Deslizantes quiebres e itinerarios del performance: a manera de introducción Anne W. Johnson* / Adriana Guzmán**
En el puente: el, la performance
D urante los últimos años, y de manera cada vez más fervorosa, han sido claras para muchos
investigadores en ciencias sociales y humanidades diversas dificultades propias de los modelos teóricos y metodológicos predominantes en la tan ajetreada porción del mundo conocida como Occidente: parcelaciones disciplinarias (sociología, antropología, medicina, psicología, filosofía, etc.), divisiones en los quehaceres humanos (ciencia, arte, técnica, tecnología, etc.), fragmentación del sujeto (cuerpo, alma, mente, yo, conciencia, interior, exterior, etc.), así como supuestos epistemológicos arraigados, como la división entre pensamiento y acción, reflexión y emoción, material e inmaterial, estructura y proceso, etc., la idea del método científico como modelo explicativo “único y verdadero”, o bien la ponderación de la palabra y los símbolos como punto central de todo hacer humano. Todo lo anterior, en sus extremos, llevó a suposiciones como que no sería factible dar cuenta de la ciencia desde el arte ni viceversa, y que sería imposible hablar de las estructuras sociales y la subjetividad, por señalar algunos ejemplos. Ante tales desmesuras han surgido nuevos o renovados planteamientos que se han centrado en cambiar las divisiones por fusiones –con todo y sus fisiones–; en pensar ya no en términos de conjunto, sino de unidad; en romper con los modelos de interpretación que piensan a los signos con significaciones intrínsecas, inamovibles, fijas, que apelan a algo así como operaciones mecánicas por parte de sus usuarios; en observar la importancia de la agencia humana y no humana con lo que integran a los sujetos y otros entes que se consideren vivos como fuerzas activas; en suma, que han buscado tender puentes entre las estructuras, los procesos y la agencia, entre la sociedad y la intención, entre la cultura y la subjetividad, entre los saberes analíticos y los perceptivos, los del cuerpo y los literarios, los de la lógica y los de la pasión, los de Occidente y los procedentes de otras culturas, los de aquí y ahora y los de antaño. En este panorama, una de las propuestas que ha resultado sumamente fructífera ha sido la del performance, que ha sido acunada y crecida en la relación entre teatro y antropología, entre estructura y proceso, entre reflexividad y flow, entre Manchester y Bali, entre arte y ritual, entre canonización y rebeldía, entre identidad y alteridad, entre forma y contingencia, entre tradición y renovación, entre lo uno y lo otro: en el puente. Este número de Diario de Campo está dedicado, pues, al performance, un concepto deslizante, en el mejor de los casos, que construye lazos, que emerge de un conjunto de preocupaciones en * Profesora-investigadora, Unidad Académica de Antropología Social, Universidad Autónoma de Guerrero (
[email protected]). ** Bailarina, profesora-investigadora, Escuela Nacional de Antropología e Historia (
[email protected]).
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distintas disciplinas vinculadas con el arte, la política, las
han germinado y desarrollado al performance. Los tres
identidades y las relaciones sociales en la modernidad.
primeros, sintéticos a la vez que profundos, permiten
A la vez objeto de estudio y lente metodológica, voltear
observar la compleja construcción de la noción de per-
la mirada a las expresiones culturales que son perfor-
formance, los vínculos establecidos con la antropolo-
mances y de igual manera a los procesos sociales como
gía, la sociología, los estudios culturales y del cuerpo,
performances permite un acercamiento a las prácticas,
y la antropología histórica, así como la jugosa relación
las experiencias, las emociones, los objetos, las fuer-
con las artes, en particular el teatro.
zas, los discursos y las relaciones que constituyen el entramado de lo humano.
Enseguida, dos artículos más abundan en el arte –danza e imagen– y el ritual. A continuación se pre-
El performance, tan polisémico que en ocasiones
senta una propuesta sobre la manera de realizar in-
es “la” performance, denota comunicación artística y
vestigación performativa, la cual se vincula de manera
repetición corpórea –que no es automatismo ni igual-
directa con los siguientes tres artículos, los cuales ver-
dad–, pero también señala la fuerza de la presencia, de
san acerca de la agencia humana y su performático
la acción, sus consecuencias e implicaciones “perfor-
flujo en la construcción de sí mismos y de eventos en
mativas”. Permite desmoronar, o por lo menos cues-
los que se encuentra marcadamente presente la resis-
tionar, las fronteras entre discurso y práctica, arte,
tencia social.
