucesivas producciones para amortizar los gastos. En segundo lugar, el guión se inspiraba ligeramente en obras antiguas y sólo tomaba de ellas personajes y temas, mezclados a menudo con aventuras de otras épocas, como ocurrió con las incursiones de Hércules en la Atlántida14. En tercer lugar, el protagonista tenía los mismos rasgos físicos –y también el atuendofuera quien fuera el personaje que interpretaba: faldellín corto -el mal llamado peplum-, cinturones de cuero, barba recortada, músculos generosos, grandes pectorales, mirada desafiante. En cuarto lugar, el héroe unía a su fuerza física una entereza capaz de superar todo dolor físico o desventura y una rectitud moral intachable como correspondía a su caracterización de valedor de la justicia15. 12

Pomeroy 2008, p. 3; Chapman 2002. Maciste especialmente desarrolló una importante carrera en el cine mudo, gracias a la presencia física de su intérprete Bartolomeo Pagano, antiguo estibador genovés, prototipo sin duda de todos los musculosos posteriores (Dall’Asta 1992; Solomon 2002, p. 24). Según el poeta italiano D’Annunzio, autor de los sobretítulos de la obra, el nombre de Maciste deriva de uno de los epítetos de Hércules, Makiste (Μακίστε), el más grande, vocativo de la forma doria del superlativo del adjetivo Makrós-Mêkistos (Günsberg 2005, p. 218, n. 5). Algunos autores dudan de la palabra de d’Annunzio y apuntan a una derivación a partir bien del término magister (Pomeroy 2008, p. 122, n. 25), bien del verbo mactare, sacrificar (Gonzales 1993, pp. 14-15) o de la combinación de la palabra roca en latín – macis- e italiano –roccia (Lapeña 2003, p. 6, n. 31). 14 Dos son las aventuras de Hércules en la Atlántida, Ercole alla conquista dell’Atlantida de V. Cottaffavi (1961) -La Conquista de la Atlántida en su versión española-, una de las mejores películas de esta etapa, y Il Conquistatore di Atlantide de M. Brescia (1965), de igual título en castellano y menor calidad. La primera inserta el episodio en el marco de las hazañas que llevan a Hércules al extremo occidente. Allí la aventura mitológica enlaza con la literaria a través del personaje de Antinea, la malvada reina de la Atlántida creada por PBenoit en su novela de 1919 y llevada al cine en varias ocasiones. 15 En EEUU estas películas se distribuyeron principalmente en el circuito de los drive-in, los famosos cines al aire libre para ver proyecciones sin salir del coche, puesto que los 13

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El Hércules de los años 60 representa, pues, el triunfo de la fuerza física y de la voluntad en un momento en que, tanto en Italia como en España, la industrialización se iniciaba a marchas forzadas y parecía relegar a un segundo plano el valor del trabajo humano. La protección de los débiles frente a déspotas y tiranos daba una salida a la tensa relación que se estaba gestando en la industria o la construcción entre patronos y asalariados. Sin pretenderlo, esas modestas producciones ayudaban a enaltecer la labor de la mano de obra, pues en ellas Hércules era también un asalariado al servicio de algún señor, contra el cual acababa rebelándose, mejorando así las condiciones de vida del resto de la población. Sin embargo, no son estas las características que más nos interesan destacar aquí, sino un último rasgo, que con el tiempo marcaría para siempre la interpretación cinematográfica y televisiva de la figura de Hércules: su transformación en personaje cómico. A medida que mermaba la capacidad técnica de las producciones, el talento de los directores y el dinero invertido en ellas, Hércules aumentaba su musculatura pero perdía seriedad. Como ocurría en las piezas satíricas, más allá de la fuerza física y moral del héroe, se subrayaban sus aspectos más humanos: el exceso en la comida y la bebida; su torpeza; su laxitud y pereza; su escasa capacidad de raciocinio; su bondad. En otras palabras, el noble bruto. Sus actuaciones, aunque fueran para defender el bien, provocaban la sonrisa por lo inoportuno, exagerado o paródico de la situación, y poco a poco aumentaba la incomprensión del personaje por parte de quienes ayudaba, pues, pese a agradecerle sus esfuerzos, aquéllos no veían en él más que un torpe grandullón, amante de la comida y bebida, que les hacía reír con sus puñetazos. Esta derivación cómica fue posible además por la escasa consistencia de los villanos a los que se enfrentaba, producto de un guión que mezclaba épocas y lugares sin rubor, haciendo que Hércules se enfrentara tanto a Sansón como a los Mongoles, luchara contra los Incas y los hombre-lobo, o derrotara a los vampiros, aunque en este caso se tratara de un Hades transmutado en rey de la oscuridad por obra y gracia de Mario Bava y Christopher Lee16. Al final de la década de los 60, Hércules se había convertido en un héroe bonachón y rudo, solitario y atemporal, más cerca de un forzudo de saloon que de un semidiós.

