(Des)estabilizando políticas sexuales en un contexto de lucha hegemónica: La revista libertaria Salud y Fuerza (1904-1914).

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Jiménez-Lucena, Isabel. “(Des)estabilizando políticas sexuales en un contexto de lucha hegemónica: La revista libertaria Salud y Fuerza (1904-1914)”. En Medicina y poder político. XVI Congreso de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, editado por Ricardo Campos, Ángel González de Pablo, Mª Isabel Porras Gallo y Luis Montiel. Madrid: SEHM-UCLM, 2014.

(DES)ESTABILIZANDO POLÍTICAS SEXUALES EN UN CONTEXTO DE LUCHA HEGEMÓNICA: LA REVISTA LIBERTARIA SALUD Y FUERZA (1904-1914) Isabel Jiménez Lucena Universidad de Málaga. [email protected] La dinámica social implica un proceso relacional en el que se constituye el carácter cambiante de la hegemonía/subalternidad. En dicho proceso las luchas hegemónicas, entre ellas las luchas por el significado, juegan un relevante papel. En este sentido, desde un acercamiento gramsciano, no consideramos que unos grupos sociales impongan los significados a otros grupos que los aceptan de forma pasiva. Por ello, en nuestros análisis partimos de la consideración de que se produce una lucha hegemónica por el significado en la que intervienen los grupos subalternos en un contexto histórico determinado, y que en esa lucha puede desmontarse la lógica de la dominación estableciéndose una situación de no-dominación. Para Gramsci las dimensiones ideológicas

y culturales de la

reproducción social y el cambio social son clave para comprender la dinámica socio-histórica; entendiendo que en el espacio de la cultura-comunicación se libran luchas por el significado del mundo, de la vida, del conocimiento, de la experiencia. En este sentido, queremos destacar la relevancia histórica del trabajo teórico-práctico de individuos y grupos subalternos que como Gramsci y los libertarios han tratado de modificar la realidad hegemónica, participando de una dialógica que en la prensa vinculada al pensamiento anarquista se plasmó en la

110 presencia de debates sociales y en la utilización de instrumentos de generación y gestión del conocimiento que configuraron como agentes epistemológicos a los no-expertos. No se trataba solo de trasladar información elaborada por expertos para que fuese asimilada por los legos, sino de co-construirla mediante prácticas comunicativas que establecían un intercambio con los lectores. En esta dinámica, las luchas que se establecieron fueron luchas por los recursos tanto simbólicos como materiales, que (des)estabilizan los sistemas sociales. El análisis histórico de los elementos que han intervenido en dinámicas (des)estabilizadoras protagonizadas por aspectos vinculados a la salud y la enfermedad tiene una importancia crucial para comprender el proceso de (des)medicalización que ha configurado las sociedades occidentales durante el siglo XX. Pensamos que dicho proceso ha estado configurado por la articulación de biopolíticas. En otros trabajos hemos abordado algunos aspectos de la que puede ser considerada como una biopolítica libertaria. Esta aportación se centrará en el análisis de los contenidos de la revista neomaltusiana Salud y Fuerza (SyF), vinculada al movimiento libertario, que inició su publicación en 1904 y la finalizó en 1914. Estos años, previos a la I Guerra Mundial, fueron los de la “paz armada” en los que las luchas por la hegemonía ocuparon todos los espacios sociales, también el del cuerpo. En este marco, el cuestionamiento de las relaciones de hegemonía/subordinación sexuadas formó parte de la lucha hegemónica, y llegó a constituirse en clave de diferenciación de las distintas propuestas biopolíticas. La desestabilización de las políticas sexuales hegemónicas se erigió en una marca de la alternativa libertaria, y para ello se vio la necesidad de poner en marcha prácticas comunicativas que establecieran un diálogo con los lectores de manera que estos se constituyeran en agencias epistemológicas: “Se ruega a todos los que, de seis meses a la fecha, nos han consultado sobre el modo de gozar del amor sin que de por resultado un embarazo no deseado […] se sirvan darnos contestación de los resultados obtenidos […] Como no hemos recibido NINGUNA carta, NI UNA SIQUIERA, diciéndonos que el medio indicado no diese resultado satisfactorio, nos induce a creer que la posición indicada, responde perfectamente a la satisfacción natural del proletariado” (12). El propósito de este análisis es poner en evidencia que no entenderíamos el relevante papel del neomaltusianismo y las tensiones que mantuvo con la eugenesia si no enfocamos en las cuestiones señaladas.

111 El neomaltusianismo como biopolítica de oposición propugnaba una maternidad consciente que desestabilizaba la política sexual impuesta a las mujeres (matrimonio, maternidad), y a través de ella trató de plantear acciones sobre la población que desestabilizaran el sistema económico capitalista constituyéndola en un instrumento para la revolución (2), frente a las políticas poblacionistas que propugnaban un control selectivo de la población que aseguraran una población burguesa de calidad y una gran cantidad de mano de obra civil y militar. Formando parte de esa biopolitica anarcolibertaria, el neomaltusianismo se caracterizaría por un equilibrio entre