ciencia y política, academia y activismo, creatividad y rigurosidad, reflexión y percepción, razonamiento e
Puentes discursivos: los textos, las imágenes,
imaginación, además de adentrarse en las interaccio-
lo que se ha dicho, lo que se dice, lo que se
nes humanas que van más allá de lo que las palabras
podrá decir
pueden captar, decir y mostrar. En este momento histórico marcado por el conflicto
El número se inicia con el aporte de Anne W. Johnson,
social, la violencia intersubjetiva y la desconfianza en
“Raíces y rizomas: el devenir del performance”. En este
las instituciones de poder, pero también por una explo-
texto la autora ofrece un recuento del concepto de per-
sión de movimientos sociales y nuevas colectividades
formance desde sus raíces etimológicas hasta su em-
que despliegan discursos y expresiones artísticas y cul-
pleo en los distintos campos académicos y artísticos
turales en busca de alternativas, el performance permite
que lo han reclamado como eje de análisis y acción.
proponer nuevas miradas y nuevas acciones. Intrínse-
Después de presentar una genealogía de las aceptacio-
camente múltiple, esta perspectiva exige abandonar
nes, los usos y aplicaciones del término en tanto objeto
las trincheras disciplinarias que suelen caracterizar el
de estudio, metodología y perspectiva teórica, Johnson
quehacer académico.
argumenta que la mejor y más productiva manera de
Los textos aquí reunidos dan fe de las posibilida-
acercarse al performance es mediante la figura del ri-
des interdisciplinarias del performance, ya que incluyen
zoma: complejo entramado de nodos y relaciones sin
aportaciones desde la antropología, la sociología, el
un eje central.
psicoanálisis, la filosofía, la danza y el teatro. Algunos
Enseguida, en el artículo de Adriana Guzmán y Ro-
indagan en la historia y las posibilidades del performan-
drigo Díaz Cruz, “Antropología y performance: algunas
ce en términos generales, mientras que otros buscan
intersecciones y rutas de investigación”, se observa
aplicarlo al análisis de fenómenos artísticos y sociales
la sustantiva y fecunda relación entre antropología y
particulares.
performance que ha enriquecido el desarrollo de di-
Gracias a la diversidad de formaciones e inquie-
versos temas, a la vez que ha ampliado la mirada de
tudes de los autores, este número es ilustrativo del
tópicos tradicionalmente abordados por la antropolo-
amplio expediente que se ha abierto con la cada vez
gía. En este texto los autores comentan algunas de las
mayor aceptación en las ciencias sociales a la consi-
propuestas al respecto, como las renovadas miradas
deración de la noción de performance y su polisémi-
al poder, al juego, al ritual, así como los cruces en-
co caudal, además de que evidencia la riqueza de los
tre estos ámbitos, al igual que el cuerpo y, dentro de
puentes, dado que varios de los autores han tenido
éste, los planteamientos sobre prácticas corporales,
también una amplia trayectoria en el campo artístico.
feminismo, género, violencia, dolor, sufrimiento, due-
En la sección Enfoques, los textos y su ordenamien-
lo, tanto como los aportes de y hacia la antropología
to permiten adentrarse o profundizar en los temas que
histórica y la historia cultural.
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A continuación, en el trabajo “Performance: entre
característico de la danza. Así, Guzmán da cuenta de
el teatro y la antropología”, Antonio Prieto y Martha
que hablar de la danza como performance implica asu-
Toriz hacen una recorrido por los aportes que rea-
mir que no es una mera representación; que la danza
lizan los estudios del performance al análisis de las
elabora su universo con acciones, se crea a sí misma, a
artes escénicas y a la manera en que las disciplinas tea-
quienes la construyen y a la sociedad en la que ésta se
trológicas y antropológicas se han puesto a debate en
realiza, lo cual permite sostener que no es un reflejo de
el campo de estudios del performance. En una pre-
la sociedad que lo practica, sino una parte constitutiva
sentación ampliamente documentada, en la que los
de la misma: el arte como agente y con sus agentes
autores incluyen aportes teóricos –principalmente
también construye a la sociedad.