valores morales reflejados en ellas parecían más adecuados para el público joven que solía frecuentarlos que las películas de ciencia-ficción (Pomeroy 2008, p. 38; Walker 2007). 16 Ercole al centro della Terra (1961), también conocida como Hércules entre los Vampiros en las versiones francesa y alemana, es una pequeña joya del cine mitológico de terror, que hoy causa furor entre los cinéfilos (Pomeroy 2008 la selecciona entre todas las de Hércules para efectuar un comentario de 6 páginas). En España no llegó a estrenarse, pero sí circula en DVD con el título original, Hércules en el centro de la tierra. 208

Los intérpretes de Hércules La transformación de Hércules en personaje cómico corre pareja a la modificación que experimenta el aspecto externo del héroe, es decir de sus intérpretes. Si, dadas las características del héroe, siempre se había elegido a actores musculosos, decantándose después por atletas y culturistas17, hasta mediados de la década de los 60 se había mantenido un equilibrio entre músculo y cerebro, o por decirlo con otras palabras, diámetro de pectorales y capacidad interpretativa18. Los sucesivos actores que lo interpretaron – Steve Reeves, Reg Park, Mark Forest, Brad Harris, Dan Vadis, Mickey Hargitay, Richard Harrison, Kirk Morris, Alan Steel, Gordon Scott, Peter Lupus- fueron evolucionando con el personaje. El siguiente siempre era más forzudo que el anterior y menos capacitado como actor, hasta quedar reducido a un rostro inexpresivo y unos brazos descomunales capaces de arrojar enormes pedruscos y provocar la carcajada con su torpeza, pero incapaz de transmitir sentimiento alguno. Es difícil afirmar si uno fue consecuencia de lo otro, es decir si la imposibilidad de contratar a actores de cierto renombre motivó la derivación cómica del personaje, o si la caricaturización fue un recurso que los productores consideraron oportuno para continuar explotando el filón sin tener que hacer grandes dispendios. De hecho, la caricaturización afectó también a los villanos y a los dioses, cuando intervenían, cuyo aire bufo recuerda el de las primeras incursiones del cine mudo en el tema. Paralelamente, las figuras femeninas fueron ganando en belleza, maldad y escote, lo que permitió a los productores utilizar el cine mitológico como campo de experimentación de lo que más adelante se convertiría en el llamado cine de destape19. La acentuación de la vertiente seductora no supuso, sin embargo, una rendición a la lujuria, pues si hay alguno de los excesos del Herakles antiguo que no retomaron las películas de los 60 fue precisamente el de la promiscuidad. 17