lo individual y lo colectivo que

desestabilizaba la dicotomía público-privado. Así, prácticas individuales (privadas) se transformaron en instrumentos de lucha social: “Comprendiendo que tan rebelde es el que se niega a procrear carne de cañón como el que se rebela contra las imposiciones político-patriótico-católico-burguesas, se ha formado un grupo para difundir los conocimientos necesarios entre los que quieran declararse en huelga de criaturas” (11). El protagonismo de lo sexual alcanzó tanta importancia que se entendió la descripción del cuerpo como una de las claves del enfrentamiento social: “nuestros buenos puritanos del engranaje gubernamental, no pueden admitir que se hable tan libremente de los órganos genitales como de un pie o un brazo” (1). Por otro lado, se vio la necesidad de puntualizar que si bien la libertad sexual era considerada el único recurso, no por ello se entendía que la propaganda revolucionaria debía quedar relegada “a la intimidad de la alcoba” (1). La desestabilización de la política sexual burguesa pasaba por la defensa de la libertad sexual de las mujeres, aunque a ella se oponían duras resistencias, incluso reconocidas dentro de las filas anarquistas. La cuestión femenina fue protagonista de tensiones y duros debates en el ámbito libertario que llevaron a cuestionar a anarquistas “antifeministas” como Proudhon y los “anarquistones” (9, 14). La opresión de la mujer y su necesaria emancipación formó parte de la discusión establecida respecto a los elementos básicos del pensamiento libertario, como fue la aclaración de en qué consistía el individualismo libertario frente a “un pseudo individualismo burgués o autoritario” (9). Así, la importancia que la libertad sexual de las mujeres tendría en el establecimiento de unas relaciones diferentes, generadoras de una sociedad más justa, estuvo en el centro del debate.

112 El carácter dual, simbólico y material, de la lucha hegemónica desarrollada en Salud y Fuerza en torno a las relaciones de poder generizadas, se puede apreciar en la presencia tanto de discursos sobre la libertad sexual de las mujeres como de provisión de recursos para lograrla. En este contexto, se gestó una biopolítica que desmitificó la maternidad, propagando los peligros del embarazo y el parto, junto con la denuncia del componente social (“moral”) de la maternidad que había llevado a las mujeres a la esclavitud. Se calificaron de “poéticos embustes” los “clichés sobre la ‘grandeza’ de la ‘misión’ reservada a la mujer, en su papel ‘eminente’ en la ‘familia’, la ‘sociedad’, la ‘humanidad’ [o que calificaba] a los dolores del embarazo y del parto y a la prosa de la crianza […] de ‘alegría de la maternidad’” (9). Sin embargo, esta línea argumental contribuyó, sin duda, a la medicalización de estos acontecimientos. Por otro lado, los obstáculos que el orden establecido opuso a la propagación de las acciones neomaltusianas llevó a la revista a establecer diversas estrategias que le permitiera eludir una censura que se ensañaba con la revista. Una de las censuras sufridas fue la del número 46 por considerarlo “pecaminoso” y “por ofensas a la moral contenidas en el artículo que llevaba por epígrafe Caricias”, y que en la revista se explicó en estos términos: “Está visto que no se pueden romper lanzas en pro del libre funcionamiento sexual de la mujer […] ¡Pobres mujeres! Si vuestra emancipación ha de venir de los hombres, tenéis esclavitud por in sécula seculorum” (6). Entre las estrategias desplegadas para lograr la aceptación y difusión del neomaltusianismo, destacaron el uso instrumental de la ciencia y de la retórica eugenésica. Ambas estrategias desarrollaron también el componente medicalizador en la argumentación neomaltusiana, y contribuyeron a velar los principales argumentos libertarios: lucha contra el sistema económico capitalista, lucha contra la pobreza, lucha por la liberación sexual de las mujeres. Así, se pasó de la defensa de derechos a la supresión de derechos (3,4) y se matizó el desafío que feministas libertarias como Nelly Roussel habían hecho al discurso de una maternidad mitificada (8, 10, 13). Ahora bien, el uso estratégico de la ciencia les permitió erigirse en agentes epistemológicos que establecían los límites del conocimiento científico para enfrentarse a la expansión de las doctrinas eugenésicas poniendo de manifiesto las tensiones de estas con el neomaltusianismo: “Finalmente, y a modo de resumen: la eugenesia y el neomaltusianismo, aunque dicen perseguir un mismo fin, la regeneración de la especie humana, no tienen ningún parentesco, aquella

113 es esencialmente burguesa y falsamente científica, y éste va contra la burguesía y está catalogado entre las cosas que verdaderamente pertenecen a la ciencia; la una pretende vanamente regenerar a la humanidad tratando de impedir brutalmente que determinado número de individuos engendren, y el otro aspira a convencer a los hombres de que procreen conscientemente, brindándoles para que así lo hagan los medios preventivos de la fecundación, pues el neomaltusianismo no quiere imponerse a nadie por procedimientos violentos, ni niega el derecho al amor al más miserable, al más degenerado de los hombres” (5, 7). Por tanto, se afrontaron los complejos componentes que formaban parte de las propuestas relacionadas con la procreación: lo natural y lo social, lo colectivo y lo individual, la voluntad y la libertad de elección. De esta manera, las biopolíticas del buen vivir se instituyeron en desestabilizadoras de las políticas sexuales hegemónicas, mientras la eugenesia se constituyó en un instrumento de control que procuraba el mantenimiento del orden establecido. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.

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