las nociones de liminalidad y conducta restaurada– y
En el artículo “La investigación performativa en el
montajes artísticos, Prieto y Toriz concluyen que las
trabajo de campo etnográfico” Gabriela Vargas e Igor
teorías y los actos expuestos muestran puntos de con-
Ayora discuten la posibilidad de realizar el trabajo de
tacto: la coparticipación de ejecutante y espectador en
campo a partir del “performance” de las distintas téc-
un evento vivo en el que las acciones e interacciones
nicas corporales y conocimientos culturales adquiri-
suscitan una retroalimentación posible por la escenifi-
dos a partir de la inmersión en contextos específicos.
cación de secuencias de conducta que cada quien trae
Vargas como música, y Ayora como chef, han debido
de su propia experiencia, y que por esta misma razón
“performar” delante de un público local y recibir las crí-
favorece creaciones o recreaciones donde hay actos
ticas correspondientes, según los criterios de evaluación
de transferencia.
de la comunidad. Los autores proponen la investiga-
El artículo “Performance y antropología del arte”, de Elizabeth Araiza y Olivia Kindl, tiene varias conexiones
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ción performativa como alternativa o complemento a la metodología antropológica tradicional.
con el anterior en cuanto a la reflexión en torno a la
En el texto “La fuerza de la desaparición. Notas
relación entre arte (teatro) y antropología en la articu-
acerca de la construcción performativa de los símbo-
lación de la noción de performance. Las autoras hacen
los”, Pedro Ovando demuestra la utilidad del concep-
una breve revisión de los recientes aportes de la historia
to de performance para el análisis de los discursos y las
y la antropología del arte, centrándose en la imagen y
prácticas simbólicas que rodean los procesos políticos
la performatividad, y buscan la conexión que tienen
en la actualidad. Retoma algunas nociones del antropó-
en las relaciones entre ritual y arte, ritual y teatro.
logo Victor Turner para situar la desaparición forzada
A partir de esto, exploran dar respuesta a preguntas co-
de 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero, en
mo las siguientes: ¿qué aporta la antropología al estudio
septiembre de 2014, y las respuestas del Estado y los
del arte? ¿Cómo se hace una obra, cómo actúa en su
actores sociales en términos procesuales, como una ins-
entorno social y cuáles son las condiciones de un acto
tancia del quebramiento de las relaciones sociales “nor-
de mirada? ¿Cómo articular fenómenos performativos
males” que está marcando el México de hoy.
con procesos creativos y rituales? Además, atienden te-
Siguiendo esta línea, Nelson Arteaga y Javier Arzua-
mas vigentes en los estudios sobre arte y ritual, como
ga ofrecen en “Performances políticos y sociología cultu-
dar cuenta de los vínculos entre eficacia, poder, fuerza,
ral” un análisis performativo de las ceremonias políticas
performatividad y agentividad.
como productoras de un orden simbólico impregnado
Enseguida, en el trabajo de Adriana Guzmán “Per-
del poder. Los autores enfatizan la agencia de los acto-
formance de la danza: el flamenco” se destacan las vías
res sociales al indagar sobre la experiencia y el discurso
reflexivas que se han abierto con la consideración del
de “autenticidad” en el contexto de las acciones socia-
performance en las ciencias sociales, a la vez que se
les como puestas en escenas creativas, y el performance
muestra la riqueza de su aplicación en el estudio de un
como un hecho social total.
caso concreto: la danza, específicamente el flamenco.
Esta sección termina con el aporte de Zenia Yé-
Hablar de performance implica considerar flujos, inter-
benes, “Performatividad, prácticas corporales y pro-
conexiones, experiencias, presencias, procesos que
cesos de subjetivación”. A partir de una revisión de
vinculan el pensamiento con la acción y, por ende, la
la obra de Judith Butler, Yébenes propone repensar la
incorporación del sujeto activo, es decir, de la agencia
relación entre la performatividad, los actos de habla y
humana, además de la búsqueda por mirar más allá de
las prácticas no discursivas (corporales) que intervie-
lo que las palabras directamente dicen, todo lo cual es
nen en la emergencia de las subjetividades. La repe-
tición ritualizada de normas, recuerda Yébenes, tiene
La tercera propuesta, “Performance y ritual. Las
como consecuencia su internalización y, por lo tanto,
‘ofrendas nuevas’ en Teloloapan, Guerrero”, de lleno en
la construcción de sujetos dentro de contextos cultu-
el contexto ritual, presenta fotos de Anne Johnson donde
rales específicos, pero también abre la posibilidad de
la ofrenda nueva teloloapense (mezcla de lo tradicional
la desviación y la resistencia.