Steve Reeves, Mister Universo y primer culturista en encarnar a Hércules destacó siempre por su figura proporcionada, que le acercaba mucho al canon clásico. El atleta que se parecía a los dioses -así lo definió Terenci Moix- ha experimentado en los últimos años una revalorización y es una auténtica leyenda. Formado, como muchos de sus compañeros, en las páginas de la revista Las Vegas Sahara Review editada por Mae West, es el actor que más personajes mitológicos ha interpretado. El segundo, Reg Park, también Mister Universo y rival de Reeves en numerosas ocasiones, poseía un cuerpo más musculoso y menos proporcionado que aquél. Sin embargo, algunos críticos lo consideran el mejor Hércules de la pantalla. A Park le cabe el honor de haber interpretado la tríada forzuda del peplum: Hércules, Maciste y Ursus. 18 Sobre las diferencias entre los actores musculosos americanos y los italianos, aunque bautizados artísticamente con nombres anglosajones, es recomendable Hunt 1993. 19 Los modelitos de Jane Mansfield en Gli Amori d’Ercole (1960), de C.L. Bragaglia, donde interpreta el doble papel de Deianira, la sufrida esposa de Hércules, y de Hipólita, la reina de las Amazonas, sintetizan a la perfección las dos líneas del vestuario femenino en las películas sobre Hércules: sucintos pero sugerentes para los personajes femeninos objeto del amor de Hércules, y lujosos y atrevidos los de las malvadas. 209

Fiel al esquema de Hollywood, el Hércules del cine mitológico es monógamo. Pese a las tentaciones y las pociones con las que intentan ganar su amor las seductoras reinas de turno, él se mantiene fiel a la muchacha hermosa pero recatada, humilde o hija de un monarca, que le brinda su ayuda y su amor. Curiosamente ese aspecto irá acentuándose en las últimas producciones, donde todas las protagonistas reciben el nombre de Deianira, la segunda esposa de Hércules20. Este detalle, unido a la rectitud moral del personaje, daban al Hércules mitológico de los 60 un barniz cristiano que lo hacía especialmente apto para el entrenamiento familiar al que iban destinadas estas producciones.

Hércules en Nueva York A principios de la década de los 70 del s. XX el filón del cine mitológico europeo empezó a entrar en decadencia. La televisión llegó a los hogares y cambió los hábitos familiares, mientras que la crisis del petróleo obligó a buscar platós y decorados más baratos. Al cine mitológico le sucedió el spaguetti-western filmado en Almería con los mismos actores que antes interpretaban a los héroes empuñando un revólver en lugar de usar los puños21. En Estados Unidos, en cambio, se optó por actualizar los mitos griegos trasladándolos al presente22, decisión que, a la postre, permitiría la pervivencia de la figura de Hércules en el celuloide, aunque bajo unos parámetros algo distintos a los que habían utilizado las producciones mitológicas europeas. La película que hizo de transición entre ambas etapas fue precisamente la citada Hércules en Nueva York, modesta producción de un director novel23, 20

En Hércules de P. Francisci es Iole, la figura femenina elegida, aunque responde al mismo patrón. Por su parte, el Hércules de Walt Disney fusiona en Megara, convenientemente abreviada en Meg para mejor comprensión del público, rasgos de todos los personajes femeninos relacionados con Hércules. 21 Uno de ellos fue Giuliano Gemma, que había intervenido en Arrivano i Titani de D. Tessari (1962), en Maciste, l’eroe piú grande del mondo (1963) de M. Lupo y Ercole contro i figli del sole (1964), de O. Civirani, en papeles secundarios. Incluso hizo de figurante en Ben-Hur (1959). 22 La actualización de la mitología griega es una característica común al cine popular y al cine de autor, pues de ese momento datan numerosas adaptaciones de tragedias, muchas basadas en montajes teatrales, como la citada Dionysus in ’69, o Antigone (G. Freedman, 1974), montaje del Broadway Theatre de la Antígona de Sófocles a través del texto de J. Anouilh, con una magnífica G. Bujold, o el primer corto del director alemán W. Herzog, Hercules (1962), donde se contrapone el héroe antiguo a un culturista sucedáneo suyo. Para las distintas adaptaciones cinematográficas de las tragedias griegas pueden consultarse Michelakis 2001, 2004, y Riley 2004 para las relacionadas específicamente con Herakles. 23 Fue la primera película de su director, Arthur Allan Stadelman, quien hizo poca carerra en el cine y se especializó en la dirección de episodios para series de TV, como Canción Triste de Hill Street o Magnum. 210

destinada a un público joven consumidor de palomitas y amante de las películas de acción que empezaban a ponerse de moda. La trama de la película no puede ser más sencilla. Hércules se aburre en el Olimpo y decide bajar a la tierra, pese a la oposición de su padre. Recogido por un carguero, llega a Nueva York, donde gracias a sus puños salva a un modesto vendedor de unos matones. Acompañado de este personaje, Hércules recorre la ciudad y traba amistad con un profesor universitario y su hija, que le contratan para entrenar el equipo de atletismo, una vez comprobadas sus facultades en todas las disciplinas. Hércules se encariña con la hija del profesor, al tiempo que se sorprende de todo lo que le rodea y se enfurece con los imitadores que utilizan su nombre. Entretanto, en el Olimpo, Zeus decide castigar a Hércules, pero antes cede a los ruegos de Afrodita y envía a Mercurio para hacerle entrar en razón. Mercurio fracasa y entonces llama a Némesis para ejecutar el castigo. Sin embargo, Juno, celosa, trama un plan con Plutón y entrega a Némesis una poción para privarle de su fuerza. Hércules bebe la poción y pierde la fuerza justo el día que disputa el campeonato de lucha libre. Perseguido por unos gánsteres que habían apostado por él, atraviesa Nueva York en cuadriga y se refugia en un edificio con sus amigos. Allí decide enfrentarse a los gánsteres pese a carecer de fuerza. Milagrosamente aparecen Atlas y Sansón para ayudarle, mientras Zeus, forzado por los demás dioses, decide perdonar a Hércules y otorgarle de nuevo la fuerza. Hércules comprende que su lugar está en el Olimpo y decide volver a él, pese a reconocer que se vive mejor en la tierra. Más allá de la trama argumental, que sigue el patrón habitual de cualquier película de héroe de acción, Hércules en Nueva York es significativa por muchos aspectos que transcienden la modestia de su planteamiento. El más importante, y el que aquí interesa destacar, es la desmitificación del héroe a través de la convergencia de la parodia de las películas mitológicas con la comicidad que supone sacar al protagonista de su entorno habitual y trasladarlo a un escenario plagado de aparatos y costumbres que desconoce. A ello hay que unir los derivados del enfrentamiento generacional, el famoso generation gap que dio tanto que hablar en aquellos momentos, al oponer el hijo díscolo al padre intransigente, y la utilización de un actor extranjero, inexperto, con un físico nunca visto, que daba a la perfección la imagen del bruto bondadoso e ingenuo. Si bien es posible que ni los mismos productores se dieran cuenta de ello, la elección de Arnold Schwarzenegger resultó un acierto24. 24

Arnold Schwarzenegger acababa de ser nombrado Mister Universo cuando fue elegido para el papel. Fue Reg Park, el segundo Hércules de la pantalla, mentor de Schwarzenegger desde que se habían conocido en Londres en 1966, quien lo puso en contacto con los productores que buscaban un tipo musculoso en la estela de los anteriores. Su escaso dominio del inglés obligó, sin embargo, a doblar su voz, de igual modo que su apellido impronunciable fue substituido por el elocuente Strong. La carerra posterior de Schwarzenegger ha convertido la película en objeto de culto y ha motivado que el DVD 211