con lo moderno) es una forma de marcar y manejar la
La sección Diálogos incluye dos entrevistas: una
pérdida, de participar en una práctica considerada co-
“imaginaria” con Victor Turner y otra presencial, con
mo parte de la identidad de esta localidad y de exhibir
el artista de performance Lukas Avendaño.
públicamente la inversión económica y emocional que
“Danzante en los intersticios. Una conversación
implica la construcción de este ensamblaje.
con Victor W. Turner” es en sí un performance literario,
También aparecen las fotografías de Libertad M. R.
un intercambio ficticio entre Rodrigo Díaz y el afamado
Araiza en “Semana Santa en Santiago Azajo, Michoa-
antropólogo escocés, cuya obra ha influido en muchos
cán”, poblado que posiblemente sea el único lugar del
de los textos aquí reunidos. Díaz describe poéticamen-
área purépecha de Michoacán –y quizá de todo Méxi-
te su encuentro con Turner “en ese bullicioso pub de
co− donde se lleva a cabo un vía crucis en el que todos
Manchester, frente al Old Trafford”, y la rica conversa-
los personajes, salvo Cristo, llevan máscaras.
ción sostenida entre los dos estudiosos de los rituales, los símbolos y los procesos políticos.
Después de unas cuartillas en In memoriam, dedicadas a recordar a los antropólogos que el gremio ha
En otro tenor, Antonio Prieto Stambaugh presenta
perdido en el último año, en la sección Precursores in-
la entrevista que llevó a cabo con Lukas Avendaño,
cluimos otro texto de Anne W. Johnson en el cual se
artista escénico que ha sido analizado en otros es-
hace una reseña del trabajo de dos personajes cuyo
pacios por Prieto en cuanto a su devenir creativo y
trabajo ha sido fundamental en el campo de los es-
cuya fotografía ilustra la portada de este número de
tudios del performance. En “Navegando las tierras de
Diario de Campo. En sus propias palabras, a Avendaño
nadie: Richard Schechner y Eugenio Barba”, Johnson
le “interesa rasgar el entramado cultural del especta-
presenta las biografías y obras de dos teatreros que, de
dor”. Este artista escénico mexicano, el cual aborda
manera particular, cruzan, redefinen, transgreden y a
la confluencia de género y etnicidad en su labor tea-
veces borran las fronteras disciplinarias entre el teatro
tral, habla con Prieto acerca de su formación como
y la antropología.
antropólogo, arqueólogo y bailarín, y el impacto que
En el apartado Recuento se hace un recorrido sin-
busca tener en el público que asiste a sus obras de
tético por los periplos del Seminario de Estudios del
danza-performance.
Performance, cuyas autoras son las coordinadoras de
La sección En imágenes, que la afortunada edi-
este número de Diario de Campo.
ción de Diario de Campo hace posible, ha permitido
Enseguida, en el espacio destinado a las Reseñas
presentar con excelente calidad parte importante del
y comentarios, Pedro Ovando habla sobre el libro Per-
trabajo que realizan varios de los participantes en
formance. Teoría y prácticas interculturales, de Richard
este número. Aquí se hacen presentes, a manera de
Schechner; Silvia Soler comenta el texto Performance,
fotoensayos, tres de los ámbitos privilegiados de desa-
de Diana Tylor, y José Luis Martínez hace un recuento
rrollo de los estudios del performance: el político, el
del trabajo Performance y teatralidad, coordinado por
artístico y el ritual.
Ileana Diéguez y Josefina Alcázar.
En el primer aporte, “Acciones en duelo. Del dolor a
Por último, en la sección Pregones hemos querido
la digna rabia”, Ileana Diéguez busca dar cuenta de al-
mostrar un poco más sobre el trabajo de los miembros
gunas de las performatividades ciudadanas y artísticas
del Seminario de Estudios del Performance, al presen-
que se han constituido como expresiones de dolor y de
tar su publicación colectiva en Alteridades, con el nú-
rabia ante la creciente cifra de desapariciones forzadas
mero especial “Antropología y performance”, así como
y de muerte violenta en México.
la revista Investigación Teatral que Antonio Prieto rea-
El segundo aporte, “Entre el performance y la an-
liza periódicamente, además de algunos de los libros
tropología”, firmado por Antonio Prieto Stambaugh,
más recientes de Rodrigo Díaz Cruz, Martha Toriz y
constituye una extraordinaria síntesis visual acerca
Adriana Guzmán.
de lo que ha sido la vinculación de estas dos jugosas disciplinas.
¡Sirva este número, esperamos, como un puente más!
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