Desde el punto de vista del tratamiento de la figura de Hércules la película es clara heredera de los films mitológicos de los 60 tanto en lo que respecta a la caracterización física como moral del personaje, aunque va más allá en algunos puntos. Como en aquéllas, Hércules es un culturista de bíceps y pectorales increíbles, sólo que aquí tienen un aspecto hipertrofiado. Su poderosa musculatura la pone asimismo al servicio de los débiles frente a los matones, que aquí substituyen a los villanos y monstruos de las películas anteriores. Sin embargo, esa fuerza física va acompañada de una gran simplicidad de espíritu, incluso de candor, que en la película se canaliza a través del comportamiento infantil del protagonista ante las novedades que va descubriendo, amor incluido. Pues, como en los films anteriores, Hércules es monógamo, y no sólo eso, sino que su amor es absolutamente romántico y puro, hasta el punto que es capaz de renunciar a la heroína anteponiendo su deber como hijo de Zeus a la posible felicidad en la tierra. Estamos, por lo tanto, ante el mismo arquetipo del bruto de noble corazón y rectitud moral, llevado ahora al extremo, puesto que se sacrifica voluntariamente. Ésta será una de las novedades de la película destinada a influir con más fuerza en las producciones posteriores, ya que a partir de Hércules en Nueva York los Hércules cinematográficos y televisivos serán héroes solitarios, que aunque conozcan el amor renunciarán siempre a él para seguir su camino ayudando a los débiles. Otra novedad reside en el estatus de Hércules como mortal, rasgo que se subraya una y otra vez en la película. El ser hijo de Zeus le confiere únicamente una fuerza sobrehumana y la categoría de semidiós, pero no la inmortalidad, razón por la cual se puede acabar con él. A esa pérdida de estatus le acompaña además una pérdida de protagonismo, puesto que Hércules, como pasaba ya en las últimas películas mitológicas, no es el protagonista principal sino uno más. Su acompañante, un cómico de cierto prestigio25, es de hecho el pilar del reparto, en el cual tienen menos peso los actores que las escenas, cuyo desarrollo y planificación recuerdan las del cine cómico mudo26. Por último, la intemporalidad del personaje se desprende claramente del hecho que pueda trasladarse en el tiempo, editado haya recuperado tanto la voz del actor como su apellido. Por otro lado, Schwarzenegger siempre ha reconocido su deuda con Park y en el obituario que escribió tras su muerte en 2007 asegura que fue la imagen de Reg Park vestido de Hércules en la portada de una revista de culturismo lo que impulsó a convertirse en culturista. 25 Arnold Stang que interpreta el personaje figura de hecho en primera posición del elenco de actores, hecho comprensible dada la bisoñez de Schwarzenegger. Stang era un actor especializado en doblaje de series de dibujos animados. El resto del reparto incluía actores que habían participado en algunas películas mitológicas –Tania Elg (Némesis) había sido la protagonista de Las Bacantes de G. Ferroni (1961)-, actores de series de televisión o de corta carrera en el cine. 26 Malamud 2001 compara los recursos cómicos del cine mudo con las adaptaciones escénicas de la comedia romana, tanto en teatro como en cine. 212

abriendo la puerta a la posibilidad de situar en cualquier época y lugar las andanzas del héroe. Cierto que las producciones italianas ya habían iniciado ese camino, sin embargo se habían mantenido fieles a una pseudoantigüedad de monstruos y malvados. Con la posibilidad de los viajes en el tiempo y el juego que da la oposición modernidad-pasado/futuro Hollywood abrió una vía que sería muy explotada en los años 70 y 80. Si Hércules es objeto de desmitificación, también el Olimpo ofrece algunos rasgos novedosos. Independientemente de la falta de presupuesto que sitúa el Olimpo en un jardín de dudoso gusto y viste a los dioses con un aire muy kitsch, lo que le confiere un aspecto bastante cursi, muy lejos de los pícaros Olimpos italianos, cabe resaltar el tratamiento de dos divinidades, Zeus y Hades/Plutón. El primero es presentado como un calzonazos, sometido a la voluntad de Hera/Juno, la auténtica mandamás del Olimpo. Ataviado con una barba sin bigote y rizos laterales recuerda más bien un rabino que un Zeus tonante, pese a los rayos de plástico que sostiene en las manos y que lanza por doquier27. Por el contrario, Hades aparece como un ser refinado y elegante, un trasunto de Mefistófeles, cuyo bombín, pañuelo rojo y bastón lo acercan a la imagen culta y refinada del diablo que el cine ha cultivado en muchas ocasiones28. La satanización de Hades, que Mario Bava había sugerido en la mencionada Hércules en el centro de la tierra, se consuma claramente en Hércules en Nueva York y continuará en obras posteriores, siendo evidente incluso en el Hércules de Walt Disney. Por otro lado, los dioses no viven de espaldas a la realidad que hay fuera del Olimpo, de modo que están enterados perfectamente de lo que ocurre en la tierra, visten a la última cuando bajan a ella y viajan en helicóptero, si no quieren hacer uso de sus poderes. Tal vez esto explique lo poco aprovechado que está a nivel de comicidad el encuentro de Hércules con los aparatos modernos, de los cuales parece que conoce su existencia –no se sorprende de los aviones, ni de los coches o la televisión- pero desconoce su funcionamiento. Y en ello se basan las bazas cómicas, cuando su torpeza provoca desastres. Es la ineptitud del héroe y no la sorpresa en general lo que provoca la risa. De hecho, los recursos usados para desmitificar la figura de Hércules a través de la parodia y el gag cómico, se llevan a cabo a dos niveles –el narrativo y el visual-, con gran predominio del segundo sobre el primero. Los recursos narrativos se basan en buena medida en los diálogos de Hércules, cuya elementalidad y simpleza en las respuestas refuerzan aún más la ingenuidad cómica del personaje, así como en los malentendidos 27

Los rayos y las nubes –botes de humo- son los únicos efectos especiales del film, lo que delata la modestia de la producción. 28 Así el personaje interpretado por Robert de Niro en El Corazón del Angel de Alan Parker (1987). 213

derivados de su escasa comprensión de las frases y giros coloquiales29. No obstante, son los guiños al espectador, oponiendo la Grecia Antigua de la que habla Hércules con la Grecia Moderna que conocen los demás, los que dan más juego, puesto que a través de ellos se pretende conseguir la complicidad de la sala. A nivel visual se recurre preferentemente a la parodia de situaciones, ya sea alguno de los 12 trabajos –lucha contra un oso que se ha escapado-, ya escenas de anteriores películas del género –la carrera de cuadrigas, la competición atlética30-, aunque el peso recae en la parodia del propio Hércules, cuya facilidad para meter la pata a causa del desconocimiento de las costumbres neoyorkinas origina tanto el desconcierto como la hilaridad. No menos hilaridad provoca su negativa a aceptar la existencia de competidores e imitadores y los embrollos que genera. Por último, la contraposición Olimpo-Nueva York se plasma a nivel de tonalidades cromáticas y musicales que acentúan los dos planos en que se mueve el personaje31. Vista desde la distancia de casi 40 años, Hércules en Nueva York adquiere una importancia inimaginable en su momento. Cierto que en ello ha jugado la carrera posterior de su protagonista32, pero aún así no cabe duda que el Hércules definido en la película supuso un punto de inflexión en el personaje, al alejar definitivamente el Hércules de la tragedia e incluso de la mitología de la memoria de los guionistas y substituirlo por un gigantón forzudo, de noble corazón pero escaso cerebro, torpe y patoso, elemental en sus reacciones y sentimientos, que provoca tanto temor como carcajada. Este proceso de banalización del personaje se acentuó a partir de la década de los 80 del s. XX con una serie de películas interpretadas por culturistas hipertrofiados33 y culminó con la versión de dibujos animados que hizo la factoría Disney en 1997 y su secuela televisiva34. 29

Sorprende que no se quisiera sacar partido del mal inglés y el acento austríaco de Schwarzenegger para acentuar la comicidad del personaje en lugar de buscar un doblador. 30 La cuadriga parece aludir a la escena del rescate en los infiernos en Hércules en el centro de la tierra y la competición atlética recuerda la llegada de Hércules a Tebas en Hércules. 31 Cada aparición de Hércules o de los dioses va acompañada de un tema musical característico, que recuerda muy de cerca la banda sonora de M. Theodorakis para Zorba el Griego, que había causado furor tras su estreno en 1964. La banda sonora es de un músico norteamericano de ascendencia griega, John Balamos. Esta fue su única incursión en el cine, pues su carrera se ha centrado en la docencia. 32 El propio Schwarzenegger reconoció su deuda con el film cuando, ya famoso, decidió titular la serie de vídeos en que daba lecciones de culturismo con el nombre de Hércules. 33 El siguiente culturista en interpretar el personaje fue Lou Ferrigno, que había sido el Hulk televisivo. Ferrigno se enfrenta en Hercules (1983) y Le avventure de l’incredibile Ercole (1985), ambas de L. Cozzi, a monstruos robóticos, malvados galácticos y enemigos armados con espadas láser. 34 El Hércules de Disney es deudor en gran medida de Hércules en Nueva York. Desde el cartel de propaganda, que copia literalmente, a la caracterización del personaje como ser 214

Paralelamente, en aquellas producciones que relegaron la comicidad a un segundo plano, triunfó la otra cara de ese nuevo Hércules, la del forzudo de noble corazón, íntegro moralmente, valedor de débiles y oprimidos que vaga por los caminos, sin hogar ni familia, capaz de las más grandes proezas pero vulnerable a nivel de sentimientos y a nivel físico a causa de su mortalidad, razón por la cual es perseguido por sus enemigos (Poseidón/Hades). Este Hércules es el que retomaron las series televisivas de los años noventa, situándolo en un mundo atemporal a mitad de camino entre la pseudoantigüedad de las películas italianas y el pseudomedievalismo que el mismo Schwarzenegger puso de moda con la película Conan el Bárbaro (1982)35. Así pues, observada desde la perspectiva que da el paso de los años y la evolución posterior del personaje en las artes visuales, se puede decir que Hércules en Nueva York es un producto más que digno, pese a la modestia de su planteamiento. Constituye además un buen ejemplo del uso de la comicidad como medio de desmitificar o darle la vuelta a un mito, manteniendo al mismo tiempo un justo equilibrio entre las referencias al mundo antiguo y al actual.

María Teresa Magadán Olives Departamento de Griego Moderno EOI Barcelona-Drassanes Avda. Drassanes, s/n 08001-Barcelona [email protected]

torpe, ingenuo, forzudo y romántico, que es capaz de sacrificarse por amor, pasando por esa imagen de Hades con toques diabólicos e infernales. Quizá por ello y por exagerar los recursos cómicos, mezclando personajes y situaciones de manera arbitraria se entiende que provocara el rechazo casi unánime de los clasicistas, que acusaban a la productora de haber asesinado un mito (Martin 2002). Sin embargo, la película no es del todo irreverente con la tradición clásica, pues la tragedia que constituye su substrato argumental, la Alcestis de Eurípides, contiene rasgos humorísticos que la aproximan a las piezas satíricas (Slater 2005). En cambio, la serie televisiva posterior, El joven Hércules, sí responde a los parámetros habituales de la factoría Disney y nada tiene que ver con el mito. 35 Este es el Hércules televisivo de las series Hercules: the Legendary Journeys (19951999) y su secuela Xena: Warrior Princess (1999-2001), rodadas en Nueva Zelanda, que abrieron el camino a la nueva hornada de films mitológicos y de fantasía de la primera década del s. XXI, entre los cuales está previsto un nuevo Hércules. Entretanto se han llevado a cabo algunas miniseries y episodios para televisión, además de algunas producciones menores. Así Hercules in Hollywood (2005), de J.M. Ferrari, que calca miméticamente tanto la trama y los diálogos como el vestuario y decorados de Hércules en Nueva York. 215

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